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Nº Escrito
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Señal (*)
Remitente
Fecha
181
Don Joaquin Tomba
0
El Cairo
20. 2.1866

N. 181 (170) - A DON JOAQUIN TOMBA

AMV, Cart. «Missione Africana»

El Cairo, 20 de febrero de 1866

Amadmo. y venerado Superior:


 

[1252]
A mi regreso a El Cairo, no encontré ninguna carta de Verona. ¡No puede imaginarse, mi querido Superior, mi pena por estar falto de noticias de nuestro querido Insto. desde que D. Juan se fue a Trieste! Confío en Dios que todos estén bien y que el Insto. vaya de maravilla.

Empleamos treinta y dos días en ir de El Cairo a Schellal. En la festividad de la Epifanía entramos en la Casa, y al día siguiente el P. Ludovico partió precipitadamente para Nápoles en un vapor del Gobierno. El P. Samuel de Negadeh y yo nos fuimos siete días después. Visité diligentemente todas las estaciones católicas del Alto Egipto; y, animado por todos los Misioneros, he podido obtener en El Cairo del Prefecto aplico. la fundación de un pequeño Insto. femenino en Negadeh, donde tengo la casa a mi disposición, para confiarlo a una Congregación de Hijas de la Caridad, si la Propaganda de Roma lo considera oportuno. Esperamos con impaciencia la autorización de Propaganda.


[1253]
He presentado un pequeño proyecto al Prefecto aplico. del Alto Egipto con vistas a reforzar su Misión, mediante la aplicación del Plan para la regeneración de Africa; pero ya se lo explicaré a Ud. de palabra. Esto es utilísimo para el Alto Egipto y para las Misiones de Africa Central. Todo estos Misioneros se han alegrado de ello, y me han animado. Como la división del Vicariato aplico. de Africa Central podría ir para largo, creo útil y necesario entretanto preparar auxiliares, con la formación de pequeños Instos. que serían confiados a las Hermanas de la Caridad, a los Hermanos de la Doctrina Cristiana, etc., instituciones que se comprometen a venir a Africa en apoyo de los Misioneros. Hablaremos de palabra.


[1254]
Nuestras negras, que el Insto. fundamental ponía a mi disposición con una carta de últimos del pasado octubre, yo las confiaría a las Hermanas del Buen Pastor, que las aceptan encantadas incluso inmediatamente, en el momento en que yo decida. Pero como no sé qué congregación me asignará Propaganda para Negadeh, más vale demorar un poco la resolución, hasta mi vuelta a Verona, y así oiré lo que Ud. en su sabiduría juzgue oportuno. En todo caso, el Insto. será liberado de la gente africana dentro de dos o tres meses.


[1255]
Volveré a Verona pasando antes por Roma, donde tengo que hablar con Propaganda sobre muchas cosas. Apenas colocadas las negras, deseo que Ud. me dedique (siempre que sea de su plena conformidad) a liberar paulatinamente al Insto de sus deudas, con objeto de que pueda estar en condiciones de aceptar una Misión en Africa. Y espero en Dios que dentro de un año todo esté arreglado, porque ayudado con la fuerza moral del Insto., no faltarán medios para lograr el éxito; y mucho más dado que no se trata de grandes cosas.


[1256]
No le sigo escribiendo porque tengo la cabeza tan trastornada que no coordina.. Entre las muchas cosas que le diré de palabra, una es que temo que la obra del P. Ludovico haga una barrabasada en Schellal. Ayer, uno de los seis que llevamos a Schellal volvió a El Cairo, tras una vocación de 28 días por Africa Central. Resulta que el fraile José Habaschy se ha creado una facción en Schellal, y amenaza nada menos que con echar al fraile Presidente para ponerse él como Superior. Los dos laicos negros, que Ud. conoció en Verona, tienen intención de huir.


[1257]
Por otra parte, el P. Ludovico me dijo que, apenas llegado a Nápoles, pediría la dispensa por edad y haría ordenar sacerdote a otro negro, y diáconos a dos. Aquí en El Cairo hay mucho escepticismo con respecto a la Obra del P. Ludovico. A mí me parece, por lo que vi, que entre la cabeza y el corazón del P. Ludovico no existe la necesaria armonía. Aunque él ha dicho que en nuestro Insto. femenino ha visto muchas criadas, parece que los mismos frailes de El Cairo afirman que sólo el Insto. Mazza podrá hacer algo en Africa Central, y aprueban todos de palabra el Plan para la regeneración de Africa. En suma, nuestro Insto., después de tanto por lo que ha pasado, creo que es uno de los más perfectos y mejores del mundo; en él reina verdadera caridad unida a la ciencia y a la auténtica piedad, que no consiste en la fachada. Por eso estoy apegado a él con la cabeza y con el corazón.


[1258]
Muchos saludos a nuestro querido D. Juan, que aquí en El Cairo dejó un venerado recuerdo. Le saludan (a D. Beltrame) el Obispo, que está en El Cairo; el P. Venancio, del Conventito; el P. Samuel de Negadeh; el Cónsul general austríaco, Schreiner, y todos los frailes. Aquí se tiene una excelente opinión del Insto. De palabra le expresaré un deseo del Obispo Mons. Vuicic respecto a una obra de gran utilidad para Egipto, de mucha honra para el Insto., y de ningún sacrificio, que allana el camino para favorecer al Insto.

Reciba Ud. mi respetuoso saludo, y dé mil recuerdos a D. Beltrame, D. César, D. Donato, D. Fochesato, D. Poggiani, así como a Tregnaghi, a Garbini, al Párroco de S. Esteban, a las maestras y las dos protestantes Marías, mientras con todo el corazón me proclamo



Su obedmo. y afmo. hijo

Daniel






182
Cab. César Noy
0
El Cairo
26. 2.1866

N. 182 (171) -AL CAB. CESAR NOY

BQB, Sez. Autografi, Cart. 380, fasc. I

El Cairo, 26 de febrero de 1866

Ilmo. Sr. Caballero:


 

[1259]
Después de haber recibido tantos favores, mi corazón sentía una gran necesidad de ponerle al corriente de lo que en mi debilidad hago por el bien de esta Africa negra, sobre la que pesa desde hace tantos siglos el tremendo anatema de Canaán, y por la que estoy seguro que Ud. eleva desde su corazón eminentemente católico y caritativo las más fervientes plegarias a ese Dios, que también por los negros quiso morir en la Cruz. Por eso le envié una carta desde Nubia el 7 del pasado enero. Pero, ¡cosa insólita!, mi carta, junto con muchas otras, permaneció casi un mes en la saca de nuestro Procurador en El Cairo, por lo que al llegar aquí la retiré junto con una carta a S. E. el Nuncio aplico. y una a Mons. Mislin.


[1260]
Gracias a las recomendaciones obtenidas en Viena, pudimos pagar sólo la tercera parte del pasaje en el Lloyd austríaco, y partimos el 12 de noviembre desde Trieste. En tantos viajes como he hecho por el Mediterráneo, el Atlántico, el mar Rojo y el océano Indico, nunca conocí una borrasca tan tremenda como la que me tocó desde Corfú a Alejandría, en la que en todo momento, por espacio de 37 horas, estuvimos en un tris de naufragar. En nuestro trayecto entre Zante y la punta extrema de Candía se desencadenó sobre nuestro barco el más furioso huracán; de manera que se rompieron las barras de hierro del costado izquierdo, quedó destrozada una parte de la popa, resultaron muertos 48 bueyes húngaros, y la embarcación, totalmente a merced de los vientos, se agitaba de tal modo que durante 37 horas permanecí separado del P. Ludovico, al no poder moverme de donde estaba por el peligro de verme lanzado al mar. El P. Ludovico asegura que prefiere recibir mil veces la muerte a volver a soportar una borrasca como ésa. Además dice que considera como un regalo especial de Dios el resto de sus días, y prometió al Señor que nunca más volverá a ir a Africa. Finalmente más muertos que vivos, y después de haber arrojado los bueyes al mar, llegamos a Alejandría.


[1261]
En El Cairo fleté una dahhabia, o barco fluvial, con el que fuimos hasta las primeras cataratas. Saludadas las famosas pirámides, que dejamos a la derecha, remontamos el Nilo rodeados de una espléndida primavera que sonríe en las riberas y en los campos del histórico Egipto; y luego de pasar junto a las imponentes ruinas de Tebas, la de las cien puertas, en cuyos alrededores se extienden aquellos desiertos santificados un día por tantos miles de anacoretas y ahora, ¡ay!, mancillados por las sacrílegas profanaciones de los hijos del árabe profeta, en 33 días de aburrida navegación echamos el ancla en Asuán. Finalmente, después de cruzar un pequeño desierto, entramos en Nubia y abrimos la Casa de Schellal, que es la primera Estación del Vicariato apostólico de Africa Central.


[1262]
Dos días después de nuestra llegada, el P. Ludovico se marchó en un vapor del Gobierno y, agasajado hasta El Cairo por el Príncipe de Hohenzollern Sigmaringen, partió rápidamente para Nápoles. Yo me fui después, y visité diligentemente todas las Estaciones del Alto Egipto para ver si es posible aplicar allí el Plan para la Regeneración de Africa. En efecto, no solamente encontré ubicaciones adecuadas, sino además la aprobación de todos los misioneros, que me han rogado que coopere de ese modo también al bien de su misión. Ahora he determinado establecer un Instituto de negras en Negadeh, cerca de la Tebaida, y allí introduciré en mayo las Hermanas de la Caridad, las cuales, además del inmenso bien que harán a la juventud egipcia, educarán cierto número de negritas; la casa está ya en restauración a mis expensas. Asimismo tengo ya acordado otro Instituto en El Cairo con las Hermanas Misioneras del Buen Pastor de Angers.


[1263]
Su Alteza el Bajá Virrey de Egipto ha concedido 7 fedan de terreno [unos 4.060 m2] en uno de los más bellos lugares de El Cairo, en el camino de Schubra. Por eso marcho el día 9 a Roma, para conseguir la autorización, y luego iré a Verona a llevarme a las negras ya educadas, a las que dejaré repartidas entre El Cairo y Negadeh, en el Alto Egipto, para reforzar esos Institutos. Dentro del presente año espero haber establecido un Instituto de negras en Kenne, en el Alto Egipto. Con esto intento preparar auxiliares, que nunca ha habido anteriormente en las Misiones de Africa interior. Así que me encomiendo a sus oraciones, y a las de los buenos.

Y ahora, ¿cómo están su esposa y sus queridas niñas? Le ruego presente mis respetos a la primera y dé recuerdos a las segundas. No pasa un día sin que recuerde a su devotísima familia en el Memento.


[1264]
En cuanto al Sr. Caballero, me parece verlo en conversación con algunos, ejerciendo el apostolado con los que no aman a la Iglesia Católica, y sosteniendo con pecho impávido al Papa y la justicia de sus derechos. Ciertamente la palabra de un hombre del siglo es más eficaz que la del eclesiástico; pero digo que me conmueve más el discurso de un seglar que el de un obispo cuando se trata de defender al Papa. El Señor apoyará y bendecirá su franca palabra y su apostolado en estos tiempos de orgullo y de ceguera en que se ignora a la autoridad, y en que el mundo se entrega a una ciega y desenfrenada libertad. Para mostrarle la diferencia que hay entre los turcos y herejes y nuestros modernos librepensadores, le voy a contar un pequeño suceso.


[1265]
Aburridos del largo viaje en el barco fluvial, y teniendo el P. Ludovico prisa por volver a Nápoles, donde están en peligro sus obras, una vez que llegamos a Esne nos presentamos dos de nosotros al Bajá de la provincia a la que pertenece Schellal y le pedimos permiso para abrir la casa de formación para negros, y que nos concediera una plaza libre en un vapor del Gobierno para ir de Asuán a El Cairo cuanto antes. No es para decir con qué bondad y gentileza nos recibió, y eran las nueve de la noche. Hizo expedirnos por escrito el permiso para abrir la casa, prometió ir a vernos, se ofreció a suministrarnos todo lo que precisásemos y nos colmó de amabilidades. Además vino él mismo a Asuán, hizo que nos atendieran en todo y mandó darnos tres pasajes de primera en el vapor del Gobierno para volver a El Cairo cuando quisiéramos. Imagínese que es un turco el que así sabe tratar a quien propaga la fe católica con odio al islamismo.


[1266]
Más todavía. En Negadeh hay tres mil coptos heréticos. Yo mantuve largas conversaciones con el jefe de éstos, que es el más rico e influyente. Después de largos debates, me confesó la verdad de las dos naturalezas de Cristo, y también que no estaba lejos de hacerse católico. Espero que la influencia de la mujer católica y de las Hijas de la Caridad terminen de convertirlo con los otros tres mil. Pues bien, hablé con él, que no es nada ignorante, del Papa, y me preguntó por qué está ahora en guerra. Le contesté que porque quieren despojarlo de sus bienes temporales. «Tiene razón en defenderse –dijo él– y en sostener sus derechos». ¡En cambio, los barrabases de nuestros masones pretenden quitar al Papa su dominio temporal, y arrancar del corazón de los fieles el amor al Jefe de la Iglesia! Los cuernos de Cristo son más duros que los del diablo: portae inferi non prevalebunt.


