[2640]
Para que las Reglas de un Instituto que debe formar Apóstoles para naciones infieles sean duraderas, deben basarse en principios generales. Si fuesen muy detalladas, bien pronto la necesidad o una gran ansia de cambio minarían la base de su edificio, y podrían resultar áspero yugo y peso grave para quien las ha de observar.
[2641]
Siendo sobremanera variado y desmesurado el campo en el que el candidato debe trabajar, no puede ser limitado a ciertas actividades determinadas, como en las Ordenes Religiosas; por el contrario, esos principios generales deben informar su mente y su corazón, de suerte que se sepa gobernar por sí mismo, aplicándolos con sagacidad y juicio en los tiempos, lugares, y circunstancias variadísimas, en que lo pone su vocación.
[2642]
Por tanto, para conseguir el fin al que aspira el nuevo Instituto de las Misiones para la Nigricia, se establecen tan sólo aquellos principios fundamentales que constituyen su verdadero carácter, y que están destinados a servir de norma a los alumnos para que se desenvuelvan con plena uniformidad y con esa unidad de espíritu y de conducta exterior que permite reconocer a los miembros de una sola familia.
[2643]
Las Reglas aquí trazadas, aunque emanan de la misma naturaleza del humilde Instituto al que están destinadas, son el fruto de serias reflexiones, de largos estudios, de diligentes consultas y de un pleno conocimiento de causa. No obstante, por tener que enfrentarnos a una grande y colosal misión, totalmente nueva y especial, será útil esperar a ver con el tiempo los resultados de las mismas en la experiencia práctica.
[2644]
Entretanto se someten al sapientísimo juicio del Sumo Pontífice y de la Sagrada Congregación de Propaganda Fide.
Si bien estas Reglas de por sí no obligan a la obediencia, ni siquiera bajo pecado venial, es seguro, no obstante, que un espíritu humilde, que sienta sinceramente su vocación y quiera ser generoso con su Dios, las observará con mucho amor, considerándolas como la vía que le ha sido trazada por la Providencia, como la manifestación de la voluntad de Dios respecto a él. Y por eso, seguro de los laureles que observándolas alcanzará para la otra vida, conseguidos con la abnegación y con la muerte de sí mismo, las vea o no razonables, no tiene el deseo de sustraerse a ellas o la osadía de censurarlas.
[2645]
Quiera el Señor bendecir estas Reglas, hacerlas fecundas en el corazón de los hijos de su amor con el ejercicio y con el mérito de las virtudes que le son más queridas, y arraigarlas de modo que sean su guía en todo tiempo y lugar.
Capítulo I
Naturaleza y objeto del Instituto
[2646]
El Instituto, o sea el Colegio de las Misiones para la Nigricia, es una reunión de Eclesiásticos y de Hermanos coadjutores, que sin el vínculo de los votos, sin renuncia a los propios bienes, sin profesión obligatoria de reglas especiales, pero siempre bajo la dependencia absoluta de los legítimos Superiores, se dedican a la conversión de Africa, y especialmente de los pobres negros, que todavía yacen sepultados en las tinieblas y en las sombras de la muerte.
[2647]
El objeto de este Instituto no sale de la órbita de las funciones estrictamente sacerdotales: es el cumplimiento del mandato dirigido por Cristo a sus discípulos de predicar el Evangelio a todas las gentes; es la continuación del Ministerio apostólico, por el que todo el mundo ha participado de los inefables beneficios del Cristianismo. Y tiene como finalidad específica la regeneración de los pueblos negros, que son los más necesitados y abandonados del universo.
[2648]
Este Instituto se vuelve por ello como un pequeño Cenáculo de Apóstoles para Africa, un punto luminoso que envía hasta el centro de la Nigricia tantos rayos como solícitos y virtuosos Misioneros salen de su seno. Y estos rayos, que juntos resplandecen y calientan, necesariamente revelan la naturaleza del Centro del que proceden.
[2649]
El Instituto está consagrado al Sacrosanto Corazón de Jesús, bajo la protección de la Santísima Virgen Inmaculada y de su purísimo Esposo el Patriarca San José, como también de San Miguel Arcángel, de los Santos Reyes Magos, de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, de San Francisco Javier, del Beato Pedro Claver, de la Beata Mª Alacoque, y de todos los Mártires y Santos Africanos.
Capítulo II
Organización del Instituto
[2650]
El Instituto, por su naturaleza, depende en primer lugar del Sumo Pontífice y de la S. C. de Propaganda Fide, a los que está total y absolutamente subordinado. Sólo a la Suprema autoridad de la Santa Sede corresponde modificar sustancialmente, o cambiar in omnibus et quoad omnia, la Organización y las Reglas del Instituto.
[2651]
El Superior inmediato del Instituto es el Obispo de Verona, el cual está representado por un Rector elegido ordinariamente entre los mismos Misioneros miembros del Instituto fundamental ya experimentados en el ejercicio del Apostolado africano.
Ayuda al Obispo de Verona en sus funciones un cuerpo sobre el que él ejerce la presidencia, compuesto de los más prudentes y distinguidos eclesiásticos y seglares de su Diócesis, el cual lleva el título de Consejo Central de la Obra para la Regeneración de la Nigricia.
[2652]
El Rector del Instituto es nombrado definitivamente por el Obispo de Verona, y esto después de haber oído el juicio del Jefe de las Misiones de Africa confiadas al Colegio, y luego de haber sometido el nombramiento al Emmo. Card. Prefecto general de Propaganda.
[2653]
El Obispo de Verona o el Rector del Colegio deberán, cada cinco años, dar cuenta detallada a la S. C. de Propaganda, mediante un Informe exacto, de la marcha del Instituto en todo lo concerniente a él.
Al Obispo de Verona compete el poder y la autoridad de admitir aspirantes eclesiásticos y seglares. Ningún eclesiástico será admitido en el Instituto sin estar provisto de un documento escrito que demuestre el consentimiento del correspondiente Ordinario, y sin haber obtenido la bendición de éste.
[2654]
No será admitido en el Instituto ningún eclesiástico o seglar que no se considere dispuesto a consagrarse por entero y hasta la muerte a la Obra de la Regeneración de la Nigricia, y que no tenga el ánimo firme y resuelto de morir a su propia voluntad y de profesar una perfecta obediencia a los legítimos Superiores.
[2655]
Como realmente está consagrado a la Regeneración de la Nigrizia lo mismo el que trabaja como Maestro de piedad, o Profesor de materias teológicas o científicas en el Colegio de Verona, o colabora de cualquier modo en el Instituto para las Obras preparatorias de Europa destinadas a formar personal para las Misiones de Africa, que aquel que se dedica inmediatamente a la conversión de los infieles en la misma Africa, el Obispo de Verona tendrá especialmente en cuenta la vocación o tendencia del candidato para destinarlo, ya a las obras del Instituto fundamental de Verona, ya a los Institutos o Misiones de Africa.
