Comboni, en este día

En una carta a Elisabetta Girelli (1870) desde Verona se lee:
Estamos unidos en el Sacratísimo Corazón de Jesús en la tierra, para luego unirnos en el cielo eternamente. Es menester recorrer a paso largo los caminos de Dios y de la santidad, para no detenerse más que en el paraíso.

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Nº Escrito
Destinatario
Señal (*)
Remitente
Fecha
991
Card. Giovanni Simeoni
0
Cairo
21.12.1880

N. 991; (949) – TO CARDINAL GIOVANNI SIMEONI

AP SC Afr. C. v. 8, ff. 1122–1125

J.M.J.

Cairo, 21 December 1880

Most Eminent and Reverend Prince,

[6190]

En vano hasta ahora he implorado y esperado socorro en las dificultades en que me ha puesto la quiebra de Brown. Pero el querido San José no falla nunca: estando él por medio, seguro que la S. Congr. me concederá la ayuda.

Entretanto, con la mayor diligencia he puesto en orden mis asuntos de El Cairo, ayudado por los sabios consejos de los RR. PP. Jesuitas, que tanta bondad muestran hacia mí, aunque indigno, y hacia mi Obra, la cual, aunque ardua y laboriosa, es toda de Dios; y con el próximo correo le daré particular y detallada cuenta de ello.


[6191]

Con gran placer por mi parte he encontrado Egipto, que es el más importante cuartel general y más adecuado punto de partida para la cristiana regeneración de casi la mitad de toda Africa, dotado de una importantísima institución que faltaba en esta clásica tierra, y que es absolutamente necesaria para el elemento femenino de clase noble y acomodada: se trata del pío Instituto des Dames de la Mère de Dieu, gobernado por una sabia Superiora, y que ya prospera admirablemente. Está situado cerca de mis establecimientos, por lo cual lo he visitado varias veces, y me he sentido edificado. Su Alteza el Jedive me ha manifestado lo mucho que le complace ver surgir tan buen Instituto, y ha ingresado en el mismo como alumna una hija adoptiva suya a la que él declaró princesa, la cual, aunque de sólo ocho años, después de besarme la mano, me dijo con desparpajo que estudiará y se portará bien; pero luego, cuando bendije a las nobles señoritas arrodilladas en el salón, tuvo igualmente el desparpajo de permanecer en pie.


[6192]

Vi también a la hija católica del judío Blum Bajá, Ministro de Finanzas, quien me declaró que estaba contento de que su hija fuese católica y fuera educada por las Hermanas. Pero el mejor elogio de estas Damas de la Legión de Honor me lo han hecho los Jesuitas que las dirigen, al decir de ellas que son religiosas de primer orden. Con todo esto trato de expresarle mi satisfacción de que mis Hermanas Pías Madres de la Nigricia estén cerca de este digno Instituto, del que pueden aprender y tener ejemplos edificantes y provechosos.


[6193]

He visitado a todos los Ministros del Jedive de Egipto, tanto turcos como judíos, y algunos de ellos me han devuelto la visita; y el Excelentísimo Sr. Barón de Schoeffer, Ministro Residente de Su Majestad Apostólica, me ha prestado todas las ayudas necesarias para mi importante expedición. Pero la acogida más cordial la tuve de Su Alteza el Jedive, viejo conocido mío, quien después de hacer que nos sirvieran cigarros y café se entretuvo conmigo más de tres cuartos de hora, y me mostró su plena satisfacción de que yo le escriba y le informe desde Africa Central (donde posee un territorio que unido a Egipto es cinco veces mayor que Francia, como aparece en la nueva Geografía editada en Tours por Mame en 1880 : Cours spécial de Géographie pour l’enseignement primaire, pág. 242, y como yo siempre he mantenido). Además me prometió:


[6194]

1.° Escribir una cálida carta de recomendación dirigida a S. E. Rauf Bajá, Gobernador General de las Posesiones Egipcias en Sudán, residente en Jartum, ordenándole que proteja a la misión y a mí, y que me ayude en todo lo que pueda. Pero con Rauf Bajá ya mantenía yo buenas relaciones.

