Comboni, en este día

En una carta a Elisabetta Girelli (1870) desde Verona se lee:
Estamos unidos en el Sacratísimo Corazón de Jesús en la tierra, para luego unirnos en el cielo eternamente. Es menester recorrer a paso largo los caminos de Dios y de la santidad, para no detenerse más que en el paraíso.

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Nº Escrito
Destinatario
Señal (*)
Remitente
Fecha
1011
Mgr. Ignazio Masotti
0
Suakin
10. 01. 1881

N. 1011; (967) – TO MGR IGNAZIO MASOTTI

AP SC Egitto, n. 22, ff. 438–439

N. 2

Suakin on the Red Sea, 10 January 1981

Your Most Reverend Excellency,

[6423]

Se me informa de que el Rmo. P. Normand, Superior de la Misión de los Jesuitas en Siria y en Egipto, irá a Europa, y seguramente a Fiesole y Roma. En caso de que fuese a Roma, me permito sugerirle la gran conveniencia de que V. E. lo llamase a su despacho o la Secretaría, o arriba a casa, y le interrogase a solas sobre el estado y situación de la religión en Egipto, y sometiese a su consideración, uno por uno, mis puntos de vista sobre Egipto que le expuse en mi última carta, la n.° 1. Si esas opiniones mías fuesen inexactas o no se ajustasen del todo a la verdad, yo estoy dispuesto a retirarlas, porque el criterio particular de un individuo es igual a cero en comparación con el de un Jesuita tan bueno, agudo y de tanta valía como el P. Normand, y ya no digo nada en comparación con el de V. E. y el de Propaganda.


[6424]

Pero verá como el juicio es idéntico. Esto para mayor gloria de Dios, y por el bien de Africa.

Hoy parto con mi caravana evang. de Suakin y entro en el desierto. Me encomiendo a sus oraciones, y en el dulcísimo Corazón de Jesús me complazco en suscribirme



De V. E. Rma.

hummo., devotmo., verdadero servidor

† Daniel Obispo

y Vicario Apostólico de Africa Central


1012
His Father
0
Suakin
10. 01. 1881

N. 1012; (968) – TO HIS FATHER

AFP, Novara

Suakin on the Red Sea, 10/1/81

Brief Note.

1013
Fr. Giuseppe Sembianti
0
Khartoum
29. 01. 1881

N. 1013; (969) – TO FR GIUSEPPE SEMBIANTI

ACR, A, c. 15/10

St Fr Di Sales, Khartoum, 29/1/81

My dear Rector,

[6425]

En 29 días hemos venido de El Cairo a Jartum. En Berber el vapor llevaba muchos días esperándonos. Fuimos el asombro general. Nunca un viaje tan feliz. Todos sanos, y todos encontrados sanos. Sor Victoria no cabe en sí de gozo. Dejando a un lado el inconveniente de que no existen escuelas femeninas y que ninguna hermana sabe ni jota de árabe, encontré la misión muy bien: mucha abnegación y espíritu de sacrificio y mucho ánimo. No tengo tiempo; escribiré en mejor ocasión. Saludo y bendigo a ambos Institutos, a la Superiora y a Virginia, a las cuales escribiré cuando tenga un respiro, porque ahora me agobian las ocupaciones.


[6426]

Rece y haga rezar mucho. Escríbame directamente al Kordofán. En Nuba haremos una misión magnífica: llevo conmigo a D. Bonomi, que, como D. Losi, conoce bien Nuba. ¡Ah, el diablo nos teme! Africa Central va mucho mejor de lo que yo creía, y de lo que contaban a Propaganda los frailes contrarios al bien no hecho por ellos; me refiero a los frailes y curas de Egipto que nunca vieron el Sudán. Yo tiro adelante, porque confío sólo en Dios, y en usted, y en que me prepare buen personal. Vale. Mil respetuosos saludos al Emmo., al P. Vignola, etc.


[6427]

Fe y Jesús: ya se hunda el universo, Cristo triunfará en Africa Central.

Voy madurando mi antigua idea de fundar un Instituto de Hermanas en Siria. Los Jesuitas la encuentran magnífica, y me ayudarán. Pero ¡que no lo sepan los Franciscanos! Eso, después. Yo haré que intervenga a su tiempo el Santo Padre, cuando le escriba sobre el asunto. Solamente no estarán contentos los [......] [Falta el resto.]


[† Daniel Obispo]


1014
His Father
0
Khartoum
01. 02. 1881

N. 1014; (970) – TO HIS FATHER

ACR, A, c. 14/27

Khartoum, 1 February 1881

My dear Father,

[6428]

En sólo 29 días, con una expedición de 16 miembros de nuestros Institutos, vine de El Cairo a Jartum. Es casi un milagro. Pero después de a Dios, debo agradecérselo al Jedive, soberano de Egipto, que dio orden a todos los gobernadores del mar Rojo, de Nubia y de todas las provincias por donde yo pasaba, de ponerse a mi servicio. Por eso en Suakin encontré preparados los camellos, y en Berber listo el vapor, que me esperaba desde hacía once días, y que en sólo cinco días nos transportó con más de 200 cajas por el Nilo hasta Jartum, donde encontré a D. Bonomi y a las Hermanas, los cuales suspiraban por nuestra llegada. Don Bonomi es un verdadero misionero y un buen administrador.


[6429]

Aquí no hallé ni un céntimo de deuda. En el Kordofán, sí; pero ayer por la mañana lo pagué todo con 2.400 táleros que di en el acto; de modo que ahora ni en Europa, ni en Egipto, ni en Africa Central tengo yo el menor débito ni lo tiene la Obra. Además, en El Cairo ordené la construcción de la iglesia; y en El-Obeid está ya terminada la iglesia parroquial, que es la más hermosa del centro de Africa, y está toda pagada. Yo me encuentro muy bien, y lo mismo todos los de la misión. Esta es la sola y primera carta que escribo desde mi llegada a Jartum; a Verona no he mandado todavía ni una. Recibí la tuya de Limone, y con la presente tienes la respuesta.


[6430]

Saludo y bendigo a Teresa, a nuestros parientes, al Rector, a D. Luis, a los amigos y a los de Riva. Domingo me da recuerdos para ti. En el desierto lloraba, y decía que no está acostumbrado a tantas penalidades, y que sin beber vino mañana y tarde él no puede vivir. Los dos alemanes, D. Juan y D. José, son auténticos misioneros. Don Bartolo Rolleri te manda saludos. Estoy contento de tenerlo conmigo, es verdaderamente ejemplar; aunque, por otro lado, yo sé estar hasta con el diablo. La misión caminará bien, a pesar de los enemigos que la atacan. Pero todo debe estar subordinado a Cristo.



Tu afmo. hijo

† Daniel Obispo y Vic. Ap.


