Comboni, en este día

Debe afrontar en la misión las graves consecuencias de la carestía.
A la Sociedad de Colonia, 1866
Orad al eterno Buen Pastor para que todas las ovejas descarriadas y todos los infieles se reúnan a la sombra del árbol de la vida, y que de todas las naciones de la tierra se haga pronto un único rebaño y un solo Pastor.

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Nº Escrito
Destinatario
Señal (*)
Remitente
Fecha
1031
Canon Giovanni Mitterrutzner
0
Khartoum
05. 03. 1881

N. 1031; (986) – TO CANON G. C. MITTERRUTZNER

ACR, A, c. 15/83

J.M.J.

Khartoum, 5 March 1881



Dulcissime rerum,

[6516]

Esta mañana bauticé solemnemente cuatro adultos y una negra, a la que luego casé con uno de los bautizados. Oportunamente, hace una semana, me llegó su carta del 23/1/81, en la que decía: «Con esta fecha le envío (a Sembianti) otros 300 florines, los cuales me ha dado una señora que no quiere ser nombrada, pero con la condición de que: «El primer negro que bautice V. E. Rma. en Jartum reciba el nombre de Enrique (Rex) Ana María... cuya fe de bautismo me mandará en hoja aparte».


[6517]

Pues aquí le adjunto la fe de bautismo. Pertenece a un Denka que elegí entre los cuatro jóvenes (porque usted es célebre por la lengua denka). Es un hermoso muchacho de unos 18 años, natural de Toi, en el país de los Denka. Se llama A-Guer, no sabe nada de árabe, y recibió instrucción cristiana del famoso y santo Kheralla (que estaba con Lanz, Oliboni, Melotto, Beltrame y conmigo en Santa Cruz, en la tribu de los Kich), instrucción que yo he examinado en lengua denka). Este joven mide un metro ochenta y dos centímetros (por tanto es más alto que yo, que mido 1,75), y es de costumbres puras. Si no estuviese ocupadísimo D. Luis Bonomi, que también es fotógrafo, le mandaría retratar al afortunado neófito Enrique (Rex) Ana María A-Guer. En fin, ya veremos.


[6518]

La próxima semana salgo con más de treinta personas para el Kordofán y Gebel Nuba. Visitadas estas misiones y puestas en orden, partiré yo mismo a establecer una importantísima al oeste del Nilo Blanco de los Kich y de los Bari, y seguiré por el Bahar-el-Ghazal, encaminándome luego hacia el suroeste. En una parte del territorio de esta futura misión se habla denka, yur, arol, ghog y niam-niam.. Es un país magnífico, y el más sano de todos, que constituye el objetivo de las Misiones del Kordofán y de Gebel Nuba. Pero ya le escribiré sobre esto, porque he realizado estudios al respecto. Su Excelencia el Hokomdar Gobernador General del Sudán egipcio (que comprende un territorio cinco veces mayor que toda Italia) es un gran amigo mío, y hace lo que yo quiero.

Vale. Celsissimo R.mo et Benefactrici salutem et gratias



Tuissimus † Daniel Ep.pus



Pasado mañana haré solemnes funerales de pontifical por mi insigne bienhechor el Card. Kutskas, Arzpo. de Viena.


1032
Fr. Giuseppe Sembianti
0
Khartoum
05. 03. 1881

N. 1032;(987) – TO FR GIUSEPPE SEMBIANTI

ACR, A, c. 15/111

N. 8

Khartoum, 5 March 1881


My dear Father,

[6519]

El camino que Dios me ha trazado es la cruz. Pero si Cristo murió en la Cruz por la injusticia humana, y tenía la mente recta, es señal de que la cruz es una cosa buena y una cosa justa. Carguemos, pues, con ella, y adelante.

El Superior del Kordofán, pese a mis ruegos y a los de mi Vicario D. Bonomi para que diera cuentas de su administración, nunca me las ha dado ni a mí ni a D. Luis. A mi llegada a Jartum, me escribió que urgía pagar una deuda de 1.800 táleros de mi Procurador Jorge Papa, y la pagué inmediatamente en Jartum desembolsando 1.800 táleros. Con el correo siguiente me pidió un cheque de otros 100 táleros, que sin más le mandé. Ahora (y él siempre sin dar cuentas) me ha telegrafiado que le envíe al instante al menos otros 800 táleros; y aquí he dicho basta, porque él nunca ha explicado a quién los debe pagar y por qué gastos realizados. El caso es que he descubierto diversas irregularidades, entre las que le cito una sola. Hechas las cuentas con Calixto Legnani (actual Cónsul de Italia en Jartum), encontré que me debía 1.600 francos oro. El hacía aspavientos y decía que, por el contrario, era acreedor; pero tuvo que ceder ante la elocuencia de nuestras notas de pedidos y justificantes de pago. Finalmente, necesitando dinero, me trajo los recibos de dos letras de 900 francos oro que el Sr. Isidoro Legnani, de Menaggio, su hermano, pagó por medio del Banco de Nápoles al padre de D. Vicente Marzano, etc., etc., y me dijo que tiene otras notas de El-Obeid. Pero él sabe que le he dicho repetidamente que no le pago ningún pedido que no proceda de mí o de mi Vicario D. Bonomi. Pasemos adelante.


[6520]

Como usted habrá leído, D. Losi escribió al Emmo. de Canossa la solemne calumniosa mentira (y sin embargo yo quisiera tener treinta santos locos como D. Losi, quien quizá, como ha hecho otras veces, habrá escrito lo mismo al Card. Prefecto de Propaganda, que me hizo alusión a ello, o tal vez el mismo Emmo. de Canossa haya tocado este punto en Propaganda) que, en carta del 21 de octubre de 1880, expresa en estos términos: «Como V. Em.a se preocupa todavía por esta pobre Misión, etc....... Los sacerdotes de esta Estación de El-Obeid (o sea, D. Vicente, que manda dinero a su padre, y D. Fraccaro, que sin decir nada de esto al Obispo y Vicario Aplico., o a su Vicario General, consiente semejante enredo) me aseguran que desde hace tres años Mons. Comboni no ha mandado ni una piastra, y que existe una deuda enorme con el Procurador (al que ya no se le debe nada, sino que todo le ha sido liquidado, como consta por su recibo), etc». Pues bien, según los libros de la administración general de esta Cancillería Apostólica desde el 21 de octubre de 1877, llevada por el Canónigo Fiore hasta el 12 de abril de 1878, por D. Squaranti hasta el 10 de septiembre de 1878, por mí hasta el 19 de marzo de 1879, y por D. Bonomi hasta el pasado 18 de febrero, resulta que sin contar 11 envíos de provisiones al Kordofán, sólo en dinero se mandaron allí 262.073 piastras sudanesas, equivalentes a 13.103 táleros megid y 13 piastras, y equivalentes también a 3.047 nap. oro, 7,33 fr. (digo treinta mil cuarenta y siete napoleones de oro, con siete francos y 33 céntimos).


