Martes, 15 de marzo 2016
En la provincia de México llevamos quince años caminando con los hermanos indígenas mixtecos de la montaña alta del Estado de Guerrero, en la Diócesis de Tlapa: parroquia de S. Miguel Arcángel, en el municipio de Metlatónoc; y parroquia de Santiago Apóstol, en el municipio de Cochoapa, el grande. Aquí trabajan seis misioneros combonianos. Estas comunidades forman parte de los once municipios más pobres de México; se caracterizan por su extrema marginación y pobreza lacerante, por su alto índice de analfabetismo y la carencia en servicios públicos básicos. En la foto: P. Bustos Juárez Rogelio.

 

Caminando
con los indígenas mixtecos
de la montaña de Guerrero

La gente de estas comunidades indígenas es perseguida por narcotraficantes, hostigada por policías y maltratada por el ejército. Por estas y muchas otras razones esta región es llamada "la montaña de los olvidados". Y aunque esta gente habita un territorio rico en minerales como el cobre, el magnesio, etc., es, sin embargo, el sector más rezagado de México.

Estas comunidades cristianas se remontan a los tiempos de la primera evangelización; ayudan a tener vivo el recuerdo de quienes trabajaron arduamente para sembrar la palabra de Dios en estos pueblos; hablan de los grandes esfuerzos de numerosas generaciones al servicio de la misión a lo largo de quinientos años de historia de la Iglesia en México: franciscanos, dominicos, y en estos lugares particularmente los frailes agustinos.

Como provincia, nuestra opción por esta periferia, y la presencia en estos pueblos, nos permiten meternos con obras y gestos en la vida cotidiana de la gente y tocar la carne sufriente de Cristo en el pueblo, como nos platica en el Papa Francisco en su escrito EG, 24. Y esta prioridad provincial en el sector de la Evangelización tiene ya una historia larga y ha ido variando en el transcurso del tiempo: chinantecos, mazatecos, ojitecos en los años setenta hasta llegar al presente.