Comboni, en este día

En una carta a Elisabetta Girelli (1870) desde Verona se lee:
Estamos unidos en el Sacratísimo Corazón de Jesús en la tierra, para luego unirnos en el cielo eternamente. Es menester recorrer a paso largo los caminos de Dios y de la santidad, para no detenerse más que en el paraíso.

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Nº Escrito
Destinatario
Señal (*)
Remitente
Fecha
331
Autógrafo en foto
1
El Cairo
13.11.1869
N. 331 (312) - AUTOGRAFO EN FOTO

ACR, Sez. fotografie



El Cairo, 13 de noviembre de 1869





332
Mons. Luis de Canossa
0
El Cairo
26.11.1869
N. 332 (313) - A MONS. LUIS DE CANOSSA

ACR, A, c. 14/71



W.J.M.J.

El Cairo, 26 de noviembre de 1869



Excelencia Rma.:



[1983]
Estoy apenado por la muerte de la Superiora de las Canossianas de Hong-Kong. Me escriben desde allí que esa santa mujer fue llevada a la tumba acompañada de muchas lágrimas.

Nuestro venerado Delegado Apostólico parte mañana para Roma. Se lleva consigo el corazón de todos; pero soy yo el que más lamenta su separación, porque siento el más profundo agradecimiento hacia él. Si a su amor a la verdad y a la justicia este digno y venerable Prelado no hubiese añadido una gran bondad y caridad hacia nosotros, nuestros Institutos se habrían quedado en nada. Si ahora existen y prosperan, lo debemos al celo y caridad de Mons. Ciurcia, en quien hemos tenido y tenemos, a pesar de estar cargado con una misión importante y dificilísima y ser muy delicada su situación en Egipto, un padre y protector de lo más solícito. Nuestro venerado P. Pedro le ha pedido para nosotros la casa de Schellal, y él va a ocuparse de dar los pasos en Roma. Sobre este asunto le escribiré a Roma con el próximo vapor, dirigiendo mis cartas a la Princesa María Asunción hasta que sepa positivamente su residencia en la Ciudad Eterna.


[1984]
Respecto a mi viaje a Roma para arreglar asuntos y la cuestación en América, le escribiré con el próximo barco lo que me parece conveniente hacer. Mientras, sepa V. E. que para moverme de Egipto necesito no sólo el permiso de Mons. el Delegado, sino también el de Propaganda, por ser yo Superior de establecimientos, como me escribió el año pasado el Cardenal Barnabó.


[1985]
His positis, es preciso que V. E. tome la iniciativa como cosa e idea suya, y demuestre sobre todo que para la Obra de Africa y de Verona se necesita dinero, que hic et nunc nos hacen falta por lo menos cincuenta mil escudos; que es absolutamente imprescindible encontrarlos y conseguirlos, y que para esto Ud. necesita a D. Comboni (aunque es un inútil y sólo vale para armar líos). Además yo tengo que reclamar en Roma lencería, camas, etc. del convento suprimido, que Vimercati dio a las negras, y que por la fuerza retuvieron las Monjas de Mons. el Vicegerente.


[1986]
Una vez que V. E. haya obtenido esto de Propaganda, iré a Roma y lo arreglaremos todo. Y vamos a conseguir también cien mil táleros, pese a los los tiempos difíciles, y aunque lluevan chuzos, porque Dios quiere la Obra.

En cuanto a Mr. Girard, no se exceda demasiado ni en alabanzas ni en hacerle caso. Es conocido en Roma, y Mons. el Delegado, Mons. el Patriarca de Jerusalén y muchos Obispos franceses podrían hablar largo y tendido sobre él. Aunque el año pasado envió circulares a todos los Obispos de Francia para el Buen Pastor, todavía no ha recogido ni un céntimo, porque cuenta poco en Francia el nombre de Mr. Girard, y nosotros tenemos las pruebas. En todo caso creo prudente que V. E. vaya de acuerdo con Monseñor el Delegado. Ayer bauticé a dos negras mayores, y fueron sacadas de pila por dos negras, y por Atilio Miniscalchi y Bajit, que lloraba de emoción.

Animo, Monseñor. Presente mis respetos y los de todos al Santo Padre, y denos su bendición.



Su hummo. y devotmo. hijo

Daniel Comboni



El conde Miniscalchi con su hijo y Bajit parten para el Alto Egipto y Assuán.






333
Card. Alejandro Barnabò
0
El Cairo
3.12.1869
N. 333 (314) - AL CARD. ALEJANDRO BARNABÒ

AP SC Egipto, v. 21, ff. 183-184v



W.J.M.J.

