“El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para que dé la Buena Noticia a los pobres; me ha enviado a anunciar la libertad a los cautivos y la vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos, para proclamar el año de gracia del Señor” (Lc 4,18-19)
42. Nuestro Fundador en su vida puso en práctica estas palabras de Jesús que se convirtieron en el denominador común de todo su ser y su actuar. Nosotros los Combonianos, siguiendo las huellas de San Daniel Comboni, nos reconocemos como enviados a proclamar el Evangelio a todos los pueblos, poniendo en el centro de nuestra atención los más pobres y abandonados, “especialmente en relación a la fe” (cfr. RV 5) y mirando con esperanza y valor los nuevos desafíos que nos presenta hoy la misión. La comprensión y la acogida de la misión en su nuevo rostro exigen la conversión del corazón y de la mente.
43. La globalización es una realidad compleja en la que se entrelazan desafíos, provocaciones y esperanzas. Las tecnologías avanzadas favorecen la interculturalidad y facilitan una comunicación eficiente que aumenta la solidaridad universal y otros valores importantes del Reino. Estos cambios veloces están trayendo beneficios también en los lugares más remotos en los que trabajamos. Ésta, sin embargo, trae consigo también algunos aspectos negativos que repercuten en nuestras actividades y en los lugares de misión en los que trabajamos.
44. La globalización es asimismo causa de la ruptura de los valores tradicionales y culturales, del éxodo hacia la ciudad, de las migraciones del Sur al Norte, provocando muchas veces inseguridad y reacciones racistas en los países a los que se llega. Ha creado, además, una ruptura cada vez más grande entre el Norte y el Sur del mundo por cuanto se refiere a las condiciones de vida, el acceso a la justicia y el respeto de los derechos humanos. Los jóvenes son atraídos por identidades culturales múltiples, mientras que los modelos tradicionales desaparecen, dejándolos sin puntos de referencia.
45. Otro fenómeno que no podemos ignorar es la ideología neoliberal que permite a las multinacionales, en complicidad con los líderes locales, no sólo explotar los recursos naturales de los países menos desarrollados, sino crear también inestabilidad política que desemboca a menudo en conflictos armados, movimientos migratorios, urbanización incontrolada y empobrecimiento de la gente y de la nación.
46. En el contexto sociopolítico notamos algunos signos alentadores en los procesos de democratización, en virtud de los cuales la sociedad civil se vuelve cada vez más interlocutora y protagonista de las políticas cotidianas; también las mujeres están más presentes a altos niveles en el liderazgo político y en los procesos de decisión. Sin embargo, debemos notar también que empeoran los índices de desarrollo humano y el crecimiento de la pobreza, la falta de un liderazgo carismático y la exclusión de las minorías.
47. Algunos regímenes políticos, verdaderas y propias dictaduras que violan los más elementales derechos humanos, oprimen a las personas que se adhieren a las Iglesias, a los movimientos de inspiración cristiana y a los grupos activos en la defensa de los derechos hasta el punto de hacerles pagar con la vida el valor de denunciar abusos e injusticias del sistema.
48. A nivel internacional, la presencia del Islam es percibido a menudo sólo como agresiva y proselitista. En el Norte globalizado ésta se convierte en una cuestión crucial que origina diversas reacciones: aceptación ingenua, miedos, reacciones xenófobas, pero también reflexiones constructivas. En algunas regiones del mundo, el Islam está ganando terreno rápidamente y esto nos invita a un conocimiento más profundo y objetivo que nos permita dar respuestas inspiradas en la sabiduría.
49. La Iglesia por naturaleza está abierta a la misión ad gentes. Somos testigos del hecho que muchas Iglesias locales, cada vez más confiadas en sus propios medios, se han involucrado en la evangelización, en el diálogo interreligioso y en la denuncia valiente contra la violencia, aun en situaciones de persecución. Notamos, sin embargo, una creciente actitud de cerrazón, clericalismo, relativismo y fundamentalismo. La secularización, por otro lado, es cada vez más clara a escala mundial.
50. A la Iglesia le cuesta responder a las necesidades de los jóvenes, a las aspiraciones profundas de las mujeres y encontrar métodos pastorales adecuados respecto a los inmigrantes.
51. También en el campo de JPIC –a pesar de que haya cierta conciencia a nivel de acción local – encontramos dificultad al momento de asumir una visión global y realizar opciones proféticas. La codicia de los recursos naturales y la energía conduce a la destrucción de la naturaleza y pone en peligro la vida futura del planeta, provocando muerte y miseria, especialmente a los pobres.
