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Nº Escrito
Destinatario
Señal (*)
Remitente
Fecha
1101
Card. Giovanni Simeoni
0
Khartoum
12. 08. 1881

N. 1101; (1055) - TO CARDINAL GIOVANNI SIMEONI

AP SC AFR. C., V. 9, FF. 151–152

Khartoum, 12 August 1881

Most Eminent Prince,

[6927]

Aunque enfermo –porque entre otras penalidades me tocó, viniendo del Kordofán, estar una noche entera en medio de una selva bajo un verdadero diluvio caído de improviso, y que aparte de perjudicarnos a nosotros echó a perder toda la provisión de pan y todos los ornamentos que teníamos guardados en una fuerte caja–, salgo un instante de la cama para darle noticia de mi llegada a mi residencia principal de Jartum y significarle que recibirá en Roma, para el nuevo Museo mundial de Propaganda, dos magníficos colmillos de elefante, con un peso total de 222 (doscientos veintidós) rótolos egipcios, correspondientes a más de 97 kilogramos, o kilos, o quilos.


[6928]

Estos dos colmillos provienen de las tribus antropófagas de los Nyam-Nyam, dependientes de la provincia del Bahar-el-Ghazal, sometida al Gobierno de Jartum. Espero que V. Em.a tenga a bien aceptar esta pequeña donación en base a una invitación realizada por V. Em.a a todos los Vicarios Aplicos. en no recuerdo qué fecha. Aunque a nosotros nos ha caído tanta lluvia, sin embargo en los establecimientos católicos de El-Obeid hay que gastar aún tres o cuatro escudos al día en la compra de agua.

Bésole la sagrada púrpura, y con la veneración más profunda me declaro


De V. Em.a Rma. obedmo., devotmo., atto. hijo

† Daniel Comboni, Obpo. y Vic. Aplico.


1102
Fr. Giuseppe Sembianti
0
Khartoum
13. 08. 1881

N. 1102; (1056) – TO FR GIUSEPPE SEMBIANTI

ACR, A, c. 15/130

N. 31

Khartoum, 13 August 1881

My dear Father,

[6929]

Me levanto ahora de la cama para decirle que junto con D. Fraccaro y D. Vicente he llegado a Jartum. A lo largo de toda una noche tuvimos que soportar sobre nuestras espaldas una gran lluvia, que además de nuestra salud echó a perder casi todas las cosas: pan, provisiones y muchos de mis ornamentos pontificales. Estuvimos tumbados en mi colchón durante cinco horas bajo el aguacero. Roversi, un protestante del P. Cavassi que nos acompañaba, agarró una fiebre terrible; nosotros, a fuerza de eucaliptos y de enjuagarnos por la mañana, nos libramos de ella. En el río el buen Rauf Bajá me tenía dispuesto un vapor, que en un día nos trajo a Jartum. Pero aún me resiento mucho de esa noche. Aquí he encontrado algunas cartas suyas, las núms. 31, 33 y 34 (la 32 no la he recibido: quizá haya ido al Kordofán), que han aumentado mis aflicciones.


[6930]

Doy mi total conformidad (y recibirá el dinero para ello) a la ejecución del plan del maestro Bonato, aprobado por nuestro estimado P. Vignola, para las obras del Instituto femenino, aunque sobrepasase con mucho el presupuesto de 3.000 liras. Mi querido San José no dejará de cumplir en lo que le corresponde.

Me he enterado de la retirada de las Hermanas de Sestri, y hasta he tenido una irritada carta de Tagliaferro, el cual me dice que ese convento será siempre (sic) el convento de las Hermanas de Monseñor Comboni. Pero usted al escribir emplee siempre la dulzura de San Francisco de Sales, y no la inflexibilidad u otra cosa: charitas Christi urget nos.


[6931]

Asimismo me he enterado de los términos en que se ha conminado a Virginia (que no me escribe desde hace ya muchos meses), diciéndole si está dispuesta a quedarse toda la vida en Verona (cosa inoportuna, y cuya razón no acabo de entender, quizá porque estoy demasiado dolido; pero yo tengo a mi Jesús, padre de los afligidos y defensor de la inocencia y de la justicia), por lo cual se verá obligada a marcharse. Dios, en el que Virginia siempre ha confiado como buena cristiana, cuidará de ella. Entretanto me consuela la idea de que usted, liberado de las molestias de Sestri y de Virginia, podrá dedicarse tranquilamente a dirigir los dos Institutos fundamentales de la Santa Obra y a promover el bien de los mismos, mientras que Dios se ocupará de lo demás. No obstante puedo decirle, mi querido Padre, que en estos asuntos ni usted ni Su Eminencia (a quienes tanto quiero y querré hasta la muerte) no han mostrado ninguna consideración hacia mi opinión y juicio; y no veo hasta ahora ningún motivo sólido que yo les haya dado para tener tan en poco mis puntos de vista.


