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Nº Escrito
Destinatario
Señal (*)
Remitente
Fecha
391
Mons. Luis de Canossa
0
Viena
2. 4.1871

N. 391 (367) - A MONS. LUIS DE CANOSSA

ACR, A, c. 14/82

Alab. J. y M. Eternamente así sea

Viva S. José

Dominikanerkloster

Viena, 2 de abril de 1871



Excelencia Rma.:


 

[2426]
Estoy un poco preocupado al no saber todavía si V. E. ha recibido los 220 florines que le mandé el 23 del mes anterior. Le ruego por tanto que pregunte al bueno de D. Losi si los ha recibido o no, y que me escriba enseguida para yo hacer lo necesario en caso negativo.

Por algunas cartas de D. Losi me parece deducir que es un sacerdote honrado, buena persona y de mente recta.

Una carta de Roma del 26 pdo. me informa que el Emmo. Barnabó, dos minutos después de haber celebrado la misa en el convento de nuestras Hermanas de Piazza Margana, sufrió un ataque de apoplejía, se le torció la boca, perdió un ojo, y su vida corría peligro. La Madre General me escribe desde Marsella con fecha 30 del mismo mes: «Nous aurons une perte à essuyer dans notre père, afin qu’il nous aide du haut du ciel encore plus qu’il n’a fait sur la terre». Lo siento enormemente. El me dijo muchas veces que iba a morir de una apoplejía como todos los suyos.


[2427]
Tras año y medio de reflexión he decidido darle a conocer lo que me escribieron desde Colonia, en la ocasión en que me mandaron los diez mil francos a El Cairo después del discurso de Mons. Meurin, Arzobispo de Bombay. El Jefe de una Obra debe conocer no solamente lo malo, sino también lo bueno. Como en Alemania fue publicado a los cuatro vientos, y sobre todo en los Anales de Colonia de 1870, es menester que V. E. esté informado de ello. A tal efecto le envío el adjunto folletito que cita las últimas palabras del discurso pronunciado por Mons. Meurin en el Centro Católico de Colonia, que habla de nuestra Obra, de la buena organización de nuestros Institutos de Egipto, y de los misioneros. Sobre mí dice cosas que estoy convencido de no merecer, como también lo estoy de que quien hoy dirige la diócesis de Verona no es ese Jorobado tullido, que desde 1816 es fidelísimo y amabilísimo criado de Casa Canossa, cuyo nombre no recuerdo. Yo sé, y estoy profundamente persuadido de ello, que soy un cero a la izquierda, y además un pobre pecador y un siervo completamente inútil, que nunca habría hecho nada si la incomparable caridad y celo de V. E. no hubiese tomado la Obra sobre sus hombros.


[2428]
Para mí nada vale el humo de la gloria del mundo, que se esfuma y disipa, y sería muy afortunado si tras una vida consagrada a Dios entre las fatigas del apostolado pudiese poner a salvo mi alma y librarme del infierno. Todo lo demás carece de valor, y quien se deleita con el incienso de unos aplausos pasajeros y fugaces es digno de compasión. Y encontrándome a menudo con los grandes del siglo, tengo siempre nuevos argumentos para convencerme cada vez más de que nada vale el humo del mundo, de las alabanzas y de la gloria, y de que lo único importante es servir a Dios, sufrir y morir sólo por El. Pero como el testimonio de un destacado Obispo jesuita sobre la organización y actividad de nuestros Institutos de Egipto puede confortar y asegurar el paternal corazón y la conciencia de V. E. Rma., y dado que mi pobre persona, aunque de ninguna importancia, es con frecuencia objeto de ataques por todos lados, conviene que V. E., como padre, juez y médico, lo sepa todo, tanto lo malo como lo bueno, para corrección y justificación de sus hijos. Por ello le envío el adjunto artículo «Ein bischöfliches Zeugnifs» (El testimonio de un Obispo), que podrá mandar a traducir ad litteram a alguien que domine el alemán, o bien a D. Caprara, o a Matilde, su sobrinita, rogándoles discreción y que no lo comenten con nadie. Quizá puede hacer que se lo traduzca D. Aldegheri.


[2429]
Sólo me gustaría que lo leyese, para su satisfacción, Bajit, que vive en Africa, al que adjunto una copia en una cartita que dejo abierta para que, si V. E. no lo considera oportuno, lo saque de ella. El Rey de Hannover (que es ciego) mandó escribir a su Secretario, el Barón Jex, una carta dirigida a mí en la que hace grandes elogios de la Obra, y me envió 100 táleros. Como V. E. sabe, es protestante. En mi actual viaje no he conseguido mucho: he recogido poco más de 3.500 florines, y he asegurado una contribución anual de 3.000 francos. Pero abierto queda el camino para lograr más en tiempos mejores. Y aún hay otras limosnas en el aire.


