¿Qué quiere decir corazón misionero a la luz de Jesús y de Comboni en nuestra era?

La canonización del Fundador es la palabra definitiva de la Iglesia sobre las cualidades del corazón misionero de Comboni. El Corazón Traspasado del Buen Pastor ha encontrado una fiel reencarnación, por decirlo así, en el de Comboni en el contexto misionero del siglo diecinueve. Nosotros damos gracias al Señor por la docilidad del Fundador a la obra del Espíritu en él. Pero ahora vivimos en el siglo veintiuno, al comienzo del tercer milenio, y en condiciones de vida y de misión muy diferentes de las que vivió y en las que trabajó Comboni. Ahora no podemos dejar de preguntarnos ¿Qué quiere decir corazón misionero a la luz de Jesús y de Comboni en nuestra era? Este es el objeto de nuestra reflexión a fin de qué la santidad de Comboni pueda encontrar nuevas formas en nosotros, sus hijos e hijas de hoy.

De parte de la persona con la compasión del Corazón de Dios

Jesús de parte de la persona
Acompañemos a Jesús en su ministerio: Entró de nuevo en la sinagoga. Había un hombre que tenía una mano seca, y lo observaban para ver si lo curaba en día de sábado para después acusarlo. Le dijo al hombre que tenía la mano seca: "ponte en el medio". Luego les preguntó: "¿Es lícito en día de sábado hacer el bien o hacer el mal, salvar una vida o quitarla?" Pero ellos callaban. Y mirando a su alrededor con indignación, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo a aquel hombre: "¡Extiende la mano!" La extendió y su mano quedó sanada. Y los fariseos salieron enseguida con los herodianos y tuvieron consejo contra él para hacerlo morir (Mc 3:1-6) Jesús acababa de afirmar al culmen de una de sus disputas "¡El sábado se ha hecho para el hombre y no el hombre para el sábado! Por consiguiente el Hijo del Hombre es también Señor del sábado" (Mc 2:27). Es dificil encontrar frases más esculturales para indicar los sentimientos y las actitudes de Jesús en relación a la gente, como concibió él su apostolado y cuales fuesen sus prioridades. Tal vez tendremos que añadir otra frase de Mateo dirigida a los mismos opositores irritados por el hecho de sentarse en la mesa con los pecadores: "Id, por consiguiente, y aprended que significa: quiero misericordia y no sacrificios. En efecto, no he venido a llamar a los justos sino a los pecadores" (Mt 9:13).
Es triste ver a los fariseos insensibles ante el sufrimiento de la gente. Para ellos la religión es la observancia de las leyes. No piensan al corazón de Dios, que es padre-madre, y por consiguiente especialmente vulnerable sobre todo, ante las criaturas que sufren alienadas y pisoteadas. Se quedan indiferentes ante el paralítico pero su corazón palpita por la ley que, interpretada por ellos, se convierte en obstáculo para la solidaridad y ternura que se desbordan del corazón de Dios. ¡Que distinto es Jesús! Él, no solo se siente libre de actuar el bien y de solidarizarse con quien tiene necesidad, sino que se indigna y se entristece ante la dureza de corazón de los fariseos.
Todavía en el evangelio de Marcos (cap.7) vemos que la ley, bajo formas de tradiciones, tiene precedencia hasta sobre los derechos de los padres ancianos. La persona humana es la gran victima de la religiosidad farisáica, y tal vez, de todas las religiones, a no ser que estén revisitadas, transformadas, convertidas y recreadas en Jesucristo. Es él que en el Cenáculo (gran icono comboniano) inventa el mandamiento nuevo, profundizado despues con sagacidad y ‘acribia’, del mismo Juan en su primera carta: "Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, así amaos también vosotros unos a otros (Jn 13:34). Todos los sinopticos unen el amor de Dios al del prójimo, y en este modo subrayan el hecho de que el segundo mandamiento se convierte en signo visibile y concreto del amor a Dios. En la carta a los Romanos, Pablo sintetiza: "Cualquier otro mandamiento se resume en estas palabras: amarás a tu prójimo como a tí mismo. Pleno cumplimiento de la ley del amor" (Rom 13: 9-10).