[1267]
En Roma pediré al Papa la bendición especial para Ud. y su familia. Hágase intérprete de mis sentimientos y presente mis respetos a la persona verdaderamente evangélica de S. E. el Nuncio, a Mons. Capri, a Leonard y a todos los demás de la Nunciatura. Naturalmente, mil saludos a su buena Esposa; y reciba Ud. mis más cordiales y sinceras expresiones de afecto.



Suyo afmo., Daniel Comboni






183
Cardenal Patrizi
1
El Cairo
2.1866

N. 183 (172) - AL CARDENAL PATRIZI

«Jahresbericht...» 14 (1866), pp. 7-76

Febrero de 1866

Como en el escrito n. 188, § 1377-1365.




 

184
Don Joaquin Tomba
0
Roma
25. 3.1866

N. 184 (173) - A DON JOAQUIN TOMBA

AMV, Cart. «Missione Africana»

Roma, 25 de marzo de 1866

Mi amadmo. Superior:


 

[1268]
A mi llegada a Roma encontré su apreciada carta, que, aunque corta y delgaducha, me causó gran placer por aportarme noticias suyas y de nuestro querido Instituto, que me faltaban desde noviembre, cuando vino D. Beltrame a Trieste. Le deseo a Ud. y a todos los del Instituto, incluido mi acreedor Tregnaghi, unas felicísimas fiestas pascuales, y ruego a los Sdos. Corazones de J. y de M. que los guarden a todos para el bien del Instituto y de Africa.


[1269]
El Card. Barnabò me dijo haberle escrito a Ud. una carta y me comunicó su contenido. Yo le informé de palabra en base a la carta que el Instituto fundamental me dirigió a Viena, y pareció muy reacio a una demasiado larga dilación; pero luego me dijo: «Después de tantos años de espera se puede tener paciencia y esperar un poco más, sólo que desearía ser informado con seguridad si el Instituto aceptará entonces la Misión».

Su Eminencia me ordenó redactar un informe sobre nuestro viaje a Schellal, tocando estos tres puntos:



1.o Qué debíamos hacer el P. Ludovico y yo.

2.o Qué se ha hecho positivamente.

3.o Qué considero que es conveniente hacer hic et nunc en favor del Vicariato Aplic. de Africa Central.


[1270]
Luego me ordenó hacer una exposición sobre los progresos del Catolicismo y sobre el trabajo apostólico que he observado en la Delegación de Egipto y en la Prefectura apostólica del Alto Egipto, explicando qué más me parece que se debería hacer en favor de todo Egipto.

Habiéndome negado a ello por justas razones, me respondió: «No; quiero que me haga la confesión general, porque no se le debe de haber escapado que Egipto no está bastante provisto para desarrollar allí la fe, etc.» Rece, pues, al Señor y haga rezar para que yo pueda hacer un informe verdadero, concienzudo y útil, porque debe ser leído en la Congregación.


[1271]
Le ruego que presente mis respetos al señor Obispo y salude a todos los sacerdotes del Insto., y a D. César y a las protestantes, mientras de todo corazón deseo que arreglemos bien nuestros asuntos, paguemos las deudas, etcétera. En cuanto a las negras, todo está listo: me queda recoger el dinero para el viaje. Por eso, habiendo el Señor proveído para lo más, proveerá para lo menos, y nos resultará fácil realizarlo todo.


[1272]
En Roma hay cantidad de extranjeros, incluida la Reina de Sajonia. Y entre ellos, también, un gran valedor mío en París, el Barón de Havelt, Protector de Tierra Santa.

Yo me encuentro bien, aparte de un poco de cansancio que aumentará en la Semana Santa. Muchos saludos a D. Poggiani, y mándeme su paternal bendición, a cambio de la cual pediré al Papa para Ud. una bendición amplísima.



Su obedmo. y afmo.

Daniel Comboni






185
Don Francisco Bricolo
0
Roma
18. 4.1866

N. 185 (174) - A DON FRANCISCO BRICOLO

ACR, A, c. 14/20

Roma, 18 de abril de 1866

Querido D. Francisco:


 

[1273]
Sólo dos renglones porque estoy afectado por las fiebres periódicas, que me han debilitado mucho. En El Cairo he recibido una carta suya que hubiera podido ser más larga y más abundante en noticias, y que me ha resultado grata sobremanera. Desde El Cairo fui a Alejandría, Malta, Messina, Nápoles y Roma, adonde llegué el 15 del mes pasado, el jueves anterior al Domingo de Ramos. Nada le digo de las emocionantes ceremonias de la Semana Santa, ni de la Bendición y Pontifical del día de Pascua. Escribo sólo por una cosa que me interesa.


[1274]
Ha salido de Roma hacia el Véneto Mr. Abbé Nicolet, amigo mío de Chambery, ex Maestro Preceptor del Príncipe Tomás, Duque de Génova; fue este hombre excelente quien tradujo mi Plan al francés. Ha ido a Venecia y luego se trasladará a Vicenza, directamente a ver al Rector del Colegio Cordellina. Todas las gentilezas que tenga para con ese amigo mío me las hará a mí, y le quedaré agradecido por ellas. Si por un día o dos que va a estar en Vicenza le cediese una pequeña habitación, él se sentirá más a gusto allí que en la Corte de Turín, donde vivió muchos años. Llévelo a ver al Obispo, haga que le enseñen lo bueno de Vicenza y Monte Berico. Además, estando yo sin aliento, me haría Ud. un favor si lo recomendase enseguida en Venecia a D. Clerici o a algún otro para que le mostrase las maravillas venecianas. Se aloja en Calla del Ridotto, Casa Fumagalli, adonde yo mismo le he dirigido. En fin, le recomiendo a este amigo mío.


[1275]
Yo estoy aquí con mis fiebres. Es probable que pase quince días en Frascati, donde el aire es bueno; no hay otro modo de librarme de ellas. Tengo que redactar un informe a Propaganda, a instancias de Barnabò, sobre todo lo que he observado durante mi viaje. El Obispo de Verona me escribió diciéndome que, provisto de una recomendación suya, uno de nuestro Insto. va a Viena para obtener la exención del impuesto de radicación. Mis respetos más distinguidos al Sr. Obispo de Vicenza, a Dalla Vecchia, al Prefecto, etc. Un saludo a D. Tilino y a nuestros otros buenos Clérigos Legitimistas.



Suyo afmo.

Daniel






186
Mons. Luis de Canossa
1
Roma
25. 4.1866
N. 186 (175) - APUNTES DE D. J. TOMBA

DE UNA CARTA A MONS. CANOSSA

AMV, Cart. «Missiones Africana»



25 de abril de 1866





187
Don Joaquin Tomba
0
Roma
15. 5.1866

N. 187 (176) - A DON JOAQUIN TOMBA

AMV, Cart. «Missione Africana»

Roma, 15 de mayo de 1866

Amadmo. Sr. Superior:


 

[1276]
Le escribo para darle noticias mías. Puedo decirle que actualmente estoy bien. Las fiebres romanas, la quinina, y muchos otros percances me dejaron muy débil, de modo que durante un mes no hice nada, y después he hecho poco. Pero ahora trabajo con algo más de ganas haciendo el informe que me pidió el Card. Barnabò. Su Eminencia me comunicó la respuesta que le ha dado el Instituto sobre hacerse cargo de una misión en Africa.


[1277]
Sea siempre bendita la voluntad del Señor. Cuando a Dios le plazca, el Insto. pensará en Africa. Ahora Dios no quiere: debemos resignarnos. Aunque no puedo disimular mi dolor por tal circunstancia. Pero, en medio de mis graves problemas, la bondad de Dios me había resevado un gran consuelo, porque la semana pasada recibí la santa comunión de manos del Santo Padre. Y hablando con Su Santidad, le pedí una bendición especial para Ud., una para D. Poggiani, y una para todos los miembros de nuestros Institutos masculino y femenino.


[1278]
En medio del grito de guerra que suena a su alrededor, el Papa está lleno de paz y totalmente confiado en Dios; el Vicario de Cristo está asistido de una fuerza superior, y los poderes del mundo no podrán turbarlo. Roma es el refugio de la paz, la ciudad tranquila. El mes de María se está celebrando con gran pompa y devoción en cien iglesias, y todas ellas se hallan atestadas de fieles que elevan sus plegarias a la Reina de los Cielos. Parece que todavía Dios no ha determinado la época de la llamada a la fe para los pobres africanos; pero tengamos confianza, y recemos por ellos. Monseñor Massaia está ya en Egipto. El Obispo de Egipto ha sido llamado a Roma, y tendrá otro destino.


[1279]
Como nuestro querido D. Beltrame no me escribe ni me contesta, deduzco que ya se encuentra en la capital del Imperio, donde seguramente habrá obtenido de S.M.I.R. Apostólica la gracia implorada. Si por casualidad hubiera vuelto, salúdele cordialmente. Presente mis respetos a Mons. el Obispo y al Marqués Octavio, y envíe mis distinguidos saludos a la familia Pompei. Recuerdos a D. Fochesato, a D. Donato, a Lonardoni y a todos los miembros del Insto., como a Garbini, a Tregnaghi, a las Sras. maestras, a las negras y a las protestantes.

Déme su bendición, y en los Sdos. Corazones de Jesús y de María téngame por



Su obedmo. y afmo.

Daniel




[1280]
Su Em.a el Card. Barnabò se dolió mucho de que el Insto, no aceptase la misión en Africa. Sin embargo, esperemos que el Señor disponga pasados algunos años.






188
Card. Alejandro Barnabò
0
Roma
30. 6.1866

N. 188 (177) - AL CARD. ALEJANDRO BARNABO

AP SC Afr. C., v. 7, ff. 873-890v

INFORME

de mi breve viaje a Africa

de 1865-1866



Roma, 30 de junio de 1866



INFORME

enviado a la S. Congregación de Propaganda F.

en junio de 1866



Emmo. Príncipe:


 

[1281]
Invitado por V. Em.a Rma. a redactar un Informe sobre los resultados del viaje que hice recientemente con el M. R. P. Ludovico de Casoria hasta Schellal, me apresto enseguida a la obra, y, de acuerdo con sus directrices, expondré:

1.oQué debíamos hacer el P. Ludovico y yo en nuestro viaje a Africa.

2.oQué hemos hecho realmente.

3.oQué sería oportuno hacer, hic et nunc, con los elementos y fuerzas ya existentes, para mejorar la situación del Vic. Aplico. de Africa Central.


[1282]
Y en primer lugar, dejando en silencio la historia de la Misión africana anterior a la época de nuestro viaje a Schellal, porque es ya conocida de V. Em.a Rma., diré sólo que, como consecuencia de la carta de 24 de junio de 1865 de mi difto. Superior D. Nicolás Mazza, mediante la que pedía a Propaganda una Misión para su Insto. en Africa interior, V. Em.a Rma. me mandó hablar con el Rmo. P. General de la Orden Seráfica para acordar un proyecto de división del Vicariato de Afr. Centr., a fin de que tanto los Franciscanos como el Insto. Mazza pudieran desarrollar con más eficacia su obra en beneficio de los negros.


[1283]
Yo cumplí fielmente la orden recibida, hablando con el Rmo. P. General, que se mostró favorable a una división. Y provisto de una carta de su puño y letra, por la que encargaba al P. Ludovico ponerse de acuerdo conmigo para determinar los límites territoriales, fui a Nápoles, donde diligentemente se discutió el asunto. A mi regreso a Roma, oído el P. General, se convino entre nosotros lo que el P. Ludovico, en mi presencia, declaró a V. Em.a Rma., o sea, presentar el siguiente proyecto de división:


[1284]
1.oMisión del Nilo oriental, que se confiaría al Insto. Mazza con los siguientes límites territoriales:

Al norte, el Trópico de Cáncer

Al este, los Vicariatos de Abisinia y de los Gallas

Al sur, el Ecuador

Al oeste, el Nilo y el Nilo Blanco.

2.oMisión del Nilo occidental, que estaría a cargo de la Orden Seráfica y tendría los límites siguientes:

Al norte, el Vicariato de Egipto

Al este, el Nilo y el Nilo Blanco

Al sur, el Ecuador

Al oeste........ in infinitum.


[1285]
Aunque me inclino a creer que el Rmo. P. General ha estado siempre dispuesto a ceder una parte de aquel Victo. al Instituto Mazza, que por espacio de quince años trabajó y realizó grandes sacrificios por aquella Misión, sin embargo pronto me di cuenta de que el respetable Definitorio de Ara Coeli y el mismo P. Ludovico de Casoria, oponiéndose al proyecto, hicieron fracasar la propuesta división. Y tuve luego la plena convicción de ello cuando, al mismo tiempo que V. Em.a Rma. declaraba abiertamente su voluntad de repartir el Victo. entre la Orden Seráfica y el Insto. Mazza, yo leía en un periódico católico el artículo que adjunto impreso, y cuyo contenido fue predicado en septiembre del año pasado por los Frailes del P. Ludovico en S. Pedro ad Aram y en otras iglesias de Nápoles: Un nuevo rumbo, etc.