[6521]

Espero no ser tan mezquino y soberbio como para justificarme ante nuestro Emmo. Padre el Card. de Canossa ni ante la Sagrada Congregación de Propaganda: por mí nada. Pero me jugaré la mitra por defender incluso ante el Sumo Pontífice la inocencia y la fidelidad de mis misioneros, y de quien ha dado la vida por Africa. Viva Jesús. (También para la familia y padre de Angel Composta, de Negrar, envió Legnani 100 francos sin mi permiso y con el consentimiento de D. Fraccaro). Después de todas estas miserias y de otras que no tengo tiempo de contar, creo firmemente y veo claro como la luz del día que con la ayuda de Jesús, de María y de mi buen Pepe, dentro del presente año conseguiré dar principio y comienzo a mis proyectos sobre el objetivo de los establecimientos actuales y extenderme hacia las tribus cuyos territorios limitan con el Ecuador. Ya he hablado largo al respecto con el gran Bajá, que me tiene mucho afecto y favorece todos mis proyectos porque, aunque fanático musulmán, está convencido de que nuestra Obra es obra de sublime civilización; y también está en muy buenas relaciones con D. Luis.

Encuentro aquí en Jartum una carta de D. Giordano Vinazzato, Vicario de San Esteban, en Padua, en la que aparece un débito a favor de D. Pablo Rossi aún no cobrado. Se la mando, para que usted haga lo que crea.


[6522]

Don Bartolo está mejor, y come, y la próxima semana podrá marchar conmigo al Kordofán. Don Pablo Rosignoli (que hasta ahora ha dado un resultado discreto) está perfectamente curado. En cuanto a las dos piamontesas, he decidido dejarlas en Jartum a las órdenes de Sor Victoria. Las pusimos a trabajar con las chicas, y como enseguida se vio el buen resultado, hasta el punto de maravillarse Sor Amalia de su utilidad, se me rogó que las dejase aquí. También ha influido en mi decisión el hecho de que el clima de Jartum en los dos últimos años ha sido mejor que el del Kordofán, y por tanto más conveniente para ellas, no aclimatadas en El Cairo.

He dado a Sor Victoria las instrucciones oportunas: que haga lo mismo nuestra excelente Superiora de Verona, manteniendo correspondencia con ella.


[6523]

Recibo en este punto su carta del 5 de febrero, la n.° 12, que es interesantísima. Debe saber que en todo el Vicariato no tenemos más que unos 2.600 francos, y que ayer ordené a D. Giulianelli el pago de una letra de 3.000 francos que él, acertadamente, no había efectuado el año pasado al Sr. Marquet, porque no estaba en regla. En conjunto es deplorable la situación financiera en que me encuentro; pero no tengo miedo. Apruebo y es de mi agrado que en Verona tenga usted un buen fondo, e incluso yo mismo he escrito a muchos para que manden donativos a Verona. Sin embargo tengo que pensar en el Vicariato y también en Egipto, como único responsable de toda la Obra y también de sus finanzas, porque sólo yo conozco las necesidades espirituales y temporales de todos los establecimientos y de la Obra entera. Los diez mil francos de Propaganda no los he destinado a Verona ni a El Cairo, sino una pequeña parte para Verona y el resto para el Vicariato; usted debía mandarlos por tanto a El Cairo, mas no para El Cairo, sino para que desde allí se me enviasen a Jartum. Mi situación es todavía más crítica porque nadie en el mundo me puede dar un consejo exacto y definitivo, ni siquiera la misma Propaganda, porque Africa Central es completamente diferente del resto del mundo; y el hombre que tiene sobre ella alguna idea es D. Bonomi.


[6524]

Mas sobre esto me encuentro completamente tranquilo, porque me aconsejo con el Señor, con la Virgen y con San José, que en Africa siempre me han asistido, y no han permitido jamás que me equivocase una sola vez, aunque en Europa, donde no se conoce Africa, se crea otra cosa. Pero adelante, y ánimo. Soy muy feliz de pensar que Dios le ha dado a usted todo el celo y caridad por Africa; e incluso el que haya retenido las 7.000 liras es sólo por el bien y la economía de la Obra, a fin de no gastar al mandar el dinero a El Cairo, y también luego, en julio, al hacer mandar dinero de El Cairo a Verona. Por eso quédese con lo que tiene en Verona, que Pepe pensará en nosotros. Estoy apurado y no sé cómo arreglármelas; pero viva Jesús y Pepe, y adelante. Ya no puedo volverme atrás en el contrato establecido para la iglesia de El Cairo: tenía que construirla y hacer lo que he hecho, y ahora mismo volvería a hacerlo, a pesar de la opinión de Bajit (que es una excelente persona) y de toda la oposición de los Franciscanos y del Delegado Apostólico. He aquí la pura verdad de la deplorable situación religiosa de Egipto (dicho sea entre nosotros con el máximo secreto): «El monopolio franciscano es la causa primordial del estancamiento religioso en Egipto». Encargado por alguien de arriba, he examinado las cosas de Egipto (que en Roma se conocen desde hace ya muchos años), y he escrito estas y otras ideas a Roma desde El Cairo y Suakin. Por tanto, dentro de no mucho verá usted nuevas cosas en Egipto, con gran bien de la verdadera fe y de nuestros establecimientos.


[6525]

Egipto es la llave, el cuartel general y el punto de partida de la regeneración espiritual de una cuarta parte de toda Africa. Mientras el diablo trabaja, Cristo hace sus Obras. Paso ahora al famoso diácono que yo ordené en Turín. Creí que la cosa había quedado así, y que yo no tenía ya que hacer nada; pero Jesús permite que también por esto yo sufra una tribulación. ¡Qué le vamos a hacer!, ¡valor!


[6526]

En abril del año pasado, habiendo yo regresado de Roma a Sestri (todavía no le había visto con mis propios ojos a usted instalado como Rector en los establecimientos africanos de Verona), recibí del difunto Canónigo Ortalda, que llevaba veintiocho años de director y representante de los misioneros y Obispos misioneros del mundo, una carta en la que me invitaba a predicar para el 3 de mayo en la Propagación de la Fe de Turín. Yo le contesté que no disponía de tiempo, porque debía buscar la forma de pagar en El Cairo 6.000 francos, más 217 guineas egipcias (acerca de lo cual Giulianelli me había telegrafiado a Verona, y usted me había telegrafiado a Sestri), y por ese motivo yo debía desplazarme a Francia, etc. El Canónigo Ortalda insistió en invitarme a Turín (por donde yo tenía que pasar para ir a Francia), y fui: prediqué, etc., di una conferencia, etc., e hice aquello que debía. En Turín estuve alojado entonces en la calle Villa della Regina, 6, o sea en el Colegio de las Escuelas Apostólicas fundado por Ortalda y luego suprimido (allí hubo hasta 150 alumnos) y luego rehabilitado, pero sin superiores, y con el descontento del Arzobispo, etc.


