Comboni, en este día

En una carta a Elisabetta Girelli (1870) desde Verona se lee:
Estamos unidos en el Sacratísimo Corazón de Jesús en la tierra, para luego unirnos en el cielo eternamente. Es menester recorrer a paso largo los caminos de Dios y de la santidad, para no detenerse más que en el paraíso.

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Nº Escrito
Destinatario
Señal (*)
Remitente
Fecha
301
Horario Insto. masculino
1
El Cairo
5. 3.1869
N. 301 (282) - HORARIO PARA EL INSTITUTO MASCULINO

ACR, A, c. 13/6



El Cairo, 5 de marzo de 1869





302
Reglamento misioneros
0
El Cairo
15. 3.1869
N. 302 (283) - REGLAMENTO PARA LOS MISIONEROS

ACR, A, c. 25/5



El Cairo, 15 de marzo de 1869

REGLAMENTO

para los Misioneros de los Institutos de Negros de Egipto



[1858]
Siguiendo el ejemplo de Jesucristo, de los Apóstoles y de las principales asociaciones católicas que tienen como sublime tarea la evangélica regeneración de los pueblos infieles, también los Misioneros de los Institutos de Negros de Egipto, llamados a cooperar en la medida de sus fuerzas a la regeneración de la infeliz Nigricia según las normas del «Plan para la regeneración de Africa», en espera de formular un Reglamento estable y perpetuo que someter a la aprobación de la S. C. de Propaganda según los resultados de la prueba y de una suficiente experiencia local, a modo de experimento se han dado y siguen desde hace más de un año, como directrices de su vida apostólica en dichos Institutos, las normas siguientes:


[1859]
l.a Nuestros Misioneros, ya sean Sacerdotes o Laicos, viven juntos como hermanos en la misma vocación –bajo la dirección y dependencia del que es nombrado Superior local del Instituto, al cual son destinados por la Autoridad competente–, sin rivalidades ni pretensiones, inclinados a hacer aquello que se les manda, dispuestos a comprenderse y ayudarse mutuamente, y respetuosos siempre hacia los otros Misioneros del lugar, con los que procuran estar siempre en perfecta armonía, incluso en el ejercicio del ministerio.


[1860]
2.a Aunque no obligados por voto, profesan al Superior una religiosa y filial obediencia en todo por amor de Dios, del buen orden y de los verdaderos progresos de la obra a la que se han consagrado. Y su dependencia de él abarca el mismo ejercicio del ministerio, el desempeño de los diversos cargos del Instituto, el modo y la forma de la educación que impartir a los negros, las salidas del Instituto y la admisión de encargos de personas ajenas al mismo; de manera que cada uno obra de acuerdo con él, con su consentimiento y licencia.


[1861]
3.a Por su parte, él se considera padre y hermano respecto a ellos. Se muestra abierto a secundar cuanto puede su celo y sus justos deseos, y a proveer a sus necesidades; distribuye las diversas tareas atendiendo a la habilidad, inclinación y fuerza de cada uno; procura en caso de enfermedad, de la mejor manera posible, que el enfermo recupere pronto la salud, buscando además los medios que pueden ayudar a conservarla; y evita recurrir a disposiciones demasiado severas, sin grave y urgente necesidad.


[1862]
4.a El Superior es responsable del Instituto y de los que forman parte de él. Es de su competencia directa el gobierno y la administración del mismo y la vigilancia sobre cada uno, así como la representación ante todas las autoridades locales, e igualmente le incumben todas las demás funciones inherentes al cargo de Jefe del Instituto. Pero en los asuntos de mayor relieve pide la opinión de los más prudentes y experimentados entre sus hermanos, y más cuando haya motivo para temer peligrosas consecuencias.


[1863]
5.a Nadie manda informes o cartas destinados a ser impresos, ni siquiera a las Sociedades benefactoras de nuestros Institutos, sin recibir el encargo o la previa aprobación del Superior.


[1864]
6.a Todos llevan una vida en común, contentos tanto con la comida como con la ropa, los muebles, los libros y demás cosas que puede proveer el Instituto en la medida de sus recursos. Sólo a los Sacerdotes les está permitido usar para sus necesidades particulares lo que les llegue de sus familias o de sus propias rentas; pero se abstienen de administrar directamente los bienes particulares que posean en su patria, y ceden en favor del Instituto las limosnas por aplicaciones de misas o funciones religiosas, etc., etc.


