[742]
En la esperanza de que haya recibido Ud. mi carta del 29 de septiembre, en la que prometía comunicarle los progresos de nuestros jóvenes negros y de nuestros esfuerzos en pro de su educación, me apresuro a expresar mis sentimientos de gratitud a los Socios de la Sociedad de ayuda a los pobres negros. En primer lugar le doy información sobre el Instituto de niños negros, y luego sobre el de niñas negras.
[743]
El Instituto para los niños negros tiene ahora acogidos 11 chicos:
1) Juan Faragiallah, de unos 13 años, nacido en Malamoh, entre las poblaciones Gallas.
2) Salvador Badassa, de 12 años, nacido en Oromoh, entre los Gallas.
3) Pedro Bulloh, de 12 años, nacido en Goragui, entre los Gallas.
4) Bautista Olmbar, de 13 años, nacido en Kafa (Galla).
5) Antonio Dobale, de 11 años, nacido en Marago (Galla).
6) Cayetano Baratola, de 13 años, nacido en Maggia (Galla).
7) Francisco Amano, de 12 años, nacido en Kafa (Galla).
8) José Ejamza, de 9 años, nacido en Maggia (Galla).
9) Miguel Ladoh, de 16 años, nacido en Gondokoro, entre los Bari (4° 40´ de latitud N.), junto al Nilo Blanco.
10) Fernando Said, de 17 años, nacido en Tegali (11° de lat. N.), junto al Nilo Blanco.
11) Francisco Schubbe, de 14 años, nacido en Gondokoro, entre los Bari.
[744]
Los ocho niños Gallas los traje yo a Verona desde las Indias (orientales) en 1861. Miguel Ladoh vino el año pasado con D. Juan Beltrame. Fernando Said vino en 1853 con el P. Jeremías de Livorno, misionero franciscano en Egipto. Francisco Schubbe llegó de Africa sólo el mes pasado con el Sr. Francisco Morlang, misionero apostólico. No puedo informarle todavía respecto a él, porque aún no hemos iniciado su educación. Concretamente, se encuentra todavía en Bressanone, con el Sr. Morlang, que lo traerá a Verona hacia finales de este mes.
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En cuanto a Fernando Said, me limito a comunicarle que, después de haber sido convenientemente instruido en la religión, en la historia de la Iglesia, en la aritmética y en las lenguas italiana y árabe, ahora trabaja en las labores agrícolas y como zapatero, y con la próxima expedición saldrá para Africa. Desdichadamente, tampoco puedo decirle mucho sobre otro chico negro, Luis Maraghi, de 12 años, de Marago, hijo de uno de los más terribles jefes Gallas, que además de una inteligencia destacada y una extraordinaria pureza de corazón, tenía una maravillosa belleza y una abnegación heroica. Lo traje conmigo de Adén, donde estaba de esclavo con un hombre de negocios de Goa. En un año había aprendido bien el árabe y el hindí, y bastante bien también el italiano, y era el primero de la escuela; luego, el pasado julio, murió tras cuatro meses de enfermedad. Nunca he conocido un alma que desease tanto padecer y que aspirase tanto a sufrir los dolores de nuestro Salvador. Murió como un ángel, después de haber animado a sus hermanos, de manera conmovedora, a implorar de Dios la conversión de Africa.
[746]
El Fundador de nuestros Institutos, D. Nicolás Mazza, creó en Verona en 1837 una obra para niños, en la que acoge a esos niños pobres que por falta de medios no pueden recibir una educación completa. Estos deben ser absolutamente pobres, y tener una inteligencia excelente, criterio sólido, buen corazón y buenas costumbres. A tales niños les proporciona una instrucción completa según su vocación, que ellos deben elegir deliberadamente y por sí mismos, y los mantiene y educa hasta el momento en que se integran en la sociedad para trabajar como sacerdotes, o como médicos, abogados, ingenieros, pintores, escultores, etc. Ya hemos tenido así varios centenares de sacerdotes, profesores, juristas, ingenieros, etc., que trabajan para sí y para su familia, para el Estado y para la Iglesia. Incluso algunos, por su propio deseo, fueron enviados como misioneros a Africa Central.