1015
Fr. Giuseppe Sembianti
0
Khartoum
05. 02. 1881

N. 1015; (971) – TO FR GIUSEPPE SEMBIANTI

ACR, A, c. 15/107

Khartoum, 5 Feb. 1881

[6431]

Mande enviar enseguida al Párroco de Montorio las dos cajas de cera que compré, etc.

Además escriba a la Compañía Rubattino de Génova comunicándoles que Francisco Grigolini mandó los dos sacos de arroz para su sobrina Teresa. También mandó un saco a Sestri. Pero me temo que haya hecho mal los envíos, porque no recibí el arroz ni en Suakin ni en Sestri. Ordene que se me envíe todo a mí, porque sólo yendo a mi nombre no se paga aduana en Egipto ni en Suakin.


[6432]

Yo estoy agobiado de trabajo: todos acuden al primer Pastor, y no puedo dejar de atenderlos, sobre todo en lo que concierne al gobierno de las almas. Le ruego por deber de conciencia que haga estudiar mucho árabe a los que muestran una vocación segura. ¡Dios mío! Me abruma el tener que dar cuenta del Vicariato a la S. Congregación de Propaganda. Y mientras, ¡las almas están abandonadas!, ¡las familias católicas, desatendidas!, ¡¡¡y las miserias morales, multiplicadas!!! En suma, tres Hermanas árabes (Virginia, sor Josefina y Sor Germana) hacían más por las almas que las quince Hermanas nuestras que tenemos aquí, incluidas Sor Victoria y Sor Grigolini.


[6433]

Ayer, apenas le dimos la absolución, murió un católico sirio, al que nadie conocía. Tenía alquilada a un musulmán una esclava, que éste enseguida reclamó; pero como estaba embarazada de siete meses, de un hijo con el católico fallecido, me negué a cedérsela al musulmán, por el alma del futuro niño. Tenemos pleito, pero lo gano. Antes, con Sor Germana y Virginia, aquél habría tenido una esposa cristiana.

Pasa el correo, y recibo su estimada carta. La respuesta, pronto.


Suyo afmo. † Daniel


1016
Giovanni Pagnone
0
Khartoum
05. 02. 1881

N. 1016; (972) – TO GIOVANNI PAGNONE

ACR, A, c. 15/171

Khartoum, 5 February 1881

Declaration of dismissal.

1017
From Marriage Register
0
Khartoum
06. 02. 1881

N. 1017; (973) – FROM MARRIAGE REGISTRY OF KHARTOUM

ACR, A, c. 10/1 i

Khartoum, 6 February 1881

1018
Card. Giovanni Simeoni
0
Khartoum
08. 02. 1881

N. 1018; (974) - TO CARDINAL GIOVANNI SIMEONI

SP SC Afr. C., v. 9, ff. 113–118v

N. 2

Khartoum, 8 February 1881

Most Eminent and Reverend Prince,

[6434]

Por primera vez, única hasta hoy, ha sucedido que una numerosa caravana, como era la mía de dieciséis europeos, entre Hermanas, misioneros, catequistas y hermanos coadjutores, en sólo 29 días ha llegado desde El Cairo a Jartum. Siempre se había tardado más de dos meses, e incluso tres y cuatro. Esto se ha debido ante todo a la gracia de Dios, y luego a la extraordinaria bondad del Jedive de Egipto, que ordenó a todos los Bajaes y Gobernadores de las provincias por donde yo debía pasar que me prestasen la mayor asistencia posible. También el Excmo. Barón de Schoeffer, Ministro residente austrohúngaro en Egipto, se ofreció mucho a ayudarme. En Suakin, en el mar Rojo, encontré preparados los 50 camellos que necesitaba para atravesar el desierto que separa el mar Rojo del Nilo.


[6435]

Luego, en Berber encontré dispuesto, y esperándome desde hacía once días, el vapor que me había enviado Rauf Bajá, Gobernador Gral. de las posesiones egipcias en Sudán, para llevarme a mí con mi gente y con los suministros a Jartum. Ya aquí, todos me recibieron cortésmente, y en especial Rauf Bajá, el cual puso completamente a mi disposición todo lo que yo desease. Y esto me lo demostró con hechos, como le contaré en mi correspondencia futura, cuando las promesas se conviertan en realidades, y cuando los hechos con que hasta ahora me ha favorecido sean confirmados por la continuidad de su alta protección.


[6436]

No es éste el momento de dar a la S. Congregación detalladas noticias de mi Vicariato. Quiero examinarlo todo personalmente, con absoluta diligencia y calma, y sobre todo de manera concienzuda, porque no se pueden tratar a la ligera las cosas de Dios. Mas por lo que hasta ahora he visto con mis ojos, y he sabido por las recientes noticias llegadas a mí de las diversas Estaciones del interior, mi Vicariato marcha mejor de lo que yo mismo me esperaba, y desde luego mucho mejor de lo que informadores ignorantes y poco caritativos dijeron a Vuestra Eminencia. Me hE dado cuenta hace tiempo de que mi Vicariato tiene numerosos enemigos, los cuales han hecho mucho daño al mismo y a mí, ya mandando a Roma falsas noticias, ya enfriando a muchos de mis benefactores, y especialmente a la Propagación de la Fe (que no obstante es muy benévola con Africa Central, porque tiene el espíritu de Dios, gran prudencia, y caridad), al darles falazmente a entender que la Obra de Mons. Comboni es de poco relieve, que no hace nada, etc.


[6437]

Pero yo, Emmo. Príncipe, no temo a nadie en el mundo, salvo a mí mismo, a quien examino cada día y encomiendo fervientemente al Corazón de Jesús y al de María y a San José. Conozco muy bien a los enemigos de mi Obra, y no les tengo ningún miedo, a pesar del daño que me han hecho y me harán todavía en Italia, en Francia y en Alemania; porque las mentiras y los informes poco objetivos tienen las piernas cortas, y porque las Obras de Dios, que tienen como fin la divina gloria y la salvación de las almas, deben pasar por el crisol de la Cruz, que es el solo símbolo de salvación y de victoria.


[6438]

Transcurridos diez años, la S. Congregación constatará los resultados de mi Obra en Africa Central, y lo hecho por aquellos que sin los necesarios preparativos, estudios y trabajos previos se hayan lanzado imprudentemente a empresas osadas, sin haber estudiado bastante el terreno sembrado de espinas. Sería feliz de engañarme; pero me temo que estoy en lo cierto, porque he hecho al respecto grandes estudios y tengo mucha experiencia. Por lo demás, mis ideas las expongo y expondré siempre subordinadamente sólo a Propaganda o al Sumo Pontífice, y no a otros, porque lo único que me preocupa es el puro bien de la Iglesia y de Africa, por las que daría cien vidas si las tuviese.


[6439]

También me han hecho daño los informes y habladurías sobre mi Obra en Egipto, por parte de: 1.°, los que convierten el apostolado egipcio en un verdadero monopolio; 2.°, los que sin haber hecho nunca nada por Africa Central a pesar de sus fuerzas, hablan mal de mi Vicariato sin tener la menor idea del mismo. Quien vive en Egipto no tiene más fundamento para juzgar acerca de Africa Central que quien vive en París o en Verona. Pero no importa: son todas cosas dispuestas por Dios, al que bendeciré siempre.


