[1858]
Siguiendo el ejemplo de Jesucristo, de los Apóstoles y de las principales asociaciones católicas que tienen como sublime tarea la evangélica regeneración de los pueblos infieles, también los Misioneros de los Institutos de Negros de Egipto, llamados a cooperar en la medida de sus fuerzas a la regeneración de la infeliz Nigricia según las normas del «Plan para la regeneración de Africa», en espera de formular un Reglamento estable y perpetuo que someter a la aprobación de la S. C. de Propaganda según los resultados de la prueba y de una suficiente experiencia local, a modo de experimento se han dado y siguen desde hace más de un año, como directrices de su vida apostólica en dichos Institutos, las normas siguientes:
[1859]
l.a Nuestros Misioneros, ya sean Sacerdotes o Laicos, viven juntos como hermanos en la misma vocación –bajo la dirección y dependencia del que es nombrado Superior local del Instituto, al cual son destinados por la Autoridad competente–, sin rivalidades ni pretensiones, inclinados a hacer aquello que se les manda, dispuestos a comprenderse y ayudarse mutuamente, y respetuosos siempre hacia los otros Misioneros del lugar, con los que procuran estar siempre en perfecta armonía, incluso en el ejercicio del ministerio.
[1860]
2.a Aunque no obligados por voto, profesan al Superior una religiosa y filial obediencia en todo por amor de Dios, del buen orden y de los verdaderos progresos de la obra a la que se han consagrado. Y su dependencia de él abarca el mismo ejercicio del ministerio, el desempeño de los diversos cargos del Instituto, el modo y la forma de la educación que impartir a los negros, las salidas del Instituto y la admisión de encargos de personas ajenas al mismo; de manera que cada uno obra de acuerdo con él, con su consentimiento y licencia.
[1861]
3.a Por su parte, él se considera padre y hermano respecto a ellos. Se muestra abierto a secundar cuanto puede su celo y sus justos deseos, y a proveer a sus necesidades; distribuye las diversas tareas atendiendo a la habilidad, inclinación y fuerza de cada uno; procura en caso de enfermedad, de la mejor manera posible, que el enfermo recupere pronto la salud, buscando además los medios que pueden ayudar a conservarla; y evita recurrir a disposiciones demasiado severas, sin grave y urgente necesidad.
[1862]
4.a El Superior es responsable del Instituto y de los que forman parte de él. Es de su competencia directa el gobierno y la administración del mismo y la vigilancia sobre cada uno, así como la representación ante todas las autoridades locales, e igualmente le incumben todas las demás funciones inherentes al cargo de Jefe del Instituto. Pero en los asuntos de mayor relieve pide la opinión de los más prudentes y experimentados entre sus hermanos, y más cuando haya motivo para temer peligrosas consecuencias.
[1863]
5.a Nadie manda informes o cartas destinados a ser impresos, ni siquiera a las Sociedades benefactoras de nuestros Institutos, sin recibir el encargo o la previa aprobación del Superior.
[1864]
6.a Todos llevan una vida en común, contentos tanto con la comida como con la ropa, los muebles, los libros y demás cosas que puede proveer el Instituto en la medida de sus recursos. Sólo a los Sacerdotes les está permitido usar para sus necesidades particulares lo que les llegue de sus familias o de sus propias rentas; pero se abstienen de administrar directamente los bienes particulares que posean en su patria, y ceden en favor del Instituto las limosnas por aplicaciones de misas o funciones religiosas, etc., etc.
[1865]
7.a La principal ocupación de los Misioneros en los Institutos es la de colaborar con el Superior en la dirección de éstos, en aquello para lo que él requiera la cooperación de cada uno; y esto se entiende especialmente en lo que respecta a la educación de los negros en las ciencias y artes principales, en el Catecismo, el cuidado de enfermos, etc., según las normas especiales de cada Instituto. En cuanto a los Sacerdotes, según las disposiciones particulares de la Autoridad competente, tienen a su cargo la dirección espiritual en los Institutos masculino y femenino, así como el ministerio de la predicación e instrucción religiosa también en ambos Institutos, y allí donde a juicio del Superior se necesite su colaboración.
