[2634]
La venerada carta que el 21 del cte. V. Em.a se ha dignado enviarme, lejos de desanimarme, incluso me ha llenado de ánimo, porque por ella veo claramente el vivo interés que el corazón apostólico de V. Em.a tiene por la infeliz Nigricia.
[2635]
Yo he entregado mi vida, mi voluntad y todo mi ser a la Santa Sede, o sea, al Vicario de Cristo, al Emmo. Card. Prefecto de Propaganda y a sus venerados Representantes, e intento trabajar únicamente, y diría ciegamente, bajo su sagrada dirección y autoridad. E incluso me negaría a convertir el mundo entero, si con la gracia de Dios me fuera posible, cuando no mediara mandato y autorización de la S. Sede y de sus Representantes, fuente única de bendición y de vida. Para mí la divina Providencia es tan solo la autoridad de la S. Sede, a la que fue dicho: qui vos audit, me audit.
[2636]
En cuanto a la exploración del Kordofán, que es cosa de muy poco tiempo, porque sólo se trata de tener unas ideas más claras sobre las actuales condiciones de los negros, sin las cuales no puedo presentar a V. Em.a Rma. un exacto y completo Informe sobre la petición de una misión en el centro de Africa (por cierto, pronto tendré la satisfacción de darle a conocer el documento autógrafo del Representante de mi veneradísimo Vicario Apostólico respecto a mí y a mis Institutos), los cuatro exploradores han llegado felizmente al desierto, en pleno vigor y salud. Yo conozco a fondo el motivo de que resultaran fallidos los intentos para Africa Central realizados desde 1847 hasta hoy. Enseñados por los errores de nuestros predecesores, por la larga experiencia adquirida y por los profundos estudios efectuados, con la gracia de Dios, y queriéndolo la Santa Sede, llevaremos adelante con éxito la ardua empresa.
[2637]
Como las admoniciones de V. Em.a y de Propaganda, aunque fuesen los más duros reproches, me son más gratas que todos los elogios del mundo, le suplico vehementemente que use conmigo el argue y el increpa del Apóstol: ello nos servirá a mí y a mis compañeros de salvaguardia para obrar según la voluntad de Dios, con la máxima prudencia y bajo la perpetua dirección de los Representantes de Dios.
[2638]
Por el espíritu de las Reglas del Instituto de Verona, que he redactado después de prolongados estudios, autorizadas consultas y no escasa experiencia y conocimiento de la ardua Obra que tengo entre manos, y que es objeto de mis desvelos y largos suspiros, V. Em.a estará convencido de que no se procede a la ligera, sino que se reflexiona incesantemente y se anda con pies de plomo.
[2639]
Argue, increpa et benedic a este pobre y humilde siervo, pero fiel usque ad mortem, el cual tiene el honor de suscribirse en los Sdos. Corazones
De V. Em.a Rma.
hummo. e indignmo. hijo
Daniel Comboni