[6932]

Pero no siento resquemor, porque quien trabaja con tanta constancia como yo siempre he hecho por Dios y por su gloria, debe estar continuamente preparado (y yo lo estoy desde hace muchos lustros) para todas las pruebas y cruces y para el valioso e indispensable pro nihilo reputari. Mas Dios existe para todos, aunque la verdadera caridad de Cristo urgeat paucos in mundo. No digo que ésta les haya faltado a ustedes, porque estoy convencido que en todo les ha guiado un fin bueno y santo. Pero juro ante Dios que en el asunto de Virginia y de Sestri también yo he tenido como única mira Dios y su gloria; y el Señor lo sabe. En cuanto a Sestri, no obstante, las razones de ustedes son tan claras, justas y poderosas, que me complace mucho su decisión, sobre todo porque no estamos en condiciones de tener allí una escuela; y especialmente aplaudo el regreso de allí de Caldara, la de Bérgamo, que vino a nuestro Instituto para ser misionera, no para dar clases en Europa: en este caso se habría quedado donde estaba antes. Si Tagliaferro hubiese apreciado nuestra obra del catecismo y bien espiritual (la cual vale más que las clases), que las nuestras realizaban allí a satisfacción del Arcipreste y del Ordinario, por el momento se habría contentado con aquello: pero homo quaerit quae sunt mundi et non Dei. Por eso dijo a Su Eminencia que era inútil que tres Hermanas se ocupasen en Sestri tan sólo de rezar (!!!), y no dijo que catequizaban a las muchachas pobres. De modo que ha hecho usted bien en retirar a todas. Ahora se verá todavía más claro cuáles eran sus intenciones: si de lucro o de beneficiar a la Nigricia.


[6933]

Si él reclama lo que dice usted de dinero, etc., y no lleva al papel de modo irreversible su tan cacareada donación, es seguro que nos ha engañado. Usted no tenga miedo a los tribunales ni a nada: todos saben que él prometió una donación, y ésta se desprende de sus escritos y del documento de marras que tiene usted. Son inútiles otros papeles adicionales; y además es difícil que yo los encuentre, enfermo como estoy, y agobiado con tantas preocupaciones por mi Vicariato, y por conseguir ayudas de Europa. No hay nadie que apruebe a ese hombre, el cual se enfadó sobre todo porque se fue usted de noche sin despedirse, como me escribe. Además nosotros trabajamos para Dios: dejémosle el cuidado de todo, y El nos ayudará. Nuestra obra se basa en la fe. Es un lenguaje poco entendido incluso entre los buenos en la tierra. Pero lo han comprendido los Santos, los únicos a los que debemos imitar.


[6934]

El Cónsul austríaco de Jartum se quedó estupefacto al enterarse de que volvía Domingo Polinari, que le molestó tanto (aunque dicho Cónsul también tiene ojeriza a D. Luis, por su aspereza en el trato, etc.). Por otro lado el Superior de Jartum, D. Bouchard, tampoco lo quiere (y con buenos motivos, ya que estropeó el huerto, cuyos productos nunca llevaba a la cocina, y además echó a los cristianos para tomar musulmanes, gastó y derrochó, etc. Igualmente las Hermanas que están en el Vicariato, sobre todo Sor Grigolini, del Kordofán, opinan que no se le debe dejar volver más, y con mayor razón puesto que el huerto va mejor desde que él se fue. Así que he enviado un telegrama a El Cairo, a Giulianelli, ordenándole que tenga allí a Domingo Polinari ocupado en los huertos y en rellenar de tierra el espacio que rodea las casas entre el muro y la carretera; y esto sin decir nada a Polinari, al que no queremos por ahora en Sudán. Mas ¿por qué no me explicó antes el Cónsul las razones que ahora aduce? Se limitó a rogarme que dejase volver a Europa a Domingo, porque estaba cansado. En fin, todo se arreglará con el telegrama, que ya ha salido, porque lo dicté esta mañana desde la cama. Pero hay otra cosa: más que las cartas de usted y que la del Cardenal (que por lo demás, según se me dijo, no tenía otro fin que ad salutem) me ha afligido sobremanera una carta escrita por mi padre de su puño y letra, espléndida, pero que tenía un post scriptum cuyo texto exacto, ad litteram, es el siguiente:

«...Te beso el sagrado anillo, mientras me suscribo

tu afmo. padre Luis Comboni




[6935]

P.S. Esta tarde me ha llegado carta del Superior en la cual me dice: “Virginia quiso que la llevase yo (el P. Sembianti) a ver al Cardenal, y él le preguntó si se quedaría siempre en el convento de Verona”». [Pero si Virginia es una plaga para la misión, como me escribió Su Eminencia, ¿por qué hacer que se quede siempre en Verona? Acaso no hay Dios también para Virginia? ¡Ah!, confiemos sinceramente en Dios, porque la divina verdad ha proclamado: qui confidit in Domino, non confundetur. Iustus ex fide vivit; y Virginia, aun siendo tan despreciada, tiene más confianza en Dios que yo y que muchos eclesiásticos.] Ella contestó que no, y apostaría yo el cuello a que intenta reunirse contigo en Africa» (conmigo, de ninguna manera; y prescindiendo de que hace cuatro o cinco meses que no me escribe, yo no soy hombre que se ande con subterfugios).


