[2993]
La Santa Sede acaba de confiar a mi Instituto de las Misiones para la Nigricia de Verona el Vicariato de Africa Central, y a mí el gobierno de aquella gran Misión con el título de Provicario Apostólico.
Por el momento, los objetivos a los que me limito en mi vasta jurisdicción son los siguientes:
1.o Hacer prosperar los tres Instos. de negros de El Cairo que Ud. conoce.
2.o Restablecer las Estaciones de Schellal y de Jartum, dejando para más tarde la rehabilitación de las de Sta. Cruz y de Gondókoro.
3.o Crear una nueva Estación en El-Obeid, capital del Kordofán.
[2994]
Las contribuciones que he recibido hasta el presente, tanto de la Propagación de la Fe como de pequeñas Sociedades de Alemania y de cuestaciones que he hecho en mis largas giras por Europa, apenas son suficientes para las casas de Egipto, y esto con haber hecho yo mismo largos viajes a Hungría y Alemania y con haber pedido mucho para los negros.
[2995]
De ahora en adelante, las obligaciones de mi ministerio de Provicario Apostólico de la más vasta Misión del universo no me permitirán volver a Europa, y no podré conseguir más que de la Propagación de la Fe casi todos los recursos para los Institutos de Egipto.
Es a esa Institución admirable a la que vuelvo a dirigirme, solicitando los medios para el Vicariato de Africa Central.
He aquí mi actual plan de acción:
[2996]
En julio dejo Verona con doce personas para dirigirme a El Cairo. El mes de septiembre saldré de El Cairo con más de treinta personas para ir a Schellal, a Jartum y al Kordofán. El viaje desde El Cairo hasta el Kordofán, con un grupo tan nutrido, es al menos de tres meses.
[2997]
En el Kordofán está todo por hacer. Allí no hay nada: ni medicinas, ni médicos, ni herramientas para construir, cultivar la tierra y moler el grano, ni para hacer los trabajos de herrería, albañilería y carpintería. Hay que llevarlo todo de Europa. Y ya es mucho si los hombres y las mujeres tienen un trozo de camisa con que cubrirse. El vino para celebrar la Misa, llevado de El Cairo al Kordofán, cuesta cuatro veces más que en Egipto, porque hay que transportarlo todo a lomos de camello.
[2998]
Las herramientas para construir y trabajar, etc., así como las máquinas, es preciso comprarlas en Europa.
En El Cairo hay que fletar dos embarcaciones, una para los hombres y otra para las Hermanas y las chicas. En estos dos barcos–en los que por cierto hay que alimentar a los marineros– llegaremos a Asuán en veinticinco días. De Asuán se va a Schellal en camello. De Schellal a Korosko, en dos barcos, lo que lleva cinco días. Desde Korosko hasta Berber por el desierto, veinte días, y se necesitan al menos cincuenta camellos para transportar las personas y los bagajes, etc. De Berber se va a Jartum en dos barcas, y de Jartum al Kordofán en camellos.
[2999]
En todo este viaje hay que comprarlo todo, exceptuada el agua del Nilo. Los gastos son enormes.
En el Kordofán hay que pagar las casas, rehabilitarlas para que sean habitables, y hay que vivir durante un año.
[3000]
El viaje de mis cuatro exploradores dirigidos por el P. Carcereri, desde El Cairo hasta el Kordofán, me ha costado 10.000 francos. Y encima les he enviado otros 3.000 francos para que puedan vivir hasta mi llegada a El-Obeid. Ellos tienen ya a su cargo muchos niños negros.
Para completar bien mi empresa de fundación y restauración del Vicariato de Africa Central harían falta al menos 100.000 francos, 6.000 de los cuales necesitaría tener yo antes de dejar Europa, para comprar las herramientas y máquinas citadas y para hacer el viaje con doce personas hasta El Cairo.
[3001]
Señor Presidente, si usted ayuda a mi Misión, da vida a la parte del mundo más abandonada y desdichada.
Mi Vicariato es el más laborioso, más difícil y más vasto del universo entero. También es el de mayor interés e importancia, porque debe regenerar un mundo del que hasta ahora la Iglesia no ha obtenido resultados. Al establecer en el Kordofán una Misión con arreglo a mi plan, usted funda el Centro de acción apostólica mediante el que conquistar poco a poco para Jesucristo más de sesenta millones de infieles, que componen mi Vicariato. Esta Misión hará progresos según los medios que desde el principio podamos obtener de su caridad.
[3002]
Le rendiré cuentas de todo, le mantendré informado de cuanto concierne a esta inmensa Misión. Pero defienda, se lo ruego, esta santa causa en el Consejo de Lyón y en el de París. El Informe que le he enviado sobre la exploración del Kordofán le habrá dado una pequeña idea de la empresa que me dispongo a llevar a cabo.
[3003]
Creo que el Apostolado de Africa Central será bendecido por Dios si usted lo da a conocer en los Anales y lo encomienda a las oraciones y a la caridad de los dos millones de asociados a la Obra de la Propagación de la Fe, extendida sobre toda la faz del universo.
[3004]
Reciba de antemano mis más vivas manifestaciones de agradecimiento por la caridad que ha tenido y tendrá para Africa Central. Las últimas palabras de mis hermanos y mías serán siempre «¡Nigricia o muerte!». Todo ello por amor a Aquel que derramó toda su divina Sangre en la Cruz también por la Nigricia.
Acepte, señor Presidente, las expresiones de mi más alta consideración, con la que tengo el honor de suscribirme en los Sagrados Corazones de Jesús y María
Su devotmo. servidor
Daniel Comboni
Provicario Aplico. de Africa Central