Es bueno mirar al Capítulo General como a un nuevo Pentecostés del que salir como los apóstoles: ¡testigos!

“El Espíritu de la verdad os guiará a la verdad plena
y os anunciará las cosas futuras”
(Jn 16, 13)

Dentro de un año estaremos en plena celebración del XVII Capítulo General. Mientras tanto las diversas comisiones están ya trabajando. En realidad, el periodo de preparación de un Capítulo debería empezar el día en el que acaba el Capítulo precedente. De hecho, a partir de ese momento, empieza un camino de fidelidad y de empeño por poner en práctica las orientaciones del mismo para bien de la Misión y en vistas al Capítulo siguiente. Obviamente, un Capítulo General no es solo un acontecimiento de organización humana. Comboni nos recuerda que “El Instituto es obra de Dios y cada pequeña o gran obra de la Misión y del Instituto se debe tratar con Dios” (cf. S 3615). Por tanto, para que un Capítulo General sea un acontecimiento del Espíritu, Dios debe ocupar el primer puesto. Y los Capitulares deben permanecer a la escucha de la palabra de Dios y de las inspiraciones del Fundador.

1. Preparación. Se puede decir que un Capítulo General ha logrado su objetivo en la medida en que se ha preparado bien. Y no se trata tan solo de una buena preparación técnica – que tiene su importancia – sino de una preparación de los espíritus y de los corazones, de lo que todos los miembros del Instituto se tienen que sentir responsables. El Capítulo General no es “algo” de los delegados elegidos, sino un acontecimiento misionero de todo el Instituto. Los capitulares son “delegados” que ejercitan su función en nombre de todo el Instituto. Un Capítulo es un acto profundamente comunitario porque es la expresión de la vida de todos los co-hermanos, de todas las comunidades y circunscripciones del Instituto.

2. Escucha. En el caso de un Capítulo General un Instituto se pone a la escucha. El mismo Espíritu que habló al Fundador sigue hablando al corazón de cada comboniano e interpelándole en las situaciones concretas y variadas en las que vive. Por eso es importante que un Capítulo General, tanto en su preparación como en su realización, de voz a todo lo que se vive en el seno del Instituto y en la Misión. Escuchar, por tanto, significa enriquecerse reciprocamente. Es absolutamente normal que en el curso de un Capítulo se manifiesten sensibilidades y tendencias diversas. Los Capitulares con experiencia en Asia, por ejemplo, no tendrán necesariamente las mismas perspectivas de los que vienen de América; los co-hermanos de África pueden encontrar artificiales los “problemas de la vida religiosa” que sienten los europeos. Un Capitular que siempre fue profesor o secretario, no leerá las situaciones locales o de los necesitados de la misma forma que uno que vive en un bidonville. Pero esta diversidad y complementariedad de lecturas es una riqueza para un Capítulo General. El reto no consiste en hacer desaparecer las tensiones o diversidad sino en vivirlas como providencia que genera luz, inspiración y gracias para la Misión.

3. Participación. Lo hemos dicho y lo volvemos a repetir: un Capítulo no tendrá ningún efecto si no es recibido por el Instituto y no es celebrado por todos sus miembros. Podrá ser recibido como tal, en la medida en que todos hayan podido participar en su preparación y celebración de forma activa. Un Instituto debe salir re-evangelizado y renovado de un Capítulo General, es decir fundado de nuevo y sólidamente en Cristo, piedra angular, y en Comboni, inspirador fundador de la espiritualidad comboniana. Y es bueno mirar al Capítulo General como a un nuevo Pentecostés del que salir como los apóstoles: ¡testigos!

4. Oración. Todos queremos que durante nuestro Capítulo General se repita la experiencia de aquel Pentecostés que lanzó a los apóstoles y a todo el Cenáculo a la Misión. El Capítulo General nos llama a correr el riesgo de la fe para caminar por los caminos inéditos del Espíritu.
Y será un Pentecostés si dejamos a la sabiduría del Espíritu hacer res novae, cosas nuevas según el querer de Dios y para el bien de la misión comboniana. Y, siempre para el bien de la misión comboniana, deseamos que cada co-hermano, cada comunidad y todas las circunscripciones se preparen al Capítulo General con la oración frecuente. En el último encuentro con los Provinciales y Delegados en Roma, a finales de febrero y primeros de marzo del 2008, sugerimos una invocación comunitaria para el Capítulo General del 2009.

La proponemos de nuevo:

Te alabamos y te bendecimos, Padre,
por haber escogido a Daniel Comboni
como apóstol y testigo de Tu amor
a los pueblos de África.
Bendice nuestro deseo de seguir
realizando la misión que le confiaste a él.
Abre nuestros corazones
para que comprendamos
las exigencias de la misión
a la que nos has llamado.
Guía nuestros pasos
para que, a ejemplo de nuestro Fundador,
podamos dar sin limites
el amor con el que nos has llamado
a ser combonianos.
Envía Tu Espíritu,
para que nos haga capaces
de asumir con valentía y creatividad
los desafíos de la nueva misión
para la llegada del Reino en el mundo de hoy.
Por Cristo Jesús, Buen Pastor. Amen.

El Buen Pastor nos bendiga y San Daniel Comboni nos acompañe.

En nombre del Consejo General,

P. Teresino Serra
Superior General

14 de Septiembre del 2008
Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz
Capítulo General del 2009