Escritos

Buscar
Búsqueda avanzada – clique aquí para afinar la búsqueda
Nº Escrito
Destinatario
Señal (*)
Remitente
Fecha
831
Mons. Joseph De Girardin
1
Jartum
02.1879

N. 831; (792) - A MGR. JOSEPH DE GIRARDIN

ACR, A, c. 14/137 n. 3

Jartum, febrero de 1879

Carta sobre la carestía.

832
Nota de gastos
1
Jartum
02.1879

N. 832; (793) - NOTA DE GASTOS

ACR, A, c. 20/32 n. 3

Febrero de 1879

833
Card. Juan Simeoni
0
Jartum
03.03.1879

N. 833; (794) - AL CARD. JUAN SIMEONI

AP SC Afr. C., v. 8 ff. 905-908

N.° 5

Jartum, 3 de marzo de 1879

Emmo. y Rmo. Príncipe:

[5668]

Merced a las reiteradas gestiones e insistencia de Su Excelencia Gordon Bajá para asegurarse la amistad del rey de Abisinia y la tranquilidad en las provincias del Nilo Azul limítrofes con ella, Su Alteza el Jedive ha consentido en nombrar el nuevo Obispo copto-herético para los abisinios, que pasando por Nubia y Cadaref entrará en Adua.
 


[5669]

Recibí su venerada carta, la n.° 1, del pasado 13 de enero, en que me comunica que la Superiora Gral. de las Hermanas de San José, tras la decisión de su Consejo General, ha determinado no enviar más Hermanas a mi Vicariato, y reclamar encima las otras que en él se encuentran.
 


[5670]

Aunque tal decisión me causa profundo dolor estoy lejos de entregarme al desánimo y al abatimiento, porque tengo la certeza de que el dulcísimo Corazón de Jesús, que palpitó por la infeliz Nigricia, me ayudará a arreglar las cosas de otro modo. El apostolado de Africa Central es muy difícil y trabajoso, y exige grandes sacrificios; pero es posible, y Dios nos ayudará.
 


[5671]

Después de todo, por el largo silencio que el último año ha mantenido la Madre General –quien se fue desanimando cada día más, y con razón, a causa de la muerte de las dos últimas excelentes Hermanas–, y por el panorama que yo veía, me di perfecta cuenta de que esto iba acabar así: últimamente ya no se ofrecía ninguna Hermana para Africa Central, y desde el principio, sabiamente, la Madre General sólo me mandaba las que pedían venir a mi Misión.
 


[5672]

Es cierto que las Hermanas de San José han contraído grandes méritos en Africa Central, porque aquí han realizado enormes sacrificios y trabajado con mucho celo y dévouement, y también con mucho fruto, especialmente las Hermanas orientales, convirtiendo a numerosas personas a la fe y a una vida cristiana, y colaborando con los misioneros a eliminar los amancebamientos y a arreglar cristianamente muchos matrimonios. Por esto los siete años de apostolado de las Hermanas de San José en mi Misión constituyen una página de oro en la historia de Africa Central, que permanecerá indeleble eternamente. Por otro lado, todas las Hermanas, tanto las que murieron, como las que se echaron atrás, como las que actualmente se encuentran en las casas de Jartum y de El Cairo, me manifestaron siempre, de palabra y por escrito, que estuvieron y están contentas del modo como yo las traté siempre, y que en mí encontraron un verdadero Padre y Superior.
 


[5673]

Pero es necesario que sepa V. Em.a, en honor a la verdad, que ninguna de las Hermanas de San José fallecidas, o quizá sólo alguna, murió por la inclemencia del clima africano, y que si hubieran sido enviadas a tiempo desde Europa, y todas se hubieran aclimatado en El Cairo..., quizá ninguna habría muerto por el clima, como ocurrió a los misioneros. En efecto, desde 1871 hasta ahora, todavía no ha muerto en Africa Central ningún sacerdote europeo que se haya aclimatado en El Cairo; y de los tres que murieron, dos fueron víctimas de la epidemia (en Europa se perece por el cólera), y en cuanto al tercero, yo fui el causante de su muerte, porque por las necesidades urgentes de la misión le hice venir al Vicariato antes de que se hubiese aclimatado en El Cairo. Pero de las Hermanas:
 


[5674]
1.° Dos, Sor Teresa y Sor Arsenia, murieron como resultado de violenta caída de camello.