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Un poco más tarde tuvo lugar la fundación del Instituto para las chicas que son muy pobres y corren peligro de perder su inocencia. En él son formadas como hábiles amas de casa. A las que tienen aptitudes para ello se las adiestra además en trabajos manuales femeninos, como bordar y preparar artísticas flores, y se les enseña también pintura, matemáticas y lenguas extranjeras. Nuestros trabajos en seda y nuestros bordados, recibieron en 1855 la medalla de primera clase en la exposición de París. Los ornamentos de Misa que el Emperador y la Emperatriz de Austria regalaron el año pasado al Santo Padre fueron preparados por encargo de la Emperatriz en nuestro Instituto. Están adornados con 14 cuadros de Rafael y de otros maestros clásicos, y han sido compuestos de la manera más perfecta con seda Nadelin. «La Civiltà Cattolica» y «L'Armonia» valoran esos ornamentos en 36.000 táleros. También las niñas negras han mostrado en esta bella obra su habilidad artística.
En el Instituto masculino hay ahora 184 chicos y 32 clérigos, que son los que ya tienen una ordenación eclesiástica. El Instituto femenino cuenta con 412 chicas. Todos estos muchachos son mantenidos por la caridad de los fieles, que nuestro Fundador trata de ganarse día tras día. Por lo demás, no tenemos nada, ni en propiedades ni en capitales, para mantener con vida los Institutos.
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Estos dos Institutos dieron luego origen al tercero: el orientado a la misión en Africa Central. D. Mazza había enviado a Africa Central muchos sacerdotes de su Instituto. Pero habiendo experimentado bien pronto que los misioneros, los cuales apenas podían soportar aquel clima, tenían que ser ayudados en sus trabajos por los indígenas, tomó la decisión de fundar en Europa dos Institutos orientados a este fin, uno para los niños negros y otro para las niñas negras. Puesto en marcha este plan, confió la dirección de los niños a la dirección al Instituto masculino, y las de las niñas a la del femenino.
Estos niños negros deben ser instruidos en la religión, en las artes, en la agricultura y, especialmente, en todo lo que es necesario para la vida. Cuando estos jóvenes han adquirido una perfecta formación son enviados a Africa Central, donde ayudarán a los misioneros en la propagación de la fe.
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En cuanto a los negros que muestran vocación por el estado eclesiástico, se les instruye en todo lo que puede hacer de ellos unos buenos sacerdotes; pero la ordenación sacerdotal sólo la reciben después de haber pasado en Africa siete u ocho años.
Tras estas observaciones preliminares, paso ahora a mostrar los progresos de los niños negros.
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Los ocho niños Gallas, que sabían su lengua y la abisinia, y que durante su estancia en la India y en Adén habían aprendido también el hindí, tenían que aprender, además, otra lengua que se conociese en nuestro Instituto. Por eso, apenas llegaron conmigo a Verona, tuve que tratar de enseñarles el árabe. Así, dedicamos el año pasado a la enseñanza de la religión cristiana, que impartíamos en lengua galla y en abisinio o en hindí, según los niños pudieran entendernos o nosotros hacernos entender por ellos; y a la vez en la enseñanza de la escritura árabe y de la lengua árabe vulgar, como se habla en las regiones del Nilo, y de los principios fundamentales del árabe escrito. Tenían cada día cinco horas de escuela y otras cinco de estudio privado; pero esta dedicación de diez horas era sólo por cinco días a la semana. Los jueves tenían sólo el estudio privado, y también los domingos durante tres horas
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En este curso se ha podido impartir la enseñanza regularmente. Las materias han sido las siguientes:
Religión: Se ha explicado a fondo la doctrina cristiana del Card. Bellarmino (impresa en árabe por Propaganda en Roma). Se han explicado en árabe los principales misterios, el signo de la Cruz y el Credo.
Lengua árabe: Escritura, ejercicios de lectura, las reglas gramaticales en la formación de los verbos regulares de tres letras, tablas sobre seis clases de verbos regulares trilíteros.
Lengua italiana: Escritura, la gramatiquita de Soave, ejercicios progresivos de análisis, composición de fábulas y pequeños relatos.
