Comboni, en este día

A su primo Eustachio, Comboni escribe desde Sta. Cruz (1858), después de la muerte de la madre:
Aunque con decisión di la espalda al mundo a fin de asegurar la salvación de mi alma consagrándome a un estado de vida totalmente similar al de Cristo y de los Apóstoles, sin embargo he sentido vivamente los ladridos de la frágil condición humana, y he llorado amargamente la gran pérdida.

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Nº Escrito
Destinatario
Señal (*)
Remitente
Fecha
161
Mons. Luis de Canossa
0
Verona
20.10.1865

N. 161 (154) - A MONS. LUIS DE CANOSSA

ACR, A, c. 14/38

Verona, 20 de octubre de 1865

Ilmo. y Rmo. Monseñor:


 

[1186]
He recibido en Venecia su preciosa carta de recomendación para Camerini. Como venía abierta y era bellísima, me he atrevido a copiarla para mí, porque en todo caso es siempre un monumento de la estima y el afecto que el Obispo de Verona alimenta por el Insto. y su santo fundador. Además le estoy tan agradecido como si el Comendador Camerini me fuese a entregar una gran cantidad de dinero, porque la carta de recomendación no puede ser más expresiva ni más apremiante. No tengo, Monseñor, palabras bastantes para agradecérselo, y espero que nunca se arrepentirá de prestarme su valiosísima protección, que me es necesaria.


[1187]
Don Bosco, el santo de Turín, me telegrafió a Venecia desde Lonigo. Estuve allí un día con él en casa de la Condesa. Soranzo. Le había convencido para que se detuviera medio día en Verona, a fin de presentárselo a Ud., seguro de darle con ello una gran alegría. Mantiene gratuitamente a 1.200 personas. Cada año da a la Iglesia más de sesenta sacerdotes, y muchos Misioneros. Goza de especial relación con Dios, hace milagros y a menudo conoce los más recónditos pensamientos ajenos. Pero ¿qué quiere? Viendo que se iba a demorar un día, y apremiado además por un telegrama que le llegó dirigido a mí, se marchó ayer a Turín.


[1188]
Dentro de dos días va a Verona el P. Ludovico de Casoria, el nuevo San Vicente de Paúl de Nápoles, fundador de ese famoso Insto. que ha llegado a acoger más de 24.000 mendigos, etc., etc. Roma nos ha designado a él y a mí para que establezcamos los límites de división del gran Vicariato de Africa Central. Viene para reunirse conmigo, y juntos marcharemos a Viena y luego a Africa.


[1189]
Yo me pongo a su servicio para Viena, y haré lo posible por inducir al santo varón para que venga al Grezzan, a fin de agasajarle junto con la noble familia.

Le ruego que me mande su santa bendición. Presente mis respetos al Marqués Octavio y a todos los de la familia. Me permito enviarle el Plan ahora impreso en Venecia, y verá que Dios empieza a bendecir mis pobres esfuerzos.

Besándole el santo anillo, me declaro con toda veneración y gratitud



De V. Exc. Rma.

humilmo., obedmo. y resp. hijo

D. Comboni






162
Can. Juan C. Mitterrutzner
0
Verona
26.10.1865

N. 162 (155) - AL CAN. JUAN C. MITTERRUTZNER

ACR, A, c. 15/63

Verona, 26 de octubre de 1865

Mi querido amigo:


 

[1190]
Mañana, a primera hora, el P. Ludovico de Casoria, el sacerdote Fr. José Habasci, dos frailes negros y yo saldremos de Verona para estar en Bressanone antes del anochecer. Nos dirigimos a Viena, y poco después del día 5 partiremos de Trieste para Africa. Todo esto es muy precipitado, pero el P. Ludovico tiene demasiada prisa. Tengo que hablar con Ud. de muchas cosas. Los Franciscanos, lo mismo que me han sido contrarios a mí, le son contrarios al Insto.; pero el Papa y Barnabò quieren absolutamente confiar al Insto. Mazza la Misión, y tales son también las instrucciones que ha recibido el P. Ludovico.