[6527]

Mientras yo quería ir en busca de los 6.000 francos que pagar en El Cairo (era mejor que hubiese mandado efectuar ese pago en El Cairo por medio de Brown), el Canónigo Ortalda me hizo estas proposiciones:

1.a Le doy inmediatamente los 6.000 francos, y usted me los devuelve cuando pueda (se los devolví).

2.a Le prometo destinarle a Africa Central los mejores elementos que salgan de mi Colegio.

3.a Pero usted debe hacerme el favor de ordenar titulo Missionis Africae Centralis al Clérigo fulano de tal, actualmente encargado de la vigilancia de nuestros jóvenes. Y debe ordenarlo prometiéndome que me lo dejará por muchos años aquí en Turín, donde deseo formarlo para Director de las Escuelas Apostólicas. Se trata –continuaba el Canónigo Ortalda– de una persona buena y capaz, y está provisto de sus Cartas dimisorias (exeat), que obtuvo cuando entró en mi Colegio.


[6528]

Ante estas tres propuestas hechas por un Canónigo como Ortalda, quizá el más activo promotor de las Misiones extranjeras en Italia, y sin duda considerado como tal por todos los Vicarios Apostólicos del mundo, ¿podía permanecer indiferente un Obispo misionero preocupado por la salvación de los infieles? Y ¿cómo podía yo rehusar en aquel momento en que tenía necesidad de dinero, y todavía más de gente para Africa, y cuando aún ignoraba el sesgo que iba a tomar el Instituto Africano de Verona bajo la dirección de usted? Consideré el asunto, recé y medité, tanto más cuanto que el Canónigo Ortalda me había hecho ordenar a otro de esa manera, el cual luego se fue de misionero porque no se avenía con él.


[6529]

Después de examinar los papeles, y de oír al Canónigo Ortalda (q.e.p.d.) repetirme que él había hecho todas las gestiones necesarias con aquella Curia arzobispal, sin más ordené diácono y subdiácono al individuo en cuestión, y esperaba al domingo para hacerlo sacerdote. Pero entre semana fui a ver al Arzobispo, y contándole yo que había efectuado esas ordenaciones (él, claro está, lo sabía todo), me dijo que ese individuo no había recibido la total aprobación de su Ordinario, porque tenía «el vicio de la bebida». «Yo no sabía nada de esto», dije al Arzobispo. Y él: «Si quiere, en tres días le hago llegar una respuesta de aquel Obispo (de Ivrea), y se convencerá». «No –respondí–; estoy convencidísimo desde el momento en que lo dice V. E., así que aquí me detengo, y no lo ordeno sacerdote hasta que V. E. me asegure que ha sido llamado, etc.»


[6530]

Fui al Colegio, y declaré al Can. Ortalda que ya no lo ordenaría sacerdote, lo que fue causa de que el Canónigo se disgustase extraordinariamente. Pero no me eché atrás y, manteniéndome inamovible en mi decisión, partí de Turín. Pero antes las tres Hermanas de San José (y tienen olfato) me aseguraron que era buenísimo aquel ordenando, al que ellas habían visto y tratado todos los días, y que yo podía ordenarlo con los ojos cerrados. Lo mismo me manifestó un párroco de los pueblos de al lado, y luego vino un párroco tío suyo, el cual me dijo que se trataba de un joven muy bueno, que había vivido muchos años con él, y que siempre lo había encontrado con la misma idea; añadió que acaso no tuviera mucho talento y quizá fuera un poco avanzado en la edad; pero que en cuanto a costumbres era irreprochable, y siempre había expresado deseos de hacerse sacerdote, aunque sólo desde hacía poco decía que quería ser misionero.


[6531]

Fui nuevamente a Turín, y ocurrió como al principio: el Canónigo se puso contento, esperando que antes de mi vuelta a Africa yo procediera a la ordenación sacerdotal; y luego, habiendo ido a comer con el Arzobispo, y después de hablar acerca del diácono, vi que pensaba como antes y que nunca querría para su diócesis tal individuo.

La penúltima vez que fui a Turín encontré una tensión aún mayor entre el Canónigo Ortalda y el Arzobispo, el cual le advirtió que si para septiembre no había dotado al Colegio de un sabio Director de su confianza, él le clausuraría la capilla, con lo cual el Can. Ortalda se vería obligado a cerrar el Colegio y a despedir a los jóvenes y a las Hermanas. Este golpe hizo que se resintiese su salud, llevándolo a la enfermedad que luego le conduciría la muerte. Fue entonces cuando el Can. Ortalda (siempre esperando la subsistencia del Colegio), me propuso que admitiese provisionalmente en Verona a ese subordinado mío, y que luego él lo reclamaría, etc... Después de larga discusión, acabé dejándole una tarjeta para el joven, al que más tarde hablaría. Yo no podía obrar de otra manera, no podía negarme: tenía que actuar así porque, a fin de cuentas, ya era mi subordinado. El caso es que habiendo ido yo luego a Roma y a otros lugares, me olvidé de hablarle a usted del asunto, porque no hay obispo en el mundo con tantas y tan diversas cosas que atender, y sin secretario.


[6532]

Cuando el 23 de noviembre pasé por Turín por última vez, de camino para Africa, me enteré de que tras la muerte de Ortalda se había cerrado el Colegio y las Hermanas lo habían abandonado. En cuanto al diácono, nunca dio señales de vida ni me escribió, ni yo me acordé más de él ni de hablarle a usted al respecto, y creí (cuando hablé en Turín con el Canónigo sucesor de Ortalda en los asuntos de las misiones) que el diácono se había ido con su tío el párroco, etc., etc. Y yo, teniendo mil otras cosas en la cabeza, no volví a pensar en él.

Pues bien: quid agendum???


[6533]

En usted, como mi representante en Verona, etc., delego todas las facultades, derechos y deberes que puedo tener sobre ese individuo, y yo asumo toda la responsabilidad ante Dios y el mundo en caso de haber cometido en esto una equivocación. Pero Dios sabe que actué con las mejores y más santas intenciones por el bien de Africa.

Usted tiene con quien aconsejarse en Verona: el Rmo. Superior, el Emmo. Obispo, D. Peloso quoad ius. O el diácono muestra verdadera vocación de misionero, o sólo la de ser sacerdote (lo cual me temo). Si tuviera inclinación a trabajar en las misiones (habiendo de ello algún indicio), y se comprometiera a pagarse el viaje y al menos un franco al día por el tiempo de la prueba, abonando seis meses por adelantado, usted (si está de acuerdo el Rmo. Superior) podría probarlo en Verona. Pero si sólo tiene la vocación de sacerdote, entonces que se busque un Obispo que lo reciba, para lo cual le expido un exeat, que aquí le incluyo.......