[1286]
En efecto, ante las protestas de la Orden Seráfica, V. Em.a Rma. no creyó oportuno emitir decisión alguna sobre la propuesta división; si bien en su alta sabiduría determinó que, cuando el P. Ludovico fuera a Africa para tomar posesión de la Estación de Schellal, uno o dos representantes del Insto. Mazza lo acompañasen en ese viaje, a fin de que de que las dos partes discutieran el asunto detalladamente en el lugar en cuestión, y oído el juicio del Vicario Apostólico de Egipto, al que desde hacía más de tres años se le había confiado interinamente la dirección del Victo. de Africa Central, se pudiera acordar mejor un proyecto de división justo y conveniente para ambas partes, que posteriormente sería presentado a la S. Congr. de Prop. Fide.


[1287]
Sobre la base de esta determinación, el P. Ludovico, después de haber mandado a Africa por la ruta de Messina a cuatro laicos, acompañados del P. Buenaventura de Jartum y de dos negros terciarios con hábito franciscano, el 10 de octubre dejaba Nápoles y, tras una breve detención en Roma, llegaba a Verona. Allí se entrevistó con mi nuevo Superior, D. Joaquín Tomba, y fue acordado que sólo yo le acompañase a Africa. Y sin titubeos, el 26 de octubre partimos de mi Insto y nos dirigimos hacia Alemania, pasando por aquellas ciudades en las que yo había pensado presentar al P. Ludovico para ponerle en contacto con los más distinguidos bienhechores de la Misión africana.


[1288]
Vive en Bressanone un hombre de raros talentos, a quien Africa es deudora de grandes servicios. Se trata del piadoso y capaz Prof. Juan Crisóstomo Mitterrutzner, Canónigo regular lateranense de la Orden de S. Agustín, Doctor en Sda. Teología, miembro de diversas Academias y del Comité de la Sociedad de María de Viena, etc., etc., el cual, habiendo realizado estudios profundos sobre Africa Central, ha seguido todas las fases de la Misión africana, cuyos acontecimientos e historia ha publicado posteriormente. Hasta 1850 recogió cada año para la Misión bastantes miles de escudos, y proporcionó a Africa Central casi la mitad de los Misioneros que en aquel vasto territorio anunciaron el Evangelio antes que los Franciscanos, y con la pluma y con los hechos encendió en tierras germánicas el entusiasmo por la Misión africana, que en toda circunstancia encontró en él su más fiel amigo, su más valioso protector. Ultimamente, valiéndose de los manuscritos que le dieron los Misioneros (sobre todo D. Juan Beltrame y Mons. Mateo Kirchner), y con la ayuda de unos indígenas negros que tuvo consigo en Bressanone, logró componer un diccionario y una gramática de la lengua de los Bari, y publicó para uso de alemanes e italianos un diccionario, una gramática, un catecismo, y algunos Diálogos en la lengua de los Denka, y tradujo a este idioma todo el Evangelio de S. Lucas y los Evangelios de todos los domingos y fiestas del año, suministrando de este modo a los nuevos Misioneros el material necesario para ejercer el ministerio apostólico en el inmenso espacio comprendido entre los 13° y 1° de lat. N., en las regiones del Nilo Blanco.


[1289]
Considerando yo que el P. Ludovico (que no conocía en absoluto la tierra africana y no había estado nunca en el Vicariato en cuestión) no podría nunca efectuar por sí solo una división justa y conveniente para ambas partes, a fin de prevenir cualquier pretexto de falta de datos que pudiera impedir tal operación por parte de los Franciscanos, le aconsejé dirigirse al eximio Prof. Mitterrutzner, como el hombre hoy día más capacitado para juzgar sobre tal materia, y pedirle que preparase un proyecto de división del Victo. de Africa Central. Accedió a ello el Padre, y discutimos minuciosamente el asunto con el mencionado Prof. Mitterruztner. Aceptando éste el encargo, se decidió que él redactaría el proyecto que le pareciera más adecuado para las dos Instituciones, la de Mazza y la del P. Ludovico, y prometió que en pocos días nos lo mandaría a Viena. En efecto, allí lo recibimos el 1 de noviembre, expuesto en la siguiente carta en latín dirigida al P. Ludovico, que fielmente transcribo aquí:

[Original latino, traducido del italiano] Rmo. Padre:


[1290]
En verdad se dilató mi corazón cuando hace pocos días tuve la oportunidad de conocerle, Rmo. Padre, a quien desde hacía ya mucho tiempo seguía con suma admiración e interés, por su apostólico celo en pro de nuestra Africa y por su admirable obra de caridad. Realmente, no sólo le he conocido a Ud., sino también el fruto de nuestra misión: el P. Buenaventura, al que hace nueve años traje yo de Egipto. Usted lo ha elevado a la dignidad sacerdotal y ahora lo lleva como apóstol a su patria. Para mayor alegría, junto con Ud. ha venido mi muy dilecto D. Comboni, que lleva ya muchos años esforzándose grandemente por la regeneración de Africa para Cristo. A él, entre otras cosas gratas, habrá que atribuir el hecho de que la Misión católica para Africa Central, que se puede considerar casi extinta, florezca de nuevo.


[1291]
He sabido de labios de Uds. que la S. Congregación de Propaganda Fide de Roma tiene el propósito que se divida el Vicariato apostólico de Africa Central entre la familia Franciscana y el Instituto de esa víctima de la caridad, D. Nicolás Mazza. Ahora bien, Ud. me ha preguntado qué pienso de esa división; y como no puedo por menos de contestar a su pregunta, voy a exponer mi opinión abierta y sinceramente. Entre otras cosas subrayo mi convencimiento de que esta Misión, en verdad dificilísima, debe ser totalmente católica, criterio también, sin duda, de todos los bienhechores que en algo han contribuido a sostener dicha Misión. Cristo ha de ser predicado y las almas se deben conquistar para Cristo, sin atender a que esto se lleve a cabo con sacerdotes regulares o seculares, o por medio de italianos o de alemanes. Los misioneros de Africa Central deben ser verdaderos apóstoles y hombres de Dios.


[1292]
Puesto que ya conozco las cosas que hasta ahora ha preparado usted, Rmo. Padre, por Africa, y lo que el ínclito Instituto del venerable D. Mazza ha realizado y lo que puede hacer en el presente, pienso que es una idea excelente la de dividir el Vicariato actual de modo que la parte septentrional, es decir, el Vicariato de Egipto desde aproximadamente los 24° hasta los montes de los Denka (Gebel Nuba o Gebel Nyuemati), o sea hasta cerca de los 12°, asignado a la familia Franciscana, le corresponda a usted, Rmo. Padre. En cambio la parte meridional, desde los montes de los Denka hasta el Ecuador y más allá, sea asignada al Instituto Mazziano.


[1293]
Lo que me lleva a pensar así se puede deducir de las siguientes razones:

1.oLa estación misionera de Schellal le ha sido asignada a usted, Rmo. Padre, por la S. Congregación de Propaganda Fide, y esto se realizará dentro de pocos días.

2.oEl método que usted sigue para la regeneración de Africa, basado en las obras de caridad, en la enseñanza artesanal y en la educación de los jóvenes, es el que me parece más idóneo sobre todo para aquellos lugares en que desde hace tiempo se encuentra el Islam. Por eso su Institución dará muchos y muy capaces ministros para tal fin.

3.oAdemás, no es de poca importancia el hecho de que desde Schellal hasta los montes de los Denka hay una sola lengua, el árabe, por lo cual no será necesario enseñar a los adolescentes muchas lenguas, sino que con el tiempo podrán dedicarse a aprender las que en Schellal, Jartum, etc. sean de más interés.


[1294]
Los motivos por los cuales quisiera asignar al ínclito Instituto de D. Nicolás Mazza la parte meridional, son los siguientes:

1.oFrecuentemente, aquel venerable viejo que fue D. Nicolás Mazza, cuando se hablaba de la Misión africana, afirmaba rechazar para sus Misioneros los lugares habitados por mahometanos. Pues bien, precisamente a partir de los montes de los Denka comienzan las tribus de los negros, con lo que se cumplen los deseos de aquel santo varón.


[1295]
2.oYa muchos Misioneros apostólicos de este Instituto trabajaron en aquellas regiones con los Denka; entre ellos destacan D. Juan Beltrame y D. Daniel Comboni, que por eso, enseñados por la experiencia, evitarán muchas cosas inconvenientes para la Misión.

3.oLos mismos Misioneros, incluso donde se hablen lenguas completamente diferentes del árabe, trabajarán con mucha más facilidad al estar habituados al denka que usan los negros desde los 12° hasta los 5°. El Rmo. D. Beltrame ya ha escrito en lengua denka.


[1296]
Yo también sé utilizar una lengua y la otra, la de las chicas africanas educadas en el Instituto veronés, que hablan el denka.

A fin de satisfacer completamente sus deseos, le adjunto también el mapa que muestra las regiones de la Misión católica en el Nilo Blanco.

Reciba, pues, lo que pidió: ¡úselo adecuadamente!

Le ruego me tenga presente en sus oraciones.

J. C. Dr. Mitterrutzner


[1297]
En Viena, el Excmo. Comité de la Sociedad de María, que cedió al P. Ludovico todos los muebles y utensilios existentes en la Estación de Schellal, declaró no poder disponer de ninguna ayuda pecuniaria para nuestra expedición; de ahí que tuviéramos que ocuparnos seriamente de proveernos de los medios para el viaje a Africa. Habiéndonos puesto en contacto S. E. el Nuncio aplico. con la nueva Sociedad de la Inmaculada Concepción, fundada por el famoso historiador del Imperio austríaco, el Consejero áulico Fedde Hurter, y que tiene por objeto socorrer a los católicos dispersos por los dominios turcos, solicitamos ayuda de la misma. Pero dado que todavía no estaba bien reorganizada tras la muerte de su ilustre Presidente, y que no se encontraban en la capital sus miembros activos, nos contestaron que en la próxima junta sería sometida al Comité nuestra petición, y que si el resultado fuera positivo, se mandaría al Rmo. Delegado apostólico de Egipto la ayuda concedida. Al no obtener efecto el telegrama que el P. Ludovico envió a Roma, a S. M. el Rey de Nápoles, en el que le imploraba un pronto socorro, resolvimos dirigirnos al citado Prof. Mitterrutzner y a la ínclita Sociedad de Colonia.


[1298]
El primero, que ya nos había dado el dinero para el viaje de los cinco desde Bressanone hasta Viena, nos mandó inmediatamente su óbolo de cuatrocientos táleros, y la segunda hizo llegar enseguida a nuestras manos una limosna de doscientos táleros. Luego, habiendo conseguido del Ilmo. Cab. Noy, Consejero de los ferrocarriles autriacos, billete gratuito hasta Trieste, y obtenido una considerable rebaja en los pasajes del Lloyd austríaco, zarpamos de ese puerto el 12 de noviembre. Después de una furiosa borrasca en el Mediterráneo llegamos a Alejandría, en Egipto, donde nos reunimos con los otros cuatro frailes que nos habían precedido, y los nueve partimos para El Cairo. Allí, tomada en préstamo una pequeña cantidad de dinero, provistos de una carta de recomendación del Cab. Schreiner, Cónsul general austríaco, ayudados de manera efectiva por el Cab. F. Mardrus y fletada una dahhabia, salimos de Bulaco. Invocada en Kenneh la ayuda del P. Samuel d’Accadie, Presidente de Negadeh, que nos acompañó hasta nuestro lugar de destino, rindiéndonos muy útiles servicios, tras treinta y dos días de navegación por el Nilo llegamos a la primera catarata; y protegidos por las Autoridades gubernativas de Esneh y de Asuán, tranquilamente pudimos tomar posesión de la Estación de Schellal el 6 de enero de 1866.


[1299]
Schellal es la primera población de Nubia inferior. Está habitada por un millar de musulmanes, y situada en la margen derecha del Nilo, a dos millas de distancia de la última ciudad del Alto Egipto, de donde la separan las cataratas de Asuán. Apenas llegado al trono, el actual Virrey ordenó al Effendi de Asuán que vigilase a los misioneros de Schellal, a fin de que no turbasen la fe de los creyentes del Islam con el proselitismo católico. La casa de la Misión, emplazada de cara a la isla de Filé, es sólida, cómoda, y actualmente está bien provista de utensilios domésticos y herramientas; tiene una elegante capilla en el interior, y puede servir como lugar de descanso para los misioneros de Africa Central en su camino de ida o de regreso, además de prestarse adecuadamente para formar un numeroso colegio de africanos. El aire es bastante saludable; pero a causa de la extremada aridez del suelo y de la pobreza del poblado, es preciso obtener los víveres de la cercana Asuán, o mejor de El Cairo o de Europa, y en el tiempo en que estamos, el mantenimiento de esta Estación supone un gasto muy oneroso.

El P. Ludovico, que dejó aquí dos Sacerdotes Franciscanos, dos laicos terciarios y dos terciarios negros, a los dos días de nuestra llegada se marchó a El Cairo, y regresó a Nápoles.