Aritmética: Principales ejercicios con todos los números, pero en mayor escala con los ordinales y fraccionarios.
Historia del Antiguo Testamento: Desde la Creación hasta la cautividad en Babilonia.
Todas estas cosas fueron enseñadas a los chicos negros en árabe. En las horas de asueto y en las vacaciones de otoño se hacen prácticas de agricultura.
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A Miguel Ladoh, que llegó el año pasado de los Bari (negros), y que había aprendido el árabe de los Dongoleses, mercaderes del Nilo Blanco, durante cuatro meses se le enseñó aparte y luego se le integró en el mismo nivel que los Gallas. En 1862-1863 se han distinguido sobre todo:
Juan Faragiallah, que consiguió el primer premio;
Miguel Ladoh, que obtuvo el segundo, y
Salvador Badassa, que ganó el tercero.
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Los primeros cinco chicos, incluido Miguel Ladoh, tienen un talento por encima de lo común y muy especial aptitud para la pintura y para las ciencias especulativas. Nosotros esperamos mucho de ellos. Todos poseen una extraordinaria abnegación, y son muy dóciles y obedientes. Los dos prefectos que fueron destinados a su vigilancia, y que habían sido prefectos de los jóvenes italianos de mi Instituto, me aseguraron que preferían hacerse cargo de cien negros que de diez italianos. Por eso espero que también se convertirán en instrumentos dóciles para ayudar a la infeliz Misión de Africa Central, cuyo clima nos arrebata casi todos los misioneros, y cuya única esperanza está depositada en los negros que reciben educación en Europa.
[754]
Nuestro Instituto para niñas negras consta de las siguientes 13 muchachas:
1) Rosa Fedelkarim, de 15 años, nacida en la tribu de los Humus, a oriente del Nilo Blanco.
2) Anita Scibacca, de 16 años, nacida en Tegali, al oeste de la tribu de los Schilluk, a 11° de lat. N.
3) Domitila Bakhita, de 15 años, nacida en Mady entre los Denka, o bien en Ahien, al este del Nilo Blanco, entre 10° y 11° de lat. N.
4) Fortunata Quascè, de 18 años, nacida en Tongojo, en Gebel Nuba, por debajo de los 10 ° de lat. N.
5) Isabel Haua, de 19 años, nacida en la tribu de los Fertiti, al este del Nilo Blanco.
6) Justina Bahar-el-Nil, de 13 años, nacida en Libi, en Gebel Nuba.
7) Luisa Mitherah, de 14 años, nacida en la parte occidental del reino de Darfur.
8) Isabel Kalthumach, de 16 años, nacida en Darfur.
9) María Zareah, de 16 años, nacida en Tekem, al oeste del Nilo Blanco.
10) Regina Zarifa, de 15 años, nacida entre los Yangseh, a 9° de lat. N., al oeste del Nilo Blanco, donde éste recibe el Ghazal.
11) Francisca Bakhita, de 12 años, nacida en Colongo, en Gebel Nuba.
12) Catalina Zenab, de 12 años, nacida en Ajel, en la tribu de los Hogh, al oeste del Nilo Blanco, a 7° de lat. N.
13) Magdalena Zenab, de 16 años, nacida en Bellagross, en la tribu de los Barta, a 10° de lat. N., al este del Nilo Blanco.
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Las primeras once, como la última, fueron traídas a Verona en 1853 por el P. Jeremías de Livorno, que las compró en El Cairo. Catalina Zenab, a la que yo conocí aún muy pequeña en la tribu de los Kich, a 7° de lat. N., después de mi regreso a Europa fue llevada a El Cairo por mis hermanos, y yo la traje a Verona cuando a mi regreso de la India me detuve en El Cairo. Posee mucho talento, sabe muy bien el árabe y el denka, y en el Nilo Blanco los ayudó mucho en la preparación de un vocabulario, una gramática y un catecismo en lengua denka, que es la que más se habla en la parte este de Africa Central.