2.° Dos ya habían sido declaradas tísicas por el médico del hospital de El Cairo. Se trata de Sor Josefina y Sor Magdalena, que en Sudán prolongaron su vida.

3.° Dos, Sor Emilienne y Sor Genoveva, murieron casi sexagenarias: la primera fue durante treinta años Superiora en Chipre y en Saida; la segunda estuvo dieciséis años en la India, y otros nueve de Superiora en el hospital de El Cairo.


[5675]

4.° Dos, Sor Enriqueta y su compañera, murieron de la epidemia.

5.° Mientras que en cambio, por ejemplo, las cuatro de la expedición de 1873, que pasaron la estación estival en el Cairo e hicieron el viaje a Sudán en invierno, están todas vivas y sanas; y así tampoco las otras habrían muerto.
 


[5676]

Aun siendo ésta la realidad, yo me encuentro ahora en un buen aprieto, por lo cual necesito absolutamente llenar el vacío que han dejado las Hermanas de San José. Y tengo que buscar una solución, bien convenciendo a la Madre General –si resulta el intento– de que me deje las que tengo y me mande otras, bien probando por otro lado.
 


[5677]

Y como hay un sabio proverbio que dice: «Quien quiere vaya, y el que no quiere mande», es preciso que yo vaya a Marsella y a Roma para dar remedio y solución a este importantísimo asunto. Por eso, después de haber pensado mucho en lo más conveniente para el bien de mi importantísimo Vicariato, he decidido rogar de la eximia bondad de V. Em.a que me permita ir por unos meses a Europa, y especialmente a Roma, para las necesidades de mi Vicariato. Porque aparte del importantísimo asunto de las Hermanas recién señalado, me llevan a solicitar tal permiso los siguientes sólidos motivos:
 


[5678]

1. Tengo extrema necesidad de entrevistarme con V. Em.a y abrirle mi corazón sobre muchos puntos que conciernen al bien de esta importante misión.

2. Tras la muerte de mi incomparable Administrador General, D. Antonio Squaranti, que era el brazo derecho de mi Obra tanto en el Vicariato como en Verona, me han surgido muchos asuntos importantes que arreglar y tratar para toda la Obra.

3. Mi salud se ha resentido a causa de las extraordinarias fatigas y angustias, por lo cual el excelente médico inglés de Gordon Bajá me manda insistentemente que para mi recuperación tome un descanso y una cura de aguas termales en Europa, o al menos las de Eluán, en El Cairo. Y es que hace cinco meses que no duermo casi nada, como con persistente inapetencia y tengo frecuentes accesos de fiebre.
 


[5679]

En consecuencia sería mi deseo dejar aquí, como mi Representante en el Vicariato, al Superior de Gebel Nuba, D. Luis Bonomi, al que hice venir provisionalmente a Jartum a reemplazar en la administración general al difunto D. Squaranti (hombre capaz y bien conocido del Emmo. Card. de Canossa, que tanto lo apreciaba), y tomarme el necesario descanso que requiere mi quebrantada salud, trasladándome por unos meses a Europa a tratar y solucionar esos asuntos que afectan absolutamente al bien de mi Vicariato.
 


[5680]

Y como esperando en Jartum el venerado beneplácito de V. Em.a ya no podría cruzar el desierto por la inminente estación de los calores tropicales, yo aprovecharía ahora las facilidades que me concede Gordon Bajá, para dirigirme por la ruta de Suakin y del mar Rojo a mi establecimiento de El Cairo, adonde suplicaría a Vuestra Eminencia que me mandase el invocado permiso para ir a Roma y besar los pies al nuevo Pontífice León XIII.
 


[5681]

Por lo demás, los frutos recogidos y las almas salvadas este último año, de tantas calamidades, han sido más del doble que los otros años, especialmente en Jartum, el Kordofán y Gebel Nuba.

En el reino del Kordofán se han instalado ya las Pías Madres de la Nigricia, a las que toda la ciudad dispensó un entusiástico recibimiento.
 


[5682]

En Jartum quedan las cuatro Hermanas de San José, y aparte de la misión está el hospital gubernativo que Gordon Bajá querría confiar a las Hermanas.