[2430]
Hoy voy a comer en casa del Altgrave Salm-Clary, que hace treinta años fue Subgobernador de Lombardía, y que fue Jefe de la Delegación austríaca ante el Santo Padre. El lunes –me contó ayer en mi habitación– fue a ver a S. M. el Emperador para darle cuenta de todo lo que el Santo Padre dijo a la Comisión austríaca. Aguardó un cuarto de hora en la sala de espera hasta que salió Beust (que conocía el motivo de la audiencia del Altgrave). Luego entró, y, expuesto todo, S. M. se limitó a decirle que gozaba de contar con el afecto del Papa, y que también él se lo tenía. Pero no dijo palabra sobre lo que había que hacer, ni se comprometió con ninguna promesa, ni mencionó nada del disgusto que debía sentir por lo ocurrido en Roma. Pero le puedo asegurar con absoluta certeza que S. M. el Emperador de Austria, aunque débil de carácter, está enormemente preocupado por los desastres de Francia y por los últimos acontecimientos de la República roja de París, y que piensa en ello día y noche, y que a dos personajes de mi conocimiento les ha confiado su opinión de que Austria, para sostenerse, teniendo tantos elementos diversos que quieren ver respetada su nacionalidad, solamente puede apoyarse en el principio católico, etc.


[2431]
Además S. M. dijo que lo que sucede en Francia, podría ocurrir en otra parte donde dominen los mismos principios. Por otro lado la situación del actual Gabinete Austríaco y Ministerio Honhewart es mucho mejor que en el pasado, y que Beust, para mantenerse en el puesto, se inclina un poco más hacia el Gabinete. Luego, el Conde Federico Tum (que manda sus saludos a V. E. y al Marqués Octavio, y que sólo anda por la habitación con muletas unos minutos al día y para salir de la cama) me dijo ayer que él cree (y es de la misma opinión que su hermano León, el cual vale aún más que él, y me lo expresó esta mañana) que el Emperador confía en que poco a poco mejorará la Cámara de los Diputados con el trabajo del Ministerio Hohenwart, hasta que con las nuevas elecciones salga una Cámara más católica, y más tarde un Ministerio que poco a poco modifique, o acaso invalide, la Constitución y devuelva a Austria a su puesto de denodada protectora de la Santa Sede, y entonces... Yo, Monseñor, estoy en estrecho contacto con la más alta aristocracia de Viena y la más católica, y oigo que muchos repiten estas ideas. Además, los hechos que actualmente ocurren en París, y que quizá se den también en Italia y en España, arrojan luz para ver que con el ateísmo, la masonería y el moderno liberalismo no hay forma de sostenerse; que pueblos y Reyes se deberán convencer de que es preciso apoyarse únicamente en la verdadera fe, y que sólo nos salvaremos de la catástrofe diciendo: Domine, salva nos, perimus.



Daniel Comboni






392
Mons. Luis de Canossa
0
Viena
8. 4.1871
N. 392 (368) - A MONS. LUIS DE CANOSSA

ACR, A, c. 14/83



W.J.M.J.

Viena, 8 de abril de 1871



Excelencia Rma.:



[2432]
El objeto de estas dos líneas es desear unas felicísimas Fiestas Pascuales a V. E. Rma., como Padre de la Nigricia y de nuestra querida Verona; al Marqués Octavio y familia; al Rmo. Rector del Seminario, el incomparable D. Pedro Dorigotti, así como a Mons. el Vicario, a Perbellini, etc., etc. Más vale sufrir con Pío IX que gozar con el mundo. Gran pensamiento. El Arzobispo de París, que en el Concilio anunció en términos bastante claros que el Gobierno francés abandonaría al Papa si fuese definida la Infalibilidad, ahora está en la cárcel por obra de los rojos, y su amo en un exilio de lo más vergonzoso. Por favor, haga que D. Losi me notifique si se han recibido los 220 florines. Nuestra obra encuentra gran simpatía también entre los protestantes: muchos vienen a verme, entre ellos ministros (sacerdotes) luteranos. El martes recibí cien táleros de un desconocido de la Alta Alemania, los cuales me fueron entregados por el librero Sartori, que tenía la obligación de silenciar el nombre del bienhechor. Ayer mandé a Egipto treinta y nueve napoleones de oro, por lo cual desde el 5 de enero hasta hoy (tres meses) he mandado al P. Carcereri doscientos cincuenta napoleones de oro y dos soberanos. Confiemos en Dios, porque in pecunia, hoc tempore, nos bendice más que a tantas otras misiones y Vicariatos Aplicos. Felices fiestas también a D. Vicente. Besa el sagrado anillo



Su indignmo. hijo Daniel C.