2.° Ordenar al mismo Gobernador General que envíe desde Jartum un vapor del Estado a recogerme en Berber (son cerca de 300 millas con cataratas, que en ocasiones he tardado veinte días y hasta un mes en recorrer).

3.° Ordenar al Ministro de Finanzas que reciba en El Cairo el dinero de la Misión y me lo haga pagar por la Mudiría de Jartum. Esto es un gran favor, porque así la Misión ya no necesitará depender de negociantes usureros de Sudán en cuanto al descuento de las letras de cambio, las cuales podremos negociar en El Cairo. Dicho Ministro me ha comunicado ya que ha recibido esas órdenes de arriba, y que las cumplirá con exactitud.


[6195]

Finalmente, el fanático turco que ocupa la cartera de Asuntos Exteriores me ha dado un firmán para que mi expedición reciba ayuda de todas las autoridades, y para que pase libre de toda inspección y pago las aduanas de Suakin y de Jartum; y S. E. el Presidente del Consejo de Ministros y Ministro del Interior, Riaz Bajá, antiguo conocido mío por asuntos geográficos africanos, me concedió otro firmán para todos los Gobernadores del Jedivato egipcio, que se extiende hasta los Nyanza y los confines del imperio de Waday, con orden de proteger a la misión y a mi persona en todo, y mediante el que se nos permite portar armas y municiones, etc. (lo que generalmente está prohibido), algo muy conveniente por ejemplo en Gebel Nuba, porque los Bagara y los nómadas Beduinos son proclives a robar, molestar, etc.


[6196]

Había decidido salir de Suez con el Rubattino, que debía zarpar de ese puerto el 20 del actual diciembre. Pero lo mismo que no estuvo allí el día 6, no ha estado el 20, porque salió para la bahía de Hassab sin tocar Suakin. Ahora se me anuncia que zarpará hacia Suakin un vapor el 6 de enero; pero yo, como gato escaldado, huyo hasta del agua fría, y he resuelto salir de Suez el 31 con el vapor turco, en el que (gracias a la cooperación de un alto personaje de esa nacionalidad) he conseguido una rebaja del 60% para quince personas, y se me hace pagar sólo una cuarta parte del transporte de las ochenta cajas que llevo conmigo a Africa Central.


[6197]

He encontrado Egipto en mejores condiciones que antes, gobernado con más sabiduría y menos dureza que en tiempos anteriores. El actual Jedive es un joven de buen corazón y buenas intenciones, y honrado. Si bien no tiene la inteligencia y el talento del padre, o primer Jedive, que ahora está en Roma, tampoco tiene la malicia, la doblez y la corrupción de éste, el cual hizo mucho bien a Egipto, pero también mucho mal; y la corrupción llegaba al extremo. Era un hombre lleno de virtudes y de defectos. El fellah está contentísimo ahora de pagar una sola vez, obteniendo el correspondiente recibo, mientras que antes pagaba varias veces un mismo impuesto y era apaleado. Y si antes en la Administración todos robaban, ahora los que lo hacen no llegan ni a la cuarta parte.


[6198]

