Comboni, en este día

En una carta a Elisabetta Girelli (1870) desde Verona se lee:
Estamos unidos en el Sacratísimo Corazón de Jesús en la tierra, para luego unirnos en el cielo eternamente. Es menester recorrer a paso largo los caminos de Dios y de la santidad, para no detenerse más que en el paraíso.

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Nº Escrito
Destinatario
Señal (*)
Remitente
Fecha
381
Firmas de Misas
1
Alejandría
1870
N. 381 (1154) - FIRMA DE LA MISA CELEBRADA

EN SANTA CATALINA, EN ALEJANDRIA DE EGIPTO

ASCA, Registro Messe



1870



382
Mons. Luis de Canossa
0
Munich
2. 1.1871

N. 382 (358) - A MONS. LUIS DE CANOSSA

ACR, A, c. 14/75

Alab. J. y M. Eternamente lo sean

Munich, 2 de enero de 1871



Excelencia Rma.:


 

[2380]
En verdad es menester alabar al Señor y a nuestro buen ecónomo San José, que realmente quieren salvar a los negros. Veinte mil liras no son ninguna tontería. Es admirable la caridad de los nuestros de Praga. Yo escribí a Mons. Bragato que para la compra y restauración de la Casa Caobelli hacían falta veinte mil liras, por lo cual pedía que SS. MM. ayudasen a pagar la casa, mientras que por otro lado escribía a Negrelli diciéndole presionase para obtener veinte mil, aunque por dentro me daba por contento con tres mil florines. Y el Niño Jesús, en su bondad, nos concedió la cantidad total. Alabado sea Jesús. Bien ve V. E. que Dios quiere la Obra de Africa.


[2381]
Yo sería por tanto de la opinión de que V. E. avisase al incomparable y venerado Rector del Seminario, a fin de que tome sus medidas para que se marchen los inquilinos y hacer lo que crea conveniente para pagar apenas recibido el dinero, habiendo descuento por pronto pago. El Rmo. Sr. Rector es habilísimo en esto, y creo que de las 16.600 liras por las que ha obtenido la casa conseguiríamos una rebaja sustancial pagando inmediatamente. Mientras, escribiré a Negrelli para ver si va a mandar directamente a Verona el dinero o debo ir yo a recogerlo a Praga. En el último caso convendría que me fuese posible depositar el dinero en Viena, en algún corresponsal del agente Tezza, del cual lo podría recibir V. E. sin perder un céntimo.


[2382]
Todos los días pido a Dios: primero, cruces; segundo, personal bueno; tercero, dinero. Y resulta que el buen Jesús, por el bien de la Obra, prepara también cruces.


[2383]
He aquí una grande: el P. Estanislao ahora se queja de que –dice– lo he traicionado, y se ve obligado a volver a Europa. Me ha escrito una carta que me acongoja. Preveo que acabaremos perdiendo a estos dos Camilos, no porque queramos perderlos nosotros, sino porque ellos lo quieren. Quizá sea mejor trabajar con nuestros propios medios. Lo siento mucho, porque son dos buenos colaboradores; pero pienso fríamente en lo que Monseñor Ciurcia (a quien rogué que serenara al P. Estanislao y lo indujera a quedarse) me escribía hace diez días: «No espere que yo dé un solo paso o emplee siquiera una palabra para influir en la permanencia de quien, aunque tenga todas las mejores cualidades, carece de la principal: no sabe ser subordinado».


[2384]
Parece que el P. Estanislao ha obtenido de Mons. Ciurcia papeles que autorizan al Canónigo a confesar a las Monjas. Ha dejado toda la administración en manos de Ravignani, y él vive en el Colegio como un extraño (así me escribe él mismo) dispuesto a hacer el equipaje cuando le venga en gana. Creo que hasta que yo vaya a El Cairo lo más prudente será dejar las cosas como están, tanto de cara a los miembros del Instituto, que en general estiman a los dos buenos Camilos, como pensando en las Sociedades, a las cuales hablé favorablemente de los dos.


[2385]
Así las cosas, me parece oportuno armarnos de paciencia y seguir tomándonos el asunto con calma. Luego, si no es óbice el contenido de la carta que le escribe el P. Estanislao, creería conveniente que V. E. escribiese al mismo, antes del sábado, una blandísima y paternal misiva exhortándolo a confiar en Dios, porque también Ud. se interesará ante el General para que no sean reclamados a Europa, y animándolo a esperar a que terminen las cosas espantosas de Europa para arreglarlo todo.