[1300]
¿Qué hemos hecho realmente, pues, el P. Ludovico y yo en nuestro viaje a Africa? Nada de lo que debíamos hacer. Nosotros debíamos establecer el proyecto de división del Vicariato de Africa Central, consultarlo con el Rmo. Delegado aplico. de Egipto, y con la legítima mediación de nuestros Superiores transmitirlo a Propaganda, quedando luego a la espera de las decisiones de ésta. Esto era lo que teníamos que hacer nosotros, porque tal era la orden de V. Em.a Rma. Y el haber oído él en Trieste que mi Insto. no puede por algunos años aceptar misiones en Africa, no le eximía de tratar sobre aquella división, porque yo lo acompañaba a Africa con el pleno consentimiento de mi Superior, que con él mismo se había concertado para tal fin.

Pero el buen P. Ludovico es absolutamente contrario a que ninguna Institución, fuera de la suya, pase a compartir con los hijos de S. Francisco el apostolado de Africa Central; y solamente después de larga discusión –sin haber hablado nunca sobre tal punto con el Rmo. Vicario apostólico de Egipto– se limitó a decirme, al separarnos en Schellal, que si acaso V. Em.a Rma. le preguntaba por el plan de la ordenada división, él le presentaría el del Prof. Mitterrutzner, que he expuesto anteriormente.


[1301]
Por eso, viendo fallida la principal finalidad de mi viaje a Africa, y deseando ser útil a los pobres negros, me apliqué diligentemente a examinar las Estaciones católicas del Alto Egipto, por ver si me era posible establecer algún Instituto masculino y alguno femenino, para acoger en ellos chicos y chicas negros con objeto de preparar gente para las Misiones del interior de Africa sobre la base de mi Plan.


[1302]
En efecto, quedé convencido de que si en cada Estación del Alto Egipto que está ocupada por un sólo franciscano, con el subsidio anual de sólo 300 francos, yo pudiese colocar dos o tres Hermanas de la Caridad para la educación de las niñas coptas, y dos o tres Hermanos de la Doctrina Cristiana, o miembros de alguna reciente Institución, para la educación de los niños coptos, tendría como resultado no sólo la prestación de una valiosa ayuda a la Prefectura aplica. del Alto Egipto, sino que con la introducción de negritos y negritas en estos diferentes Institutos podría formar a la vez catequistas, artesanos y buenos elementos para las Misiones del interior de Africa, que se irían creando entre los negros, cualquiera que fuera la Institución a la que se le confiaran.


[1303]
De hecho, la pequeña ciudad de Negadeh, situada a cien millas de Schellal y a dos leguas de las ruinas de Tebas, y que está poblada por ciento cincuenta católicos y más de tres mil coptos heterodoxos, cuyo jefe me aseguró no estar lejos de abrazar nuestra fe, puede resultar adecuada para el primer Instituto femenino según mi Plan. Teniendo dispuesta la casa colindante con la iglesia, en la esperanza de que la eficaz acción de la mujer católica pudiese ser útil no sólo para el sector femenino, sino también para la conversión de los herejes, he acordado con el Presidente establecer en Negadeh tres Hermanas con la asignación anual de 500 francos para cada una, que es lo máximo que suele dar la Pía Obra de la Propagación de la Fe. Así, llegado a El Cairo, presenté al M. R. P. Venancio, Prefecto aplico., la siguiente petición, que ofrece como un breve informe sobre el estado general de aquella pobre Misión:

«Muy Rvdo. Padre:


[1304]
La Prefectura aplica. del alto Egipto, desde hace más de un siglo confiada a los RR. PP. MM. Reformados, tiene por objeto asistir a la Iglesia copta ortodoxa dispersa por muchas ciudades y pueblos de Egipto, a fin de que conserve y desarrolle el sagrado depósito de la verdadera Fe entre los creyentes, rodeados del fanatismo musulmán, y a menudo amenazados y maltratados por el furor de los herejes. La Orden Seráfica, a pesar de la escasez de los obreros evangélicos y la insuficiencia de los subsidios pecuniarios, ha podido mantener en las principales ciudades del Alto Egipto, donde se encuentran coptos católicos, muy solícitos Misioneros, que, con una abnegación admirable y a fuerza de sacrificios, han conseguido cumplir su difícil misión.


[1305]
Ahora, tanto por la difusión del comercio como por el incremento de la colonia europea en las fertilísimas tierras egipcias, así como por la celeridad de las comunicaciones donde éstas se han establecido entre el Bajo y el Alto Egipto, ya sea con barcos de vapor o mediante ferrocarriles, que se van construyendo rápidamente entre El Cairo y Asuán, ha aumentado la necesidad de reforzar el ministerio sacerdotal en la Prefectura que usted preside. Y esto se impone tanto más cuanto que la propaganda protestante va extendiendo su actividad por todo el Alto Egipto, y ha establecido una rica escuela anglicana en Siut, con gran daño de la fe católica. Es, pues, menester que Dios, siempre amoroso en los designios de su Providencia, se digne en caso tan grave lanzar una mirada de conmiseración sobre las tierras del Alto Egipto, y extienda piadosa la mano para coadyuvar en la obra del misionero, dotándole de muy válidas ayudas no solamente para conservar intacto el depósito de la fe entre los coptos católicos, sino también para suministrarle los medios con los que llevar por los caminos de la verdad a los disidentes, que desde hace más de catorce siglos duermen en el error.


[1306]
Habiendo a mi vuelta de Nubia examinado diligentemente por cuarta vez las Estaciones el Alto Egipto, me pareció haber comprendido bien la situación del apostolado católico y las urgentísimas necesidades que existen en aquellas regiones confiadas al cuidado de Ud. Por eso, lleno de deseos de ofrecer mi óbolo para en mi debilidad ayudarle en su cometido, y preparar a la vez elementos para las misiones de Africa Central, me dirijo a V. R. P. pidiéndole permiso para fundar pequeños Instos. masculinos y femeninos en las principales Estaciones del Alto Egipto, siempre a condición de que en lo que se refiere al funcionamiento externo estén siempre bajo la dependencia del Superior local, y bajo la jurisdicción del Jefe de la Misión.


[1307]
No disponiendo ahora más que de pocos medios pecuniarios, y habiendo llegado ya a un acuerdo con el respectivo Presidente, que me cede un local a este fin, suplico a V. P. me conceda autorización para crear un pequeño Insto. femenino en Negadeh, a cuyo objeto yo introduciría allí, por ahora, tres Hermanas de una Congregación religiosa que fuese del agrado de usted y de Propaganda, a las cuales añadiría algunas jóvenes negras, instruidas en la fe, en las lenguas y en las labores domésticas en mi Insto. de Verona. Este pequeño Grupo se encargaría de educar a las doncellas coptas, y practicaría las obras de caridad en favor de los herejes en esa importante estación. Por otra parte, como tengo intención de preparar también personal para la conversión de los negros con arreglo a mi Plan, desearía que las Hermanas, ayudadas por dichas negras, se comprometieran a la vez a educar en la religión y en las labores a todas aquellas negritas que, en función de los recursos económicos, pudiese yo suministrar a tal Insto. Y esto con vistas a que, terminado su aprendizaje, fueran enviadas a la Misión de Africa Central más del agrado de Propaganda, con preferencia siempre del Instituto Mazza, en caso de que por entonces tuviese allí una Misión.

Daniel Comboni»


[1308]
Sumamente contento con esta propuesta, el Rvdo. P. Prefecto del Alto Egipto se mostró muy dispuesto a complacer mis deseos, e inmediatamente escribió a V. Em.a Rma., para obtener la necesaria autorización.

Con la aprobación del Rmo. Delegado aplico., la Superiora Provincial de las Hermanas del Buen Pastor de El Cairo y yo hemos acordado formar un pequeño Insto. africano con algunas negras ya educadas en Verona, y con otras nuevas que estoy comprando. Será confiado a la Congregación del Buen Pastor, que creará como una Sección para las negras en un local expresamente destinado a este fin y anejo a su convento.


[1309]
No pierdo la esperanza de conseguir también negritas de la Obra del P. Olivieri, que están con las monjas franciscanas de El Cairo.

Esto es lo que he intentado hacer, y que espero ultimar dentro del presente año, con objeto de que sea fructífero mi breve viaje a Schellal.


[1310]
¿Qué sería conveniente hacer hic et nunc con el personal y los medios ya existentes, para mejorar la situación del Vicariato aplico. de Africa Central?... Este es un problema bastante difícil de resolver. Me esforzaré en plantearlo bien, a fin de que pueda entrar en vías de solución, siquiera en pequeña parte.


[1311]
Los límites territoriales de esta Misión, conforme al Decreto aplico. de Gregorio XI, son: a oriente, el Vicariato de Egipto y la Prefectura de Abisinia; a occidente, la Prefectura de las Guineas; al septentrión, la Prefectura de Trípoli, el Vicariato de Túnez, y la Diócesis de Argel; al mediodía, los montes Gamar, llamados también los montes de la Luna (Anales de la Propagación de la Fe, f. 20, núm. 121, pág. 293).

Restando ahora el espacio que ocupan las Misiones que se fundaron después, resulta que el Vicariato de Africa Central abarca la extensión que media entre los 5° lat. S. y los 24° lat. N., comprendida entre los 10° y los 35° de long. E., según el meridiano de París. A la que se añade el espacio existente entre los 10° y 29° de lat. N., y entre los 9° long. O. y los 10° longitud E., según el mismo meridiano. Lo cual es tanto como decir que el Victo. de Afr. Centr. es casi veinte veces más grande que Francia.


[1312]
Desde la época en que se creó este Vicariato, aún no se ha ocupado de él más que una parte de Nubia y las riberas del Nilo Blanco hasta los 4° de latitud N., entre el espacio de poco más de un grado de longitud, por lo que resulta que no se ha ocupado ni la veinteava parte del Victo. Añádase a esto que, según los recientes cálculos de los geógrafos acreditados ante las más reputadas Sociedades Geográficas de Europa, el Africa Central propiamente dicha tiene como límite oriental el Nilo y el Nilo Blanco; por lo cual la Misión de Africa Central ha desarrollado hasta ahora su actividad especialmente en la margen derecha del Nilo y del Nilo Blanco, o sea, en el límite nordeste de Africa Oriental. Y de Africa Central se ocupó solamente una porción del territorio de los Kich (Estación de Sta. Cruz, entre los 6° y 7° lat. N.), abarcando una superficie menor que la cuarta parte del actual patrimonio de San Pedro.


[1313]
Por tanto, formulemos más precisamente la pregunta, y digamos: ¿Qué considero yo que es oportuno hacer, con los elementos ahora existentes, en favor del Victo. aplico. de Africa Central, que se ha intentado evangelizar desde 1846 hasta 1866? Me reservo para exponer luego una somera idea sobre cómo se podría intentar la regeneración del resto del Vicariato, hasta ahora totalmente desconocido de los Misioneros.


[1314]
Bien sabe V. Em.a Rma. lo que se hizo en Africa bajo el gobierno de los tres Provicarios aplicos. Ryllo, Knoblecher y Kirchner, que se puede compendiar en esto: «Se han fundado cuatro Estaciones, a saber:

1.oJartum, en Nubia Superior, entre los 15° y 16° lat. N.

2.oGondokoro, en la tribu de los Bari, entre los 4° y 5° lat. N.

3.oSta. Cruz, en la tribu de los Kich, entre los 6° y 7° lat. N.

4.oSchellal, en Nubia Inferior, en el Trópico de Cáncer.


[1315]
Además han sido bautizados cerca de cien infieles, entre niños y adultos; se ha aprendido bien la lengua de los Bari y la de los Denka; se han compuesto los correspondientes diccionarios, gramáticas y catecismos, y traducido muchos fragmentos de la Sagrada Escritura, etc., y se ha publicado con los tipos de Brixen ese importantísimo libro para el idioma denka por obra del benemérito Prof. Mitterruztner. Adicionalmente, se ha conocido bien ese país, la índole de sus habitantes, las costumbres de muchas tribus de negros, y el modo menos difícil de evangelizarlos». Todo esto ha sido hecho por los Misioneros jesuitas germano-austríacos, y por los del Insto. Mazza, especialmente bajo el gobierno del Rmo. Knoblecher.


[1316]
A éstos los reemplazó la Orden Seráfica en 1861, que destinó allí sesenta de sus miembros, entre sacerdotes y laicos. ¿Cuáles fueron los resultados de su labor?... Se perdió casi todo lo que de bueno se había hecho antes.V. Em.a Rma. sabe que las Estaciones de Sta. Cruz y de Gondokoro, las cuales constituían el verdadero campo y el nervio de la Misión y rendían el mayor fruto, han sido abandonadas. La Estación de Jartum lleva más de tres años ocupada por un solo misionero franciscano, el P. Fabián, y por dos laicos. El Padre acogió en varias veces una veintena de esclavas negras, la mayor parte huidas de sus amos. Algunos de ellos reclamaron sus negras ante el Cónsul austríaco; pero el P. Fabián no creyó oportuno cederlas, por lo que se apeló al I. R. Cónsul general austríaco en Egipto. Aunque éste no aprueba la conducta del P. Fabián, y la colonia europea se da a habladurías en cuanto a sus relaciones con dichas esclavas, que no viven ya en su casa, sino en casuchas situadas en el recinto del huerto de la Misión, aun así quiero creerle inocente. Lo cierto del caso es que el Cónsul general austríaco en Egipto ha redactado un informe para el I. R. Ministerio de Viena contra el P. Fabián, cosa que no honra en nada al misionero.