52. Las grandes religiones reflejan ricas espiritualidades que nos desafían de muchas maneras. Sin embargo, la invitación a un encuentro y a un diálogo interreligioso constructivo todavía no ha sido plenamente asumida.
53. El Instituto, que está creciendo rápidamente en su internacionalidad e interculturalidad, experimenta cambios radicales generacionales, sociales y culturales. Este fenómeno provoca inevitablemente tensiones y sentido de malestar, que exigen en todos la conversión del corazón.
54. El Instituto se enriquece con la presencia de muchos hermanos ancianos que representan una conexión viva con el pasado y ofrecen un fuerte testimonio de vida con su ejemplo y vida de oración. Los mismos valores culturales de los pueblos con los que trabajamos nos desafían para que honremos a los ancianos como figuras de unidad, continuidad y sabiduría.
55. En el contexto de una sociedad pluralista, es necesario que, como Combonianos, promovamos un espíritu de colaboración, trabajo en red y hermanamiento con la gente con la que vivimos y trabajamos, superando actitudes de superioridad, prejuicio y exclusividad.
56. Nuestro Instituto nació de y para la misión y el comboniano “hace de la evangelización la razón de su propia vida” (RV 56).
56.1 Cuando miramos a nuestra historia apreciamos la variedad de expresiones y realizaciones asumidas por la misión como respuesta a los nuevos signos de los tiempos y a los desafíos y exigencias siempre nuevos del mundo (RV 16).
56.2 La Redentoris missio en el n. 33 describe de modo bien definido una triple división de la actividad misionera: la misión ad gentes, la nueva evangelización y el cuidado pastoral. A pesar de que este paradigma haya acompañado hasta ahora nuestra visión de misión y la consiguiente elección de los campos en que nos comprometemos, debe ahora medirse con el más complejo escenario de la realidad actual.
56.3 Los últimos Capítulos Generales ampliaron el significado que la misión ha asumido para nosotros y nuestra implicación en ella. La misión es narrada y vivida ante todo como compasión de Dios hacia un mundo dividido y, en términos concretos, como primera evangelización, AM, formación de nuevos misioneros y de líderes, promoción humana, diálogo y encuentro interreligioso, compromiso por la reconciliación y la JPIC, inculturación, presencia y solidaridad en difíciles situaciones humanas…
56.4 Somos conscientes de que nuestra visión de misión se ha enriquecido posteriormente y es desafiada por las más recientes reflexiones. En varios documentos eclesiales así como en estudios de misionología se habla de misión en términos de globalidad (wordwide mission): una misión que toca todos los continentes y todas las Iglesias. Nuestro servicio misionero quiere responder a las expectativas y a las esperanzas de nuestro tiempo.
56.5 Nuestra presencia en los cuatro continentes nos muestra cómo el Evangelio, en los distintos contextos, hace brotar una variedad de respuestas, tales como: la opción por los pobres, el diálogo, la inculturación y las relaciones interpersonales. La misión se convierte en un dar y un recibir que enriquece, profundiza y provoca la comprensión y la práctica de la fe.
56.6 Para poder seguir fieles al espíritu profético de su llamada, nuestro instituto debe renovar y actualizar su carisma. Es necesario realizar opciones radicales para llegar a pueblos marginados y aún no evangelizados, teniendo como prioridad el anuncio de la Palabra de Dios, que implica el compromiso por la JPIC. Será también nuestra tarea recordar a las Iglesias locales que miren a los horizontes más vastos de la misión.
56.7 Jesucristo, misionero del Padre. La misión brota del Dios trinitario que comparte su vida con la humanidad. Ella es realizada por Jesucristo, fuente e inspiración de nuestra acción misionera, piedra angular de nuestro ser y de nuestro actuar. El Instituto con toda la Iglesia, guiada por el Espíritu, participa en esta misión universal.
56.8 San Daniel Comboni. El Fundador, con su obra, sigue inspirando nuestra actividad misionera, particularmente con su pasión, el don de su propia vida a los más pobres, la confianza en Dios, la lealtad a la Iglesia, la capacidad de soportar en las pruebas y el sentido de esperanza que llena su ser y su actuar.
