Comboni, en este día

En una carta a Elisabetta Girelli (1870) desde Verona se lee:
Estamos unidos en el Sacratísimo Corazón de Jesús en la tierra, para luego unirnos en el cielo eternamente. Es menester recorrer a paso largo los caminos de Dios y de la santidad, para no detenerse más que en el paraíso.

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Nº Escrito
Destinatario
Señal (*)
Remitente
Fecha
811
Estanislao Laverrière
1
Jartum
02.01.1879

N. 811; (772) - A MGR. ESTANISLAO LAVERRIERE

«Les Missions Catholiques», 508 (1879), pp. 97-98

Jartum, 2 de enero de 1879


Carta sobre la carestía.

812
Card. Juan Simeoni
0
Jartum
02.01.1879

N. 812; (773) - AL CARD. JUAN SIMEONI

AP SC Afr. C., v. 8, ff. 841-884

N.° 1

Jartum, 2 de enero de 1879


Emmo. y Rmo. Príncipe:

[5522]

Le escribo pocas líneas, porque me tienen deshecho las fiebres, las tribulaciones, las fatigas y las penas del corazón. Por adorable ley de la Providencia, las Obras de Dios deben fundarse y prosperar al pie del Calvario. La Cruz y el martirio son la vida del apostolado en las naciones infieles, y ciertamente sólo mediante la Cruz y el martirio se convertirá Africa Central a la verdadera fe.
 


[5523]

Mas aunque me encuentro quebrantado en el cuerpo, por la gracia del Corazón de Jesús mi espíritu se mantiene sólido y vigoroso; y estoy decidido, como lo he venido estando desde hace treinta años (desde 1849), a sufrirlo todo y dar mil veces la vida por la redención de Africa Central y de la Nigricia.
 


[5524]

Como le expliqué en parte en mi última carta, la n.° 8, del pasado octubre, ha asolado Africa Central una epidemia tremendamente mortífera, consecuencia de la espantosa carestía y de las copiosísimas lluvias que sucedieron a la gran sequía de casi 20 meses, y en un territorio del Vicariato (desde Jartum este-oeste hacia el sur) tan grande como dos o tres veces toda Francia ha muerto más de la mitad de la población. Además, si en la ciudad de Jartum, donde hay médicos y medicinas, ha muerto una tercera parte de los habitantes, en algunas localidades y regiones que yo he visitado, no sólo ha perecido la población entera, sino también todos los ganados, y hasta los perros, que son la única providencial defensa y seguridad en estos países.
 


[5525]

Desde Berber a Jartum visité con las Hermanas veronesas muchos poblados, además de las ciudades de Shendi, Muhammad, etc. Allí encontré muerta a más de la mitad de la población, y al resto de ella como esqueletos andantes; también vi mujeres cadavéricas, desnudas, que se alimentaban a base de hierba y de semillas de heno. Yo repartí grano y dinero, no sin haber bautizado muchos niños de ambos sexos in articulo mortis. En agosto, haciendo enormes sacrificios, compré en Jartum a un precio exorbitante veinte sacos de harina de trigo para mandarlos a las misiones del Kordofán y de Gebel Nuba, que desde hace más de seis meses sólo viven de dokhon (especie de mijo) y de una carne muy fibrosa, etc., cuando la pueden conseguir. Luego puse en acción a todos los comerciantes que han quedado con vida en Jartum, a muchos jeques y al mismo Gobierno, a fin de conseguir quince camellos para el Kordofán. Pues bien, tal cosa ha sido imposible hasta hoy, cuando estamos ya en enero de 1879, porque los camellos han muerto en gran parte, y porque tampoco se encuentran camelleros, al haber sido víctimas de enfermedad o de hambre.
 