Además he constatado con mis ojos y con mi nariz el bien que hacen en El Cairo los Jesuitas; he visitado sus escuelas y visto la cultura que dan a sus alumnos, especialmente coptos. Según mi corto entender, la venida a Egipto de estos granaderos del apostolado católico ha sido una gran bendición para Egipto. Yo conozco el país desde hace muchos años, y estoy en comunicación con la clase más elevada católica y acatólica, con la clase media y con la baja, y conozco bien la masonería, el lodo y la crema de Egipto. Me he quedado impresionado al ver cómo sin mostrarlo, con calma y prudencia, han husmeado por todas partes y se han percatado perfectamente de los problemas y la situación del pueblo egipcio. Son sólo tres sacerdotes, con dos escolásticos y algún laico; pero lo saben todo. Y hay que ver cómo saben llegar al punto débil de éste o de aquél, y cómo preparan las cosas para llevarlo al bien, hacia Dios. Ayer, el Superior de ellos me llevó a ver a Linant Bajá, católico, que fue ministro de Obras Públicas durante cuarenta años, y al que yo conozco desde hace veinte; se trataba de preparar el terreno, siguiendo un plan previo, para que se confiese, etc. El hombre tiene 82 años, y ha poblado Egipto de hijos de todos los colores, teniendo especial cuidado en hacerlos bautizar apenas nacidos, etcétera.


[6199]

Es un alma que de seguro los Jesuitas lograrán salvar. Pero entretanto yo he constatado:

1.° Que los Jesuitas, a pesar de las logias masónicas y de la chusma europea que perturban Egipto, son altamente estimados por la generalidad de los egipcios, y hasta por los turcos y los orientales.

2.° Que si tuviesen un gran templo o iglesia, donde se les permitiese predicar la palabra de Dios y confesar, pronto acudiría mucha gente, porque en Egipto están ávidos de la palabra de Dios e irían todos a escucharlos. En cambio, hasta ahora tienen una sala por capilla.


[6200]

Perdóneme, Emmo. Príncipe, si he tocado temas que están fuera de mi competencia. Pero Egipto es la llave de media Africa, y a mí, un humilde e indigno obrero de Africa, me importan mucho los asuntos de Jesucristo y de la Iglesia, sobre todo los africanos. Los intereses de Africa Central, de Abisinia y de los Gallas, en suma, de toda la altiplanicie etiópica, están estrechamente relacionados con Egipto (digo intereses religiosos), y le demostraré todas las veces que pueda esta importante aseveración.

Mientras, le deseo felices fiestas y próspero año nuevo, y ruego de su bondad que haga llegar estos mismos deseos al Santo Padre, a Mons. el Secretario, etc. Besándole la sagrada púrpura, me declaro


De V. Em.a indig., obedmo. hijo

† Daniel Comboni Obispo


992
Fr. Vincenzo Marzano
0
Cairo
26.12.1880

N. 992; (950) – TO FR VINCENZO MARZANO

ACR, A, c. 15/57

J.M.J.

Cairo, 26/12/1880

My dear Fr Vincenziello

[6201]

Dentro de unos días visitaré tu iglesia, de la que me hablan maravillas.

Me alegro mucho de esta gran obra, que es gloria de Dios y una nueva prueba de tu celo. Y como un premio a tus fatigas (además del que sin duda encontrarás el cielo) te confirmo mi paternal satisfacción. Pero te confío que aún mayor satisfacción he sentido al ver y palpar la verdad, en contra de lo que decían aquellos bribones, de los que el mundo está lleno, que te calumniaron a más no poder.


[6202]

Pero yo, prudentemente, nunca quise hacerte saber nada, esperando que ellos mismos dejasen al descubierto sus mentiras, como en efecto ha ocurrido, etc., etc., para que quedasen bien corridos y sin que se turbase la paz de tu noble corazón, que ama tanto a Africa como el mío. Una prueba más vino a confirmarme en mi poca fe en los santos que comen.

Mas no quiero que esto te sirva para engreírte: homines sumus, y siempre susceptibles de dar un buen traspié.

Antes ruega por ellos al Señor (como hago yo) y alaba y da gracias a la Justicia de Dios en mí, que soy y seré siempre tu Padre.


Te bendigo con todos.

Tuissimus † Daniel


993
Declaration
0
Cairo
27.12.1880

N. 993; (952) - DECLARATION

ACR, A, c. 26/34 n. 2

Cairo, 27 December 1880

Declaration of the blessing of the land for the chapel in Cairo.