[6534]

En suma, haga lo que mejor le parezca. Yo hic et nunc no sé decirle otra cosa. Perdón por mi actitud, o error, y ¡viva Jesús!

El Superior de los Jesuitas de El Cairo me habló de que el P. Normand, Superior de Siria y Egipto quería proponerme la admisión de un buen joven belga que vi en El Cairo. Yo incluso lo habría llevado a Sudán; pero como viene del P. Boetman, que nos ha mandado tantos, le respondí que se dirigieran a usted, y me olvidé de avisarle. Pues usted verá. Lo cierto es que los Jesuitas de El Cairo me dijeron que es un joven bueno y capaz, pero no llamado a la Compañía de Jesús.


[6535]

Me duele lo de Jorge. Haga lo que mejor le parezca: también en Beirut puede hacer bien a su familia. Pero vea que no perdamos por ello a Virginia, que puede hacer por Africa más que dieciséis Hermanas de las nuestras. Estas son buenísimas; pero hic et nunc ninguna de ellas, ni Sor Victoria ni cualquier otra que yo conozca, vale lo que Virginia en los puntos importantes del apostolado práctico. Aunque Virginia y yo hemos sido víctimas de la calumnia (de lo cual no me avergüenzo, porque no soy culpable, como tampoco lo es Virginia, ni en un ápice, de aquello que bellacos o santos locos nos atribuyeron) tanto en Africa por los frailes, como en Verona y en Roma, esto no impide que ella sea un instrumento en manos de Dios para Africa del modo que Dios quiera. Ciertas pequeñas pruebas que son necesarias para los postulantes bisoños, no son oportunas, y desde luego poco reveladoras, respecto a quien ya ha ejercido el apostolado en el campo de batalla, como es Virginia, que aguantó al pie del cañón, y dio pruebas de virtudes heroicas en el duro y difícil campo de Africa. Si no tuviese grandes virtudes, ya se habría marchado. Y nuestra opinión sería que se le concediese el hábito religioso y se tuviesen con ella esos rasgos de caridad que merece una veterana del apostolado.


[6536]

Entretanto (por amor de Dios, no lo diga a la Superiora ni en el Instituto femenino, no sea que se desanimen, porque una Congregación cosmopolita como la nuestra no se forma en dos o tres años, sino que se necesita tiempo; pero sin duda se llegará a ello) en Jartum no funciona la escuela femenina, y las treinta y ocho familias orientales de Siria que están aquí son totalmente desconocidas de Sor Victoria (la cual es, no obstante, una buena y devota Hermana), que necesita llamar a D. Luis todos los días para dar el catecismo a las negritas; y muchas de esas familias vinieron a pedirme que llamase de nuevo a Jartum a las Hermanas de San José, o al menos a Sor Germana y Sor Ana (que es Virginia) para la escuela, etc. Ayer vino a verme un matrimonio de Alepo con dos niñas, y les pregunté por qué no las llevaban a las Hermanas; a lo cual me respondieron que no lo hacían porque nuestras Hermanas no escriben ni entienden el árabe. Es una gran mortificación para mí... Por tanto tengamos en cuenta a Virginia, que ha sido la más fiel de todas las Hermanas y misioneros hacia mi persona y hacia la misión. Y para mí, que he sido traicionado por tantos, y por los que me eran más fieles, la actitud de Virginia es motivo de profundo respeto y veneración hacia ella; y quisiera poder contar con cien Virginias; y me interesa tenerla y soportar incluso sus defectos, porque ha cumplido y cumplirá con su deber. El día en que me olvide de Virginia será aquel en que yo haya perdido el celo y el afecto por Africa. Pero como esto difícilmente ocurrirá, porque a velar por Africa me llamó Dios mismo, siempre pondré mis más altas esperanzas en Virginia, porque tiene cualidades eminentes, y más talento y coraje que todas nuestras Hermanas de Sudán, incluidas las Superioras.


[6537]

Sor Amalia está convencida de ello, aunque no la ha visto nunca, sino tan sólo por lo que ha oído a personas competentes. También Sor Victoria se alegraría de tenerla; mas por ahora conviene que siga en Verona, enseñe el árabe, y con la abnegación, la paciencia y la mortificación (porque ya sabe usted lo mucho que, por voluntad Dios, ha sufrido injustamente también en Europa) se haga santa, se perfeccione en las virtudes interiores y se prepare a realizar cosas mayores para gloria de Dios.

Por lo demás, todas las Hermanas veronesas que tenemos aquí son buenas, y Sor Victoria es un soldado. Por las razones mencionadas (se lo digo a usted sólo) dejo en Jartum a las piamontesas. Ultimamente han asistido día y noche a Gessi Bajá, que estuvo en las últimas, y me dijo que espera curarse por ellas, que son verdaderos ángeles. Y Gessi Bajá es un hombre que, como Gobernador General del Sobat, en el Ecuador, hizo fusilar y ahorcar en estos tres años más de cinco mil «chilabas», o traficantes de esclavos. Pues bien, éste no hace más que besar el crucifijo de las Hermanas por respeto. Así que ánimo, y adelante, que con la ayuda de Virginia saldrá muy beneficiada nuestra Congregación. Esto lo digo yo ahora que estoy y me adentro cada vez más en el peligro de morir; y lo digo en conciencia, como si estuviera en trance de muerte, y a pesar de lo que afirme cualquiera que no conozca la misión ni la verdadera Hermana de la caridad en Africa Central.


[6538]

Apruebo totalmente su idea de poner a cuatro liras al año nuestros Anales del Buen Pastor. Si se acuerda, también yo quería modificar la miseria de una lira anual. En suma, ponga los anales a cuatro o, mejor, a tres liras. A tres liras al año se tendrán más suscriptores y más plegarias. A tres es mejor. Habiendo tantas obras, muchos no querrían suscribirse a cuatro. Dé por seguro que no le faltarán relatos de los misioneros ni de las Hermanas. Animo, y tenga siempre presente que D. José Sembianti es y debe ser el primer Misionero Apostólico de Africa Central.


[6539]

Entre usted y yo y ciertos Jesuitas orientales de mi conocimiento (bajo la sombra benéfica del P. Vignola, Prepósito Gral., y los auspicios de Su Em.a el Card. de Canossa) hemos de hacer grandes cosas por Africa Central. Las misiones en el Nyanza de los Misioneros de Argel van al fracaso, aunque en Lyón se impriman maravillas al respecto: quien no camina derecho y por la sola gloria de Dios, no tiene las bendiciones. Esperemos que logren enderezar la situación, y que el Arzobispo de Argel se dé menos bombo y haga más, etc.


