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Nº Escrito
Destinatario
Señal (*)
Remitente
Fecha
141
Don Francisco Bricolo
0
Paris
4. 5.1865

N. 141 (136) - A DON FRANCISCO BRICOLO

ACR, A, c. 14/16

París, 4 de mayo de 1865

Muy querido Rector:


 

[1077]
Leí su carta del 30 de abril a mi querido Mons. Massaia, el cual quedó admirado de su constancia en mantenerse firme en la brecha, aun a costa de tanto sacrificio. El P. Guiscardini ha dado un sabio y santo consejo. «Vas a hacerme el favor (son palabras de Monseñor Massaia dirigidas a mí) de escribir a ese buen Rector D. Bricolo, diciéndole que debo alabar su conducta y su adhesión a un Viejo santo que tiene tantos méritos ante Dios y ante los hombres, y al que es preciso disculpar alguna debilidad achacable a la edad. Dile que es sobradamente claro que él (el Rector) actúa por la sola gloria de Dios y el bien del Insto; y por eso, cualesquiera que sean las tempestades y tribulaciones que padezca, que permanezca firme en su puesto, y continúe la vida de abnegación y sacrificio».


[1078]
Esta es la manera de hacer un verdadero bien al Insto., y de consolar a un viejo que se ha esforzado toda la vida en beneficio de sus semejantes, etcétera, y muchas otras cosas más o menos por este estilo me pidió que le comunicase, y terminó ordenándome que le saludase de su parte de todo corazón. Diga también a D. Brighenti que resista firme: en el ejercicio de su cargo de Ecónomo no ha llevado más que una vida de sacrificio. Admiro a nuestro querido D. Donato, y que le quiero como a un hermano. Sobre su cabeza pesan todas las injurias y maldiciones de los acreedores, y la filosofía que él muestra es una gran virtud; de manera que soy de la opinión de que D. Donato ha hecho tantos méritos y más que los misioneros de Africa. Animo, pues, a los dos.


[1079]
Yo, por mi parte, mientras que vea que tal es la voluntad de Dios, me mantengo firme en mi puesto, y no abandono el Insto. como no sea violentamente expulsado. Estoy seguro de que el buen viejo, cuando conociese las cosas mejor que ahora, se arrepentiría de haber cometido una especie de injusticia. Hasta el Papa sabe que D. Mazza no me considera ya del Insto., pero no me importa. Si el viejo me golpea, yo me doy por feliz y honrado con sus golpes; pero siempre en el Insto. Si me reprende, me humillo. Si va hablando mal de mí abajo de la cuesta, o escribe a Roma que ya no soy del Insto., sea: Dios está conmigo. Si pierdo el crédito entre los hombres (el cual necesito mucho en las actuales circunstancias), fiat: estoy dispuesto a todo, porque veo claro que así lo quiere Dios. Si el Superior me echa por la puerta principal, yo volveré a entrar en el Insto. por la parte de la Iglesia; si me echa por el portón que da a la antigua tienda de la vieja, entraré por la parte de Belloria; si me echa por el huerto del Insto. fundamental, entraré por la parte de Farinato, y así sucesivamente.


[1080]
Dé muchos saludos al buen viejo, y dígale que, a pesar de lo que mandó escribir o escribió a Roma al Card. Barnabò, yo soy y seré de su Instituto, porque amo al Instituto y al viejo.


[1081]
En medio de esto, de la desconfianza que el viejo tiene de mí, yo soy el más feliz del mundo. Es increíble la dicha que siento aquí en París, donde estoy con la crème, no con la boue. Casi todas las tardes Mons. Massaia y yo vamos a presidir obras católicas; tres o cuatro veces por semana almorzamos con el Nuncio Aplico., o con el Arzpo. de París, o con Mr. Dr. el Ministro de Asuntos Exteriores Drouin de Louis, o con la duquesa de Valenza, o con algún Lord inglés que pasa la primavera en París (París es ahora un verdadero paraíso terrenal), etc. No es por la suntuosidad de la comida, Dios me libre, sino porque de esa manera establezco estrecha relación con distinguidos personajes, cuya influencia puede ser ventajosa para Africa. Resulta que en estas reuniones el tema principal, cada vez más, es Africa, y yo soy el que más habla de todos.


[1082]
Bendito sea el Señor. En París se cree que el Insto. Mazza es el primero y el mejor del mundo. Lo sería si no tuviese tantos problemas económicos y no dependiese todo del arbitrio de uno solo.


[1083]
Al leer su carta del 30 del cte. me sorprende no ver en ella ninguna referencia a las dos cartas que le escribí desde París la semana pasada. En una iba la fotografía de Mons. Massaia, que el santo Obispo mandaba al Superior con la siguiente inscripción escrita de su propio puño: «Torcular vineae africanae calcabo solus?... O Pater Mazza!!! Viribus unitis quidem.

† Fr. G. Massaia, Obispo de Cass., V. Ap. Gall.», etc.


[1084]
En la segunda carta, le exponía la manera de conseguir sin dolores de cabeza todos los Padres griegos y latinos para el Insto., la totalidad de sus libros, y también todos los libros religiosos de la famosa imprenta del abate Migne, etc. Además escribía al Superior una carta, como debe un hijo a un padre, la cual iba abierta, para que antes de entregarla al viejo la leyese Ud. En ella, como en la que le escribí a Ud., expresaba mi sorpresa al leer en una carta del Card. Barnabò dirigida a Mons. Massaia estas palabras: «Comboni no pertenece ya al Insto. Mazza: el proyecto que me ha presentado para la conversión de los negros es verdaderamente producción y creación suya, y no del Can. Mazza».


[1085]
Dios sabe cuánto me ha consolado y confortado al encajar este golpe, que podía ser fatal para mi futuro. Mas parece que la Virgen María me ha asistido, y que no ha disminuido en absoluto la confianza que Roma tenía en mí. Fiat. Ahora le ruego con todo encarecimiento, querido Rector, me escriba a vuelta de correo sobre este asunto, comunicándome si ha recibido mis dos cartas, etc. Incluso puede decirme, en confianza, que no han producido ningún efecto: yo me apoyo en la Providencia, y todo lo espero de Dios. Si no ha recibido nada, escribo de nuevo a Ud. y al Superior. A vuelta de correo espero respuesta sobre este asunto.


