[1087]
Me permito comunicar a V. Em.a Rma. algunas cosas que sin duda serán de su agrado. La pasada quincena de Pascua estuve en la Prusia renana, a fin de ver qué papel activo puede desempeñar la Alemania católica en favor de Africa negra. Espero no engañarme: en esta culta parte de Europa hay algo muy tenue, como en germen, que desarrollándose con el tiempo, y con un continuo cuidado, producirá copiosos frutos en favor de la raza africana. En Colonia, que es la Roma de Alemania, existe una pequeña Sociedad, de la que desde hace tres años soy miembro correspondiente, informada de un espíritu verdaderamente católico, la cual, dado el entusiasmo del que está animada, tiene todas las probabilidades de desarrollarse maravillosamente.
[1088]
El Comité de esta Sociedad, protegida por el Emmo. Card. Geissel de f.m., ha decidido emplear su dinero del modo que sea más beneficioso para la regeneración de los negros. Y dentro de poco, una vez que se haya puesto de acuerdo con el futuro Arzobispo, establecerá regular comunicación con V. Em.a, bajo cuyo consejo y arbitrio tratará de actuar de la mejor manera posible. En la Declaración que le adjunto, y en el fascículo xii de sus Anales que le entregaré personalmente, V. Em.a verá un buen principio de apoyo, aunque pequeño, a mis pobres ideas para la regeneración de la Nigricia.
[1089]
Pero lo más importante que me parece haber hecho en Prusia es el haber inspirado la fundación de un pequeño Seminario en Colonia para las Misiones Africanas, destinado abrir camino a las vocaciones para Africa de los Eclesiásticos germánicos (sin incluir a los de Austria, para la que tengo otros proyectos, o en Verona, o en Venecia). La primera idea la confié al Presidente de la Sociedad, que es un pequeño D. Bosco de Turín, hombre de gran iniciativa, fundador de otro Insto., a quien expuse mi deseo de crear cuatro plazas, en el Seminario arzobispal o en su Insto., para cuatro eclesiásticos que sientan inclinación por las misiones de Africa.
[1090]
El y algunos otros acogieron bien esto, íntimamente persuadidos de poder así echar las bases del Seminario ideado. Verdaderamente es demasiado pronto para manifestar seguridad en el deseado éxito; pero tengo gran confianza en él, conociendo la anatomía del espíritu germánico cuando es eminentemente católico, y espero que en pocos años Propaganda pueda confiar al Seminario de Colonia una Misión en Africa Central. También es demasiado pronto para explicarle la táctica y los puntos de Europa donde intento promover la fundación de otros pequeños Seminarios para las misiones africanas. Es preciso desarrollar todas las fuerzas morales del Catolicismo y dirigirlas realmente en favor de Africa, para lo cual encuentro nocivo todo estrépito: hacer y callar, y hablar sólo cuando es útil y necesario, es la máxima que debo seguir.
[1091]
V. Em.a Rma. se dignaba escribirme el pasado enero, comunicándome que el Plan por mí propuesto presenta muchas dificultades. Y después de las que yo encuentro para promover un acuerdo entre los Superiores de las diversas Misiones africanas, estoy convencido de la verdad de su observación, y de que Ud. de un solo vistazo ve más de lo que mi corta vista podría alcanzar meditando toda la vida. En efecto, en el modo en que expuse mi Plan voy a herir tantas susceptibilidades que me impedirán seguir adelante. Para obtener buenos resultados es en verdad necesario, previamente, alcanzar el mutuo acuerdo entre los Superiores de las Misiones africanas, e invocar la cooperación especial de la Pía Obra de Lyón y París. Al objeto de disminuir poco a poco las dificultades y facilitar la consecución del anhelado acuerdo, he pensado modificar la Organización del Plan, como en pocas líneas y de la mejor manera posible me permito exponerle.
[1092]
Constante la necesidad de atenerse al sistema establecido en mi Plan de rodear Africa de pequeños Institutos de jóvenes negros y negras, confiados a las Ordenes religiosas o Congregaciones eclesiásticas, bajo la jurisdicción de Vicarios o Prefectos Aplicos., y destinados a formar un clero indígena y toda clase de trabajadores de ambos sexos, también indígenas, que gradualmente deberán adentrarse en las regiones de la Nigricia central para implantar en ellas la Fe; establecido el principio de que cada Superior forme y eduque a los negros y negras a su modo, según el espíritu de la propia Institución, sin que nadie se inmiscuya en este asunto, me parece sumamente útil la creación de un selecto Comité, en Roma o en París, compuesto de individuos idóneos por su mente, su corazón y su gran capacidad de trabajo procedentes sobre todo de las Ordenes y Corporaciones a las que están confiadas las diversas Misiones de Africa.