[2433]
Desde Aquisgrán me mandan unas oraciones por el Santo Padre que se rezan por toda la Alemania católica, especialmente en Prusia.

Buena es la idea de rogar por todos los Santos que Pío IX ha canonizado, por Pío IX y por la Santa Sede Aplica., como puede ver por las págs. 7, 9, etcétera del pequeño librillo que le incluyo.






393
Mons. Luis de Canossa
0
Viena
20. 4.1871

N. 393 (369) - A MONS. LUIS DE CANOSSA

ACR, A, c. 14/84

W.J.M.J.

Convento de los Dominicos

Viena, 20 de abril de 1871



Excelencia Rma.:


 

[2434]
Hasta el 23 de marzo pasado le he enviado 220 florines para 500 misas, y le rogaba que me contestase enseguida por medio de D. Losi si los había recibido, al no estar yo nunca seguro de nuestros ladrones del servicio de Correos, que más de una vez me la han jugado. No recibiendo contestación alguna, el 2 del corriente abril escribí de nuevo a D. Losi, mandándole presentarse enseguida a V. E.: ninguna respuesta. El mismo día escribí a V. E. sobre el mismo tema: ninguna respuesta. Pensando que V. E. podía haber mandado a D. Losi a algún pueblo para ayudar en las confesiones pascuales, escribí nuevamente a V. E. el 8 del cte. sobre el mismo asunto: ninguna respuesta. Entonces, el día 14 también del corriente procedí a reclamar en Correos: ninguna respuesta hasta ahora. De ahí que en este punto ya empiezo a dudar si no se habrá perdido el dinero. Tenemos un servicio que válgame Dios.


[2435]
Mons. el Delegado Apostólico de Egipto, según lo que me escribe el P. Estanislao, tiene el mayor empeño en hacer que el Cónsul General austríaco escriba favorablemente a Viena para la casa de El Cairo. ¡Algo providencial!: La Comuna de París consintió que el Arzobispo escribiese a Thiers a Versalles proponiéndole que la Asamblea regular liberase a Blanqui, impío revolucionario rojo, a condición de que la Comuna dejara en libertad al Arzobispo. Thiers y la Asamblea dijeron que no, porque Blanqui le es más perjudicial a Francia que útil el Obispo. ¡Puesto Mons. Darboy frente a un revolucionario como Blanqui, se ha tenido más en cuenta a éste que a él! ¡Juicio de Dios! Y gran bochorno del pobre Arzobispo, que después de su sumisión a la Infalibilidad, paga con la humillación sus pasados errores.

¡Mil felicitaciones por el espectáculo del Viernes Santo, en que V. E. hizo el Vía Crucis! ¡Sublime protesta!

Bendiga a



Su indignmo. hijo

Daniel Comboni Mis. A.






394
Mons. Luis de Canossa
0
Viena
26. 4.1871

N. 394 (370) - A MONS. LUIS DE CANOSSA

ACR, A, C. 14/85

W.J.M.J.

Viena, 26 de abril de 1871



Excelencia Rma.:


 

[2436]
He aquí los Estatutos de la Sociedad católica de Obreros fundada recientemente ( el 2 de abril), que V. E. desea. Me los dio el mismo Presidente, al que conocí en la reunión del 2 de abril, la primera que ha celebrado esta Sociedad. Es verdaderamente muy útil y práctica. Si acaso más adelante necesitase aclaraciones, póngase libremente en contacto con el Ilmo. y Rmo. Sr. Abad Carlos Dittrich, Consejero del Principesco Arzobispado de Viena en Mariahilf (Mariahilferstrasse), que considerará un honor servirle.


[2437]
Me ha llegado la última suya, en la que me anuncia haber recibido el dinero, de lo cual me alegro. La primera que dice haberme escrito no me ha llegado. La carta del P. Guardi vale un tesoro, tanto para conocer el terreno como para saber qué hacer. Pasado mañana entregaré a Monseñor Pelami 52 napoleones de oro, 4 francos y 25 céntimos con las correspondientes papeletas para mil misas. Dentro de pocos días visitaré el Santuario de María Zell, donde recibiré más. Le beso el sagrado anillo, y V. E. bendiga a su indignmo. hijo



Daniel



Muchos respetuosos saludos al Rector del Seminario y a D. Vicente, y, claro está, al Marqués Octavio.