[5526]

Pero aún hay más. Tras la muerte de la Superiora del Kordofán el pasado agosto, quedan allí sólo tres Hermanas, dos de las cuales pidieron a la Madre General licencia para regresar a Marsella por motivos de salud, y ya tienen las obedenciales desde hace más de tres meses. Habiéndoles yo ordenado que viniesen a Jartum, sólo esperaban los camellos para emprender el viaje; pero, por falta de camellos y de camelleros, ésta es la fecha en que aún siguen en el Kordofán. Con la marcha de Africa de esas dos religiosas, únicamente me quedan cuatro Hermanas de San José en el Vicariato; por lo cual, para atender a las urgentes necesidades de las importantes misiones de Jartum y del reino del Kordofán, y tras consultar a la Superiora de Jartum, he destinado a esta ciudad las cuatro Hermanas de San José restantes (en vano supliqué hasta ahora a la Madre Gral. que me mandase otras, preferentemente árabes), y he destinado al Kordofán las cinco Hermanas del Instituto de las Pías Madres de la Nigricia por mí fundado en Verona, que estaban en Berber, y que yo traje a Jartum hace veinte días con el vapor generosamente cedido por Gordon Bajá, y a las cuales mandaré al Kordofán en cuanto disponga de camellos.
 


[5527]

La tremenda epidemia ha hecho también espantosos estragos en nuestras misiones. En los seis años desde que fui puesto al frente del Vicariato no había muerto ningún sacerdote misionero en Africa Central, gracias al oportuno sistema de mi Plan. Pero tras la tremenda sequía, las lluvias y la mencionada epidemia, se me han muerto tres sacerdotes, entre ellos mi brazo derecho en la santa Obra de Africa Central, el piadoso y capaz D. Antonio Squaranti, antiguo Superior de mis Institutos de Verona, al que el pasado año traje al Vicariato como Administrador General de los bienes del mismo, con ánimo de nombrarlo más adelante mi Vicario General, si su estado de salud lo hubiese permitido.
 


[5528]

Yo lo había enviado de visita a Berber, sobre todo para sustraerlo a la amenazadora epidemia, en cuanto me di cuenta de que ésta se acercaba después de las lluvias, por ser el primer año que él estaba en Africa Central. Pero cuando a los cuarenta días de su estancia en Berber se enteró de que en Jartum todos los sacerdotes estaban enfermos de fiebre, de que muchos de la misión habían muerto, y de que yo era el único que se encontraba en pie, por lo cual llevaba más de un mes haciendo de obispo, párroco, administrador, superior, enfermero, etc., etc., por venir a ayudarme salió de Berber en una embarcación de vela, y al cabo de quince días llegó a Jartum más muerto que vivo, porque en los cuatro últimos días de viaje ya se había visto afectado por la fiebre y la epidemia. Fueron vanos nuestros cuidados durante doce días: todo fuego de caridad, y totalmente resignado, voló al eterno descanso, dejándome en una gran desolación. Aparte de los tres sacerdotes y dos Hermanas que murieron, he perdido más de la mitad de los hermanos laicos, devotísimos, de eminentes virtudes y llenos de méritos, que, víctimas de la epidemia, marcharon al paraíso.
 


[5529]

Tras estas muertes, el pánico se apoderó de algunos sacerdotes y laicos de la misión originarios de las provincias meridionales de Italia. Así, además de un sacerdote napolitano y de un laico de Roma, que inesperadamente dejaron la misión, sin que ni ruegos ni órdenes sirviesen para disuadirlos (no habían sido educados en mi Instituto de Verona: todos los que salieron de ese Instituto se mantienen fieles y constantes, y están dispuestos a morir por Cristo sin abandonar su puesto), otros dos sacerdotes napolitanos y un laico paisano suyo me pidieron volver a Europa temporalmente. En cambio, los otros del Instituto de Verona, y especialmente los Superiores del Kordofán y de Gebel Nuba, los laicos veroneses supervivientes y las cinco Hermanas veronesas de las Pías Madres de la Nigricia, lejos de desalentarse, me dan ánimos a mí mismo.
 


[5530]

Las Hermanas de San José de la Aparición, y sobre todo la Hermana árabe Germana Assuad, de Alepo, hicieron prodigios de caridad en esa terrible circunstancia, no dudando en arriesgar la propia vida, y todas sacrificándose por Cristo.

Quebrantado por tantas fatigas y tribulaciones, finalmente también yo caí enfermo, de modo que desde hace más de un mes me atormentan las fiebres, y a duras penas me mantengo en pie.
 