El Cairo, 3 de diciembre de 1869



Emmo. Príncipe:



[1987]
Después de un año de respetuoso silencio me presento de nuevo ante V. Em.a Rma., en este día consagrado a las glorias de nuestro ínclito Protector San Francisco Javier, en la seguridad de encontrar ese magnánimo corazón de Padre que Ud. guarda hasta para el más insignificante de los obreros que trabajan para las santas misiones.


[1988]
Frente a ciertos acontecimientos de la vida nos conviene muchas veces adorar y callar: la Providencia divina sabe cumplir hasta la última sílaba el diligentibus Deum omnia cooperantur in bonum. Aunque desde mis primeros comienzos en la vida apostólica yo estaba preparado con absoluta resignación a soportarlo todo por la gloria de Dios y por la salvación de los pueblos negros, nunca pude imaginarme que después de la famosa tormenta que suscitó contra mí Mons. C..., ex V. G., habría de sorprenderme poco después en la misión la borrasca provocada contra mi persona por quien edebat pane meos, quique magnificavit super me supplantationem. Ambas tempestades iban dirigidas a menoscabar la naciente Obra de la regeneración de los negros.


[1989]
Pero, como antes en la de Roma, en la de Egipto me arrojé enteramente entre los brazos amorosos de la Providencia, dispuesto a hacer y sufrir lo que más fuera del agrado del Señor, con la total seguridad de que se cumpliría al pie de la letra la voluntad de Dios; porque si el primer conflicto debía resolverse mediante el infalible magisterio de la Sagrada Congregación del Santo Oficio, en el segundo debían emitir su juicio V. Em.a y mi mesuradísimo Vicario Aplico., quienes con su sabiduría y prudencia lograrían dispersar las tinieblas y hacer brillar y triunfar la verdad de los hechos.


[1990]
Alegre por eso de lo que yo mismo, mis solícitos compañeros camilos y la naciente Obra hemos soportado y sufrido, bendiciendo siempre al Señor, y dispuesto a soportar y sufrir cien veces más en el futuro por la salvación de los pobres negros, después de tan largo silencio me pongo en estos días tan solemnes y sagrados para el Catolicismo a escribirle estas breves líneas, para recomendarle ferviente y encarecidamente la parte de la humanidad más pobre, más menesterosa y más abandonada del mundo, la infeliz Nigricia, y suplicarle que favorezca en su sabiduría todos los razonables esfuerzos de los que se dedican a cooperar en el apostolado de la misma.


[1991]
En qué punto se encuentra mi naciente Obra, cuáles son su importancia, sus dificultades, sus esperanzas, V. Em.a lo sabrá por nuestro incomparable y veneradísimo Vicario Aplico. Mons. Ciurcia, a cuya sabiduría y protección es debido todo lo que, a través de tantos obstáculos y dolorosas vicisitures, se ha hecho con la divina gracia. Yo añado que esta Obra, a pesar de cuantas oposiciones encuentra por todos lados, echará firmes raíces y progresará enormemente si la Providencia nos conserva mucho tiempo a este eminente Prelado, que más que ninguno ha comprendido en su extensión y variedad de elementos la importante y delicada misión de Egipto, donde goza del respeto y la consideración no sólo de todas las autoridades gubernativas y consulares, sino también del mismo Jedive [Virrey], a pesar del espíritu anticatólico y masónico que reina por aquí.


[1992]
Se necesitará una gran abnegación, prudencia y longanimidad para vencer los seculares prejuicios y todas las dificultades que se oponen a la redención de los pobres negros en Egipto; pero se conseguirá con la gracia de Dios. Y más si Propaganda dedica especial atención tanto a las misiones de Africa Central como a la tristísima situación de los negros en Egipto, para los cuales veríamos totalmente oportuna la creación de un apostolado especial, que a su tiempo daría frutos muy considerables.

V. Em.a comprende bien lo importante que es el éxito y desarrollo de la naciente Obra, la cual, organizada según el proyecto establecido, debe producir un feliz resultado tanto de su fin esencial y primario –la evangelización de inmensas tribus de Africa Central– como de su fin accesorio y secundario –el apostolado de los negros en Egipto–. Incluso este fin nada más que accesorio y secundario, del que actualmente se ocupa la Obra dentro de los límites de la más prudente discreción, constituye por sí solo una misión importante.