Pero el Señor dispondrá lo mejor para su gloria y para el bien de la Nigricia, a la que ciertamente quiere salvar.

Postrándome a besar la sagrada púrpura, y esperando recibir en El Cairo (Egipto) su venerada licencia, con todo respeto me declaro de V. Em.a Rma.

Obedmo., devotmo., afmo. hijo

† Daniel Obispo y Vic. Aplico.


834
Card. Luis de Canossa
0
Jartum
03.03.1879

N. 834; (795) - AL CARD. LUIS DE CANOSSA

ACVV, XVII, 5, B

Alab. sean J. y M.

Jartum, 3 de marzo de 1879

Eminencia Rma.

[5683]

Le agradezco infinitamente su preciada carta del 16 de enero último. Las cruces y las grandes tribulaciones son la marca de las obras de Dios. Muchos lo dicen de boquilla y lo predican desde el púlpito; pero, llegadas las cruces, pierden el ánimo, quedan desolados y flaquean. El misionero y la Hermana de Africa Central deben ser carne de cañón, gente destinada a padecer grandemente por Jesucristo; y tienen que ser así, porque de lo contrario no serían apóstoles, sino que resultarían allí unos flojos y unos ineptos. Querría que se inculcase esto en nuestros Institutos Africanos de Verona, y no estaré satisfecho hasta conseguir que salgan de allí con tal espíritu. Y se conseguirá con la gracia de Dios.
 


[5684]

Entretanto, me alegro de observar que en cuanto a esto [......] los que educamos en el Instituto de Verona son mucho mejores que el elemento napolitano y romano. Creo que los napolitanos acabarán todos huyendo: éste con un pretexto, aquél con otro; pero siempre, en el fondo, por miedo y falta de espíritu. No importa. Dios escoge a sus elegidos. En cambio nuestra gente, como D. Losi, D. Bonomi, D. Fraccaro, y sobre todo nuestras Hermanas veronesas, tienen más ánimo que antes. Lo mismo las Hermanas de San José que están aquí. Pero como la Madre General no tiene otras que mandarme (porque para Africa Central y para Australia sólo se da la obediencia a quien la pide), acabarán siendo reclamadas también éstas.
 


[5685]

Por eso, con objeto de solucionar este problema del Vicariato, así como un montón de asuntos más, y dado que en bien de mi quebrantada salud el médico inglés me ha recomendado perentoriamente un viaje a las aguas termales, etc., es probable que vaya a El Cairo, donde además de otras gestiones espero acordar con D. Rolleri que venga a Jartum, lo cual sería muy beneficioso para la Obra.
 


[5686]

Además debo absolutamente ir a Siria a buscar el apoyo del Patriarca maronita (con quien ya mantengo correspondencia; pero en un año no ha habido más que buenas palabras, y el proverbio dice que quien quiere vaya, y quien no quiere mande) con vistas a conseguir maestros y maestras para el Vicariato (y también para Verona, árabes, se entiende), porque en marchándose las Hermanas de San José, árabes en gran parte, me quedo sin poder dar clases.
 


[5687]

En suma, estoy en un aprieto. Pero que el mundo se despache a su gusto hablando. Yo, a lo mío: a cumplir con mi deber, puesta mi confianza en el Corazón de Jesús. Este último año hemos tenido el doble de conversiones que en los anteriores, porque así son las cosas de Dios. En Gebel Nuba ha habido más de treinta; pero cuando se domine la lengua, en lo que tanto ha trabajado D. Bonomi, toda la tribu, menos algunos viejos, se hará católica. Le besa la sagrada púrpura su hijo


† Daniel Obispo

Sor Grigolini y las nuestras de Verona se han instalado bien en el Kordofán.


835
M. Eufrasia Maraval
0
Jartum
03.03.l879

N. 835; (796) - A LA MADRE EUFRASIA MARAVAL

ASSGM, Afrique Centrale Dossier

Jartum, 3 de marzo de 1879
 

Mi muy reverenda Madre

[5688]

Cuando esperaba algunas Hermanas no solamente para esta casa, sino también para el hospital gubernativo de Jartum, que Gordon Bajá me ha ofrecido para nuestras Hermanas, como otros le han escrito después de mi ruego, porque yo estoy siempre enfermo, he aquí que una carta de Su Eminencia el Card. Prefecto, nuestro Padre, me comunica que, a raíz de las decisiones de su Consejo General, usted ha determinado no solamente no mandar más Hermanas, sino retirar las que actualmente están unidas a mi Obra.