[5531]

No se asuste V. Em.a por estas siniestras noticias de Africa Central. El apostolado católico siempre ha ido acompañado de los sacrificios y del martirio. A la pasión y muerte de J. C. siguió la resurrección. Lo mismo sucederá en el caso de Africa Central. Me viene la fiebre. Una bendición del Santo Padre y de V. Em.a para

Su obedmo. hijo

† Daniel Comboni Obpo. y Vic. Aplico.

Sigue la carestía.

Pero mi última preocupación son los medios temporales. De todo se ocupará, como es seguro, San José, y basta.


813
Jean François des Garets
1
Jartum
02.01.1879

N. 813; (774) - A JEAN FRANÇOIS DES GARETS

APFL (1879) Afrique Centrale

Jartum, 2 de enero de 1879


Carta sobre la carestía.

814
Clérigo Luis Grigolini
1
Jartum
03.01.1879

N. 814; (775) - AL CLERIGO LUIS GRIGOLINI

APMR, VI/G3/1879

Jartum, 3 de enero de 1879


Breve billete.

815
Mons. José Marinoni
1
Jartum
03.01.1879

N. 815; (1221) - A MONS. JOSE MARINONI

«Le Missioni Cattoliche» VII (1879), p. 124

Jartum, 3 de enero de 1879


Carta sobre la carestía.

816
Card. Juan Simeoni
0
Jartum
16.01.1879

N. 816; (777) - AL CARD. JUAN SIMEONI

AP SC Afr. C., v. 8, ff. 860-863

N.° 2

Jartum, 16 de enero de 1879


Emmo. y Rmo. Príncipe:

[5532]

Deseando ardientemente una fervorosa bendición del Santo Padre, consuelo de mis aflicciones, me he permitido aprovechar el primer aniversario de su exaltación a la Cátedra de San Pedro para presentarle mis respetos, señalarle mis cruces e implorar su apostólica bendición para mí y para el Vicariato. Por tanto suplico de la bondad de V. Em.a Rma. que se digne ponerme con la adjunta carta a los pies de S. S. y obtenerme la deseada bendición.
 


[5533]

He recibido con verdadero placer su venerado escrito del 29 de noviembre pdo., así como los que me han sido enviados por medio de dos sacerdotes del Colegio de San Pedro y San Pablo, en que me recomienda, como a todos los Vicarios Apostólicos, redactar una concisa pero completa Relación sobre la historia, progreso y situación de nuestros respectivos Vicariatos, la cual habrá de ser impresa cuando lo juzguen oportuno los Emmos. Padres componentes de la S. C. para mejor formular en el futuro sus sapientísimas deliberaciones sobre los diversos asuntos concernientes a cada Misión.
 


[5534]

Si tan acertada disposición del celo y sagacidad de V. Em.a ha de resultar útil para todas las Misiones más antiguas y conocidas del mundo, para las de Africa, y en especial las de Africa Central y Ecuatorial, es de utilidad e importancia sumas, por tratarse de las menos conocidas y las más difíciles y arduas de todas. Así pues, en cuanto logre recuperar algo de fuerza (porque la fiebre no deja de visitarme cada dos o tres días) y logre sacar un poco de tiempo libre de mis graves y complicadas ocupaciones, pondré total cuidado y premura en realizar ese importante trabajo, al cual seguirá otro muy relevante acerca de los lagos Nyanza, sobre los cuales me parece que, al menos hasta el momento, no se dispone en Europa de información muy exacta y verídica.
 