[1993]
No creo inútil señalar a la atención de V. Em.a algo que está a punto de suceder, y que puede tener serias consecuencias para los futuros intereses del catolicismo en Africa Central. Sir Samuel Baker, anglicano, descubridor de una parte de las fuentes del Nilo, ha recibido el encargo del Virrey de Egipto (y se cree que también del Sultán) de organizar una expedición al Nilo Blanco y a las tribus del interior de la Nigricia para someter esos pueblos a Egipto. El Jedive quiere hacer creer a Europa que emprende tal conquista para abolir la esclavitud (?!!?!) en aquellos lugares. Este célebre viajero partió anteayer de El Cairo, después de haberme asegurado que tenía a su disposición siete grandes vapores, muchísimos barcos pequeños, armas y cañones, y 3.600 soldados y dinero en cantidad. Ha sido nombrado Bajá y Gobernador de las tribus negras conquistadas y por conquistar.


[1994]
Cierro esta carta con una súplica. Dado que la naciente Obra es todavía pobrísima en objetos de culto, imploro de V. Em.a la gracia de concederme algo de la Obra apostólica de Roma, y especialmente de las generosas oblaciones de tal género que en la próxima apertura del Concilio ofrecerán para las misiones al Santo Padre algunas Sociedades de Damas de Bélgica, Holanda, Irlanda, Canadá, etc., como han anunciado bastantes periódicos católicos. Confío en que, de hacerse realidad dicha oferta, V. Em.a atenderá mi humilde petición.

Nosotros elevamos los más fervientes votos por la feliz apertura del Concilio Ecuménico y por su venturosa culminación. Será fecundo en inmensos beneficios, y aportará una saludable medicina a esta lacerada sociedad moderna. Nuestras filiales plegarias se elevan de modo especial por V. Em.a, que tan gran papel tendrá en este santo Sínodo

Acepte V. Em.a entretanto los respetos que con toda humildad y deferencia le presento con mis queridos compañeros Carcereri, Rolleri y Franceschini, mientras besándole la sagrada púrpura tengo el honor de suscribirme en los Sdos. Corazones de J. y M.



De V. Em.a Rma.

hummo., obedmo. e indignmo. hijo

Daniel Comboni Misro. Aplico.






334
Abadesa M. M. Muller
0
El Cairo
8.12.1869
N. 334 (315) - A LA ABADESA MARIA MICAELA MUELLER

AMN, Salisburgo



El Cairo, 8 de diciembre de 1869



Mi Rma. Madre:



[1995]
Deberá mostrar gran indulgencia para poder concederme perdón nuevamente. Usted tuvo la gran bondad de enviarme desde Salzburgo, por medio de Josefina Condé, tantos regalos y una carta tan bonita, y yo... sin escribirle todavía una palabra al respecto. Le suplico insistentemente que me perdone.

He estado abrumado de ocupaciones y además enfermo; pero debo añadir que, aunque no le haya escrito, he rezado mucho, tanto por usted como por todo su santo monasterio. Todavía estoy muy ocupado, y éste es el único motivo por el que aún no le he escrito en alemán: debería emplear varias horas para hacerlo, dado que esa hermosa lengua aún me resulta difícil.


[1996]
No tengo suficientes palabras para darle las gracias por la enorme generosidad y bondad con que ha recogido limosnas para nosotros, ayudándonos encima con sus propios medios. Con esto se ha hecho colaboradora y corredentora de los pobres negros. Le estoy infinitamente agradecido por todo lo que me ha escrito en su preciosa carta. ¡Oh, qué bien ha comprendido la participación misionera de la mujer católica y de la verdadera esposa de Jesucristo! ¡Por esto, una vez más, le expreso mi infinita gratitud!...

Todo lo que usted misma pueda dar o logre obtener de otros en favor de la divina obra de la conversión de los negros, le ruego que lo haga llegar directamente al Rmo. Sr. Cura Párroco de Santiago, en Colonia, Presidente de la Sociedad para el Socorro de los Pobres Niños Negros, para que él me lo envíe todo fielmente a El Cairo.


[1997]
Reciba también las expresiones de agradecimiento de todas mis pequeñas casas. Todos nosotros rezamos mucho tanto por usted misma como por sus hijas, que nos educaron tan bien a nuestra querida Petronila, y que hacen continuamente lo que hacía Moisés cuando libraba las batallas del Señor. El aniversario de la muerte de Petronila, el 31 de enero, celebraremos un funeral con misa cantada. Ella se encuentra ya en el Cielo, así que debe de estar rogando por nosotros y por los negros.