56.9 Los pobres y no evangelizados. La compasión de Jesús en relación a las ovejas sin pastor y su preocupación por los últimos son paradigmas de la misión comboniana. Los signos de los tiempos que “hablan” al comboniano y desafía su acción provienen a menudo del grito de los pobres, de su condición de vida y de las situaciones de frontera de los no cristianos, muchas veces más allá de las fronteras visibles de la Iglesia.
56.10 La herencia del Instituto. La historia del Instituto sigue siendo punto de referencia y de inspiración porque mantiene viva la memoria de la vida y de las experiencias misioneras de quienes nos han precedido y que han tenido un profundo impacto sobre nosotros.
Al mismo tiempo, nos sostiene el ejemplo de hermanos que viven hoy en plenitud su propia misión.
56.11 Testimonios. La historia reciente de la misión nos presenta un gran número de personas cuyo testimonio enriquece y estimula nuestra vocación misionera. El compromiso manifestado hacia los valores del Reino por parte de muchas personas de buena voluntad, provenientes de pueblos, estados de vida y religiones diversos, nos anima y nos desafía a vivir con generosidad y dedicación nuestro servicio a la misión.
57. Misión, para nosotros, significa una vida consagrada que da testimonio y manifiesta a Jesucristo y su mensaje.
57.1 Testimonio de vida. En el mundo de hoy las personas atribuyen más credibilidad a los testigos que a los maestros, al amor concreto que a las teorías. El testimonio involucra a todo misionero y a la comunidad que, a su vez, se convierte en signo vivo de los valores del Reino. “La solidaridad con los pobres se vuelve más creíble si los cristianos viven con sencillez, siguiendo el ejemplo de Jesús” (Ecclesia in Africa, 34)-
57.2 La comunidad misionera. La comunión de personas, pueblos y religiones, en la tolerancia y la apertura al otro, es una de las aspiraciones de nuestro tiempo. Nuestras comunidades internacionales e interculturales, que tratan de vivir sinceramente en fraternidad, son signos visibles de la presencia del Reino, convirtiéndose en promotoras de comunión y participación. La fraternidad se expresa mejor a través de una comunión de vida, de espiritualidad, de programación y de recursos.
57.3 Proclamación de la Buena Noticia. Es el anuncio del Reino de Dios manifestado en Jesucristo. Exige un proceso de inculturación, entendida como reconocimiento de los valores culturales que no están en contradicción con el Evangelio, el empleo de un lenguaje apropiado y un estilo de vida coherente y solidario con la gente.
57.4 Compromiso social y promoción humana. La promoción humana, dimensión constitutiva de la evangelización, se traduce en una praxis que regenera la sociedad y nos lleva a un compromiso que supera las fronteras eclesiales.
57.5 AM e Iglesia local. La AM, aspecto integrante del carisma comboniano, aspira a despertar la vocación y la responsabilidad misionera de las Iglesias locales y promueve la comunión entre ellas y la cooperación a nivel espiritual y material. La AM se dirige también a la pastoral juvenil y presenta con claridad la propuesta vocacional misionera.
58. Nuestra metodología se inspira en la experiencia carismática del Fundador y la de tantos hermanos. A pesar de que hayan vivido y trabajado en contextos muy diversos de los nuestros, los principios que nos han dejado en herencia siguen siendo de actualidad y relevancia también hoy y están en grado de influir positivamente en nuestra misión.
58.1 La misión enseña. Es la misión la que nos muestra el modo y los medios necesarios para una renovación real. Ella nos dice cómo ser misioneros y nos invita a una actitud humilde y constante de escucha de las necesidades de los pueblos. Al mismo tiempo, a través de un apropiado discernimiento, nos permite descubrir la presencia de Dios entre la gente, presencia que precede siempre a la acción misionera.
58.2 Continuidad y provisoriedad. Es necesario que actuemos en modo de permitir a la Iglesia local que continúe su misión aun cuando nos hayamos marchado. Esto nos exige colaborar en la construcción de una Iglesia capaz de autosuficiencia y autonomía ministerial y material (self-ministering, self-supporting and self-propagating), invirtiendo en estructuras y proyectos pastorales que puedan sostenerse después de nuestra partida (cfr. RV 71).
58.3 “Hacer causa común con la gente”. La misión implica estar cercanos a la gente, involucrándonos efectiva y afectivamente en su vida. La metodología comboniana nos exige estar atentos a la lengua local, cultura, tradiciones, espiritualidad y expresiones de fe.
58.4 Una comunidad evangelizadora. El proceso del discernimiento comunitario es asumido como método de trabajo y estilo de vida, y nos impulsa a evangelizar como “cenáculo de apóstoles”.