[6440]

Entretanto, en mi Vicariato todos están sanos actualmente, a pesar del calor excesivo, y en general entre mis misioneros y mis Hermanas del Vicariato (alumnos de mis Institutos de Verona) reina inmejorable espíritu y gran abnegación y sacrificio.

Habiendo llegado yo con mi caravana a Jartum el 28 del pasado enero, ¿por qué no he escrito hasta ahora ni una palabra a V. Em.a?...


[6441]

En primer lugar, esperaba contestación sobre las peticiones que hice a V. Em.a en Roma, y hasta hoy no sé nada al respecto.

En segundo lugar, quise informarme bien en Jartum sobre dos dolorosas noticias que recibí apenas llegado aquí. En todo caso relata refero, sin asumir responsabilidad. Una se refiere a Abisinia; la otra, a la misión del Nyanza Victoria, en el Ecuador.


[6442]

El Cónsul austrohúngaro, el Cab. Hansal (con quien me he arreglado perfectamente en cuanto a las quejas que tenía sobre D. Bonomi, hombre algo durillo, aunque de gran abnegación y espíritu de sacrificio, y que viene conmigo a Nuba, donde fue Superior), los comerciantes cristianos de Jartum que tienen negocios con Galabat y con Abisinia, y tres musulmanes abisinios echados de allí, me refirieron que el despótico rey Juan ha promulgado una ley (movido por los sacerdotes coptos cismáticos y por el obispo herético) en fuerza de la cual obliga a todos sus súbditos a profesar su religión copto-herética, y cuantos entre ellos sean católicos, mahometanos, etc., tendrán que hacerse coptos heréticos o emigrar (1). Me dijeron que en Abisinia no queda ningún misionero de los Paúles, y mucho menos el Obispo, y que todos se han refugiado en Kheren, es decir, fuera de Abisinia. Me dijeron también que sigue allí un tal Naretti, Cab. de la Corona de Italia de Aosta, el cual estuvo en excelentes relaciones con el Kassa (el rey Juan), pero que ahora se disponía a ir a Italia.


[6443]

Apenas llegado a Jartum encontré aquí una carta del P. Livinhac, Superior de los Misioneros de Argel en el Nyanza, de fecha un poco atrasada, en la que me dice (son sus palabras): «El señor Gobernador de las provincias ecuatoriales egipcias me informa del deseo de V. E. de tener noticias nuestras. (En realidad, con dos cartas yo había rogado al Gobernador general del Ecuador, Emin Bey, prusiano, que me diera pruebas de amistad, protegiendo y haciendo a los Misioneros de Argel todo el bien posible, etc.) Agradezco a V. E. el interés que se digna tomarse por nosotros y me impongo satisfacer su deseo.


[6444]

»Nosotros llegamos a Rubaga, etc., etc., etc. Por experiencia sabe V. E. lo difíciles que son los comienzos de las misiones entre los pobres negros. Huelga, por tanto, entretenerle contándole nuestras fatigas, privaciones y otras pruebas que son el pan cotidiano del misionero, sobre todo en Africa. Quiera el Buen Maestro dejarnos participar del sacrificio de tantos misioneros que derraman su sudor en este vasto continente, y haga esplender sobre ellos el día tan deseado de la misericordia y la salvación... Uganda no es insalubre. Mis hermanos me encargan presentarle a usted sus respetos, etc.»


[6445]

Esta carta del mencionado Superior (que ciertamente es un misionero de gran valía y con verdadero espíritu de sacrificio) no dice nada concreto. Pero el Gobernador del Ecuador me comunica desde Ladó que los Misioneros de Argel acabarán en Uganda como los anglicanos de la Church Missionary Society, esto es, viéndose obligados a abandonar el Victoria Nyanza (esperemos que no, porque por algo los ha mandado allí Cristo). Además, este mismo Gobernador escribió hace dos meses al Cab. Hansal, diciéndole: 1.°) El rey Mutesa no busca sino que le hagan regalos, y como los Misioneros de Argel le hicieron más regalos que los ingleses, les puso buena cara. 2.°) Este rey sospecha que los extranjeros que están en Uganda tienen relaciones con Egipto, por lo cual los mira con extrema desconfianza. 3.°) El mencionado Gobernador Emin Bey (el Dr. Schnitzler, prusiano) comunicó al Cónsul austrohúngaro Hansal que los pobres misioneros de Argel padecen hambre, y que la gente de Mutesa no les da o vende nada de comer.


[6446]

4.°) Finalmente el rey Mutesa, habiendo oído de los misioneros protestantes que su religión es la única verdadera, y a los Misioneros de Argel que la sola verdadera es la católica y que la anglicana y protestante es falsa, y por otra parte, al no recibir ya de los misioneros católicos abundantes regalos como en 1879, ha decretado que «nadie puede abandonar la religión de sus padres para hacerse de otra» (pero él en 1872 se hizo musulmán para complacer al rico y opulento jeque Khamis Ben Abdullah, que lo colmó de regalos), «y además ha ordenado que a los misioneros franceses no se les dé nada de comer, etc.», para que al pasar hambre se vean obligados a tomar el camino de vuelta, etc.


[6447]

Estas noticias llegaron al Cónsul austrohúngaro hace ahora 35 días, y él, tal cual –me dijo ayer–, se las comunicó a S. E. el Barón Hofmann, ex Director del Ministerio de Asuntos Exteriores en Viena, y Ministro de Finanzas, etc. (a quien el Su Eminencia el Secretario de Estado conoce bien), que es una destacada personalidad también en el campo de la geografía, y que –cree el Cónsul– a estas horas las habrá hecho ya publicar en los diarios o en el boletín de la Sociedad Geográfica de Viena. Por otra parte el mismo Emin Bey es corresponsal de casi todas las Sociedades Geográficas de Europa, y especialmente de la de Berlín, etc. Relata refero, y espero que el Corazón de Jesús lo arregle todo, porque también palpitó por el Ecuador.


[6448]

Permaneceré en Jartum el corriente mes, y luego marcharé al reino del Kordofán. Allí, en El-Obeid, diré misa de pontifical y consagraré los santos óleos en la nueva iglesia parroquial, la cual está cubierta de planchas de zinc que yo mandé desde Milán, y es la más grande del Vicariato y de Africa Central y Ecuatorial.