El comportamiento scandaloso de Jesús revela el corazón de Dios, que en la parábola del hijo pródigo irrita al hijo mayor. En el capítulo IV de la encíclica Dives in Misericordia hay un comentario estupendo en relación al modo de actuar de Dios: "El padre es consciente de que se ha salvado un bien fundamental: el bien de la humanidad de su hijo. Aunque si él ha derrochado su patrimonio, se ha salvado su humanidad. No solo, ha sido en cierto modo reencontrada.. (…) La fidelidad del padre a sí mismo está totalmente centrada en la humanidad del hijo perdido, sobre su dignidad. Así se explica, sobre todo, la gozosa emoción al momento de su regreso a casa". En el Apocalipsis Jesus viene indicado como el abogado que defiende a la gente mientras que satanás es el acusador que la condena. Cristo es el defensor de la persona, siempre, come en el caso de la mujer sorprendida en adulterio. La defiende y la salva de la lapidación abriéndole el corazón y la mente para responder al amor del Padre con una vida libre del pecado. Jesús se acerca al paralítico que, al borde de la piscina de Betzata, hacía 38 años que esperaba el día en el que alguien se de cuenta de su soledad. El celo de Jesús no es para la ley de observar, sino para crear relaciones interpersonales auténticas y entrar en casa de los que lo acogen, para compartir con ellos un alimento de vida. La pasión de Jesús es por la gente, sobre todo por los que sufren y los marginados en el cuerpo o en la reputación. De hecho, para todos los que se pensaba que la misericordia de Dios se hubiese agotado.

Comboni de parte de la persona

¿De parte de qué y de quién ha estado Comboni? El Plan para la Regeneración de África comienza citando el gran interés de Europa por África, para ser más precisos por los infinitos re cursos naturales y minerales del continente. Era lo que estaba necesitando la Europa de la Rivolución Industrial. ¡Si! El primer interés era para las riquezas de África y no para los Africanos. Las riquezas valían más que las personas. Y esto mismo se repite en el 2003, con el liberalismo económico interesado como está , a costa del pueblo iraní, al petroleo de Iraq.
Pero como misionero, Comboni tiene un modo distinto de acercarse a África. Su atención está en los Africanos para los que sueña una profunda experiencia de liberación y de redención de todos sus males. "Además, el católico, acostumbrado a juzgar las cosas a la luz que viene de lo alto, miró a África no a través del miserable prisma de los intereses humanos , sino a través del más puro rayo de su Fe; y descubrió allí una infinita miríade de hermanos pertenecientes a su misma familia, con un Padre común allá en el cielo, curvados y gimiendo bajo el yugo de Satanás al borde del más horrendo precipicio. Entonces, transportado por el ímpetu de la caridad encendida con la divina llamarada en la ladera del Gólgota, y salida del costado del Crucificado, para abrazar a toda la familia humana, sintió más frecuentes los latidos de su corazón; y una fuerza divina pareció que lo empujase hacia aquellas bárbaras tierras , para estrechar entre sus brazos y dar el beso de paz y de amor a aquellos infelices hermanos suyos, sobre los cuales parece que todavía pese el tremendo anatema de Canaam" (Escritos 2742).
¡La persona al primer lugar con la pasión del corazón de Cristo! Este es Comboni y lo demostrará infinidad de veces. La persona: antes que el dinero, antes que la fachada y el honor ya sea el suyo que el de la iglesia, antes que la carrera, antes que cualquier otro interés; el mismo ministerio de la autoridad debe estar al servicio de la persona, de todas las personas, y no de la institución. La lista sería larga: Virgina Mansur, caso muy raro en la historia del episcopado católico; la controversia sobre el comportamiento del camilo Zanoni; la larguísima lucha de las muchas jóvenes liberadas de la esclavitud, en Verona en el collegio de Don Nicola Mazza, y luego en las tres casas del Cairo.
Comboni es fuerte por la presencia fiel del "Corazón de Jesús", de quien se siente amado con un amor incondicional, y de la "Gracia del Corazón de Jesús", que lo transforma en persona capaz de amar sin condiciones. En su experiencia misionera, ‘siente compasión’, por las hormas del Pastor Bueno del Corazón traspasado, él mismo se hace capaz de solidaridad total con sus hermnanos y hermanas en necesidad, por cada uno de los cuales no dudaría en "jugarse la mitra" Su profunda identificación con Cristo crucificado lo lleva a estar de la parte de la persona aun cuando es acusado por algunos de sus colaboradores, de ingenuidad y de excederse al ver los aspectos positivos de las personas.
La experiencia mística de Comboni estaba basada en la convicción de que el Corazón de Cristo latía por todos del mismo modo y que por todos había sido traspasado. De aquí su confianza total y amor incondicional por África, su gente, su historia. En efecto, una de sus últimas palabras antes de morir ha sido precisamente sobre su confianza en Dios, en la obra que había iniciado, en el personal con el que había llevado adelante las fatigas apostólicas, y en la gente a la que se había totalmente dedicado: "O África, o Muerte".
Nuestra expriencia de vida misionera en África nos confirma en esta certeza: la capacidad de Comboni de estar de la parte de la persona es la característica fundamental que la gran mayoría de los Africanos capta como "la más grande y profunda" en este hombre que ha sabido hacer de su vida una ‘causa común’ con su destino. En la hora de su canonización, esta capacidad se pone frente a nosotros como un ‘signo de los tiempos’ con el que nos reconfirmamos en nuestra vocación misionera y con todos los retos que esta pone en las situaciones concretas en las que nos encontramos.
En Comboni, el amor por África y la confianza en los Africanos se han fundido indisolublemente. Nosotros, herederos y guardianes del carisma comboniano, debemos dejarnos retar por esta dimensión tan particular de su vida si queremos seguir fielmente sus huellas.