[5535]

Así tendrá también Propaganda, esperando el debido tiempo y tras bien digeridos y madurados informes de los solícitos Misioneros de Argel, una idea clara y justa de las regiones del Victoria Nyanza, donde –espero– podrán establecerse sólidamente. Y asimismo la tendrá, después de mi relación, sobre las importantes regiones del Alberto Nyanza, que dista de la antigua estación de Gondókoro, donde yo estuve en 1859, sólo veintiocho horas de viaje a pie, o a lomos de bueyes, más un trecho de río que ahora el vapor de Gordon Bajá recorre en medio día, mientras que entre el Victoria Nyanza y el Alberto Nyanza hay veinte días e incluso un mes de muy difícil viaje, que hace todavía más peligroso la enemistad secular de dos poderosos reyes (el de Uganda, al que pertenece el lago Victoria, y el de Unyoro, señor del lago Victoria), pero con los cuales mi buen amigo S. E. Emin Bey, a quien he recomendado cálidamente esos buenos Misioneros de Argel, mantiene al menos por ahora buenas relaciones y de amistad.
 


[5536]

Sobre dichos lagos y sobre el enorme territorio de mi Vicariato – del que muy de buena gana cederé una gran parte a ese cuerpo poderosísimo y numeroso de la magnífica, providencial Institución del muy benemérito y venerable Mons. Lavigerie –, yo daré toda la información que pueda, basada en largos estudios y dilatada experiencia de Africa.
 


[5537]

En cuanto a los dos sacerdotes romanos del Colegio de San Pedro y San Pablo, he ordenado que permanezcan al menos un año aclimatándose y aprendiendo el árabe en mi establecimiento de El Cairo. Los informes que sobre ellos he recibido del Superior de allí son buenos, salvo en lo referente a su edad, un poco avanzada. En abstracto, ansío que ese Colegio me mande mucha gente para Africa Central; pero me gustaría que se tratase de jóvenes de 35 años como mucho, que no tuviesen miedo del calor ni de la muerte, y que estuviesen deseosos de sufrir por Jesucristo. En una palabra, que el amor por Jesús y por las pobres almas negras fuese superior a todos los afectos de la tierra y del universo. Esto mismo he recomendado al excelente y piadoso Rector de ese providencial establecimiento.
 


[5538]

Anteayer, cinco Hermanas del Instituto de las Pías Madres de la Nigricia, que estaban en Berber, salieron de Jartum en una magnífica embarcación que gratuitamente me cedió la gran bondad de S. E. Gordon Bajá, Gobernador General de Sudán. Navegarán por el Nilo Blanco hasta Duen, donde sobre los camellos que también me ha proporcionado Gordon Bajá continuarán hasta la capital del Kordofán.
 


[5539]

Las tres Hermanas de San José que estaban allí llegarán en estos días a Jartum. Dos de ellas tienen la obediencia para Marsella, por lo cual sólo quedará en Jartum un total de cuatro Hermanas. Espero que la nueva Madre General se apresure a mandarme otras más.

Como ahora no dispongo de tiempo, pronto le describiré con otra carta las nuevas conversiones que se han producido en el Kordofán y en Gebel Nuba: poco resultado para quien no conoce lo que es una difícil e incipiente misión, pero grande para quien no ignora lo que es una misión en Africa Central o Ecuatorial.

Mientras, besándole la sagrada púrpura, me declaro


De V. Em.a Rma. hummo., obedmo., devotmo. hijo

† Daniel Comboni

Obpo. y Vic. Aplico.


817
Card. Juan Simeoni
0
Jartum
23.01.1879

N. 817; (778) - AL CARD. JUAN SIMEONI

AP SC Afr. C., v. 8, ff. 864-868

N.° 3

Jartum, 23 de enero de 1879

Emmo. y Rmo. Príncipe:

[5540]

Aunque muy debilitado en lo físico, porque la fiebre me visita a menudo y no soy insensible al peso de tantas cruces, si bien la confianza en Dios es cada vez más firme y sólida (porque la cruz constituye la marca de las Obras de Dios), aun así no quiero dejar de informarle de lo que es bueno que sepa la Sagrada Congregación.
 


[5541]

Jartum es una de las trece sedes episcopales de la Iglesia patriarcal de los coptos heréticos. Cuando hace veintidós años vine a Jartum por primera vez, conocí aquí al Obispo copto-herético, que en cuestión de ciencia y conducta eclesiástica era un borrico de marca mayor; y por más que nosotros lo invitábamos a entrar en la verdadera Iglesia, siempre respondía que la suya era nuestra Iglesia, y que si su Patriarca llegaba a reconciliarse con el Papa, él sería el primero en seguirlo, con tal que lo conservase en su dignidad o le diese otra mayor.
 