De palabra, muchas otras cosas. Mil recuerdos a S. Alteza.



Tuissimus in J. C.

D. Comboni






163
Can. Juan C. Mitterrutzner
0
Alejandría
20.11.1865

N. 163 (156) - AL CAN. JUAN C. MITTERRUTZNER

ACR, A, c. 15/64

Alejandría de Egipto, 20 de noviembre de 1865

Queridísimo amigo:


 

[1191]
El habernos ocupado de procurarnos lo necesario para hacer nuestra pequeña expedición a Schellal, nos ha hecho demorarnos en escribir.

Con toda la emoción de nuestro corazón, no tenemos palabras para dar las gracias sobre todo a usted y a este excelentísimo Obispo por el generoso donativo de 20 francos, que nosotros hemos recibido besándolos, como hacía nuestro querido D. Nicolás. Al mismo tiempo, la Sociedad de Colonia me enviaba 200 táleros de Prusia, más 50 florines que me ofrecía el Arzpo. de Saltzburgo, al que he presentado mi Plan, y alguna otra pequeña limosna. Vea la admirable Providencia de Dios: con esto ya estamos en El Cairo, porque ahora se encuentran allí nueve personas, y mañana llego yo con todas las cosas y provisiones.


[1192]
El Comité no nos ha dado un céntimo, asegurándonos mil veces que no tienen en caja ni un florín, y que lo poco que hay es para Jartum. Nosotros les hemos dado noblemente las gracias, y llenos de confianza en Dios realizaremos todos nuestros asuntos. Los Franciscanos, a excepción del P. Mazzeck, ni siquiera han querido ver al P. Ludovico. En la Misa, el guardián prohibió que ayudasen los negros, y aunque el P. Ludovico y el P. Buenaventura dijeron Misa bastantes veces en la iglesia del Convento, no le hablaron nunca, ni le ofrecieron siquiera un café. Así que nos fuimos los cinco a la fonda Corona.


[1193]
Yo, como amigo del Cab. Noy, obtuve billete gratuito para los cinco en los ferrocarriles hasta Trieste. Allí hice un contrato con el Lloyd austríaco y, por 220 florines, nosotros cinco y Miguel Ladò viajamos en segunda clase hasta Alejandría. Nos sorprendió la más terrible borrasca, y en el archipiélago griego hubo un huracán que mató 48 grandes bueyes y a alguna persona. El P. Ludovico sufrió dolores de muerte. Nos confesamos, y nos apretamos todos juntos. Sesenta y cuatro horas duró la borrasca. Fuimos a parar a una punta de la isla de Candía, y estamos vivos de milagro. Yo ya me he había resignado a morir. Pero Dios quiso que llegáramos salvos a Alejandría. Aquí hemos tomado prestados 100 napoleones de oro, con los que esperamos llegar a Asuán, abastecer la estación para seis meses y volver a El Cairo el P. Ludovico y yo.


[1194]
Aquí encontramos espíritus desesperanzados de Africa; pero con paciencia, constancia y resignación se superará todo. Aunque el P. Ludovico tiene ciertas ideas opuestas a las mías, vamos a trabajar juntos con eficacia por el bien de Africa. Al santo varón le falta el empuje de D. Mazza, y la experiencia de Africa; pero es un santo, aunque como todos los santos, tozudo. Quisiera que todo fuera franciscano, y sólo encuentra bien lo de los frailes. Por ejemplo, el negro Ludwich de Bressanone le parece un joven sin espíritu porque fuma y bebe cerveza fuera de las comidas. Pero son todas cosas sin importancia: lo esencial es que es un santo, que ama a Africa, y que hará grandes cosas por Africa. No le obedezco en su deseo de que yo me vista el hábito ceniciento de fraile; pero le tengo y le tendré siempre afecto.