[6449]

Yo sigo firme e inamovible en mi principio de hacer y luego hablar: caepit Jesus facere et docere; y nunca imitaré a los que proyectan y hablan y publican diez antes de haber hecho tres. Me quedé totalmente estupefacto al leer el último número de Les Missions Catholiques de Lyón, en que se da una especie de visión general de las Misiones católicas después de la providencial Encíclica del Santo Padre en pro de la Propagación de la Fe, la Santa Infancia, etc. En ese aperçu, al tratar de Africa se habla de todas las Instituciones de este continente: de los Jesuitas, los Paúles, los Padres del Espíritu Santo, los Capuchinos, el Seminario de Lyón, y sobre todo de los Misioneros de Argel, de sus grandes viajes, etc., y ni siquiera se menciona la Obra de la Redención de la Nigricia del Vicariato de Africa Central, donde nosotros hemos hecho los más grandes sacrificios e implantado obras de mayor relieve y estabilidad para la religión católica, ante las cuales, hasta ahora, las expediciones del Arzobispo de Argel son nada.


[6450]

Yo sé quiénes han sido los que ante aquellos píos, solícitos y verdaderamente sabios benefactores han tratado de echar por tierra mi trabajo y las fatigas de mis misioneros, y tengo el deber de conciencia de defender los intereses de mi Obra, la cual marcha y progresa hasta ahora mucho mejor y más segura que la de Mons. Lavigerie respecto al Africa interior. Con el tiempo, y con la sagacidad de la Santa Sede, es decir, de la S. C. de Propaganda, se abrirá paso la verdad.

Besa la sagrada púrpura...



Su devotmo. hijo † D. Comboni

(1) La salvación de Abisinia y de los Gallas está en Egipto.


1019
Prop. of the Faith Lyons
0
Khartoum
10. 02. 1881

N. 1019; (975) – TO THE PROPAGATION OF THE FAITH OF LYONS

“Les Missions Catholiques” 621 (1881), p. 199

Khartoum, 10 February 1881

[6451]

A mi paso por El Cairo obtuve de las autoridades, y sobre todo de S. A. el Jedive, los favores más señalados.

Provisto de grandes recomendaciones, partí de esa espléndida capital con quince personas; y habiendo llegado al mar Rojo, nos dirigimos a Berber, donde con gran sorpresa encontramos un vapor del gobierno que el Jedive había mandado poner a nuestra disposición para llevarnos a Jartum, y que nos esperaba desde hacía once días. Así, mientras que anteriormente el viaje desde El Cairo a Jartum duraba dos o tres meses, sólo nos ha llevado esta vez veintinueve días. El Cónsul y el Gobernador de Sudán, S. E. Rauf Bajá, nos hicieron el más cordial recibimiento.


[6452]

Dentro de pocos días saldré de Jartum con veintiocho miembros de la Misión para la importante Estación de Gebel Nuba. Celebraré las fiestas de Pascua en El-Obeid, en la nueva iglesia parroquial, que es el templo más grande de Africa Central, y cuya construcción ha costado tantas fatigas al P. Marzano.

Me han escrito desde el Kordofán que se sufre mucho por la falta de agua; los misioneros se ven obligados a comprarla todos los días por tres escudos.



† Daniel Comboni


Original francés.

Traducción del italiano


1020
Fr. Giuseppe Sembianti
0
Khartoum
12. 02. 1881

N. 1020; (976) – TO FR GIUSEPPE SEMBIANTI

ACR, A, c. 15/108

N. 4

Khartoum, 12 February 1881

My dear Father,

[6453]

He recibido bastantes cartas suyas; pero estuve y estoy tan ocupado que no he podido contestar. Mirabile dictu! Progreso. Como el correo va por barco y ferrocarril hasta Korosko (umbral del gran desierto del Atmur), la última suya del 15 de enero, la n.° 9, me ha llegado desde Verona el 10 del corriente, o sea, nada más que en 26 días. Sólo hoy empiezo a escribirle a usted; pero, eso sí, ningún día he dejado de dar gracias al Dios de las Misericordias por haberme concedido para Africa Central la cooperación tan eficaz e inmediata de los hijos del Santo D. Gaspar Bertoni. En general, en el Vicariato, tanto los misioneros como las Hermanas ven en este hecho un amor especial por Africa, y el principal carácter de estabilidad, reflorecimiento y prosperidad de nuestra ardua y santa misión. Esta tiene poderosos enemigos; pero cumpliendo nosotros con nuestro deber, saldremos vencedores.

Ich habe mehrere Briefe von Ihnen erhalten, bin aber immer so beschäftigt gewesen, dass ich sie nicht beantworten konnte. Mirabile dictu! Ich mache Fortschritte! Da jetzt die Post nach Korosko (an der Grenze zur großen Atmur Wüste) per Schiff und per Eisenbahn befördert wird, hat mich Ihr Brief Nr. 9 vom 15. Januar von Verona am 10. dieses Monats erreicht, also nach nur 26 Tagen. Heute beginne ich unseren Briefwechsel, das heißt, nachdem ich jeden Tag dem barmherzigen Gott gedankt habe, dass er mir die so wirksame und unmittelbare Mitarbeit der Söhne des hl. Don Gaspare Bertoni für Zentralafrika gewährt hat. Ganz allgemein und auch im Vikariat sehen sowohl die Missionare als auch die Schwestern darin ein besonderes Zeichen der Liebe Gottes für Afrika und den Hauptgrund für die stabile Lage, das Aufblühen und den Fortschritt unserer mühevollen und heiligen Mission. Sie hat einflussreiche Feinde, aber wir werden sie besiegen, wenn wir unsere Pflicht erfüllen.


[6454]

Ellos intentan (por amor propio) hacer labor de zapa lo mismo en Francia que en Alemania, en Oriente y en Roma; pero no se saldrán con la suya, porque Deus est pro nobis. Con el silencio, con la paciencia y con mi prudencia vigilante (seguro de la ayuda del Señor), los enemigos irán al fracaso. Además, junto a los enemigos tengo poderosos amigos.

Por lo que me parece ver, las cosas se ponen bien. Mi venida al Vicariato y a Egipto (servus semper inutilis sum) era necesaria. En cuanto a las Hermanas, dado que falta el elemento árabe, estamos peor que antes. Y no sólo por la falta de Hermanas árabes, sino también de la capacidad necesaria: las Hermanas de San José eran más hábiles que las nuestras, tanto para el interior, o sea las casas de la misión, como para el exterior.


[6455]

Es necesario que al menos la Superiora, o una de las Hermanas de cada casa, sepa el francés y más todavía el árabe. En esto nos encontramos verdaderamente atrasados (hay que fundar casas de Hermanas en Siria y en Francia, y lo haremos si Dios nos da vida, porque en Egipto y aquí no estamos en Verona, en Trento o en Milán, sino en un mundo cosmopolita). Pero yo no me desanimo. Por ejemplo, antes, en Jartum, en las familias orientales de Siria y Egipto, la Hermana lo era todo: conocía los desórdenes, los arreglaba especialmente en lo relativo a las mujeres, hacía que las niñas viniesen a las escuela... Ahora, en cambio, ni Sor Victoria ni las otras conocen a las familias, y mucho menos sus líos, etc. Así que he tenido y tengo que ser yo el que las visite a todas y ponga remedio a sus desarreglos, etc.


