Según el teólogo italiano Bruno Forte, el evangelista Lucas nos explica el misterio de la Anunciación siguiendo el esquema de la ALIANZA (“según el cual, a la iniciativa de Dios, que se ofrece a través de un mediador, responde la fe de los destinatarios”).
Según el teólogo italiano Bruno Forte, el evangelista Lucas nos explica el misterio de la Anunciación siguiendo el esquema de la ALIANZA (“según el cual, a la iniciativa de Dios, que se ofrece a través de un mediador, responde la fe de los destinatarios”).
Este esquema se aplica aquí según el modelo de las anunciaciones, que abundan en la Biblia y que consta de cinco elementos:
– la aparición de un ángel (o mediador)
– la reacción de temor del destinatario
– el anuncio
– la objeción
– el ofrecimiento de un signo.
Bruno Forte hace una comparación del uso de estos elementos en la anunciación a María, comparándolos con la anunciación a Zacarías, que el mismo Lucas cuenta inmediatamente antes. Me parece interesante detenerse en esa comparación:
La Aparición del Ángel
“Mientras la aparición a Zacarías sucede en el templo de Jerusalén, el lugar sagrado por excelencia, la aparición a María tiene lugar en una ciudad de Galilea llamada Nazaret, ciudad despreciada de una tierra sin honor” (¿De Nazaret puede salir algo bueno?). Fijémonos bien en las diferencias:
– Del lugar más sagrado a la periferia de una región periférica.
– De la vida religiosa oficial a una casa privada, sin ninguna función en el orden religioso del momento.
– De un alto sacerdote a una mujer pobre.
El destinatario
Zacarías y María son personas justas, cumplidoras de la ley, fieles al Señor. Pero hay una diferencia.
– María es la “llena de gracia· “Para comprender hasta el fondo el sentido de esta palabra, la fe ha empleado muchos siglos, hasta llegar a la definición del dogma de la Inmaculada Concepción, que se fundamenta en esta densa expresión”.
– “Mientras que en los padres de Juan el Bautista se consuma la religiosidad observante del antiguo testamento, en la madre de Jesús resplandece la iniciativa absolutamente libre, gratuita y poderosa de Dios”.
El anuncio
En ambos casos, empieza con la expresión “no temas”, esa expresión que Juan Pablo II hizo famosa al inicio de su pontificado: No teman, abran las puertas a Cristo. Pero sigamos con la comparación.
– “A Zacarías el ángel le anuncia que por fin nacerá el hijo que esperaba: lo que se promete es el cumplimiento de un deseo humano”.
– “A María, en cambio, se le dice: Dios te ha concedido su favor. Concebirás y darás a luz un hijo, al que pondrás por nombre Jesús. El será grande, será llamado hijo del Altísimo. Lo que se le promete no es el cumplimiento de una expectativa humana… En ella se realiza la iniciativa absolutamente sorprendente, e in-programable de Dios”.
(En la búsqueda religiosa de sentido para nuestra vida, al fondo del cual está Dios, hay una parte humana. Pero, como en toda aventura verdaderamente de amor, llega un momento en el que sucede lo inesperado, lo no programado, lo que es fruto de un amor, sin el cual todo resulta absurdo. Llega un momento en el que “el corazón descubre razones que la razón no entiende”).
La objeción
– La pregunta del padre del Bautista es: “¿Cómo sabré que va a suceder así?”. Zacarías pide una garantía de que es verdad lo que se le anuncia. No se fía de la sorpresa de Dios. (En el fondo es un buen hombre, cumplidor, sensato, maduro; no se va a exponer al ridículo ni a meterse en aventuras que no son controlables).
– La pregunta de María es diferente: “¿Cómo será esto?”. “María no pide ninguna garantía, tampoco un signo. María se limita a preguntar qué deberá hacer para que se cumpla en ella la palabra del Eterno”. Es la actitud de disponibilidad; pregunta cuál es el camino que le conducirá por donde ella no sabe. Pero ante lo desconocido, ante lo no previsto, su actitud es clara: “Aquí está la esclava del Señor, que me suceda según dices”.
Los niños
Juan estará lleno del Espíritu Santo. Jesús es concebido por el Espíritu Santo. A María se le dice: “El Espíritu te cubrirá con su sombra”, usando el mismo verbo que en Ex 40, 34-35. “María es la nueva morada de Dios, la tienda del encuentro”. En María se cumplen las promesas y por eso se la saluda con el saludo de la alegría: “Da gritos de alegría, hija de Sión, exulta de júbilo, Israel, alégrate de todo corazón, Jerusalén” (Sof 3, 14).
El Mensaje
Dios está antes, Dios está por encima de nuestras propias búsquedas, Dios es el Señor. A la iniciativa de Dios corresponde la fe. “María nos enseña que tener fe es hacer sitio al amor de Dios como gracia y como don…”. La fe es lo contrario de vivir por propia cuenta, de hacer proyectos y querer realizarlos. Fe es dejarse proyectar por Dios. Esta acogida a la acción de Dios, representada en la dimensión femenina, no es un vacío, sino una receptividad creadora y llena de amor.
PREGUNTA PARA MÍ: Cada uno de nosotros puede preguntarse: ¿Cuál es el anuncio de Dios para mí en este momento de mi vida? ¿Me está llamando Dios a algo? ¿Cómo reacciono: con miedo, con desconfianza, con disponibilidad, con respuesta amorosa?
P. Antonio Villarino, MCCJ