[6936]

Mi padre se basa en sospechas, debidas a los embustes del estúpido de Santiago, que a la hora de la muerte dará cuenta a la justicia divina de las mentiras que dijo a mi padre respecto a mí y Virginia, y será responsable del odio del que hizo objeto a los árabes primo y hermano de Virginia; sobre todo al primo, el cual quedó escandalizado de ello, y si por Santiago hubiera sido se habría debido hacer turco antes que católico, y tuvo que refugiarse en Roma, en la Congr. del Santo Oficio, para poder hacerse católico. Los laicos deben estar a lo suyo, sin meterse en las cosas de régimen y de espíritu, de las que nada entienden. No quisiera encontrarme en el estado de conciencia de Santiago. Una sola alma cuesta la sangre de Jesucristo; y Santiago no comprende las altas miras que tuve al hacer venir a los árabes por el bien de mi Instituto. Y en vez de emplear él la caridad, como debía, para ganar sus almas, con el perfido Grieff los persiguió a muerte, por así decir.


[6937]

«El diablo lo ha intentado tanto», proseguía mi pobre padre, quien engañado desde el primer momento por Santiago (el cual es de lo más ingrato conmigo, que le salvé la vida soportando gastos para hacerle volver a Europa, y jamás aludió a ello, y en cambio en dos cartas me dijo que en el viaje había quedado edificado de Virginia), cometió la bobada e imbecilidad de sugerir a Virginia que se casase, cuando ella antes preferiría hacerse matar (Mons. Salzano, hablando de Curci, ha escrito que antes había que frenar a los jóvenes, y ahora a los viejos). «El diablo lo ha intentado tanto –decía él– que al final ha conseguido desacreditar por completo al pobre Obispo de Africa Central» (sic). En todo caso no es Virginia quien me desacredita: en el supuesto admitido pero no otorgado de que lo que dice mi padre fuera cierto, soy yo el que me desacredito a mí mismo dejándome tomar el pelo (sic) por ella.

«Comprendo que debo morir con una llaga en el corazón. Que Dios te bendiga

Luis Comboni».


[6938]

Este es mi enorme, extremo dolor. Que se me ataque, que se me denuncie al Papa, y se producirá un perjuicio a la misión con mi ausencia de Africa durante algún tiempo para justificarme ante el infalible Vicario de Cristo, que es padre de todos, y hace sólo lo que es recto y justo, como verdadero representante de Dios. Pero molestar y afligir a un santo viejo, que no sólo me ha dado la vida material, sino, lo que es más, la espiritual, esto es demasiado; y Santiago habrá de rendir cuentas de ello al Juez eterno, que no perdona nunca a quien le toca las niñas de sus ojos: un sacerdote, un obispo, una virgen cristiana, pese a todos los defectos que tengan. Hágase la divina voluntad. Todo está dispuesto por Dios, que oye siempre el llanto de los afligidos y protege la inocencia. Y mi padre, muriendo con una llaga en el corazón debida a la calumnia, la sospecha y la mentira, o, mejor, a las difamaciones propaladas por Santiago y Grieff, ganará una nueva corona en el cielo, donde espero que a no tardar mucho nos encontraremos juntos.


[6939]

Le pido perdón, querido P. Sembianti, por causarle estas y otras muchas molestias. Pero ¿con quién puedo desahogar mi dolor sino con la persona que se consagra a prestarme la más seria y valiosa ayuda en mi santa Obra, que es toda de Dios?


[6940]

A Jesús, en nombre de sus adorabilísimas llagas, y a usted en el de su caridad, querido P. Sembianti, encomiendo mi padre Luis Comboni, que no merece terminar con dolor sus días a causa de un hijo (todo está basado en la falacia) que siempre le ha dado y le debe dar todos los motivos de satisfacción espiritual.

En el Corazón de Jesús queda de usted afmo.