[1086]
Por lo demás agradezco a mi querido Rector el favor y la protección que me concede, de lo que me siento orgulloso. Le doy mi palabra de honor que no se arrepentirá nunca, y que a su tiempo Dios le mostrará su divina recompensa por haber defendido la verdad. Esto me une inmensamente a Ud. y al Insto. Ahora me toca sufrir, pero Dios concederá la calma. ¡Animo, recíprocamente!: el saber que no estoy solo en la lucha es un gran consuelo. Además Dios está con nosotros, y bendecirá a su tiempo a los que nos persiguen. Ya las cosas se vuelven cada día más claras; los misterios se revelan: recemos. Reciba las expresiones de mi más viva gratitud. Agradezco a D. Beltrame la carta que me escribió sobre el P. Justo. Llorando, Monseñor ha besado y vuelto a besar esa cartita, que mandará enseguida al Cardenal Barnabò; está escrita por un verdadero misionero, y sirvió de gran consuelo al santo prelado. Saludos a todos los sacerdotes y clérigos, a Canterane, a la Cavattoni y a D. César, etc.; en los Sdos. Corazones de J. y de M., salude de mi parte a D. Beltrame.



Dan. Comboni






142
Card. Alejandro Barnabò
0
Paris
9. 5.1865

N. 142 (137) - AL CARD. ALEJANDRO BARNABO

AP SC Afr. C., v. 7, ff. 711-716v

París, 9 de mayo de 1865

Emmo. Príncipe:


 

[1087]
Me permito comunicar a V. Em.a Rma. algunas cosas que sin duda serán de su agrado. La pasada quincena de Pascua estuve en la Prusia renana, a fin de ver qué papel activo puede desempeñar la Alemania católica en favor de Africa negra. Espero no engañarme: en esta culta parte de Europa hay algo muy tenue, como en germen, que desarrollándose con el tiempo, y con un continuo cuidado, producirá copiosos frutos en favor de la raza africana. En Colonia, que es la Roma de Alemania, existe una pequeña Sociedad, de la que desde hace tres años soy miembro correspondiente, informada de un espíritu verdaderamente católico, la cual, dado el entusiasmo del que está animada, tiene todas las probabilidades de desarrollarse maravillosamente.


[1088]
El Comité de esta Sociedad, protegida por el Emmo. Card. Geissel de f.m., ha decidido emplear su dinero del modo que sea más beneficioso para la regeneración de los negros. Y dentro de poco, una vez que se haya puesto de acuerdo con el futuro Arzobispo, establecerá regular comunicación con V. Em.a, bajo cuyo consejo y arbitrio tratará de actuar de la mejor manera posible. En la Declaración que le adjunto, y en el fascículo xii de sus Anales que le entregaré personalmente, V. Em.a verá un buen principio de apoyo, aunque pequeño, a mis pobres ideas para la regeneración de la Nigricia.


[1089]
Pero lo más importante que me parece haber hecho en Prusia es el haber inspirado la fundación de un pequeño Seminario en Colonia para las Misiones Africanas, destinado abrir camino a las vocaciones para Africa de los Eclesiásticos germánicos (sin incluir a los de Austria, para la que tengo otros proyectos, o en Verona, o en Venecia). La primera idea la confié al Presidente de la Sociedad, que es un pequeño D. Bosco de Turín, hombre de gran iniciativa, fundador de otro Insto., a quien expuse mi deseo de crear cuatro plazas, en el Seminario arzobispal o en su Insto., para cuatro eclesiásticos que sientan inclinación por las misiones de Africa.


[1090]
El y algunos otros acogieron bien esto, íntimamente persuadidos de poder así echar las bases del Seminario ideado. Verdaderamente es demasiado pronto para manifestar seguridad en el deseado éxito; pero tengo gran confianza en él, conociendo la anatomía del espíritu germánico cuando es eminentemente católico, y espero que en pocos años Propaganda pueda confiar al Seminario de Colonia una Misión en Africa Central. También es demasiado pronto para explicarle la táctica y los puntos de Europa donde intento promover la fundación de otros pequeños Seminarios para las misiones africanas. Es preciso desarrollar todas las fuerzas morales del Catolicismo y dirigirlas realmente en favor de Africa, para lo cual encuentro nocivo todo estrépito: hacer y callar, y hablar sólo cuando es útil y necesario, es la máxima que debo seguir.


[1091]
V. Em.a Rma. se dignaba escribirme el pasado enero, comunicándome que el Plan por mí propuesto presenta muchas dificultades. Y después de las que yo encuentro para promover un acuerdo entre los Superiores de las diversas Misiones africanas, estoy convencido de la verdad de su observación, y de que Ud. de un solo vistazo ve más de lo que mi corta vista podría alcanzar meditando toda la vida. En efecto, en el modo en que expuse mi Plan voy a herir tantas susceptibilidades que me impedirán seguir adelante. Para obtener buenos resultados es en verdad necesario, previamente, alcanzar el mutuo acuerdo entre los Superiores de las Misiones africanas, e invocar la cooperación especial de la Pía Obra de Lyón y París. Al objeto de disminuir poco a poco las dificultades y facilitar la consecución del anhelado acuerdo, he pensado modificar la Organización del Plan, como en pocas líneas y de la mejor manera posible me permito exponerle.


[1092]
Constante la necesidad de atenerse al sistema establecido en mi Plan de rodear Africa de pequeños Institutos de jóvenes negros y negras, confiados a las Ordenes religiosas o Congregaciones eclesiásticas, bajo la jurisdicción de Vicarios o Prefectos Aplicos., y destinados a formar un clero indígena y toda clase de trabajadores de ambos sexos, también indígenas, que gradualmente deberán adentrarse en las regiones de la Nigricia central para implantar en ellas la Fe; establecido el principio de que cada Superior forme y eduque a los negros y negras a su modo, según el espíritu de la propia Institución, sin que nadie se inmiscuya en este asunto, me parece sumamente útil la creación de un selecto Comité, en Roma o en París, compuesto de individuos idóneos por su mente, su corazón y su gran capacidad de trabajo procedentes sobre todo de las Ordenes y Corporaciones a las que están confiadas las diversas Misiones de Africa.


[1093]
Este Comité así formado, que tendría como finalidad principal desplegar y poner en acción a favor de Africa todos los medios de cualquier clase del Catolicismo, que actualmente faltan para la regeneración de los pobres negros, y estimular y desarrollar los elementos ya existentes para el mismo fin, pondría en marcha un acercamiento y una comunicación –y quizá una confederación– entre los diversos Superiores de las Misiones africanas, recogería las ideas y los resultados de una experiencia práctica, y arrojaría nuevas luces para tratar de obtener mejores resultados en todas las misiones del infeliz continente. El examen de lo que sabiamente ha hecho la Iglesia para dirigir y concentrar una especial actividad sobre los asuntos orientales, obra desde luego de menor relieve que la regeneración de toda la raza negra de Africa, me hace creer que a Ud. no le resultaría extraña la propuesta de un simple Comité para la regeneración de Africa Central.