[6456]

Eso sí, en cuanto a la paz, la obediencia, la subordinación, aquí estoy y estamos mucho mejor que antes; o sea, estamos mejor con las nuestras de Verona que con las de San José. Por tanto, ánimo, y sigamos adelante, que vendrá también para las nuestras el tiempo en que estén tan capacitadas como las francesas. Pero, por caridad, admita pocas sirvientas, y procure tomar mujeres instruidas (no importa si superan los veintiséis años), pero como me decía en su última carta, mujeres serias, buenas y juiciosas... en suma, ¡¡¡verdaderas mujeres!!!

Dado que D. Giulianelli no lee nunca los periódicos, ni la Civiltà Cattolica, ni la Unità Cattolica, porque, dice, no son lecturas espirituales (?!!), por eso, sin más, envíeme directamente a El-Obeid (Kordofán), tanto la Unitá Cattolica como todos los otros periódicos que se suelen mandar a El Cairo; y avise también de esto a D. Bussinello para el Verona Fidelis.


[6457]

Tras la Encíclica del Santo Padre (ha hecho usted muy bien en publicarla en nuestros Anales, n.° 23) suplique in visceribus Christi a nuestro Emmo. Card. Arzobispo que dirija una buena Circular a los Veroneses sobre la Propagación de la Fe (que tantos miles de napoleones de oro nos ha dado), sobre la Santa Infancia y sobre la Obra de las Escuelas de Oriente (que en verdad nos dan poco). Llevo más de catorce años suplicando a Su Eminencia, etc.; pero ahora, dada la invitación del Papa, y habiéndole suplicado también Lyón, creo que lo hará. Se debe confiar en que Dios bendecirá a sus fieles, incluso a los pobres, si dan para la Propagación de la Fe; dígaselo también en mi nombre.


[6458]

Apruebo completamente su plan relativo a la pequeña Elvira, de reclamar de su inventa tandem madre y tía la dote, etc. Sor Amalia y Sor Francisca me dicen que se le dan bien las labores de lencería y coser. Lo malo es que es débil y pequeña. Pero transeat: haga usted como mejor le parezca.


[6459]

Don Luis Bonomi es un buen hombre de verdad. Es tosco y rústico en el trato con los de fuera, y si se quiere con los de dentro; pero tiene una abnegación de trapense, es un auténtico misionero, carece de soberbia y pretensiones y obedece a todos. El es el que hace todo aquí: instrucción catequística para los chicos y chicas, Doctrina en las fiestas, oraciones (siempre en árabe) en la iglesia mañana y tarde, etc.


[6460]

Pregunté aquí a los misioneros, uno a uno, y a las Hermanas, respecto a quién podría yo dejar de Vicario General en mi ausencia: todos me contestaron que el único y más capaz era D. Luis, el cual no quería aceptar. También hoy, si tuviese que elegirme un Vicario General, el único y más capaz sería D. Bonomi. Hasta D. Rolleri parece haber cambiado de opinión, porque veo que lo trata con mucho miramiento; sin embargo D. Luis, en la mesa y en todas partes, siempre ha situado en primer lugar después de mí a D. Bartolo. Pero en Verona, especialmente por ciertos santos l..., seconsidera a D. Luis Bonomi (aunque fue un coadjutor laborioso) como era en 1873, y no se tiene nada en cuenta lo que ha estudiado ni la gran labor que ha realizado en siete años; de igual manera que en la Diócesis alguno del Instituto Mazza me sigue juzgando como cuando yo era estudiante de teología, sin tener en cuenta lo mucho que puedo haber aprendido en los veintiséis años de mi presbiterado y episcopado.


[6461]

Con todo, desde Verona se escribió a Propaganda diciendo que D. Bonomi (sin preguntarme a mí, que en este caso soy el juez más competente e inmediato puesto por Dios) no vale para hacer de Vicario General, por lo cual la S. Congr. me ordenó que me buscase otro para ese puesto (¡¡¡y se propuso para Vicario General nada menos que a D. Grego!!!). Bien puede ser que en Africa Central seamos todos burros, y yo el borrico jefe; pero me concederá usted que, como caput asinorum, yo no podía menos que elegir entre mis burros para Vicario General al menos borrico de todos ellos. No se tuvo en cuenta en que Africa es la misión más difícil del mundo, y que entre los sabios de Europa y de Verona no se encontró ninguno dispuesto a venir a morir a Africa.


[6462]

A algunos les resulta muy fácil juzgar y hablar en tono sentencioso, especialmente a los patrocinadores de Grieff; pero de venir a Africa a morir por Cristo, esos sabihondos dicen que para otro.

Y luego está la que me ha hecho, y gorda, ese santo loco de D. Losi (lo soporto –¡ojalá tuviese cien como él!– porque a una cabeza pequeña y ligera une un celo apostólico y una piedad verdaderamente de santo, más una abnegación semejante a la de D. Bonomi), que con fecha 21 de octubre de 1880 escribió desde Gebel Nuba al Emmo. Card. de Canossa (quien fue tan bondadoso de mandarme la carta, que tengo aquí sobre la mesa) estas precisas y textuales palabras:


[6463]

1.° «Habiendo ido de Gebel Nuba al Kordofán como de costumbre por las provisiones, no encontré ni un céntimo, etc. Los sacerdotes de El-Obeid me aseguraron que Monseñor Comboni desde hacía tres años no había mandado ni una piastra; que por lo visto el procurador ha acumulado una deuda enorme, y que a ellos les era dífícil salir adelante, incluso haciendo grandes esfuerzos o aceptando encargos, etc.»

Desmienten la solemne mentira y calumnia de D. Losi las cartas que él mismo escribió a Jartum, a D. Luis, en las que le agradece el dinero y las provisiones recibidos por orden mía, etc. Yo no dije nada de esto a D. Bartolo, que me viene haciendo de administrador (y es capaz y concienzudo, pero menos esforzado que D. Bonomi), al cual encargué que sacase de los libros de contabilidad de Jartum, del Kordofán y de Gebel Nuba todos los gastos realizados por estas misiones desde el 21 de octubre de 1877 al 21 de octubre de 1880 (que son los tres años de D. Losi), y hasta ahora sólo para El-Obeid y Gebel Nuba han salido miles de táleros.


[6464]

Además D. Bartolo tiene un telegrama que el Superior del Kordofán le envió el pasado septiembre, expresándole su agradecimiento por 700 táleros recibidos; y luego están los miles de táleros que yo envié al Kordofán, etc., etc. Más adelante, cuando D. Bartolo tenga en el Kordofán todos los datos, me dará cuenta de todo lo que recibieron el Kordofán y Gebel Nuba; y cuando yo tenga en mis manos el informe manuscrito de D. Bartolo, entonces se lo mostraré junto con una carta autógrafa de su D. Losi (al que quería que yo hiciera Vicario General) escrita a nuestro Emmo. Obispo y Padre. ¡¡¡Y a ver si entonces aprueba la solemne mentira y calumnia de D. Losi de escribir a Verona diciendo que Mons. Comboni desde hace tres años no ha mandado ni una piastra a El-Obeid!!! Y como D. Losi ha escrito varias veces a Roma contra mí, seguro que también habrá incluido esto; pero me tiene sin cuidado.