[1866]
8.a Los sacerdotes nunca abandonan el estudio, tan necesario para cumplir debidamente con las obligaciones del Apostolado entre los infieles, y máxime al lado de inveteradas supersticiones y a veces de ministros afectos a sectas y religiones perversas. Por eso el Superior procura, si es posible, que cada día, menos los festivos, tengan en común una hora de estudio y de práctica de la lengua del país. Y todos los lunes, miércoles y viernes los Sacerdotes, por turno, proponen a discusión general un caso de Moral, uno de Dogmática, Canónica o Liturgia, y un tercero de controversia, teniendo este último especialmente como tema los errores dominantes en el lugar donde se halla el Instituto. El proponente expone sus casos un día antes, en sitio previamente acordado, a fin de que el día y la hora fijados para la discusión todos estén preparados para responder. En este ejercicio pueden participar también los Sacerdotes o Misioneros del lugar, aunque sean de otro rito, a juicio del Superior. La proposición de los casos se hace en lengua latina.
[1867]
9.a Los ejercicios de piedad son el pan cotidiano de nuestros Misioneros, al reconocerse su enorme importancia para mantener la llama de la vocación en estos países, donde por otra parte es fácil olvidarse de Dios y de los propios deberes religiosos. Por tanto, todos los días celebran u oyen misa, rezan el Rosario, y hacen la lectura durante la comida, los exámenes de conciencia, la lectura espiritual, la visita a la Iglesia, y una hora de meditación, además de los rezos orales en común y privados, según el Horario diario establecido en cada uno de los Institutos.
[1868]
Cada semana se participa de todos los Smos. Sacramentos, cada mes se tiene un día de Retiro, y cada año una tanda de Ejercicios Espirituales. Todos los días festivos se hace por la mañana la explicación del Evangelio, o de cualquier punto de Moral práctica, y por la noche se explica el Catecismo y se da la Bendición con la santa Píxide. Cada primer viernes de mes se practica el ejercicio de la Guardia de Honor del Sdo. Corazón de Jesús. Y se celebran los meses de marzo y mayo , así como las novenas o triduos de las fiestas principales y de las del Instituto, con predicaciones y particulares ejercicios de devoción.
[1869]
10.a Como el objeto de nuestros Institutos es el de acelerar la conversión de la pobre Nigricia, nuestros Misioneros, lo mismo que nuestros negros y negras, rezan cada día públicamente por este fin, y cada miércoles se realiza por parte de todos una pública adoración al Smo. Sacramento y se aplica una Misa pro Conversione Nigritiae.
[1870]
11.a En las relaciones con las personas de fuera, cada uno tiene en cuenta el único fin por el que abandonó patria, familia y todo, que es el de ganar almas para Cristo. Por tanto, aunque nuestros Institutos y nuestra particular misión determinan la manera como deben actuar nuestros Misioneros con los pobres negros, sin embargo –y más aún los Sacerdotes– aprovechan las ocasiones propicias para hacer a todos indistintamente el mayor bien posible, recordando que han sido consagrados ministros de Aquel que padeció y murió por todos. No obstante, tratándose de conversiones de adultos, cada uno procede de acuerdo con el Superior, que según los casos se dirigirá al Vicario Apostólico y a la Autoridad competente. A los niños moribundos no Católicos, sólo se les conferirá el Bautismo cuando se hallen en evidente peligro de muerte, y siempre con las debidas cautelas. Estos Bautismos se registran aparte, con la indicación de la muerte del niño cuando ésta se produzca.
[1871]
12.a Respecto a nuestros Institutos femeninos, ninguno de nuestros Misioneros se presenta en ellos de visita, o para realizar cualquier obra de caridad o de ministerio, sin el correspondiente encargo del Superior, o sin obtener cada vez su permiso –salvo en casos de necesidad e imprevistos, en ausencia del Superior–. Vale también lo anterior para las familias particulares, y se considera grave el incumplimiento de esta norma.
[1872]
13.a En nuestros Institutos se observa la debida clausura, consagrada por su uso constante en todas las asociaciones eclesiásticas y religiosas, y regulada en las Misiones por las circunstancias y por la prudencia del Superior. Las mujeres sólo pueden ser introducidas en la sala común de visitas, sin perjuicio de las excepciones que juzgue oportunas el Superior con ocasión de visitas extraordinarias o de pías bienhechoras.
[1873]
14.a En los Institutos femeninos, las Hermanas directoras se rigen por sus propias Reglas y Constituciones, y por las Capitulaciones particulares de su fundación.
[1874]
15.a Por último, bajo la dirección de los Misioneros y de las Hermanas, los negros y negras de los Institutos masculinos y femeninos son preparados para la práctica del apostolado en su patria, según adjuntos y especiales Reglamentos y Horarios, susceptibles de un mayor perfeccionamiento con el desarrollo de la obra.
El Superior
D. Comboni