El proceso de la Ratio Missionis y el discernimiento continúan...

Hemos recorrido, como Instituto, otro tramo en el proceso de la Ratio Missionis. Tras el camino hecho en las comunidades, las síntesis provinciales, continentales, y la síntesis final realizada por la Comisión de la RM el pasado septiembre, tenemos la sensación de haber hecho un trayecto importante en nuestro proceso.
Las distintas síntesis de la fase del Discernimiento son válidas. La síntesis continental no anula la provincial y el trabajo de síntesis final tampoco sustituye los dos anteriores. Esperamos pues que todos, a nivel personal, local y provincial, continuemos profundizando cada uno de los resultados obtenidos pues manifiestan de hecho muchas de nuestras aspiraciones y esperanzas.

El proceso de la RM y el discernimiento continúan

Muchos hermanos se han preguntado ¿y ahora qué sigue? ¿Hemos acabado la etapa del discernimiento en común? El discernimiento en común no se ha acabado, sino que continuará en los próximos meses: con ocasión de los trabajos de la Comisión Preparatoria del Capítulo, en los próximos encuentros continentales de los capitulares y en las tareas de la Comisión Pre-capitular.
Durante este tiempo estaremos discerniendo sobre nuestra vida misionera y nuestro futuro: ¿cómo renovarnos -personal y comunitariamente- para volvernos más coherentes y proféticos, más santos y auténticos? ¿cómo deberemos ajustar nuestros compromisos y estructuras a las nuevas situaciones y responder a los desafíos de hoy? Buscamos con sinceridad lo que Dios quiere de nosotros para ponerlo en practica. Deseamos ser portadores de la audacia de Comboni en donde estamos y en el tiempo que nos ha tocado vivir.
Todo esto es demasiado importante por tanto todos nos sentimos implicados. Queremos vivir en comunión y acompañar a los hermanos que preparan el Capitulo más directamente. El inicio del Capitulo marcará el comienzo de la tercera fase del proceso de la RM: el momento de actuar, de tomar decisiones sobre las propuestas.
Pidamos constantemente que el Espíritu ilumine a los capitulares y tomen las decisiones adecuadas para hoy.

Tiempo de espera

Este tiempo que va desde ahora hasta el Capitulo, según el esquema del proceso de la RM, es el tiempo de la espera. Ahora entramos en un momento nuevo, un periodo muy especial, un tiempo de gracia para todos nosotros.
¿Cómo vivir durante este tiempo? Es tiempo de interiorizar todo lo que hemos compartido en las comunidades, de orar, de dar vueltas en nuestro corazón a las propuestas que han salido de nosotros mismos.
Es tiempo de confiar, como el campesino tranquilo (Mc 4, 26-29), porque el Señor está actuando ya en medio de nosotros. Sí, como en la parábola, la cosecha va madurando aunque nosotros no sepamos del todo cómo y eso nos da confianza. Es tiempo de estar atentos y vigilantes para reconocer la presencia de Dios en lo que ocurre en nuestro mundo. Es tiempo de redoblar nuestra fraternidad, como en el cenáculo, para esperar juntos el Espíritu del Resucitado. Es tiempo de ser pacientes para que Dios ocupe todo nuestro tiempo.
Sepamos pues mirar hacia delante con optimismo y la certeza que nos aporta la fe. Estamos convencidos que el Señor quiere lo mejor para el Instituto. Estemos pues abiertos y acogedores al Espíritu, protagonista de nuestra vida interior y de la misión.
Todos estamos invitamos a vivir intensamente este tiempo de espera siguiendo el camino litúrgico que hace la Iglesia. Proponemos cuatro momentos que marcarán nuestro camino: Adviento, Cuaresma, Pascua/Pentecostés y la Solemnidad del Sagrado Corazón.