[1093]
Este Comité así formado, que tendría como finalidad principal desplegar y poner en acción a favor de Africa todos los medios de cualquier clase del Catolicismo, que actualmente faltan para la regeneración de los pobres negros, y estimular y desarrollar los elementos ya existentes para el mismo fin, pondría en marcha un acercamiento y una comunicación –y quizá una confederación– entre los diversos Superiores de las Misiones africanas, recogería las ideas y los resultados de una experiencia práctica, y arrojaría nuevas luces para tratar de obtener mejores resultados en todas las misiones del infeliz continente. El examen de lo que sabiamente ha hecho la Iglesia para dirigir y concentrar una especial actividad sobre los asuntos orientales, obra desde luego de menor relieve que la regeneración de toda la raza negra de Africa, me hace creer que a Ud. no le resultaría extraña la propuesta de un simple Comité para la regeneración de Africa Central.
[1094]
El Comité no se ocuparía en absoluto de los medios pecuniarios y materiales para el mantenimiento de los Instos. en cuestión y para subsidiar las obras de Africa en actividad. Cuando tales proyectos fuesen puestos en marcha con la autorización y aprobación de Propaganda, correspondería a las pías Sociedades existentes, y especialmente a la Obra de Lyón y París, subsidarlas, a petición de Propaganda, o bien de los Superiores de las Misiones bajo cuya jurisdicción estuviesen colocados los Instos. y las Obras.
[1095]
El Comité se encargaría de aportar, en la medida de los propios recursos y habilidades, los medios materiales a las Obras de Europa preparatorias para las Misiones africanas, como sería la fundación de pequeños Seminarios y escuelas de oficios. La Providencia concedió a las Ordenes religiosas la alta misión de ejercer el apostolado en Africa y de ganar con él las más augustas palmas. Para obtener mayores resultados es muy útil abrir el camino del apostolado en Africa a todas las vocaciones del clero secular, tan eficaces en las Misiones, como lo demuestran elocuentemente los resultados de los diversos Seminarios de Misiones extranjeras, y especialmente el de París.
[1096]
A tal obra sublime se prestaría el Comité que propongo, por medio de santos hombres muy activos, que abundan en la Iglesia, y fundaría pequeños Seminarios para las Misiones Africanas. Tampoco me asusta la idea de crear siete pequeños Seminarios en siete puntos muy importantes de Europa, si han de tener como base el sistema evangélico de la pobreza, como han hecho Cottolengo y D. Bosco en Turín, por ser ese sistema muy económico y presentarse como el más adecuado para formar apóstoles que han de ir a Africa, donde dormirán sobre una estera y se alojarán en pobres cabañas de juncos. Confío en que poco a poco, no faltando la gracia de Dios y una indefectible constancia, alcanzaremos con el tiempo este objetivo.
[1097]
Como en principio un acuerdo entre todos los superiores de las Misiones Africanas es bastante difícil, a no ser que Propaganda misma lo promueva, por eso el Comité, cada vez que vea preparado el personal para un Instituto, y después de haberse asegurado de que las pías Obras conceden el necesario subsidio ad hoc, se pondrá en tratos con el Superior de la Misión de Africa donde intenta crear los establecimientos para la educación de los jóvenes negros y negras y para la residencia de los Misioneros. Este sistema de dirigirse a los Vicarios o Prefectos Aplicos. toties quoties para obtener la facultad de implantar los Institutos, me parece que es más práctico que el basado en el acuerdo de todos los Superiores de las Misiones Africanas; lo que por ahora no es necesario para algunos puntos de las costas de Africa desde los que es imposible penetrar en el interior, como son las Misiones de Senegambia, Sierra Leona, Dahomey y las Guineas, porque, como sabe V. Em.a, el hecho de que en los dos siglos anteriores catorce millones de esclavos fueran arrancados de las costas occidentales de Africa para ser llevados a América a trabajar en las minas, irritó tanto a las poblaciones de tierra adentro que no sólo un europeo, sino incluso un negro, que desde las costas se aventurase en el interior sería muerto en el acto.
[1098]
Quizá la Providencia abra más tarde el camino también desde estas regiones occidentales. Mas por eso los primeros esfuerzos del Comité han de dirigirse al Africa oriental y del nordeste, y especialmente la gran meseta etiópica, donde hay un clima muy agradable y las poblaciones son susceptibles de recibir el catolicismo y una cultura europea.