[6465]

Bendito sea Jesús y su Smo. Corazón, al que cada mañana, después de misa, casi siempre rezo esa oración tan hermosa y querida del Gratiarum actionis: «Ignosco, et dimitto ex toto corde omnibus inimicis meis (de los cuales soy indigno), omnibus me calumniantibus, omnibus mihi detrahentibus (aunque sean santos l...), omnibus quocumque modo mihi nocentibus, vel volentibus mala». A pesar de todo esto, y aun teniendo que soportar sus calumnias y difamaciones, desearía que hubiera en la Misión cien como D. Losi, por sus muchas virtudes apostólicas, necesarias para nuestra ardua tarea.


[6466]

Don Losi dice también a Su Eminencia en la carta del 21 de octubre de 1880: «He oído que V. Em.a Rma. se ha dignado tomar en consideración la humilde súplica que le dirigí de que sea asignado a nuestro pobre Mons. Comboni un Vicario General que regularice aquí los intereses espirituales y materiales de la misión. Añaden que, al efecto, V. Em.a Rma. ha llamado a Verona el Revdo. D. Bartolo Rolleri (¡¡¡aptísimo para regularizar sobre todo los intereses espirituales con la predicación en italiano y en árabe!!!); en cuyo caso (que venga como Vicario General a Africa), dándole las más vivas gracias por su inmensa caridad, me permito participarle la general satisfacción (ésta es todavía más gorda, porque dispongo de cartas que dicen lo contrario... y usted sabe que fui yo el que rogué e hice todo para que D. Bartolo viniese a Africa) que se ha manifestado, dado que el P. Rolleri goza de la mayor estima entre todos los misioneros, por su prudencia, etc., etc.»


[6467]

No me detengo a comentar este fragmento y lo que pueda haber de verdad, etc. en estas cartas de D. Losi, que, con peor contenido, escribió también a Propaganda; e igualmente escribió al Cónsul austríaco en Jartum cosas de este jaez contra el Superior, etc., por lo cual el Cónsul escribió a Viena, lo que a su vez provocó que la Embajada austríaca en Roma pidiera explicaciones a Propaganda, lo cual fue causa de mucho sufrimiento para mí. Pero, escríbase lo que se quiera, yo defenderé siempre la verdad, la inocencia y la justicia.


[6468]

Ya ve usted, después de todo esto, lo bueno que es nuestro querido Jesús, permitiendo que me hagan sufrir hasta los que quiero. Pero yo salvaré a D. Losi para la misión africana, y defenderé la inocencia de D. Luis y haré que se le estime en Roma por lo que merece según mi subordinado parecer y juicio. ¡Ah!, si D. Losi, D. Luis y yo logramos vernos juntos en el paraíso (y mucho más si, como espero, también está allí D. Bartolo Rolleri, que ......



[aquí hay cuatro renglones borrados e ilegibles]



......y realzada), habremos de reírnos mucho de las interesantes comedias que hemos representado aquí en la tierra, ¡Oh, querido paraíso!, como dice siempre Sor Victoria. Pero basta, que me he salido demasiado de ruta.


[6469]

Don Grego escribió fuego y llamas contra mí a D. Luis, que me leyó la carta, en la cual decía: «¡Menos mal que sólo hay un Obispo Comboni! Porque si hubiera más de uno, ¡pobre mundo!, ¡pobre Iglesia!... Para salir del aprieto tuvo la desfachatez de decirme que no estoy llamado a la Misión, que Africa no es para mí, etc., etc.» Pero entretanto, él no ha hecho que se me manden las dos cajas de velas, y si ha ordenado su envío, no me han llegado, mientras que en Suakin encontré todas las cajas que Santiago había mandado vía Génova. Así pues, le ruego que las reclame al comerciante de Montorio o a D. Grego (al que saludará de mi parte).


[6470]

Es una gracia de Dios que Grego se haya quedado en su casa. Y encima el bribón escribe a D. Bonomi rogándole, suplicándole que deje Africa y se vuelva a casa, para escapar de las garras de..., y que todos desean que lo haga, todos sus amigos se lo piden por su bien (especialmente los que conocen a Mons. Comboni) Pero D. Luis le respondió con una carta a tono, que quitará a Grego las ganas de volver a hacer semejantes insinuaciones.


[6471]

Las dos cartas metidas juntas en un sobre y dirigidas desde Beirut a Virginia no eran de Alejandro ni para usted: una era para Jorge, de su hermano Abdallah, y la otra me la había escrito a mí el padre de Alejandro, para agradecerme lo que he hecho por su hijo. Cuando tenga tiempo le traduciré la dirigida a Jorge. Alejandro me ha escrito desde Beirut dándome las gracias... rogándome que sea para él siempre un padre, y prometiéndome frecuentar siempre las iglesias católicas. Me dice que Luisa está cansada y no se encuentra bien en su casa; que desearía volver a El Cairo. Yo le escribiré consolándola y exhortándola a asistir ahora a su madre (¡aunque no es fácil, tratándose de una persona con una cabeza un tanto irregular!). Ella fue la cruz de Virginia, que mostró una paciencia heroica; y Luisa, a pesar de su cabeza, tiene carácter y criterio al juzgar... Rece al Señor, y no diga nada a Virginia, que ya ha sufrido bastante y más de lo que merece.


[6472]

Ruego de su bondad que redacte poco a poco las Reglas de los dos Institutos Africanos de Verona, y que tras someterlas luego al juicio del P. Vignola, me las mande. Yo me ocuparé de hacerlas examinar por los Jesuitas, de consultar a Roma, y de todo lo demás. Pero si espera las modificaciones de Africa, vendrá el día del Juicio, porque aquí no dispongo de tiempo para preparar Reglas; en cambio, teniendo delante las de Verona, con sólo una ojeada veo las modificaciones que hay que hacer, attenta experientia africana. Por otro lado, y salvo pequeñas cosas, se trata sustancialmente de algo similar a lo que rige en Verona y en Africa. Así que, sin más, cargue con la cruz, y redacte las Reglas y Constituciones.


[6473]

En las Reglas femeninas, además, cambie por completo la organización (en Verona, al poner la obra en marcha, se hicieron reglas para una sola casa), y establezca la General con dos Asistentes, las Provinciales, las Superioras de las distintas casas de Europa, Africa y Asia, la Superiora y la Ecónoma Gral. de la Casa Madre, etc.