[1865]
7.a La principal ocupación de los Misioneros en los Institutos es la de colaborar con el Superior en la dirección de éstos, en aquello para lo que él requiera la cooperación de cada uno; y esto se entiende especialmente en lo que respecta a la educación de los negros en las ciencias y artes principales, en el Catecismo, el cuidado de enfermos, etc., según las normas especiales de cada Instituto. En cuanto a los Sacerdotes, según las disposiciones particulares de la Autoridad competente, tienen a su cargo la dirección espiritual en los Institutos masculino y femenino, así como el ministerio de la predicación e instrucción religiosa también en ambos Institutos, y allí donde a juicio del Superior se necesite su colaboración.


[1866]
8.a Los sacerdotes nunca abandonan el estudio, tan necesario para cumplir debidamente con las obligaciones del Apostolado entre los infieles, y máxime al lado de inveteradas supersticiones y a veces de ministros afectos a sectas y religiones perversas. Por eso el Superior procura, si es posible, que cada día, menos los festivos, tengan en común una hora de estudio y de práctica de la lengua del país. Y todos los lunes, miércoles y viernes los Sacerdotes, por turno, proponen a discusión general un caso de Moral, uno de Dogmática, Canónica o Liturgia, y un tercero de controversia, teniendo este último especialmente como tema los errores dominantes en el lugar donde se halla el Instituto. El proponente expone sus casos un día antes, en sitio previamente acordado, a fin de que el día y la hora fijados para la discusión todos estén preparados para responder. En este ejercicio pueden participar también los Sacerdotes o Misioneros del lugar, aunque sean de otro rito, a juicio del Superior. La proposición de los casos se hace en lengua latina.


[1867]
9.a Los ejercicios de piedad son el pan cotidiano de nuestros Misioneros, al reconocerse su enorme importancia para mantener la llama de la vocación en estos países, donde por otra parte es fácil olvidarse de Dios y de los propios deberes religiosos. Por tanto, todos los días celebran u oyen misa, rezan el Rosario, y hacen la lectura durante la comida, los exámenes de conciencia, la lectura espiritual, la visita a la Iglesia, y una hora de meditación, además de los rezos orales en común y privados, según el Horario diario establecido en cada uno de los Institutos.


[1868]
Cada semana se participa de todos los Smos. Sacramentos, cada mes se tiene un día de Retiro, y cada año una tanda de Ejercicios Espirituales. Todos los días festivos se hace por la mañana la explicación del Evangelio, o de cualquier punto de Moral práctica, y por la noche se explica el Catecismo y se da la Bendición con la santa Píxide. Cada primer viernes de mes se practica el ejercicio de la Guardia de Honor del Sdo. Corazón de Jesús. Y se celebran los meses de marzo y mayo , así como las novenas o triduos de las fiestas principales y de las del Instituto, con predicaciones y particulares ejercicios de devoción.


[1869]
10.a Como el objeto de nuestros Institutos es el de acelerar la conversión de la pobre Nigricia, nuestros Misioneros, lo mismo que nuestros negros y negras, rezan cada día públicamente por este fin, y cada miércoles se realiza por parte de todos una pública adoración al Smo. Sacramento y se aplica una Misa pro Conversione Nigritiae.


[1870]
11.a En las relaciones con las personas de fuera, cada uno tiene en cuenta el único fin por el que abandonó patria, familia y todo, que es el de ganar almas para Cristo. Por tanto, aunque nuestros Institutos y nuestra particular misión determinan la manera como deben actuar nuestros Misioneros con los pobres negros, sin embargo –y más aún los Sacerdotes– aprovechan las ocasiones propicias para hacer a todos indistintamente el mayor bien posible, recordando que han sido consagrados ministros de Aquel que padeció y murió por todos. No obstante, tratándose de conversiones de adultos, cada uno procede de acuerdo con el Superior, que según los casos se dirigirá al Vicario Apostólico y a la Autoridad competente. A los niños moribundos no Católicos, sólo se les conferirá el Bautismo cuando se hallen en evidente peligro de muerte, y siempre con las debidas cautelas. Estos Bautismos se registran aparte, con la indicación de la muerte del niño cuando ésta se produzca.