58.5 Colaboración. La misión es un servicio al Evangelio que debe realizarse en comunión y en colaboración; no de manera individualista. Como Combonianos cooperamos con la Familia Comboniana, la Iglesia local y sus agentes pastorales y la sociedad civil: es éste el camino para construir una verdadera Iglesia apostólica.
58.6 “Salvar África con África”. Siguiendo el Plan de Comboni, confirmamos una vez más nuestro compromiso en la formación de líderes, de modo que hagan a sus pueblos artífices de su futuro a nivel sociopolítico y religioso.
58.7 Llamados a una renovada profecía. Pensamos que en este tiempo, más que en ningún otro, los Misioneros Combonianos estamos llamados a ser más valientes, a osar, a rebasar las fronteras para crear nuevos espacios de misión. Es tiempo de poner de lado proyectos individualistas para asumir aquéllos que están marcados por la fidelidad al Evangelio, a la Iglesia y al Instituto. Es necesario repetir que estos proyectos tienen que ser siempre resultado de un discernimiento común.
58.8 Diálogo interreligioso y ecuménico. La capacidad de diálogo es una de las grandes urgencias de nuestro mundo cada vez más complejo y pluralista. Es el camino para llegar a un auténtico discernimiento y a una parte integrante esencial de la evangelización. Ésta entraña la voluntad de acoger al otro y el esfuerzo por llegar a un conocimiento y a un encuentro caracterizados por una actitud de respeto recíproco.
59. Reforzar nuestras comunidades
59.1 Los SP y sus consejos garanticen que, en los próximos tres años, todas las comunidades se compongan de al menos tres miembros.
59.2 Que iniciativas y proyectos individuales ya existentes se sometan a la verificación y al discernimiento de la comunidad o de la circunscripción por un periodo de tiempo considerable (por ejemplo un año) para poder evaluar si es conveniente o no asumir tales iniciativas como proyectos comunitarios y de circunscripción.
59.3 En el contexto del programa de recalificación de los compromisos, se pida a las comunidades, en la programación anual de sus cartas de comunidad, que determinen las prioridades pastorales y adecuar los compromisos al número y a las fuerzas efectivas de los hermanos.
60. FP y especializaciones
60.1 En los programas de FP se dé particular atención a los desafíos puestos por la vida común y las relaciones interculturales.
60.2 Cada circunscripción elabore un plan sexenal para la formación de hermanos venidos del Sur del mundo para que asuman responsabilidades en las áreas de formación, economía y liderazgo.
61. Construir comunidades fraternas
61.1 En el espíritu de comunión, animado por el FCT, se pida a la comunidad local presentar cuentas a nivel de circunscripción de la propia administración, de los planes pastorales y de los proyectos de promoción humana.
61.2 La comunidad local facilite la inserción de los hermanos en la misión. Además, que cada hermano se sienta partícipe del camino vocacional y de la actividad de los otros miembros de la comunidad.
61.3 Al momento de asignar personal, el CG tenga presente el principio de una progresiva internacionalización de todas las circunscripciones.
62. Verificación y recalificación de nuestras presencias según las convenciones estipuladas.
62.1 África: presencia entre los pueblos no evangelizados, nómadas, pigmeos, diálogo interreligioso, ecumenismo, JPIC, inmigrantes, conglomerados urbanos, formación de líderes, jóvenes marginados y AM.
62.2 América: afrodescendientes, indígenas, conglomerados urbanos, JPIC y AM.
62.3 Asia: primera evangelización, diálogo interreligioso y AM.
62.4 Europa: situaciones de frontera en la Iglesia y en la sociedad, AM, JPIC, inmigrantes, colaboración con los LMC y revisión de las estructuras materiales.
63. Comunidades abiertas a los cambios de la misión
63.1 Las obras combonianas de promoción humana (OCPH – AC ’03, 50) son expresiones de los diversos ministerios de los miembros del Instituto. Éstas en el contexto eclesial y social en que se encuentran, desarrollan una misión contraseñada por la promoción humana, en ambientes no siempre alcanzados por la Iglesia. La asignación y rotación de los hermanos tenga presentes las exigencias de dichas obras, tanto las nuevas como las ya existentes.
63.2 Con la finalidad de garantizar los compromisos de las OCPH en el continente africano, se realice una red de colaboración entre las obras mismas con el fin de compartir las experiencias, mejor la calidad, facilitar la rotación del personal e identificar las áreas de especialización. Para ello, se cree al menos una comunidad en África francófona según el estilo de las OCPH.