Nos sentimos muy edificados por el comportamiento en Egipto de Su Majestad el Emperador. Con su buen ejemplo ha llevado a cabo una verdadera misión entre los turcos. Se ha mostrado cristiano en todos los aspectos. Lo mismo en Suez que en El Cairo su primera visita fue a la iglesia, asistiendo a la santa misa; en Jerusalén acudió a venerar los sagrados lugares, y se confesó precisamente con el P. Heriberto, franciscano. Además nos recibió delante de todo el cuerpo diplomático.

El buen ejemplo de nuestro insigne señor fue digno de admiración, mientras que la Emperatriz francesa ha dejado en Egipto no muy grato recuerdo. Ella no pisó ninguno de los píos establecimientos, ni tampoco nunca una iglesia, ni siquiera la misma Catedral de Alejandría, dedicando en cambio sus visitas a las mezquitas, los harenes, los sitios de baile y todos los otros monumentos profanos.

El corazón y el espíritu de S. M. el Emperador se muestran dignos del título de Majestad Apostólica, ¡esperemos que de nuevo haga valer las leyes correspondientes a este título!


[1998]
Desde la llegada de Josefina he bautizado ya muchas negras, siete de las cuales son mayores que esta buena niña. Le escribiré al respecto algunos datos interesantísimos. Por hoy, me limito a desearle que tenga unas buenas Fiestas de Navidad y un feliz Año Nuevo.

Exprese mi veneración también a sus santas hijas y dígales que me tengan presente en sus plegarias.

En el Sacratísimo Corazón de Jesús queda su servidor



Daniel Comboni

Misionero Apostólico



Original alemán.

Traducción del italiano






335
P. Luis Artini
0
El Cairo
10.12.1869
N. 335 (316) - AL PADRE LUIS ARTINI

APCV, 1458/233



W.J.M.J.



El Cairo, 10 de diciembre de 1869



Mi querido Rmo. Padre Provincial:



[1999]
No pretendo con estas cuatro letras dar respuesta a su muy estimada carta, a la que contestaré a su tiempo y pausadamente, sino desearle a usted y a todos sus hijos unas felicísimas y santas Navidades. A la reiterada petición de nuestros queridos Estanislao y Beppi de peregrinar a Tierra Santa, he creído adecuado responder con un sí, porque los dos merecen esta satisfacción: han trabajado, sudado, y está bien que ahora refresquen su espíritu en la cuna y en la tumba de Cristo, para cobrar nuevo vigor que les ayude a seguir sacrificándose por la salvación de las almas. Yo experimenté esto con el difunto D. Melotto en 1857. Jerusalén es un centro de fuego por Cristo. Usted, que es buen padre, suscribirá mi decisión. Les he concedido veinte días.


[2000]
No le digo más sino que con toda mi alma le recomiendo que coadyuve a la redención de Africa. Tenemos poderosos y furibundos enemigos, pero Cristo es más fuerte que ellos: nos reímos de todos. Estanislao ha comprendido la verdadera situación. ¿Acaso San Pedro y San Pablo cuando iban a Roma encontraban sólo amigos? Nosotros seguimos las huellas de los Apóstoles, y convertiremos a Africa. San Camilo, que ha demostrado cumplir (a pesar del P. Guardi y del desaconsejado y desdichado Zanoni, el estado de cuya alma me produce mucho miedo), será un poderoso colaborador; y mientras trabaja por Africa nos conquistará también al P. Guardi, que por otra parte tiene muchos méritos, y al que profeso gran veneración.


[2001]
Parece que ahora se muestra comprensivo también nuestro venerado Barnabò, a quien en su debido tiempo y lugar he expuesto mis justas razones. He pasado unos días en la capital del Istmo de Suez, en Ismailía, con nuestro muy querido P. Bern. Girelli. Está tan contento que me aseguró que si las cosas le duran así un poco más, se muere de satisfacción. Los Franciscanos le quieren mucho, y hace honor a la Orden Camila. Hemos pasado noches muy alegres, y hemos dormido en la misma habitación.

Ahora me encomiendo a su corazón apostólico. Africa negra es la más necesitada y abandonada del mundo: merece, pues, todos nuestros sacrificios. Habrá que trabajar mucho tanto en Africa como en París, Constantinopla y Roma, pero con la asistencia divina superaremos todos los obstáculos. Con que Dios nos ayude a pati, contemni, et mori pro Iesu, todo en orden. Al P. Germán, a Regazzini, a mi querido Bonzanini, a todos, y especialmente al reverendo P. Fundador, saludos y felices fiestas. A usted, todo el afecto de



Su indignmo. D. Comboni






336
P. Alfonso M. Ratisbonne
0
El Cairo
15.12.1869
N. 336 (317) - AL P. ALFONSO M. RATISBONNE

ADSP



W.J.M.J.