[1871]
12.a Respecto a nuestros Institutos femeninos, ninguno de nuestros Misioneros se presenta en ellos de visita, o para realizar cualquier obra de caridad o de ministerio, sin el correspondiente encargo del Superior, o sin obtener cada vez su permiso –salvo en casos de necesidad e imprevistos, en ausencia del Superior–. Vale también lo anterior para las familias particulares, y se considera grave el incumplimiento de esta norma.


[1872]
13.a En nuestros Institutos se observa la debida clausura, consagrada por su uso constante en todas las asociaciones eclesiásticas y religiosas, y regulada en las Misiones por las circunstancias y por la prudencia del Superior. Las mujeres sólo pueden ser introducidas en la sala común de visitas, sin perjuicio de las excepciones que juzgue oportunas el Superior con ocasión de visitas extraordinarias o de pías bienhechoras.


[1873]
14.a En los Institutos femeninos, las Hermanas directoras se rigen por sus propias Reglas y Constituciones, y por las Capitulaciones particulares de su fundación.


[1874]
15.a Por último, bajo la dirección de los Misioneros y de las Hermanas, los negros y negras de los Institutos masculinos y femeninos son preparados para la práctica del apostolado en su patria, según adjuntos y especiales Reglamentos y Horarios, susceptibles de un mayor perfeccionamiento con el desarrollo de la obra.



El Superior

D. Comboni






303
Mensaje a Pio IX
0
El Cairo
19.3.1869
N. 303 (284) -MENSAJE A PIO IX

«L’Unità Cattolica» 79 (1869), p. 551



El Cairo, 19 de marzo de 1869



Beatísimo Padre:



[1875]
No todos italianos de nacionalidad, pero sí todos católicos de corazón y, en cuanto al afecto a Vos, Padre, émulos fervientes de los más encendidos pechos, el Superior con los Misioneros y Misioneras, alumnos y catecúmenos de los dos Institutos de negros de El Cairo, por Vos varias veces paternalmente bendecidos, al concluir felizmente bajo la protección del glorioso Patriarca San José los anuales Ejercicios, se unen para aplaudir con toda el alma el Mensaje de amor y de fe que la verdadera juventud católica italiana ha promovido y que el mundo católico os va a ofrecer el 11 de abril próximo.


[1876]
Si una cálida expresión de amor filial puede consolaros siquiera un instante en vuestras muchas amarguras, nos apresuramos a ofrecérosla exultantes, asegurándoos que continuamente, desde las orillas del Nilo, desde los pies de las Pirámides, desde los requemados arenales del vasto desierto, a Vos dirigimos, cual obedientes hijos, la atención como a Maestro infalible, la mirada como a ejemplar perfecto, el corazón como a Padre amoroso, y todo el sentimiento del alma como al adorado Pontífice del pueblo de Cristo, injustamente perseguido, inicuamente calumniado, sacrílegamente ofendido; grande en los triunfos, supremo en las desventuras, pródigo con los ingratos, clemente con los enemigos, justo, generoso y pío con todos, asombro de los mismos infieles.


[1877]
Tristísimos siempre de saberos afligido, saludamos con júbilo ese día de purísimo gozo que Dios os prepara en la celebración del quincuagésimo aniversario de vuestro santo Sacerdocio, y hacemos votos fervientes para que esa dicha se os prolongue por muchos años.

En ese día sagrado para nosotros de la fiesta patronal del Buen Pastor, entre los muros de la Santa Capilla, venerado refugio en Egipto de la Sagrada Familia al huir de la persecución de Herodes, rogaremos especialmente por Vos, Pastor de los Pastores, a fin de que el inminente Concilio Ecuménico atienda vuestro piadoso deseo de ver reunidas todas las ovejas de Dios en un solo rebaño y bajo un solo Pastor.

Unimos a estas expresiones de profundísima devoción el óbolo de nuestra pobreza, consistente en veinticinco liras, en la seguridad de que Vos querréis bendecir el cariño con que nosotros desearíamos multiplicarlo a medida de las grandes necesidades de vuestra augusta penuria.



Daniel Comboni

Misionero Apostólico

Superior de los Institutos de negros






304
Claude Girard
0
El Cairo
19. 3.1869
N. 304 (285) - A CLAUDE GIRARD

AGB



W.J.M.J.