[2656]
No se podrá admitir en el Instituto ningún eclesiástico o secular que por justos motivos no goce de crédito y de estima o haya sido deshonrado.
No será admitido, sino con mucha dificultad, y sólo en caso de evidente utilidad para el Instituto, aquel que haya pertenecido a alguna Orden o Congregación religiosa.
[2657]
El tiempo de prueba del candidato en el Instituto queda establecido entre uno y tres años. Mas, dado que tal clase de aspirantes son elegidos entre los individuos más virtuosos, compete al juicio y conciencia del Obispo la facultad de acortar el tiempo de preparación del candidato en el Instituto para destinarlo a los Institutos erigidos en las costas de Africa, los cuales están organizados de modo que constituyen como otros tantos establecimientos de formación y de prueba para constatar la capacidad y madurar la vocación especial para las difíciles Misiones de la Nigricia central.
[2658]
Compete asimismo al Obispo de Verona juzgar definitivamente si un candidato es apto para la obra a la que se orienta el Instituto, como también fijar la época de la marcha del mismo a los Institutos de Africa.
[2659]
Es miembro efectivo del Instituto fundamental el que después de pasar un tiempo de prueba determinado persiste en el firme propósito de consagrarse de por vida al servicio de la Obra de la Regeneración de la Nigricia.
[2660]
Es competencia del Obispo de Verona el derecho de declarar miembro efectivo del Instituto fundamental a quien lleva más de dos años consagrado completamente a las Obras del Colegio de Verona sin aspirar a las Misiones africanas.
[2661]
Una persona ya enviada a Africa sólo se convierte en miembro efectivo del Instituto fundamental al cabo de un año o dos de permanencia en los Institutos o Misiones de Africa, y el juicio sobre su aptitud para el Instituto fundamental corresponde al Jefe de la Misión de Africa, el cual deberá expedir el oportuno documento al Colegio de Verona para la Sanción del Obispo Superior.
[2662]
Cuando un candidato es declarado miembro efectivo del Instituto fundamental tanto por parte del Obispo de Verona para los consagrados a la Obra en Europa, como por el Jefe de las Misiones africanas para los consagrados a la Obra en Africa, se convierte en hijo del Instituto fundamental, el cual se hace cargo de él de por vida.
Capítulo III
De los que dejan de ser miembros
del Instituto fundamental
[2663]
Si alguien deja de ser miembro del Instituto hay que considerar si esto ocurre en Verona o en los Institutos de Africa, y también hay que tener en cuenta si se retira por propia voluntad o si ha sido excluido por justos motivos.
[2664]
Si un miembro del Instituto de Verona cree tener buenas razones para retirarse, las comunicará cuanto antes al Rector, el cual procederá a sopesarlas con los otros miembros del Colegio. Si los motivos son encontrados válidos, y el interesado aún persiste por un año en querer abandonar el Instituto, someterá el asunto al Obispo, el cual, después de utilizar los medios que considere oportunos para juzgar rectamente, concederá la salida al solicitante, que dejará de ser miembro para siempre del Instituto, sin que ya nunca pueda ser readmitido bajo ningún concepto.
[2665]
Si un miembro del Instituto de Verona por su mala conducta se hiciese indigno de seguir perteneciendo a él, el Rector, consultada la opinión de los otros miembros, someterá el asunto al Obispo de Verona, el cual tomará las medidas que le dicten su razón y su conciencia para poner a prueba al trasgresor, o excluirlo inmediatamente y para siempre del Colegio.
[2666]
Respecto a los miembros del Instituto fundamental ya Misioneros de Africa, es preciso tener presente que aunque el sacrificio que han hecho de sí mismos desde su educación apostólica en Verona es de carácter total e irrevocable, y ha supuesto una voluntad dispuesta a sufrir toda fatiga, todo peligro y hasta la más bárbara muerte, aun así no es raro el caso de que un Misionero, después de haber sudado mucho por la gloria de Dios y la salvación de los pobres negros, se encuentre en tal estado de agotamiento físico y espiritual que tenga absoluta necesidad de descanso. Podría también suceder que, a pesar de todas las cautelas adoptadas por el Instituto, alguno se hubiese equivocado al elegir este camino, de modo que su presencia sirviese más de estorbo que de ayuda a las Misiones africanas.
[2667]
Podrían surgir asimismo otras importantes razones que hiciesen necesario el regreso de alguno a Europa. En todos estos casos importa considerar las siguientes advertencias:
La necesidad, o la conveniencia, de que un misionero vuelva a Europa deberá remitirse totalmente al juicio del Superior. A éste también le corresponderá decidir, ponderado el caso ante Dios, y sin lugar a que sea apelada su decisión, si los que deben regresar se han hecho desmerecedores de la ayuda del Instituto. También la falta de espíritu de sacrificio reconocida en alguno por el Superior será causa de demérito. En caso de que no exista ni éste ni ningún otro motivo de demérito, he aquí el modo como procederá el Instituto en los casos de regreso a Europa.
[2668]
1.o Teniendo el Instituto fundamental necesidad de Misioneros veteranos, que le aporten esos conocimientos que sólo la experiencia puede suministrar, para la formación de los aspirantes o para colaborar de cualquier modo en la santa Obra, aquel que por falta de salud o por otros justos motivos no pudiese continuar en el ejercicio del ministerio apostólico, volverá al Instituto fundamental, donde seguirá siendo miembro efectivo del mismo bajo las órdenes de los Superiores.
[2669]
2.o Si, por el contrario, el Misionero que vuelve con el consentimiento del Superior no sigue perteneciendo al Instituto como miembro efectivo porque el Instituto no lo permite o porque el interesado no lo desea, la Dirección lo recomendará al Ordinario al que pertenecía, a fin de que se le faciliten los medios para que, si está en condiciones para ello, pueda ejercer el ministerio en su propio país.
[2670]
Si por su mala conducta o por otros motivos, un Misionero miembro del Instituto fundamental se volviera indigno de seguir perteneciendo al mismo, será excluido para siempre de la Misión. Y si no tiene con qué pagarse el viaje a Europa, se ocupará de ello el Superior, pero sólo después de haber obtenido del trasgresor una carta redactada en la debida forma por la que se obligue a devolver en el plazo de un año al Rector del Instituto de Verona la cantidad específica concedida para su regreso a Europa.
Capítulo IV
Influencia del Instituto sobre las Misiones
y sobre los Misioneros de Africa
[2671]
La relación existente entre los miembros de un mismo cuerpo es la misma que se da entre el Instituto fundamental de Verona y los Institutos y Misiones de Africa a él confiados.