395
Don Joaquin Tomba
0
Viena
30. 4,1871

N. 395 (371) - A DON JOAQUIN TOMBA

AMV, Cart. «Missione Africana»

W.J.M.J.

Dominikanerkloster

Viena, 30 de abril de 1870



Mi muy querido D. Joaquín:


 

[2438]
El portador de la presente es un distinguido Sacerdote que estaba en el cónclave cuando fue elegido Papa Pío IX, ha reformado muchos grandes Institutos por orden del Papa, como el de San Miguel en Roma, etc., y ahora es Arcipreste del Capítulo de la Basílica de San Eustaquio, en Roma, y Decano de los Capellanes que ayudan en las ceremonias del Pontífice, etc., etc. Desea ver el Instituto de Canterane en San Carlos. En Viena se ha alojado siempre conmigo en los Dominicos, y ha visto estupendos trabajos de bordado; pero espero que quede impresionado a la vista de los bordados de todas clases del Instituto. Le ruego, pues, que le muestre el famoso cuadro y las flores, etc.


[2439]
Le envío el opúsculo La colonia negra de Africa Central a los pies de Pío IX: son las negritas de Verona. En Alemania ha causado una buenísima impresión, y ha despertado un gran interés por la Nigricia. Le mando también el folleto Ein bischofliches Zeùgniss, que habla de mis Institutos y de mí. Yo estoy profundamente convencido de no merecer el menor de los elogios que en él se me hacen, incluso quién sabe de cuánto tendré que rendir cuentas a Dios; aun así, y aunque me da vergüenza, me atrevo a remitírselo porque habla de la buena marcha de los Institutos, y el testimonio de un Obispo Jesuita tiene su importancia, porque los Jesuitas no son tontos.


[2440]
Mis asuntos aquí no van muy boyantes. Pero todos los Archiduques y Príncipes me han dado algo. Su Majestad el Emperador Francisco José me concedió una larga audiencia, y mostró mucho interés. Todavía no sé el resultado, pero lo cierto es que ordenó a ese hueso de Beust que preguntase al Cónsul General de Egipto para ver a qué cantidad podría ascender la construcción de mi Establecimiento. En el Ministerio de Asuntos Exteriores se dice que es seguro que me dará una buena suma. Además poseo el terreno, y tengo buenas esperanzas para el futuro.


[2441]
Le diré también que S. M. la Emperatriz, después de reiteradas cartas que le escribí desde El Cairo, Roma y Verona, concedió la cantidad de 1.000 (mil) napoleones de oro para pagar totalmente la Casa de Verona. En efecto, ya está pagada, y han sobrado algunos cientos de táleros. Como ve, no está mal para estos tiempos. Un desconocido de la Alta Alemania me mandó cien táleros, rogándome que me acordara de él en mis oraciones. Al convento me llegó un envoltorio con 55 florines, acompañado de una nota concebida en estos términos: «Une famille qui désire contribuer à la plus grande gloire de Dieu offre son obole a Monsr. Comboni et se recommande a ses prières». El Rey de Hannover (hizo que me escribieran una carta (él es ciego) llena de elogios y me mandó cien táleros. Es protestante, etc., etc. Hay que tener en cuenta que los tiempos son dificilísimos en todas partes. Por tanto es Dios el que mueve los hilos: nosotros somos marionetas. Pero resulta triste ver los horrores de la depravación moderna. Aquí en Austria se ha mejorado algo; pero todavía mandan los judíos.


[2442]
Mis saludos a las maestras, a D. Beltrame, a Brighenti y a todos. Una de nuestras negritas está a punto de casarse con un negro buenísimo. ¿Adivina quién es ella?... Luisa Mittera. Esa chepita, cojita, estropeadilla, que sólo parecía pensar en Dios, porque siempre fue muy pía, ahora piensa casarse. Pero yo no lo creeré hasta que sea cosa hecha. Aunque bueno, ese negro ha perdido la chaveta.

Rece y haga rezar por



Su afmo. y obed.

Daniel Comboni






396
Apostilla a una carta
1
Viena
4.1871
N. 396 (372) - APOSTILLA A UNA CARTA

ACR, A, c. 20/20



El Cairo, abril de 1871 ?





397
Luis Grigolini
0
Viena
2. 5.1871

N. 397 (373) - AL SR. LUIS GRIGOLINI

ACR, A, c. 15/50

W.J.M.J.