Cada uno de estos momentos estará centrado en un tema con un icono que orientarán el retiro mensual.
Los momentos son:
Adviento 2008. Tema: La Espera. Icono: el Centinela que espera el alba.
Cuaresma 2009. Tema: La Conversión. Icono: San Pablo.
Pascua-Pentecostés 2009. Tema: La Comunión-fraternidad. Icono: El cenáculo de los Apóstoles.
Solemnidad del Sagrado Corazón 2009. Tema: La Contemplación del Corazón traspasado. Icono: El Corazón traspasado del Buen Pastor.

Estos encuentros de oración crearán en todos nosotros la actitud de atención y de escucha necesarias para este tiempo de esperanza. Nos ayudarán a crecer en la fe, a dejar al Señor todo el espacio. Al mismo tiempo, nos harán sentir que todos vamos caminando unidos hacia ese Capitulo especial del 2009 que nos concierne a todos.

Que el Señor Jesús y Comboni nos acompañen en este camino de espera.

Roma, 10 de octubre de 2008
Fiesta de San Daniel Comboni

P. Teresino Serra, mccj
Superior General
Ratio Missionis: subsidio para animar el retiro de adviento

Tema: LA ESPERA

Icono para la reflexión: El Centinela


El centinela es el hombre que, desde un lugar que le permite tener una visión del entorno, puede observar, darse cuenta del peligro y advertir a los que demás. Su función es despertar a los que duermen. Si el centinela se duerme el pueblo o comunidad corre un grave riesgo. Debe mantenerse en vigilia durante la noche para que nadie perezca. Él es quien anuncia que la noche está pasando y que ya llega el amanecer. La actitud y característica del centinela es esperar cuando las tinieblas son más espesas con la certeza de que la aurora despuntará y vencerá la oscuridad. La espera paciente, silenciosa, vigilante, alerta y confiada de que un nuevo día llegará, es el servicio del centinela. Vigilar, es el verbo que define su función. Silencio, interiorización y discernimiento son sus compañeros durante la espera. Este ícono que proponemos para la reflexión y discernimiento, quiere ser el horizonte que diseña la actitud con la que cada comboniano debe vivir este tiempo hasta el Capítulo General: el centinela que vigila, con la vista puesta en el horizonte, esperando la aurora de Dios para nuestro Instituto y para la Misión. Tenemos nuestras “atalayas” o torres desde dónde vigilar y estar atentos a lo que diga el Señor y comunicarlo a los hermanos: la oración personal y comunitaria, los retiros comunitarios y zonales, los ejercicios espirituales… Es necesario resaltar también, que el servicio del centinela implica soledad, aburrimiento, pasividad… sentimientos que pueden aparecer e intentar disuadirnos del camino de renovación que hemos emprendido como Instituto confiados en Aquél que hace nuevas todas las cosas, Él es la razón de nuestra esperanza.

ROSTROS-SÍMBOLOS PARA NUESTRA ORACIÓN:
Comboni y su Plan, indígena americano

TEXTO BASE PARA NUESTRA ORACIÓN: Salmo 129

GUÍA
: El salmo 129 es la expresión de una persona que ha tomado conciencia de su situación problemática y habla al Señor con una actitud de espera penitencial y vigilante. Es la actitud del comboniano que desde lo más profundo de su ser, espera ansioso una renovación y contextualización personal, comunitaria e institucional. Con esta actitud de espera activa, cada uno de nosotros dibuja la imagen del centinela que en la oscuridad, aparte de ver las estrellas, espera también la aurora que anuncia un nuevo día.
LECTURA: vv. 1-2
SILENCIO
CANTO: Mi alma espera en el Señor.