[2672]
El Instituto fundamental de Verona es el centro de comunicación de los Institutos y Misiones de Africa, el vínculo que los une, la base que los sostiene, el establecimiento legal y permanente, que trata los intereses generales y particulares de las Misiones africanas, y de los Misioneros que en ellas se fatigan, con respecto a la Santa Sede y a Europa. El Jefe de la Misión de Africa, después de ser nombrado por la Santa Sede para las arduas funciones del gobierno de la misma, dará a conocer a la Dirección del Instituto de Verona, cuanto antes y con la mayor seguridad que le sea posible, cuáles son los Misioneros que en conciencia cree capaces de sucederle, en caso de muerte, en su cargo. Con este propósito solicitará en secreto el juicio de los miembros más experimentados de la Misión. Al proponer uno o más miembros para este fin, se tendrá más en consideración las virtudes y capacidades de los candidatos que su antigüedad.
[2673]
La Dirección del Instituto fundamental guardará el más escrupuloso secreto sobre todo lo que el Jefe de las Misiones de Africa haya creído útil y oportuno comunicar respecto a los Misioneros, y sólo se servirá de ello en relación con la S. Congregación de Propaganda, para amoldándose a los deseos del Jefe y de los otros Superiores de Africa hacer nombrar como sucesor, lo antes posible, uno de los miembros designados por ellos.
[2674]
Los Superiores de los Institutos y de las Misiones de Africa tendrán informada a la Dirección del Instituto fundamental de Verona sobre la conducta y esperanzas de cada uno de los Misioneros, y sobre el funcionamiento de todas las obras de las Misiones a ellos confiadas.
[2675]
El Jefe de las Misiones Africanas comunicará al Instituto fundamental el Reglamento de cada Instituto de sus Misiones, como también todas las innovaciones que la experiencia práctica sobre el terreno les sugiera introducir, con vistas a que esto sirva de pauta al Rector en la preparación de los candidatos para el Apostolado africano.
[2676]
El Instituto fundamental también se preocupará cuanto pueda de los intereses temporales de los alumnos del Colegio durante el ejercicio de su ministerio en Africa. Aunque el Instituto no debe nunca hacerse cargo de la administración ni de la representación de tales intereses, si aquel a quien éstos conciernen muestra deseo de ello, se obrará de modo que el representante o administrador legalmente designado tenga el poder para ejercer esas funciones otorgado de manera tal que de hecho y de derecho permita a la Dirección del Instituto vigilar y proteger el buen funcionamiento de la administración.
Capítulo V
Misión interna del Instituto
[2677]
El Instituto recibe en su seno, bajo normas fijas y adecuadas al intento, sacerdotes y clérigos de Teología aptos para el ministerio apostólico, así como laicos de probada piedad y competencia, principalmente con objeto de hacer de ellos hermanos coadjutores, catequistas, enseñantes, y maestros de artes y oficios útiles y necesarios en la Nigricia. Por ello:
1.o Es al Instituto al que incumbe necesariamente la misión de probar cuidadosamente la vocación de los candidatos para la Nigrizia.
2.o También la de cultivar las aptitudes de sus alumnos, tratando de que correspondan perfectamente a las requeridas para tan sublime vocación.
Las reglas y normas del Instituto emanan principalmente del espíritu de tan alta e importante Misión.
Capítulo VI
De la prueba de la vocación
[2678]
El primer y más importante cometido del Instituto es la buena elección de los obreros destinados a las tareas apostólicas en la Nigricia, de lo cual dependen la feliz puesta en marcha de la Misión, su prosperidad, su duración. Luego en esto reside su máximo interés, y también el interés de los mismos Misioneros y el de las almas que les serán confiadas. Así pues, el Obispo de Verona, el Rector y cuantos de algún modo están a cargo de ellos tanto dentro del Instituto como fuera, cumplirán con la máxima seriedad y el mayor celo posible la relevantísima labor de probar su vocación.
[2679]
Esta prueba tiene lugar en dos épocas:
1.o Cuando alguien solicita su ingreso en el Instituto.
2.o Una vez que el candidato ya ha sido admitido, durante su estancia en el Instituto.
Capítulo VII
Normas generales que se deben observar
cuando alguien solicita su ingreso en el Instituto
[2680]
Quien anhele seguir a Jesucristo en las funciones de la vida apostólica y aspire a ingresar en el Instituto de las Misiones para la Nigricia, debe ante todo hacer conocer su deseo al Obispo de Verona y a su Representante, el Rector del Colegio, cuyo principal empeño es procurar distinguir las vocaciones verdaderas de las falsas antes de la admisión de los aspirantes. Por eso, al presentarse por primera vez un postulante, normalmente no da a éste una respuesta decisiva, sino que procede siempre con lentitud, demorándose hasta haber empleado todos los recursos oportunos para conocer claramente la voluntad divina.
[2681]
Estos recursos son:
1.o Oración. El Rector, antes de decidir, hará prácticas especiales de piedad, se encomendará a Dios en la santa Misa, invocará a la Madre del Buen Consejo, a San José y a los otros Santos Protectores, pedirá oraciones a las almas justas y verdaderamente devotas y hará que se comprometan a rezar también los mismos postulantes, los candidatos ya admitidos y los miembros del Instituto.
2.o Instrucciones a los postulantes. Serán advertidos de las dificultades especiales de la carrera apostólica a que aspiran, y de las buenas cualidades requeridas para comprometerse en ella con las debidas garantías. Morir absolutamente a la propia voluntad y sacrificarse enteramente a sí mismo hasta la muerte por medio de una perfecta obediencia a los legítimos Superiores, es la primera instrucción que se deberá dar a los postulantes.
[2682]
No se dejará de hacerles observar que, dadas las circunstancias de aislamiento en que se encuentra el Misionero africano y el peligro que encierran las costumbres de los pueblos de la Nigricia ignaros de las elementales leyes del pudor, es necesaria sobre todo una castidad a toda prueba. Aunque se debe contar mucho con la especial asistencia de Dios a los que verdaderamente son llamados a este arduo ministerio, y aunque, sin desanimar a nadie, se debe observar que los caracteres reflexivos son los más idóneos, si bien parecen los menos dispuestos a desafiar los peligros, no se dejará de hacer la expresa advertencia que cuanto dicen los Teólogos sobre el hábito de la pureza, requerida como condición necesaria para las Ordenes Sagradas o para la profesión religiosa de los laicos, debe entenderse en sentido muy riguroso tratándose de aspirantes al ministerio apostólico, en cuyo caso ciertamente no bastarían simples propósitos respecto a punto tan delicado.