Hecho lo sustancial, y sometido al juicio altísimo, etc., y también al de los misioneros, espero que resultará una verdadera obra de Dios. ¡Oh!, cómo me gustaría que viniese el Estigmatino de Parma que conoce algunas lenguas. Usted sabe que el Superior y todos los Estigmatinos participan de los méritos, sufrimientos, etc. de los misioneros y Hermanas de Africa. La Hermana más santa que tenemos es la sacristana de Jartum, Sor María Josefa: ¡es una santa de verdad! Y el misionero más santo y virtuoso es Francisco Pimazzoni, al que el domingo haré la tonsura y concederé las cuatro Ordenes Menores. Estudia en latín el Catecismo romano. También D. Dichtl y D. José Ohrwalder son y resultarán dos misioneros de primer orden, por abnegación, virtudes, devoción, oración, actividad y disposición a sacrificar totalmente la vida.


[6474]

Don Bartolo Rolleri y yo estamos en muy buenos términos. Tengo la impresión de que él va cambiando, porque parece que encuentra las cosas mucho mejor de lo que se imaginaba. Yo soy su confesor, y él el mío. Al principio me endosaba pecados que en conciencia (sea dicho entre nosotros) yo no creía ni creo tener, y me imponía la correspondiente penitencia, que yo cumplía. Y esos pecados –que me parece no haber cometido ni en sueños– serían, por ejemplo (uno entre veinte), que yo he dilapidado dinero que se debía emplear en comprar negros (uno p. ej. me dio quince francos para la compra de un negro, y con sólo quince francos forzosamente yo tenía que comprarlo). Otro pecado sería el no hacer nunca la meditación. Pero yo raramente dejé de hacerla en la vida pasada, y desde hace mucho tiempo nunca he faltado a esa obligación, ni una sola vez, ni siquiera en el desierto; y él empeñado en que sí. Del mismo modo quiere que yo no haya rezado casi nunca el breviario; sin embargo, siempre lo he rezado, siempre, salvo las veces que estuve gravemente enfermo, o cuando permanecí cuarenta días sin dormir una hora. Parece que ahora se ha calmado. Por lo demás es un pío y santo sacerdote (extremadamente testarudo), exacto y escrupuloso en el cumplimiento de sus deberes de piedad, y sobre todo (lo solemos decir él y yo) en el rezo del santo oficio, en la misa, etc.; y es puro hasta el punto de mantenerse limpio hasta de pecados veniales (menos del de emitir juicios falsos sobre los demás; con lo que él no cree pecar, pues de lo contrario no lo haría, porque tiene temor de Dios), etc. etc.


[6475]

En suma, puesto que Dios dispuso que Rolleri viniese a Sudán (y nuestro Emmo. Cardenal tiene el mérito de haberlo llamado al orden y persuadido para que esté conmigo incluso aunque me crea el diablo, ad fovendam charitatem, le dijo oportunamente el Emmo., citando a S. Ignacio); habiendo dispuesto Dios, decía, que Rolleri viniese a Sudán, aunque desde hacía cinco años estaba contra mí, consideré que el buen Jesús así lo había querido por mi bien espiritual, porque siendo Rolleri austero, obstinado, agudo, y áspero sobre todo al juzgarme a mí, el estar yo con él soportándolo y sufriéndolo era una ocasión propicia para dar pruebas de paciencia y para poner cuidado en corregir mis graves defectos, como el de hablar demasiado, y mis pecados; por lo que sin más, siguiendo la inspiración de Jesús, que es todo amor y caridad, he elegido al rígido Rolleri como mi confesor y consejero, y amigo íntimo (hasta cierto punto), y así estaré más seguro de cometer menos desatinos, no en el gobierno del Vicariato (sobre lo que yo sé más que él, que es de cortas miras), sino en las cosas de conciencia, de ascética y de alma, y de conducta tanto personal como con respecto a los misioneros.


[6476]

Y en verdad encuentro en ello verdadero provecho, y creo haber hecho bien, porque no me pasa una, por pequeña que sea; y después de haberle dicho mis culpas y defectos, él saca a relucir otras cosas sobre mis faltas, y sobre la misa, como decir demasiado fuerte las secretas, o correr demasiado después de la elevación y en el último Evangelio o en las Horas diurnas, o comenzar el versículo del salmo antes de que los otros hayan terminado el anterior; y me recrimina también el hablar demasiado, el darme importancia (aunque estoy convencido de ser menos que cero), y otras pequeñas cosas que, juntas todas ellas, forman un buen montón. Total que, en lo que respecta al alma, también estoy contento de tener a D. Bartolo, el cual va diciendo desde hace diez días que tiene intención de no volver más a El Cairo ni a Europa (salvo por motivos de salud o por orden mía).


[6477]

En todo caso lleva la administración bien y a conciencia, y me puedo fiar de él. Claro que al no conocer él a ninguno de nuestros católicos o negros, o sus necesidades, siempre retengo algunos táleros para mis limosnas secretas, porque conozco el país y sé que esto ayuda a salvar almas. D. Bartolo ama a la misión verdaderamente, y es útil tanto para confesor de los misioneros como, si quieren, de las Hermanas, etc., etc. Mas para el ejercicio del ministerio externo, para hacer de párroco, o para convertir infieles o herejes, o rudos europeos viciosos o incrédulos, no vale un pimiento: carece de táctica y de arte. Por eso creo que es útil en la misión para lo que he dicho; pero nunca para ser Vicario General o párroco.


[6478]

Pero me he extendido demasiado: perdone por esta larga digresión. Los dos Institutos de Jartum, gracias a la actividad y perseverancia de D. Bonomi, funcionan como cualquier Instituto bien regulado de Europa: oraciones en común por la mañana, misa común a las seis, oraciones a primera hora de la tarde, rosario antes de cenar, más oraciones con lección espiritual después de las nueve de la noche; y todos los chicos y chicas se saben bien las oraciones, y muchos y muchas pueden hacer de jefe o principal en ausencia del misionero. Yo me quedé muy satisfecho, y parece que también lo está D. Bartolo, de que en ellas intervenga Sor Victoria, que domina pasablemente el árabe y se hace entender, y que es una Hermana animosa y con verdadero espíritu apostólico; pero es algo durilla (quizá ha aprendido de D. Luis), y no goza de excesivo afecto entre las chicas, que suspiran por Teresa Grigolini y se deshacen en elogios de ella. (Por cierto, no sé qué ha sido de los dos sacos de arroz que Grigolini envió a Génova, a Rubattino, ni tampoco del arroz enviado a Sestri, del que mandó recibo.)