El Cairo, 19 de marzo de 1869



Mi querido amigo:



[1878]
No viendo la Revista de Tierra Santa y leyendo la carta que ha enviado al Sr. Laurent, a Marsella, me pregunto si he perdido su favor y su amistad, a lo que me induce todavía más su mal proyecto de desviar el caritativo envío que me ha destinado la señorita Duphies para regalarlo a nuestro querido amigo el P. Calixto, sin pensar que yo tengo treinta negritas faltas de ropa, y que el P. Calixto no tiene a nadie. Pero esto, querido amigo, no lo tomo a pecho porque le conozco a usted a fondo: es capaz de enfadarse por un instante; pero, cuando se toca la caridad de que está colmado su corazón, no puede sustraerse a sus efectos, y se le pasa el enfado. Envíeme, pues, enseguida, por favor, la caja de la señorita Duphies, porque mis negritas están medio desnudas, y prepare otra para cuando venga a Africa el P. Calixto. Ya he celebrado las misas según las intenciones de las donantes de Lyón, que se nos habían encomendado.

En la caja hay:

2 juegos de ornamentos nuevos, uno rojo, el otro blanco, etc.

1 juego de ornamentos blanco

1 alba grande

2 manteles de altar

36 camisas para las negritas.


[1879]
Le ruego que a todo esto añada muchas cosas y candeleros, etc.; estoy en una extrema pobreza. Mándeme muchas cosas, pero rápido, al instante, porque tengo una gran necesidad.

Lamento saberle enfermo. Hay que tener ayudas, un comité, porque es mucho una revista entera para sus fuerzas. Por favor, escríbame contándome por qué está enfadado conmigo. Debe decirme todos los motivos, porque quiero responderle y justificarme. Mi querido amigo Girard no puede continuar enojado. Todos trabajamos por la gloria de Dios, y no hay que ahogarse en un vaso de agua.

Mándeme la revista. Y respecto a las suscripciones que le he propuesto, envíeme la cuenta: se la abonaré.

Le volveré a escribir para felicitarle la Pascua a usted, a la señora Girard, a sus hijos, al Superior de los Misioneros de La Salette y a todos los Padres.


[1880]
El Obispo de Grenoble me había invitado a ir a verlo a mi regreso, pero no pude acudir porque un telegrama me llamó a Verona. El Sr. Bouchat debe de habérselo explicado todo. Presente también a éste mis respetos. Lo que dije al Sr. Bouchat es lo que he hecho, y lo que un amigo tiene que hacer: su corazón de apóstol debe darme toda la razón.

Cuéntemelo todo: nosotros queremos ir al Paraíso como verdaderos misioneros, no hay que tratarse así.

Envío al P. Calixto la respuesta de Su Eminencia el Card. Barnabò al Obispo de Verona respecto a los Trinitarios. Léalo todo y luego envíelo a Roma al P. Calixto.

Adiós, querido amigo. Mándeme la caja de la señorita Duphies y una caja suya, porque lo necesito sobremanera. También me he dirigido a dicha señorita. Adiós.

Su eterno amigo



Daniel Comboni



Le ruego que me envíe también un misal.



Original francés.

Traducción del italiano






305
Firma en registro
1
El Cairo
27. 3.1869
N. 305 (1202) - FIRMA EN EL REGISTRO

DE BAUTISMOS - EL CAIRO

ACR, A,c. 24/3



El Cairo, 27 de marzo de 1869





306
Abadesa M. M. Muller
0
El Cairo
4. 4.1869
N. 306 (286) - A LA ABADESA MARIA MICAELA MUELLER

AMN, Salisburgo



W.J.M.J.

El Cairo 4 de abril de 1869



Reverenda Madre:



[1881]
Le escribo, mi Reverenda Madre, con el corazón lleno de dolor, para contestar a su estimada carta del 16 de febrero.

Justificados eran sus temores: ¡nuestra querida Petronila Zenab está en el cielo! Ha ido a recibir el premio a sus virtudes, que usted le había infundido, y que ella había conservado bien impresas en su alma. Ha muerto confortada por los santos Sacramentos, después de que la asistieran día y noche mis monjas, las Hermanas de San José (de la Aparición), y dos de mis sacerdotes misioneros.