994
Note
0
Cairo
28.12.1880

N. 994; (952) – NOTE

ACR, A, c. 22/3 n. 3 and 4

Cairo, 28 December 1880


Note on the plan for the Church of the Sacred Heart.

995
Fr. Giuseppe Sembianti
0
Cairo
28.12.1880

N. 995; (953) – TO FR GIUSEPPE SEMBIANTI

ACR, A, c. 15/105

J.M.J.

Cairo, 28/12/80

My dear Rector,

[6203]

Estoy tan fatigado que casi ya no puedo respirar. Los griegos, los coptos sobre todo, y las mil complicaciones y asuntos que tienen como fin la gloria de Dios, etc. me mantuvieron ocupado todo el día y toda la noche de ayer, y hoy sigo escribiendo y trabajando. Ayer por la mañana marchó D. Bartolo con Pimazzoni (que es un verdadero misionero) a Suez, a fin de embarcar todo en el vapor turco Khevidiale (el Rubattino no tiene rutas fijas, y falla, etc.); yo me iré mañana con las Hermanas, los sacerdotes y el resto de la expedición. Esta mañana he bautizado en la capilla de las Hermanas un negrito de los nuestros, buenísimo, al que preparó Dichtl, y que sabe árabe, todo el catecismo de Mons. Valerga y la historia sagrada de los dos Testamentos. Dichtl tiene gran talento, y sabe árabe (aunque pronuncia mal, como todos los alemanes) para poder dar el catecismo y predicar; ahora lo he unido completamente a mí y a los verdaderos intereses de la gloria de Dios y a los de Africa. Don José Ohrwalder, aunque menos inteligente y más atrevidillo, es bueno, de una adhesión inquebrantable a la misión, y está dispuesto a morir en cualquier momento.


[6204]

Don Pablo Rosignoli, que no se distingue por su apego a la misión, por sus ganas de morir ni por sus virtudes, ha puesto en movimiento a todo El Cairo –Franciscanos, Frères, Jesuitas y Visitador Apostólico de los coptos– para suplicarme que lo lleve conmigo a Sudán. A decir verdad estuve dispuesto a rechazarlo, y le preparé el permiso de salida para mandarlo a Roma; pero él estaba medio desesperado, y resuelto a no irse. El P. Villenueve vino a verme varias veces, a fin de proponerme las condiciones en que yo podría admitir a Rosignoli en Sudán, con la renovación ante mí del juramento que hizo en Roma, y con una declaración por la que se obliga a hacerse enviar dinero de su familia en caso de que él quisiera volver (esto a propuesta de D. Bartolo).


[6205]

Don Pablo acepta todo y de corazón, etc. Después de mil cosas y circunstancias largas de narrar, fui a ver a los Jesuitas (al P. Villeneuve, sobre todo, y a Salzani); y ahora, tras haber examinado con ellos los distintos puntos y obtenido su consejo, casi estoy decidido a tomarlo conmigo y guiarlo. Es cierto, como señalaron los buenos PP. Jesuitas, que se ha cargado excesivamente la mano sobre D. Rosignoli, y cierto es también que goza de estima entre los Frères y los Franciscanos, a los que ha tratado mucho. Además el P. Villeneuve, que dio a D. Pablo los ejercicios y recibió su confesión general, me dice que puedo llevarlo conmigo y estar seguro de que la terrible e injusta prueba que ha soportado últimamente (por lo que sé, de Pennacchi, el cual no se dignó consultar antes conmigo, que soy el solo y único Superior de Rosignoli; por lo cual han sido objeto de críticas en Propaganda Pennacchi y el Card. Consolini, que se deja manejar por Pennacchi, hombre, no obstante, pío y docto), y el susto que se llevó tras mi venida a El Cairo, cuando lo intimé a volver a Frascati, le servirán de gran lección y le forzarán y estimularán a corregirse, etc.