Es lo que yo preveía y temía grandemente desde que Dios, en sus inescrutables designios, quiso llamar a la gloria del cielo a las tres últimas Hermanas, que tenían una salud perfecta y poseían el verdadero espíritu religioso y una abnegación admirable.
 


[5689]

En fin, lo siento infinitamente, porque la Congregación de San José tiene contraídos grandes méritos con respecto a mí y a Africa Central. Las nuevas víctimas de la caridad que cubre la tierra del centro de Africa serán gloriosa semilla de cristianos y de conversos, y yo jamás olvidaré a su Congregación ni a usted, que tan generosa y abierta ha sido siempre conmigo, como tampoco a aquella Madre incomparable que Dios llamó a su lado, y que fue una gloria de la mujer católica, una fuerza de la Iglesia y una gran benefactora de Africa Central: nuestra difunta Madre General.
 


[5690]

Su Eminencia me dice que me ponga de acuerdo con usted en cuanto al regreso de las Hermanas. Sor Severina me ha repetido que ella no se moverá de Jartum hasta después del jarif, porque ahora está aproximándose el calor y no quiere atravesar el desierto para achicharrarse con el sol. Por otro lado, necesito un poco de tiempo para atender a las necesidades de Jartum, y de buenas a primeras no puedo dejar sin Hermanas un gran Instituto de chicas. Es preciso hacer las cosas bien.
 


[5691]

Pero como la esperanza es la vida del hombre y por tanto lo último que se pierde, aunque estoy muy débil por las fiebres y los sufrimientos pasados (porque el año que ahora se cumple desde mi última llegada a estas tierras ha sido el más terrible de todas las épocas de la historia de Africa Central) afrontaré yo mismo el desierto y, con el permiso de Su Eminencia, haré un rápido viaje a Europa, ya sea para llegar a un acuerdo con usted, si es posible (aunque no confío mucho en ello, porque la primera Asistente general, y sobre todo la Superiora del hospital de El Cairo, que seguramente habrá hablado, no consideran conveniente hacer más sacrificios por Africa Central), ya sea para buscar otro medio de atender a las necesidades de la misión de Jartum.
 


[5692]

Así que iré personalmente a tratar con usted lo que Dios disponga. Por mi parte estoy seguro de que la Cruz es el camino real del triunfo para todas las Obras de Dios. La Iglesia católica está fundada sobre la sangre de los mártires y es por medio del martirio como las Misiones prosperarán. Casi todas sus Hermanas han convertido y salvado cierto número de almas. Difícilmente en otras Misiones tendrán esa satisfacción que les ha proporcionado su apostolado en Africa Central.
 


[5693]

Por lo que a mí respecta, siempre han sido tratadas como verdaderas hijas, de lo cual ellas me han dado testimonio. Espero que nunca me olviden, ni tampoco a Africa Central

En la esperanza de volver a verla pronto, le ruego que me escriba a El Cairo, donde esperaré el permiso de Su Eminencia para desplazarme a la Ciudad Eterna.

Ruegue por



Su devotmo.† Daniel Comboni

Obispo y Vicario Aplico.

Las cuatro hermanas están perfectamente bien.

Original francés.

Traducción del Italiano


836
Mons. Joseph De Girardin
0
Jartum
03.03.1879

N. 836; (797) - A MGR. DE GIRARDIN

AOSIP, Afrique Centrale

Jartum, 3 de marzo de 1879


Monseñor:

[5694]

He aquí el resto de mi pequeño informe sobre la carestía y mortandad en Africa Central. Muy de buena gana le suministraría otros datos muy serios e interesantes, pero tengo la salud destrozada y me encuentro demasiado débil.
 


[5695]

Espero que haya recibido mi carta n.° 4, de fecha 17 de febrero, con el cuadro estadístico y el principio del pequeño informe.

Le ruego que desde ahora en adelante entregue todos los años el importe de las asignaciones al Sr. Brown et Fils, de Roma, vía la más segura para recibirlos en Africa Central.
 