El Cairo, 15 de diciembre de 1869



Muy Revdo. Padre:



[2002]
Recordará, mi venerado y querido Padre, las felices circunstancias del mes de octubre de 1857, cuando con dos misioneros de Africa Central, los RR. PP. Soragna y Fene, Jesuitas, tuve la suerte de viajar a Jerusalén con usted y de visitar a sus santas Hijas, las Damas de Sión, a las cuales ha tenido la eminente caridad de hacer elevar siempre fervientes plegarias por el Apostolado de Africa Central. Ahora que la Providencia ha determinado que dos de mis misioneros vayan a Tierra Santa a fin de conseguir sobre la tumba del Salvador y en el pesebre del Niño Jesús la fuerza necesaria para sacrificar toda su vida por la salvación y conversión de los desdichados hijos de Cam del Africa interior, renuevo mis humildes ruegos a su corazón de Apóstol, en la seguridad de que sus santas oraciones y las de sus dignas Hijas serán escuchadas.

En el invierno pasado tuve el honor de visitar más de una vez a su digno y sabio hermano, el Revdo. P. Teodoro, ilustre y pío autor de la Historia de San Bernardo y de su Siglo, como también a las venerables Hermanas de Sión.


[2003]
¡Cuánta emoción sintió mi débil corazón! Allí encontré la obra de Dios, el milagro de este siglo de errores en favor de los pobres hijos de Abraham. Yo estoy convencido de la verdad de los hechos, y, por el conjunto de lo que se manifiesta en nuestra época, de que se acerca el Reino de Dios para los infortunados judíos; de que las Obras de Dios que llevan a cabo los venerables Hermanos Ratisbonne son sus más poderosos instrumentos, su dichosa iniciativa, y de que N. D. de Sión es el apóstol de los descendientes de sus antepasados, del pueblo elegido.

Con la más viva emoción y la mayor felicidad le abro mi corazón, mi muy reverendo Padre, para decirle que en un tiempo en que tantos cristianos conspiran contra el Señor y su Cristo, me parece que el Corazón Sacratísimo de Jesús va derramándose con doble amor hacia aquellos que dan su vida por restablecer el Reino de los Cielos en nuestros padres pervertidos. Puesto que tantos pueblos que han recibido el santo Bautismo y la vida lo rechazan y lo crucifican de nuevo, el Salvador se vuelca con la abundancia de sus gracias en los pueblos aún envueltos en las tinieblas de la muerte.


[2004]
Los Institutos que han extendido su santa obra a Francia, Inglaterra, Constantinopla y Tierra Santa son poderosos instrumentos de la Caridad divina, pero lo que sobre todo representa un bálsamo para el espíritu de la Fe católica es ese sublime foco ardiente de plegarias y de obras expiatorias que usted ha fundado en el Santuario del «Ecce Homo». Sí, las santas Hijas de Sión obtendrán perdón y gracias para los hijos del antiguo pueblo de Dios, al llevar a cabo el deseo de nuestro querido Jesús en el mismo lugar en que los judíos pidieron que Su Sangre cayera sobre ellos y sobre la cabeza de sus hijos. Ellas realizan la gran misión que el Divino Salvador asignó a las santas mujeres del Evangelio en el camino de la Cruz: «llorad por vosotras y por los hijos de mi pueblo». Yo hago votos y rezo siempre porque vea usted cumplidos los santos deseos que le inspiró la Madre de Dios. Llega el tiempo.


[2005]
Le ruego que muestre a mis queridos hermanos el Rvdo. P. Estanislao Carcereri y el P. Franceschini sus Institutos de Jerusalén y de San Juan de la Montaña. Serán felices de admirar estas obras de Dios, que evidencian una época gloriosa en la Iglesia, en la conversión de los judíos y en el apostolado. Al mismo tiempo le suplico que inste a las santas Religiosas Hijas de Sión, en su celo ardiente, a elevar continuas oraciones por la conversión de los infelices negros de Africa Central. Es inútil que le hable de ésta aquí, pues tendrá noticias por mis queridos hermanos misioneros.