63.3 La realidad actual y las exigencias de la misión hacen surgir desafíos a los cuales la actual estructura de la vida religiosa no siempre puede responder de modo adecuado. Por lo tanto, sean promovidas en donde sea posible y necesario, nuevas formas de vida en común que incluyan religiosos, religiosas y agentes de pastoral.
64. Reforzar la presencia en Asia
64.1 Asígnese personal suficiente a la Delegación de Asia para mantener los compromisos ya asumidos y para trabajar sobre todo en el mundo chino.
65. Promover la reflexión teológica y la apertura a las otras religiones.
65.1 El CG asuma la responsabilidad de identificar y preparar hermanos en los campos de la misionología y del diálogo interreligioso.
65.2 Confirmamos la importancia de continuar asignando personal para el estudio del árabe y de la islamología. Al mismo tiempo es necesario estudiar también posibles vías para dar la posibilidad a algunos escolásticos de acercarse al mundo árabe desde la etapa de la formación.
65.3 Considerando el diálogo interreligioso, incluidas las religiones tradicionales, un aspecto esencial de nuestra metodología misionera, anímese a todos los jóvenes en formación a seguir cursos de teología sobre esta temática.
65.4 El SGEV, en colaboración con el SP encargado a nivel continental y en diálogo con el Dar-Comboni y PISAI, tome en consideración otros organismos académicos de estudios islámicos para organizar programas de FP sobre el Islam. Esto para beneficiar los grupos continentales, en colaboración ante todo con la Iglesia local, llamada ser la primera actriz del diálogo con el Islam.
65.5 El grupo de reflexión continental sobre el Islam siga ayudando a las circunscripciones a comprender mejor su situación y a ofrecer orientaciones pastorales aptas a su contexto. Para que el trabajo del grupo de reflexión sea más fructífero:
a. Las circunscripciones organicen mejor en su interior la coordinación de estas actividades;
b. profundícese el Islam en el África subsahariana;
c. prepárense subsidios para animadores de comunidades cristianas en contextos islámicos.
65.6 Promuévase entre la gente iniciativas que animen un conocimiento recíproco así como el respeto y la convivencia pacífica. En este espíritu, ayúdese a la comunidad cristiana a afirmar su propia identidad sin complejos y a promover juntos la justicia, la paz y la reconciliación.
66. Ser más sensibles a los temas de JPIC
66.1 Somos conscientes de la necesidad de establecer directivas acerca del trato de nuestros trabajadores, respetando la legislación civil y eclesiástica de los distintos países (cfr. Código deontológico, 122.2.5).
66.2 Confirmamos una vez más la opción del anterior Capítulo General sobre nuestra participación en la dirección del Social Ministry Institute en el Tangaza Collage de Nairobi, por el papel significativo que tiene en la formación de líderes en el continente africano (AC ’03, 123).
66.3 El CG, consultadas las circunscripciones a nivel continental, organice especializaciones, particularmente para los Hermanos en áreas relevantes de JPIC.
67. Lobbyng y advocacy
67.1 Las circunscripciones promuevan a nivel continental, junto con otros organismos, actividades de lobbyng y advocacy, poniendo particular atención hacia los inmigrantes y los refugiados.
68. Renovar nuestra AM
68.1 La AM ponga entre sus objetivos la creación de redes de solidaridad entre las Iglesias a favor de los últimos, colaborando con las fuerzas apostólicas existentes, especialmente con los laicos.
68.2 A través del uso de los modernos medios de comunicación, la AM lleve adelante sus iniciativas ya consolidadas en la tradición comboniana y busque caminos nuevos para comunicar el mensaje de la misión.
69. Favorecer una primera experiencia misionera positiva
69.1 El CG y las circunscripciones respeten el principio de que los nuevos hermanos asignados puedan hacer una primera experiencia de misión que dure al menos nueve años consecutivos, dándoles el tiempo necesario para aprender las lenguas y conocer la historia y las culturas locales.
70. Consolidar la inserción en situaciones de frontera.
70.1 Durante el próximo sexenio, las circunscripciones que todavía no hayan realizado tal prioridad, aseguren al menos una presencia en situaciones de frontera (barriadas, nómadas, inmigrantes…) teniendo presentes los criterios de vivir cerca de la gente, en su ambiente, en estructuras sencillas. Síganse los mismos criterios en las aperturas de nuevas comunidades.