[6540]

En cuanto a D. Francisco Walcher, he hablado con dos compañeros suyos, D. Dichtl y D. José Ohrwalder. Ellos opinan que de ninguna manera debe ir a Gratz, sino quedarse en Verona, estudiar en los Estigmatinos y formarse bajo la dirección de usted. Respecto a la hermana de Francisco (e hija mía), que asista a su hermana Ana hasta que Dios quiera: está contentísima de que él se quede en Verona. Desde allí me escribe Francisco: «He encontrado aquí todo tan en orden que no se puede pedir más. La dirección (ahora, se entiende) es buena y firme; pero lo que hizo Grieff no ha pasado todavía, y ésta es la causa por la que no encuentro total tranquilidad». Le digo esto para su gobierno; y bórrese de la memoria aquel pérfido sujeto. Cuando (lo he sabido aquí) volvió de colonia con 6.000 francos, dijo a D. Pablo: «Se los doy a condición de que yo sea Superior en Verona o en El Cairo». A Alberto le ordenó aquí que no hablase nunca con los árabes, e hizo cosas mucho más graves contra bastantes compañeros. El Superior del Seminario de Londres, cuando Grieff pidió marcharse, dijo a D. Bouchard: «El que se vaya es una bendición para el Colegio: es increíble cuánta malicia y perversidad se encuentra en esa alma, etc., etc.»


[6541]

Volviendo al diácono D. Juan, ¿por qué tras el hundimiento de la obra de Ortalda no se dirigió enseguida a Verona?... Esto es lo que me lleva a sospechar que a él no le importa nada la misión. Y que habiendo intentado (sin éxito) hacerse sacerdote en su diócesis, y al verse no aprobado, haya recurrido a Verona... Piense en esto, y sepa decidir también al respecto.

De Roma me ha llegado noticia de que nuestro Emmo. Obispo publicó una hermosa Pastoral sobre la Propagación de la Fe, y que citó los importantes subsidios recibidos por Africa Central y por las Canossianas de China. Le ruego que agradezca de mi parte a Su Eminencia el haber incitado a la Prop. de la Fe y a la Santa Infancia a socorrerme. De la Obra de las Escuelas de Oriente me llega poco, porque la misma es monopolio de Mons. Lavigerie, y porque raramente escribo allí. Sólo recibo 600 francos o poco más al año, y esto gracias al Fundador de esa Obra y mi querido amigo Mons. Soubiranne, hoy Obispo de Belley, que cuando era el Director me daba hasta 2.000 fr.


[6542]

En cuanto a las cartas que los antiguos misioneros escribieron a D. Bricolo, las busqué aquí en Jartum y las encontré intactas y aún atadas, tal como D. Squaranti las recibió de D. Bricolo. Echándoles un vistazo, entre ellas vi también algunas mías y de D. Oliboni; pero el grueso de la correspondencia son cartas a D. Bricolo del difunto D. Dalbosco: este santo sacerdote compañero mío y primer Rector del Insto. Africano de Verona, cuando lo abrí en S. Pietro Incarnario, informó desde Jartum a D. Bricolo sobre muchas cosas. Creo que buena parte de esas cartas pueden servir para nuestros Anales, con el permiso de D. Bricolo; así que se las mandaré a usted cuanto antes. Avise de ello a D. Bricolo, y dígale que como confió en D. Squaranti puede confiar en usted. Salúdele y déle las gracias de mi parte por el hermoso libro, que publicó traducido del francés. Yo le escribiré cuando tenga tiempo.


[6543]

Me han llegado noticias de D. Moron; yo lo bendigo, y que él rece por nosotros. Respecto a Sestri (no tengo tiempo de escribir a D. Angel ni a la excelente Sor Matilde) haga lo que mejor crea en el Señor, y manténgase en contacto con aquel Rmo. Can. Arcipreste, al que transmitirá mis saludos. Don Luciano me conoce a fondo, y sin duda sabrá perdonarme si no le escribo. Desde la muerte de su cuñado quería escribir a su hermana Angelina, pero nunca encontré el momento. Déle mis cordiales saludos, y que rece por mí.


[6544]

Esta mañana he bautizado solemnemente a cinco adultos, entre los cuales elegí a un chico Denka de 18 años, muy bueno y piadoso, para darle el nombre pedido por Miterrutzner de Enrique (Rex) Ana María. Escogí un Denka porque Mitterrutzner es el autor de la primera gramática y diccionario de la lengua de los Denka. Este joven, negro como el carbón, y natural de Toi (país de los Denka), mide 1,82 de estatura, y por tanto es bastante más alto que yo. Como no conoce el árabe, hice que se le enseñase en denka; luego lo examiné y vi que conocía bien el catecismo, y muy bien el espíritu de nuestra santa fe. Lo instruyó Kheralla (que conoce bien a D. Beltrame). El chico llama A-Guer, que significa blanco, virgen, etc., y es verdaderamente blanco de alma. Tras su bautizo esta mañana, en el que fue su padrino mi fiel sirviente americano Domingo Correia, D. Luis extendió la correspondiente partida de bautismo, en la que figura como Enrique Rex) Ana María A-Guer, y que voy a enviar a Mitterrutzner con el correo de hoy. Son cuatro varones y una hembra. Y hay todavía muchas catecúmenas que bautizar, pero aún no están suficientemente preparadas.


[6545]

Le envío también el certificado de defunción de D. Domingo Noia para Barletta, visado por el Cónsul italiano. Ya escribí desde Jartum a Nöcker, de la Sociedad de Colonia, y estamos preparando informes para la misma.

Desde hace más de un año tengo por pagar la cuenta del Cab. Melandri, al que encargué que me trajera de Nápoles libros de filosofía, y que, por lo servicial, es uno de mis principales corresponsales en Roma. Le pedí que tuviera la bondad de esperar, porque yo aguardaba el momento propicio de rogar a Propaganda que pagase, etc. Pero después del favor de los 10.000 francos, por ahora no es cuestión de recurrir a ella, y espero la ocasión de destinarle alguna de las pequeñas limosnas dirigidas a mí. Le aviso a usted de esto; pero el pago espero efectuarlo yo. Al Cab. Melandri, Director de la Imprenta Polígl. de Propaganda, y a Tanfani, en San Luis de los Franceses (por dos cojines que están en Verona), trataré de pagarles yo dentro de poco, a menos que me muera, en cuyo caso les pagará usted.


[6546]

El mejor medio de mandar cajas directamente a Jartum es enviarlas por la ruta de Génova, Suez y Suakin, y dirigidas a mí, porque sólo a mi nombre no se paga aduana ni en Alejandría, ni en Suez, ni en Suakin; de otro modo se paga el ocho por ciento del valor de cada mercancía, como ocurrió con Legnani. Se pone esta dirección:



Para Monseñor Comboni, Obispo de Jartum

a Suakin, en el mar Rojo (transbordo en Suez)



y se mandan a la Compañía Rubattino, de Génova.