He visitado más de una vez en París a la Reina Isabel de España y a su marido S. M. Francisco de Asís, que me han hablado con gran interés y entusiasmo de usted y de su obra. El Rey, la primera vez que me vio, me saludó diciendo: «¡Oh, sea bienvenido, mi reverendo Padre! Recuerdo bien haberle visto en la Corte de Madrid. Soy feliz de expresarle mi simpatía por usted y por su Obra; es una tarea difícil», etc.


[2006]
Después de haberle confirmado que tuve el honor de rendirle homenaje en Madrid, etc., después de ocho o diez minutos de cumplidos y de hablar sobre la revolución de España, etc., el Rey, en presencia de la Reina, que lloraba, me dijo: «¿Cómo siguen sus buenas Obras de Jerusalén?» «Majestad, yo no tengo casas en Jerusalén; mis Obras están en el Cairo», etc. «Pero, Padre mío, ¿no es usted el muy reverendo Ratisbonne?» «Sería muy dichoso Majestad –respondí– si pudiera tener la milésima parte de las grandes virtudes del P. Ratisbonne. Yo soy un pequeño misionero de Africa Central y me llamo Comboni», etc. «¡Ah! Le pido disculpas, mi venerado reverendo Comboni, pero yo le conozco». En dos palabras: como vi en Su Majestad una gran simpatía y un entusiasmo verdaderamente notable por usted y por sus santas Obras, al día siguiente corrí a ver al muy reverendo P. Teodoro para informarle de lo que me había dicho el Rey y sugerirle que le hiciera una visita, en la seguridad de que sería bien recibido por él y por la Reina y con la posibilidad de obtener muchos beneficios para sus Obras.


[2007]
Encontré frío a este venerado Padre, el cual, como yo le instase nuevamente, me respondió: «Amigo mío, no tengo mucha confianza en las buenas disposiciones de esta Corte. Mi querido Hermano fue a España y recibió una amable acogida, pero hasta hoy no ha obtenido ninguna ventaja. Y tenía mucha razón, porque estas dos augustas personas me han acogido bien también a mí y hasta me han animado mucho en la difícil Obra de la conversión de la Nigricia; sin embargo, creo que de ahora en adelante será más difícil obtener de ellos algo tangible.

Suplico sus oraciones al Señor para que conceda al apostolado de Africa Central santos y activos obreros evangélicos, tanto europeos como indígenas, y permanezcamos siempre unidos en el eterno amor de Jesús y de María.



Su devotmo. e ind. hermano

Daniel Comboni



Original francés.

Traducción del italiano






337
Sociedad de Colonia
1
El Cairo
17.12.1869
N. 337 (1152) - A LA SOCIEDAD DE COLONIA

«Jahresbericht...» 18 (1870), p. 12



El Cairo, 17 de diciembre de 1869



Breves noticias.





338
Madre Emilie Julien
0
El Cairo
23.12.1869
N. 338 (318) A LA MADRE EMILIE JULIEN

ASSGM, Afrique Centrale Dossier



W.J.M.J.



El Cairo, 23 de diciembre de 1869



Mi queridísima y reverenda Madre:



[2008]
Su carta del 29 de noviembre me fue entregada esta mañana. Tenía muchas esperanzas de que usted me concediese a Sor Josefina de Tiberíades, y por el contrario estaría dispuesta a quitarme hasta a Sor María Bertholon. Es usted una Madre muy buena, me ha ayudado en los momentos difíciles para mi Obra, sin usted un buen número de almas no habrían entrado en la Iglesia ni en el cielo por medio de mi Obra, ha sido una verdadera Madre para Daniel Comboni y para la Nigricia, y el agradecimiento que siento por ello durará toda la vida; pero, por amor de Dios, sea nuestra Madre y nuestra protectora hoy y en el futuro. La Obra marcha admirablemente. Monseñor Ciurcia, el Delegado Apostólico, ha llevado a Roma todo el interés por ella. Ha logrado volver amable al Cardenal, y es preciso que la casa principal de mi Obra, confiada a las Hermanas de San José, adquiera una solidez notable.