En el Instituto femenino, a las negras también se les imparte la enseñanza en árabe, que dieciocho italianas de mi Instituto conocen bastante. Esa enseñanza abarca estudio y trabajos manuales femeninos. En primer lugar, este año hemos divido a las chicas en tres clases, que corresponden a las clases elementales de Europa. En la primera está Magdalena Zenab; en la segunda, Catalina Zenab, que ha obtenido el primer premio, más Francisca Bakhita y Regina Zarifa.
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A la tercera pertenecen todas las demás, y entre ellas han obtenido premio: Rosa Fedelkarim, el primero; Anita Scibacca, el segundo, y Domitila Bakhita, el tercero. La primera clase se ocupa de las siguientes materias: rudimentos del catecismo de Bellarmino, lectura y escritura en árabe y en italiano, y ejercicios de cálculo en las cuatro operaciones.
Las materias de la segunda son:
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Lectura y escritura en italiano y en árabe. Pequeña gramática de estas dos lenguas. Matemáticas: las cuatro operaciones de una manera más bien amplia. Pequeños relatos y fábulas en las dos lenguas. Historia del Antiguo y Nuevo Testamentos.
La tercera clase se ocupa de los principios fundamentales de la literatura árabe, de la historia del Nuevo Testamento, y de la historia de la Iglesia, especialmente de la de Africa.
Geografía: Ideas generales, geografía concretada en Africa.
Aritmética: Regla de tres, números positivos y negativos, simples y compuestos, ordinales y cardinales.
Religión: El Credo, la oración en general, el Padrenuestro y el Avemaría, en árabe, explicados según Bellarmino.
Ideas generales de farmacia y de medicina.
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Las labores femeninas se dividen en cuatro clases. La primera abarca la preparación de medias, vestidos, camisas, remiendos y labores corrientes; la segunda, bordados en blanco; la tercera, bordados a varios colores, y la cuarta, bordados en seda y oro. A la primera clase pertenece sólo por el momento Magdalena Zenab; a la segunda, Catalina Zenab, Regina Zarifa y Justina Bahar-el-Nil; a la tercera, Francisca Bakhita, Isabel Kalthuma y María Zareah; a la cuarta, todas las demás. Rosa Fedelkarin, además, sabe bordar incluso figuras, hasta el punto de saber hacer con ellas retratos. Este año han recibido premios: en la primera clase, Magdalena Zenab; en la segunda, Cat. Zenab; en la tercera, Isa. Kalthuma; en la cuarta, Rosa Fedelkarim, Anita Scibacca y Domitila Bakhita.
Las primeras seis han alcanzado tal destreza que cada una puede dirigir sola una escuela en Africa Central. Están totalmente imbuidas de la religión y desean con todo ardor volver a Africa para convertir a su gente a la fe católica. Con las que exteriorizan el deseo de hacerse monjas se necesita mayor prudencia y un largo período de prueba; deben hacer un noviciado de al menos diez años.
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Nuestras negras adultas, aunque son muy buenas y devotas, no tienen ya aquella docilidad que mostraban de niñas: hay que dirigirlas con mayor perspicacia y dejarles pasar alguna falta. Pero por ahora estamos contentos de sus progresos. Es todo lo que de momento le puedo decir de mis negros y negras. Le quiero contar, además, algo de la conversión de una negra musulmana, a la que yo instruí en Verona, y que fue bautizada hace un año; como también del bautismo de Miguel Ladoh, que le fue conferido por el Obispo de Verona, y de la fiesta en que nuestros negros recibieron la S. Confirmación.
La negra de que le hablo, a la que impusimos el nombre de María, es originaria, a mi modo de ver (ella misma no tiene idea al respecto), del país situado entre el reino de los Darfur y el Kordofán, donde pertenecía a un tratante de esclavos que la trajo aún muy chiquita a Alejandría. En esta ciudad vivió siete años esclava de un musulmán, a consecuencia de lo cual abrazó la religión islámica. Luego cambió bastantes veces de amos, hasta que llegó a Constantinopla, y luego a Salónica, donde entró a servir en casa del Cónsul español. Este la cedió a su hija, que estaba casada con el noble conde Conti, dedicado a los negocios en Salónica. La devota señora, que deseaba proporcionar a la pobre negra, ya de veintiocho años, el mayor de los dones, la confió con este fin en Salónica a las Hermanas de la Caridad para la instrucción religiosa; pero, con gran dolor por su parte, la encontró completamente reacia a hacerse cristiana y resuelta a seguir fiel a la falsa religión.