[2683]
3.o Preguntas e informes. A las instrucciones se añadirán, pudiendo hacerlas personalmente, oportunas preguntas. Además se pondrá todo el cuidado en conseguir de varias fuentes exactos y minuciosos informes sobre el postulante, advirtiendo que se mantendrá la confidencialidad en todo lo posible. Por otra parte, se tendrá bien presente la máxima de que las vocaciones difícilmente se deciden por quien no conoce bien nuestro interior, y se preguntará a los aspirantes si han tratado bien el asunto con su director espiritual.
[2684]
4.o Consultas. El Rector se pondrá en comunicación en la medida de lo posible con las personas más autorizadas por sensatez, experiencia y conciencia, a fin de obtener ayuda con sus consejos en caso necesario, y estar así en condiciones de emitir un recto juicio sobre el postulante en el momento de proponerlo al Obispo para la admisión. Consultará también a los miembros más maduros del Colegio, con los que suele aconsejarse en las cosas más importantes del Instituto.
He aquí las máximas generales que se deben tener siempre presentes:
[2685]
La vocación al Apostolado, según la generalidad de los Teólogos, est actus Providentiae, supernaturalis, quo Deus, aliquos prae aliis eligit ad ministerium Apostolicum, eosque congruis dotibus praeparat ad eiusdem ministerii officia digne et laudabiliter obeunda.
[2686]
La vocación al ministerio apostólico no va siempre acompañada de una propensión patente e irresistible a tan sublime carrera, pero siempre exige una voluntad constante y generosa para hacer sacrificio de sí a Dios, unida a la aptitud para ejercer la función a que se aspira.
[2687]
Es necesario, pues, que quien se ofrece para el difícil y laborioso Apostolado de la Nigricia tenga una verdadera disposición, basada en el sentimiento de la fe y en la caridad, para dedicarse a la conversión de las almas más abandonadas del mundo y a propagar en aquellas vastas y desconocidas tierras el reino de Cristo.
[2688]
Aunque ingenio y ciencia eminentes serían deseables, no por ello se excluirán los mediocres, puesto que unidos a los más capaces pueden también ellos, con la abnegación y la caridad, hacer su ministerio igualmente valioso para las pobres almas de la Nigricia.
[2689]
En cuanto a la salud y la fuerza corporal, la experiencia ha demostrado que en la temperatura africana se pueden tener excelentes obreros aunque no sean de los más robustos, y que la diferencia de clima puede favorecer a una constitución más grácil. Por otro lado, es de tanto valor un obrero apostólico en Africa que no se debe desdeñar a ningún aspirante, siempre que no falten las dotes esenciales, las cuales se tendrán más en cuenta que el vigor del cuerpo. El Rector se guía por estas normas al proponer el postulante al Obispo de Verona. Si no se descubren en él las disposiciones necesarias para el ministerio al que aspira, hay que disuadirlo de su idea y mantenerse firmes en no aceptarlo. Si se cree que se le debe admitir, se le invita a dirigirse al Ordinario de la Diócesis a la que pertenece, a fin de obtener su permiso y bendición, después de lo cual ya puede ingresar en el Colegio.
[2690]
En caso de que el postulante digno de aceptación encuentre fuerte resistencia por parte de sus padres y parientes, el Rector se informa de los motivos que la originan; y tomando como norma la caridad ordenada por la Iglesia, la cual dispensa hasta a los Religiosos profesos con los votos monásticos en las más acuciantes necesidades de los padres, de ningún modo aceptará la petición y persuadirá al aspirante a que se mantenga allí donde lo llama la Providencia. Cuando no se vea necesidad familiar, sino sólo enfrentamiento de intereses o de afectos humanos, aun así el Rector exigirá del aspirante toda la prudencia y delicadeza, a fin de que al obedecer la llamada de Dios no deje de tener para con sus padres esas consideraciones de educación y respeto que corresponden a hijos bien nacidos, y obtenga además, si cabe, el consuelo de la bendición paterna y materna.
Capítulo VIII
Normas generales que se deben observar
cuando el candidato ya ha sido admitido
durante su estancia en el Instituto
[2691]
Cuando el aspirante ya está admitido en el Instituto se presume que reúne las condiciones requeridas, y encontrándose en cierto modo en posesión de la carrera emprendida, no debe abrigar dudas respecto a sí mismo; por lo cual, si no surgen señales bien claras en sentido contrario, no debe someter más a consulta su determinación. Esto hay que advertirlo para eliminar la excesiva incertidumbre de almas que son a veces las más aptas y las más claramente llamadas, a fin de que no diluyan su espíritu y gasten las fuerzas de la voluntad en exámenes superfluos, sino que, considerando ya agotado el tiempo de la prueba preliminar, atiendan con seria aplicación a cultivar las necesarias aptitudes para el Apostolado.
[2692]
No obstante lo cual, con objeto de no relegar ningún medio para mejor asegurarse de la llamada de Dios, se realizarán las siguientes prácticas:
1.o En los dos primeros meses de su ingreso en el Instituto, el candidato hará seis días de Ejercicios Espirituales con los que prepararse bien para el aprendizaje que debe emprender de la carrera de su vocación; y esto siempre que no estén próximos los Ejercicios anuales del Colegio.
2.o Anualmente se tendrán durante ocho días los Ejercicios Espirituales, a fin de que más vivamente iluminada y sensibilizada a los consejos de la verdad y a las inspiraciones del Cielo, pueda el alma descubrir más fácilmente las ilusiones de la imaginación y del demonio, en caso de que por desdicha hubiera sido desviada.
3.o En la primera semana de cada mes, los candidatos harán un día de Retiro Espiritual, como preparación para la muerte.
4.o Cada alumno, aun teniendo una razonable libertad en la elección de Confesor para las confesiones ordinarias, contará también con un Director Espiritual, al que mantendrá informado de toda su conducta, haciendo con él la confesión general, las anuales y algunas mensuales.
[2693]
Finalmente servirán al respecto las disposiciones del Rector, sobre las cuales descansarán confiadamente los alumnos. Consultando en caso necesario al Obispo, prestando la debida atención a la conducta, al carácter y a todas las cualidades de los candidatos, el Rector determina definitivamente ante Dios, y según sus inspiraciones –sometiéndolo después todo al Obispo–, los casos de vocación.
[2694]
Si cree haber descubierto algún defecto corregible en un candidato, recurre a las advertencias y los remedios para obtener la enmienda, y prolonga la prueba.
[2695]
Si la enmienda no es posible de ningún modo y el defecto resulta incompatible con la carrera apostólica, después de oír al Obispo, procura lo más pronto que la prudencia y la caridad lo permitan, y en todo caso dentro del primer año de prueba, dejar al alumno en libertad de ir a otra parte, para mejor dedicarse a otro ministerio al que Dios lo llame. Si por el contrario el individuo es encontrado válido, el Instituto se consagra a cultivar sus aptitudes para el Apostolado de la Nigricia, disponiendo de él más o menos tarde, según lo exijan las necesidades de las Misiones de Africa.