[2009]
Es por esto por lo que necesito Hermanas, y sobre todo una buena y capaz Hermana árabe. Sor María Bertholon ha soportado con una abnegación admirable los pesos más fatigosos de la fundación. Llena de celo, de entrega y de paciencia; muy devota, muy activa, muy caritativa, ha trabajado maravillosamente y se ha ganado el corazón de las negritas, que le tienen mucho cariño y aprecian sus desvelos. ¿Cómo podría soportar que fuese sustituida por otra y alejada de una obra tan útil y tan difícil en la que tan bien ha colaborado? Mi buena Madre, yo no le he hablado a ella de sus intenciones, ni le he dicho que le he escrito. Al contrario, le ruego vivamente que le dirija una buena carta de ánimo, a fin de que se siga entregando a la salvación de las almas más abandonadas. Está muy triste porque usted no le escribe nunca. La buena Hermana sufre, aunque raramente su espíritu refleja algún pequeño desaliento. Nunca se pone el sol sin que el buen Dios la consuele. Gracias a El, todas nuestras negritas son devotas y de buenas costumbres. No las podríamos dejar en un cuartel a merced de los soldados: morirían mártires. Pero hay alguna a la que de tanto en tanto le da la vena, y durante ese tiempo se muestra desagradecida. Es entonces cuando Sor María y yo sentimos menoscabado nuestro ánimo, y ella dice: «¡Es triste ser pagados con la ingratitud!» Pero esto pasa pronto.


[2010]
En más de cien cartas que las negritas han escrito a Verona a sus antiguas directoras, hacen mil elogios de las Hermanas y sobre todo de Sor María y Sor Magdalena, y declaran expresamente que han encontrado verdaderas madres en las Monjas. Usted sabe, muy reverenda Madre, que esto ocurre en las misiones y en las comunidades. Por lo demás, Sor María está muy bien. Es difícil que pueda encontrar dos Hermanas tan buenas, tan devotas y tan pacientes como Sor María y Sor Magdalena. Esta última es un ángel: muy piadosa, muy dócil, muy sacrificada, y siempre alegre y satisfecha. La adoran (sin que ella lo sepa) la Superiora y las negritas. Sor Magdalena es el retrato de San Estanislao de Koska. Por tanto permítame rogarle que no sueñe jamás con retirar a estas dos dignas Hermanas. Han seguido la Obra en los momentos más difíciles, y estoy muy interesado en conservarlas para siempre. Escriba, por favor, a las dos una bonita carta: la consideran a usted como a Jesucristo.


[2011]
Establecido como principio que estas dos Hermanas, Sor María y Sor Magdalena, permanezcan en mi Instituto, porque me es imposible encontrar dos Monjas más generosas, me encomiendo a su maternal caridad para obtener una Hermana árabe, que sea altruista y esté bien preparada en cuanto a leer y escribir árabe. Se necesita una maestra indígena que sea Monja. Resultará útil para las negritas y también para Sor María y Sor Magdalena. Además hace falta una Hermana para la limpieza. Sor María hace mucho. Es muy organizada, y le aseguro que en las condiciones en que nos hemos encontrado ha hecho hasta demasiado; pero no puede estar en todas partes. Si usted cree que Sor Verónica puede valer, yo estaría contento de que entrase en nuestra casa. Solamente hago esta observación: Sor María es muy humilde, no tiene interés en ser Superiora. Sin embargo creo que no conviene quitarle el superiorato, salvo cuando usted pueda concedernos una Superiora entre las de más edad del Instituto, como, por ejemplo, la Superiora del Hospital de Jerusalén, la Madre Asistente, etc. En fin, lo dejo a su buen criterio. Piense, Madre mía, ¿sería adecuada para nuestro Instituto esa santa Religiosa, la Superiora actual del Hospital de Jerusalén? Es muy mayor y está cansada. En el Viejo Cairo hay un aire magnífico, y para ella sería un descanso. Sor María y las negritas le tienen gran veneración. Nos haría un bien inmenso con su presencia. El Instituto del Viejo Cairo se está volviendo muy importante. Bajo su dirección, Sor Magdalena llegaría a ser una Superiora muy capacitada para dirigir las otras casas para negritas que pienso fundar.