[1094]
El Comité no se ocuparía en absoluto de los medios pecuniarios y materiales para el mantenimiento de los Instos. en cuestión y para subsidiar las obras de Africa en actividad. Cuando tales proyectos fuesen puestos en marcha con la autorización y aprobación de Propaganda, correspondería a las pías Sociedades existentes, y especialmente a la Obra de Lyón y París, subsidarlas, a petición de Propaganda, o bien de los Superiores de las Misiones bajo cuya jurisdicción estuviesen colocados los Instos. y las Obras.


[1095]
El Comité se encargaría de aportar, en la medida de los propios recursos y habilidades, los medios materiales a las Obras de Europa preparatorias para las Misiones africanas, como sería la fundación de pequeños Seminarios y escuelas de oficios. La Providencia concedió a las Ordenes religiosas la alta misión de ejercer el apostolado en Africa y de ganar con él las más augustas palmas. Para obtener mayores resultados es muy útil abrir el camino del apostolado en Africa a todas las vocaciones del clero secular, tan eficaces en las Misiones, como lo demuestran elocuentemente los resultados de los diversos Seminarios de Misiones extranjeras, y especialmente el de París.


[1096]
A tal obra sublime se prestaría el Comité que propongo, por medio de santos hombres muy activos, que abundan en la Iglesia, y fundaría pequeños Seminarios para las Misiones Africanas. Tampoco me asusta la idea de crear siete pequeños Seminarios en siete puntos muy importantes de Europa, si han de tener como base el sistema evangélico de la pobreza, como han hecho Cottolengo y D. Bosco en Turín, por ser ese sistema muy económico y presentarse como el más adecuado para formar apóstoles que han de ir a Africa, donde dormirán sobre una estera y se alojarán en pobres cabañas de juncos. Confío en que poco a poco, no faltando la gracia de Dios y una indefectible constancia, alcanzaremos con el tiempo este objetivo.


[1097]
Como en principio un acuerdo entre todos los superiores de las Misiones Africanas es bastante difícil, a no ser que Propaganda misma lo promueva, por eso el Comité, cada vez que vea preparado el personal para un Instituto, y después de haberse asegurado de que las pías Obras conceden el necesario subsidio ad hoc, se pondrá en tratos con el Superior de la Misión de Africa donde intenta crear los establecimientos para la educación de los jóvenes negros y negras y para la residencia de los Misioneros. Este sistema de dirigirse a los Vicarios o Prefectos Aplicos. toties quoties para obtener la facultad de implantar los Institutos, me parece que es más práctico que el basado en el acuerdo de todos los Superiores de las Misiones Africanas; lo que por ahora no es necesario para algunos puntos de las costas de Africa desde los que es imposible penetrar en el interior, como son las Misiones de Senegambia, Sierra Leona, Dahomey y las Guineas, porque, como sabe V. Em.a, el hecho de que en los dos siglos anteriores catorce millones de esclavos fueran arrancados de las costas occidentales de Africa para ser llevados a América a trabajar en las minas, irritó tanto a las poblaciones de tierra adentro que no sólo un europeo, sino incluso un negro, que desde las costas se aventurase en el interior sería muerto en el acto.


[1098]
Quizá la Providencia abra más tarde el camino también desde estas regiones occidentales. Mas por eso los primeros esfuerzos del Comité han de dirigirse al Africa oriental y del nordeste, y especialmente la gran meseta etiópica, donde hay un clima muy agradable y las poblaciones son susceptibles de recibir el catolicismo y una cultura europea.


[1099]
Vuestra Em.a Rma. preguntará si es posible la formación de semejante Comité. Y le respondo que si el proyecto es en substancia algo justo, razonable y bien ideado, el Comité puede ser una realidad, porque en tal caso estoy seguro que V. Em.a Rma. extenderá las alas de su protección. Yo doy la más alta importancia al Comité, que desearía ver formarse en el modo expuesto, como el elemento destinado a mover los ánimos, encender el entusiasmo y promover en el mundo católico el máximo interés en favor de la raza negra, la más abandonada de la tierra. Si la Providencia dispusiese que el Comité en cuestión fuese bendecido por Roma, ¡oh, cuántos beneficios se derivarían de ello para Africa, a mi manera de ver!


[1100]
Poco a poco, se produciría una aproximación anímica entre los Superiores, lo que daría paso a una comunicación de ideas, de criterios, de intentos, y así, viribus unitis, se lograría más rápida y fácilmente la empresa. Además, todas las obras ya existentes cuyo objetivo es favorecer a los negros, obras todas de Dios, mientras que separadas unas de otras producen escasos e incompletos frutos, unidas y dirigidas al único fin de implantar establemente la Fe en Africa interior, cobrarían mayor vigor, se desarrollarían más fácilmente y se volverían grandemente eficaces para alcanzar la meta deseada.


[1101]
Hago abstracción de la Obra del P. Ludovico de Casoria, de Nápoles, donde subsisten muy consistentes materiales para Africa, y de la pequeña Obra de mi querido Superior D. Nicolás Mazza. Me atrevo a recordar a V. Em.a la propuesta que le hice el pasado octubre de asignar a estos dos Instos. las dos Misiones del Nilo, Oriental y Occidental, teniendo como límites la primera al norte Egipto y al sur el río Sobat, y la segunda al norte Egipto y el desierto de Libia y al sur el río Ghazal. A tal objeto he rogado al muy solícito Canónigo Mitterrutzner, de Bressanone, que se ponga de acuerdo con la Sociedad de María, de Viena, para las ayudas a ambas Obras. La del Insto. Mazza, como austríaca que es, sería sin duda subsidiada: sobre ello tuve respuesta positiva. El Canónigo todavía no ha obtenido contestación en cuanto a la Obra de Nápoles, de la que ciertamente Africa se beneficiará sobremanera.


[1102]
No hablo de la pequeña Sociedad de Colonia, que a medida que progresaran las Obras de las Misiones Africanas alcanzaría asombroso auge. Cuando el alemán lee, y ve que se trabaja y se hacen cosas, se muestra generoso. En sus primeros ocho años, la Sociedad de Colonia no hablaba en sus Anales más que de la compra de esclavos, de su colocación en conventos de Europa, de la muerte de las jóvenes negras y de su profesión religiosa; por eso tuvo escaso desarrollo. Mayor ha sido su crecimiento en los últimos años, cuando en los Anales se ha hablado de la Misión Africana y de la conversión de los negros.


[1103]
Tampoco hablo de la Obra de los esclavos que intenta fundar el abate Capella, de la Diócesis de Amiens. A éste lo llamé hace unos días a París, y, siguiendo el consejo de Mons. Massaia, hemos acordado que antes de alcanzar un acuerdo con la Pía Obra de Lyón se dé una vuelta por España, dado que él es español, y bajo la protección de algún Arzobispo estudie si puede fundar allí la Obra con mucha ventaja y esperanza de éxito. La Obra de Lyón no saca casi nada de España. En este aspecto es menos difícil que él consiga ponerse de acuerdo con la Obra de Lyón. En tal acuerdo he decidido no intervenir de ningún modo de cara a Lyón, porque me sería perjudicial.