[6206]

Entre las acusaciones que según D. Bartolo había hecho D. Giulianelli (buen administrador, santo, pero no agudo ni avezado a dirigir un Insto.) estaba la de que era mundano y ambicioso porque tenía perfumes como las mujeres. Yo le hice abrir sus dos cajas y le encontré ocho frascos de Acque della Scala, cosa necesaria, que D. Bartolo mandó varias veces a Africa, a las Hermanas, y que es útil para las convulsiones. Cuando se lo dije a los Jesuitas, se rieron, y me dijeron: llévelo con usted, diríjalo, y esperemos que dé buen resultado. Pero, volviendo a lo de antes, esta mañana, además del negrito, bauticé a una chica negra de 22 años, que está en casa de nuestro capaz y buen procurador José Sciaui (que saluda al mestro Gagliardoni, a Mons. Stegagnini y a D. Bricolo).


[6207]

In secreto inter multa. El apostolado de Egipto es un monopolio de los Franciscanos, que hacen una guerra encarnizada a quien no es franciscano de Tierra Santa. He tenido que escribir una y otra vez para conseguir del Deleg. Aplico., el Arzpo. Ciurcia, autorización para bautizar a los dos. Y no permitió que yo pusiera la primera piedra en nuestra capilla, no fuera que surgiendo una iglesita diera pretexto a los vecinos a frecuentarla y venir a misa. Prohibió campanas, etc. (y aquí estamos en medio de tres templos protestantes que tienen campanas, etc., etc.). Hablé de todo esto con el M. R. P. Salzani (que es una excelente y prudentísima persona, y el primero después del P. Normand, Superior de los Jesuitas de Siria y de Egipto), el cual me dijo que debo poner las cosas en conocimiento de Propaganda, y que es tiempo de informar a Roma de todo.


[6208]

Pero yo voy con cautela. Sin embargo llegué a unos acuerdos ad hoc con el P. Salzani, el cual me rogó encarecidamente que fuera a Siria con él, para concertarnos con el P. Norman. A lo que repetidamente me negué, porque urge que yo vaya a Sudán. El P. Superior Salzani telegrafió entonces a Beirut, al P. Norman, el cual respondió que estaría en El Cairo el domingo; pero yo me marcho mañana. Y aquí termino, porque sale el correo; le escribiré desde Suez si tengo tiempo. Mis respetos al Emmo. Card. y al P. Superior, y a D. Luciano mis condolencias (me he enterado de la muerte de su cuñado; desde Suakin escribiré a su hermana), etc.


Suyo afmo. † Daniel Obpo.


996
Signature for Mass
0
Suez
30.12.1880

N. 996; (954) – SIGNATURE OF MASS CELEBRATED IN SUEZ

ACFS, Registro delle Messe

30 December 1880

997
His Father
0
Suez
31.12.1880

N. 997; (955) – TO HIS FATHER

ACR, A, c. 14/126

Suez on the Red Sea

[6209]

Hoy, 26.° aniversario de mi Ordenación en Trento, dentro de una hora (a las 3 p.m.) parto desde aquí (cerca del lugar por donde pasaron el mar los israelitas perseguidos por el Faraón, etc) hacia Suakin. Recibe un afectuoso saludo de los dieciséis que somos.

Dentro de cinco días desembarcaremos en Suakin. Recuerdos a parientes, amigos, etc. Todos estamos bien.


Tu afmo. hijo † Daniel Obpo.


998
Prop. of the Faith Lyons
0
1880

N. 998; (956) – TO THE PROPAGATION OF THE FAITH OF LYONS

APFL, Afrique Centrale, tableau 1889

end of 1880

Statistics and administrative notes.