[2386]
Pero es precisa toda la calma que Dios me concede siempre en la tempestad, para mostrar la debida paciencia. El General y el Provincial Camilos declararon no tener ni un sacerdote para Africa, y el P. Carcereri pretende que nosotros confiemos a los Camilos (después de las historias pasadas y presentes) una obra tan importante para dos solas personas, y que nos quedemos nosotros, los canónigos y los sacerdotes, de pensión con los Camilos. Falta la base, la humildad. Le envío también una carta del P. Estanislao para el P. Artini: convendría que, para que vaya sobre seguro al escribir, V. E. pudiese saber el contenido de la adjunta carta del P. Estanislao al P. Artini, interrogando para ello a este último.


[2387]
Por lo demás, haga lo que mejor le sugiera el espíritu de Dios, del que está informado un Superior, como es V. E., puesto por El. Origen de todo esto es ese maldito egoísmo religioso y frailuno que impera en casi todas las Ordenes religiosas: «la Orden, y luego Cristo y la Iglesia». Es una dura pero ineluctable verdad, ya conocida desde los tiempos de los Apóstoles, y de la que habla San Pablo... No es gran cosa el bien que se hace, dice el fraile, si no proviene de la Orden.


[2388]
Ante todo la Iglesia, y luego la Orden. Las Ordenes no son más que los brazos de la santa Iglesia.


[2389]
Mientras, en medio de mi dolor, me supone un gran gozo que su paternal corazón se consuele con la bendición de Praga. Vendrán otros consuelos mayores; pero espérese también otras cruces más pesadas, las cuales son necesarias para hacer las cosas como las quiere Dios.


[2390]
Sólo esta noche he llegado a Munich. En Bolzano, habiéndome dicho aquel Rmo. Prelado que había en Merano cuatro miembros de la Realeza, me dirigí enseguida allí. Lo malo es que luego de una caminata monte arriba desde la ciudad hasta el castillo del Príncipe Imperial, estuve con el Rey de Nápoles en una habitación tan caliente que al salir al frío agarré un constipado. Después de media hora de camino fui a inclinarme (no sin fruto) ante la Princesa de Hohenzollern Sigmaringen, tía del noto de Judea, y estuve con ella una hora en una habitación aún más caldeada. Guardé cama en el convento de los buenos Capuchinos de Merano, y luego, junto con Mons. Cosi, Vicario Apostólico de Shandong, fui huésped por unos días de S. A. Rma. el Obispo de Bressanone en su magnífico palacio. Allí, con buena leña y reconstituyentes, me he curado por completo. Ayer por la mañana me detuve en Innsbruck para ir a ver a la Condesa Spaur (que acompañó a Pío IX en 1848) y a un primo mío.


[2391]
Por ahora no le digo nada del sentimiento de la Alemania católica con respecto a Roma: quiero averiguar más. Ciertamente no es lo que nosotros creemos en Verona. El P. Curci quizá ha dicho una gran verdad.


[2392]
Confiemos en Dios, y sólo en El descansemos.

Desearía que me mandase la carta al Obispo de Passau y la nota de las misas que el Sr. Rector ha celebrado por Munich. Todavía no he hablado con nadie aquí en Munich, excepto con mi amigo Mons. Oberkamp, a quien he expuesto la mitad de los asuntos que me han traído a esta ciudad. Transmita mis respetuosos saludos a nuestro santo e incomparable Sr. Rector del Seminario y a D. Vicente, y mil de ellos al Marqués Octavio, a la vez que le desea muchas felicidades en estas fiestas y en el año que comienza



Su hummo. hijo D. Comboni






383
Mons. Luis de Canossa
0
Munich
20. 1.1871

N. 383 (359) - A MONS. LUIS DE CANOSSA

ACR, A, c. 14/76

Alab. J. y M. Eternamente lo sean

Munich, Monasterio de los Benedictinos

en San Bonifacio, 20 de enero de 1871



Excelencia Rma.:


 

[2393]
En vano he esperado la carta para el Obispo de Passau, del que depende el Santuario de Altötting. Sin embargo es necesaria.

No he conseguido llegar absolutamente a nada con el Gobierno bávaro. En primer lugar, el ministro del Interior y de Cultos estaba en Versalles, y sólo vino el doce del corriente. Mientras, encontré alojamiento en casa de mi amigo Haneberg, Abad de los Benedictinos, Prof. de la Universidad y primer arabista del mundo, el cual me acogió como un padre. Inquiriendo del Nuncio, Mons. Meglia, Arzpo. de Damasco, y del Rmo. Abad Haneberg precisos informes sobre el humor de la best... con que debía tratar, se me contestó una seconda vix (clasif. de nuestros tiempos).