En cambio, en el modo en que convinimos con el Ab. Capella, tengo la firme confianza de que Obra de los Esclavos se realizará. El Obispo de Amiens está muy decidido a ello.


[1104]
Digo sólo una palabra sobre la Obra del difunto P. Olivieri, la cual se volvería inmensamente útil y produciría grandes frutos, siempre y cuando fuera dirigida a colaborar con las Misiones de Africa y las Obras para la regeneración de la Nigricia. Si dicha Obra, en vez de gastar enormes cantidades de dinero en comprar negritos en Africa y traerlos a Europa, entre mil dificultades por parte del gobierno egipcio y de los consulados europeos, se limitase a rescatar los jóvenes negros y luego los confiase a los Instos. de Africa que tienen por objeto la educación de la juventud negra para formar obreros para la conversión de la Nigricia, estoy seguro de que mayor sería su desarrollo y más ventajosa se haría para la Iglesia. Dado que dicha Obra está incorporada y unida a la Orden de los Trinitarios, como consta por un Decreto de la S. Congr. de Obispos y Regulares de 21 de marzo de 1855, la Providencia podría llamar de algún modo al apostolado de Africa a algunos Religiosos de esa santa Orden, cuya finalidad primitiva, por divina misericordia, dejó de existir hace ya unos siglos.


[1105]
He aquí un resumen de lo que yo desearía someter al criterio de V. Eminencia Rma., y que me parece útil para hacer algo más en favor de los negros. Creo que el plan así concebido es más simple que el primero. Si el sabio juicio de V. Em.a Rma. no considera oportuno admitir lo sustancial de esta modificación del Plan, bendeciré al Señor y redoblaré mis esfuerzos para pensar e idear un Plan más sencillo y realizable. Sin duda, el problema que yo trato de resolver es sumamente difícil; pero cuando pienso que hasta hoy la Iglesia ha tenido para Africa muy escasas dádivas, que la raza de los negros es la más desdichada del mundo, y que cuanto más avancemos en el tiempo más ardua se volverá la regeneración de la Nigricia, ningún dolor me quebranta, ninguna fatiga me desanima, ninguna dificultad me detiene. Hasta la muerte me parecería grata si pudiese ser de alguna utilidad a los negros. Dios inspire a V. Em.a Rma. a decretar lo que sea más ventajoso para la empresa.


[1106]
Monseñor Massia, con el cual convivo desde hace más de cuatro meses, me manifestó que V. Em.a le hizo saber que yo no pertenezco ya al Insto. Mazza. Verdaderamente me quedé sorprendido, puesto que no he recibido ninguna comunicación sobre ello ni antes de la carta de V. Em.a, ni después. He escrito muchas veces a mi santo viejo fundador, y he recibido muchas cartas del Director de mi Insto., y nunca se me ha comunicado que ya no pertenezco al Insto. Mazza. Tendría que tener yo una gran impudencia para hacer constar en mi Plan que soy del Insto. Mazza, no siéndolo. A mi regreso a Verona desde Roma, mi viejo Superior me recibió como al hijo más querido, y me animó a ocuparme de Africa.


[1107]
Durante mi estancia en Francia, mi Director sólo me escribió que el buen Viejo había dicho estas palabras: «Con sus proyectos, D. Comboni estorba los míos», lo que no concuerda con la acogida que me dispensó en Verona. Antes de ir a Roma pasaré por Verona para aclarar este asunto, que todavía no conozco. De mi viejo D. Mazza he recibido una segunda vida: tendría un gran pesar si, después de veintitrés años que llevo con él, estuviese dolido conmigo. El Obispo de Verona, que conoce el Insto., al santo viejo fundador y al más indigno de los miembros que a él pertenecen, examinadas las cosas, si es necesario, y si hay materia suficiente, le comunicará a Ud. sus veneradas disposiciones, a las cuales me someto de todo corazón.

Aseguro a V. Em.a Rma. que mi viaje a Francia se revelará positivo, y que me ha hecho ver muchas cosas que no veía. De palabra le demostraré que, inspirándome la idea de venir a Francia, V. Em.a me dio un sabio y útil consejo.


[1108]
Las relaciones entre Mons. Massaia y el gobierno francés, desde hace un mes van de maravilla: casi se ha decidido la creación de una embajada ante el Emperador de Abisinia, en sentido católico, conforme a los deseos de Monseñor. Si esto se realiza, veo un feliz futuro para Africa Central por la parte oriental. Esto, en secreto.

Perdóneme V. Em.a si he sido demasiado prolijo: nunca soy capaz de exponer mis ideas en pocas palabras. Espero haberme explicado bastante.

En la esperanza de que Dios bendiga poco a poco mis esfuerzos por Africa Central, confiado en los Sagrados Corazones de J. y de M. y en el Apóstol S. Pablo, que, destinado a convertir a las gentes, no ha terminado todavía su misión, pero la continuará en favor de los pueblos africanos, le beso la Sagrada Púrpura y me declaro con toda veneración



De V. Em.a Rma.

hum. y devot. hijo

Daniel Comboni



Sigue la Declaración de la Sociedad de Colonia.






[1109]
no hay n. 1109






143
P. Ludovico de Casoria
0
Paris
15. 5.1865

N. 143 (138) - AL PADRE LUDOVICO DE CASORIA

AFBR

París, 15 de mayo de 1865

Rmo. P. Ludodovico:


 

[1110]
Su carta del 28 del pdo. abril me ha llenado de alegría, porque veo en ella una caritativa disposición de ánimo de socorrerme en la difícil empresa con sus venerados consejos y con su valiosa cooperación. Estoy seguro de que Ud. ha comprendido lo que está en la base de mis sentimientos. Joven inexperto, yo no creía encontrar obstáculos en una especie de unión y confederación entre los diversos Superiores de las Misiones Africanas. Ahora estoy convencido de la inmensa dificultad; pero jamás, hasta la muerte, dejaré de pensar y hacer algo por Africa. Siguiendo su sapientísimo consejo y el del santo Obispo Mons. Massaia, con el que llevo conviviendo cuatro meses, empezaremos poco a poco, hasta que más tarde se obtenga el anhelado acuerdo, que debe ser el origen de una nueva era para Africa.


[1111]
Usted ya ha emprendido la creación de dos fundaciones en Egipto: siga adelante, en la seguridad que no faltarán los medios pecuniarios; y yo, con la gracia de Dios, espero contribuir mucho, si Dios me da vida, a hacer que le llueva el dinero. Recuerde que sus Obras de Nápoles, sobre todo las de los jóvenes negros y negras y la escuela de oficios, son el más sólido fundamento para la Misión de la raza negra en Africa.