[6479]

Yo advertí a Sor Victoria que debe dar primacía a la caridad, sin la cual ni siquiera una santa Hermana puede convertir infieles ni ninguna clase de almas, y ella me prometió corregirse. En cuanto a las otras, son dóciles, obedientes y laboriosas, pero carecen de instrucción. De todas formas, Sor Victoria es una verdadera y perfecta misionera, desenvuelta, y con gran espíritu de piedad y coraje. Es la única de las viejas de aquí que sabe tratar un poco con el mundo, y con los de fuera, lo que es necesario para una misionera, porque de lo contrario no convierte a nadie. Pero difícilmente tendremos en poco tiempo entre nuestras Hermanas alguna que sepa tratar con las autoridades y con los Bajaes y Cónsules, como sabían hacer Sor Josefina Tabraui, Sor Germana y Virginia Mansur, las cuales convirtieron muchas almas y mantuvieron viva la fe y la piedad entre los orientales, que ya ni siquiera vienen a la iglesia, salvo ahora que estoy yo, mientras que antes venían siempre. No obstante, espero que poco a poco se vaya consiguiendo todo con la gracia del Señor, si se hace lo que yo prescribo.


[6480]

Monseñor Stegagnini (a quien ruego a usted salude de mi parte, así como al Rector D. Casella, etc.) me dijo varias veces que tenía varios libros que las Girelli de Brescia le habían mandado para mí, y habló de llevármelos a casa; pero nunca lo hizo, ni yo fui a buscarlos. Hágame el favor de retirarlos y mandar encuadernarlos bien, y luego, en la primera ocasión, me los envía. Se trata de obras de la pía y sapientísima Girelli sobre San José, el Corazón de Jesús, etc.

Ya he arreglado todo con la concubina de aquel católico que murió hace siete días, así como con las autoridades turcas y con la dueña de la concubina, que había alquilado ésta al católico de Alepo por un megid y medio al mes (6 francos con 37 céntimos). Está embarazada de algunos meses, como me dijo una buena católica, Mme. Ginebra; y dado que según las leyes turcas vigentes la pobre negra encinta debía volver a su ama musulmana, yo, para salvarla a ella y a la criatura, me comprometí a pagar el alquiler mensual, con lo que las autoridades y la dueña quedaron satisfechas.


[6481]

Entonces hice que entregasen a Sor Victoria la muchacha; y después de estar yo interrogándola y hablando con ella por espacio de un cuarto de hora, se declaró feliz y contenta de permanecer con la Iglesia y hacerse cristiana. Como no hay Hermanas capaces de instruirla, tenemos que encargarnos de hacerlo D. Luis y yo. Ayer entré en contacto con veintinueve comerciantes sirios de Alepo, de los cuales once son concubinarios. Casi ninguno de ellos era conocido de la misión, salvo algunos que conocía D. Luis; y bien pocas de esas familias frecuentan la iglesia. En suma, ruegue al Señor para que yo pueda formar bien a nuestras Hermanas y enseñarlas a ser misioneras, como hice con las Hermanas de San José, gracias a las cuales fue más fácil por su conocimiento del árabe. Si el árabe no se estudia en Verona, no se estudia más. Nuestras quince Hermanas de aquí (si se exceptúa en parte a las dos piamontesas, que casi lo han olvidado) no lo aprenderán nunca –se entiende, para enseñar a las catecúmenas–: es imposible.

Basta.


[6482]

Don Bellini, profesor del Gimnasio de Desenzano, ha restituido las 200 liras, como figura en el billete que le adjunto.

En la carta que también le incluyo queda expuesto el juicio relativo a la aceptación del romano Pedro José Franceschini. Don Dichtl le hará llegar dentro de una semana la relación de nuestro magnífico viaje de El Cairo a Jartum. Yo le enviaré otras cosas para el próximo número, el 24, de los Anales.


[6483]

En general, cualquier cantidad de dinero que usted reciba en Verona a mi nombre o para la misión, guárdela, y no la mande a nadie, ni a Giulianelli, sin una orden mía; sino avíseme por carta de su recepción. Todo el dinero de la Obra, ya sea de Verona o de Africa, pertenece a la Obra, y por tanto se debe gastar únicamente según mis órdenes, porque sólo yo conozco todas las necesidades y cómo y dónde hay que emplearlo, y también porque sólo yo soy el responsable. Honrándome en tenerle a usted como mi Procurador General, deseo que se encargue de custodiar el dinero. Por tanto ha hecho bien en retener los 200 francos de la señora Condesa d’Erceville, de París. Nosotros tenemos vino griego; escriba a la Condesa que ella ha cumplido, y que nosotros haremos otro tanto y rezaremos siempre por ella, su marido y su familia, y por la Obra Apostólica de Francia, de la que es Presidenta General. Le escribiré y también a Mme. de Villeneuve.

Me vinieron a interrumpir unas visitas, el correo parte, y tengo muchas cartas que mandar. Escribiré a la Superiora con el correo próximo, y completaré la respuesta a sus cartas, la última de las cuales es la n.° 9.


[6484]

Mil respetuosos saludos al Emmo. Obispo y al P. Vignola, y bendigo a ambos Institutos. Le encomiendo a usted Virginia, a la que considero de gran importancia para el bien de la Misión, porque yo la conozco mejor que todos, y soy el juez más competente en cuanto a los verdaderos intereses de Africa y de nuestro arduo apostolado. Es árabe, y tiene los defectos árabes; pero ella y Sor Germana de Alepo (que ahora está en Jerusalén) valen más solas que las quince nuestras de Verona que tenemos en Sudán: éste es mi juicio, y también el de algún misionero de aquí y del pueblo católico árabe de Jartum de los cinco ritos orientales. A mi manera de ver, se debería prescindir de ciertas insignificancias que se piden de Virginia, que fue Hermana profesa y activa durante tantos años, y del pretender que ella no hable en árabe con su hermano (!!!), etc. Para mí son cosas ridículas y que no tienen la menor importancia. ¿O acaso no se puede conocer el carácter, el grado de virtud, la vocación de una aspirante, sin necesidad de recurrir a estas fruslerías, que, dadas las circunstancias, podrían perjudicar a muchas almas?


[6485]

Usted, que es un hombre de conciencia, haga lo que crea oportuno, y Virginia soportará hasta esas pruebas. Pero si usted hubiera sido misionero en Africa, como es mi caso, repararía poco en estas cosas. Y perdone mi sinceridad. Claro que también esto lo ha dispuesto Dios, porque Dios es todo caridad, y hará que incluso esto redunde en el bien de las almas, en el de Virginia y en el de Africa, por la que ella tanto sudó y padeció.


[6486]

Le encomiendo asimismo nuestra Superiora de Verona. Quiero que las Superioras de Africa la informen de todo: de la misión, de las Hermanas y de las necesidades de los africanos. Igualmente, como he hecho hasta ahora y lo haré todavía más, he ordenado a todos los misioneros que le escriban a usted, e incluso he dado a casi todos ellos su fotografía, pidiéndoles que le tengan presente en sus oraciones, a fin de que Dios le asista en beneficio de Africa. Espero que no ha de pasar mucho tiempo sin que conozca usted bien Africa Central y el carácter de la Obra, que es la más importante; y que nos preparará misioneros y Hermanas verdaderamente santos, pero no santurrones, porque Africa no necesita beatos, sino almas valientes y generosas que sepan sufrir y morir por Cristo y por los negros. Vale. In Corde Iesu.


† Daniel Obispo