[1317]
Por otra parte, yo no aprobaría nunca el sistema de dejar a un misionero solo, privado de los medios de protegerse con el escudo del Sacramento de la penitencia; y esto durante más de tres años, en un lugar tan remoto como peligroso, donde surgió hace algún tiempo una rica escuela protestante luterana de Prusia, que atrae a casi toda la colonia europea, y extiende su proselitismo por el Sennar y las principales poblaciones de Nubia. Por último, el P. Ludovico ocupó la Estación de Schellal, que llevaba ocho meses abandonada.


[1318]
Expuestos estos preliminares, veamos qué se puede hacer en favor de esa parte del Victo. aplico. de Africa Central que se ha intentado hasta ahora evangelizar valiéndose de los elementos hic et nunc existentes... Estos elementos están concentrados ahora en la Orden Seráfica. No hablo aquí del Insto. Mazza, porque, aunque tiene firme intención de entrar posteriormente en el difícil apostolado de Africa, ha declarado que por ahora no puede asumir ninguna misión entre los pueblos negros.


[1319]
En 1861 la Orden Seráfica hizo un llamamiento mediante una circular a muchas provincias religiosas, a fin de reunir una poderosa falange de obreros evangélicos para embarcarse en la Misión de Africa Central. A pesar de los graves sacrificios padecidos, se reiteraron los intentos: más de 22 personas sucumbieron en aquellas tierras ardientes sin obtener ningún feliz resultado. Finalmente, hechos todos los esfuerzos, esta ínclita Orden decidió poner en acción a la Institución del benemérito P. Ludovico de Casoria. ¿Qué es esta Institución de los Frailes Bigi, que surgió no hace mucho en La Palma, en Nápoles?... Por la siguiente carta que desde las riberas del Nilo escribió el P. Ludovico a sus hijos, la cual, según me declaró él mismo, compendia lo esencial del nuevo Instituto, y es como el testamento de su pío fundador, que se lee todas las semanas en sus casas con la comunidad reunida en pleno, V. Em.a Rma. se hará una justa idea de la naciente Institución destinada a gobernar el Instituto de los negros y a dirigir las obras africanas.




[1320]
† Ave Crux, etc.

Desde el Nilo, 17 de diciembre de 1865

Mis queridísimos Hermanos Bigi:

El Señor os ha llamado desde el siglo a la Religión de la tercera Orden Seráfica; a la primera Orden fui llamado también yo desde el siglo. ¡Pobres de nosotros si no nos aprovechamos de esta infinita gracia de Dios! Vosotros y yo tenemos nuevos deberes, aparte de los mandamientos de Dios y los de la Iglesia católica, apostólica y romana: yo por obligación de verdadera profesión solemne, vosotros por obligación de una profesión simple; yo por el ministerio sacerdotal, vosotros por el ministerio de caridad; yo para salvar las almas, vosotros para instruir las almas. Uno y otro ministerio son divinos: de sacerdote el uno, de sacerdote de caridad el otro. Estos dos sublimes ministerios están íntimamente relacionados: el primero no puede salvar las almas si el segundo no las prepara. El Señor me inspiró a mí, un pequeño fraile, esta institución, para atraer al siglo corrupto hacia Jesucristo, tanto con el ejemplo como con la caridad. San Francisco es el Santo Padre de este Instituto, hasta que reine y gobierne la altísima pobreza no sólo de espíritu, sino también la pobreza externa practicada por J. C., por S. Francisco y por todos sus verdaderos hijos.

Esta la mando de precepto a todos los Frailes Bigi; y a los que no la quieran abrazar, por pesada, les ordeno, por medio de los superiores frailes Bigi, que vuelvan al siglo y vivan como buenos cristianos o como terciarios seculares. Esta obra se difundirá enormemente si los que la gobiernan no se apartan de este tesoro celestial, amado por J. C., que quiso nacer pobre, vivir pobre y morir pobre. El que gobierna con la pobreza, gobierna con la humildad y con la caridad de Cristo: vida común con todos, en todo y por todos, sin que nadie sea especial ni por títulos, ni por dignidades, salvo los enfermos, viva imagen de J. C.; los cuales serán objeto de todas las excepciones y dispensas mientras dure su enfermedad, pero separados de la comunidad, pues estarán todos en la enfermería. Os los encomiendo encarecidamente: haced de su necesidad de misericordia un servicio de caridad espiritual y temporal hasta los últimos instantes de la vida.

Los frailes Bigi que se aparten de la vida común teniendo consigo bienes o dinero, sean inmediatamente expulsados como poseedores y ricos; los que no tienen necesidad de tocar dinero, que no lo toquen; los que tienen necesidad de tocarlo, que lo toquen y lo entreguen enseguida al Procurador de la casa. Ruego a los frailes que no duerman ni pernocten donde hay dinero, para evitar que, viniendo la hermana muerte de improviso, se encuentre a este diablo en la celda. Os recomiendo mucho cuidado, os repito, mucho cuidado en el uso del dinero, mis queridísimos hermanos.

La Orden de los Frailes Bigi puede tener también Sacerdotes Bigi, pero con las mismas reglas, y con la misma gran pobreza de los Frailes Bigi no sacerdotes. Pero su número debe ser muy pequeño, suficiente para constituir según la regla del Insto un gobierno residente en la casa Madre que dirija y gobierne el Insto. de los Frailes Bigi. Dichos Sacerdotes no podrán predicar ni confesar a seglares externos, y todo su trabajo consistirá en propagar la Institución, mantener la regla, visitar las casas y promover el bien de los pobres de J. C.

Recomiendo a todos los Frailes la meditación y la oración mental, por la mañana y por la noche, sobre la Pasión de J. C. Meditad acerca de ella de modo como si estuviera presente ante vuestros ojos aquello que se lee y se medita. ¿De qué sirve meditar sobre J. C., sin humildad y caridad hacia el hermano, sin obediencia al Superior, sin sufrir una injuria o un desprecio? ¿De qué sirve meditar sobre J. C., sin indulgencia de un hermano con otro hermano? Llorar a Jesús Crucificado significa amar y sufrir al hermano. Si en el intervalo entre una meditación y otra, o sea, entre la mañana y la noche, en el curso del día, sabéis soportar la flaqueza de otro hermano pecador como vosotros, podéis dar gracias a J. C. en la meditación de la noche por el fruto obtenido de la meditación de la mañana.

Actuad y dirigid con el ejemplo y con la caridad: todos os querrán y se mostrarán amables y obedientes con vosotros. Amad, queridos hermanos, el silencio: hablad poco, eludid las preguntas (sí, sí, no, no, y huid). Portaos como si fueseis los últimos en la casa; y si sois superiores, con mayor razón estáis obligados a ello, porque sois siervos de los siervos del Señor.

Vuestro cotidiano sustento venga de vuestro trabajo manual. Y si no basta para las obras de caridad, vayan los frailes de puerta en puerta pidiendo limosna por amor de Dios, y tomando todo lo que la divina Providencia les mande para ellos y para los pobres, ya sean niños o enfermos. Ruego a los Frailes que estén siempre a los pies de los sacerdotes, especialmente de los seculares, ante los cuales quiero que se muestren humildes y sumisos, porque son la figura real y verdadera de J. C.; y a los que no os quieran, vosotros debéis quererlos; y si os desprecian, no habléis mal de ellos, sino excusadlos y favorecedlos, porque desprecian vuestros pecados. Cuando encontréis sacerdotes pobres y enfermos, pudiendo, dadles hospitalidad y curad sus males.

Vuestro hábito color ceniza sea siempre uniforme, según la regla de la tercera Orden seráfica: sandalias con los pies desnudos –excepto los enfermos, que podrán usar calcetines y calzoncillos de lino–, cíngulo de cuerda, túnica de lana, y rosario a la cintura. Todo sea pobre; duérmase con el hábito, y de no ser posible, por enfermedad, pídase la exención al Superior local. Recomiendo que haya limpieza en los oratorios, en los dormitorios, en las celdas, y en los frailes mismos. Los frailes Sacerdotes dirán el Oficio divino, sirviéndose del ordinario franciscano de la primera Orden. Los frailes no sacerdotes que sepan leer, dirán el oficio de la Pasión de S. Buenaventura, y los que no sepan leer, el Pater noster, etc. Recomiendo a los frailes que ayunen todos los viernes del año, además de las Cuaresmas prescritas en la regla de los Frailes Bigi. Se prohíbe a los Frailes ser padrinos de nadie, y esto por seguir el espíritu del santo Padre. Cuando entréis en una iglesia, decid: “Te adoramos, Smo. Señor J. C., y en todas las Iglesias tuyas que hay en todo el mundo, y te bendecimos porque tu santa cruz ha redimido al mundo”.

Os ruego, os suplico y exhorto, por amor de Dios y por vuestra santa perfección, que éstas y todas las otras cosas contenidas en vuestras reglas y constituciones, las observéis y hagáis observar con el ejemplo y con la palabra. El Señor J. C. sea vuestra mente, vuestro corazón y vuestras obras. Yo, pequeño hermano vuestro, estaré siempre con vosotros: si no me amáis, os amaré; si no me queréis, os querré. No despreciéis lo que os he escrito, porque lo he escrito ante J. C., con el que debéis vivir y morir, y reinar por los siglos de los siglos. Así sea.

Ruego que se hagan copias de ésta y se mande una a todos los Superiores de los Frailes Bigi, con obligación de leerla una vez a la semana a la comunidad reunida en pleno. Se ruega a Fray Diego que se encargue de ello.

Fray Ludovico de Casoria»




[1321]
Considerando la substancia de esta carta; los frutos producidos por las casas de los Frailes Bigi, como observé en Nápoles, y el resultado obtenido por los individuos que, procedentes de La Palma, fueron a Africa, me creo en el deber de aducir que la Institución del P. Ludovico de Casoria, dada su naturaleza, por sí sola no puede en modo alguno hacerse cargo de ninguna Misión. Si después es apoyada y dirigida por la Orden Seráfica, entonces confío que pueda ser muy útil a las Misiones de Africa.


[1322]
En efecto, esta Institución no ha creado hasta ahora más que artesanos, y no produce ningún sacerdote. Y aunque con el tiempo formase sacerdotes, ¿qué podrán hacer por el apostolado, si les está prohibido confesar y predicar al pueblo y ejercer el ministerio exterior, y cuando todo su cometido estriba en gobernar el interior de las casas y dirigir a los artesanos? Sin la ciencia necesaria, sin una larga y sólida educación moral, ¿cómo se puede emprender una Misión?

Por sí misma, esta Institución no lo podrá hacer nunca, incluso en el supuesto de que llegase a desarrollarse y prosperar según el pensamiento y los deseos de su pío fundador. Y si a esto añado la tendencia de este buen Padre a amontonar en su Insto. toda clase de individuos, a menudo sin otro requisito que el de rezar un rosario o conocer un oficio artesanal, y si tengo en cuenta la imprudencia con que los suele aventurar en las obras, y en los peligros de la más difícil Misión, sin la preparación y la vocación debidas, entonces afirmo que su Institución podría resultar dañosa a Africa. Por no hablar de lo que a veces ocurre en alguna de sus casas de Nápoles, pasemos a las pruebas en el campo de la Misión africana.


[1323]
Entre 1861 y 1862, el P. Ludovico envió a Africa, en dos tandas, los siguientes ocho miembros de su Institución:

1.oFray Pedro, 2.oFray Ziario, 3.oFray Mariano, 4.oFray José María, 5.oFray Gerardo, 6.oFray Buenaventura, 7.oFray Romualdo, y 8.oFray Conrado.


[1324]
De éstos, los dos primeros murieron en Jartum; el tercero tuvo una muerte bastante buena en El Cairo, en casa de Mons. el Delegado Apostólico; el cuarto está en Belén, y el quinto en Ismailía, en el Canal de Suez (a estos dos no los conozco); pero el sexto y el séptimo, que viven en el convento de El Cairo, aseguraron a los Franciscanos de Tierra Santa que ni ellos ni los otros volverán nunca a Africa Central, ni a pertenecer al Insto. del P. Ludovico. El octavo, Fray Conrado, que estaba en Schellal, después de haberse abandonado a acciones vituperables, por escapar de los reproches de su Superior, que ahora está de guardián en Belén, se presentó a un empleado del gobierno de Egipto para hacerse musulmán, indicándole que le gustaba la libertad de los seguidores del Islam. Tuvo la suerte de que aquel oficial egipcio, guiado por el principio de que no es bueno abandonar la religión de los propios padres, lo condujese ante el Guardián de Alejandría, que inmediatamente lo hizo acompañar a Nápoles, donde después de estar aún cinco meses en una casa del P. Ludovico sin el hábito, abandonó de propia voluntad el Instituto. Ahora desempeña competentemente el oficio de farolero, encendiendo las farolas de gas en la calle de la Chaia, en Nápoles.


[1325]
Así que de los ocho primeros frutos que la Institución de los Frailes Bigi maduró para Africa, tres murieron y los otros cinco desertaron de sus banderas.

Pasemos a la última expedición a Schellal, hecha hace poco.