[1112]
Yo, en mi mente, he establecido mi Plan así: «Firme el principio de rodear Africa de pequeños Institutos de jóvenes negros y negras, bajo la jurisdicción de los Vicarios o Prefectos aplicos., destinados a formar trabajadores evangélicos de todas clases que deben adentrarse gradualmente, cada uno por su parte, en las regiones interiores de la Nigricia para establecer allí la Fe; firme asimismo el principio de que cada Jefe de Institutos y Superior de la Misión pueda formar y educar en sus Instos. a su modo, según el espíritu de la propia Institución, sin que nadie pueda inmiscuirse en estos asuntos, me parece que ha de ser útil un pequeño Comité (¡ojalá sus miembros procediesen sobre todo de las Ordenes o Congregaciones a que están confiadas las diversas misiones de Africa!), compuesto de hombres de gran iniciativa, el cual tendría por objeto poner en juego en favor de Africa todos los medios del Catolicismo, que actualmente faltan para la regeneración de los negros, y desarrollar los elementos ya existentes con el mismo fin. Este Comité tendría como sede Roma o París; y si por ahora no fuera posible formarlo, yo trataría de que se me asociaran dos o tres sacerdotes, y nos pondríamos a trabajar poco a poco sobre un punto. Nosotros haríamos de Comité.


[1113]
Encontrado el personal para crear un pequeño Instituto, y asegurados los medios para mantenerlo por parte de las Sociedades existentes, nos dirigiríamos al Superior bajo cuya jurisdicción se hallase el lugar donde quisiéramos fundar el Insto., para obtener su autorización. Este sistema de dirigirnos a los Superiores de las Misiones africanas, toties quoties, es más simple que la utopía de querer poner de acuerdo a todos los Superiores de las Misiones africanas, como es deseo de Roma. Si Ud. me sostiene en mi debilidad, espero poder hacer algo también yo. Desde que el Santo Padre me animó a trabajar por Africa, no pienso volver la vista atrás, sino que mi pensamiento y mi intención será luchar por Africa hasta la muerte.


[1114]
Desearía saber si la Sociedad de María de Viena le ha concedido su ayuda para sus Obras de Egipto. Desde noviembre, cuando fui a Bressanone y encargué a Mons. Mitterrutzner, el cual es el ojo derecho de Viena, que abogara ante el Comité porque al menos la mitad de sus pingües limosnas fueran entregadas a Ud., no he tenido ninguna respuesta sobre este asunto. En caso de que hasta ahora el Comité de Viena no se hubiese explicado sobre esto, yo buscaría la mediación de otro personaje para lograr el intento. A comienzos del próximo mes de junio pienso ir a Roma; pero si, contra lo que espero, el Comité no hubiese tomado una resolución, iría a Verona y quizá a Viena, y tendría bastantes razones para mover al Comité a tener más en cuenta sus Obras. Querría que me escribiese Ud. sobre esto, dentro del presente mes, aquí a París.


[1115]
La Sociedad de Colonia me ha entregado una Declaración que muestra la importancia que ha dado a mis pobres proyectos con respecto a Africa. Esta Sociedad es pequeña por ahora; pero da la impresión de que va a ser más importante aún que la de Viena. Todo depende de nosotros, Rmo. Padre, y de lo que podamos hacer en Africa. Si hacemos mucho y damos buenas noticias, no necesitaremos de nadie. La Sociedad, dado el gran interés que tiene ahora por Africa, hará un llamamiento a todos los católicos germánicos (menos a los austríacos), y verá cómo en pocos años esta Sociedad se hace colosal. Recorrí mucho por Colonia con los cinco miembros del Comité: el Clero está animadísimo. Roguemos a Dios que conceda a la primera sede de Alemania un Arzobispo comme il faut, y verá cuántos beneficios se derivarán para Africa.


[1116]
La Pía Obra de la Propagación de la Fe de Lyón y París es obra de Dios, aunque en ella haya un gran componente humano: el de oponerse a todas las obras del mismo género. Sin embargo, tratando con los varios miembros en Lyón y aquí en París, he aprendido la manera, cuando las Misiones o los Instos. están ya fundados con el consenso de Roma. Si Austria no coopera, conseguiremos que lo haga la Obra de Lyón y París. Sobre esto tengo que decirle de palabra muchas cosas.


[1117]
La Sociedad de la Santa Infancia no puede conceder nada por este año, porque las peticiones de China se han multiplicado. Le aseguro que el año que viene habrá ayudas para Alejandría y El Cairo. Bien sea de palabra o por escrito, le indicaré la táctica a seguir con esta Sociedad, de la que se obtendrá algún beneficio.


[1118]
La Obra de las Escuelas de Oriente me ha prometido el más consistente apoyo para Africa. Les hice una pequeña pero interesante descripción de las Obras de La Palma, y me rogaron que les escribiese sobre todo lo concerniente a la misión de Africa. Yo prometí que se les enviarían desde Nápoles todos los documentos impresos. Del fascículo escrito a Capponi, que yo les di, no han podido sacar mucho esos franceses. Si Ud. preparase una jugosa descripción de las Obras de La Palma, a la que añadiese una breve explicación de los Instos. de Alejandría y El Cairo, le aseguro que ya este año le concederían una pequeña suma, que de año en año iría aumentando. Yo estoy en excelentes relaciones con el ilustre director, Mr. l’Abbé Soubiranne, hombre de gran talento y actividad, que está entusiasmado con Africa. De todos modos le aseguro que sus Instos. podrán tener en breve plazo un apoyo en l’Oeuvre des Ecoles d’Orient.


[1119]
Cuando me encontraba en Roma, un Párroco de la Diócesis de Amiens, de nacionalidad española, vino a Roma enviado por su Obispo, para fundar la Obra de los Esclavos. El Card. escribió al Obispo que dicho español se pusiera de acuerdo conmigo. Delante de los ojos tengo la carta de Propaganda. A mi regreso de Colonia, éste vino a hacernos una visita a París. Monseñor Massaia, él y yo acordamos que fuera a fundar su obra en España, donde la Obra de Lyón y París no hace nada, precisamente por ese estilo tan francés que la informa. Espero que en tres años hemos de recibir grandes ayudas, porque he llegado a un acuerdo confidencial mediante el cual todas las limosnas irán destinadas a mi plan. Por esta razón, la mayor parte de dichas limosnas las haré llegar a sus Instos. de Africa y a las Misiones que las Obras de La Palma emprendan.