[2012]
Todo considerado, con mis ingresos fijos actuales le puedo asegurar para siempre: 1) la casa pagada y amueblada; 2) cuatro mil francos al año. Con un poco de paciencia podría aumentar mucho esta cantidad. Usted sabe que las negritas trabajan. Pues bien, si acepta por ahora estas modestas condiciones, nosotros nos alegraríamos de inmiscuirnos sólo en la dirección espiritual, desinteresándonos de otras cosas, sobre todo de la administración, que nos quita tiempo. Si a usted le parece bien que nos arreglemos así, yo me encargo de llevar a cabo en poco tiempo todas las gestiones ante Monseñor y el Delegado. Naturalmente hay que dirigir a las negritas de modo que lleguen a ser apóstoles en su nación sobre la base de mi Plan, que es reconocido por Mons. el Delegado y por todos como el sistema más seguro para evangelizar Africa Central. En fin, Madre mía, venga en mi ayuda. Sor Isabel está en nuestra casa. Sor María no tiene ninguna observación que hacer; se queda gustosamente con las negritas. Sobre esta Hermana (que por lo demás es buena) sólo hablaremos después de haber arreglado lo de la Monja árabe y lo que acabo de decir. La Superiora actual del hospital me parece muy buena, prudente y religiosa. Lamento mucho la marcha de Sor Eufrasia, la Asistente. Nuestra Madre Catalina Valerio, de Verona, franciscana, está en Jerusalén. No puedo decirle nada acerca de lo que hará. Naturalmente, no me es posible contar con una sola Monja. No puedo prever en el momento presente lo que decidirán con usted, porque no conozco sus intenciones. También el P. Estanislao y el P. José están en Jerusalén.

Acepte las felicitaciones para estas fiestas y los mejores deseos para el nuevo año, que todos nosotros le mandamos. Hágaselos llegar de nuestra parte también a Sor Celeste, a Sor Rafaela y a todas.



Su devotmo. hijo

Daniel Comboni



Original francés.

Traducción del italiano






339
Don Joaquin Tomba
0
El Cairo
25.12.1869

N. 339 (319) - AL PADRE JOAQUIN TOMBA

AMV, Cart. «Missione Africana»

W.J.M.J.

El Cairo, 25 de diciembre de 1869

Mi muy querido D. Joaquín:
 

[2013]
No quiero dejar que se vaya Bajit sin haber escrito yo una línea para desearle a usted y a los Instos. masculino y femenino muchas felicidades en estas fiestas y en el año nuevo. No le doy noticias mías porque todo lo sabrá de Bajit. Sólo me encomiendo a sus oraciones y a las de todas y todos los del Instituto. Con la gracia de Dios, las nueve alumnas del Insto. de Verona, sin exceptuar ninguna, van bien y son verdaderamente buenas. Y aunque de cuando en cuando, eso sí, alguna de ellas sufre un arrebato pasajero, se muestran alegres y entusiasmadas con la misión. Se distinguen entre las demás Zenab, Justina, Quascè, Caltume y Zarifa, pero quizá la mejor de todas es Luisa, por su sensatez, y también Domitila. En los tres Institutos hay cuarenta y dos bocas que alimentar, lo cual me da quebraderos de cabeza; pero veo que es cierto lo que decía nuestro llorado Viejo, que Cristo es un caballero y no un fulero.


[2014]
Me parece tener bien asentada la iniciativa de la Obra en Africa, mientras que en Europa me queda mucho camino por recorrer; pero llegaré. He hecho un pacto con mi ecónomo San José. O, mejor, le he dado un ultimátum: en tres años quiero absolutamente cien mil táleros, y los quiero de grado o por fuerza. Creo que Pepote se lo pensará y acabará cediendo. El primer año iré por las buenas y lo colmaré de mimos, como si fuese una niñita; el segundo lo trataré con política, recurriendo a la vía diplomática; y como al cabo de dos años no me haya soltado la mitad de lo que le pido, entonces iré por las malas, y ya veremos. Ruegue también a este buen viejo que me ayude, porque por mi parte más de una vez le he calentado los oídos para que le ayudase a usted.


[2015]
Debo señalarle que soy miembro de la Asociación de San Carlos, en la que todo cura del Instituto Mazza que muere, gana una misa de los demás miembros que aún viven. Se lo advierto porque tengo pleno y absoluto derecho de pertenecer a ella, y de obtener, a mi muerte, las misas de todos los que me sobrevivan, habiendo yo celebrado misa por todos los ya fallecidos. Por eso suplico que cuando muera alguno se me dé aviso para celebrar la misa, escribiéndome a El Cairo, desde donde me será enviada la carta al punto del planeta en que me encuentre.

Salude de mi parte a Tregnaghi, a D. Donato, a D. Fochesato, a D. Beltrame, a la Betta, a Mamá Regina, a la Tía Zara, y a todos y a todas, y presente mis respetos a D. César Cavattoni.

En los Sdos. Corazones de Jesús y María queda de usted hummo. y afmo. servidor



Daniel Comboni






340
Firmas de Misas
1
El Cairo
1869
N. 340 (320) - FIRMAS DE LAS MISAS CELEBRADAS

EN LA IGLESIA DE LOS INSTITUTOS DE EL CAIRO

(del Registro de Misas)