Capítulo IX
Cultivo de las disposiciones de los candidatos
para el ministerio apostólico de la Nigricia
[2696]
La convivencia y las buenas normas del Instituto de las Misiones para la Nigricia son útiles no sólo para estrechar en un santo vínculo de hermandad a los Misioneros, y crear esa unidad de método y de espíritu que es la fuerza de los Institutos y que tanto sirve para conservar y perpetuar el fruto de las buenas obras, sino que también ayudan a desarrollar y madurar las virtudes y a suministrar esa serie de conocimientos, cautelas y de disposiciones más especiales que se necesitan como equipamiento para ejercer tan alto ministerio. Por eso, según la seria consideración del espíritu de la obra, las normas específicas que en seguida se dirán son convenientes:
1.o Para cultivar el espíritu y las virtudes de los aspirantes al Apostolado africano.
2.o Para regular bien los estudios y los ejercicios destinados a desarrollar el intelecto y las capacidades necesarias en la práctica del ministerio apostólico en la Nigricia.
3.o Para cuidar el buen estado de salud y las fuerzas físicas de los candidatos a las Misiones de Africa Central.
[2697]
Como resumen de estas normas destinadas al cultivo de las disposiciones para el Apostolado africano, seguirá el Reglamento particular del Instituto, o sea, el Horario y distribución de las varias actividades del Instituto según los tiempos y las ocasiones.
Capítulo X
Normas específicas dirigidas a cultivar
el espíritu y las virtudes de los alumnos del Instituto
[2698]
La vida de un hombre que de modo absoluto y definitivo llega a romper todas las relaciones con el mundo y con las cosas más queridas según la naturaleza, debe ser una vida de espíritu y de fe. El Misionero que no tuviese un fuerte sentimiento de Dios y un vivo interés por su gloria y por el bien de las almas carecería de aptitud para sus funciones, y acabaría encontrándose en una especie de vacío y de intolerable aislamiento.
[2699]
Su obra no estará siempre rodeada de esa consideración, de esa atmósfera de favor y casi de aplauso que se crea alrededor del Sacerdote que opera en medio de almas inteligentes y de corazones sensibles.
[2700]
Este humano consuelo puede sostener incluso un celo poco fundado en Dios y en la caridad. Pero el Misionero de Africa Central ni puede ni debe esperarlo. El trabaja entre salvajes que están embrutecidos por los horrores de la esclavitud más inhumana, y que han adquirido comportamientos bestiales por la mísera situación a la que los ha arrojado la desventura y la inhumana crueldad de sus enemigos y opresores. Estos infelices negros están acostumbrados a ver cómo les arrebatan violentamente sus hijos, para ser condenados a dolorosa servidumbre, sin esperanza de volver a reunirse con ellos; a ver cómo matan despiadadamente a sus más queridos parientes e incluso a sus mismos padres. Y como los desalmados autores de tan horrendos delitos por lo general no pertenecen a su raza, sino que son extranjeros, esos desventurados salvajes, habituados a que todos los traicionen y maltratados de la manera más cruel, miran a veces al Misionero con desconfianza y terror, porque es extranjero. Por eso ellos se manifiestan a los ojos del mismo como bárbaros, estúpidos, ingratos y brutales. Así pues, antes que esperar encontrar halagüeña correspondencia de afectos, debe estar resignado a ver resistencias hostiles, inconstancias dolorosas y negras traiciones. De ahí que en muchas ocasiones tenga que posponer la esperanza del fruto a un futuro remoto e incierto; y a veces ha de contentarse con sembrar, a base de infinitos sudores y entre mil privaciones y peligros, una simiente que sólo dará algún producto a los Misioneros sucesores. Debe considerarse, por tanto, como un individuo anónimo dentro de una serie de obreros, a los que corresponde no tanto esperar los resultados de su obra personal como los rendimientos de un conjunto y una sucesión de esfuerzos misteriosamente manejados y utilizados por la Providencia.
[2701]
En una palabra, el Misionero de la Nigricia debe con frecuencia reflexionar y meditar que él trabaja en una obra de altísimo mérito, sí, pero sumamente ardua y laboriosa, para ser una piedra escondida bajo tierra que quizá nunca saldrá a la luz, y que entra a formar parte de los cimientos de un nuevo y colosal edificio, que sólo los que vengan después verán despuntar del suelo y elevarse poco a poco sobre las ruinas del fetichismo, y agigantarse para acoger luego en su interior los más de cien millones de la desdichada estirpe de los Camitas, que desde hace más de cuarenta siglos gimen encorvados bajo el yugo de Satanás.
[2702]
El Misionero de la Nigricia, desnudo por completo de sí mismo, y privado de todo humano consuelo, trabaja únicamente para su Dios, para las almas más abandonadas de la tierra, para la eternidad. Con la mira puesta tan sólo en su Dios, que le sirve de impulso, tiene en todas las circunstancias con qué sostenerse y nutrir abundantemente su corazón, ya sea en un tiempo próximo o lejano, con mano ajena o con la propia, como recoja el fruto de sus sudores y de su Apostolado. Y su espíritu no pregunta a Dios las razones de la Misión de El recibida, sino que trabaja confiado en su palabra y en la de sus Representantes, como dócil instrumento de su adorable voluntad, y en todas las circunstancias repite profundamente convencido y con viva exultación: servi inutiles sumus; quod debuimus facere fecimus (Lc 18).
[2703]
Por el contrario, ¡ay de aquel que sea llevado a esas arduas funciones por otro motivo, ya se trate de una pasajera llamarada de fervor, ansia de exóticos viajes, o deseo de distinguirse abrazando una carrera extraordinaria! Aparte de tener que sucumbir a los momentos de oscuridad y desaliento, además de no poder aguantar una vida de fatigas y privaciones continuas, sentiría las tendencias de la perversa naturaleza de un modo más peligrosamente apremiante, y podría ser víctima de la seducción o de las más innobles pasiones.
[2704]
Mas no se debe exagerar, ni fácilmente sentenciar, sobre la cantidad y la fuerza de las ocasiones peligrosas que se presentan al Sacerdote en Europa y al Misionero en Africa Central.
[2705]
Es justo considerar que el prestigio y las lisonjas que rodean a nuestros Sacerdotes aquí en Europa, y el ambiente mundano en que a veces se tienen que desenvolver, lentamente puede pervertirlos no menos que el enfrentamiento sin defensas a peligros más evidentes y formales. También hay que tener en cuenta que si el Misionero de Africa aislado en aquellas remotas tierras carece de muchas ayudas y apoyos, lleva sin embargo, por eso mismo, una vida más dura y necesariamente obligada a pensamientos de orden superior. Cuando el Misionero de la Nigricia tiene ardiente el corazón de puro amor a Dios, y con la mirada de la fe contempla lo sumamente beneficiosa, grande y sublime que es la Obra por la que él se fatiga, todas las privaciones, los esfuerzos continuos, los más duros trabajos se vuelven para su corazón un paraíso en la tierra, y la muerte misma y el más cruel martirio resultan el más deseado galardón para sus sacrificios.