[1120]
Todas estas cosas son futuras; pero el tiempo pasa volando, querido Padre, y espero que todo esto se realizará. Como estoy convencido de que Africa ha de convertirse bajo los auspicios de S. Francisco de Asís, en este santo mes de María he comenzado mi noviciado de la Orden Tercera en París, y espero hacer mi profesión a los pies del P. Ludovico. Ruegue, Padre mío, a la gran alma del Seráfico común Padre, a fin de que me obtenga de Dios una chispa de esa caridad y humildad que poseyó en la tierra, porque soy tibio y muy orgulloso.


[1121]
Desde Roma iré a Nápoles, espero que con Mons. Massaia: va a conocer a un verdadero apóstol de J. C. Por no hablar de otras muchas virtudes que he admirado en los cuatro meses que convivo con él, imagínese que, siendo Obispo, anduvo quince años completamente descalzo en Africa por senderos espinosos, etc. Yo poseo las sandalias con que pasó cuatro años en Abisinia y consagró a Mons. de Jacobis, napolitano.

Mis saludos al amable D. Francisco, a José Habaes, a los hermanos, y a todos los negros y negras; y encomiéndeme a las oraciones de las Estigmatinas.

Besándole respetuosamente las manos, me declaro con todo el afecto



Su indignmo. serv.

Daniel Comboni




[1122]
Le llevaré a Nápoles el anuario de Colonia de 1864. Verá un compendio de nuestra Sociedad de Colonia. Le ruego que haga llegar la adjunta al P. Pedemonte. Mons. Massaia le manda una foto de Mons. de Jacobis nap., Obispo y Vic. de Abisinia, al que él consagró obispo, y que, muerto en olor de santidad, es famoso por algunos milagros.






144
Card. Alejandro Barnabò
0
Paris
19. 5.1865

N. 144 (139) - AL CARD. ALEJANDRO BARNABO

AP SC Afr. C., v. 7, ff. 744-745

París, 19 de mayo de 1865

Emmo. Príncipe:


 

[1123]
El Ilmo. y Rmo. Mons. Vicario Aplico. de los Gallas tuvo la bondad de comunicarme lo que en su venerada carta V. Em.a se dignó hacerle saber, o sea, que yo no pertenezco ya al Insto. Mazza. Es algo de lo que estoy muy sorprendido. Las cartas de mi Insto. de Verona, tal como m e han llegado, las he mostrado siempre todas a Mons. Massaia; y esto desde hace más de cuatro meses, el tiempo en que tengo la suerte de convivir con él y de abrirle completamente mi corazón con la confianza de un hijo hacia su Padre.


[1124]
El Rmo. D. Francisco Bricolo, Rector de los Instos. masculinos fundados por D. Mazza, y por consecuencia mi Director inmediato, me escribe muy a menudo. Me habló, es verdad, de bastantes diferencias habidas en el interior del Insto. entre sus miembros, de los que yo soy uno de ellos (miserias todas debidas a la extrema pobreza del Insto., que, salvo la integridad de una regular disciplina, carece absolutamente de los medios materiales de primera necesidad); pero nunca me hizo saber que ya yo no pertenezco al Insto. Mazza.


[1125]
El mismo D. Mazza, mi querido Superior, que me recibió con toda su paternal bondad a mi regreso de Roma, no me ha comunicado nunca nada, ni me ha manifestado que yo no pertenezco ya a su Insto., a pesar de dos cartas que le escribí, después de la primera de V. Em.a a Mons. Massaia, en las cuales le pedía que me expresase en términos técnicos si es verdad que yo no pertenezco ya a su Insto., como parece haberse informado a Roma. No me sé explicar este proceder de mi querido Superior; ni acierto a persuadirme de que mi venerable Viejo, sin comunicarme nada ni expresar ningún motivo, quiera apartarme de ese Insto., en el que entré a la edad de diez años, y al que pertenezco desde hace veintitrés, durante los cuales, bajo las órdenes o con la aprobación del mismo Superior he ejercido de mil maneras mi sacerdotal ministerio, sin desmerecer, espero, de la bondad de los Superiores, como pueden atestiguar los tres últimos Obispos de Verona, y especialmente mi venerado Obispo actual, Mons. Canossa.


[1126]
¿Cómo es posible que ahora, cuando necesito de su apoyo moral para proteger mi debilidad en la obra que trato de promover en favor de los pobres negros, pueda mi anciano Padre (pues tal fue verdaderamente para mí durante veintitrés años) abandonarme a mí mismo? ¡Eminencia, no entiendo nada!


[1127]
Por eso, siempre adorando los designios de la Providencia, que todo lo dispone para la mayor gloria de Dios y el bien de las almas, y dispuesto siempre a sufrir cualquier humillación y amargura donde lo quiera el Señor, he decidido, siguiendo también el consejo de Monseñor, ir a Verona dentro de dos semanas, para ver por mí mismo qué es lo que pasa; y luego, dado que al parecer Monseñor quiere confiarme para Roma algún asunto importante y delicado, que no es prudente exponer por escrito, me alegraré de comunicarle a Ud. en persona la verdadera historia de esta desagradable comedia, de la que el mismo Mons. Massaia, que me parece más interesado en ella que yo, está altamente sorprendido, y que ninguno de los dos nos logramos explicar.


[1128]
Por lo que respecta a la finalidad de mi viaje a Francia, no tengo nada que añadir a lo que le expuse en la última carta que le escribí a mi regreso de Prusia. En el Smo. Corazón de María, a la que veneramos en este hermoso mes, confío en que a través de todas estas dificultades y otras más graves, con la gracia de Dios y con el escudo de la protección de V. Eminencia Rma., pronto lograré emprender algo útil por la desdichada Nigricia, conforme a lo que le escribí en mi última carta.

Rogando al Señor que le guarde largos años para el bien de las santas Misiones, y sobre todo de Africa, le beso la sagrada púrpura y me declaro con toda veneración



De V. Em.a Rma.

humilmo. e indignmo. hijo

Daniel Comboni






145
Antoine D'Abbadie
1
Paris
31. 5.1865

N. 145 (140) - AL SR. ANTOINE D’ABBADIE

BNP, Nouv. Acq. Fr. 23852, f. 440

París, 31/5/1865

Breve aviso.




 

146
Don Nicolás Mazza
0
Paris
5.1865

N. 146 (141) - A DON NICOLAS MAZZA

AMV, Cart. «Missione Africana»

París, 31 de mayo de 1865

Sr. Superior:


 

[1129]
Mañana salgo de París en dirección al Atlántico, hacia Bayeux, para llevar a cabo el encargo de nuestro querido Obispo, Mons. Canossa, de recoger documentación sobre el célebre Obispo Canossa, tras lo cual regresaré a París, y luego a Verona.


