[3766]
Es ley constante de la Providencia que las Obras de Dios lleven la marca de la Cruz. Por eso no es pequeño consuelo para mi espíritu, aunque debilísimo, verme con la carga de muy pesadas cruces. Estas nos fortalecen inmensamente si pensamos que con la Cruz J. C. salvó al mundo, y que con la Cruz nuestro adorado Santo Padre Pío IX ha llevado a tanta altura la gloria del Pontificado, que un grave Ministro de Inglaterra no ha podido por menos de decir que la Iglesia Católica es hoy, aunque inerme, la potencia más formidable y colosal del universo, mientras que ese Barrabás charlatán de Villa Severini desenvueltamente se ha atrevido a afirmar que el Papado ha cumplido su tiempo. Sean, pues, siempre benditas las Cruces: las obras de Dios son solidísimas por nacer al pie del Calvario.
[3767]
La caravana guiada por el P. Carcereri llegó a Jartum el 3 del pasado febrero, a los ciento tres días de su salida de El Cairo; pero llegó sólo el personal de la expedición (menos el excelente José Avesani, agricultor veronés, que murió ahogado en el Nilo a la altura de Schellal), con diecinueve camellos, por la ruta de Dóngola. Todo el resto de cajas y provisiones correspondientes a la carga de sesenta camellos fue dejado por el P. Carcereri en Wady-Halfa, o sea, a más de cuarenta días de Jartum. Gran parte de las provisiones, y todos los ornamentos sagrados que me habían mandado de todas partes de Europa, se perdieron o se estropearon en las cataratas de Asuán; y si el resto de las provisiones sigue estando en Wady-Halfa, acabará por echarse a perder.
[3768]
Una embarcación de la caravana, golpeada por las olas al pasar las cataratas, se estrelló contra los escollos y se fue al fondo, si bien aún se pudieron sacar algunos efectos deteriorados. El perjuicio que ha sufrido la Misión, además de muchos otros inconvenientes, asciende a más de veinte mil francos, y acaso a más de treinta mil, lo que me crea no poca preocupación. Pero en las barbas de San José se encuentran escondidos no sólo treinta mil francos, sino miles y millones de guineas; por lo cual no dudo que nuestro querido santo Protector de la Iglesia Católica y de la Nigricia cumplirá con su deber de resarcir a la obra africana de su divino Hijo. A este objeto están dirigidas especialmente nuestras oraciones en este mes consagrado a él.
[3769]
Hasta ahora, nunca había ocurrido una desgracia semejante a ninguna caravana de la Misión de Africa Central desde el año 1846, en que fue erigido el Vicariato. Tanto los misioneros como todos los comerciantes llegados a Asuán, siempre han desembarcado las provisiones y mercancías, y las han transportado hasta Schellal por medio de camellos. Y siempre se ha seguido este procedimiento, porque haciendo pasar las embarcaciones por las cataratas se corre el peligro de perder personal y cargamento. Similarmente, todos los misioneros y comerciantes que han llegado navegando a Korosko, siempre han tomado la ruta del desierto de Atmur hasta Berber, y nunca los misioneros han seguido la de Wady-Halfa y Dóngola, especialmente transportando muchas cajas, porque en Wady-Halfa es difícil encontrar camellos; y aunque hubiera camellos, esa ruta es siempre más larga y fatigosa y supone un mayor gasto.
[3770]
Todos los que estamos aquí no hemos podido comprender todavía por qué se le ocurrió al P. Carcereri hacer pasar las embarcaciones por las peligrosas cataratas de Asuán, ni la razón de que tomase el camino incierto de Wady-Halfa, que él mismo nunca había visto, apartándose del sistema y de la ruta siempre seguidos por misioneros y comerciantes. Entretanto, yo me veo obligado a efectuar nuevos gastos de unos cuantos miles de francos para hacer transportar a Jartum las cajas de Wady-Halfa. Y acaso tendré que seguir el consejo del I. R. Cónsul austrohúngaro y del Gobernador de Jartum: ordenar a mi buen Augusto Wisnewscky (a quien he enviado a Wady-Halfa, donde no encuentra camellos) que embarque de nuevo todas las cajas y las lleve de vuelta a Korosko, para tomar allí la antigua ruta del desierto de Atmur y de Berber. Hágase siempre la voluntad divina.
[3771]
Apenas llegados los misioneros a Jartum, he enviado al Kordofán una nueva caravana, para dar comienzo a la Misión de Gebel Nuba. Nada más recibir mi aviso, el gran jefe se ha apresurado a mandar su gente a El-Obeid para buscar y conducir a los misioneros a Delen. La pequeña caravana, compuesta de dos sacerdotes y dos hábiles y píos artesanos, más un alumno mío de la tribu de los Nuba como intérprete, ya ha salido para su destino desde El-Obeid. Con la ayuda del jefe deben preparar en el poblado de Delen dos establecimientos, uno para los misioneros y otro para las Hermanas, y una capilla. Hasta la fecha no tengo ninguna noticia ni del viaje, ni de la llegada de la caravana a Delen.