[2394]
Sin embargo, llegado S. E. el Ministro Luts, me recibió gentilmente y me prometió hacer todo lo posible por complacerme, y con una carta de recomendación suya me mandó a ver al Barón de Sussmayr, Consejero de Cultos, el cual me dijo que era imposible conceder misas para el extranjero: primero, por estar expresamente prohibido por el Código penal dar limosnas de misas a otros países, y me mostró cuatro párrafos severísimos promulgados por el Rey Maximiliano; y segundo, porque las ochenta mil misas de Altötting no bastan para socorrer a las iglesias pobres de Baviera. Sin embargo, comprendiendo que mi viaje a Munich era propter hoc, el Consejero ministerial me sugirió que indicara a V. E. la conveniencia de escribir una solicitud al Obispo de Passau para pedirle mil florines de limosnas de dos mil misas; así, el Obispo se dirigirá al Jefe del Gobierno, S. E. el Presidente Zwehl (y el mismo Consejero de Cultos escribió el nombre en mi cuaderno) para obtener su aprobación, y cree que en tal caso dentro del corriente año verá satisfecha su petición. Espero la carta en Viena.


[2395]
El mismo Consejero y el Rmo. Haneberg me dirigieron a otra fuente: un Santuario de Munich, que será un maná para el futuro. Me presenté al Director del Herzog Spital, el Rmo. Abad Meixner, y me recibió como a un hermano. Me dijo que había mandado las últimas misas a Estocolmo y Hamburgo; pero que me preparará un buen número de ellas para mi regreso, y que de cuando en cuando también las mandará a V. E. Igualmente el Obispo de Bressanone, Mons. Gasser, me va a preparar un buen número de ellas a mi vuelta.

Ahora tengo a su disposición mil misas con las que me ha favorecido el Arzpo. de Munich, del que he recibido esta mañana quinientos florines bávaros, que también están a su disposición. Cada misa sale a 1,10 fr. de plata. Tengo diez hojas de cien misas cada una, del modelo que le incluyo.


[2396]
Mañana voy a Altötting, el lunes a Salzburgo, el miércoles a Passau, el jueves a Linz y el viernes a Viena.

Aunque aquí en Alemania nadie cree en una intervención armada de Prusia en favor del Papa, como es el caso del Obispo de Bressanone, el del Nuncio y el de mi amigo el corresponsal en Munich de L’Unità Cattolica (y todos ellos están seguros de que a su tiempo el Papa será liberado de un modo extraordinario), sin embargo he aquí lo que me dijo el Arzobispo de Munich: «Sé con seguridad que el rey de Prusia desaprueba sobremanera la conducta del Gobierno italiano respecto a Roma: le desagrada mucho, y tiene un gran deseo de hacer algo por el Papa y de ayudarlo según sus deseos. Pero por ahora no puede hacer nada; sólo cuando la guerra haya terminado».


[2397]
He escrito al Card. de Hohenlohe a Schillingfürst (Alta Franconia), rogándole su recomendación para las misas de Altötting; he ido a ver al Príncipe Hohenlohe, su hermano, el célebre bufón que quería inducir a los Gobiernos a impedir el Concilio; he visitado a su esposa, la Princesa Witgenstein, que es hermana de la Princesa de Campagnano, esposa de D. Mario Chigi: siempre buenas palabras, pero, de hechos, nada. Fiat.


[2398]
Termino la presente manifestándole el dolor que me ha causado la carta del P. Estanislao Carcereri. Parece que espera una respuesta decisiva del P. Guardi para volver a Europa junto con Franceschini. Así me escribe apertis verbis. Pero no puede hacer esto sin una carta de V. E., inmediato y directo Superior de los dos Camilos. Nosotros habíamos calculado una permanencia de cinco años, y sin la autorización de V. E. no pueden regresar. Si lo hacen, entonces tendré una razón de más para estar convencido de que ciertos frailes son unos MULOS, y que para no llevarnos tantos disgustos lo mejor será que trabajemos con nuestros propios medios. Presente mis respetos al Marqués Octavio, al Rmo. Rector del Seminario y a D. Vicente, y besa a V. E. las manos



Su indignmo. hijo

Daniel Comboni



En Passau trato el asunto de Altötting con el Obispo: espero la carta en Viena.






384
Mons. Luis de Canossa
0
Viena
5. 2.1871

N. 384 (360) - A MONS. LUIS DE CANOSSA

ACR, A, c. 14/77

W.J.M.J.

Viena, 5 de febrero de 1871



Excelencia Rma.:


 

[2399]
Aunque en lo relativo a la misión consigo poca cosa, en lo tocante a las misas espero lograr, en cambio, algo sustancioso.