[1882]
Desde el momento en que salió de Marsella hice que se le prodigaran todas las atenciones posibles, porque lo merecía, y mucho más porque yo veía en ella un instrumento especial en manos de Dios para el apostolado de la Nigricia.

Tenía una piedad admirable que usted misma había instilado en su corazón, un discernimiento muy recto, conocimientos verdaderamente apreciables en varias materias, y una educación tan distinguida que me sentí impulsado a publicar sobre ella una larga nota en los Anales de la Sociedad para el socorro de los pobres niños negros, editados en Colonia, en los cuales había hecho ya publicar una breve historia de su liberación de la esclavitud, hablando también de tanto amor y cuidados como ella había recibido de la buena Hermana Wenefrida, de la cual me hablaba a menudo.


[1883]
En resumen, usted educó a una joven que sin duda se encuentra ahora junto a Dios, y la formó para el ministerio apostólico. Durante el tiempo que ella estuvo en mi Instituto de El Cairo se comportó siempre como si fuera una verdadera religiosa. Ya había aprendido bastante bien el árabe, y había instruido y preparado dos negras para el santo Bautismo. Nos infundía grandes esperanzas de que podía llegar a ser una auténtica misionera para Africa Central.


[1884]
En julio del año pasado dejé El Cairo para ir a Francia y Alemania. Estuve hasta en Munich y Altötting, y, llegado a Traunstein, tenía ya intención de acercarme a Salzburgo para visitarla a usted, así como a S. E. el Príncipe Arzobispo y a Su Majestad la Emperatriz Carolina, cuando mi compañero de viaje D. Alejandro Dalbosco enfermó, muriendo después en Verona. Era el Superior de mi Seminario para la Misión Africana de Verona.


[1885]
Yo fui a París, y antes de mi partida para Egipto me llegó la noticia de la muerte de nuestra Petronila. Ella había sido aquí el consuelo de mi Superiora, y ahora será nuestra protectora en el cielo, donde se encuentra junto a la Virgen Santísima y San José, a los que intensamente amaba y veneraba. Su cuerpo descansa en la tumba de mis negras, a doce pasos de la Gruta o Santuario del Santo Refugio de la Sagrada Familia, lugar en el que Jesús, María y José vivieron durante los siete años de su estancia en Egipto, adonde huyeron tras las persecución de Herodes.


[1886]
Le ruego que eleve al Señor fervientes plegarias por la Obra de la conversión de la Nigricia. Aquí en El Cairo, a sólo unos pocos pasos de la Santa Gruta, he fundado dos Establecimientos para negros. Este año hemos tenido conversiones verdaderamente singulares. A casi todas las negras convertidas del paganismo o del Islam las hemos hecho ponerse, para el momento de su Bautismo, el vestido blanco que llevó Patronila en Salzburgo cuando fue bautizada por el mismo Rmo. Sr. Príncipe Arzobispo, vestido que con todo cuidado conserva aquí mi Superiora..


[1887]
¡Ruegue, Madre, por mis Hermanas y por mis Misioneros! El Sábado Santo celebramos un Bautismo especialmente consolador, y esta semana toca el de dos turcas convertidas, que ahora se encuentran en mi Instituto recibiendo instrucción.

Ruegue también por la nueva Casa, que tengo intención de fundar en el curso de este año si consigo superar las muchas dificultades.


[1888]
En Francia, Bélgica, Alemania e Italia tengo más de doscientas casas religiosas que rezan a Dios para que yo consiga llevar la luz de la santa fe al interior de Africa, donde ya he estado varias veces a las puertas de la muerte, y donde más de treinta Misioneros, entre ellos muchos alemanes, han muerto realmente.

Hasta ahora, en su infinita misericordia, Dios me ha ayudado, y espero, es más, estoy seguro, de que El hará que yo consiga fundar una Casa para la conversión de la Nigricia. Porque sin duda usted sabe, mi buena Madre, que la palabra de Jesucristo tiene más valor que la de los soberanos de esta tierra; así, esto que está escrito en el Evangelio: «Pedid y se os dará, llamad y se os abrirá», es mucho más seguro que lo que figura en el Tratado de Viena de 1815, o en el de París de 1856, o en el otro de... de 1866, o en el Acuerdo de París del 15 de septiembre de 1864, etc., etc., etc.