Los dos sacos de arroz de Grigolini y la cera de Montorio han llegado ya a Berber.

Mi agente en Alejandría es el Sr. Germán Carcereri.

Mi agente en Suakin, Monsieur A. Marquet.

Las cosas que se envíen deben ir dirigidas a mí y consignadas a mis agentes.

Mi Procurador de Suez es el Sr. Zahr, Vicecónsul de Bélgica (es griego cismático y no sabe más que el árabe, pero dispone de escribientes en todas las lenguas; por eso puede usted escribir también en italiano, pero claro).


[6547]

Cuando mande objetos de valor a Alejandría, entonces ponga mi dirección, consignando el envío al I. R. Cónsul austrohúngaro en Alejandría.

En ulteriores cartas le daré los nombres de mis agentes en otros lugares.

Pasando a otra cosa, en su carta n.° 11 leo sobre Sestri: «tanto el material del que desde hace diez meses se sirven las Hermanas como los otros gastos que ab initio se acordó (¿es verdad esto?) pagar de inmediato, etc.» Ni he acordado nada, ni entiendo nada, ni hay en eso nada de verdad; así que usted conteste que le presente el escrito por el que me obligué a ello.

Le bendigo a usted y a todos/as, y rece por su afmo.


† Daniel Obispo


1033
His Father
0
Khartoum
05. 03. 1881

N. 1033; (988) – TO HIS FATHER

ACR, A, c. 14/129

Khartoum, 5 March 1881

Brief Note.

1034
Fr. Giuseppe Sembianti
0
Khartoum
09. 03. 1881

N. 1034; (989) – TO FR GIUSEPPE SEMBIANTI

ACR, A, c. 15/112

N. 9

Khartoum, 8 March 1881

Dear Father,

[6548]

Esta mañana partió para el Kordofán nuestra gran caravana de más de treinta camellos, en la que van cuatro Hermanas, D. Luis, D. Bartolo, D. Rosignoli, Isidoro, etc., etc. Las provisiones las mandé hace veinte días. Como tengo mucho que hacer aquí, dentro de cinco días marcharé solo hacia allá; y dado que iré a buen trote para ganar tiempo, estoy seguro de alcanzarlos a todos en sólo diez días, para entrar juntos en la capital del Kordofán. Por otro lado, encontrándome sin dinero, me veo en la necesidad de tomar aquí en préstamo mil táleros.

He dejado de Superior en Jartum a D. Arturo Bouchard, hombre firme y de gran abnegación, que hace lo que D. Luis y yo, y sobre todo los dos alemanes D. Juan Dichtl y D. José, y Francisco Pimazzoni, que no probamos apenas el vino, sino que bebemos merisa. Su ayudante es Dichtl, con quien Francisco estudia admirablemente, entre otras cosas, el catecismo romano. Bescir se queda también aquí como catequista y para los encargos con Gabriel y con Domingo el jardinero.

Le ruego que ordene pagar en Viena o enviar al librero Mayer 4 florines y 8 kreutzer.


[6549]

Por otro lado, como la caja más llena está en Verona y la más vacía en Sudán, hoy he escrito al Bon Marché (Mme. Vve. Boucicaut) de París, dando orden a ese inmenso establecimiento, en el que he encargado los atuendos blancos para todas las Hermanas de Africa y para todos los misioneros (que se pusieron muy contentos con los sombreros grises que les traje de Roma, y el I. R. Cónsul austrohúngaro se felicitó de ello conmigo), de que le manden la factura a usted, que pagará de inmediato (en metálico o por medio de letra, porque siempre mandan la mercancía a condición de cobrarla a su entrega). Encargué 1.000 metros de satinette [o rasete = raso de calidad inferior], así como género para velos azules, y otras pequeñas cosas.

Está bien que se tenga el dinero en Verona mientras Dios así lo quiera. Bendigo al Insto. masculino, al femenino y a usted, y ruegue por



Su afmo. † Daniel Obpo.


1035
Contract with Al-Nur ibrahim
0
Khartoum
09. 03. 1881

N. 1035; (990) – CONTRACT WITH AL-NUR IBRAHIM

ACR, A, c. 22/3 n. 1

9 March 1881

Contract for the establishment of the church in Khartoum.

1036
Fr. Giovanni Beltrame
0
Khartoum
12. 03. 1881

N. 1036; (991) – TO FR GIOVANNI BELTRAME

AMV, cart. “Missione Africana”

Khartoum, 12 March 1881

Dearest Fr Giovanni,

[6550]

No puedo resistir el deseo de darle dos noticias: una mala y otra buena. La mala es la muerte de nuestro querido Kheralla, el que tanto nos ayudó (y especialmente a usted) a sacar fuera de las sombras la lengua de los Denka: usted conoce la vida y milagros de este incomparable cristiano, que vivió como un santo y ha muerto como un santo. Ya tendrá ocasión de ver una estupenda biografía que sobre él está haciendo el excelente D. Juan Dichtl, alumno de mi Instituto Africano de Verona, al que he destinado aquí a Jartum.


[6551]

La buena noticia es... adivine... Fransis (su compañero del viaje a Benishangol... por fin se ha colocado... Ha tomado por esposa una de las más bellas abisinias de Jartum, antigua concubina de un griego, que luego fue convertida al catolicismo por una de mis Hermanas árabes de Jartum, y que estuvo tres años aquí en la misión. A esta buena muchacha, de unos veintitrés años, la habían pedido por esposa incluso comerciantes; pero ella siempre declaró que deseaba permanecer soltera, o casarse con un buen católico aunque fuese viejo. Pues bien, Fransis, ese hábil albañil, es viejo, y encima se ha quedado todavía más bajo de estatura, y sin voz. Los casé el último domingo de carnaval, y ayer pregunté a la esposa si estaba contenta. Me contestó: «Ana fil fardús... estoy verdaderamente contenta, y permaneceré agradecida a ti, padre mío, hasta la muerte, porque me has dado por marido al hombre más bueno que jamás he conocido». Vino luego Fransis a mi salón, y tras preguntarle igualmente si estaba contento, me contestó arqueando los dedos del modo que usted sabe tan bien imitar: «Sí, estoy contento... Me ha hecho usted de verdadero padre... ahora estoy colocado». Ha regalado a su esposa un rico collar de oro y brazaletes también de oro, etc. Le manda a usted muchos saludos.


[6552]

En El Cairo tuve una larga audiencia con el nuevo Jedive, el cual ordenó que me dieran facilidades todos los gobernadores de los lugares por donde yo pasara con mi numerosa expedición de dieciséis Hermanas, misioneros, artesanos, etc. De este modo, con mi nutrido grupo, en sólo veintinueve días fui desde El Cairo hasta Jartum. En Suakin me detuve cinco días, y apenas llegado a Berber vi el vapor que por orden del Jedive me había enviado el Gran Bajá, el Hokomdar, para llevarme a Jartum, y que me esperaba desde hacía once días.


