N. 881; (838) – TO MADEMOISELLE ANNE DE TANQUEREL DES PLANCHES
ACR, A, c. 15/173
J.M.J.
Verona, African Institute, 29 Nov. 1879
Dearest Mademoiselle,
Mi antiguo Secretario, D. Pablo Rossi, no pertenece ya a mi Obra, ni tiene ya nada que ver con Africa, de la que ha perdido la vocación o se ha asustado por la terrible carestía y mortandad del año pasado. Por esto me ha enviado desde su nuevo destino en zona rural, donde es coadjutor del párroco de un pueblo, Cadidavit, su carta de usted del 26 del cte., en la cual nos comunica la cuestación que ha hecho en N.a S.a de las Victorias, de 216 francos, de lo que le estoy infinitamente agradecido.
Como debo pagar una cuenta en el Bon Marché, Rue de Bac 135 y 137, a la señora Boucicaut e Hijo, le ruego que entregue esa cantidad a la propietaria o al director de esa firma, haciéndose dar el recibo.
Es posible que desde París me pase por Londres, donde tengo un asunto que resolver, antes de mi regreso a Africa.
Me alegro de que Dios haya dispuesto de este modo las cosas: por lo visto quiere que yo pase cuando la señora de Villeneuve va a estar en París, como usted ha tenido la bondad de escribirme. Espero así poder verla a usted y a todos los queridos miembros de la familia de Villeneuve, en especial a esa admirable mujer del Evangelio, ejemplo de fe, de abnegación, etc., etc.
Don Bauchard salió de Suez el pasado día 22 hacia Africa Central con un grupo de quince personas de mis Institutos de El Cairo.
He admitido en Verona a una devota muchacha a la que conocí bien en París; entra en mi Instituto para Africa Central. Don Pablo abandonó hace cinco meses, pero mis misioneros y yo seremos perseverantes en nuestro grito de guerra: «¡Nigricia o muerte!»
Déme nuevas de todos aquellos con los que pasé días tan dichosos en Prat-en-Rat. Soy feliz de saber que la Sra. de Villeneuve y el Sr. Augusto con su esposa volverán a París el 1 de noviembre.
La bendigo, señorita, y soy siempre
Suyo devotmo. † Daniel Comboni
Obispo y Vicario Aplico. de Africa Central
Rezaremos mucho por la señora Gaultier. Déme noticias de la señorita Gaultier.
Original francés.
Traducción del italiano
N. 882; (839) – TO COSTANZA CALDARA
APMR, VI, c. 5/1910
J.M.J.
Verona, from the Institute of the Devout Mothers of Africa, Santa Maria in Organo, November 1879
My excellent Costanza,
Hoy ha llegado a manos de esta Superiora su carta del 18 del cte., y yo recibí la del día 14. Le respondo que:
Está usted admitida definitivamente, y desde ahora mismo pertenece al Instituto de las Pías Madres de la Nigricia. En cuanto al momento de entrar, tiene la puerta abierta desde hoy, y cuanto antes venga, antes la probaremos y más pronto podré disponer de usted para Africa. Pero si necesita un tiempo para arreglar sus asuntos tómeselo tranquilamente, y cuando tenga todo solucionado venga
[Siguen cinco renglones raspados, de los que sólo se descifran estas palabras sueltas, que no hacen sentido: allí - porque - me - mucho, - como argüí - carta]
La lengua francesa es necesaria para Africa. Aquí, en el Instituto, hay una misionera natural de Damasco, maestra de árabe, a la cual traje ex profeso de Siria. Tiene veinticinco años, de los que ha estado seis conmigo en Africa Central, y ya ha salvado muchas almas. Ella domina asimismo el francés. Pero si tiene que estar usted algunos meses en Chiuduno, estudie también con las Hermanas de la Caridad.
He ordenado que se le envíen algunos números de nuestros Anales italianos. Le mando también para el vestuario, etc.
Las cinco Hermanas que partieron el martes después del Día de Difuntos, han llegado felizmente a El Cairo. Rece por ellas.
Suyo devotmo. † Daniel Obispo y Vic. Ap.
N. 883; (840) – TO FR FRANCESCO BRICOLO
ACR, A, c. 14/35
J.M.J.