[5542]

Muerto este hombre en castigo en uno de los conventos cismáticos de Egipto, la sede de Jartum fue dejada vacante durante dieciocho años. Pero cuando el Patriarca copto-herético supo que la Iglesia católica había mandado un Obispo Vicario Aplico. a Jartum, se apresuró a nombrar titular para dicha sede a un monje del convento de San Macario. Habiendo llegado hace unos días a Jartum el nuevo Obispo, me vino a visitar, y hemos entablado una especie de amistad.
 


[5543]

Es un hombre de unos 58 años, devoto y bueno, que reza siempre. Está bastante versado en la Sagrada Escritura, aunque por lo demás es muy ignorante. Por otro lado, para los intereses católicos no puede traer ni frío ni calor, porque nuestra Misión es la única verdadera fuerza en Africa Central que es reconocida como tal por el Gobierno local, así como por los musulmanes, los paganos y los herejes de toda ralea.
 


[5544]

Igualmente, como sabrá V. Em.a , murió en Abisinia el Obispo copto cismático, el único pastor de más de un millón de herejes abisinios que hay allí. Pero dado que la elección de ese Obispo depende del Patriarca de Alejandría, que reside en El Cairo, y del Jedive de Egipto, que suele pagar mil libras esterlinas para el viaje, y como el Jedive tuvo últimamente una guerra encarnizada con el rey Juan de Abisinia, la cual perdió, viéndose obligado a pagar al rey una gran suma, declaró al Patriarca copto que de ningún modo quiere mandar a los abisinios el Obispo reclamado, porque son sus enemigos. Y así quedó la cosa hasta primeros de los corrientes.
 


[5545]

Pero ¿qué ha hecho Su Excelencia Gordon Bajá? Como entre Abisinia y Egipto hay ciertas cosas que negociar y se había acordado entre los dos soberanos que los representantes del rey Juan vinieran a tratarlas a Cadaref (a ocho días de Jartum, donde pronto estableceré una misión, habiendo regresado ya a Jartum mis enviados) con Gordon Bajá en representación de Egipto, hace dos semanas que tuvo lugar esa reunión de los representantes de ambas partes; y Gordon Bajá, para facilitar el buen resultado de las negociaciones, se comprometió a conseguir del Jedive el nombramiento del Obispo y a hacerlo acompañar a sus expensas hasta su sede por la ruta de Galabat.
 


[5546]

El Jedive comunicó aquí por telégrafo que será nombrado y enviado el Obispo.

Por otro lado, el valeroso rey Juan sometió a su cetro al rey de Shoa, el país donde está Mons. Massaia. Este soberano, Menelik, que hace tiempo envió regalos al Santo Padre, y que protege mucho a los buenos PP. Capuchinos y a Mons. Massaia, ha seguido siendo rey de Shoa, pero tributario, y anualmente efectúa un pago importante al rey Juan, que es muy valeroso. Ahora entre el rey Juan y el rey Menelik existe la mayor amistad. A pesar de todo eso, Gordon Bajá me ha dicho que nuestro Vicario Aplico. Mons. Touvier es muy estimado por el Gobierno del rey Juan, y que nada perderá.
 


[5547]

No conociendo mucho los asuntos de Iglesia, a la petición que los embajadores abisinios habían hecho de un Obispo, Gordon Bajá replicó: «Pero ¿no tienen el Obispo en la persona de Mons. Touvier, hombre estimable, etc?» Entonces ellos respondieron (en su grupo había un pariente del rey y dos sacerdotes abisinios) que el Obispo no debía ser mandado por el Papa, sino que era preciso que lo consagrase y enviase el Patriarca copto de Alejandría.
 