[5696]

Por lo demás, es norma fundamental de mi Plan para la regeneración de Africa Central, que hemos seguido hasta el presente, y que siempre hemos encontrado justa, razonable y necesaria (obrando de otro modo se perjudicaría a los indígenas y a la propia Misión), en cuanto a alimentación, alojamiento, vestido, etc.:

1.° Educar a los niños del orfanato en condiciones que no cambien en nada su manera de vivir y de ser en todo lo concerniente a la vida material.
 


[5697]

2.° Dirigir su instrucción ajustando los grados de la misma al estado al que son llamados. Así la educación que se les imparte los pone en condiciones de ejercer más adelante, con bien pocos gastos para el Vicariato, la mayor influencia entre sus compatriotas. ¿Por qué crear a estos pueblos nuevas necesidades y hacerlos abandonar sus costumbres y estos países? Yo he tenido sobre esto una buena experiencia.

Los niños que encontré en Jartum cuando en 1872 se me puso al frente del Vicariato de Africa Central estaban habituados a las costumbres europeas, y necesité mucha paciencia para cambiar la disposición de los antiguos alumnos.
 


[5698]

Pero los nuevos orfanatos que he fundado en el Kordofán funcionan de otra manera: he dejado todo lo que había de bueno en las costumbres, mejorándolas, pero siempre sin sacarlas de lo que es natural del país. Esto resulta mucho más ventajoso para estos niños, que crecen sin pretensiones, humildes, sumisos y muy contentos en su estado ordinario, mientras que los negros y negras educados en El Cairo y en Europa que traje a Africa Central, incluso los que habían estado en los monasterios de Europa más perfectos y observantes, tenían aquí más exigencias y pretensiones que los misioneros y las Hermanas europeos.
 


[5699]

Por esto desde hace años ya no admito negros y negras educados en Europa o en los conventos de Oriente, sino que los educamos aquí nosotros en su condición humilde y en la simplicidad del espíritu de Jesucristo y de nuestra santa religión, sin echarlos a perder con las comodidades y la civilización europea; y ya hemos obtenido resultados bien alentadores.

En fin, usted comprende bien mis intenciones y lo que quiero decir. Espero que ello se corresponda con su pensamiento y que lo encuentre oportuno y necesario para la enseñanza y educación que hay que dar en las Misiones a los niños indígenas.

Dígnese, Monseñor, aceptar los sentimientos de devoción y de reconocimiento con los cuales soy siempre

Su devotmo. servidor

† Daniel Comboni

Obispo de Claudiópolis i.p.i

Vicario Aplico. de Africa Central

Original francés.

Traducción del italiano


837
Marquesa Erceville
0
Jartum
03.03.1879

N. 837; (798) - A LA MARQUESA D’ERCEVILLE

«Annales de l’Oeuvre Apostolique» (1879), pp. 484-487

Jartum, 3 de marzo de 1879


Señora Presidenta:

[5700]

Le pido perdón por mi largo silencio y mi retraso en darle noticias del Vicariato de Africa Central, al que usted ha ayudado con el admirable celo de las generosas y caritativas damas de la Obra Apostólica. ¡Cuántas chicas jóvenes ha vestido y mejorado usted! ¡Cuántos niños esclavos ha rescatado e introducido en el redil de Jesucristo! ¡Cuántos méritos ha ganado adornando admirablemente la casa de Dios, y consiguiendo así que los infieles dirigieran sus miradas a contemplar el espectáculo de las magníficas ceremonias de la Iglesia católica, ellos que jamás habían visto maravillas semejantes y que se hallaban sentados a la sombra de la muerte!
 


[5701]

Pero, como si todo lo que ha hecho por los negros no fuese nada, su inmensa caridad se ha extendido todavía a favorecer a los obreros evangélicos, a los que usted ha vestido con los ornamentos eclesiásticos y fortalecido con el envío de vino –que no se encuentra en estos países– para saciar su sed, porque aquí la merisa y el agua sucia y salobre tenemos que pagarlas más caras que el vino en Europa.
 


[5702]

Que Dios le dé el ciento por uno, señora, en esta vida y en la otra, de todo el bien que hace por su gloria, lo mismo adornando sus templos que haciendo más fáciles a sus misioneros las tareas evangélicas.
 