Verona, 2 December 1879
Dulcissime rerum,
Hágame el gran favor de poner en buen italiano esta parte de informe, para lo cual he intercalado hojitas en blanco en las que corregir lo corregible. El número 19, que además de las relaciones contiene este fragmento de informe al Emmo. Canossa, ha quedado ya impreso así; pero como el informe sobre el Hambre y la Carestía se imprime también aparte, deseo que lo nuevamente impreso vaya como es debido. Así pues, le ruego que se ponga con ello enseguida y me lo envíe corregido esta misma semana.
Ya verá lo interesante que es el presente número. Ahora estoy ocupadísimo tratando de encontrar un Superior a la altura de la misión. Rece al buen Jesús.
De buena gana me habría desplazado a Lonigo para confirmar; pero aquel buen Arcipreste quería que me comprometiese a ir al menos tres semanas antes. Yo le prometí que iría quince días antes; mas no se hizo nada, a pesar del deseo de muchos del clero. Luego supe que el Príncipe Giovanelli había dicho al Arcipreste: «Estos no son tiempos de confirmaciones». Y como el munificentísimo Príncipe había vestido en otras ocasiones a muchos pobres confirmandos, el Arcipreste, para no perder esa caridad, juzgó prudente esperar: un buen motivo, pues. Muchos saludos al Sr. Obispo y a todos mis conocidos, y amplia y afectuosa bendición a todos los alumnos del colegio, a los que espero ver dentro de no mucho. Tuve en Limone dos fiebres de caballo (ya me vio usted hecho una pena en Riva) y otras dos en Verona. Ahora estoy mejor, pero liado.
Vale et fave.
Su afmo. amigo † Daniel
Obispo y Vic. Aplico.
N. 884; (841) – TO ROSINA MARINI-GRIGOLINI
APMR, F/2/176
6 December 1879
Receipt.
N. 885; (1171) – SIGNATURE ON A NOTARIAL DEED
ANDV, 1751–1348
Verona, 20 December 1879
N. 886; (843) – TO FR BOETMAN S.J.
ASAT, Belgium
Verona, 22 December 1879
Brief Note.
N. 887; (844) – TO CARDINAL GIOVANNI SIMEONI
AP SC Afr. C., v. 8, ff. 993–994
J.M.J.
Verona, African Institute, 23 December 1879
Most Eminent and Reverend Prince,
Con el más profundo respeto, veneración y afecto, le deseo desde lo profundo del corazón las mayores dichas espirituales y temporales en las inminentes fiestas navideñas y para el nuevo año. Y suplico fervientemente el divino Niño que colme de bendiciones a Vuestra Eminencia Rma. y lo conserve por muchos años para el bien de la Iglesia y de las Misiones Apostólicas del mundo, de las que es jefe y sapientísimo coordinador supremo; y, sobre todo, que Dios lo conserve en beneficio de las santas e importantísimas Misiones de Africa, y especialmente de las de Africa Central y Ecuatorial, para las cuales ha llegado el tiempo que la amorosa Providencia divina había señalado.
Le he enviado por medio de Mme. Cotti el número 19 de mis Anales del B. Pastor. En él figura una carta que me escribió Mons. Massaia, de quien los periódicos, y también mis informadores particulares, afirman que está preso en Debre Tabor por orden del rey Juan de Abisinia, porque este déspota que se dice rey sospecha que el pío y santo Mons. Massaia es partidario del excelente rey de Shoa, del que Mons. Massaia, por el puro bien de las gentes de Shoa, aceptó ser embajador ante el rey de reyes. De todas formas, espero que, así como el rey Juan puso en libertad a Gordon Bajá, embajador de Egipto, su enemigo, dejará libre también a Mons. Massaia, el veterano de las Misiones africanas, que repetidamente ha probado las cárceles del rey de Abisinia a causa de las instigaciones del Obispo copto cismático y de sus sacerdotes abisinios.
Imploro de la eximia bondad de V. Em.a que transmita mi más profundo homenaje y mis mejores deseos al Santo Padre, y que obtenga para mí, para mis Institutos de Verona y para mi Vicariato la Bendición Apostólica.
Le besa la sagrada púrpura
Su obedmo., devotmo. hijo
† Daniel Obpo. y Vic. Ap.
N. 888; (845) – TO EUGENIO COMBONI
AFC, b. 22
J.M.J.