[5548]

Como el hambre y la mortandad han quitado muchos brazos del trabajo, la carestía se prolongará largo tiempo en algunos lugares de mi Vicariato. Pero esto es lo que menos me preocupa, porque cuento con mi Administrador General San José. Después de haber tenido un mal administrador durante mi ausencia, al que he mandado ya a su casa, y de habérseme muerto mi santo y buen administrador D. Antonio Squaranti, llevo yo mismo la administración general hasta el 12 de mayo del corriente año, en que según los pactos con San José hechos el año pasado en el tercer domingo después de Pascua, fiesta del Patrocinio de mi querido Ecónomo San José, se debe producir el perfecto equilibrio en la economía no sólo del Vicariato, sino de su Procura General de Egipto, que está a cargo del Superior pro tempore de mis Institutos de Egipto (resulta que había allí más de 70.000 francos de deuda). Pero en este intervalo en que hago yo de administrador general, estoy adiestrando a un capaz y excelente sacerdote misionero que tengo aquí conmigo en Jartum, y al que cuando hayan quedado completamente saneadas las finanzas del Vicariato y de toda la Obra, de modo que no exista ni siquiera un céntimo de deuda, entregaré la administración general, que llevará bajo mi supervisión. San José es el rey de los cumplidores, y confío total y absolutamente en que no me fallará.
 


[5549]

Su Excelencia Rma. Mons. Bianchi, Arzobispo de Trani, que siempre ha sido para mí un verdadero amigo, me avisó confidencialmente, por mi bien, de que habiendo ido hace poco a Roma a presentar sus respetos al Santo Padre, visitando al mismo tiempo a muchos Cardenales y distinguidos personajes, oyó allí que no se aprueba lo más mínimo que yo gaste ahora grandes sumas en construcciones inútiles.
 


[5550]

Para evitar equívocos, declaro aquí a V. Em.a Rma. que desde mi venida a Africa como Obispo y Vicario Aplico. hasta hoy 23 de enero del cte. año en que escribo, ni yo ni mi difunto Administrador D. Squaranti hemos gastado nunca ni un céntimo en construcciones, y que el que gastó en obras no necesarias más de dieciséis mil francos en Jartum a pesar de mi absoluta prohibición, la cual le fue comunicada desde Roma el año 1877 en muchas cartas escritas por mí y por mi secretario D. Pablo Rossi, actual Superior de los Institutos Africanos de Verona, a quien alguna vez ha visto Vuestra Eminencia, fue aquel que primero y durante más de dos años llevó por mí la administración general, y al que he mandado a su casa.
 


[5551]

Creo oportuno avisar de esto a V. Em.a , a fin de que si acaso oyese en Roma la especie de que yo gasto en construcciones, pueda hacer que se sepa la pura y auténtica verdad.

Sin duda yo haré construcciones, e incluso importantes; pero sólo cuando sean necesarias para el bien de la Obra y haya los fondos necesarios, según la regla que enseña el Evangelio en el pasaje de aquel que volens turrim edificare, etc. Y además San José siempre estará allí vigilando.

Besándole la sagrada púrpura, me suscribo con la veneración más profunda

De V. Em.a Rma. hummo., devotmo., obedmo. hijo

† Daniel Comboni Obispo de Claudiópolis

Vicario Aplico. de Africa Central


818
Mons. José Marinoni
0
Jartum
23.01.1879

N. 818; (779) - A MONS. JOSE MARINONI

APIME, v. 28, pp. 15-30

Jartum, 23 de enero de 1879 Fiesta Espos. S. José


Ilmo. y Rmo. Monseñor:

[5552]

He leído con gran interés el prólogo del Piccolo Ambrosiano, calendario milanés para 1878, y me ha agradado en todo el rigor de la palabra. La historia del Osservatore Cattolico, las ideas desarrolladas en esos magníficos apuntes, la finalidad pura y genuina de las Obras de esta publicación, todo me ha gustado sobremanera. Son mis ideas y mi sentir claro y preciso, pero que yo no habría sabido exponer y desarrollar tan bien. Es la expresión de lo que el sincero católico debe creer y pensar en medio del revuelto panorama y de la confusión del espíritu moderno; es la formulación del recto pensar de la reina de todas las publicaciones periódicas, la Civiltà Cattolica, revista estupenda y sublime que por sí sola basta para hacer gloriosa a esa Orden admirable que con tanta sabiduría la dirige.
 