La Familia Comboniana, ¿ Está de la parte de la persona?

La respuesta no es obvia y es importante preguntarse qué quiere decir para nosotros, hoy, estar de la parte de la persona en el modo de Jesús y del Fundador. Hagamos tres breves menciones que nos puedan ayudar a comenzar una reflexión sobre la respuesta.
La primera nos viene de la citada encíclica Dives in Misericordia ampliada después en la Chritifidelis Laici: el amor del prójimo hoy pasa, y cada vez más, a través del compromiso por la justicia, por la promoción y defensa de los derechos humanos y por la afirmación teórica y práctica de la dignidad de la persona humana a nivel individual y social. ¿Qué estamos ya haciendo a nivel de Familia Comboniana por la defensa de la justicia? ¿Podría cada comunidad local, cada provincia, cada una de las Congregaciones, la Familia Comboniana en su conjunto, presentar uno o dos modelos concretos de como actuar la justicia?
La segunda: empowerment de la gente a hacer por sí misma, contra todo tipo de dependencia, aun en la colaboración e interdependencia. Muchas veces nuestra metodología, tiene mucho de la política que hacen los famosos ‘donors’, los cuales, dando las ayudas a goteo, mantienen naciones enteras ligadas a sus ataduras. Tener confianza en las personas implica también la posibilidad de dejarlas crecer y por consiguiente de ser capaces de hacer opciones propias. ¿Que disponibles estamos a correr el riesgo de que la gente se haga autosuficiente en modo de no tener necesidad de nosotros?
La tercera: los hermanos, las hermanas y los laicos son el personal misionero que debería estar más directamente involucrado en el desarrollo humano integral y en la organización de los pobres para salir de los respectivos Egiptos y para dar origen a sociedades y naciones con estructuras cívicas iluminadas por el mensaje social de la Palabra de Dios y de la Enseñanza Social de la Iglesia? ¿Cuantos de ellos están, de hecho, en tal ministerio? Una seria revolución sobre el empleo del personal es urgente si queremos gloríarnos con Cristo y con Comboni de estar de la parte de la persona, sobre todo de los empobrecidos de hoy. Para decirlo al estilo de Comboni, el actual empleo del personal, sobre todo de los hermanos, tiene más de fratesco que de misionero.

Fe-Esperanza firmes en Dios y en las personas

Estar de la parte de la persona supone tener también una actitud fundamental sin la cual es

imposible construir el Reino entre nosotros. En esta segunda parte deseamos reflexionar sobre el rol que fe-esperanza han tenido en Jesús y en Daniel Comboni, y que debería tener la familia Comboniana hoy.