Los heridos, los prisioneros, las viudas, los huérfanos, el óbolo de San Pedro, el total estancamiento del comercio... todo contribuye a que no se encuentren donaciones. He tomado el pulso a todos los Príncipes y Princesas Reales de Baviera y al Rey mismo, y apenas he obtenido doscientos florines. Sin embargo, a base de predicar y machacar, espero haber asegurado en la Sociedad Ludwig-Verein mil florines al año para Africa, previa presentación anual de un Informe sobre la marcha de la Misión. Esto, de todas formas, son palabras y promesas del que dirige la Sociedad, porque hasta ahora, en concreto, sólo he conseguido trescientos florines. Todo lo he mandado a El Cairo, ya que desde allí me tienen frito con cartas apremiantes. Pero lo que no comprendo es que con tanta miseria haya ocurrido el hecho que me notifica el P. Estanislao en estos términos: «Ayer (19 de enero) llegaba de Grecia el vino comprado y pagado para todo el año. Eran 1.500 oke (más de 2.500 litros) y costaba 746 francos. Dios ha querido que perdiéramos más de una tercera parte del mismo delante del portón. Spectantibus omnibus, estalló el fondo de una de las grandes cubas, y salió despedido a distancia.


[2400]
Hágase la sola voluntad de Dios». Aquí en Viena Mons. Cosi, Obispo Vicario Aplico. de Shandong, llamó a la puerta de todos los Archiduques, y ni una perra. Mons. Simor, Primado de Hungría, le entregó trescientos florines. Yo iré a ver cómo me responde ese Monseñor, y espero que los Archiduques se me den mejor que a él.

En cuanto a las misas, las únicas fuentes de ellas son los Santuarios, donde ahora hay pocos peregrinos porque dos brazas de nieve impiden la devoción. Pero he conseguido cosas buenísimas en todos los Santuarios que he visitado. Tengo datos precisos de los Abades y Jefes de los Santuarios, de la época propicia, etc. Uno mandará dos mil misas al año. Total que ya verá cómo a mi regreso V. E. se pone contento. Pero hasta ahora no tengo más que quinientas (las mil de Munich aparte), o sea, 220 florines austríacos en billetes, a 44 sueldos cada una, del Santuario de Maria Plain, que me ha dado el Abad Alberto V de San Pedro, en Salzburgo, el cual va a dar más todos los años. Todo lo tengo en mi mente, y cómo estimular la buena disposición de estos Monseñores con melifluas misivas. Pero todo es para Verona.


[2401]
Mi delicadeza me ha obligado a presentar y a hacer aceptar con insistencia las cartas episcopales para misas. Como pido para la misión, conviene que ofrezca todos los documentos para misas, no vaya a pensarse que me sirvo de las limosnas de las misas para la misión. Por ello sólo me quedan dos cartas. Hágame, pues, el favor de pedir al Rector del Seminario que me firme quince cartas más, pero no tan largas, porque no las leen: más breves. Hágalas preparar enseguida y mándemelas a Viena, dirigidas al Nuncio Apostólico.


[2402]
Al leer la estimada última suya en que me comunicaba la pacificación de los dos de El Cairo, volví de la muerte a la vida, lloré de alegría y di gracias al Niño Jesús (del que llevo conmigo una estatuilla milagrosa, regalo de mis Monjas de Salzburgo, que tiene más de doscientos años y un ornamento valorado en más de 60 florines, y que será el Rey de la Nigricia). Pero una hora después, leídas las cartas de El Cairo, me volvió en buena parte la tristeza. El P. Guardi escribió al P. Estanislao que en caso de que no haya más esperanzas de un acuerdo en el sentido mil veces manifestado, no encontraría ningún inconveniente en que ambos volviesen inmediatamente a Italia. Así que el P. Estanislao ha decidido marcharse, aunque no antes de Pascua.


[2403]
Podría ser que las cartas de V. E. Rma. cambiasen las cosas; claro que cuando un fraile es mulo, poco se puede esperar. Disculpe, pero debo ser franco con mi Padre.

No hay peligro de que yo me envanezca. Dios me ha hecho y hace doblar el cuello ante tantas humillaciones, mortificaciones y rechazos que no me puede venir la tentación de la soberbia. Dios hace bien, porque de lo contrario el burro alzaría la cabeza y...

Dé su bendición a este



Su hummo. e indignmo. hijo

Daniel



Le manda muchos saludos del Arzobispo de Salzburgo, con el que pasé un gran rato.






385
Mons. Luis de Canossa
0
Viena
10. 2.1871

N. 385 (361) - A MONS. LUIS DE CANOSSA

ACR, A, c. 14/78

W.J.M.J.

Desde el Convento de los Dominicos

Viena, 10 de febrero de 1870



Excelencia Rma.:


 

[2404]
Aunque las noticias del P. Carcereri respecto a la prima de D. Falezza sean exageradas, y aunque nuestra Superiora de El Cairo –quien durante trece años estuvo al frente del Asilo femenino de Malta, que era el refugio de las malcasadas, etc., etc.– tenga bastante vigor y energía para mantener a raya a una locuela, si tal fuese la prima de don Falezza, no obstante, para poner remedio al desorden si realmente lo hay, o pro bono pacis con el P. Estanislao si lo que dice es exagerado, a las dos de la tarde del 6 del corriente mandé el siguiente telegrama a El Cairo (que costó 19 florines y 10 kreutzer) dirigido al P. Estanislao:

«Si cree necesario oído consejo P. Pedro Compagni aleje de Institutos enseguida con prudencia prima D. Miguel».