[760]
Trataron a María con toda dulzura, y ella correspondía a las atenciones de su joven ama. Habiendo llamado la Providencia a Italia, por asuntos de negocios, al conde con su esposa, la negra llegó en compañía de ellos a Venecia. Allí la condesa oyó que en Verona había un Instituto africano y Misioneros que sabían las lenguas orientales, por lo que vino a Verona y me rogó que admitiese a la pobre negra. María visitó a las negras del Instituto, habló con ellas, vio los bordados y sus progresos en las enseñanzas recibidas, y mostró deseo de aprender todo eso.
Pero ¿cómo conseguirlo, cuando faltan el talento y la aptitud natural? En resumen, el conde deseaba que yo la instruyese, y empleé dos meses y medio en instruirla en los misterios de la fe. Luego, ella misma pidió el bautismo. Pero yo la probé por otros dos meses, y sólo entonces dispuse que se le administrase el sagrado Bautismo. Así, en agosto del pasado año, el párroco de Sta. Eufemia, D. Ferrari, la bautizó en nuestra iglesia de S. Salvador, y posteriormente el reverendísimo Obispo le dio la confirmación. Ahora está contentísima y tranquila, y siempre recibo buenas noticias respecto a ella de Salónica, donde vive nuevamente en casa del Cónsul español.
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Digna de nota es la conversión de Miguel Ladoh, que le voy a narrar ahora. En él, la gracia de Cristo ha hecho prodigios. A los diez años, Ladoh, que tiene todavía un hermano y dos hermanas, perdió a sus padres. Posee un temperamento dulcísimo y no hay forma de provocar su ira. Ahora es ya seis dedos más alto que un hombre normal. Es negro como el carbón, proporcionado en su buena estatura, fuerte e imponente. Estando aún entre los negros Bari, había conocido al P. Angel Vinco, de mi Instituto, y oído la predicación del Evangelio de boca de los misioneros a la vez que las enseñanzas de los mercaderes musulmanes nubios, que recorrían el Nilo Blanco haciendo trueques para conseguir marfil y similares. «Y ¿por qué no te hiciste musulmán?», le pregunté yo un día. «Porque –contestó– en cuanto entró en mis oídos y en mi corazón la palabra de un misionero católico, me fue imposible acoger otras palabras. La predicación del Catolicismo es más fuerte y más poderosa que todas las lenguas de los mortales, y con la predicación de un sacerdote católico no puede uno menos que persuadirse de la verdad de la fe en Jesucristo».
[762]
Usted recordará que el año pasado fue abandonada provisionalmente la misión entre las tribus Bari, en parte por la imposibilidad de extender allí la religión, y en parte por falta de misioneros. Pero, dado que para evitar muchos problemas, que eran de preverse, D. Beltrame y D. Morlang abandonaron la estación sin que lo supieran los negros, sólo un mes después Ladoh se dio cuenta de que los misioneros no volverían más a su tierra. Entonces pensó seguir sus pasos y reunirse con ellos. Por eso, en cuanto se enteró de que Soleimán, un nativo de Berber agente del Sr. Lafarque en el Nilo Blanco, se disponía a partir para Jartum con sus embarcaciones cargadas de colmillos de elefante, pidió viajar con él como grumete.
Soleimán no tuvo ningún inconveniente en admitirlo, porque le pareció un marinero fuerte y hábil. Después de dos meses de viaje por el Nilo Blanco llegó a Jartum, donde nosotros teníamos la estación central para Africa. No encontrando allí en ningún lugar a los misioneros que había conocido en su tierra, fue a Berber, donde rogó al Sr. Lafarque que le permitiese marchar a El Cairo con sus hombres. Lafarque le dijo que no. Entonces él se fue solo de Berber a Abu-Hammed, donde pidió al agente de Lafarque que le admitiese entre su tripulación. El agente, que había perdido uno de sus cocineros, lo admitió como ayudante de cocina. De esta manera llegó a El Cairo, donde, sin haber pedido ninguna recompensa, se fue derecho a la iglesia católica. Allí encontró a D. Beltrame y a D. Dalbosco, y pidió ser admitido en la Iglesia. Don Beltrame pensó que no podía acceder a su deseo, porque estaba a punto de regresar a Europa; pero luego no pudo resistir las súplicas del negro y lo llevó consigo. Así Ladoh, después de pasar por Jerusalén y Constantinopla, llegó a Verona el 8 de mayo, festividad de la aparición de S. Miguel, cuyo nombre tomó al ser bautizado.