[6553]

En Jartum encontré a Gessi Bajá, el terror de los traficantes de esclavos en el Bahar-el-Ghazal (donde hizo ahorcar y fusilar más de cinco mil chilabas). Enfermó aquí gravemente, y los médicos lo desahuciaron. En casa del agente consular italiano Calixto Legnani, donde se alojaba, yo lo puse al cuidado de nuestras Hermanas, y con unas atenciones continuas, y con la ayuda de un buen médico alemán, conseguimos que se recuperase. Ayer marchó en un vapor hacia Berber, e irá a Verona para conocer a mi Rector y mi Instituto femenino, porque dice que lo han salvado mis Hermanas. He mandado hacia el Kordofán y Gebel Nuba una caravana de más de treinta personas; y yo con mi camarero, y acompañado de Slatin, el Gobernador General de Darfur, saldré para allá en dromedario la semana próxima, y en cinco días llegaré a El-Obeid. Saludos a D. Tomba, a Betta, a los sacerdotes, a Canterane, al Dr. Baschera y a D. Mamolo.



Su afmo. amigo

† Daniel Obispo


1037
Fr. Giuseppe Sembianti
0
Khartoum
12. 03. 1881

N. 1037; (992) – TO FR GIUSEPPE SEMBIANTI

ACR, A, c. 15/113

N. 10

Khartoum, 12 March 1881

Dear Father,

[6554]

He hallado las cartas de D. Bricolo, que mandaré con Calixto Legnani el próximo verano. Casi todas están escritas por D. Alejandro Dalbosco, primer Rector del Instituto Africano de Verona, y en ellas encontrará usted mucho para el Buen Pastor. Ayer murió Kheralla, un negro cuya biografía escribirá Dichtl, y al que conocía D. Beltrame (hoy le he escrito una carta dándole la noticia): un santo negro, un Denka. Yo nunca había visto un cristiano tan profundamente convencido y penetrado y educado por la gracia, al menos entre los negros. Y pocos conozco en Europa comparables en santidad, virtud, rectitud, etc. Si puedo, con una carta mía proporcionaré datos a Dichtl; pero convendría que fuera usted a ver a D. Beltrame, para que él le suministrase alguna información al respecto.


[6555]

Don Beltrame perfeccionó con Kheralla el diccionario y gramática del denka. (En secreto: Sólo la paciencia que tuvo Kheralla con D. Juan Beltrame, que le regañaba y le hacía reproches cuando no comprendía una palabra denka, basta para deducir que Kheralla era un santo. Pero D. Beltrame –que sólo tenía momentáneamente esos arrebatos, porque así los producen las fiebres del Sudán, y luego se volvía pacífico– conoce bien la firmeza de la fe y las virtudes del negro Kheralla.)


[6556]

Gessi Bajá, que mandó fusilar y colgar más de cinco mil chilabas, o comerciantes de carne humana, para destruir la esclavitud (y yo, con todos los misioneros que conocen estos lugares, digo que hizo bien), se ha curado; y su restablecimiento llega hasta tal punto que ayer pudo partir con el vapor para El Cairo. El atribuye su curación (habiendo estado desahuciado por los médicos e incluso por mí, yo digo que se debe más bien a Dios y a su coraje) a la misión, y especialmente a nuestras Hermanas, que lo asistieron día y noche. Por eso me ha pedido una carta para usted, porque quiere ir expresamente a Verona a verle a usted y a las Hermanas para expresarles su agradecimiento. Me pidió también una carta para mi padre, al que desea visitar en Limone. Gessi Bajá era Gobernador General del Sobat, en el Ecuador (un territorio más grande que tres veces toda Francia), y con su valor y coraje fuera de lo común, sin igual, domó a los rebeldes. Y lo hizo sin disponer de fuerzas competentes, porque el Gobierno turco no le daba lo necesario, temiendo que aboliese de hecho la esclavitud.


[6557]

No obstante, el Gobierno se vio obligado a nombrarlo General Bajá, para acallar las insinuaciones sobre todo de Inglaterra, y a colmarlo de condecoraciones. Cuando encontrándose próximo a la muerte le insté con buenos modos a confesarse, movió la cabeza y me dijo: «Pido perdón a Dios por todos mis pecados: yo tengo más fe de lo que creen ustedes. Pero eso de contar mis miserias a otro hombre, y más a mis cincuenta años de edad, es algo a lo que no me creo obligado, y que Dios no me exige...» Aun así empezó un poco, y luego dijo: «Permítame que descanse». Después (una vez que hube salido de la habitación que él ocupaba en casa de Calixto Legnani, donde se alojaba) dijo a Legnani: «Monseñor quiere que me confiese: soy demasiado viejo, etc., etc.» Pero Sor Victoria le cosió en la camisa una medalla de Nuestra Señora del Sagrado Corazón; y yo, por medio de Sor Francisca, que se la mezcló con la medicina, le di a beber agua que Virginia me había traído de Lourdes. El caso es que por su coraje, y quizá también gracias al Señor y a la Virgen (aunque yo creo que ha sido la Virgen), empezó a mejorar; y con gran sorpresa del médico y de todos, se curó.


[6558]

Gessi Bajá es un verdadero héroe. Y pese a que nunca ha sido practicante de la religión, siempre ha tenido afecto a los sacerdotes, y fue él quien un día, sin pedirme ningún papel, me prestó 20.000 francos, etc... En suma, irá con su mujer (que está en Trieste, y con la que se casó hace veinte años): recíbalo bien. También fue él quien hace dos años me invitó a fundar una misión en el Bahar-el-Ghazal, donde él iba a correr con todos los gastos de la implantación de dos grandes establecimientos, etc., etc. Es un héroe lleno de virtudes y de pecados. Como mantenía una abierta enemistad con su superior Rauf Bajá, yo lo arreglé todo con los Cónsules para que se le diesen sus pagas, una segunda gratificación de mil libras egipcias (26.000 francos oro) y se pusiese a su disposición un vapor y una dahhabia, tras lo cual ayer jueves se marchó en dirección a Berber.


[6559]

No pudiendo yo escribir a mi padre para comunicarle la visita de Gessi, hágalo usted. Incluso sería mejor que mi padre estuviese por esa época en Verona, porque al no tener medios para recibirlo convenientemente, se asusta y tiembla como una hoja. Esto será en verano o después. Aquí dejo de Superior a Arturo Bouchard, asistido por el estupendo y valioso Dichtl, que enseña a Francisco Pimazzoni. Les he ordenado: «Durante un año tienen que hacer como si Pimazzoni no existiera: él únicamente debe estudiar». Yo no entiendo a esta Sor Victoria (es una verdadera misionera, y todavía mejorará cuando haya estudiado el árabe): o el cáncer que se le manifestó en el Kordofán es algo que se imaginaron ella, Sor Grigolini y D. Fraccaro, o Nuestra Señora del Sdo. Corazón ha hecho un estrepitoso milagro; porque se encuentra sana y fuerte, está en todas partes, se pasa las noches enteras cuidando a los enfermos y por la mañana está en su trabajo y conmigo y en todos lados, come con apetito y de todo, y goza de perfecta salud (pero dice que sabe y siente su mal). Don Bonomi cree que el cáncer nunca ha existido. Yo aún no soy capaz de dar un juicio. Su médico protestante, que está aquí en Jartum, y que curó a D. Bartolo, dice que es cáncer y que sus medicinas la han sanado. Espero a expresar mi juicio cuando me encuentre en el Kordofán.