[2405]
Las cartas que escribí desde el Seminario a D. Miguel (y que puedo enseñar a V. E.) dicen bastante cómo en las dos ocasiones que vi a esa mujer con él, nunca descubrí en ella una perfecta conversión. Sin embargo, como nosotros estamos en el mundo para convertir hasta al diablo si fuese posible, y teniendo en cuenta que en El Cairo yo había destinado dicha mujer a la Casa del Sdo. Corazón de María, donde hay una superiora que tiene unos bigotes de capitán prusiano, y que despliega energía cuando se lo impone el deber, no me pareció inconveniente intentar hacer el bien a esa alma. Además, no veo cómo se puede comprometer nuestro Instituto porque ella se porte mal.


[2406]
Al P. Estanislao y a la Superiora les he escrito hace tiempo que se la vigile y no se la deje salir nunca por muchos meses, sino que pasee por la terraza o por el jardín, y que si se empeña en salir, que se la expulse. No comprendo qué necesidad había de alarmar al Vicario Aplico., y quizá a los frailes, porque el Instituto haya dado asilo a una pecadora, vigilada por varias monjas. Pobre del mundo si nos asustásemos por esto. Nuestro P. Estanislao tiene buenas cualidades; pero todavía le falta experiencia de mundo, y en algunas circunstancias es precipitado en sus juicios. Esta es la razón por la que le he predicado con las palabras y con el ejemplo que consulte siempre a sus compañeros y al P. Pedro antes de decidir sobre algo de importancia. De todos modos le suplico que ruegue a Jesús por este asunto, que yo he confiado a este querido Rey de la Nigricia que tengo conmigo.

Le manda saludos el Nuncio Apostólico. Anteayer estuve comiendo en su casa, y ayer el pobre me dio cien florines con la sola obligación de rezar un poco por él.

Rece V. Excelencia (y presente mis respetos al Marqués Octavio, a D. Vicente, a Perbellini y al Vicario) por



Su hummo. e indignmo. hijo

Daniel Comboni






386
Mons. Luis de Canossa
0
Viena
26. 2.1871

N. 386 (362) - A MONS. LUIS DE CANOSSA

ACR, A, c. 14/79

Alab. J. y M. Eternamente así sea

Viena, 26 de febrero de 1871

Excelencia Rma.:


 

[2407]
Le suplico encarecidamente cuanto sé y puedo que me envíe a vuelta de correo el famoso opúsculo del P. Curci, en el que dice que la Santa Sede no debe esperar nada de Prusia, y que ha producido tanto ruido en Italia. Es para S. A. el Duque de Módena, que tiene vivos deseos de leerlo, y me ha rogado hoy que se lo consiga. Yo deseo contentarlo porque me prepara una ayuda, y porque se trata de un asiduo e insigne bienhechor. Espero, pues, que me lo mande enseguida aquí al convento de los Dominicos donde me alojo. Tendré especial cuidado en facilitar a V. E. otro ejemplar. Reciba los saludos del Duque de Módena, que es un ferviente y gran católico. En las principescas esferas de los Archiduques de Austria hay una gran aversión hacia el Emperador de Alemania y hacia Prusia, y mucha simpatía por Francia privada de Bonaparte y dueña de su destino; y se espera que Dios, como ha castigado al Imperio francés, dará dentro de no mucho una gran lección al orgulloso déspota que manda en Alemania. Reina en esas mismas esferas un gran temor a que el orgulloso Monarca prusiano no tarde en venir a crear problemas a Austria.


[2408]
Pero ahora basta, porque no tengo tiempo. Recibí las doce peticiones de misas. Espero con impaciencia el opúsculo de Mons. Curci: V. E. sabrá encontrarlo como sea. Mientras, pidiéndole la bendición, me declaro



Su devotmo. hijo

Daniel Comboni M. A.



Un italiano ha donado a nuestros Institutos de Egipto un terreno a diez minutos de El Cairo valorado en seis mil francos. Esto según cartas recibidas ayer. Aún no conozco los detalles.