[763]
Los misioneros Beltrame y Dalbosco le habían instruido ya en el viaje. Pero, aunque lo encontré perfectamente preparado, todavía quise instruirle a mi vez por ver si permanecía constante en sus sentimientos; de modo que el 27 de junio, festividad del Sdo. Corazón de Jesús, estaba preparadísimo para recibir los santos sacramentos del Bautismo y la Confirmación, y esta última iba a ser administrada además a los ocho chicos Gallas y a Catalina Zenab. No puedo describirle la dicha que nos proporcionó esa fiesta. Como padrinos de los negros figuraron los personajes más importantes de la ciudad. El conde Antonio Pompei era el padrino de Ladoh, y la condesa Adelaida, su consorte, la madrina de Catalina Zenab. Multitud de gente se agolpaba en la iglesia de Santa Eufemia, y el Obispo de Verona, el marqués Luis de Canossa, administró el Bautismo. La iglesia estaba engalanada con las más bellas colgaduras en seda y oro, y las suaves melodías de una numerosa orquesta acompañaban las santas y significativas ceremonias del Bautismo de adultos. Ladoh, vestido primero de negro y luego de blanco, con su porte fascinante y con su rostro del color del carbón, era objeto de la admiración general.
[764]
El Obispo, el pueblo, y sobre todo el pío y religioso conde, lloraban al ver la devoción, la modestia y el recogimiento del negro. Terminadas las ceremonias del Bautismo y de la Confirmación, y recibida por los diez la sagrada Comunión, el Obispo pronunció un emotivo discurso sobre la llamada a la fe católica y coronó la fiesta impartiendo la bendición apostólica. Miguel Ladoh se muestra todavía igual que en el momento del Bautismo. Dotado de una singularísima inclinación a la virtud con su temperamento apacible y su extraordinaria abnegación, es motivo de admiración para todos los que lo conocen, y modelo para nuestros jóvenes. El ya no tiene voluntad propia y está preparado para lo que sea. A mí me dice siempre que después de haber recibido la gracia del Bautismo, ya no tiene ningún deseo sobre la tierra; y en cualquier momento dispuesto a morir para poderse unir a su Salvador.
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Todo esto en cuanto a nuestro Instituto de Verona. Por lo que respecta al P. Ludovico de Casoria, de Nápoles, él mismo es un milagro de caridad. Yo he visto bastantes veces sus Institutos africanos, y creo poderle asegurar que no pueden estar mejor dirigidos. Vio la necesidad de fundar este Instituto en Europa, y lo fundó; lo ha provisto de buenos maestros y maestras, y ha realizado admirablemente sus objetivos y planes.
[766]
La Obra del P. Olivieri ha sido de gran utilidad para la religión y lo seguirá siendo todavía. No puede haber católico que le niegue su admiración, si se considera el gran número de almas que ha salvado ya este hombre santo. Su Obra se ha visto muy perjudicada por el Tratado de París, mediante el cual, con ocasión de la guerra de Oriente, fue prohibido el tráfico de negros. A causa de esta ley el gobierno egipcio ya no permite el transporte de negros de Alejandría a Europa. Todavía en 1859, durante mi estancia en El Cairo, aún trasladó bastantes niños. Este año el P. Olivieri, por medio de D. Blas Verri, digno heredero de su espíritu, y con ayuda de las Hermanas de S. José de la Aparición, ha podido traer a Europa algunas negritas. Y continuará salvando almas y ayudando poderosamente a la Obra del P. Ludovico, porque él provee de alumnos a su Instituto de Nápoles.
(Daniel Comboni)
Original alemán.
Traducción del italiano