† Daniel Obispo


[6941]

En este punto me cuenta el Cónsul austríaco que Sudán está en plena rebelión por culpa de un pretendido profeta que se dice enviado por Dios a liberar Sudán de los turcos y de la influencia cristiana. Desde hace años recauda impuestos para sí, y cuenta con el total apoyo de los que ya no pueden enriquecerse al verse ahora impedidos de hacer la trata de esclavos (y son nueve décimas partes de los indígenas) y los que pagan las contribuciones. Junto con otros misioneros, la Madre Provincial y Virginia, yo vi a este profeta en 1875, cuando habiendo ido nosotros con el vapor más allá de Tura el-Khadra, a Cavala, lo encontramos allí desnudo sobre un camello; y se decía que vivía en cuevas con mujeres desnudas, etc. Luego volvimos juntos con el vapor a Tura el-Khadra, y allí bajamos con Virginia, Sor Germana, D. Vicente y misioneros, etc., y nos dirigimos al Kordofán.


[6942]

Anteayer Rauf Bajá mandó un vapor con doscientos soldados y un cañón para capturarlo, pero (dice el Cónsul) todos fueron masacrados. Ahora el mismo Rauf Bajá quiere partir con un buen contingente militar. Ya veremos. Aquí, en casa, todavía no se sabe nada; pero no llegará la noche sin que todos se enteren. Sólo yo fui avisado. ¡Alegrémonos! Iremos antes al paraíso. ¡Viva Jesús!

† Daniel Obispo


[6943]

Despida al belga; es lo mejor. ¡Bendito P. Norman! ¿No le dije a usted que en cuanto a perfección, delicadeza, desinterés, y puro espíritu de Dios y su gloria, para mí en general vale más el espíritu Bertoniano que el de los Jesuitas? Yo soy un entusiasta de los Jesuitas, pero nunca aprobaré lo que mediante el belga se ha hecho respecto a nosotros. La marquesa Anguisola, de Piacenza, me escribe diciéndome que entregó 2.000 liras a Mons. Scalabrini para mí, esto es, para que las hiciera llegar a Verona en favor de la misión. Las otras 240 son de mi querido amigo el Obispo de Piacenza, que me las manda como ayuda. Como usted ha recibido 2.239,80, los 20 céntimos que faltan deben de haber servido para el franqueo de la carta de agradecimiento de Su Eminencia al Obispo de Piacenza, porque S. Em.a es hombre de gran minuciosidad.


1103
Fr. Francesco Giulianelli
0
Khartoum
16. 08. 1881

N.1103, (1057) – TO FR FRANCESCO GIULIANELLI

ACR, A, c. 15/30

Khartoum, 16 August 1881

My dear Fr Francesco,

[6944]

El otro día le telegrafié para pedirle que retenga en El Cairo a Domingo Polinari, y que permanezca él allí hasta nueva orden mía. En secreto le digo que no lo quiere ningún Superior de Sudán, porque campa por sus respetos, no quiere depender de nadie en cuanto a su trabajo, que no representa un beneficio para la casa, porque echa a perder las cosas. Tampoco lo quieren por aquí el Cónsul austríaco ni las Hermanas, las cuales tienen que comprar fuera la verdura cuando está él, porque con él va mal el huerto, que, en cambio, desde su marcha, está en mejores condiciones. Aplíquelo (porque es un gran trabajador), a preparar un huerto en nuestros terrenos, a trabajar en casa, a rellenar los hoyos fuera del recinto, junto a la carretera, etc.


[6945]

Le ordeno que mande a su casa a Domingo Donizzoni, porque cuanto usted me escribe debe de ser la pura verdad, ya que yo también lo vi sin espíritu, iracundo, quejoso y sin virtud. Sáquele en la Compañía Rubattino un pasaje de tercera desde Alejandría a Génova (con el descuento, se entiende, de la mitad del importe, que nos tiene concedido la Rubattino). El billete de Génova a Verona en tercera vale aproximadamente 22 francos, a los que añadirá lo que cueste el viaje en tercera de El Cairo a Alejandría, más 30 francos, o incluso 40, para la comida. Si se niega a marchar, póngalo en la puerta. No lo quiero más ni en Sudán, ni en Egipto, ni en Verona.


[6946]

Estoy contentísimo con José: ha venido oportunamente para muchas cosas, y todos le quieren.

Sólo anteayer he cobrado la letra de 20.000 piastras. En secreto le digo que estoy con grandes apuros económicos. En el Kordofán, incluso después de las lluvias, necesito 30 francos al día para comprar agua, y tengo muchos gastos; así que rece al Sdo. Corazón de Jesús para que me mande dinero. Sin dinero no se salvan almas.


[6947]

Dentro de tres días partirá D. Vicente Marzano, que ha trabajado mucho y debe recuperarse. Aparte de las 111 guineas, no tenemos deudas con nuestro amigo el Sr. Marquet. Con la primera expedición mande usted a Bautista, a quien he destinado al huerto de Jartum. Explíqueme por qué fue a Tierra Santa, y por qué le dio usted permiso para hacerlo, sin consultarme.


