Miércoles, 27 de julio 2022
El domingo 24 de julio recordábamos la vida y martirio del sacerdote comboniano Ezequiel Ramin, italiano de nacimiento y entregado, hasta su martirio a los 32 años, a la defensa de las comunidades campesinas e indígenas del convulso Brasil de los años 80.
En la web internacional de los misioneros combonianos MCCJ encontramos la semblanza de esta situación social por la que Ezequiel tomó partido, sabiendo el riesgo que asumía. En la homilía del 17 de febrero de ese 1985, P. Ezequiel clamaba: «En esta región viven más de 100.000 indios. En Brasil son más de 200.000. Aquí se juega la vida y el futuro de nuestros hermanos. Aquí en nuestro territorio. Desde que Cristo murió victima de la injusticia, toda injusticia desafía al cristiano.
“Yo, Yahvé, dice el profeta, abriré vuestras tumbas. Hay 300 mártires; 300 jefes de nuestras comunidades han sido mártires. Un muerto cada cinco días, asesinados casi siempre en emboscadas. Pero “Yo abriré vuestras tumbas. Yo haré salir a mi pueblo de debajo de la tierra y les daré nuevamente la tierra de Israel y todos sabrán entonces que Yo seré vuestro Dios”. ¿Es que nosotros tenemos que seguir mirando?”
En 2022 la situación de campesinos e indígenas sigue clamando, en Brasil, en toda la Amazonía, y en tantos lugares. La vida y martirio de este comboniano siguen interpelándonos, también a los que estamos en Europa. El ritmo de devastación de la Amazonía creció en la pandemia. El latifundio del monocultivo insostenible para exportación crece frente a las prácticas de agroecología familiar e indígena. Los LMC en Brasil, con nuestro compañero Xoan Carlos Sánchez, nos recuerdan que España es uno de los principales compradores de soja del estado de Marañón. El monocultivo es rentable porque tiene compradores.
¿Es que nosotros tenemos que seguir mirando? nos dice hoy Ezequiel Ramín. ¿Qué podamos hacer?
Primero, conocer, informarnos de lo que ocurre en estos rincones olvidados, de las conexiones entre nuestro modo de vida y el descarte de comunidades y ecosistemas enteros. Desde ahí, sumarnos, difundir y apoyar económicamente las iniciativas alternativas que promueven estas comunidades, como la Casa Familiar Rural de Açailândia en la que desde hace más de 20 años participa Xoan Carlos para formar a los jóvenes en la agricultura sostenible.
Desde nuestra ONG Amani se pueden enviar aportes para sostener este modo de vida. El último proyecto impulsado ha sido la mejora de la conectividad de Internet en las aulas de la Casa Familiar Rural, financiado por la Universidad Carlos III de Madrid en 2021.