[2706]
No hay, pues, que exagerar los temores, sino observar que en muchos casos la más segura salvaguardia del Misionero de Africa es su conciencia y su fe. Por todas estas razones y por las muchas otras que deberán ser materia de frecuentes meditaciones para los alumnos del Instituto aspirantes al Apostolado de la Nigricia, importa necesariamente que ellos tengan sólidas disposiciones de genuino celo, de puro amor y temor de Dios, y que estén fortalecidos por un dominio bien seguro de sus pasiones. A tal fin, mantenida permanentemente en el Instituto la simplicidad, la alegría y también un elevado grado de vitalidad, es preciso que domine claramente el fervor por las cosas espirituales, el estudio de la vida interior y un deseo vivísimo de perfección.
[2707]
Aparte de los Ejercicios espirituales cada año, un día de retiro cada mes, y la Confesión sacramental al menos una vez a la semana, y además de la oración mental de una hora por la mañana, los exámenes de conciencia, la lección espiritual, la visita al Smo. Sacramento y a la Virgen María, y todas las otras prácticas cotidianas de piedad, los alumnos se deben familiarizar en extremo, hasta hacérseles casi connatural, con el ejercicio asiduo de la presencia de Dios, y de una íntima y familiar comunicación con El por medio de frecuentes y devotas aspiraciones, lo cual constituirá materia del examen particular.
[2708]
Para ayuda de la piedad y del espíritu son muy útiles los ejercicios de mortificación exterior, si bien hay que proceder con discreción, y es conveniente consultar al respecto con el propio confesor y director espiritual, quien según las fuerzas de cada uno permitirá esta o aquella abstinencia o penitencia corporal, máxime en los viernes y en las vigilias de las fiestas principales de la Iglesia y del Instituto. Pero no hay sobre ello ninguna regla de aplicación general establecida en el Colegio.
[2709]
Lo más importante es que todas estas prácticas de piedad y de mortificación no se vuelvan con la costumbre una formalidad material. Por eso se repite frecuentemente que en los ejercicios privados de cada uno y en los realizados en común por todos, especialmente en las conferencias espirituales, la necesidad de hacer oración válida y llena de contenido, y de actuar con espíritu y verdad. Luego, para discernir si se es veraz o superficial, se mide la piedad con el provecho de la mortificación interna, y especialmente de las dos virtudes fundamentales de la vida interior y exterior: la humildad y la obediencia.
[2710]
Es preciso que los candidatos, con la fiel cooperación de la divina gracia, pongan todo el cuidado en vaciar bien su corazón de todo orgullo y presunción, de todo sentimiento de ambición y de pretensión, y en hacer arraigar profundamente en él esa santa disposición que nos lleva a verlo todo a través de Dios, y a someterle totalmente la inteligencia, la voluntad, las fuerzas, y que para El y por El nos hace someterlo todo a los que le representan. En particular sea respetada como voz de Dios: 1.o, la voz del Director espiritual, al que se hará total confidencia de todo lo interior y de toda conducta; 2.o, la voz del Obispo y del Rector, de los cuales los alumnos procurarán seguir no sólo los mandatos, sino también sus deseos e indicaciones; 3.o, la voz de la Regla y los fines de la Comunidad, para los que estarán dispuestos con la más escrupulosa exactitud y perfección.
[2711]
Si los candidatos cultivan este espíritu de sincera piedad, de humildad y de obediencia hasta morir espiritualmente a sí mismos en esta parte más íntima del amor propio, la divina gracia los ayudará a vencer y dominar todas las otras pasiones, y a adquirir todas las demás virtudes.
[2712]
Bastaría tener presentes y seguir estas normas generales de perfección. Sin embargo, para mayor ayuda en este camino espiritual convendrá prestar atención en particular a las siguientes virtudes, que son más directamente necesarias para el ministerio apostólico de la Nigricia.
[2713]
1.o La Castidad. En el interior del Instituto está establecida la clausura para las mujeres. Las visitas de las familiares, y de otras personas del sexo femenino a las que se deba permitir la entrada por verdadera conveniencia o por deber de función o de caridad, se reciben en la sala común, y con todas las cautelas de la modestia y del decoro sacerdotal.
[2714]
Y estas cautelas se observan también en los ministerios espirituales no sólo para alejar todo peligro, sino también para no dar lugar a sospechas y habladurías, aunque por ello alguna vez se deje de hacer alguna buena obra.
[2715]
A este respecto los alumnos sabrán ejercitarse concienzudamente, de modo que llegada la ocasión de encontrarse en medio de peligros inevitables, hayan adquirido el hábito de la modestia, de la pronta elevación del corazón a Dios, y de la desenvuelta circunspección, que les permitan tratar de hacer el bien a las almas ajenas... ¡sin riesgo de turbar y dañar la propia!
[2716]
2.o La Caridad. Se practica principalmente en el interior del Colegio mediante todo el sentimiento y las demostraciones de una sacerdotal y cristiana benevolencia, excluyendo las preferencias, las rivalidades, las envidias, las discusiones, las contiendas y los modos demasiado confidenciales, con perjuicio de la propia dignidad y del respeto debido a los demás. Cada uno se obliga a pedir pronta y humildemente perdón a aquel al que considere haber disgustado de alguna manera. Cada uno se presta también a que le sean advertidas sus faltas, y ha de procurarse que triunfe siempre la caridad tanto en la indulgencia con los defectos como en la oportuna corrección fraterna.
[2717]
En cuanto a las personas de fuera, si bien hay que guardar prudente reserva incluso por cuidado del necesario recogimiento, y se debe evitar ir sin verdadera necesidad por lugares frecuentados, y mucho más a las casas de los particulares, sin embargo se procurará fomentar todas las buenas costumbres de urbanidad, auténtica afabilidad y cordialidad cristiana. Sobre todo se atenderá a ser ejemplares en la actitud, en el atuendo (que es el de los buenos eclesiásticos, siempre uniforme, y llevado en el Colegio y fuera del mismo, y a cualquier hora del día e incluso en verano) y en el hablar, donde el discurso, evitada toda afectación, estará siempre sazonado con la sabiduría del Evangelio, y será llevado, cuando se pueda, a alguna conclusión edificante y provechosa para las almas.
