In Pace Christi

Mirandola Aladino

Mirandola Aladino
Fecha de nacimiento : 11/04/1929
Lugar de nacimiento : Vigasio/Italia
Votos temporales : 09/09/1951
Votos perpetuos : 09/09/1957
Fecha de ordenación : 11/04/1976
Fecha de fallecimiento : 09/12/2018
Lugar de fallecimiento : Verona/Italia

P. Aladino nació en Vigasio (Verona). Así cuenta él mismo los inicios de su vocación: "Desde muy joven fui monaguillo y en el jardín de infancia las monjas me dijeron que cuando creciera seria sacerdote... Esto me enfadaba mucho. ¡No pasaba esa idea por mi cabeza! Durante años formaba parte de la Acción Católica, pero luego me alejé para seguir con la pasión de mi juventud: bailar.

Un domingo estaba frente al oratorio porque estaban dando una comedia, pero no tenía dinero para la entrada. El sacristán me envió a la rectoría a buscar unas sillas (luego me dejó entrar gratis) y allí conocí a la persona que me hizo llegar a ser religioso, el nuevo coadjutor, que me invitó a la reunión de AC. No sé cómo, pero esa noche me encontré en la AC.... mis viejos amigos me hicieron una gran fiesta. Estaba confundido. El domingo siguiente volví al salón de baile, pero me quedé todo el tiempo en las gradas observando. Fue la última vez que entré. Poco a poco mi vocación se hizo sentir.... Solía leer Nigrizia que me movía por dentro.... Quería ser comboniano".

Después del noviciado en Sunningdale (Reino Unido), Aladino profesó como Hermano Comboniano en 1951 y, después de otros tres años en Inglaterra, en 1954 fue destinado a Uganda. Allí ejerció su ministerio misionero, especialmente en la enseñanza, hasta 2014, con una interrupción de seis años en Roma (1970-1976) para estudios filosóficos y teológicos con vistas a su ordenación sacerdotal (1976). Después de su ordenación regresó a Uganda para llevar a cabo su ministerio en el West Nile.

Ha tenido muchos problemas de salud desde hace algún tiempo. Al final de noviembre, fue hospitalizado por una infección renal. Murió en el hospital de Negrar (Verona) el 9 de diciembre.

Su condición de sufrimiento progresivo y de inmovilidad, sobre todo en los últimos meses, ha pesado a su estado de ánimo, haciéndolo un poco taciturno: le gustaba salir, en la medida en que las fuerzas le permitían, para ofrecer su contribución al ministerio en las parroquias vecinas que conocía bien. La familia y los amigos lo visitaban a menudo para hablar y obtener buenos consejos.

El P. Renzo Piazza, superior de la comunidad de Castel d'Azzano, se dirigió al P. Aladino, como saludo final, al comienzo de la Eucaristía presidida por el P. Giovanni Munari, superior de la provincia. "P. Aladino, esta comunidad en la que has vivido tus últimos tres años y medio quiere agradecerte y saludarte por última vez. Al llegar a Castel d'Azzano, desde el primer día, inauguraste una práctica de la que nos convertimos rápidamente en expertos: las caídas. Bajo el sol abrasante de aquel tres de junio, tal vez consciente de tu primera vocación como hermano, saliste a comprobar el trabajo de los obreros que terminaban el asfalto. Dejaste algunos rastros de sangre en el nuevo asfalto, algunos moretones, y todo ha desaparecido. Muchos han seguido tu ejemplo.... A menudo has dado testimonio de tu vida totalmente entregada a la causa misionera y de tu amor "monógamo" por Uganda: has trabajado allí durante 16 años como Hermano, 38 como sacerdote, con la predicación y la enseñanza. Un total de 54 años! Nos enseñaste geografía, recordando los nombres de las misiones que serviste: Moyo, Pakwac, Koboko, Ombaci; política, recordando que tenías amistades de alto rango, como el Presidente Amín.

Has apoyado proyectos misioneros de promoción humana y has involucrado a tus amigos (¡incluyendo al equipo de Chievo!), recordando que ‘sin dinero no se pueden plantar las obras de Dios’, como decía Comboni. Te has regocijado al cosechar los frutos de tu trabajo: te has sentido orgulloso del éxito de algunos de tus monaguillos que, habiéndose hecho misioneros combonianos, están trabajando ahora en el Sudán del Sur.

Has podido envejecer bien en la comunidad de Castel d'Azzano. Fiel a la comunidad y a la oración, tenías los ojos fijos en el sagrario e inmediatamente te dabas cuenta si la lámpara del Santísimo Sacramento estaba apagada... Estuviste disponible para el ministerio hasta que las fuerzas te lo permitieron, te mantuviste apegado a la familia y al país donde naciste, creciste, donde fuiste a bailar de joven.... y sobre todo donde fuiste educado en la fe y en el amor a los demás. Mostrabas una pizca de nostalgia de la iglesia en ruinas donde rezabas el rosario de niño.