[1326]
Los individuos que el P. Ludovico destinó a esta estación fueron los seis siguientes:

1.oEl P. Buenaventura de Casanova, Presidente. No es de la Institución del P. Ludovico; pero pertenece a la Provincia Reformada de Nápoles, y desde hace cerca de dos años está asociado a las Obras de La Palma. Es buen fraile, y conoce bastante bien su trabajo. Fue guardián en Caserta; y aunque de cortas miras, lo creo capaz de dirigir bien el interior de la casa. Pero en el exterior poco podrá hacer, no conociendo en absoluto las costumbres del país e ignorando por completo la lengua árabe. Este dice que no existe el menor entendimiento entre el P. Ludovico y el Provincial y los frailes de Nápoles, los cuales no ven con muy buenos ojos su Institución, que temen comprometa a la familia franciscana. Recibió del P. Ludovico orden muy severa de no hablar nunca desde Schellal sobre los asuntos de la Misión ni con el Delegado aplico. de Egipto, ni con el Provincial de Nápoles, ni con el General, ni con Propaganda, bajo amenaza de ser privado de los víveres; y me rogó que comunicase esto a sus Superiores, Provincial y General, y a V. Em.a Rma., ante quien me limito a cumplir el encargo.


[1327]
2.oEl P. Buenaventura de Jartum, a quien, después de haber estado más de cuatro años en mi Insto. de Verona, yo llevé a Nápoles a finales de 1860. Se trata del mejor elemento que ha salido jamás de La Palma. Es un devoto joven, con mucho celo, criterio y capacidad, y promete mucho, si bien no está totalmente desprovisto del temperamento ardiente de los orientales. Sin haber hecho los necesarios estudios de teología, de la que tiene sólo una ligera idea, hizo su profesión religiosa ahora hace dos años, y fue ordenado sacerdote el 8 de octubre del pasado año, partiendo dos días despues, el 10, para Roma y para Africa. Como conoce la lengua árabe y el país, adquirió en Schellal gran ascendiente sobre el pueblo, de donde nació una profunda escisión con el Presidente; y creo que el P. Ludovico sólo podrá poner remedio a esto con una total separación entre uno y otro.


[1328]
3.oFray Pedro, Procurador de Schellal. Fue siete años soldado, y en 1860 luchó en Capua contra Garibaldi. Algunos años después fue aceptado por el P. Ludovico, quien al cabo de unos meses lo puso al frente de los artesanos de Capo di Monte por tratarse de un buen carpintero. Vino con nosotros a Africa y, aunque iletrado y desconocedor de la lengua árabe, fue hecho procurador en Schellal. Estuvo allí 28 días: como consecuencia de la escisión mencionada, partió solo y vino a El Cairo, donde declaró a los Frailes que no iba a volver más a la Misión ni con el P. Ludovico.

4.oFray Inocencio, sangrador y enfermero. Es un joven bueno, lleno de caridad y utilísimo en la Estación.

5.oFray Ludovico.

6.oFray Juanito. Estos dos últimos, negros, saben algo de música, y son unos buenos muchachos, aunque les pesa el hábito y la vida franciscana. Del resultado que den éstos se podrá formar luego un criterio sobre los frutos que se obtendrán de un negro educado en Europa como fraile y vuelto a Africa como seglar.


[1329]
También estaba con nosotros D. Francisco Palmentieri, sobrino del P. Ludovico. Este joven y activo sacerdote, bastante instruido en las cosas de Dios, y no falto de sagacidad, está lleno de celo por todas las obras de La Palma, y es el mejor brazo del que dispone el P. Ludovico, a quien desde hace ocho años presta muy útiles servicios. Ahora ha partido otra vez para Africa con un nuevo Fraile Bigio, que reemplazará al antiguo Procurador, y lleva víveres a la Estación de Schellal. Quizá prepare un nuevo centro de artesanos africanos en El Viejo Cairo, en la casa que el P. Jeremías de Livorno obtuvo para el P. Ludovico del pío Intérprete del Consulado inglés.


[1330]
Para exponer en conciencia lo que pienso del P. Ludovico, diré que es un hombre de gran corazón, valiente en aventurarse en grandes obras, amante de la pobreza, de la oración y de la observancia regular, de la que es modelo. Limitados son sus talentos, su instrucción, su conocimiento del mundo europeo y africano, y en general su mente no guarda correspondencia con su corazón. Es muy tenaz en sus ideas, y da mucha importancia a las apariencias y a la exterioridad. La caridad y la humildad no están en él exentas de debilidades humanas: no es abierto en su forma de hablar, y muchos no verán claro su modo de proceder. Difícilmente Propaganda sabrá por él la auténtica verdad de lo que ocurre en la misión, a no ser que las cosas vayan realmente de maravilla. Esto no obstante, el P. Ludovico ha hecho un bien extraordinario a la clase menesterosa y doliente. Amado y respetado tanto por la nobleza como por el pueblo en Nápoles, está desarrollando ante Dios y ante los hombres una sublime carrera, que hará su nombre inmortal entre los campeones de la beneficencia napolitana.


[1331]
Por todo esto, que yo he expuesto en presencia de Dios con pleno conocimiento de causa, y por deber de conciencia, y que podría corroborar con otras mil pruebas, juzgue V. Em.a Rma. qué resultados puede obtener Propaganda para Africa de la Institución del P. Ludovico de Casoria. No hay duda de que en Nápoles la misma es beneficiosa, y espero y deseo que el tiempo, la experiencia y las pruebas la hagan adecuada para prestar también buenos servicios a Africa. Mas por el momento estoy convencido de que por sí sola puede hacer muy poco, y de que necesita el apoyo y la dirección de la Orden Seráfica para dar frutos en beneficio de las Misiones. Así pues, me parece prudente que por ahora Propaganda reconozca y nombre responsable de las operaciones africanas sólo a la Orden Seráfica, y se abstenga de confiar Estaciones y Misiones exclusivamente a la Institución del P. Ludovico, quien, a pesar de los hechos que acabo de referir, alimenta nada menos que la esperanza de obtener para su Insto. la jurisdicción absoluta sobre todo el Vicariato de Africa Central.

Dicho lo anterior, he aquí lo que me parece oportuno hacer para volver más eficaz el apostolado franciscano en los países centrales de Africa.


[1332]
Es preciso que Propaganda asigne a la Orden Seráfica la porción del Vicariato de Africa Central que está en condiciones de asumir; y es necesario que dicha Orden haga formal renuncia al resto, a fin de allanar el camino a otras Instituciones que quieran trabajar en aquellas tierras. Sin embargo creo conveniente que la Orden franciscana se quede en los países limítrofes con sus misiones egipcias; es decir, Nubia, cuya superficie alcanza 18.975 millas cuadradas, tan extensa, pues, como casi dos veces Francia, y que la S. Congregación de Propaganda Fide podría constituir en Prefectura apostólica. Nubia está hoy día dividida en las seis grandes provincias de Dóngola, Kordofán, Berber, Taka, Jartum y Fazoglo, y poblada por menos de dos millones de habitantes, entre ellos más de ochenta mil negros y un pequeño número de coptos heterodoxos, dirigidos por un Obispo residente en Jartum. En caso de que Propaganda considerase demasiado extensa esta región para la Orden Seráfica, podría asignarle toda la parte derecha del Nilo comprendida entre el Trópico de Cáncer y el Nilo Azul, o toda la parte izquierda del Nilo hasta los 16° de lat. N., en la que se encuentran las vastas provincias de Berber, Taka, Dóngola y Fazoglo, con una población de más de un millón de habitantes.


[1333]
Ahora bien, yo estoy convencido de que la Orden Seráfica podría asumir y dirigir la Prefectura de Nubia con tal que ésta fuera asociada provisionalmente a la del Alto Egipto, nombrando al Prefecto del Alto Egipto Subprefecto interino de Nubia, dependiente del Vicario aplico. de Egipto y Delegado, y esto hasta el momento en que, ya por el sucesivo mejoramiento y desarrollo de la Institución del P. Ludovico, ya por el aumento de los obreros evangélicos franciscanos, pueda la ideada Prefectura de Nubia regirse por sí sola.


[1334]
Me objetará V. Em.a Rma: «¿Cómo va a poder la Prefectura del Alto Egipto, tan escasa de medios, y que no se basta a sí misma, extender su acción también a Nubia?» En primer lugar, ciertamente la Orden Seráfica puede y debe hacer lo posible por reforzar el Alto Egito con un mayor número de Misioneros. Mientras, las Prefecturas del Alto Egipto y de Nubia, provisionalmente unidas, ayudándose en reciprocidad, cada una aporta a la otra sus ventajas, y concurren mutuamente a desarrollar en beneficio común el ministerio apostólico. Esto se verá claro por las siguientes observaciones.




[1335]
Los obreros evangélicos del Alto Egipto son Menores reformados, y Menor reformado es también el P. Ludovico y todos los Frailes asociados con él.

Por otra parte, la Prefectura aplica. del Alto Egipto, sin hablar de Suez, tiene una casa central en El Cairo provista de los necesarios medios y comodidades para que los nuevos misioneros se puedan formar en el conocimiento del árabe y de las costumbres orientales, y en la cual reina el espíritu religioso. Además en el Alto Egipto, dispersos en seis Estaciones, hay seis franciscanos versadísimos en árabe, muy capaces y llenos de celo y abnegación por la salvación de las almas.


[1336]
El P. Federico, llamado por los árabes Abuna Botros, Presidente de Siut, que ya fue Prefecto hace bastantes años, y el P. Samuel d’Accadia, Presidente de Negadeh, son dos hombres de mérito, capaces de dirigir una Misión. Este último es un profundo conocedor de la índole y costumbres orientales; y aunque perseguido por el odio de los sacerdotes herejes y de algún copto católico, que en vano han atentado contra su fama, es el que ha cho más que ningún otro por la Misión y ha producido mayores frutos entre los egipcios. En los 26 años de su apostolado, entre los más graves obstáculos, construyó tres iglesias, hizo terminar las Estaciones de Negadeh y Farshiut, y condujo a la fe varios centenares de herejes y a algunos negros y mahometanos. Gozando del respeto del Virrey, de todas las autoridades musulmanas, de los Cónsules europeos y, sobre todo, del Representante general austríaco, tiene en todo el Alto Egipto un gran ascendiente sobre los coptos católicos y heréticos, y sobre los mismos mahometanos, y tiene la confianza de sus hermanos franciscanos, que encuentran en él un sabio y experimentado consejero, y un valioso y temido defensor en las más difíciles circunstancias frente al gobierno turco y los insidiosos engaños de los herejes. Y casi todos opinan que, si el P. Samuel estuviese al frente de la misión, la Prefectura del Alto Egipto cambiaría de aspecto y produciría mejores frutos.


[1337]
El P. Serafín de S. Antimo, Presidente de Kenneh, y el P. Alfonso de Cava, Presidente de Kackmin, son dos buenos misioneros, que desde hace ocho años trabajan con gran entusiasmo, y prometen mucho más para el futuro. Muchas conversiones ha obtenido también el P. José de Nápoles en los veintidós años que lleva en Tahhata; y, lleno de abnegación, mucho ha tenido que sufrir el P. Andrés, Presidente de Girgeh. Estos buenos y esforzados misioneros viven lejos unos de otros, atareado cada cual en el lugar al que la obediencia le ha destinado, y en general pasan muchos años sin verse.


[1338]
Pero el misionero en el Alto Egipto, al encontrarse realmente solo en su Estación, con todo su celo y capacidad no puede hacer mucho en favor de la fe, porque le faltan brazos para hacer florecer las escuelas masculinas y femeninas, y promover los oficios entre la clase abandonada; de lo que resulta que la Prefectura aplica. del Alto Egipto es un cuerpo moral que, aunque dotado de cabeza en la persona de sus misioneros, tiene débiles, o le faltan, los miembros con que ayudarla y sostenerla. En cambio, la Institución del P. Ludovico, trasplantada a Nubia, es un cuerpo sin cabeza; pero aun careciendo de hombres aptos para dirigir la misión, posee numerosos brazos y elementos materiales, que, dirigidos sabiamente, pueden resultar utilísimos. De hecho, el P. Ludovico saca de los colegios de Nápoles toda clase de artesanos y catequistas, tanto blancos como negros; y del Insto. de las Estigmatinas, que él llevó de Florencia a Nápoles para la educación de las negritas, obtiene monjas europeas y africanas instruidas en la religión y en las labores femeninas. Por eso me parece que, asociándose provisionalmente las dos Prefecturas bajo la influencia del espíritu de una misma Institución, pueden favorecerse mutuamente, y una suministrar a la otra la cabeza para dirigir, y ésta prestar a la primera los brazos para trabajar. Claro que dependerá mucho de la prudencia del Prefecto aplico. el saber sacar copiosos frutos tanto de sus religiosos reformados como de la Institución del P. Ludovico.