[6948]

Estoy cansado y enfermo, y no tengo tiempo de escribir. Le bendigo, así como a Faustina y a todos/as. ¿Cómo van de salud las Hermanas?

Entregue el adjunto billete a Sor Faustina, mi prima.

Suyo afmo.

† Daniel Obispo y Vic. Ap.


1104
Canon Cristoforo Milone
0
Khartoum
16. 08. 1881

N.1104; (1058) – TO CANON CRISTOFORO MILONE

“La Libertà Cattolica” XV (1881), n. 211

Khartoum, 16 August 1881

My dear friend, Director of Libertà Cattolica

[6949]

Veo en el n.° 151 de la encomiada Libertà Cattolica publicado el informe y descripción de la nueva iglesia de El-Obeid, capital del Kordofán, dedicada a Nuestra Señora del Sagrado Corazón, que ha construido nuestro estimadísimo D. Vicente Marzano. Y leo que usted, en su extraordinaria bondad, hace un generoso llamamiento a la proverbial caridad de los napolitanos, animándolos, mediante la restricción de gastos, a que envíen su óbolo para terminar dicha iglesia y para nuestra ardua Misión de Africa Central, al Rector de los Institutos Africanos de Verona, y no a la Redacción de la Libertà Cattolica en Nápoles.


[6950]

Por eso le suplico encarecidamente que ruegue a los generosos bienhechores que los donativos para las Misiones de Africa Central los manden no a Verona, sino a usted, a la Redacción de la Libertà Cattolica; y esto tanto por la plena e ilimitada confianza que, basado en una larga experiencia, tengo en usted, en su publicación y en su caridad, como porque algunos benefactores se deciden con mayor facilidad a mandar el dinero a la cercana Nápoles y a usted, a quien conocen bien, que a la lejana Verona. Por otra parte si se envían los donativos a Verona hay mayores gastos y menores ventajas para Africa, porque mi Rector debe responder a cada donante con una carta de agradecimiento y gastar en ella un sello de 20 céntimos, mientras que si recibe usted el dinero no le supone ningún gasto, porque responde a cada uno publicando el nombre y el donativo en su acreditado periódico.


[6951]

Le doy gracias infinitas por su gran caridad al socorrer a mi Misión, que está entre las más importantes del universo, pero también entre las más necesitadas. Pues resulta que en el Kordofán –de donde vine hace pocos días–, a pesar de las grandes lluvias caídas necesito de 30 a 50 liras diarias con que comprar un agua sucia y fangosa para las necesidades de esos dos importantes establecimientos.


[6952]

En cuanto a la nueva iglesia de la capital del Kordofán (ésta es la más grande y poblada ciudad de toda Africa Central y Ecuatorial: más grande y poblada que Jartum, capital de las posesiones egipcias de Sudán; más grande y poblada que El-Fasher, capital de Darfur, y que Kuka, capital y gran emporio de esclavos en el imperio de Tombuctú; en suma, como digo, la más grande y poblada de toda Africa Central), es una iglesia digna de la ciudad de El-Obeid.


[6953]

Le ruego tenga a bien advertir al Excmo. y venerable Mons. Salzano, Arzobispo de Edessa, que, atendiendo a las reiteradas súplicas que me ha hecho el anciano padre de D. Vicente, quien antes de morir quiere abrazar a éste, su único hijo, he decidido enviarlo enseguida, dado que además necesita reponerse un poco de salud, tras haber trabajado mucho para la misión. Por este motivo traje conmigo del Kordofán a D. Vicente Marzano, junto con el cual tuve que soportar verdaderos diluvios durante el viaje; pero finalmente llegamos a Jartum. El saldrá de aquí dentro de unos días en dirección a Berber y al mar Rojo; y si Dios quiere, lo verá usted en su oficina de Nápoles antes de que concluya el próximo septiembre.

Reiterándole mis ruegos y mi vivo agradecimiento, le abrazo en los Sdos. Corazones de Jesús y María, y me declaro con todo el afecto



Su sincerísimo amigo

† Daniel Comboni

Obispo y Vicario Apostólico de Africa Central


1105
Canon Cristoforo Milone
0
Khartoum
17. 08. 1881

N. 1105; (1059) – TO CANON CRISTOFORO MILONE

Cristoforo Milone, “Mons. Comboni – L’Ab.Girolamo Milone”, Napoli 1883, p.35

Khartoum, 17 August, 1881

My dearest Friend,

[6954]

Bien he notado que es usted el más ferviente promotor de los intereses de mi ardua empresa, habiendo desplegado en artículos de fondo no solamente todo su gran corazón y el más cálido afecto, sino también el mayor grado de interés y de entusiasmo.