Fe-Esperanza en Jesús

"Aquel mismo día hacia la tarde, les dijo: "Pasemos a la otra orilla". Y dejada la multitud lo tomaron con ellos, así como estaba, en la barca. Había también otras barcas con él. Mientras tanto se levantó una gran tempestad de viento y echaba las olas en la barca, tanto que ya estaba llena. El estaba en la popa, sobre una almohada y dormía. Entonces lo despertaron y le dijeron: "Maestro, ¿no te importa que muramos?" Levantándose, gritó al viento y le dijo al mar : "Calla, cálmate". El viento cesó y siguó una gran bonanza. Luego les dijo: "¿porqué sois tan miedosos? ¿Todavía no tenéis fe?" Y sobrecogidos de temor se decían unos a otros: "¡Quién es este a quién el viento y el mar obedecen?" (Mc 4:35-41).
¿Que corazón hay que tener para poder dormir en media a la tempestad? Muy probablemente el descrito en el Salmo 131: "Estoy en paz y tranquilo como un niño destetado en brazos de su madre". Esta fe-esperanza en Dios padre-madre alcanzará su máxima expresión en la cruz cuando Jesús dirá: "En tus manos confío mi espíritu". En Jesús se hace visible toda la fe-esperanza que Dios tiene en nosotros y que ciertamente es más dificil de su y de nuestro creer y esperar en el Padre.
Solo Dios ha corrido el riesgo de fiarse de nosotros ¡haciéndonos co-creadores! ¡Más confianza que esta..! Es Dios que nos ha querido partners para construir su reino. ¿Quién de nosotros comparte este riesgo? Solo Jesús, el cual, optando con los apóstoles en su misión, no ha hecho otra cosa que manifestar la confianza de Dios en nosotros. ¡Y eso que Jesús conocía bien los límites de sus discípulos! Pero, ¡la vulnerabilidad no justifica la falta de confianza! De aquí su fe-esperanza en los apóstoles en el llevar la barca en alta mar, y durante la tempestad, mientras que él parecía estar reposando. El está con ellos, nunca los apóstoles solos, ni Dios solo. El estilo del Collaborative Ministry se encuentra ante todo en la Trinidad, y luego en Jesús de Nazaret y debe caracterizar al apostol de todos los tiempos.

Fe-esperanza en Comboni

La historia de las misiones en el s. IXX está entretejida de sucesos complejos bajo muchos puntos de vista. Una palabra clave para tratar de comprender la ‘novedad’ del Plan de Comboni en relación a la regeneración de Àfrica es la de ‘desánimo’. Después del análisis social de las distintas expediciones científicas, militares y misioneras, lo que emerge es la gran desproporción entre medios y vidas donadas y la escasez de resultados. Se desanima Propaganda Fide, la cual, en 1862, ante tantos intentos fracasados, se prepara a cerrar la Misión de Àfrica central. Lo mismo sucede entre las Órdenes y las Congregaciones que habían investido personal y otros recursos para iniciar las misiones que ahora declinaban el continuar: de los Franciscanos a los Mazianos, por no mencionar más que dos nombres. Desánimo, en fin, entre los misioneros que se retiran porque no pueden más y porque todo parece ser contrario al éxito de sus esfuerzos.
No solo hay desánimo por las dificultades y el costo de la iniciativa, sino que hay también desánimo en los Africanos como partners de una posible aventura en la evangelización de África. El Plan, antes de ser una propuesta estratégica para conquistar Àfrica para el Evangelio, pasando de una estrategia de asalto a una de asedio, como Comboni mismo dice, es sobre todo un intento para combatir el cancer del desánimo ante la temeridad del trabajo misionero en África y el desánimo en la capacidad de los Africanos para recibir y vivir el Evangelio, y en consecuencia en el ser partners en la evangelización del Continente.
La desconfianza en los Africanos está unida al racismo del tiempo del que no estaba exento ni siquiera Pio IX (Escritos1536-1537). Esto se entiende no solo leyendo el texto, sino sobre todo examinando lo que Comboni hizo desde 1864 – fecha de la primera redacción del Plan – al 1872, año de la reapertura del Vicariato, para ayudar, a través de eventos, circunstancias y nuevo personal, a regenerar las motivaciones, el entusiasmo y la confianza, sin los cuales no hay Misión ni misioneros.
Comboni afirma que el kairos para la evangelización y liberación del Continente ha llegado, y se debe actuar en colaboración entre los Africanos y los Europeos: "Ante un elemento tan importante nos hemos dicho: "¿ No se podría asegurar mejor la conquista de las tribus de la infeliz Nigrizia plantando nuestra base de operaciones allí donde vive el africano y no se cambia, y el europeo trabaja y no sucumbe?" (Escritos 2753). La foto de Comboni con Daniel Sorur en Roma, en el Colegio de Propaganda Fide, es un icono valiosísimo de su confianza en los Africanos.
Tal vez es la única foto de los Fundadores Misioneros del 1800 ¡hecha con un Africano!

¿Hay fe-esperanza en la Familia Comboniana hoy?