[5553]

Y aunque yo estoy suscrito a muchas otras revistas (en mi deseo de que los Institutos y los numerosos establecimientos que yo gobierno piensen como es preciso hoy día, y doy gracias a Dios porque todos piensan correctamente), entre ellas la Civiltà Cattolica, la Voce della Verità, la Unità Cattolica, la Libertà Cattolica, etc., etc., etc., sin contar las publicaciones católicas alemanas, francesas e inglesas, como yo también soy lombardo de nacimiento, y me intereso por los asuntos religiosos de Lombardía, y por lo que sucede en mi querida patria, me dirijo a la eximia bondad de usted para que me suscriba al Osservatore Cattolico y a las revistas de esa Editorial (menos al Leonardo Da Vinci, al que ya estoy suscrito), rogándole que el Popolo Cattolico lo envíe a mi padre, el Sr. Luis Comboni, en Limone de S. Giovanni, junto al lago Garda, quien una vez que los míos lo hayan leído me lo mandará regularmente a Africa.
 


[5554]

Así pues, tenga la amabilidad de enviarme directamente a Sudán el Osservatore Cattolico, las Missioni Cattoliche y el Leonardo da Vinci; y por otro lado, a Limone sul Garda, en la provincia de Brescia, el Popolo Cattolico. Y como veo anunciado que en la Librería Ambrosiana se reciben suscripciones para todos los periódicos católicos, le rogaría que tuviera a bien suscribirme al periódico católico inglés The Tablet, de Londres, creo, y hacérmelo enviar a mi dirección aquí en Jartum.
 


[5555]

Cuando escriba a los Obispos de S. Calocero, Iderabat, Hong-Kong y Honan, y a Marietti, encomiéndeme a sus fervientes plegarias, porque mi misión es la más espinosa y difícil de todas.

Deshecho por las enormes fatigas, angustias y fiebres abrasadoras, que han echado a perder mi salud, todavía no he podido ofrecer a las Missions Catholiques un cuadro real de los estragos y desolación que la carestía el hambre, la sed, la epidemia y la mortandad han causado en mi Vicariato. Pero, si Dios quiere, lo haré cuanto antes.
 


[5556]

La carestía, el hambre y la sed, que trajeron consigo una horrible epidemia y mortandad, han sido más tremendas y espantosas que la carestía y el hambre de la India y de China.

En una zona de mi Vicariato situada a partir de Jartum, y más grande que tres veces toda Italia, pereció más de la mitad de la población en los solos tres meses de septiembre, octubre y noviembre, después de las lluvias. En muchas ciudades y poblados de un vasto territorio murieron todos o casi todos, quedando los cadáveres insepultos durante mucho tiempo. Y en muchas localidades y grandes pueblos poco distantes de Jartum perecieron no sólo todos los habitantes, sino también los camellos y los ganados, e incluso los perros, que en estos países constituyen una providencial seguridad.
 


[5557]

En el reino del Kordofán, desde hace ocho meses los tres establecimientos que he fundado no ven el pan de trigo, y viven de dokhon (Penicillaria). Mi Superiora de El-Obeid en los últimos días de su vida pidió con cálidos ruegos un poco de pan con agua, como extremo alivio; pero no se pudo encontrar ni a precio de oro, y murió. El agua sucia y salobre para beber y cocinar la pagamos más cara que el vino en Italia. En suma, mis apuros son grandes, y sólo San José, mi ecónomo, los puede remediar.
 


[5558]

Pero lo que me destrozó el alma es que todos –misioneros, religiosas y hermanos coadjutores– enfermaron con la epidemia, y muchos murieron, sobre todo aquí en Jartum. Entre ellos el brazo derecho de mi obra, que fue Superior de mis Institutos de Verona y luego mi administrador general aquí; es decir, D. Antonio Squaranti, al que usted seguramente conocía, porque fue varias veces a Milán. Hubo un tiempo en que yo era el único de los sacerdotes que seguía en pie, y me tocó hacer no sólo de Obispo, sino de todo... y de enfermero de todos. Pero basta, porque me siento débil.
 