Sirva esto para reforzar y consolidar todavía más nuestra sincera, cordial y vieja amistad, la cual se puede decir que nació en el verano de 1863, en el primer hotel de Saluzzo, en que pasé dos días en compañía de Jerónimo, su hermano, objeto de mi afecto y de mi admiración como escritor con fuerza y «garra», el cual estaba allí condenado a destierro, y cuya liberación obtuve de Víctor Manuel pocos meses después por medio de la famosa Rosina, con la que se casó morganáticamente...

† Daniel Comboni


1106
Card. Giovanni Simeoni
0
Khartoum
18. 08. 1881

N.1106; (1060) – TO CARDINAL GOVANNI SIMEONI

AP SC Afr. C., v. 9, f. 75v

Khartoum, 18 August, 1881

Short note.

1107
Fr. Francesco Giulianelli
0
Khartoum
20. 08. 1881

N. 1107; (1061) – TO FR FRANCESCO GIULIANELLI

ACR, A, c. 26/24 n. 6

Khartoum, 20 August 1881

Short note.

1108
Card. Giovanni Simeoni
0
Khartoum
23. 08. 1881

N. 1108; (1062) – TO CARDINAL GIOVANNI SIMEONI

AP SC Afr. C., v. 9, ff. 153–155

N. 13

Khartoum, 23 August 1881

Most Reverend and Eminent Prince,

[6955]

Recibí ayer su venerada carta, la n.° 4, del pasado 3 junio, en que me repite la orden de mandar al Sr. Genaud algún recuerdo de su hijo D. Policarpo, muerto en Jartum en 1878; y yo le repito a mi vez cuanto le escribí desde el Kordofán: que ya he mandado algunos objetos pertenecientes al difunto, entre ellos dos relojes y medallas al valor militar, etc., y que en la primera oportunidad le mandaré también música de su pertenencia que encontré hace unos días. Pero ese señor, que ya se vuelve un poco pesado, debe tener en cuenta que viajar desde Africa Central a Europa no es como ir a la vuelta de la esquina, y que las personas a las que han sido entregados los objetos tienen que atender a sus propios asuntos, y a veces prometen cumplir inmediatamente el encargo, y luego fallan y hacen las cosas cuando les resulta más cómodo; de modo que si no llega todo con prontitud, no es culpa mía.


[6956]

Gracias al Dios de las misericordias mi Vicariato y sus Obras marchan según el espíritu de Jesucristo, y se consigue hacer no poco bien, sino mucho, a pesar de las enormes dificultades, y de las cruces que me vienen de quien por el contrario debería originarme satisfacciones. Pero las Obras de Dios siempre han sido así. Confiado en El, desarrollo mi vida contento ante la perspectiva de morir por Jesús y por la Nigricia.


[6957]

Hace tres días llegó el vapor del Nilo Ecuatorial con importantes noticias, que me comunica Emin Bey, gobernador general de las posesiones egipcias en las provincias ecuatoriales. Este me mandó de vuelta tres cartas certificadas dirigidas a él para los misioneros de Uganda, o sea, para el Superior Livinhac, el P. Barbot y el P. Simeón Lourdel, las cuales hoy expido hacia su destino por la vía de Zanzíbar, porque las comunicaciones entre los lagos Alberto Nyanza y Victoria Nyanza se encuentran interrumpidas a causa de la guerra desatada entre los reyes de Unyoro y de Uganda, conflicto que le resumo en dos palabras.


[6958]

Kabarega, rey de Unyoro, hizo matar a un tío de Mutesa, rey de Uganda, por lo que éste, con ánimo de matar a Kabarega y apoderarse de su reino, le declaró la guerra.

Como Kabarega cuenta con menos fuerzas que Mutesa, y tiene por ello un miedo tremendo a su enemigo, se apresuró a buscar apoyo en un poderoso jefe vecino, Rionga, cuyo territorio se extiende entre Magungo, junto al lago Alberto Nyanza, y Foveira, fortaleza egipcia situada entre los dos Nyanza; tuvo éxito en esto, y Rionga se hizo su aliado. Temiendo Kabarega también a los cercanos egipcios, escribió a Emin Bey (que, ¡sorprendente casualidad!, es muy amigo de Kabarega y de Mutesa) y le rogó que intercediera ante Mutesa para restablecer la paz.


[6959]

Ahora me escribe Emin Bey diciéndome que hacia primeros de agosto saldrá de Ladó (cerca de Gondókoro) para Unyoro, y que después de haber hablado con el rey de Unyoro, Kabarega, y con Rionga, verá lo que hay que hacer. Esto es todo.

Con el máximo respeto me inclino a besar la sagrada púrpura.


Su hummo., obedmo., devotmo. hijo

† Daniel Comboni Obpo. y Vic. Ap.