[1130]
El domingo pasado tuve el placer de ser recibido en audiencia privada de 35 minutos de duración por Su Majestad la Emperatriz de los Franceses, en compañía de Mons. Massaia. Yo hablé largamente sobre Africa. El santo Obispo, verdadero confesor de la fe, quería hablar de más cosas, relacionadas con la actual política de Napoleón III de cara a la Iglesia; pero la Emperatriz estaba demasiado impresionada con Africa. Yo tuve el cuidado de dirigir su atención y prepararla para recibir la palabra de un apóstol; pero no se me ocurrió en ningún momento hablarle directamente.

Sin embargo, el santo Obispo le hizo comprender que la prosperidad del imperio y el porvenir de su hijo, el Príncipe imperial, depende del buen entendimiento de Francia con el Papa; y que la vida de su hijo está en peligro donde triunfe la masonería. Mons. Massaia es un verdadero apóstol.

La Emperatriz fue gentilísima con nosotros, y recibió de Monseñor como regalo un objeto religioso de Abisinia. En cinco meses que he vivido al lado de este Obispo he sido testigo de las más sublimes virtudes.



D. Comboni






147
Don Francisco Bricolo
0
Paris
1. 6.1865

N. 147 (142) -A DON FRANCISCO BRICOLO

ACR, A, c. 14/17

París, 1 de junio de 1865

Mi querido Rector:
 

[1131]
Ya he comenzado a aplicar las 60 misas de que me hablaba en su gratísima del 8 de mayo. Espero que el festival haya resultado espléndido.

Por su última carta veo que las cosas en el Insto. son más serias que nunca, y que reina una discordia entre superiores e inferiores, culpa de la equivocada costumbre que ha adoptado nuestro querido Viejo de rodearse de gente falsa, y no franca y abierta.


[1132]
Bendigamos al Señor, que todo lo dispone de la mejor manera para nuestro bien. Aunque Dios me ha dado un temperamento alegre, de manera que disfruto y estoy siempre contento, y quizá hay pocos en el mundo más felices que yo, sin embargo estas cosas me producen mucha impresión y un gran dolor en el corazón. Dado que en Roma todavía se cree que no pertenezco ya al Insto, y quizá que he sido expulsado del mismo, como consta por una carta del Cardenal Barnabò al Nuncio Aplico. de París, Monseñor Chigi, y yo no he recibido ninguna comunicación directa del Superior, como reclamaba con una carta incluso después de mi regreso de Prusia, he pensado dejar París e ir a Verona a ver qué sucede.


[1133]
Puede imaginarse, mi querido Rector, el daño que se me causaría frente a Propaganda, si se dijese: «A D. Comboni lo han echado del Instituto Mazza». Y yo lo único que sé de cierto es que el Superior ha dicho a mi Rector que yo, bajo cualquier pretexto, abandone del Insto.; y aparte de todo eso, nada. Bendito sea siempre el Señor. Como ve, querido Rector, se me trata con poca caridad y gentileza, cuando a mis espaldas, sin comunicarme nada, se escribe así a Roma. Fiat semper voluntas Dei in omnibus. Sólo tengo el dulce consuelo de una conciencia que no se siente culpable de esto.


[1134]
La semana que viene me marcharé de París, y dentro de diez o doce días espero estar en Verona. Mis asuntos con la Obra de la Propagación de la Fe van muy bien. He estrechado lazos de la más íntima amistad –en la que soy correspondido más de lo que se pueda imaginar, porque se trata de un alma grande– con el ilustre escritor Nicolas, que es uno de los miembros más activos de la Obra. A él le expuse mis pensamientos, y luego, poco a poco, le he ido aproximando a Mons. Massaia, que no cabe en sí de gozo por haber conocido un alma tan grande y tan devota. En resumen, estos dos grandes hombres me han presentado al Consejo de París en plena sesión extraordinaria; y el presidente, después de larga discusión sobre mis ideas, me ha asegurado que la Obra de la Propagación de la Fe, a medida que yo encuentre el personal, etc., socorrerá con particular predilección a Africa. También he entablado amistad con los siguientes miembros de la Propagación de la Fe, todos ellos grandes hombres:

1.o Mr. Boudin, Presidente de la Obra de las Conferencias de S. Vicente de Paúl de todo el mundo;

2.o Mr. Cochin, gran escritor católico y senador del Reino;

3.o Mr. le Recteur du Seminaire du S. Sulpicio (el primer Seminario de Francia);

4.o Mr. Theyr, senador;

5.o Mr. Doulqualy, etc., etc. Total, que en cuanto al material o al dinero para mi plan no tendré ningún dolor de cabeza, porque para cualquier fundación que yo emprenda, en poco tiempo reuniré el dinero necesario.


[1135]
Igualmente, la Obra de las Escuelas de Oriente y la de la Santa Infancia harán una contribución anual a cada Instituto cuya fundación yo promueva. Hablo de todas las obras que se realizarán en Africa. Tengo que ocuparme de las obras de Europa, como la fundación de pequeños seminarios, etc., y del personal, todo lo cual me va a dar grandes preocupaciones; pero confío en llevarlo a cabo con la ayuda de Dios. Dentro de dos años verá surgir un Seminario para las misiones africanas en un lugar que ya he decidido; y tengo echado el ojo a unos hombres de acción e iniciativa. Sin duda habré de retrasarme considerablemente a causa de mis asuntos con el Superior y con el Insto., en los cuales el más débil, como soy yo, llevará siempre las de perder y tendrá que sufrir; mas confío en que Dios me dará fuerzas para superarlo todo. Ya hablaremos de muchas más cosas; hasta la vista en Verona. Me detendré dos días en Turín. Salude a los Sacerdotes, a D. Beltrame, a mi portero, a D. Bolm, a D. Lonardoni, etc., a D. Fochesato, etc., a Hans, y téngame presente en su corazón lo mismo que Ud. está en el mío.


[1136]
Encomiéndeme a las oraciones de los buenos y de las Sras. Urbani. Salude a mis protestantes. Me gustaría que me escribiese a Turín. En Verona deseo ver definidos, concretos, puestos bien en claro, mis problemas con el Superior. Donde resulte en falta y culpable estoy dispuesto a sufrir mi merecido, como también estoy dispuesto a sufrir lo que no merezca, porque ante Dios soy gran pecador. Por delicadeza, hasta ahora no he escrito ni insinuado nada de esto al Obispo, porque sé que en general el Superior está en contra de ello; pero en caso de necesidad, que el Obispo sea juez: seguro que él me escuchará y dará a mis palabras el valor que merezcan. Veremos, porque está a punto de armarse una buena. El Señor esté con el pobre



D. Comboni




[1137]
Reciba los más atentos saludos de Mons. Massaia.

El domingo pasado, Mons. Massaia y yo fuimos recibidos por la Emperatriz Eugenia en una prolongada audiencia privada. Yo hablé largamente; el santo Obispo, con valentía apostólica, dijo a la Emperatriz una cosa que le contaré de palabra. La Emperatriz fue amable con los dos.