[1339]
Además, según el principio irrevocable establecido por el P. Ludovico (según oí muchas veces al mismo y al Rmo. P. Geneneral), mediante el cual ningún franciscano reformado podrá aspirar nunca a las misiones africanas si no ha sido educado en el colegio de La Palma, del que ha de proceder, todos los buenos religiosos de las provincias de Alemania, de Austria y del Véneto (que son los más distinguidos en cuanto a aptitud y observancia de las reglas) serían excluidos del apostolado de Africa Central. En consecuencia, Africa no solamente se vería privada de las ventajas que implica un mayor número de obreros evangélicos, sino que además difícilmente obtendría el espontáneo apoyo de la Sociedad de María de Viena, que nunca ha abandonado el deseo de que se dé preferencia a los alemanes para el apostolado del Africa interior.


[1340]
Por el contrario, con la unión provisional de las dos Prefecturas, la Orden Seráfica podrá obtener buenos misioneros alemanes, del Imperio austríaco, donde no se ha apagado en absoluto el entusiasmo por la misión africana. En tal caso, enseguida participarían en ella algunos misioneros franciscanos que no confían mucho en las obras africanas del P. Ludovico, entre ellos el distinguido P. Mainrado, prusiano, quien ya estuvo en Africa Central, y que ahora desempeña con mucho celo el ministerio sacerdotal en Alejandría, donde goza de la plena confianza sobre todo de la colonia alemana.


[1341]
A hacer factible la labor franciscana en el Alto Egipto y en Nubia contribuirá sobremanera la construcción de la vía férrea entre El Cairo y Asuán, ya iniciada, y que en unos seis años, según el cálculo de S. A. el Virrey de Egipto, debe ir a través del desierto desde Korosko hasta Jartum.

Si la Sagrada Congregación no considerase oportuno adoptar mi proyecto de unir provisionalmente el Alto Egipto y Nubia, entonces será necesario que la Orden Seráfica escoja de sus misiones de Oriente algunos de sus misioneros más experimentados para dirigir las misiones de Africa, y renunciar al sistema seguido hasta ahora de aventurar nuevos e inexpertos superiores en el difícil apostolado de aquellas peligrosas regiones.


[1342]
No conviene a mi parvedad dar consejos sobre el modo de efectuar poco a poco esta nueva organización de la actividad franciscana en las márgenes del Nilo. Me parece que resultará menos difícil si se empieza a realizar antes de que el Vicariato aplico. de Egipto entre en esa nueva fase hacia la cual parece encaminarse.


[1343]
Si dentro de algún tiempo el Insto. Mazza no acepta la Misión del Nilo Blanco, espero que no tardaré mucho en presentar un proyecto para introducir en aquellas tierras (donde el gobierno egipcio ha creado ya la mudiria de los Schilluk, y va organizando otras provincias) un cuerpo de Misioneros de otra Institución, con la que ya me he puesto al habla.


[1344]
Hasta aquí, lo que me parece que se puede hacer, con los elementos y fuerzas existentes hic et nunc, en favor de aquella parte del Vicariato de Africa Central que desde la erección de éste hasta hoy se ha intentado evangelizar. Hasta ahora no se ha hablado más que de la veinteava parte de esta vasta misión. ¿Qué podré yo decir sobre la manera de evangelizar el resto de este Vicariato, que nunca fue visitado ni conocido por los Misioneros, y que comprende casi todo el centro de la península africana, abarcando una extensión mayor que la de toda Europa?


[1345]
Es éste un problema todavía más arduo de resolver. Como no podemos avanzar sobre seguro al tratar tan difícil e importante asunto, debemos darnos por satisfechos de caminar vacilantes, y limitarnos a proponer lo que es razonable y justo como idea, aunque solamente probable en su ejecución; y esto, en tanto no se presente otro con argumentos de mayor solidez, que ofrezcan más poderosos motivos para intentar la conversión de las tribus desconocidas de Africa. Propaganda no ignora las fuerzas que pueden aportar a este fin las Corporaciones religiosas y los Seminarios para las Misiones extranjeras, y sabe cuántas y cuáles pueden prestarse para tan dificultosa empresa. Pero, a juzgar por el panorama que hoy día se abre ante nosotros, todos estos viveros del apostolado no dan el contingente necesario para regenerar el centro de Africa. ¿Se deberá entonces dar de lado toda preocupación y abandonar a su suerte aquellos infelices países poblados quizá por sesenta millones de almas? Es preciso probar todos los medios y arriesgarse a todos los sacrificios razonables, confiando en Aquel que ve todo, puede todo, ama, y vul omnes homines salvos fieri.


[1346]
Por esto, cada vez más profundamente convencido de su eficacia, no dudo todavía en proponer mi Plan para la Regeneración de Africa impreso en Venecia en 1865, que concebí sobre la base de la extensión del Vicariato establecido por Gregorio XVI en la época de su creación. Dicho Plan, presentando un sistema para evangelizar Africa simple, justo, práctico, adaptado a las necesidades de las inmensas tribus de la Nigricia central, y siendo, si no me equivoco, aprobado por todos, tiende a poner en juego en favor de Africa todos los elementos y fuerzas ya existentes del catolicismo, y a crear más, sobre todo con la institución de nuevos semilleros del apostolado en el centro de las diversas naciones católicas, lo que de por sí despertará un religioso entusiasmo hacia la parte del mundo más infeliz y abandonada y producirá misioneros y donativos.


[1347]
Si hubiese tenido que concebir un plan para una sola Corporación, hubiera medido sus fuerzas y sus medios, preparando así un proyecto adaptado a la misma. Pero como un solo Insto. no puede abarcar la desmesurada extensión del Vicariato de Africa Central, que limita con casi todas las Misiones que circundan aquella gran península, he creído conveniente proponer un Plan grandioso, pero de gran simplicidad, que bajo la égida de Propaganda, y con la colaboración de los Vicarios y Prefectos apostólicos de las costas africanas que quieran prestarse a ello, sirve poderosamente para abrir a numerosas falanges el camino del apostolado de Africa, y para iniciar una nueva era de salvación en aquellas vírgenes e infortunadas naciones, sobre las que pesa todavía la tremenda maldición de Canaán.


[1348]
A fin de que me resulte más fácil hacer algo en favor de los negros, no pido por ahora a V. Em.a Rma. más que una sola gracia: «una carta de aliento a D. Comboni, en la que V. Em.a Rma. lo exhorte y anime a ponerse con energía a realizar lo que hay de bueno, justo y práctico en su Plan para la Regeneración de Africa (con abstracción de lo que en él es inconsistente e irrealizable), mostrando que sus pobres esfuerzos son del agrado del Santo Padre y de Propaganda)».


[1349]
Confío en que V. Em.a Rma. se dignará atender esta mi humilde súplica, porque la substancia del Plan es en general válida. Lo que hay en él de irrealizable no es más que accesorio. Si nos ponemos a esperar una época mejor y más facilidad de medios para convertir a la Nigricia, bajaremos a la tumba sin haber hecho nada. Todo lo concerniente a Africa Central es difícil. La historia de sus Misiones nos enseña que hasta ahora han sido ineficaces todos los sistemas e intentos. Mi Plan, a medida que se vaya realizando, traerá grandes ventajas a los Vicariatos y Prefecturas apostólicas donde se aplique. Es cierto que la experiencia ha demostrado que no debe haber dos diferentes Instituciones en una misma misión. Pero cuando una sola Corporación no basta para satisfacer las necesidades de las almas, como es el caso en que se encuentra el Vicariato aplico. de Egipto, me parece un mal menor que una gobierne y trabaje, y las otras trabajen subordinadas a ella. En Africa, donde todo es sacrificio, será menos fácil que se rompa la paz entre dos cuerpos heterogéneos, sobre todo si como brazos auxiliares se eligen instituciones recientes no dadas a contaminarse con cuestiones de egoísmo de casta, y entre las cuales reine y florezca el espíritu de J. C. y el celo por la salvación de las almas.


[1350]
En cualquier caso, una carta de aliento de V. Em.a Rma. producirá siempre buen fruto, porque me ayudará grandemente a conseguir los medios para realizar poco a poco mi Plan tanto en Europa como en Africa, que son el personal y el dinero, y me facilitará la manera de ganar exclusivamente para la regeneración de la Nigricia a la Obra del Rescate fundada por el difto. P. Olivieri.


[1351]
Por lo que respecta al personal, una carta de V. Em.a Rma.:

1.oMe abre el camino para mover a las nuevas Instituciones a trabajar en pro de Africa. Yo doy mucha importancia a las ventajas que éstas ofrecerán para la formación de pequeños Institutos de jóvenes negros y negras en los Vicariatos y en las Prefecturas de Africa que quieran prestarse a esta obra incluso por los beneficios que se derivarán para sus Misiones. Si, a modo de ejemplo, en los Vicariatos de Egipto y de los Gallas se introdujesen algunos Sacerdotes del Insto. de D. Bosco o de Cottolengo de Turín, los Menores Observantes y los Capuchinos no tendrían que temer en absoluto que éstos aspirasen a la conquista de sus Vicariatos, y mucho menos pensando en las condiciones en las que allí se establecerían según la organización del Plan. Algún Superior de las Misiones africanas será reacio a colaborar en esta obra, para mantener alejado a quien podría hacerle observaciones... e informar a Roma. Espero que V. Em.a Rma. se muestre favorable a esta Obra, incluso porque resulta adecuada para despertar una santa emulación en Africa y para garantizar mejor el buen funcionamiento de las Misiones.


[1352]
2.oMe facilita la creación de unos pequeños Seminarios para las Misiones africanas en los principales centros de Europa. Las vocaciones al apostolado se multiplican en proporción a los instrumentos y medios con que se suscitan ideas para una finalidad tan sublime. Francia da la mayor cantidad de dinero y de Misioneros a causa de las pías Obras para la Propagación de la Fe y del Seminario de Misiones Extranjeras de París, que allí florecen. Verona y Bressanone dieron más Misioneros para Africa que todo el resto del Imperio austríaco, debido a las Obras del Insto. Mazza y del Prof. Mitterrutzner. Si esto se hace en Alemania, Inglaterra, Brasil, España, etc., en estas cultas naciones se suscitará mayor interés por el apostolado.

3.oServirá de poderoso estímulo a las Congregaciones que tienen Misiones en Africa para reforzar su ministerio con mayor número de trabajadores evangélicos, preparando personal con el que extender poco a poco sus actividades en el interior y asumir allí nuevas Misiones. De la fuerza de las Misiones de las costas de Africa dependen mucho los beneficios que se deriven para el centro. Además, otras Ordenes religiosas podrán hacerse cargo de nuevas Misiones en la Nigricia.

En cuanto al dinero, hay que tener en cuenta que se necesita para las obras preparatorias de Europa, y también para las que hay que realizar en Africa. Una carta de V. Em.a Rma. me facilitará la consecución del dinero para ambos objetivos.


[1353]
Para crear las obras preparatorias de Europa destinadas a formar personal para las misiones de Africa, como son los pequeños Seminarios para las misiones africanas, los centros de enseñanzas artesanales, etc., he pensado fundar una pía Asociación estructurada según las reglas de la Pía Obra de la de la Propagación de la Fe, que emprenderé en el Véneto, y que cuando esté bien encarrilada y aprobada por los Obispos daré a conocer a V. Em.a Rma. Sólo en la Alemania católica hay más de cien Asociaciones de este tipo para diferentes fines. Espero tener éxito en esta obra tan ventajosa, que unirá en un mismo espíritu –y establecerá una utilísima confederación entre ellas– a todas las Instituciones que trabajan en favor de Africa y que tienen Seminarios y Colegios en Europa.


[1354]
En cuanto al dinero para las obras que se han de poner en marcha en Africa, las Pías Sociedades ya existentes para la Propagación de la Fe ofrecerán lo necesario para su mantenimiento:

1.oLa Sociedad de Colonia para el rescate y la educación de los negros está informada de un espíritu eminentemente católico, y totalmente exenta de ese egoísmo de nacionalidad que se advierte en algunas obras de carácter similar. El Presidente del Comité, el Rmo. D. Noecker, que es fundador de un gran Insto. aprobado por el difto. Card. Arzobispo Geissel, es hombre de gran corazón, prudencia y capacidad, que empieza a conseguir que esta obra sea bien vista por parte del episcopado alemán. Y el miembro Dr. Sticker II, benemérito por haber promovido siempre las obras de la religión, fue, en calidad de Secretario, la persona que más contribuyó al establecimiento de esta ínclita Sociedad; la cual, adoptando el Plan para la Regeneración de Africa, en la convicción de que resultará útil a los pobres negros, me asignó el producto de casi todos sus donativos, con la firme promesa de aumentar cada año sus contribuciones en la medida de sus fuerzas y según los resultados de la obra emprendida. Esta Sociedad es pequeña por ahora; pero con el progreso de la obra en Africa, se hará cada vez más fuerte en la Alemania católica, y se desarrollará sobre todo cuando vea apoyado por V. Em.a Rma. el Plan que ella ha avalado con su protección (Carta de la Sociedad de Colonia, Venecia 1865, p. 12).


[1355]
2.oEl Sr. Berard de Glajeux, Presidente del Consejo de París, en plena asamblea, y en presencia de Mons. Massaia, me ordenó asegurar a V. Em.a Rma. que la Obra de la Propagación de la Fe prestará especial asistencia a las Misiones, Institutos y Colegios de Africa Central, desde el momento en que se tengan dispuestos los trabajadores evangélicos y esté determinado el lugar de la Misión, Instituto o Colegio en Africa.