1109
Fr. Giuseppe Sembianti
0
Khartoum
27. 08. 1881

N. 1109; (1063) – TO FR GIUSEPPE SEMBIANTI

ACR, A, c. 15/131

N. 32

Khartoum, 27 August 1881

Dear Father,

[6960]

He estado muy indispuesto, porque no puedo dormir (desde que volví a Jartum) ni siquiera una hora cada cuarenta y ocho. También se encuentra enfermo, y de gravedad, mi futuro Secretario, D. Francisco Pimazzoni: desde hace un mes no puede respirar más que con dificultad, tiene fiebre, nunca duerme, etc., lo que me hace temer mucho por él. No obstante, confío en Nuestra Señora del Sagrado Corazón, y en los cuidados que le dispensamos. Tiene una grave enfermedad pulmonar. Ruegue por él. Espero en Jesús.


[6961]

El otro día me llegaron de un golpe tres cartas suyas: la de Sestri (escribieron en correos Africa Meridional, fue sellada en Adén, allá en Arabia, en el océano Indico, y luego la mandaron a Egipto) y las del 24 y 30 de julio, núms. 35 y 36. Ahora he comprendido bien el asunto de Sestri y toda la historia de la retirada de allí de las Hermanas. ¡Dios mío, qué liante! Ha actuado usted estupendamente disponiendo que se abandonase aquello, con lo que ha hecho un gran bien a nuestro Instituto; y yo en su caso hubiera procedido de igual modo. Me alegro mucho de ello: 1.°, porque se ha quitado de encima una gravísima molestia usted mismo, que todavía no está acostumbrado a llevar grandes cruces por Jesús: non pervenitur ad magna premia nisi per magnos labores; 2.°, porque Sor Constanza también ha salido de allí, y así la tenemos segura para Africa; 3.°, porque es algo que conviene a la Obra. Si Dios quiere algo de nosotros para Sestri, ya abrirá las vías seguras que mejor plazcan a su Divina Majestad.


[6962]

Le agradezco de corazón el gran empeño que ha puesto en este asunto, las grandes penas que ha tenido que soportar, y el buen éxito de la retirada: et Deus erit tibi merces magna nimis. Yo he escrito a D. Angel diciéndole que me ha engañado, que con ello ha perdido mucho crédito ante todos, y que mi Rector no tenía más remedio que retirar todo para salvaguardar los intereses de Africa, porque en Sestri yo estaba en precario.


[6963]

Estoy conmovido de ver cuánto ha tenido que sufrir no sólo con lo de Sestri, sino también por todos los otros enojosos asuntos, de lo cual le estoy sinceramente agradecido, y tenga la seguridad de que por ello su nombre está escrito en el libro de la vida y de que ha contraído muchos méritos para la eternidad. En cuanto a la cuestión de Virginia, mi opinión sobre cuanto se relaciona con ella, y sobre la manera precipitada como han actuado usted y el Cardenal, difiere mucho de su opinión y de la de Su Eminencia. Pero debo declarar algo de una vez por todas: el P. Sembianti, incluso en el asunto de Virginia (como en todo lo que interesa a Africa), ha obrado santamente, se ha aconsejado, se ha devanado los sesos, ha examinado todas las vías, etc., etc.; en una palabra, ha hecho todo en conciencia, y con el fin de dar gloria a Dios.


[6964]

Lo mismo digo de Su Eminencia. Pero al mismo tiempo le declaro con idéntica convicción que también yo he obrado en lo referente a Virginia sin sombra de pasión, y por dar gloria a Dios, por caridad y por el bien de la Obra. Y si usted y Su Eminencia dicen que la pasión es el motor de mis actos, yo respondo a ambos que si han cometido una injusticia conmigo (estoy convencido, repito, de que han obrado con santo fin y en conciencia) ha sido la de no dar ningún valor a mis afirmaciones ni a mi juicio sobre Virginia, creyendo por el contrario a los campesinos y a otros menos competentes que yo. Mas no me quejo de ello en absoluto, porque Christus humiliavit semetipsum usque ad mortem, etc.; de modo que estoy dispuesto a lamer el suelo y a recibir cualquier humillación por amor a Dios y a Africa.


[6965]

Su Eminencia debió oírme antes de decidir que Virginia, después de veinte años de convento, fuese confinada en la casita y alejada de la comunidad; y ni siquiera se dignó avisarme. Su Eminencia (siempre según mi subordinado parecer) tenía que haberme escrito y consultado antes de emitir aquel equivocado juicio sobre Virginia, relativo a que ella es una plaga para la misión; que me empujó con segundos fines a hacer el desdichado negocio de Sestri; que es una mujer retorcida, caprichosa, sin pizca de vocación hacia la vida religiosa, voluble (y es más firme que una columna en la virtud), y que allí de donde se fue han cantado el Te Deum. Tenía que haber escuchado él mis razones antes de dar parte a Roma. Esta es mi subordinada opinión, aunque estoy convencido de que lo ha hecho con buen fin y en conciencia.