[5703]

Tras pedirle perdón por mi silencio he de decirle, señora Presidenta, que a continuación de la horrible carestía y sed que han asolado Africa Central ha sobrevenido una mortandad sin igual:

1.° En una parte de mi Vicariato con una extensión mayor que tres veces la de Francia ha muerto la mitad de la población con más de la mitad del ganado; en otras vastas zonas han muerto las tres cuartas partes de la población y todos los animales.

2.° En grandes aldeas y pueblos situados a poca distancia de Jartum ha muerto no sólo toda la gente que los habitaba, sino también todo el ganado y animales en general, incluidos los perros, que son la única y providencial guardia de seguridad pública en estos países.
 


[5704]

Mis misioneros, mis Hermanas y todos los miembros de la Misión más o menos gravemente enfermos y próximos a la muerte. Tres misioneros, entre ellos mi gran Vicario y administrador general, D. Antonio Squaranti (brazo derecho de mi Obra), han muerto a causa de la epidemia, y también dos religiosas de San José, cuatro hermanos coadjutores europeos de gran valía y trece maestros y maestras negros. Hubo un tiempo, en septiembre, en que yo era el único sacerdote en pie para administrar día y noche los Sacramentos a los moribundos. Tuve que hacer no sólo de obispo, sino también de superior, párroco, vicario, administrador, médico, cirujano, enfermero, etc., etc.

Finalmente, yo mismo caí enfermo por las fatigas inauditas, la ansiedad, los disgustos, las fiebres... Me encuentro así desde hace dos meses y ya no tengo fuerzas.
 


[5705]

Querría hacerle un pequeño informe sobre la carestía, la sed y la mortandad en Africa Central (que son más horribles que las de China y de la India y que todas las de las otras Misiones del mundo), y una pequeña relación sobre veinticinco negros y negras que hemos recogido con los fondos de la Obra Apostólica, y a los que hemos puesto los nombres que me ordenó Mons. Gaume; mas para ello necesitaría un poco de fuerza, porque tengo la salud minada por la total falta de sueño y de apetito. Espero restablecerme con el medio vaso de vino de Burdeos que me tomo cada día gracias al caritativo envío de cien botellas por parte de la Obra Apostólica.
 


[5706]

Los nombres que hemos dado a los niños recogidos por nosotros han sido hasta ahora los siguientes: José, Juan Bautista, Alejandro, Pedro, Andrés, Carlos, Agustín, Esteban, Alejo, etc., a los varones, y Victorina, María, Inés, Clemencia, Cecilia, Rosa, Antonia, Carolina, Eleonora, Marta, etcétera, a las niñas. Sobre estos pequeños tengo datos interesantes, sobre todo respecto al modo violento como fueron arrebatados de sus padres y de su tierra.
 


[5707]

Por amor de Dios, envíeme vino todos los años. Tenemos tanta falta de él que el año pasado, durante unos meses, sólo los domingos se pudo celebrar misa en el Kordofán, adonde yo enviaba desde Jartum, por correo, algunos frasquitos. Aquí los Misioneros que han sobrevivido a la carestía se encuentran débiles, agotados: caldo Liebig y tapioca para sopa les harán mucho bien.
 


[5708]

Entre los ornamentos litúrgicos, carecemos en el Vicariato de una casulla y de hermosos paramentos para misa de pontifical. Tengo un magnífico báculo pastoral que me ha enviado, pero faltan el cáliz, la casulla y la capa pluvial correspondientes. Pero sobre todo sería muy feliz si la Obra pudiese mandar también algún tejido fuerte para vestir a los misioneros, y también tela con que hacer ropa a las esclavas que compramos, las cuales nos vienen vestidas como nuestra abuela Eva antes del pecado original.

Así van en Gebel Nuba todas las mujeres, casadas y no casadas: necesitarían un vestido o camisón. Y lo mismo ocurre con los negros, a quienes vendrían bien las blusas que llevan los obreros franceses, sobre todo haciéndolas largas y de una pieza, de algodón.

Me veo obligado a terminar aquí esta carta, por encontrarme todavía muy débil. Ruegue por su agradecido servidor

† Daniel Comboni

Vicario Aplico. de Africa Central

Original francés.