¡Poca! ¡Demasiado poca para ser digna de Comboni! Poca fe-esperanza en Dios y aun menos en las personas, en la gente, entre nosotros y con nuestros colaboradores. Nos parece que haya poco entusiasmo creativo en el impulso de aventurarse por caminos inéditos arriesgando en lo desconocido. Todos hacen referencia al "cambio de época" che debería ser nuestro tiempo, pero luego ¿qué es lo que se ve en realidad? ¿Rutina y más rutina! En el ministerio de la autoridad no emergen personas nuevas sino mucho reciclaje. ¿Cómo se pueden llamar Misioneros/as al comienzo del tercer milenio, sin la audacia de nuevos horizontes? Incluso en la Iglesia, con el sucederse de documentos emanados casi un día sí y otro no, es evidente la manía de poner el segundo milenio como guía para el tercero más que la alegría de una evangelización nueva para un tiempo nuevo.
A este respecto, nos parecemos más al profeta Jonás ¡que no se fiaba ni de Dios ni de la capacidad de los Ninivitas para convertirse! Pero,¡Cuanta fe y esperanza no tendría el apostol Pablo en sus colaboradores y en los agentes de pastoral del lugar donde se encontraba, para fundar comunidades cristianas! Como leemos en sus Cartas y en los hechos de los Apóstoles, después de un breve período de tiempo en el mismo lugar, se marchaba dejando trás de sí un buen número de colaboradores. En cambio nosotros, con frecuencia, permanecemos en el mismo lugar 30, 50 100 años ¡y todavía no tenemos sucesores de quienes fiarnos! Y ¿qué decir de la fe-esperanza en las nuevas generaciones, en los ministerios laicales? Pablo deseaba que las comunidades fuesen autónomas y las confiaba a la gracia, a la palabra y a los ministerios locales! Nosotros nos fiamos poco del Espíritu, menos de la Palabra y nada o poquísimo de los agentes locales.
En este clima, ¿Qué lugar reservamos al Espíritu de Dios, primer agente de la Misión? A el que siempre renueva la faz de la tierra ¿No seá que tenemos miedo del Espírito que viene del Corazón del resucitado? ¿Os imagináis un resucitado que tiene miedo? ¿No será que nos estamos identificando demasiado con los apóstoles encerrados en el Cenáculo por miedo a enfrentar los retos que nos esperan fuera de las cómodas paredes de nuestra casa? ¿Qué hay menos comboniano que la lenta y morfinizada jubilación? ¿No será que nos estamos encerrando en nosotros mismos, tal vez con la escusa de la vida comunitaria? Un Cenáculo ‘cerrado’ es extremamente perjudicial para todos y, definitivamente no es lo de Comboni.

Corazón misionero – Corazón traspasado
El Corazón del Buen Pastor es un corazón traspasado porque el Corazón de Dios padre-madre está traspasado y no puede ser de otro modo. En los tortuosos senderos de la vida humana el amor es siempre infinita felicidad e infinito sufrimiento. Para Dios , que es Enmanuel, y por consiguiente involucrado en nuestra historia más que nosotros mismos, la transfixión debe ir más allá de lo imaginable. En la vida de Comboni la transfixión del corazón tiene cien rostros, con un intensificarse de lágrimas, de sangre y de sufrimientos morales de justificar cuando muchos de nosotros decimos que haya muerto más de sufrimiento que de enfermedad .
¡El sufrimiento de nuestra vida misionera! El sufrimiento personal, ese, previo a la palabra y a las lágrimas, ese que nadie conoce, tal vez solo algún amigo/a! El sufrimiento en las comunidades a causa de las diferencias, de la dificultad de comunicarse, de los cansancios, de las heridas que nos ponen tristes, agresivos, amargos y cínicos. La del pueblo que servimos. Muchas veces estamos unidos a Cristo que dice: "Padre, pase de mí este caliz", o bién a Pablo que confiesa: "Por tres veces he rogado que se alejase de mí". Pero tenemos que estar dispuestos a pasar a la segunda parte de estas oraciones: "No la mía sino tu voluntad" y "Te basta mi gracia porque mi potencia se manifiesta plenamente en la debilidad".
Estar de la parte de la persona y estar llenos de fe-esperanza en Dios, entre nosotros y con la gente quiere decir continuar en el tiempo la experiencia de la cruz. A la escuela del Buen Pastor crucificado y traspasado por todos, y de nuestro Santo Fundador que deseó tener más vidas para la regeneración de África, no tenemos que hacer más que acoger a manos llenas su heredad.
Tener un corazón misionero hoy, quiere decir celebrar la Memoria de la Pasión del Señor no solo en los signos sacramentales sino revivirla en nuestra vida misionera como alegría y gratitud.


Francesco Pierli, mccj
Maria Teresa Ratti, hmc
Francesco Pierli, mccj - Maria Teresa Ratti, smc