[3051]
En la esperanza de que V. Em.a haya recibido la última que le escribí desde esta capital, voy exponerle y someterle ahora el modo como intentaría realizar la próxima expedición a Africa Central, por ir ya por buen camino la tramitación de un Firmán de protección, que S. A. el Jedive está a punto de concederme.
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Ante todo debo señalarle que en Jartum está la antigua Estación con un gran jardín, a un lado del cual se levanta la amplia residencia de los misioneros, y al otro la casa llamada de Casolani, porque la habitaron los misioneros desde Casolani a Gostner (de 1848 a 1855). En esta última hay ahora unas treinta negritas, sin ninguna directora adecuada. Igualmente en El-Obeid, en el Kordofán, tenemos un amplio jardín donde se encuentran diseminadas cuatro pequeñas casas. En una de ellas están los cuatro exploradores con algunos negritos, y en otra hay algunas negras, una de las cuales es una vieja casi desdentada que hace de Madre Superiora.
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Tanto en Jartum como en el Kordofán, cristianos de diversas sectas, e incluso musulmanes, piden con insistencia que se abran escuelas.
Después de sopesar debidamente todas las circunstancias, y de suplicar fervientemente al Señor que me guíe bien en tan relevante asunto, estoy convencido de que sería necesario elegir ya en los dos Institutos de El Cairo algunas personas entre las más preparadas y maduras para ocupar la Estación de Jartum, que está provista de lo necesario. Y después de abrir y poner suficientemente en marcha allí dos casas, yo iría al Kordofán con dos sacerdotes y dos hermanos laicos para establecer adecuadamente aquella Estación y preparar también allí una casa femenina en la que instalar a su debido tiempo a las Hermanas y a las Maestras negras.
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Así, yo creería conveniente elegir en los Instos. preparatorios de El Cairo:
1.o Cinco Sacerdotes ya aclimatados, con tres catequistas y píos artesanos europeos.
2.o Cuatro Hermanas, con siete u ocho expertas Maestras negras.
La pequeña familia masculina embarcaría en una dahhabia, o barco fluvial, con camarotes bastante cómodos; la familia femenina iría en otra dahhabia todavía más cómoda. Las dos embarcaciones navegarían siempre a poca distancia la una de la otra, y así se haría el viaje de El Cairo a Asuán, de Schellal a Korosko y de Berber a Jartum.
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Luego, la manera de realizar el viaje por el desierto desde Korosho hasta Berber (de Asuán a Schellal no hay más que dos horas) sería la siguiente: Se dividirían los camellos en dos pequeñas caravanas, una a diez minutos de distancia de la otra. La que iría delante sería la masculina, detrás de la cual iría la femenina seguida a cierta distancia por dos Hhabir, o guías gubernativos obtenidos a este objeto del Gran Jefe del Desierto. Por la noche, las dos pequeñas caravanas católicas se cobijarían bajo dos grandes tiendas, que ahora estamos preparando. Estoy convencido de que de este modo se realizaría un viaje conveniente en todos los aspectos, y completamente seguro.
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Bajo la administración de mis predecesores Knoblecher y Kirchner, los sábados utilizábamos siempre grasa animal, cuando la teníamos, por falta de aceite. Entre las facultades que la S. C. se ha dignado conferirme, no figura en absoluto la autorización para no comer de vigilia los sábados. Sin duda mis predecesores recibirían permiso para ello mediante documento especial. Ya en aquellos tiempos se me decía que la S. C. había dispensado de la vigilia incluso los viernes, porque en Africa Central no existe el aceite, y en el Nilo Blanco no se hace mantequilla. Por tanto, para mi tranquilidad de conciencia (no pudiendo la costumbre tener fuerza de ley en una Iglesia recién nacida), suplico a V. Em.a me obtenga de S. S. especial privilegio al respecto, en la seguridad de que lo utilizaré con toda cautela y prudencia.
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La semana pasada fui a Alejandría a presentar mis respetos a Monseñor Ciurcia, que me entregó el inventario de Schellal. No se encuentra en buen estado de salud, aunque hay alguna mejoría. Roguemos al Señor que se digne conservar para tan difícil y espinoso cargo a este distinguido Prelado, que difícilmente podrá tener un sucesor similar a él.
Confiando en tener pronto el honor de recibir sus venerados escritos, le beso la sagrada púrpura y me declaro con la más profunda veneración
De V. Em.a Rma.
hummo. obedmo. y devotmo. hijo
Daniel Comboni, Provco. Aplico.