Traducción del italiano


838
Pellegrino Matteucci
0
Jartum
10.03.1879

N. 838; (799) - A PELLEGRINO MATTEUCCI

G. GIBELLI, «Epistolario Africano» Roma 1887, pp. 58-60

Jartum, 10 de marzo de 1879

Mi querido amigo;

[5709]

Su telegrama enviado desde Massaua, en el que me preguntaba acerca de Gessi, me halló gravemente enfermo con la fiebre; y como lo que se sabía sobre él era vago e incierto preferí no contestar, siendo absurdo gastar dinero inútilmente para decir algo quizá erróneo.
 


[5710]

Ahora le puedo dar noticias ciertas, porque las han comprobado bien Gordon Bajá y alguien que me envió el propio Gessi desde los lugares donde él se encuentra. En este tiempo ha sido nombrado Bey (el diploma jedivial ha llegado a Jartum esta mañana) y con él Bey también el Gobernador del Ecuador, mi buen amigo Emin Efendi (Schnitzler). Nombramientos que ha elogiado mucho la opinión pública de aquí porque ambos lo merecían. Pero la designación de Giegler, el jefe de telégrafos, como Bajá y Wakil de Hokomdar hizo el mismo efecto que ha producido en Jartum el nombramiento de Rosset para Caballero de la Corona de Italia, en lo cual anduvo usted algo despistado, porque en Jartum a Rosset se le conocía a fondo, mucho mejor que usted, y desde luego no merecía una condecoración, porque no hizo nada para ello.
 


[5711]

Pero ahora la cosa se ha vuelto más grave. Muerto Rosset, se liquidaron todos sus bienes, y al final no quedó ni siquiera para cubrir la dote de su esposa, que era de 400 libras esterlinas. Y, mientras, además de otros acreedores suyos, quedaron con una mano delante y la otra detrás dos verdaderos caballeros: el mencionado Emin Efendi, Gobernador del Ecuador, quien perdió todos sus haberes de 360 guineas egipcias, que había entregado en depósito a Rosset, y que éste había gastado, y Jorge Stambulieh, Vicecónsul inglés, que para ayudarlo y obtener su favor le había prestado 300 libras esterlinas. Este y Emin Efendi se quedaron sin un céntimo. Y la misma suerte habría corrido un excelente católico ingeniero en el Nyanza Alberto, Ibrahim Khalifa, de Trípoli, a quien habiendo venido a Jartum con ánimo de entregar en depósito a Rosset 350 guineas y 460 napoleones de oro, le disuadí de ello; y le disuadí en conciencia, porque yo conocía a Rosset (al que sin embargo había favorecido de otro modo) y su situación.
 


[5712]

Por lo que parece, Rosset fue envenenado en Darfur.

Volviendo a Gessi, éste libró cuatro batallas contra las tropas de Ziber, en las que hubo más de 2.000 muertos y se hicieron 800 prisioneros, con los cuatro Zaribe, pero sin que Ziber quedase dominado. Entonces Gessi pidió refuerzos, y Gordon Bajá ordenó al Mudir de Dará, en Darfur, cierto ingeniero Messedaglia, de Verona, que fuera a Shakka con 700 hombres. Y anteayer me dijo Gordon que Ziber está sometido y que Gessi ha resultado victorioso. Dentro de unos días el mismo Gordon marchará al Kordofán y a Shakka y volverá con Gessi, que verdaderamente ha salido con honor.
 


[5713]

Animo, mi querido doctor y amigo. Creo que para alcanzar su objetivo ha elegido usted el mejor camino: yo lo prefiero a todos los demás. Y si logra, como espero, conseguir la amistad y la protección del rey Juan, también podrá desarrollar en Abisinia actividades comerciales y con más fruto que en otras partes. Pero debe tratar de aprender la lengua, que unida a su ciencia médica, le hará tener un 80% más de probabilidades de éxito que Antinori y otros.
 


[5714]

Ahora bien, ya conoce la historia desde Nuñes y Pedro Paes hasta hoy: nunca se puede estar seguro de la estabilidad abisinia.

Pero al lado de los Gallas y entre ellos encontrará gente excelente. Mil saludos a Mons. Massaia cuando lo vea. Piaggia marchó a las montañas de Sennar, y quizá continuará hasta Fadassi.
 