3.oLa Obra de las Escuelas de Oriente y la de la Santa Infancia, establecidas en París, y la Sociedad de la Inmaculada Concepción, radicada en Viena, me han prometido ayuda para los Institutos que se funden en Africa.

4.oConfío en que se logrará desarrollar la pequeña Obra para la redención de los esclavos, que un Párroco de Amiens está fundando ahora en España.


[1356]
Finalmente, la anhelada carta de V. Em.a allanará el camino para conseguir que la Obra del Rescate colabore exclusivamente en la regeneración de la Nigricia.

Para atraer a mi proyecto esta santa Obra, hablé con el muy Rvdo. D. Blas Verri, sucesor del P. Olivieri, y el pasado mayo me respondía desde Marsella que estudiará la manera de que nos ayudemos mutuamente cuando se pongan en funcionamiento los pequeños Institutos de negras en Egipto. […] [“en Egipto” está sobrepuesto a una frase incompleta fuera de contexto] Por eso he hecho llegar a S. Em.a el Card. Vicario de Su Santidad en Roma, que mira como protector la Obra del P. Olivieri, la siguiente Solicitud, que me apresuro a exponer a V. Em.a Rma. para que pueda convencerse de lo útil que será para la Nigricia esta Obra, en caso de que, modificando su antiguo programa de traer a Europa a sus rescatados, coopere con nuestra empresa aportando los nuevos Institutos africanos.



Solicitud dirigida

a S. Em.a el Card. Patrizi, Vic. de Roma


[1357]
«La Obra de admirable caridad del difunto P. Olivieri tiene por objeto rescatar del seno de la barbarie niños negros de ambos sexos, y proporcionarles asilo en lugar seguro para salvar sus almas. Hasta ahora se ha puesto en práctica esta obra comprando en Egipto los negritos y negritas y trayéndolos a Europa, donde han sido repartidos por varios Monasterios y Establecimientos de Italia, Francia y Alemania. El inmenso bien derivado de ello ha quedado limitado a los individuos objeto del rescate, no extendiéndose a la raza negra; y para ello se han gastado grandes cantidades de dinero y realizado inmensos esfuerzos tanto por parte del Fundador y los promotores de la Obra, como de los Institutos donde los niños han sido acogidos. Además, a causa del Tratado de París de 1856, que prohibió la esclavitud, y por la absoluta voluntad del Virrey de Egipto y de los representantes de las potencias europeas, que han prohibido la exportación de negros, la Obra, tal como está concebida, sólo se puede realizar de manera clandestina; es decir, comprando las negritas, reteniéndolas por algún tiempo en un Instituto de Egipto, y llevándolas sigilosamente a Europa de dos en dos, o de tres en tres, acompañadas de Monjas, por la tortuosa ruta de Siria.


[1358]
Si el director de la Obra del P. Olivieri, en vez de llevar a Europa a los negros rescatados, decidiese que, una vez comprados en Egipto, fueran confiados a los Institutos masculinos y femeninos que actualmente existen, y a los que se van fundando en El Cairo y en el Alto Egipto para formar elementos destinados a la conversión de Africa Central, dicha Obra tendría las siguientes ventajas:

1.oCada negrita traída a Europa cuesta actualmente a la Obra del P. Olivieri unos 400 escudos, porque se necesitan 100 escudos para comprarla, cerca de otros 130 para mantenerla en Egipto hasta que llegue el momento propicio para trasladarla a Europa, y unos 130 escudos más para su viaje a Europa acompañada de las Monjas por la ruta de Siria. En cambio, si inmediatamente después de su compra se confiase la rescatada a los Instos. de Egipto, a la Obra no le costaría más que 100 escudos, porque los Institutos se encargarían de todo lo demás; y así, con los 400 escudos que cuesta una negrita, se podrían rescatar cuatro, salvando de este modo cuatro almas en vez de una sola. El cálculo es matemático.


[1359]
2.oLa Obra del P. Olivieri no se limitaría a ayudar a las personas individuales de los rescatados, sino que haría de éstos otros tantos instrumentos para salvar muchas más almas, y sería inmensamente beneficiosa para las Misiones de Africa Central. Habiendo demostrado la experiencia que el Misionero europeo no puede vivir en las tribus de los negros, y que del mismo modo el negro no puede vivir en Europa, se va poniendo ahora en ejecución el plan de establecer Institutos masculinos y femeninos en Egipto, en los que introducir jóvenes negros y negras para formarlos en la fe y enseñarles oficios, a fin de hacer de ellos elementos para las Misiones africanas. Así, la Obra del P. Olivieri es útil y necesaria para la conversión de la Nigricia central.


[1360]
3.oLa Obra del P. Olivieri, por tener que llevar a los negros clandestinamente a Europa, en todo momento está amenazada de extinción. Por el contrario, si acudiese en ayuda de los Institutos de Africa, podría operar abiertamente en Egipto, se desarrollaría de forma maravillosa y tendría asegurada su perpetuación.


[1361]
4.oPor llevar los negros a Europa, la Obra del P. Olivieri no es del agrado de los Obispos ni de los fieles, que ven con mejores ojos mi propuesta modificación. En mis viajes por toda Europa, más de cuarenta Obispos, Arzobispos y Cardenales, entre ellos el Emmo. De Angelis, se me mostraron de esta opinión; y lo mismo la mayor parte de los benefactores de la Obra, incluida la Sociedad de Colonia.


[1362]
5.oEs moralmente imposible que las ochocientas negras rescatadas por el P. Olivieri sean llamadas al celibato y a la vida claustral. El conocimiento que he adquirido de la naturaleza ardiente de la raza africana en los quince años que llevo consagrado a la Obra de los negros, y mis experiencias en Africa y en Europa me convencen de lo contrario. Colocadas las negras en los Instos. de Africa, se verían libres de tan fatal coacción, y se encaminarían, bajo la guía de las Monjas, hacia aquel estado al que el Señor las hubiese llamado.


[1363]
6.oLa Obra actualmente incompleta del P. Olivieri, mejorada (en cuanto al personal cooperante) y orientada hacia un objetivo más pleno (como el anteriormente mencionado), conseguiría muchas más ayudas de los fieles de Europa.


[1364]
Por estas y muchas otras razones estoy convencido de que la Obra del P. Olivieri quedaría perfeccionada si se adoptasen las modificaciones sugeridas, con lo que sería enormemente valiosa para la conversión de los negros. Este es el motivo por el que suplico que dicha Obra acuda en ayuda de los Institutos masculinos y femeninos africanos, que bajo la égida de los Sdos. Corazones de Jesús y de María espero fundar en las costas de Africa siguiendo mi Plan para la conversión de la Nigricia.»




[1365]
Con arreglo a mis pobres capacidades he procurado, Emmo. Príncipe, exponerle en este breve informe lo que creo que se puede hacer para la conversión de Africa Central; y esto por obedecer las veneradas órdenes de V. Em.a Rma., con la única finalidad de promover la mayor gloria de Dios y la salvación de los negros, a los que he consagrado mi vida. En caso de que V. Em.a desease más detalladas aclaraciones sobre los puntos que no he sabido explicar bien, me bastará una sola indicación para complacerle. Mientras, quedando siempre a la espera de sus mandatos, aprovecho esta ocasión para besarle la sagrada púrpura y declararme con todo respeto y veneración



De V. Em.a Rma.

humilmo. devotmo. y obedmo. serv.

Daniel Comboni, del Insto. Mazza






189
Don Joaquin Tomba
0
Roma
5. 7.1866

N. 189 (178) - A DON JOAQUIN TOMBA

AMV, Cart. «Missione Africana»

Roma, 5 de julio de 1866

Amadísimo Superior:


 

[1366]
Espero que D. Beltrame haya recibido las cartas que le envié antes del 24 del mes pasado. Espero también que a Ud. le llegue ésta, que expido por la vía de Francia. Yo me encuentro en perfecta salud, y lleno de deseos de recibir noticias de nuestro querido Instituto y sobre todo de Ud. Ahora debo hablarle del pequeño Hans.


[1367]
Me he informado de que en Propaganda de Roma admiten niños cuando proceden de naciones infieles y herejes; por eso la otra tarde, habiendo rogado a S. Em.a el Card. Barnabò que aceptase a Hans si lo juzgaba oportuno, me contestó afirmativamente, incluso para el nuevo curso escolar 1866-1867. Creo que esto sería un gran bien para el chico y para mí, y el Insto. podría beneficiar a otro en su lugar. Esto se lo digo sólo a Ud. para que en su prudencia decida lo que mejor le parezca, y persuada a María Kessler a hacer este bien a su sobrinito. Le ruego me haga saber algo al respecto, y también que me comunique, ya sea por medio de D. Juan o de otro que Ud. crea oportuno, en qué nivel de estudios se encuentra Hans, a fin de que yo pueda comunicarlo a Propaganda dentro del corriente mes, y ver si para noviembre está suficientemente adelantado para ingresar en el Colegio Urbano de Propaganda Fide.


[1368]
He terminado el trabajo que me mandó Barnabò sobre lo que se puede hacer por Africa Central con los medios hic et nunc existentes. Hablando del Instituto, he dicho que por ahora no cree estar en condiciones de aceptar una misión; pero he dejado brillar la esperanza de que al cabo de unos años, cambiando las circunstancias, quizá pueda el Insto. reanudar sus actividades en Africa y aceptar una misión. Dios lo quiera.


[1369]
Estoy siempre preocupado por Ud. y por su salud. Don Beltrame me escribió pidiéndome que viese la manera de ayudar al Insto. Con el tiempo espero que lograré hacer algo: me importan sobremanera los intereses y el bien de ese Insto., al que debo una segunda vida. Como le dije desde Africa, pondré de mi parte cuanto permitan mis pobres fuerzas. Me alegro de oír que se trabaja con gran empeño por consolidar el Insto., y que nuestro D. Beltrame sea en ello un valioso instrumento. ¿Habrá sufrido su familia en Valeggio con los acontecimientos del 24? Me imagino cómo se encontrarán ahora en Verona. Yo rezo todos los días al Señor por Ud. y por el Insto.; le ruego que rece a los Sdos. Corazones de J. y de M. por mí. Aquí en Roma se encuentra el Obispo de Egipto, al que Propaganda ha quitado de ese Vicariato para destinarlo a Bosnia. El nuevo Delegado de Egipto es Mons. Luis Ciurcia, nacido en Ragusa en 1818, menor observante, hecho obispo de Lesh y luego de Shkodër en 1853. A mi vuelta a Verona trasladaremos las negras a Egipto.


[1370]
Le ruego que presente mis respetos al Sr. Obispo, al Marqués Octavio y a Tregnaghi; pero sobre todo salude a D. Beltrame, D. Brighenti, D. Poggiani, D. Bolner, D. Fochesato, D. Lonardoni, etc., etc., etc. Y a la Failoni Bevilacqua, etc., y a las protestantes, etc. Mande la bendición a



Su afmo. Daniel






190
Don Juan Beltrame
0
Roma
5. 7.1866

N. 190 (179) - A DON JUAN BELTRAME

AMV, Cart. «Missione Africana»

Roma, 5 de julio de 1866

Querido P. Juan:


 

[1371]
Aunque le he escrito otras veces, quiero meter dentro de la carta del Superior dos líneas también para Ud. Le saluda Mons. Vuicic. Desearía tener noticias de Ud., y también de Valeggio. Ya me imagino que se ha debido de producir allí un gran trastorno. Yo siempre le recuerdo, y sabe que le tengo afecto. Conoce lo que pienso, y me alegra inmensamente saber lo que hace Ud. por nuestro querido Insto. Espero que, llegado a Verona, no será inútil mi total cooperación. Sabe mis intenciones. Por favor, escríbame, dándome noticias del Insto. y de Verona, por la vía de Alemania y de Marsella: espero una carta larguísima. Y dígame cómo va la mano del Superior. Reciba saludos de Mons. Nardi, al que ahora veo muy a menudo. Dé los míos a D. Jerónimo, a su familia de Ud., y presente mis distinguidos respetos a la familia Pompei y a D. Beltrame el Predicador. Adiós.


[1372]
¡Oh, cuántas deliciosas carcajadas quiero que soltemos a mi vuelta! No puede imaginar lo impaciente que estoy por verme en el Insto. ¡Cuántos cambios! ¡Todo un mundo nuevo! Sin duda me va a parecer extraño, al haber otras ideas, otra vida, otras cosas, otras personas, pocos curas, ningún clérigo, ¡pocos chicos! ¡Y encima vernos confinados en la casa Zenati como los ermitaños! Figúrese la impresión que me va a causar a mí, que en más de dos años sólo he visto el Insto. unos pocos días, al estar siempre de viaje, en las capitales, etc. ¡Ah!, quiero que estemos alegres, así se hunda el mundo, y que pasemos divertidas veladas charlando sin parar con nuestro D. Brighenti, el Doctor y compañía. Salude también a Baschera, y a la Betta, y si le queda tiempo, también a esas protestantes que no me han escrito nunca mí, que, creo, me he preocupado por todos ellos.

Adiós, mi querido D. Juan. Manténgase sano, alegre, rejuvenezca, brinque, para que pueda estar alegre también



Su afmo. y como hermano

Daniel