999
List of missionaries
0
1880

N. 999; (957) – LIST OF MISSIONARIES SETTING OUT

ACR, A, c. 18/31

end of 1880

1000
Comm. Gaetano Moroni
0
1880

N. 1000; (958) – TO COMMENDATORE GAETANO MORONI

“Museo delle Missioni Cattoliche” 23 (1880), pp. 519–520

1880

[6210]

En 1879, en febrero, vinieron a verme dos bajaes musulmanes de alta categoría. Los recibí en mi salón de Jartum, en el momento en que me encontraba estudiando en el Diccionario de usted, el largo y sustancioso artículo sobre Etiopía, así como los correspondientes a Egipto, Abisinia, etc. «Vuestra Reverencia –me dijo uno de mis visitantes– estudia siempre: siempre con la frente doblada sobre los libros». «Sí, estudio siempre –contesté yo–; y estudio los hechos de ustedes: sus guerras, sus locuras, sus continuas persecuciones contra nosotros los cristianos». «¡Ayaib! (maravilla) –exclamaron aquellos dos grandes bajaes– ¿Y esas guerras se encuentran en el libro?» «Sí –repuse–; aquí se encuentran todas».


[6211]

«Por ejemplo –continué–, aquí, en Nubia, se habla de que los pueblos eran cristianos, y había obispos, sacerdotes y monjes cristianos, pero ustedes, los musulmanes, los mataron, expulsaron, etc.» «¡Ayaib! ¿Y todo eso se encuentra en el libro?» «Sí –respondí–, todo está aquí; y también en los otros libros del mismo autor (y les señalé mi pequeña biblioteca, en la que se veían los 103 volúmenes, más el el primero del Indice)». «¡Ayaib! –exclamaron de nuevo– ¿Y quién ha escrito toda esta montaña de volúmenes?» «Un solo hombre –dije yo». «Imposible –contestaron–; ningún hombre puede hacer esto, sino sólo el grandísimo Dios: Allahel aazim fagket». «Pues ha sido un solo hombre –insistí–, y se trata de un amigo que aún vive». «¿Vive todavía Allah iataual ümroh (Dios prolongue su vida)». «¿Y saben ustedes quién es? Un caballero llamado Moroni –les expliqué». «Ah, su hermano Comboni (Moroni, Comboni) –dijo uno de ellos». «No, Moroni no es mi hermano. ¿Saben quién es este gran hombre? Era el camarero, el siervo del Papa, el íntimo del gran Pontífice Gregorio XVI». «¡Ayaib! –respondieron los bajaes, en el colmo del asombro– ¿El siervo del Papa (Kaddam el Baba) ha escrito y sacado de su cerebro esta montaña de libros?»


[6212]

«Sí –les aseguré–; fue el siervo del Papa». «¡El! –exclamó Hassan Bajá– ¡¡Ona sha Allah!! Si la sabiduría del siervo del Papa ha dado origen a toda esta montaña de libros, ¡¿cuán grande no será la sabiduría el Papa mismo, su amo?! ¿Quién entre los mortales puede superar en sabiduría a vuestro Papa? ¡Oh maravilla! (Ayaib); nadie fuera de Dios, ¡ni siquiera el Profeta! El Papa es el más grande y sabio de los mortales. Ninguno de nuestros muftíes (grandes sacerdotes) sabe la milésima parte que el siervo del Papa: sólo Dios puede hacer esto, etc.»


[6213]

Vea, pues, señor comendador, qué idea ha producido su estupendo Diccionario en la mente de dos grandes entre los turcos. Pero basta. Y por mi parte añado que el Indice vale un Perú: si hace honor al que lo ha escrito, honra también al que lo ha editado. Dios le recompensará a usted por tan eminente servicio, tanto aquí en la tierra como allá en el cielo.

Le suplico una ferviente oración por mí, porque tengo cien millones de infieles en mi Vicariato. Adiós, y ruegue por quien es de corazón



Suyo devotísimo y afectísimo

† Daniel Comboni

Obispo de Claudiópolis in partibus

y Vicario Apostólico de Africa Central