Cuando me encuentre tranquilo en el barco fluvial por el Alto Egipto, escribiré cartas de cristiano. Perdone si ahora escribo mal, pero lo hago de todo corazón.

Presente mis más profundos respetos a S. A. el señor Obispo, y exprésele mi sentido agradecimiento por su bondad hacia mí. En el memento de la Misa rezo siempre por él y por su Diócesis, a fin de que Dios, como en el pasado, suscite gente de Bressanone para Africa. Muchos recuerdos a todos mis conocidos de Brixen, y mil afectuosos saludos a usted. Saludos también al negro, que espero sea para mí. Ruegue a los Sdos. Corazones de J. y de M. por el que es



Todo suyo en el S.

Daniel






164
Don Joaquin Tomba
0
El Cairo
27.11.1865

N. 164 (157) - A DON JOAQUIN TOMBA

AMV, Cart. «Missione Africana»

El Cairo, 27 de noviembre de 1865

Amadmo. Sr. Superior:


 

[1195]
Después de dejar Trieste sufrimos una tremenda borrasca hasta Corfú. En el archipiélago griego un terrible huracán nos empujó hasta la isla de Gozzo, después de 44 horas de vagar a la deriva. Total, que el P. Ludovico juró no volver a embarcarse jamás; y nos dimos mutuamente la absolución muchas veces. Cuarenta y ocho bueyes fueron víctimas del huracán, quedestrozó las puertas de hierro y la popa. Seguimos en el mundo de milagro. Gracias a Dios, al cabo de siete días desembarcamos en Alejandría.


[1196]
He colocado a Miguel con las Monjas de S. José del Hospital de El Cairo, donde es tratado como un hijo. El Guardián de El Cairo me cedió por dos meses una plaza, a la que Tierra Santa tiene derecho. Hice que los médicos examinaran al chico, y encontraron vacío el pulmón en su parte superior derecha. Pareciéndome difícil la curación, decidí confiarlo a las Monjas de S. José: yo soy gran amigo de la Generala.


[1197]
La hermana de Emilia Caré, que era postulanta en las Clarisas, murió víctima del cólera el pasado verano. Caré está en Suez con toda la familia. Sciaui está en Zagazig, donde ha puesto un negocio de algodón.


[1198]
El P. Ludovico y yo marcharemos el jueves próximo a Schellal. He hecho un contrato de ida y vuelta con el mismo barco. En Alejandría hemos acordado con el Obispo ir primero a Schellal, y luego arreglar en El Cairo la colocación de nuestras negras. Yo soy de la opinión de no hacer saber a nadie, ni siquiera a Roma, que el Instituto no puede hacerse cargo de la Misión. Dios nos ayudará a pagar las deudas pronto; luego saldremos adelante.


[1199]
Presente mis respetos al Obispo, Mons. Canossa, así como a D. César, a D. Juan Beltrame, a Poggiani, y a todos. Desde el Nilo escribiré extensamente sobre muchas cosas. Mientras, ruego al Señor que le asista para continuar la Obra sublime de nuestro santo fundador. Dios tiene que bendecir su gran Obra. Era un gran Viejo. El P. Ludovico es poca cosa (aunque un santo varón) en comparación con el Superior. Saludos también a las dos protestantes, Kessler y De La Pièrre. El P. Jeremías está enfermo en El Cairo: se ha vuelto medio lelo.

Mándeme la bendición.



Su afmo. hijo, Daniel

Le ruego envíe saludos a Pompei y a toda la noble familia.






165
Mons. Guillermo Massaia
0
El Cairo
30.11.1865

N. 165 (158) - A MONS. GUILLERMO MASSAIA

AMEP, Arch. Dipl. Aff. div., c. 22

El Cairo, 30 de noviembre de 1865

Ilmo. y Rmo. Monseñor:


 

[1200]
Dos solas palabras para comunicarle lo que hago. Soy culpable ante Ud. por no haberle escrito desde hace mucho, y Ud. me llamará ingrato. Tiene razón en ello; pero fue tal el trabajo y las pasos dados para el Instituto después de la muerte de mi santo Superior que ni mi propio padre, del que soy hijo único, sabe dónde me encuentro, y ni siquiera se imagina que estoy en Egipto.