387
Emperador Francisco José
0
Viena
2. 3.1871

N. 387 (363) - AL EMPERADOR FRANCISCO JOSE

ASW, Afr. C., f. 27/12

Viena, 2 de marzo de 1871

Majestad:


 

[2409]
Débil desecho de la ardua Misión de Africa Central, pero dispuesto a sacrificar mil veces la vida por los más de cien millones de negros que en esas abrasadas regiones duermen todavía en las tinieblas del paganismo, a invitación de la Santa Sede ideé el Plan para la Regeneración de Africa, el cual está orientado a implantar establemente la fe y la civilización entre aquellas vastas tribus, según la magnánima intención que tuvo V. M. I. al promover aquella sublime Misión y cubrirla con vuestra providencial y soberana protección

En base a este Plan, con la autorización de la Santa Sede he fundado tres Institutos de negros en Egipto –a los que hace referencia el adjunto Programm der Regeneration des Negerlandes–, con objeto de educar en la fe, la moral, las ciencias y las artes a jóvenes de ambos sexos pertenecientes a la raza negra, a fin de que, terminada su educación, vuelvan a sus países de origen para servir de apóstoles de Religión y civilización a las gentes de su mismo pueblo, bajo la guía de los misioneros europeos ya aclimatados en tierras egipcias.


[2410]
De esta providente Institución puede depender la salvación y civilización de la Nigricia, que comprende la décima parte de todo el género humano.

Para albergar a los sacerdotes, las monjas, los catequistas, los artesanos, las maestras negras y los alumnos negros de ambos sexos de los tres Institutos ya felizmente puestos en marcha, debo pagar cada año 2.400 florines por al arrendamiento de tres casas, al no disponer yo de ningún local en propiedad. Además, dados los tiempos difíciles que corren, me veo muy apurado para proveer al mantenimiento de los Institutos.

Postrado, pues, ante el trono de V. M. I. A. como Augusto Señor y Patrocinador que sois de la Nigricia, imploro de vuestro magnánimo corazón fervientemente y con lágrimas en los ojos una generosa ayuda, destinada a construir el Establecimiento Fundamental de los negros en El Cairo –para el cual poseo ya un amplio terreno a cinco minutos de la estación ferroviaria, y algunos materiales– y a mantener los Institutos.


[2411]
Ardua, grandiosa, importantísima es la Santa Obra a la que estoy consagrado. Pero con la ayuda de Dios, y bajo la gloriosa bandera Austríaca, que ondeará en toda la inmensidad de la Nigricia, dos veces más extensa que toda Europa, triunfaremos en el intento. Mis valerosos misioneros y yo no vamos a asustarnos por los peligros, dificultades, sufrimientos y sudores, sino que perseveraremos constantes hasta la muerte en esta empresa humanitaria de Religión y civilización.


[2412]
Incluyo el Postulatum pro Nigris Africae Centralis, que fue admitido por Su.Santidad Pío IX en el Concilio Vaticano. Mientras, en la confianza de que mi humilde súplica será escuchada, me postro en homenaje a los pies de V. M. I. R. A.



Daniel Comboni

Misro. Aplico. de Africa Central

Fund. y Sup. de los Instos. de Negros de Egipto






388
Mons. Luis de Canossa
0
Viena
20. 3.1871

N. 388 (364) - A MONS. LUIS DE CANOSSA

ACR, A, c. 14/80

W.J.M.J.

Viena, 20 de marzo de 1871

Excelencia Rma.:


 

[2413]
Todavía estoy impresionado por la gran reunión de la Archicofradía de San Miguel celebrada ayer en la gran Sala de Sophienbad (grande como la iglesia de San Nicolás, con veintiocho tribunas). Después de comer en casa del Nuncio Aplico., entramos en la gran Sala llena de la flor de la nobleza vienesa, donde los Príncipes, los Duques, los Marqueses y las Princesas se mezclaban en un solo pensamiento, en el amor al Papa. Pocos Obispos y sacerdotes hablan con tanta unción y fervor en pro de la causa de la Iglesia y del Papa como lo hicieron los oradores. En una palabra, declararon abiertamente que Austria debe correr a liberar al Papa; que Austria en un tiempo fue grande porque era católica, y ahora está en peligro porque se alejó de sus tradiciones; y que es preciso que el Emperador, a quien tanto quiere el Papa, corresponda con el mismo amor. Habló el Presidente como los ángeles. Hablaron el Príncipe de Fürstenberg, hermano del Arzpo. de Omütz; los Príncipes de Altgrave, de Salm Clary y de Czerny; el Dr. Graff, de Innsbruck, y el Cde. Brandis, Presidente de la Sociedad Católica de la Alta Austria. Se cerró la reunión, que duró cuatro horas, con la Bendición Papal dada por S. E. el Nuncio Aplico. En Viena hay eminentes católicos.


[2414]
El Cardenal de Viena me ha dado una buena limosna. He recibido otra carta que confirma lo que le escribí sobre América. Las cartas de El Cairo son mejores. Parece que la Madre Catalina va a hacerse alejar del Instituto. Dice el P. Estanislao que es un suplicio: entre otras cosas había instigado e incitado a Domingo, el de Montorio, a dejar el Instituto y hacerse franciscano. Esto según el P. Estanislao.