[6560]

Le mando a usted una carta escrita por el difto. D. Alejandro Dalbosco a D. Bricolo el 9 de junio de 1858, la cual me saltó a la vista entre las del paquete de D. Bricolo. Kheralla, que todos los días venía a preguntar cuándo llegaba yo, es un verdadero santo del cielo, que rogará por Africa. Había obtenido de mí el ir a su tribu a predicar el Evangelio cuando yo fuera al Bahar-el-Ghazal.

Muchos respetuosos saludos a Su Eminencia, al Rmo. P. Vignola, a D. Luciano, a la Superiora, etc.

Suyo afmo. † Daniel Obispo


Recibo la nota de la Imprenta Políglota sin sus cartas.


1038
Fr. Giuseppe Sembianti
0
Khartoum
12. 03. 1881

N. 1038; (993) – TO FR GIUSEPPE SEMBIANTI

ACR, A, c. 27/17 n. 1

Khartoum, 12/3 81

Brief Note.

1039
Fr. Giuseppe Sembianti
0
Khartoum
14. 03. 1881

N. 1039; (994) – TO FR GIUSEPPE SEMBIANTI

ACR, A, c. 18/32

Khartoum, 14 March 1881

Brief Note.

1040
Card. Luigi di Canossa
0
Khartoum
15. 03. 1881

N. 1040; (995) – TO CARDINAL LUIGI DI CANOSSA

ACR, A, c. 14/104

Khartoum, 15 March 1881

 

Most Eminent and Reverend Prince,

[6561]

Hoy cumplo 50 años. ¡Dios mío!, se vuelve uno viejo a la carrera, sin hacer nada. Bien es verdad que me encuentro ante un Vicariato –el más laborioso y difícil del mundo– que marcha bastante bien y llegado a un punto, merced a la gracia divina, que hace ocho años yo no habría creído nunca ver, dados los enormes obstáculos que vislumbraba, y a cuyo progreso Dios ha querido que yo también pudiera contribuir con mi granito de arena. Pero después de todo es una gracia si no he servido sólo de estorbo y puedo exclamar con toda razón lo que el Apóstol: servus inutilis sum. Y ese poco lo he hecho únicamente por el apoyo poderoso que he tenido de V. Em.a Rma. Por tanto digamos sin más: servi inutiles sumus.


[6562]

Le agradezco infinitamente la afectuosa Circular que su celo apostólico le ha llevado a publicar en pro de la Propagación de la Fe y de la Santa Infancia, en la cual ha tocado en esbozo el tema de Africa Central. Espero que dicha Circular dará resultado quoad pecuniam et quoad vocationes, pues tal es precisamente la idea del sapientísimo León XIII. Ya verá cómo surgen también las vocaciones al sacerdocio; porque las diócesis que dan más misioneros, dan asimismo mayor número de sacerdotes. Los tiempos son difíciles; pero Cristo, que puede con todo y no muere, acabará metiendo en cintura a los pecadores.


[6563]

Estoy abrumado por las visitas de todos los europeos, así como de turcos, etc., que saben que es mi cumpleaños. Y esta noche, con toda su corte de Bajaes, Beyes y Mudires, etc., vendrá a presidir nuestra mesa el Hokomdar, es decir, Rauf Bajá, Gobernador General de Sudán, que manda en un territorio (todo él bajo mi jurisdicción) tan grande como cinco veces toda Francia. Nuestra caravana, compuesta de treinta personas, que, guiada por el muy esforzado y capaz (aunque algo áspero y tosco) D. Luis Bonomi, y a la que yo debía alcanzar en tres días, ha entrado ya en el desierto. En ella iba también D. Rolleri; pero como había estado recientemente enfermo, tuvo miedo de que volviera a hacer presa en él la fiebre, por lo cual prudentemente decidió volverse atrás (en lo que hizo bien), y está aquí. Ha cambiado mucho en cuanto a sus ideas, porque hablando con algunos ha dicho que no creía encontrar tanta actividad ni tanto bien en Jartum. Realmente no se halla en condiciones de hacer nada, y está siempre en su habitación. Pero aunque hace casi un mes que no dice ni misa ni oficio, no deja de ser útil por su buen ejemplo, buena conducta y piedad. Su Excelencia el Bajá me ha hecho hoy saber que, para facilitarme el viaje, el viernes o el sábado pondrá a mi disposición (gratis, se entiende) un vapor que me lleve a Tura-el-Khadra, desde donde en sólo seis días podré llegar en dromedario al Kordofán.


[6564]

He logrado grandes cosas del Gobierno egipcio y de este virrey-gobernador general. He dicho y probado que la misión católica es el más poderoso medio de civilización, y que está aquí instalada para civilizar a los negros haciéndolos cristianos, para coadyuvar a la abolición de la trata de esclavos, etc., etc. Y este gobernador musulmán me ha prometido toda su protección; y como en Gebel Nuba se sufren los ataques de ladrones y beduinos que se llevan personas e incluso nuestras provisiones, el Bajá ha dispuesto (pero le hicimos llegar la orden de arriba, sea dicho entre nosotros, hasta de esa peste de Inglaterra) mandar un contingente de 200 soldados para defendernos. Yo lo he rechazado por ahora; pero cuando venga un comisario europeo a ponerse al frente de la expedición, entonces aceptaré. Entretanto me ha ofrecido todas las ayudas, y ha mandado orden al Bajá del Kordofán de que se ponga a mi entera disposición, y de que responda a cualquier petición mía y me conceda hombres y cuanto haga falta.


[6565]

Pero basta por ahora. Cuando haya efectuado la visita al Kordofán y a Gebel Nuba (saldré en el vapor el sábado por la tarde, festividad de San José), le mandaré un breve y exacto informe. Espero que, a pesar de todas las dificultades, la Misión haga progresos. Por caridad: que en Verona se estudie el árabe, sobre todo por parte de las Hermanas, porque una de ellas que lo sepa hace tanto como diez buenas Hermanas que lo ignoren.

Le deseo unas felicísimas fiestas pascuales en nombre de todo el Vicariato, y también al Marqués Octavio.


Su devotmo hijo † Daniel Obispo