[2718]
Por la salvación de éstas, los alumnos intensificarán aún más la caridad en los ministerios espirituales, y asumirán siempre con júbilo, y ejercerán siempre con paciencia, esmero y amor, las importantísimas funciones de confesar –máxime a los pobres–, de catequizar a los ignorantes y a los niños, de enseñar la doctrina cristiana, o de predicar en alguna iglesia, siempre, eso sí, con la invitación y aprobación del Rector. Atendiendo al bien de las almas en todas las diversas oportunidades que se les ofrezcan en estas circunstancias, harán de modo que su obrar refleje los fervores del espíritu apostólico, del que deben dar alguna primicia.
[2719]
Lo que no puedan mucho con obras, procurarán lograrlo con la oración. Al menos aquello de que los hace capaces la divina bondad. Tengan puesta la mente y el corazón, en todas sus actuaciones, en las míseras almas del universo entero, y especialmente en las de Africa Central, que yacen sepultadas en las tinieblas de la infidelidad y del error, y aplíquense a impetrar misericordia para ellas con ese poco que puedan hacer mediante la gracia de Dios, implorando su conversión en la santa Misa, en las jaculatorias y en todas las prácticas de piedad, interponiendo los méritos y la intercesión de la Santísima Virgen Inmaculada y de todos los Santos Protectores, rezando oraciones especiales, y sometiéndose a convenientes mortificaciones y penitencias por la conversión de los infieles.
[2720]
3.o Espíritu de Sacrificio. El pensamiento perpetuamente dirigido al gran fin de su vocación apostólica debe engendrar en los alumnos del Instituto el espíritu de sacrificio.
[2721]
Fomentarán en sí esta disposición esencialísima teniendo siempre los ojos fijos en Jesucristo, amándolo tiernamente y procurando entender cada vez mejor qué significa un Dios muerto en la cruz por la salvación de las almas.
[2722]
Si con viva fe contemplan y gustan un misterio de tanto amor, serán felices de ofrecerse a perderlo todo y a morir por El y con El. Al separarse de su familia y del mundo han dado sólo el primer paso: tratarán de ir cada vez más lejos hasta consumar su holocausto, renunciando a todo afecto terreno, habituándose a prescindir de sus comodidades, de sus pequeños intereses, de su opinión y de todo lo que los concierne; pues incluso un tenue hilo que permanezca puede impedir a un alma generosa elevarse hasta Dios. Será por ello continua la práctica de la negación de sí mismos, aun en las pequeñas cosas, y renovarán a menudo el ofrecimiento completo de sí a Dios, incluida la salud y hasta la vida. Para mover el espíritu a estas santas disposiciones, en ciertas circunstancias de mayor fervor harán todos juntos una formal y explícita entrega a Dios de sí mismos, ofreciéndose cada uno, con humildad y confianza en su gracia, hasta al martirio.
Capítulo XI
Normas específicas para regular los Estudios y los Ejercicios
destinados a cultivar el intelecto y las aptitudes necesarias
en la práctica del Apostolado africano
[2723]
Algunos tienen una idea exagerada en cuanto a la amplitud de conocimientos y cultura intelectual que necesita un Misionero; otros querrían encontrar en un Instituto como el nuestro una academia de ciencias y artes, una escuela de todos los idiomas. Para evitar la sorpresa de quien se esperase un gran aparato de estudios, y todavía más para insinuar a los alumnos la importancia del recogimiento y de la humildad y dirigir mejor el espíritu hacia ese punto de mayor relevancia que ningún otro, convendrá proclamar aquí la gran máxima del más grande de los Misioneros entre los infieles, el Apóstol San Pablo: La mayor ciencia, incluso la única verdaderamente necesaria, es la de Jesús Crucificado.
[2724]
Non enim –escribe el Apóstol a los de Corinto– iudicavi me scire aliquid inter vos, nisi Jesum Christum et hunc crucifixum (1 Cor 2,2).
[2725]
Así pues, tenida muy en cuenta esta máxima, y tomada como norma del espíritu con el que deben estudiar, vigilándose a sí mismos –no sea que la excesiva intensidad de la aplicación a los estudios sustraiga tiempo a los ejercicios de piedad o endurezca el corazón para ellos, o que el éxito lo hinche–, y entendiendo dirigida principalmente al tiempo del estudio la recomendación de las devotas jaculatorias, los alumnos se ocuparán de estudiar con la máxima solicitud, y también sobre la importancia de ello harán ante Dios la debida meditación. Pensarán en la necesidad en que se encontrarán de afrontar a los Misioneros protestantes, a las heterogéneas filas de los herejes orientales, a los racionalistas e incrédulos de todo pelaje, a los musulmanes y a los idólatras, lo mismo en los largos viajes que en el campo de sus apostólicas fatigas. Pensarán también en el crédito y ascendiente que proporciona a la Religión la habilidad y cultura de quien la predica, y en la necesidad de prontas resoluciones en casos complicados, sin tener medios de consulta, ni siquiera tiempo para largas reflexiones.
[2726]
Dado además que la experiencia ha constatado cómo la Providencia utiliza a menudo para la conversión de los pueblos los conocimientos de los Misioneros hasta de ciencias puramente humanas, y de artes de utilidad temporal, incluso de puro deleite, nada que se refiera a este punto, bajo la dirección del Rector, creerán inútil, ni nada indigno de su atención y de su empeño, y tampoco habrá nada que no encuentren susceptible de poder dirigir a la gloria de Dios y al bien futuro de las almas.
[2727]
Para determinar con alguna precisión la clase de estudios que son indispensables a los candidatos de las Misiones africanas, se ha establecido:
1.o Los alumnos Clérigos frecuentarán las clases teológicas del anejo Seminario Episcopal, y seguirán con diligencia y asiduidad las lecciones de todas las materias que en ellas se enseñan, considerando que dependerá mucho del empeño con que se apliquen a este importantísimo deber el juicio que se tenga de su vocación apostólica. En las vacaciones otoñales se gobernarán por el Reglamento particular de los Sacerdotes, hechas las modificaciones que el Rector juzgue oportunas por su condición especial.
2.o En cuanto a los alumnos ya Sacerdotes, un Reglamento preparado expresamente para ellos establece las materias, el orden y el sistema de estudios con que se preparan para la carrera apostólica.
[2728]
En general, los alumnos se aplican preferentemente a los estudios de primera necesidad para el ejercicio práctico del ministerio sacerdotal, y procuran dedicar la mayor parte de su tiempo y de su esfuerzo a adquirir sólidos conocimientos sobre las pruebas del Catecismo, sobre cómo conocer y combatir todos los errores del fetichismo y del islamismo, y sobre cómo refutar los sistemas y los sofismas de todas las herejías orientales, y de las sectas protestantes y racionalistas. Estos estudios de controversia, ayudados por los de las Sagradas Escrituras y de Historia Eclesiástica, constituyen la más seria ocupación del Instituto.