[5559]

Ruegue por mí. La cruz es el único consuelo verdadero, porque es la impronta de la Obra de Dios. A la pasión y muerte de J. C. siguió la resurrección. Lo mismo sucederá en Africa Central.

En cuanto al pago de las suscripciones, le incluyo un cheque para mi banco de Roma, el de Brown et Fils, el banquero pontificio, en cuya oficina de Via Condotti, cerca de S. Carlo, donde está el Seminario Milanés, podrá hacerlo efectivo. Cuando en las Misiones Católicas se reciba algo para Africa Central, le ruego que lo mande al citado banquero, como ha hecho siempre Propaganda y lo hace también ahora, según me escribe el Card. Simeoni. El Sr. Brown es amigo de Mons. Agnozzi.

Enviándole mis saludos para el bueno y devoto Scurati, así como para todos los de S. Calocero, a los que quiero como hermanos, paso a declararme en los Corazones de J. y M.

Suyo affmo. en el Señor

† Daniel Comboni

Obispo y Vic. Aplico


819
Can. Juan C. Mitterrutzner
1
Jartum
23.01.1879

N. 819; (780) - AL CAN. J. CRISOSTOMO MITTERRUTZNER

ANB

Jartum, 23 de enero de 1879
 

Autorización para recibir donativos destinados al Vicariato.

820
M. Eufrasia Maraval
0
Jartum
30.01.1879

N. 820; (781) - A LA MADRE EUFRASIA MARAVAL

ASSGM, Afrique Centrale Dossier

Jartum, 30 de enero de 1879


Mi muy reverenda Madre:

[5560]

Hace mucho tiempo que estoy enfermo, si bien tengo la mayor confianza en Dios, el único por el que sacrifico mi vida en la más difícil pero a la vez más gloriosa Misión del mundo, porque se trata del último pueblo que es llamado a la fe y el más desdichado, y por el cual la Congregación de San José ha contraído tan grandes méritos mediante los generosos sacrificios que ha hecho.
 


[5561]

No tengo la fuerza de escribir. Estoy demasiado quebrantado en la salud y lleno de aflicción por las pérdidas que he tenido. Pero si Dios me ha dado la cruz, me dará el consuelo. En cuatro meses, la carestía y la epidemia han producido desastres inauditos. Nunca Africa Central había pasado por tanta desgracia y mortandad. En muchas localidades ha muerto no sólo toda la población, sino también el ganado, los camellos, y hasta los perros, que son los guardianes providenciales de la seguridad pública en estos países. Pero Dios bendecirá nuestros sacrificios.
 


[5562]

Sor Germana ha sido el ángel de consolación para todos. ¡Ah, desearía tener cincuenta Sor Germanas! Son abundantes sus defectos, que usted conoce; pero, aun así, tiene una caridad en grado heroico y una muy hábil y buena manera de ganar las almas.

Sor María y Sor Ana se irán de un día a otro, creo que mañana. Quedan aquí cuatro Hermanas. Hace largo tiempo que espero su decisión. Las mías las conoce por muchas cartas que le he escrito. El clima no ha hecho tanto daño como se quería creer. Sor Arsenia ha muerto porque se cayó del mulo; Sor Teresa, del Camello; Sor Josefina y Sor Magdalena llevaban mucho tiempo tísicas y prolongaron su vida en Africa; todas las otras Hermanas (exceptuada Sor Genoveva) no se habían aclimatado en El Cairo. La caravana de Sor Severina, Sor María, Sor Ana y Sor Ignacia ha salido indemne porque pasó el verano en el Cairo e hizo el viaje en buena estación.
 


[5563]

Además se necesitan buenas y capaces Superioras, y una Provincial en Jartum.

En fin, usted conoce mis intenciones; yo, en cambio, ignoro las suyas y temo que se desanime. Pero el Corazón de Jesús la sostendrá completamente.

Llega la fiebre. Le ruego que salude de mi parte a todas las Hermanas de Roma y a la Secretaria, y rece por

Su devotmo. † Daniel Comboni

Obispo y Vicario Aplico de A. C.

Original francés.

Traducción del italiano