[1201]
Desde el Nilo, por el que navegaré 20 días hasta Asuán, le escribiré extensamente. Bástele por ahora saber que viajo con el P. Ludovico de Casoria de Nápoles, y lo acompaño hasta Schellal con otras siete personas. Al mismo tiempo nos ponemos de acuerdo sobre las demarcaciones que hay que establecer entre el Insto. Mazza y el Insto. de La Palma de Nápoles. Después iremos a Roma, tras lo cual yo volveré por un mes a El Cairo, a fin de preparar un Insto. de negras bajo la protección francesa. Por eso he escrito a Mr. Faugère pidiéndole una válida recomendación ante el Cónsul General francés en Egipto. Suplico de su bondad que ruegue a Mr. Fougère me conceda esa recomendación.

Imprimí esa carta suya que me dejó en París. Ha causado inmensa impresión en Alemania y en Egipto, y muchos Obispos y Vicarios han llorado: es la carta de un apóstol. He dado orden de mandársela.


[1202]
Fathalla Mardrus le saluda. Yo le he dicho que Mons. Massaia no se va de París sin haber hecho por él lo que tiene pensado. Cuánto me ha servido ahora este buen católico también a mí. Haga por conseguirle lo que dice.

Discúlpeme las prisas; pero se lo digo a quien es veterano en expediciones. Desde las plácidas riberas del Nilo le escribiré más largo y mejor.

He impreso también una magnífica carta que me escribió Nicolas. Le ruego que le salude de mi parte, así como a su familia.


[1203]
¿Qué debo decir al P. Domingo, el Provincial? Soy culpable, pero repararé: en Verona se está haciendo para él un Relicario de todos los Santos de las Letanías, etc. Presente mis respetos al Exc. Provincial y a todos los Padres. Muchos recuerdos al Barón y a la Baronesa de Havelt, a Mr. y Mme. d’Abaddie, a la Duquesa de Valenza, y a todos los conocidos. Espero verle pronto.

En El Cairo y Alejandría se habla con entusiasmo de Ud. A El Cairo vino un Galla que decía ser sacerdote suyo. Le mostré quince retratos de otros tantos obispos; y reconociendo enseguida el suyo, gritó: ¡Este es Abuna Massaia!

Basta. Recuerde que en el mundo, después de mi difto. Superior, no he encontrado nunca un padre para mí como Mons. Massaia. Digo después de D. Mazza, por no hablar de él. Confírmeme su protección y afecto, que tanto estimo, y que me son preciosos y útiles.



Beso a Ud. las manos.

Su afmo. hijo, Daniel






166
El Plan
1
Venezia
1865

N. 166 (159) - EL PLAN

BNVER (Misc. B. 1238.1)

Segunda edición impresa en Venecia (1865), con pequeñas variantes respecto al N. 114.




 

167
Apuntes sobre Massaia
1
El Cairo
1865
N. 167 (160) - APUNTES SOBRE MASSAIA

ACR, A, c. 18/15





168
Apuntes misión Gallas
1
El Cairo
1865
N. 168 (161) - APUNTES SOBRE LA MISION DE LOS GALLAS

BNP, Nouv. Acq., Fonde d’Abbadie, n. 23851, ff. 1-25





169
Firmas de Misas
1
Paris
1865
N. 169 (162) - FIRMAS DE LAS MISAS CELEBRADAS

EN «NOTRE DAME DES VICTOIRES» DE PARIS

ANDP, Registro Messe





170
Cab. César Noy
1
Paris
1865
N. 170 (163) - AL CAB. CESAR NOY

AUTOGRAFO SOBRE FOTO CON MASSAIA

AFCR