[1099]
Vuestra Em.a Rma. preguntará si es posible la formación de semejante Comité. Y le respondo que si el proyecto es en substancia algo justo, razonable y bien ideado, el Comité puede ser una realidad, porque en tal caso estoy seguro que V. Em.a Rma. extenderá las alas de su protección. Yo doy la más alta importancia al Comité, que desearía ver formarse en el modo expuesto, como el elemento destinado a mover los ánimos, encender el entusiasmo y promover en el mundo católico el máximo interés en favor de la raza negra, la más abandonada de la tierra. Si la Providencia dispusiese que el Comité en cuestión fuese bendecido por Roma, ¡oh, cuántos beneficios se derivarían de ello para Africa, a mi manera de ver!
[1100]
Poco a poco, se produciría una aproximación anímica entre los Superiores, lo que daría paso a una comunicación de ideas, de criterios, de intentos, y así, viribus unitis, se lograría más rápida y fácilmente la empresa. Además, todas las obras ya existentes cuyo objetivo es favorecer a los negros, obras todas de Dios, mientras que separadas unas de otras producen escasos e incompletos frutos, unidas y dirigidas al único fin de implantar establemente la Fe en Africa interior, cobrarían mayor vigor, se desarrollarían más fácilmente y se volverían grandemente eficaces para alcanzar la meta deseada.
[1101]
Hago abstracción de la Obra del P. Ludovico de Casoria, de Nápoles, donde subsisten muy consistentes materiales para Africa, y de la pequeña Obra de mi querido Superior D. Nicolás Mazza. Me atrevo a recordar a V. Em.a la propuesta que le hice el pasado octubre de asignar a estos dos Instos. las dos Misiones del Nilo, Oriental y Occidental, teniendo como límites la primera al norte Egipto y al sur el río Sobat, y la segunda al norte Egipto y el desierto de Libia y al sur el río Ghazal. A tal objeto he rogado al muy solícito Canónigo Mitterrutzner, de Bressanone, que se ponga de acuerdo con la Sociedad de María, de Viena, para las ayudas a ambas Obras. La del Insto. Mazza, como austríaca que es, sería sin duda subsidiada: sobre ello tuve respuesta positiva. El Canónigo todavía no ha obtenido contestación en cuanto a la Obra de Nápoles, de la que ciertamente Africa se beneficiará sobremanera.
[1102]
No hablo de la pequeña Sociedad de Colonia, que a medida que progresaran las Obras de las Misiones Africanas alcanzaría asombroso auge. Cuando el alemán lee, y ve que se trabaja y se hacen cosas, se muestra generoso. En sus primeros ocho años, la Sociedad de Colonia no hablaba en sus Anales más que de la compra de esclavos, de su colocación en conventos de Europa, de la muerte de las jóvenes negras y de su profesión religiosa; por eso tuvo escaso desarrollo. Mayor ha sido su crecimiento en los últimos años, cuando en los Anales se ha hablado de la Misión Africana y de la conversión de los negros.
[1103]
Tampoco hablo de la Obra de los esclavos que intenta fundar el abate Capella, de la Diócesis de Amiens. A éste lo llamé hace unos días a París, y, siguiendo el consejo de Mons. Massaia, hemos acordado que antes de alcanzar un acuerdo con la Pía Obra de Lyón se dé una vuelta por España, dado que él es español, y bajo la protección de algún Arzobispo estudie si puede fundar allí la Obra con mucha ventaja y esperanza de éxito. La Obra de Lyón no saca casi nada de España. En este aspecto es menos difícil que él consiga ponerse de acuerdo con la Obra de Lyón. En tal acuerdo he decidido no intervenir de ningún modo de cara a Lyón, porque me sería perjudicial.
En cambio, en el modo en que convinimos con el Ab. Capella, tengo la firme confianza de que Obra de los Esclavos se realizará. El Obispo de Amiens está muy decidido a ello.