[6966]

Ahora usted me comunica (yo no sabía nada, pero me imaginaba que se iba a acabar así) en su carta n.° 36, del 30 de julio, que el Emmo. Cardenal Simeoni le ordenó a usted decir a Virginia que él no quiere que emprenda el viaje a Africa, y que procediera usted de modo que esta orden del Emmo. Card. Prefecto de Propaganda fuese puntualmente cumplida. Pues bien, tanto usted como el Emmo. de Canossa y yo debemos serenarnos y dejar actuar a Propaganda. Esté seguro de que el Emmo. Simeoni me escribirá a mí, tratando de saber lo que yo tenga que decir al respecto, lo cual será ponderado y examinado con mayor premura e interés que en Verona.


[6967]

En Roma se obra a la luz del Espíritu Santo: en Roma se aprecian los juicios que da el campesino sobre la tierra y sobre la agricultura, al zapatero se le consulta sobre zapatos y botas, al cura para cosas de curas, y al obispo para cosas de sacerdotes y de obispos. En Roma, en la balanza de la justicia se pondrá de una parte el peso de mis razones, y de la otra el de las razones de Su Eminencia y de usted. Y cuando Roma haya hablado, yo, usted y el Emmo. tendremos que agachar la cabeza y aceptar con respeto el juicio favorable o desfavorable que se haga sobre nuestra actuación. Y aunque los tres estamos convencidos de haber obrado bien y como exigía nuestro deber, yo seré el primer en decir «soy un burro, he hecho mal, me he equivocado», si Roma decide que no tengo razón; y estoy seguro de que usted hará otro tanto, y sabremos a qué atenernos en el futuro.


[6968]

Estoy verdaderamente contento: he sufrido el purgatorio temiendo que por culpa de otros, o por culpa mía, Virginia pudiera perderse. Pero ahora que por iniciativa de Su Eminencia mete Roma las narices en el asunto, me encuentro más que tranquilo y confiado en que la inocencia, la justicia y la verdad triunfarán, de cualquier parte que estén. Espero carta del Cardenal Simeoni, quien sin duda me escribirá al respecto; y yo le responderé. No sé lo que habrá referido a Roma Su Eminencia, ni trato de saberlo: yo me atendré a lo que me dicte mi conciencia y a lo que me diga el Emmo. Card. Prefecto, mi Superior. Le aseguro a usted que empiezo a respirar, porque estoy seguro de que las cosas de Virginia y su ahora sombrío futuro experimentarán un cambio conforme a la voluntad de Dios y beneficioso para ella y para su vocación. Tengo muchas cosas que decirle a usted en respuesta a las suyas. Los Jesuitas me han hecho una más gorda que la de Neefs; trataré de proporcionar alivio a la Madre, etc., etc. Le ruego que haga llegar a Virginia las cartas que yo le escriba a ella.


† Daniel Obpo.


1110
Fr. Francesco Giulianelli
0
Khartoum
27. 08. 1881

N. 1110; (1064) – TO FR FRANCESCO GIULIANELLI

ACR, A, c. 15/31

J.M.J.

Khartoum, 27 August 1881

Dear Fr Francesco,

[6969]

Primero le puse un telegrama para que retuviese a Domingo en El Cairo; pero como a su vez usted me mandó otro diciéndome que él no quiere estar allí, le he telegrafiado de nuevo para que sepa que estoy dispuesto a destinarlo al Kordofán, porque a Jartum quiero que venga Bautista.

He recibido 300 libras egipcias; así que no me mande dinero hasta nueva orden. En cambio socorra, si lo necesita, al Rector de Verona.


[6970]

Diga a Faustina que es preciso que se amolde todavía por algún tiempo a hacer de tapagujeros; pero no tardaré en mandar allí una Superiora. Entretanto ordénele que me informe sobre la salud de cada Hermana, novicia y postulante. En la próxima primavera llegará a El Cairo, procedente de Sudán, una de mis Superioras para juzgar sobre al admisión al Noviciado de la postulante y sobre los votos de la novicia de El Cairo; esto si Dios da salud, se entiende. La misma Madre irá luego por algún tiempo a Verona para ayudar a la Madre de allí, que necesita alivio y reponerse de salud. Ruegue mucho al Corazón de Jesús según mis intenciones en bien de la Nigricia, etc.

Saludos al P. Pedro, al P. Germán, a los Frères, a los Jesuitas, etc., y al Delegado para los coptos. Le bendigo en el Sdo. C. de J.

Suyo afmo.

† Daniel Obispo y Vic. Ap.