Obispos discípulos y misioneros

En la foto arriba de pie, el P. Josef Altenburger, superior provincial de la DSP, presenta el Arzobispo de Bamberg,
monseñor Ludwig Schick, que vino hablar de su diócesis a los prelados combonianos y también compartir
algunas preocupaciones importantes y significativos de la Iglesia alemana.
En esta foto, los obispos combonianos y monseñor Ludwig Schick
con los miembros de la comunidad comboniana de Nuremberg.

Los obispos combonianos saludan a todos sus cohermanos

Reunidos en Núremberg (Alemania) saludamos a la Dirección General, a la provincia de habla alemana, a los cohermanos presentes en nuestras Iglesias locales y a todos los que hicieron posible este encuentro.

A todos y cada uno, les deseamos que la esperanza y la pasión por la misión llene sus corazones y les haga experimentar: "Cuan suave es el Señor, dichosos los que se refugian en El" (salmo 5).

Abundan en nuestro Instituto cohermanos que han visto pasar los años dando lo mejor de sus vidas al servicio de la Evangelización en los diferentes países. Gente sabia, curtida por los golpes y las heridas recibidas, verdaderos herederos del espíritu del Comboni, con un entusiasmo y una entrega misionera que se fortalece más después de cada golpe recibido.

Ellos son nuestros tesoros, la riqueza del Instituto, en ocasiones, oculta bajo el velo de los límites y defectos personales, pero  que siempre permanecen como un puñado de incienso que se quema solo por la Gloria de Dios y la salvación del mundo.

En ellos y en nosotros, el amor a la persona de Jesucristo y el amor a la misión se entrelazan hasta llegar a ser como dos dimensiones de una sola realidad: discípulos y misioneros. Todos participamos del mismo carisma y nos sentimos en plena comunión con vosotros y juntos queremos "hacer causa común con nuestros pueblos".

Hacemos nuestras las palabras de la plegaria eucarística (Cfr. Vª) y queremos estar abiertos y disponibles hacia los hermanos que encontramos en nuestro camino y compartir con ellos los dolores, las angustias, las alegrías y las esperanzas y así caminar juntos haciendo una Iglesia viva.

Estamos convencidos que muchas situaciones que vivimos en nuestro Instituto misionero (edad avanzada, hermanos con dificultades especiales...) y en la misión (secularización, violencia generalizada, corrupción...) y que nos preocupan, tienen su clave de interpretación en el Evangelio, sobre todo en la Pasión. Solo en ella encontramos nuestra fuerza, celo misionero y alegría.

 La dolorosa situación que atraviesan las Iglesias que caminan en la República Centroafricana , las sufrimos como propias y ofrecemos a sus pastores nuestra comunión hecha plegaria. Queremos felicitar a todos los misioneros que se han quedado con su pueblo para acompañarlo, darle fuerza, para consolar e iluminar los sufrimientos de cada día con la Palabra y el ejemplo. Ellos denuncian sin miedo los abusos y vejaciones, los ataques indiscriminados contra los derechos humanos más fundamentales.

También otras Iglesias ( República del Congo, Sudan del norte, Sudan del sur, Eritrea,...) atraviesan momentos críticos: inseguridad, pobreza, desestructuración de la familia... Hay poderes económicos y políticos que dificultan la vida de los pobres por falta de iniciativas claras en lo referente al medio ambiente, a la educación, a la salud, a la familia, etc.

Y es dentro de estas situaciones que hemos sido llamados a llevar la luz del Evangelio, conocedores de la gran fuerza de liberación que contiene y en estas situaciones difíciles para la vida de la Iglesia y para la vida del pueblo, queremos hacer de nuestras vidas un testimonio profético.

A este nivel, valoramos el testimonio de fraternidad y comunión que están llamadas a irradiar las diferentes comunidades combonianas. Agradecemos a todos aquellos cohermanos que con sus palabras, signos y presencia son verdaderos sembradores de justicia y paz y de comunión en nuestros pueblos. Vuestro testimonio es luz para la Iglesia local.

Finalmente afirmamos que todos los Obispos deseamos mayor presencia comboniana en nuestras jurisdicciones eclesiásticas... pero al mismo tiempo estamos dispuestos a privarnos de ese don para que el Instituto privilegie las situaciones de extrema dificultad que atraviesan algunos países y así, de esta forma, sus Pastores puedan tener el consuelo y el apoyo de la presencia de sus cohermanos. Consideramos como un valor para la Misión un diálogo más frecuente entre los Obispos y los diferentes Consejos provinciales  o Delegaciones.

Sabemos que las vocaciones misioneras son respuesta de un Dios providentes a unas comunidades orantes, así que unimos nuestras oraciones a las vuestras para que San Daniel Comboni nos envíe jóvenes "santos y capaces" que sigan sus pisadas.

Pedimos a María, Reina de las misiones, que nuestras Iglesias sean testimonio vivo de verdad y libertad, de justicia y de paz y que en los ambientes que vivimos, muchas heridos por tantas discordias, nuestras comunidades eclesiales brillen como signos proféticos de unidad y de paz.
Hecho en Nüremberg el 20 de julio 2013

Los Obispos combonianos reunidos en Alemania:
Mons. Sandri Giuseppe, Witbank/Sudáfrica
Mons. Rodriguez Salazar Jaime, Huánuco/Perù
Mons. Arellano Fernandez Eugenio, Esmeraldas/Ecuador
Mons. Aguirre Munoz Juan Jose, Bangassou/República Centroafricana
Mons. Filippi Giuseppe, Kotido/Uganda
Mons. Franzelli Giuseppe, Lira/Uganda
Mons. Ballin Camillo, Vicariato Apostólico da Nordarabia
Mons. Migliorati Giovanni, vicario apostólico di Hawassa/Etiopía
Mons. Menegazzo Antonio, Cittadella/Italia (obispo emérito de El Obeid)
Mons. Sebastian Martinez Miguel Angel, Laï/Chad
Mons. Russo Michele, Doba/Chad
Mons. Girardi Vittorino, Tilarán/Costa Rica