Miércoles, 23 de septiembre de 2020
Ayer nos enterábamos de la muerte del P. Carlos Bascarán en Brasil a causa del COVID-19. Nos unimos en oración como familia Comboniana por su eterno descanso y damos gracias a Dios por su vida entregada a la misión y a los más pobres. Descanse en Paz. Compartimos una de las últimas entrevistas que se le hizo mientras estaba de vacaciones por España en junio de 2019.
“A sus 78 años, el padre Carlos Bascarán se mantiene en plena forma, tal vez porque de joven jugó en el Oviedo y nunca ha dejado de practicar deporte. Este asturiano trabaja desde 1983 en Brasil, y solo cada dos o tres años se deja caer por España para descansar un poco y saludar a su familia. Antes de que en septiembre regrese de nuevo a su destino misionero, hemos aprovechado para hablar con él.
Brasil es muy grande, ¿dónde trabajas exactamente?
Estoy trabajando en Santa Rica, a unos veinte kilómetros de la ciudad de João Pessoa, en el estado de Paraíba, que es la parte más oriental de Brasil. Concretamente vivimos en un barrio de Santa Rita que se llama Marco Mora y que es una zona bastante abandonada. La población es muy variada: blancos, mestizos, negros y también algunos descendientes de indígenas. La gran mayoría son pobres.
Háblanos de tu comunidad comboniana.
Aunque jurídicamente seamos una única comunidad, por motivos pastorales vivimos en dos lugares diferentes. Dos combonianos y yo vivimos en la parroquia y otros dos, que llevan la parte más específicamente social, viven a apenas unos kilómetros. Tomamos la opción de separarnos porque consideramos que el trabajo social exige una presencia en medio de la gente para no parecer un funcionario. Una vez por semana nos encontramos, tenemos una pequeña reunión para compartir experiencias, celebramos la misa y comemos juntos.
Trabajas en la parroquia, ¿verdad?
Sí, en la parroquia de San Antonio. Yo soy vicario parroquial y aporto todo lo que puedo. Seguimos la línea pastoral de los Combonianos en Brasil, centrada en las comunidades de bases, la formación de líderes y el acompañamiento de jóvenes. Estamos en esta parroquia desde hace nueve años y yo personalmente llevo siete años, y estamos muy contentos con los líderes que están surgiendo. Son fantásticos, son gente pobre pero de una generosidad enorme. Además de la familia y de la lucha diaria por salir adelante ellos dedican tiempo y esfuerzos para animar y coordinar las comunidades y grupos pastorales.
¿Y la parte social?
Tenemos dos actividades fundamentales: un centro de defensa de los derechos humanos y un centro formativo para jóvenes y niños. En torno al primero ha surgido una cooperativa de reciclaje. Son unas 30 o 40 personas acompañadas por el hermano comboniano Francesco D’Aiuto. Al principio trabajaron mucho para concienciar a las familias del barrio y conseguir que separen los desechos en función del reciclado. Ahora pasan una vez por semana a recoger los desechos, lo reciclan en la cooperativa y lo venden. Sacan buenos beneficios porque evitan a los intermediarios. Al inicio fue difícil coordinar el grupo pero ahora funciona muy bien.
El centro de formación acoge a niños y jóvenes en horarios extraescolares para ayudarles en la formación humana, música, baile de la capoeira, informática, taller de costura, etc. Participan unos 200 chicos y chicas. En el barrio había más violencia antes, creemos que nuestro centro y otro parecido que existe para chicos más mayores han contribuido en la disminución de la violencia.
Para terminar cuéntanos algo de la realidad actual de Brasil.
Actualmente la Iglesia está trabajando mucho en vistas al próximo Sínodo de la Amazonia, pero queda mucho para involucrar a la sociedad. A nivel político, desde enero tenemos nuevo presidente. Bolsonaro llegó al poder con el objetivo de acabar con la corrupción, lo cual es positivo pero yo creo que no lo va a conseguir. Además, Bolsonaro es militar y no ha escondido una cierta falta de preparación para los asuntos políticos que puede pasarle factura. Ya veremos.
LMC
Algunas fotos de la despedida de hoy en el cementerio de Vale da Saudade, cerca de nuestra casa en Brasil.