[5715]
A lo mejor hago con D. Jenaro una escapada a Roma, y otra a Siria para buscar maestros maronitas, porque quiero poner escuelas en todas partes. Tengo grandes esperanzas en la Misión de Gebel Nuba.


[5716]

Reciba mi cordial saludo, salude de mi parte a Calixto y telegrafíeme, o mejor, haga que Filippini me telegrafíe desde Massaua a Jartum, que yo lo transmitiré a El Cairo y Europa, etc. Correnti ya no es Presidente de la Sociedad Geográfica.

Afectísimamente suyo,

† Daniel Comboni

Obispo y Vic. Aplico.

Le ruego que presente mis respetos a Mons. Touvier, Obispo y Vicario Apostólico de Abisinia.


839
Card. Juan Simeoni
0
El Cairo
25.04.1879

N. 839; (800) - AL CARD. JUAN SIMEONI

AP SC Afr. C., v. 8, ff. 919-920

N.° 6

El Cairo, Instituto de negros, 25 de abril de 1879

Emmo. y Rmo. Príncipe:

[5717]

En sólo cuarenta días, por la ruta del desierto de Suakin, he venido a El Cairo desde Jartum.

La fiebre se me fue al poco de entrar en el desierto; pero subsiste la inflamación general –que espero eliminar con las aguas de Recoaro–, y todavía no puedo dormir una sola hora cada veinticuatro, por lo que siempre estoy cansado. Sin embargo, las preocupaciones y la dirección general de toda la Obra me hacen cada vez más firme en la inamovible confianza de que con la ayuda de Dios lograremos acabar con el reinado de Satanás para convertir Africa Central a Cristo.
 


[5718]

Mas para saber a qué atenerme necesito someter muchos asuntos importantes a la sabia dirección y consejo de Vuestra Eminencia. Espero que en poco tiempo se tratará todo y podré realizar en unos meses cuanto me es preciso llevar a cabo en Europa por el bien de la Nigricia, pues querría que apenas terminadas las lluvias y el jarif pudiera volver al Vicariato para visitar sobre todo Gebel Nuba, que ofrece las más halagüeñas esperanzas.
 


[5719]

Como el tiempo apremia y es necesario no perderlo, dada mi extrema debilidad y el martirio de no poder pegar ojo, deseo consultar con el veneradísimo Mons. Ciurcia, que está aquí en el Cairo (un poco mal de salud), con el cual espero arreglar en pocos días un pequeño problema que tenemos que solucionar juntos, y del que sólo tuve conocimiento anteayer, porque en lo que va desde 1874 no me había hablado o escrito sobre él ni el excelentísimo Monseñor (a quien guardaré eterna gratitud por el bien que realmente ha hecho a mi Obra, y al que considero y consideraré siempre como el insigne bienhechor y experto y sapientísimo consejero que fue para mí hasta 1867), ni ningún otro; deseo, decía, consultarle, y ver si puedo salir enseguida de Egipto para ir a Roma, a fin de ganar tiempo, sin esperar aquí el permiso de Vuestra Eminencia oficial y por escrito para desplazarme ad limina. Estoy seguro de que V. Em.a concederá tal gracia. Y yo quizá dejaré El Cairo antes de que me llegue su obedencial, en caso de que me sea propicio el venerado consejo de este Vic.° Aplico., Mons. Ciurcia.
 


[5720]

En cuanto a los medios pecuniarios, gracias a la infalible protección de mi querido ecónomo San José se ha arreglado la situación financiera del Vicariato. Muchas almas se preparan para entrar en el seno de la Iglesia, sobre todo en el Kordofán y en Gebel Nuba; pero me hacen falta buenas y pías Hermanas. Dios las mandará.
Le beso la sagrada púrpura, y me suscribo con la veneración más profunda

De V. Em.a Rma. hummo. devotmo. obedmo hijo

† Daniel Comboni

Obispo y Vic.° Aplico.


840
Mons. Luis Ciurcia
1
El Cairo
02.05.1879

N. 840; (801) - A MONS. LUIS CIURCIA

AVAE

El Cairo, 2 de mayo de 1879
 

Petición de facultad.