[2729]
En cuanto a los idiomas, bastará el ejercicio del francés y el estudio de los rudimentos fundamentales del árabe, y quien tenga más tiempo y aptitud para ello, adquirirá conocimientos de alguna de las infinitas lenguas de las tribus de Africa Central, como la denka y la bari. Pero la experiencia ha demostrado que en este asunto no se debe perder tiempo con ejercicios dificilísimos y a menudo inútiles, porque las lenguas de los pueblos infieles se deben aprender por lo general allí donde se hablan.
[2730]
Como en las vastas tribus de la Nigricia faltan quienes se ocupen de la salud de los extranjeros y de los indígenas, algunos Sacerdotes y Hermanos coadjutores más idóneos para ellos se aplicarán, bajo la guía de experto y hábil maestro, a estudiar medicina práctica, cirugía, flebotomía y farmacia, teniendo para ello como base el texto de Antoniacci. También se deberán adquirir conocimientos de astronomía, agricultura y ciencias análogas, las cuales contribuyen poderosamente a hacer eficaz entre los negros el Apostolado de los Misioneros.
[2731]
Para que estos estudios sean menos áridos, y a la vez notablemente más intensos y fructíferos, se complementan con familiares y bien reguladas conferencias diarias, y avanzando todos al mismo paso, y con la guía de un mismo autor, cada uno lleva allí el resumen escrito del trozo estudiado y propone sin superfluidades ni inútiles digresiones las dificultades que ha encontrado en algún punto y para las que desearía una clara solución. Además, por ser útil que cada uno, según su capacidad, procure profundizar mejor en la materia, sobre todo añadiendo al estudio del autor adoptado como guía la lectura de tratados más amplios y enjundiosos de otros autores, todos llevarán a la conferencia el fruto de sus estudios individuales, para común erudición y provecho.
[2732]
El Rector del Instituto tiene el compromiso de asistir normalmente a esos coloquios, y, si alguna vez encuentra impedimento para hacerlo, delega en un sustituto. El dirige los estudios y propone las normas que se deben seguir en ellos, después de haber consultado al Obispo Superior.
[2733]
Sobre la manera dirigir los estudios, conviene advertir que no se debe embrollarlos dividiendo la atención entre materias dispares, sino que se agotarán uno tras otro los tratados principales dedicándoles un estudio continuado y completo.
[2734]
Para hacer alguna aplicación práctica de lo estudiado, los alumnos redactarán composiciones para la enseñanza religiosa del pueblo, que someterán con anterioridad a algún experto, y que para ejercitarse leerán en voz alta en la capilla del Instituto y también, previa orden del Rector, en las iglesias y oratorios públicos. Los alumnos se adiestrarán a enseñar con claridad, precisión, facilidad y gracia la doctrina cristiana, tanto a los niños como a los adultos, que es el ejercicio más esencial e importante del Misionero de infieles. Se adiestrarán también a explicar el Evangelio, a pronunciar discursos morales, y con los niños especialmente y con los ignorantes se ejercitarán en las familiares y devotas exhortaciones, hechas incluso de manera improvisada.
Capítulo XII
Normas específicas para cuidar de la salud
y de las fuerzas corporales de los alumnos
del Instituto de las Misiones Africanas
[2735]
Como en la vida del que se prepara para el Apostolado de Africa son necesarios el ejercicio de la mortificación y la habituación a las privaciones, mientras que por otra parte deben ser objeto de grandes miramientos la salud y las fuerzas de los alumnos, especialmente en el caso de los de complexión menos robusta, se tomará como primera medida para el cuidado de la salud la prudente elección de aquellos ejercicios de mortificación que no la perjudican, y más todavía de aquellos que la favorecen.
[2736]
Así, los alumnos podrán satisfacer su fervor sin perjudicar su salud:
1.o Con la prontitud y exactitud en la observación de las normas del Instituto. Porque si al regular sus pasos y sus acciones la Regla les proporciona frecuentes ocasiones de negación de sí mismos, no deja de tener cuidado de su salud, variando las ocupaciones y haciendo que a las que requieren el esfuerzo del cuerpo, sigan las que sólo exigen la ocupación del espíritu.
[2737]
2.o Mediante la práctica de una caritativa convivencia de unos con otros. Porque estando destinados a vivir entre los pueblos más bárbaros, y a tener que adaptarse a los usos, costumbres y caracteres más dispares, así como a los temperamentos más heterogéneos, se ejercitarán en esto convenientemente con proponerse cada uno, ya desde el Colegio, amoldarse a la opinión, al genio, al carácter de los otros. Esto les ofrecerá, sin duda, ocasiones tanto más preciosas y frecuentes cuanto más insignificantes e inadvertidas de multiplicar los actos inocuos de mortificación.
[2738]
3.o Observando esa urbanidad, limpieza y buenos modales que tanto podrán ayudarlos a ganarse la benevolencia en el trato con personas de todo origen y de toda religión, con las que habrán de encontrarse en el futuro. Este continuo buen gobierno de la persona, de las maneras, de los discursos, del vestido y de la habitación les supondrá una continua serie de pequeños sacrificios, y de pequeñas victorias, sobre la pereza connatural a la naturaleza humana.
Habrá también ocasión de mortificarse, y a la vez de favorecer la salud y las fuerzas:
[2739]
1.o Manteniendo el dominio de sí mismo y circunspección que exige una razonable sobriedad no sólo en la comida y en la bebida, sino incluso en el grado de aplicación a los estudios y de empeño en las cosas encomiables y buenas.
Es necesario y utilísimo también para la salud que los alumnos se auto vigilen y sepan moderar con fuerza el ciego ardor, el ímpetu excesivo, esa especie de ansia y avidez con que a veces actúan. Nada más útil que formarse en ese hábito de calma, de orden, de sereno y digno proceder, que deja al espíritu la libertad necesaria para hacer el bien sin confusión ni precipitación, y evita los peligros de una tensión y un esfuerzo que agobian espíritu y cuerpo.
[2740]
2.o Será muy beneficiosa alguna práctica útil de agricultura, y de ayuda en trabajos de construcción y de restauración, en los cuales se podrá encontrar un válido entretenimiento y una preparación conveniente para las necesidades de las Misiones de Africa, en las cuales hay que crearlo todo. Por otra parte se tiene cada día un tiempo libre para algún recreo, como el juego de las bochas y otras distracciones similares, y principalmente para algún paseo hacia el atardecer. Asimismo, en ciertos días de vacaciones extraordinarias y en el otoño, con vistas a preparar a los candidatos para largas marchas, se harán adecuadas excursiones y pequeños viajes a pie, al campo o a algún santuario de nuestros alrededores.
Capítulo Ultimo
Reglamento particular del Instituto;
es decir, Horario, o distribución de las diversas actividades
según los tiempos y las ocasiones.