[3772]
La excelente Madre General de las Hermanas de San José ha mandado a El Cairo desde Marsella la Madre Provincial que tanto le había yo suplicado, en la persona de la Hermana Emilienne Naubonnet, quizá muy conocida en Propaganda porque estuvo treinta años de Superiora en Siria; y he telegrafiado al Superior de mis Institutos de El Cairo ordenándole que la envíe cuanto antes a Jartum por la ruta de Suez, el mar Rojo y Suakin. Al mismo tiempo he mandado a esta última ciudad un misionero para que vaya a recibirla y, por el desierto de los Bisharin, la conduzca a Berber. Tanto la Madre Provincial como el misionero enviado no solamente han llegado a Suakin, sino que se encuentran ya viajando en camello con dirección a Berber.
[3773]
Habiéndome declarado el P. Carcereri que era voluntad de Propaganda y de su General que él se quedase un año en Berber, y comprendiendo yo bien que tal era el deseo del P. Carcereri, creí conveniente acceder a ello; por lo cual partió con todos sus Religiosos hacia Berber, adonde ha llegado hace tiempo. Así que todos los Camilos están ya instalados en aquella nueva casa.
[3774]
El 22 de enero moría en Jartum la Superiora de las Hermanas de San José, Sor Genoveva Nivelet. Entre las recién llegadas hay una (la más fuerte), Sor Victoria Maillé, que está gravemente enferma. En realidad llegó ya mala a Jartum, y me temo que también ésta tome el camino del cielo. Por lo demás, el clima de Africa Central es mejor que el de muchas otras Misiones. Aquí hay que soportar cantidad de fatigas y sufrimientos, pero se puede subsistir: basta llevar una vida bien ordenada.
[3775]
Ha venido prisionero a Jartum el Sultán de Darfur acompañado de muchos hijos. En Darfur tenía más de doscientas esposas y concubinas. El Gobernador militar de Jartum llevó a la Misión al Sultán y a sus hijos, todos más negros que el carbón, a hacerme una visita. Se quedó pasmado de admiración al ver nuestro jardín y sobre todo el nuevo establecimiento que he construido para las Hermanas. El Sultán, hablándome de su cautiverio, me dijo entre otras cosas en lengua árabo-sudanesa, en la que se expresa bastante bien, que «Dios es el Señor de todos los reinos y de todas las cosas: hoy crea los reyes y les ordena mandar; mañana los vuelve siervos y les ordena obedecer. Ayer yo era rey; mis antepasados habían mandado en Darfur como dueños de la vida y de la muerte de todos los mortales, a lo largo de una dinastía de 467 años de existencia. Hoy, en cambio, de repente me he visto convertido en siervo, y debo servir lejos de mi país. Dios es mi Señor: Dios tiene razón, puesto que lo quiere así. Hay que hacer lo que Dios quiere».
[3776]
Sus imperiales hijos se quedaron boquiabiertos cuando les enseñé la gran fotografía de S. E. Ismail Ayub Bajá, Gobernador General de Sudán y Generalísimo del Ejército egipcio de Darfur. Estos príncipes negros reconocieron perfectamente en la gran fotografía al que los había hecho prisioneros y se había apoderado de su capital y de su país. Primero mostraron asombro, y comentaban: «Es él, es Ismail Bajá». Luego se echaron a reír inconteniblemente, repitiendo: «hua zato, hua bardo». Hasta que de pronto se esfumaron de mi salón sin siquiera despedirse, y huyeron de la Misión. Hay quien dice que los hijos del Sultán, creyendo encontrarse verdaderamente en presencia de Ismail Bajá, su enemigo, se dieron a la fuga.
[3777]
Ahora que está ausente S. E. Ismail Bajá, todos los comerciantes de Jartum se encuentran muy descontentos con quien desempeña las funciones de Gobernador General, que es Tuak Bajá, y suspiran por el regreso de de aquél. Pero tardará mucho en volver a Jartum, porque esta vez ha recibido el encargo de S. A. el Jedive de establecer un gobierno regular en el conquistado imperio de Darfur, el cual se dividirá en cinco grandes provincias, o mudirías, y se abrirá al comercio y a las comunicaciones con otros países de Africa y con los europeos. Espero que no tardaremos mucho en plantar la Cruz en su capital.
[3778]
Le pido perdón por haberme alargado un poco. Sería feliz si la eximia bondad de V. Em.a me obtuviese del Santo Padre una bendición para soportar alegremente las cruces que me afligen, y en especial para el buen éxito en el establecimiento de la nueva Misión de Gebel Nuba. Antes de marchar a territorio Nuba publicaré en una circular el Jubileo o Año Santo.
Rindiéndole humildemente el homenaje de mi profunda devoción, tengo el honor de besarle la sagrada púrpura y declararme en los Sdos. Corazones de Jesús y María
De V. Em.a Rma.
hummo., devotmo. y afmo. hijo
Daniel Comboni
Provco. Aplico. de Africa Central.
[3779]
En mi última carta me olvidé de añadir la adjunta copia relativa al establecimiento de Berber, hecha con el permiso del escribiente, el P. Franceschini, que informaba a su General sobre la Casa Camila de Berber.