GUÍA: Durante la primera etapa (el Ver) del camino de la Ratio Missionis, desde nuestros lugares concretos de misión y desde nuestras experiencias personales, hemos “gritado” a través de los espacios de comunicación y reflexión (talleres) que se nos ofrecieron. Gritos silenciosos o ensordecedores que pedían atención, comprensión,… y determinaron núcleos problemáticos que nos permitieron comprender nuestra situación como personas y como Instituto.
LECTURA: Síntesis de las propuestas del discernimiento, nn. 7, 8, 9, 10
SILENCIO
LECTURA: vv. 3-4
CANTO: penitencial

GUÍA: La etapa del discernimiento nos permitió profundizar sobre algunos errores personales, comunitarios e institucionales y nos colocó en una actitud de búsqueda de reconciliación con Dios, y de consecuencia, entre nosotros y con la gente. El reconocimiento de nuestros límites, el perdón, el respeto y la búsqueda de propuestas de solución fueron los frutos más visibles de esta primera parte del discernimiento.
LECTURA: Síntesis del discernimiento nn. 14, 39, 72, 96, 122, 153
SILENCIO LECTURA: vv. 5-7
CANTO: invocación, adviento

GUÍA: Ahora continuamos con una actitud de adviento. Ya no es de búsqueda, sino de esperanza interior que sugiere confiar que el Señor escuchará nuestra voz, que nada de lo que hemos dicho caerá en saco roto. Por eso nos reunimos en torno a Él, ponemos todo en sus manos. Es Él quien visitará y estará en los espacios de preparación para el Capítulo General, llevará nuestra palabra y nos la devolverá hecha vida y camino de conversión personal, comunitaria y de Instituto. En este tiempo de adviento comboniano, podemos hacer nuestras y repetir juntos las palabras de San Daniel Comboni:
TODOS: “Finalmente, nos sonríe en el alma la más dulce esperanza de que la unidad, la simplicidad y la utilidad del nuevo proyecto… encontrará eco y aprobación y un punto de favor y de ayuda en el corazón de los católicos (combonianos) de todo el mundo, identificados e incluidos en el espíritu de esa sobrehumana caridad que abarca la inmensa vastedad del universo, y que el divino Salvador vino a traer a la tierra… nosotros estaremos contentos de consagrar nuestras débiles fuerzas y toda nuestra vida para cooperar, en nuestra pequeñez, a la gran obra…” (ESC 843-844).

ESPERAR COMO ESPERAN NUESTROS PUEBLOS

En nuestro camino de renovación no podemos dejar de escuchar la luz del Espíritu que nos viene de los pueblos donde nos encontramos como misioneros del Señor. En esta ocasión podemos contemplar y escuchar el espíritu de América a través de los indígenas guaraní que conformaban un pueblo en constante éxodo porque sueñan “la tierra sin mal”, ese lugar, privilegiado, indestructible, donde la tierra produce por sí misma sus frutos y donde no hay muerte. Un pueblo en éxodo que despliega su modo de ser en el territorio que habita momentáneamente. Porque por más hermoso que sea el lugar, éste tiene siempre sus limitaciones, sus males. Se busca la tierra sin mal para no morir, pero para eso es necesario ir en cuerpo y alma a la morada de los antepasados. La inmortalidad está intrínsecamente ligada a los antepasados. La búsqueda de la tierra sin mal está inserta en la vida cotidiana de los guaranís, forma parte de su propio ser. Es un afán individual pero sobre todo colectivo. El patriarca, cada amanecer habla de la tierra sin mal, mantiene viva la esperanza de que es posible llegar a ella y expone las reglas para llegar a ella. La única manera de no ser víctimas de la destrucción y el sinsentido es dirigirse a la tierra sin mal.

REFLEXIONEMOS

1. ¿Qué luces nos da el testimonio de este pueblo indígena americano para nuestro camino de renovación misionera?
2. ¿Los combonianos, somos un Instituto en constante éxodo, o somos una estructura inamovible?
3. ¿Somos capaces de soñar un Instituto mejor y de creer que es posible llegar a serlo?
LECTURA DEL EVANGELIO: Mt 24, 42-51, Sal 129
RECES ESPONTÁNEAS
BENEDICTUS
PADRE NUESTRO
ORACIÓN FINAL: oración de la Familia Comboniana, oración de preparación para el Capítulo.
Icono para la reflexión: El Centinela