[1889]
De hecho, cuando usted reza por mí, se une a las muchas casas religiosas de todo el mundo, y la oración de tantas almas tiene que encontrar respuesta en el Corazón Sacratísimo de Jesús con un dar al que pide y un abrir al que llama.


[1890]
La Obra de la conversión de Africa se cuenta entre las más importantes de nuestro tiempo. Es muy difícil, pero Dios ayudará. Por favor, rece y haga rezar por ella, que el Señor se lo devolverá al ciento por uno.

Como usted, por el hecho de haber educado a Petronila, ha participado de modo considerable en esta obra de conversión, me permito enviarle un ejemplar del último número de la «Sociedad de Colonia», que tiene un artículo sobre mi expedición a El Cairo, en el que se nombra también a Petronila; luego sigue algo respecto a nuestro primer Establecimiento en El Cairo...

Ciertamente le interesará mucho. Después de que lo haya leído, le ruego que lo haga llegar a manos de Su Majestad la pía Emperatriz Carolina. Hace unos meses lo mandé también al Rmo. Sr. Príncipe Arzobispo de Salzburgo. Estoy seguro de que usted hallará en estas breves noticias motivo y estímulo para la oración. Asimismo, en la publicación que edita la Sociedad, dentro del número que aparecerá en Colonia este mes, habrá una amplia información sobre Petronila.


[1891]
Le ruego nuevamente que exprese mi más profunda veneración a Su alteza el Rmo. Sr. Príncipe Arzobispo de Salzburgo, a quien tengo el honor de conocer desde hace ya largo tiempo. Iba a escribirle a él para notificarle la muerte de Petronila; pero, dado que entretanto tuve la suerte de recibir su apreciada carta, decidí enviar a usted misma mi escrito.

Para la obra de Africa debemos contar también con los Benedictinos, que en otro tiempo convirtieron a Europa; y tengo ya la promesa del Rmo. Padre Casaretto (ex Superior de los Misioneros Benedictinos), en Roma, de que apenas haya organizado yo suficientemente la obra en dos estaciones, mandará en mi ayuda un pequeño grupo sacado de entre las filas de los Hijos del Patriarca San Benito.

Ahora, mi reverenda Madre, dígnese aceptar de nuevo las expresiones de mi profunda veneración.



Daniel Comboni

Misro. Aplico.



Original alemán.

Traducción del italiano






307
Sociedad de Colonia
1
El Cairo
8. 4.1869
N. 307 (287) - A LA SOCIEDAD DE COLONIA

«Jahresbericht...» 17 (1870), pp. 71-73



El Cairo, 8 de abril de 1869



Noticias varias procedentes de las cartas de Comboni.





308
Antoine D'Abbadie
1
El Cairo
14. 4.1869
N. 308 (288) - A ANTONIO D’ABBADIE

BNP (Fonde d’Abbadie), Nouv. Acq.



14 de abril de 1868



Es una dirección de carta.





309
Virginie D'Abbadie
0
El Cairo
16. 4.1869
N. 309 (289) - A VIRGINIA D’ABBADIE

BNP, Nouv. Acq. 23852



El Cairo, 16 de abril de 1869



Mi muy querida y venerada Señora:



[1892]
Cada vez que tengo la suerte de escribir a nuestro queridísimo y venerado Sr. D’Abbadie, palpita mi corazón. El es el «Pater Patriae», el héroe de Africa, el padre, el amigo, el apóstol de Etiopía. ¿Y usted? Usted es la señora D’Abbadie, y esto basta para tener derecho a nuestro respeto y afecto.

La razón que me ha inducido a escribirle ahora es la circunstancia de tener aquí en El Cairo a los Príncipes abisinios. Han venido a fin de obtener del Patriarca copto un Obispo para Abisinia, y ya les ha sido nombrado y consagrado hace unos días. Es el Abuna Atanasio. A estos Príncipes (Príncipes de Abisinia: así son nombrados en El Cairo y como tales hospedados en el palacio del Bajá) los he visto con el Bajá en los días del Gran Bairam, donde junto con el Patriarca copto y los jefes de todas las religiones he ido a rendir homenaje a Su Alteza, e igualmente con ocasión de la boda de la hija del Virrey. Ahora, habiendo estado en contacto con el Patriarca, he conocido al que ha escrito al Sr. Antonio y al Sr. Miguel. Es un hombre de talento, que conoce a toda la familia del Sr. D’Abbadie –a su madre, a sus hermanos, etc.– y que ha estado en París y en la finca del Sr. D’Abbadie.