Verona, African Institute, 24 December 1879
My dear Eugenio,
Felices fiestas y próspero año nuevo a ti; a Teresa, tu mujer y mi doble prima; a tu padre y a tu madre, y a nuestro querido Beppino. Y te deseo además un cúmulo de bendiciones: primero espirituales, para el gran negocio de la salvación del alma; luego temporales, de perfecta salud y prosperidad material. Y también muchos millones, porque estoy seguro de que tú los sabrías emplear muy bien, mucho mejor que los señorones de hoy en general. Los mismos deseos tiene para todos vosotros mi padre, que está aquí conmigo.
Me encuentro clavado en Verona por la cantidad de asuntos que resolver. Pero aunque estuviese libre, ¿cómo ir con este frío a París, Londres, Berlín y Viena? Y luego, ¿qué hacer allá, donde han sobrevenido tantas desgracias, como sabrás por los periódicos? Así que iré cuando pueda. Habrás recibido el n.° 19 de mis Anales, que os mandé a ti y a tu padre.
El mío y yo estamos aquí muy contentos (la melancolía es propia de los ablanda brevas), y hablamos a menudo de tu padre. ¡Y con razón! Gracias a Dios, nunca he dejado de tener en mucho la caridad, y caridad es la vida del misionero. Pero de una caridad, incluso paterna, tan heroica como la de tu padre por sus hijos, ciertamente no hay ejemplo en el mundo. Haces bien en sentir y convertir en obras un gran amor por tus viejos. En esto eres un hijo incomparable, y tienes derecho a enorgullecerte de tu padre y de tu madre, como haces, con ese cariño que te lleva a sentirte feliz cuando los ves contentos: te alabo mucho por ello. Estas son las alegrías más santas y puras (aparte de tu digna esposa); y nosotros lo sabemos (tú y yo), que le hemos tomado la medida al mundo y, gracias a Dios, apreciamos las cosas en lo que valen. Pero mi amor y tu amor por tu padre y tu madre están muy por debajo del que tu padre te tiene a ti y a sus otros hijos. Y ¿sabes por qué lo digo?... ¡Abre la boca de admiración!...
Después de tu marcha de Limone, tu padre, con la franqueza que le dictaba ese amor sin par que siente por vosotros, me dijo algo tan sublime como esto:
«Si, por un suponer, uno de mis hijos fuese condenado al infierno para siempre por sus pecados, me encontraría dispuesto a ir yo mismo para siempre al infierno y así evitárselo: a cualquiera de ellos. Es decir, por librar a un hijo mío del infierno, estaría contento de ir yo, en vez de él, por toda la eternidad...»
Luego, ayer, dije yo a mi padre: «Y tú, ¿harías como el Eustaquio?» «¡Pardiez! –me contestó– Yo estaría muy asustado... Yo haría así: me taparía los ojos con las dos manos, y luego diría a Dios: “Decidid, vos, Señor”». Conté esto al Eminentísimo Cardenal de Canossa, y quedó impresionado. Yo he pensado sobre ello, y no sé qué decir. Pero sin duda es una sublime figura retórica para expresar la grandeza del amor paterno: mi mente no sabría encontrar una imagen mejor.
Salúdame, pues, a tu padre y a tu madre (de los que me enorgullezco de ser primo). Agradéceles cordialmente en mi nombre la grande, generosa e hidalga acogida que me han brindado por tan largo tiempo en Limone; y no sólo a mí, sino también a esa caterva de señores que tenía conmigo, y que vinieron y se sucedieron con ocasión de la solemne consagración de nuestra iglesia parroquial de Limone. Diles que tendré siempre en el corazón este acto de generosidad, y que no dejaré de rogar y hacer rogar al Dios de las misericordias por ellos y por sus hijos, por los que tu padre iría al infierno. Pero hazle saber que a Dios le basta con su buena disposición, y que ciertamente no se verá nunca en la necesidad de pedir ir al infierno por sus hijos, porque a todos los haremos ir al cielo; y salúdamelos de corazón.
Virginia (que es la Hermana de que se habla en el núm. 19, que te he mandado, páginas 17, 18 y 19, la que se encontró aquella noche sola en tanto peligro) ha dicho a mi Superiora: «La Sra. Herminia, la prima de Monseñor, es mujer de juicio, una verdadera señora». El 10 de noviembre Virginia fue a Trieste a recibir a su hermana, que está aquí en mi Insto., y que ya me ha pedido hacerse católica.
Muchos saludos a Teresa, mi doble prima, y un beso a Beppino. Y tú dame de cuando en cuando noticias tuyas y de la familia; y cuando no tengas tiempo, hazlo por medio de tu madre, la cual me ha servido tantas veces y tan bien con sus cartas.