[2415]
Mil saludos de los cuatro Condes Thum: Francisco, Constantino, León y Federico. Este último ha estado en la cama un mes a causa de una caída en el hielo. El Duque de Módena ha sido tacañete: sólo me ha dado trescientos florines. Pero Dios proveerá. Tras los últimos napoleones de oro enviados a El Cairo, he mandado esta mañana otros veinticinco por el Ministerio de Asuntos Exteriores.


[2416]
Ayer fue un día feliz, porque pude hablar claro a San José. Veo que hay que ser atrevidillo con este bendito santo. El Canónigo Cde. Coudenhove (que nació en Verona en 1819) me aconseja ir a América, donde él fue misionero; dice que con las cosas interesantes de nuestra misión, y con los idiomas inglés y alemán, puedo conseguir cien mil táleros (¡¡demasiado!!). En todo caso, primero es preciso que veamos cómo van los señores de Egipto, y que yo marche allá. Pero entretanto rece, alce los brazos y bendiga a



Su indignmo. hijo

Daniel Comboni




[2417]
Le mando una imagen de la Virgen de Altötting con el velo milagroso y que concede gracias. Le presenta sus respetos D. Carlos Tomezzoli, a quien entregué una copia de sus cartas para misas. Tratará de conseguir de éstas, y además cada año mandará doscientas o trescientas misas que sobran a la Iglesia Italiana. Dijo que sobre esto se pondrá en contacto directo con V. E.


[2418]
Se encuentra conmigo en el convento de los Dominicos Mons. Pelami, futuro Superior del Seminario de Misiones Extranjeras de Roma. Irá a Verona después de Pascua. Estuvo en el Cónclave cuando fue elegido el Papa Pío IX. Hemos estrechado una gran amistad: es un hombre comme il faut. Me gustaría que en el día o dos que estará en Verona le dispensase una buena acogida y lo hiciera hospedarse en el Seminario o en algún lugar similar. Es íntimo del Nuncio.

Muchos saludos al Marqués Octavio, a D. Vicente, a Mons. el Vicario, a Mons. Perbellini, etc.



Daniel



Si desea en seguida el dinero de las mil quinientas misas, basta una indicación suya. Son:

1. 52 napoleones de oro

2. 4 francos con 25 céntimos

3. 220 florines en billetes.

Cuando me mueva de Viena espero conseguir muchas más.






389
Mons. Luis de Canossa
0
Viena
23. 3.1871

N. 389 (365) - A MONS. LUIS DE CANOSSA

ACR, A, c. 14/81

W.J.M.J.

Convento de los Dominicos

Viena, 23 de marzo de 1871



Excelencia Rma.:


 

[2419]
Finalmente ayer pude saber cómo va la petición que presenté en manos de S. M., el cual la acogió con mucha bondad. Como en ella yo pedía que S. M. me ayudase para la construcción de un Instituto fundamental en El Cairo, el Emperador, dándole un curso favorable, transmitió orden al Ministerio de Asuntos Exteriores para oír al I. R. Agente y Cónsul General de Egipto y ver qué gasto sería necesario para dicha construcción; a continuación de lo cual dicho Ministerio hará un Informe al Emperador exponiéndole el total. Su Excelencia el Consejero Gagern de Exteriores trabaja enérgicamente a nuestro favor, y lo mismo S. E. el Cons. Braun, Jefe del Gabinete Imperial privado. En suma, me parece ver buena disposición en todos, porque me he hecho recomendar por eminentes personajes.


[2420]
Pero el éxito depende en gran parte del Informe del Cónsul General austríaco de Egipto. Y como éste se pondrá en comunicación al respecto con S. E. el Delegado Aplico. Mons. Ciurcia, he escrito buscando el apoyo de uno y de otro, y he dado orden al P. Estanislao de que lleve bien este asunto y de que haga resaltar la importancia del terreno que nos ha sido donado, etcétera. Yo diría que una cálida recomendación de V. E. ante Mons. Ciurcia sería de gran utilidad. Por tanto le ruego que escriba una buena carta sobre este asunto a Mons. el Delegado; pero no después del sábado 25 del corriente, porque así está aún a tiempo de que el vapor de Bríndisi pueda llevarla oportunamente a su destino el sábado siguiente. Si obtenemos una buena ayuda de diez o quince mil florines, será otro paso adelante para nuestra santa Obra. Escribiendo a Alejandría por la ruta de Bríndisi antes de la medianoche del sábado, la carta llega a tiempo.