[1893]
Me rogó que pusiera fecha (la de anteayer) a su carta y la enviara. El se queda con sus Príncipes en El Cairo todavía un mes, y luego salen para el Tigré. Por tanto, si el Sr. Antonio quiere escribir o contestar, no tiene más que dirigirme la correspondencia a El Cairo y yo me encargo de hacerla llegar a sus manos.


[1894]
De Mons. Massaia se ha dicho dos veces que los musulmanes lo han asesinado en el reino de Shoa, y luego se ha desmentido tal noticia. Estos Príncipes hablan muy desfavorablemente del emperador Teodoro, y aseguran que era malo. Me dicen ellos que todo va bien en Abisinia, que el actual rey, Kassa, elegido por unanimidad, tiene treinta y cuatro años y es descendiente de los más antiguos monarcas de Abisinia, y que el pueblo está orgulloso de él. Me dicen también que en Abisinia no mandarán nunca los ingleses, y que después de la muerte de Teodoro se han retirado detrás del enviado del pueblo abisinio. Me han hablado, además, de la veneración y el recuerdo que conserva Abisinia de los señores Antonio y Miguel D’Abbadie.

En cuanto a mí, señora, me encuentro en El Cairo al frente de dos Institutos que me cuestan treinta mil francos al año.


[1895]
Tengo muchas esperanzas; hemos hecho conquistas no sin importancia para la Iglesia. Lamento haber tenido que dejar París de improviso antes de ir a verla y de visitar también al señor Bebieh, como era mi intención. Le ruego que me envíe noticias suyas a El Cairo, que exprese todo mi afecto al señor D’Abbadie, y que acepte los sentimientos más devotos y afectuosos de



Su amigo

Daniel Comboni



Original francés.

Traducción del italiano






310
Mons. Luis Ciurcia
0
El Cairo
10. 5.1869
N. 310 (290) - A MONS LUIS CIURCIA

AVAE, c. 23



W.J.M.J.

El Viejo Cairo, 10 de mayo de 1869



Excelencia Rma.:



[1896]
Habiendo hospedado hasta ahora en mi Instituto femenino del Viejo Cairo a la M. R. Madre Catalina Rosa Valerio, ex Terciaria Profesa claustral de San Francisco de Verona, a la que, habiendo sido expulsada de su Convento en fuerza de la ley de supresión civil del Reino de Italia, yo conduje a Egipto a finales de febrero último, por orden de S. E. Rma. el Obispo de Verona, para que ingresase en el Instituto de las RR. MM. Clarisas, en el que desde el pasado año había sido aceptada.

Habiéndole impedido varias circunstancias sabidas de V. E. llevar a cabo su loable propósito, mientras que por otro lado está muy dispuesta, en su convencimiento de la santidad e importancia de la Obra de la conversión de la Nigricia, a consagrarse enteramente a la misma, donde puede mantener el espíritu de su vocación y a la vez cooperar con sus fuerzas a la salvación de las almas más abandonadas del mundo; habiendo podido yo convencerme en este tiempo de que está provista de dotes relevantes como para ser útil a esta santa Obra de los negros.


[1897]
Exigiendo mi plan ser desarrollado para el establecimiento de ulteriores Institutos filiales, que se aproximen cada vez más a la Nigricia central.

Y constatándome que el Instituto de las Hermanas de San José de la Aparición puede proporcionarme nuevo personal válido para este fin, me dirijo a V. E. Rma. para suplicarle tenga a bien concederme permiso para asociar la dicha M. R. Madre Catalina Valerio a nuestra Obra, en mi propósito de valerme por ahora del beneplácito de V. E. Rma. para confiarle la dirección de una escuela femenina en el Viejo Cairo, que a falta de otros Institutos estaría dispuesto a abrir como filial de mi Instituto femenino principal, en beneficio de esta población.

Confiando en alcanzar esta gracia, le anticipo mis expresiones de gratitud; e, implorando para todos nosotros su paternal bendición, paso a besarle el sagrado anillo y a declararme en los Sdos. Corazones de J. y de M.



De V. E. Rma.

hummo., devotmo. y obligmo. hijo

Daniel Comboni, Misro. Aplico.