[1104]
Digo sólo una palabra sobre la Obra del difunto P. Olivieri, la cual se volvería inmensamente útil y produciría grandes frutos, siempre y cuando fuera dirigida a colaborar con las Misiones de Africa y las Obras para la regeneración de la Nigricia. Si dicha Obra, en vez de gastar enormes cantidades de dinero en comprar negritos en Africa y traerlos a Europa, entre mil dificultades por parte del gobierno egipcio y de los consulados europeos, se limitase a rescatar los jóvenes negros y luego los confiase a los Instos. de Africa que tienen por objeto la educación de la juventud negra para formar obreros para la conversión de la Nigricia, estoy seguro de que mayor sería su desarrollo y más ventajosa se haría para la Iglesia. Dado que dicha Obra está incorporada y unida a la Orden de los Trinitarios, como consta por un Decreto de la S. Congr. de Obispos y Regulares de 21 de marzo de 1855, la Providencia podría llamar de algún modo al apostolado de Africa a algunos Religiosos de esa santa Orden, cuya finalidad primitiva, por divina misericordia, dejó de existir hace ya unos siglos.
[1105]
He aquí un resumen de lo que yo desearía someter al criterio de V. Eminencia Rma., y que me parece útil para hacer algo más en favor de los negros. Creo que el plan así concebido es más simple que el primero. Si el sabio juicio de V. Em.a Rma. no considera oportuno admitir lo sustancial de esta modificación del Plan, bendeciré al Señor y redoblaré mis esfuerzos para pensar e idear un Plan más sencillo y realizable. Sin duda, el problema que yo trato de resolver es sumamente difícil; pero cuando pienso que hasta hoy la Iglesia ha tenido para Africa muy escasas dádivas, que la raza de los negros es la más desdichada del mundo, y que cuanto más avancemos en el tiempo más ardua se volverá la regeneración de la Nigricia, ningún dolor me quebranta, ninguna fatiga me desanima, ninguna dificultad me detiene. Hasta la muerte me parecería grata si pudiese ser de alguna utilidad a los negros. Dios inspire a V. Em.a Rma. a decretar lo que sea más ventajoso para la empresa.
[1106]
Monseñor Massia, con el cual convivo desde hace más de cuatro meses, me manifestó que V. Em.a le hizo saber que yo no pertenezco ya al Insto. Mazza. Verdaderamente me quedé sorprendido, puesto que no he recibido ninguna comunicación sobre ello ni antes de la carta de V. Em.a, ni después. He escrito muchas veces a mi santo viejo fundador, y he recibido muchas cartas del Director de mi Insto., y nunca se me ha comunicado que ya no pertenezco al Insto. Mazza. Tendría que tener yo una gran impudencia para hacer constar en mi Plan que soy del Insto. Mazza, no siéndolo. A mi regreso a Verona desde Roma, mi viejo Superior me recibió como al hijo más querido, y me animó a ocuparme de Africa.
[1107]
Durante mi estancia en Francia, mi Director sólo me escribió que el buen Viejo había dicho estas palabras: «Con sus proyectos, D. Comboni estorba los míos», lo que no concuerda con la acogida que me dispensó en Verona. Antes de ir a Roma pasaré por Verona para aclarar este asunto, que todavía no conozco. De mi viejo D. Mazza he recibido una segunda vida: tendría un gran pesar si, después de veintitrés años que llevo con él, estuviese dolido conmigo. El Obispo de Verona, que conoce el Insto., al santo viejo fundador y al más indigno de los miembros que a él pertenecen, examinadas las cosas, si es necesario, y si hay materia suficiente, le comunicará a Ud. sus veneradas disposiciones, a las cuales me someto de todo corazón.
Aseguro a V. Em.a Rma. que mi viaje a Francia se revelará positivo, y que me ha hecho ver muchas cosas que no veía. De palabra le demostraré que, inspirándome la idea de venir a Francia, V. Em.a me dio un sabio y útil consejo.
[1108]
Las relaciones entre Mons. Massaia y el gobierno francés, desde hace un mes van de maravilla: casi se ha decidido la creación de una embajada ante el Emperador de Abisinia, en sentido católico, conforme a los deseos de Monseñor. Si esto se realiza, veo un feliz futuro para Africa Central por la parte oriental. Esto, en secreto.
Perdóneme V. Em.a si he sido demasiado prolijo: nunca soy capaz de exponer mis ideas en pocas palabras. Espero haberme explicado bastante.
En la esperanza de que Dios bendiga poco a poco mis esfuerzos por Africa Central, confiado en los Sagrados Corazones de J. y de M. y en el Apóstol S. Pablo, que, destinado a convertir a las gentes, no ha terminado todavía su misión, pero la continuará en favor de los pueblos africanos, le beso la Sagrada Púrpura y me declaro con toda veneración
De V. Em.a Rma.
hum. y devot. hijo
Daniel Comboni
Sigue la Declaración de la Sociedad de Colonia.
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