[2421]
Pida a Mons. Ciurcia que apoye a nuestros Institutos. Porque hay quien me asegura en el Ministerio de A. Exteriores que, una vez llegado a Viena el Informe del Cónsul de Egipto, S. M. el Emperador, directamente o por medio de Beust, me recomendará en cálidos términos al Virrey de Egipto. Entonces también al señor Jedive, o Khedive (al que «L’Unità Cattolica» llama el Cativo, el Malo), le haremos sudar monedas para nuestros Institutos: el Malo no se anda con bromas, pero es más generoso que cualquier Soberano europeo.


[2422]
He podido abordar a Beust. Leyó con interés el Plan en alemán, y me dijo : Das ist sehr interessant. Me habló como un católico, aunque no cree ni en la harina de los bizcochos.

Salude de mi parte al Sr. Rector del Seminario. Como ya nos acercamos a las calendas griegas, pienso mandarle 220 florines por 500 misas que me ha dado el

Rmo. Prelado Mons. Alberto V Eder

Abad del Monasterio de los Benedictinos

de San Pedro, en Salzburgo

La semana próxima le podrá escribir en italiano dándole infinitas gracias y rogándole que mande más misas en el futuro.

Le beso las manos, y bendiga a



Su pobre e indig. hijo

Daniel Comboni






390
Don Francisco Bricolo
0
Viena
29. 3.1871

N. 390 (366) - A DON FRANCISCO BRICOLO

ACR, A, c. 14/24

W.J.M.J.

Convento de los Dominicos

Viena, 29 de marzo de 1871



Mi muy querido y estimado D. Francisco:
 

[2423]
O nada, o demasiado. Preveo que para hacerme comprender voy a necesitar una larga carta. ¡Pues sea!, porque es necesario que me entienda bien.

Aquí, en este convento que me ha concedido cortés y generosa hospitalidad, vive un grande y doctísimo Prelado, el cual me ha pedido que le ayude en un asunto en el que por razón de amistad, y por otros muchos motivos cuya alusión no viene al caso, es preciso que tenga éxito. A toda costa hay que conseguir lo que se propone este dignísimo Monseñor, cualquiera que sea la impresión que pueda producir la idea de que se trata.


[2424]
El que desea un feliz resultado en este asunto es un gran católico dotado de singular ciencia y piedad, el cual ha defendido de mil maneras y ante todo la causa del Papa y las normas del Evangelio con la Prensa católica, y que por mil razones es benemérito a la Iglesia, al catolicismo y a la causa de la verdad, especialmente en Austria. Se trata de Monseñor Sebastián Brunner, Protonotario Apostólico de la S. Romana Iglesia, Prelado Infulado y Prelado Doméstico de Su Santidad, Doctor en Teología, Doctor en Filosofía, Consejero del Consistorio de la Archidiócesis de Zagreb, y Decano de los Doctores de Filosofía de la Universidad de Viena, miembro de la Facultad teológica de Salzburgo, miembro de la Academia Tiberina, de La Sapiencia y de la Academia de los Arcades de Roma, etc., etc., etc. Con todos estos títulos, que, según todos los hombres más doctos de Viena, fueron bien ganados, creo que Mons. Brunner sólo puede desear una cosa buena, útil, digna, y merecedora de que hombres formales se ocupen de ella, bien entendido además que dicho respetabilísimo Monseñor corre con todos los gastos.


[2425]
Aquello a que se refiere la petición figura en el adjunto Anexo A. Digamos que habría un venerable Obispo de una gran Diócesis, doctísimo, etc., al que se trataría de hacer que las Autoridades Universitarias le confiriesen el grado de Doctor en Teología ad honorem. Los títulos que posee este doctísimo Obispo son superabundantes, y es inútil enumerarlos aquí.

Ahora hay que ver la manera de ponerse en marcha y hacer en Padua las gestiones necesarias para obtener el fin perseguido. No teniendo yo en este momento nadie de plena confianza a quien encargar el asunto, me dirijo a usted, que está tan cerca de Padua, y que en Vicenza tiene Monseñores y gente docta que puede ayudarlo. Cuando el asunto fuese posible (y yo creo que la Universidad Patavina debería considerar como un sumo honor el conferir a un gran Obispo de una gran Diócesis un título que da a simples curas), dicho Mons. Brunner iría enseguida al Véneto a mostrar, hacer, tratar, etc. Y como éste es un personaje muy influyente y de las altas esferas de Viena, siempre podría usted tener en este doctísimo y respetable Monseñor, en cualquier circunstancia o necesidad, un amigo capaz de servirle por hacer bien al prójimo. Ahora no le digo nada de mis cosas. Sólo que ya he comprado en Verona y pagado con buenos napoleones de oro el Palacio Caobelli para el nuevo Colegio de Misiones de la Nigricia. Muchos y respetuosos saludos a Mons. el Obispo –de quien he hecho las veces, como me dijo–, e igualmente a todos los del Colegio. Y créame siempre de Ud. afmo.



Daniel Comboni