Mi padre, así como Teresa y Virginia (que manda especiales recuerdos para Teresa y tu madre, a las cuales quería escribir para desearles felices fiestas y próspero año nuevo), os expresan a ti y a todos vosotros esos mismos deseos.
Te recomiendo que no te expongas demasiado a las grandes fatigas, y que conserves la salud. Recibe un abrazo de todo corazón.
Tu afmo. primo † Daniel Obispo
y Vic. Aplico. de Africa Central
Virginia da las gracias a Teresa por el envío de los vestidos desde Milán, y le manda una foto suya.
Vale.
N. 889; (846) – TO FAUSTINO COMBONI
ACR, A, c. 14/114
Verona, 24 December 1879
Short note.
N. 890 (847) – TO FR GIUSEPPE SEMBIANTI
ACR, A, c. 15/94
J.M.J.
Verona, African Institute, 28 December 1879
Dearest Father,
Su cartita del 26 del cte., que acabo de recibir, me ha llenado de alegría. Ayer escribí al buen Párroco de S. Jorge rogándole que me acompañara a Bassano para hacerle una visita. Pero ayer por la noche me mandó a decir que podía suspender ese viaje porque usted vendría a Verona uno de estos días. Entonces dejé a un lado mi proyecto, y ahora espero impacientemente el momento en que mi querido P. Sembianti venga aquí.
No tengo palabras bastantes para agradecer a Jesús, María y José la señaladísima gracia concedida a la infeliz Nigricia al elegir a su admirable Instituto para cooperar tan eficaz y poderosamente en el apostolado de Africa Central. Y tampoco podré agradecer nunca debidamente la extraordinaria caridad del Rmo. P. Prepósito, D. Pedro Vignola, digno heredero del espíritu Bertoniano, que no es otro que el espíritu de Jesucristo, por haberme otorgado la ayuda de usted en la ardua y laboriosa tarea que me encomendó la Santa Sede de convertir a la fe Africa Central, la más vasta, trabajosa e importante misión del universo. Estoy profundamente convencido de que la participación de su santo Instituto, que sin duda es uno de los más perfectos y venerables de la Iglesia Católica, será fuente de grandes bendiciones para el apostolado de la Nigricia.
La primera casa del Vicariato Apostólico de Africa Central es el Instituto Africano de Verona, que por voluntad de Dios usted ha elegido para regir y guiar a fin de que cumpla su misión. Esté seguro, mi querido Padre, de que Dios le otorgará con largueza todas las gracias necesarias para que pueda realizar su trabajo en este Instituto. Usted no hace más que la voluntad de Dios, y Dios se lo pagará con inmensas ayudas y satisfacciones. Además se trata de la pura gloria de Dios y de la salvación de las almas más necesitadas y abandonadas de la tierra; y toda nuestra fuerza es Jesús, María y José, que nunca nos defraudarán. El Niño Jesús nunca se hace viejo; Nuestra Señora del Sagrado Corazón es la dueña del Corazón de Jesús, y San José, que nunca muere, es hombre de palabra.
Fuertes con el apoyo de estos tres tesoros, no nos producirán ningún temor ni el mundo, ni el infierno. Y encima contamos en Verona con el muy venerable y caritativo P. Prepósito General y con el Emmo. Card. Obispo, que tienen gran perspicacia para guiarnos. En suma, no le faltarán los apoyos y auxilios necesarios para cumplir la importante misión que Dios mismo le ha dado. Y naturalmente yo, en mi pequeñez, me brindo por entero a hacérsela más fácil para que pueda llevarla a cabo.
Mientras, le agradezco de todo corazón su magnánima disposición a hacer todo para glorificar a Jesús en esta Obra: Dios le premiará por ello como se merece.
Desde este instante no dejaré nunca de rezar por usted. Rece usted por mí, y que el dulcísimo Corazón sea siempre el centro de comunicación entre usted y yo, para que unidos tratemos los mejor posible los intereses de su gloria en pro de la infeliz y querida Nigricia.
Entonando el veni, propera, et noli tardare, le deseo muy feliz año nuevo, y le ruego que el 31 de diciembre haga un memento por mí en la santa misa, porque el día de San Silvestre se cumplen veinticinco años de mi ordenación sacerdotal por el santo Obispo De Tschiderer, en Trento. En los Corazones de Jesús y María seré siempre
Suyo afmo. en el Señor † Daniel
Obispo y Vic. Aplico.