148
Don Nicolás Mazza
0
Paris
1. 6.1865

N. 148 (143) - A DON NICOLAS MAZZA

AMV, Cart. «Missione Africana»

París, 1 de junio de 1865

Mi amadísimo Superior:


 

[1138]
Propaganda ha asignado al P. Ludovico de Casoria de Nápoles la Estación de Schellal en Africa; parece que los Franciscanos intentan continuar la misión de Africa Central con el sistema delineado en mi Plan. Como la Sociedad de Viena no pasa ayudas al P. Ludovico, no sé si los Franciscanos cederán a otros, sin más, una parte de la Misión. Sin embargo, creo tener la clave para superar todo obstáculo y lograr que todavía dentro del otoño sea confiada a nuestro Instituto una Misión que dirigir en Africa Central como Ud. quiere, sin depender más que de Propaganda. El P. Ludovico de Nápoles me escribió diciéndome que tiene intención de que sus Obras de Africa formen parte de mi Plan, y me pide que le asista con ayudas pecuniarias. Con todo el fundamento, yo le he prometido mi cooperación.


[1139]
La Sociedad de la Santa Infancia y la Obra de las Escuelas de Oriente me han prometido ayuda para cualquier fundación en Africa. Tras una carta del Card. Barnabò al Obispo de Amiens, en la que le ordenaba concertarse conmigo para la fundación de la Obra de los Esclavos, he acordado, con el consejo de Mons. Massaia, que se hagan los primeros intentos en España. El Obispo de Amiens ha destinado a tal fin al santo Sacerdote Capella, que se pondrá a trabajar en breve bajo los auspicios del Arzobispo de Tarragona. Espero que en dos años esté fundada la obra. Casi todo el dinero de la misma está destinado al Plan ideado para la regeneración de Africa.


[1140]
Mons. Massaia me ha presentado al Consejo de París reunido en sesión extraordinaria el pasado día 24. Contando yo con el apoyo del ilustre apologista Nicolas, miembro del Consejo, el Presidente ha prometido asegurar a Roma el especial concurso de la Obra de la Propagación de la Fe de Lyón y París en favor de todas las fundaciones de Africa. Creo que el Señor ha bendecido mis pasos.


[1141]
D. Bricolo le habrá comunicado mi idea de poner a disposición de Ud., si lo considerase oportuno, una asignación perpetua consistente en la renta de cien mil francos, que me otorga la Sociedad prusiana. No me ha llegado de Ud. ninguna respuesta.


[1142]
Mitterrutzner me escribió que la Sociedad de Viena (que ahora está un poco desanimada), tiene ciertamente una buena disposición hacia nuestro Insto. y hacia Ud. Por lo tanto, Sr. Superior, puede estar seguro de tener una Misión a su disposición dentro de este otoño. Basta con que lo quiera y con que disponga de un pequeño personal.


[1143]
Por otra parte, siguiendo el consejo de Mons. Massaia, que tiene además importantísimos asuntos que confiarme para el Santo Padre, como le escribirá, pienso volver enseguida a Verona y luego, con su permiso, ir a Roma, donde concertaré con el Card. Barnabò algo en favor de Africa, en base a lo que bajo su consejo he realizado. ¡Qué feliz sería si Ud. erigiese una casa en Egipto, o donde quiera de Africa, este otoño!


[1144]
No habiéndome Ud. contestado a la última que le escribí, espero que todo haya terminado, y que seré considerado de nuevo como su Hijo. En verdad no puedo vivir mucho tiempo sin depender de mi buen padre, al que tanto quiero. Sería un gran dolor para mí si ahora que he llegado a una edad en que puedo ser útil al Instituto y devolverle el bien que me ha hecho a lo largo de tantos años, tuviese que salir de él. No, no puedo vivir lejos del corazón de mi Padre, ni lejos de su autoridad. Si me echase fuera por la puerta del Insto., yo entraría por la ventana. Por eso, mi querido Viejo, hasta que nos veamos dentro de pocos días. Regáñeme, castígueme, apaléeme si quiere, pero no me eche: deseo estar hasta la muerte en su corazón y ser



Su fidelmo. hijo

Daniel Comboni




[1145]
Le ruego dé mis saludos a D. César, a la maestra Elena y a Tregnaghi.






149
Antoine D'Abbadie
1
Paris
8. 6.1865

N. 149 (144) - AL SR. ANTOINE D’ABBADIE

BNP, Nouv. Acq. Fr. 23852, f. 452

París, 8/6/1865

Breve recomendación en favor del Prof. Conrad Urbansky.




 

150
Card. Alejandro Barnabò
0
Verona
23. 6.1865

N. 150 (145) - AL CARD. ALEJANDRO BARNABO

AP SC Afr. C., v. 7, ff. 753v

Verona, 23 de junio de 1865

Eminentísimo Príncipe:


 

[1146]
Dentro de pocos días tendré la dicha de encontrarme en Roma para tratar algún asunto de gran importancia con V. Em.a, como consecuencia de mi Plan. A pesar de que me marché de Roma y de Verona sin ninguna clase de recomendación, aunque lleno de confianza en cumplir la voluntad de Dios, he podido organizar algo por el bien de Africa. Tengo preparada una selecta falange de respetables Misioneros de mi querido Insto., todos distinguidos profesores del Seminario o fervientes trabajadores evangélicos, versadísimos en el santo ministerio, instruidos en las lenguas orientales, todos ardientes de celo, dispuestos a volar a la conquista de nuestros queridos negros, cuando V. Em.a, a petición de mi Superior, se digne asignarles un terreno que cultivar en Africa sobre la base de mi Plan. A la cabeza de todos ellos pondría mi Superior al muy solícito D. Beltrame, el cual es venerado en Egipto y en Africa, conoce las costumbres y el país, y ejerció allí durante diez años el ministerio evangélico. Cuento con los medios necesarios no sólo para iniciar la obra, sino también para perpetuarla. Yo siempre pertenecí y pertenezco al Instituto Mazza, como le escribirá su fundador, el cual nunca me ha indicado que yo haya sido separado de la Institución.


[1147]
Esto no es más que una pequeña cosa entre las muy importantes y útiles que le tengo que comunicar. Me encomiendo a la protección de V. Eminencia Rma., a fin de que pueda continuar la obra en favor de Africa que tengo en la mente, y que dentro de este año tendrá un florido comienzo.

Mientras suplico cada día al divino Redentor que guarde por muchos años la preciosa vida de V. Em.a para el mayor bien de Africa, le beso la sagrada Púrpura, y me declaro con todo el respeto



De V. Em.a Rma.

hum. e indig. hijo

D. Comboni