Viena, 2 de mayo de 1871

Muy estimado y querido amigo:


 

[2443]
No debe hacer juicios temerarios, y pensar que al estar agobiado por serias e importantísimas ocupaciones me olvido de alguien tan decente y valioso como persona y tan buen amigo como es Ud., con quien entre el tintinear de los vasos y el espumear de los deliciosos vinos, en presencia de nuestro incomparable y veneradísimo Rector del Seminario, y de mi siempre querido Profesor, el muy digno Arcipreste de San Martín, entablé la más firme e inquebrantable amistad. Esto significa que de mi memoria nunca se borra su nombre, y que en mis humildes oraciones nunca me olvido de rezar a los Sdos. Corazones de Jesús y de María, y a mi Ecónomo San José, y a mis queridos San Pedro y San Pablo, y a San Francisco Javier, por usted y por su buena familia. Pero nuestra amistad, que se inició entre la caza humeante y las olorosas empanadas, se vio confirmada y consolidada por compartidos sentimientos de amor y veneración inconmovibles hacia la Santa Iglesia y el Papa. ¡Oh!, teniendo esto, el humilde labrador es más grande y más digno de estima que un Soberano dueño de medio mundo que no respete al Vicario de Jesucristo en lo que enseña, piensa y ama.


[2444]
Quien de verdad ama al Papa se vuelve un Apóstol entre los suyos en medio de la espantosa depravación de la sociedad moderna, si además de profesar los sanos principios que enseña Roma se preocupa benévolo de sus dependientes inculcándoles estos santos deberes. Yo estoy seguro de que todos sus subordinados amarán al Papa como Pontífice y como Rey, porque él nos enseña el magisterio de la Iglesia y de los Obispos, lo que está en conformidad con los más sagrados intereses de las almas. Viva, pues, Pío IX, el Papa Rey de Roma. Y nosotros pensamos como él, porque el Papa. el Obispo de Verona, el Rector del Seminario y el Arcipreste de San Martín nos enseñan la verdad más que... un Visconti Venosta [ministro italiano de A. Exteriores], un Lanza, un Sella, y otros barrabases de la misma ralea.


[2445]
Para darle noticias mías se necesitaría otra reunión de tres horas... entre vasos de buen v...; pero algo sí diré. Mis Institutos de Egipto van estupendamente. Su Exc. Rma. el Arzobispo Vicario Aplico. de Arabia y Egipto, Monsr. Ciurcia, en el pasado segundo domingo después de Pascua debía honrar con sus presencia mis Institutos, y en mi iglesia (a orillas del Nilo y a pocos minutos del lugar donde la Sagrada Familia vivió siete años en Egipto) debe de haber celebrado de pontifical, administrando el Bautismo a algunos infieles convertidos por mis Institutos, y la Confirmación a muchos otros que anteriormente ganamos para la Fe. En Viena tuve una larga audiencia con S. M. el Emperador de Austria, a quien di un buen toque con vistas a conseguir una aportación para la construcción de mi nuevo Establecimiento en la capital de Egipto. Su Majestad acogió favorablemente mi petición, y ordenó a ese hueso de su Ministro el Conde de Beust, protestante, que consiguiera al respecto informes oficiales del I. R. Cónsul General de Egipto. Este, que no cree ni en la harina de los bizochos, y que sólo viene a la iglesia para que lo inciensen, aunque es amigo mío de nombre, podía hacerme alguna jugarreta. Pero, gracias a la Providencia de Dios, inducido por el Arzobispo y por otros a los que yo había avisado previamente, mandó a Viena, al Emperador, un amplísimo informe que me era favorable, por lo cual espero por esta parte una buena ayuda.... Mas no digamos zorzal hasta que esté en el morral. También el Rey de Hannover, que es protestante, me recibió muy bien; y luego me escribió por medio de su Ministro una carta elogiando la Obra de la Regeneración de Africa, y encima me mandó su óbolo de cien táleros. Dentro de pocos días salgo para Sajonia y Berlín. Le pido a Ud. el favor de rezar y hacer rezar por mí.


[2446]
Después de saludar de mi parte a su familia, le ruego que lo haga también a mi querido Arcipreste de San Martín y le diga que ruegue por mí. Mientras, en los Sdos. Corazones de J. y de M. me declaro con toda estima y afecto



Su sincerísimo amigo

Daniel Comboni



Si va a Lonigo, presente mis respetos al Príncipe Giovanelli, y a las Princesas esposa y madre.






398
Mons. Luis de Canossa
0
Viena
3. 5.1871
N. 398 (374) - A MONS. LUIS DE CANOSSA

ACR, A, c. 14/86



W.J.M.J.

Viena, 3 de mayo de 1871



Excelencia Rma.:



[2447]
El día del Buen Pastor, el domingo después de la octava de Pascua, S. E. el Arzpo. Mons. Ciurcia lo habrá pasado en nuestros Institutos de El Cairo, donde iba a celebrar de pontifical, y bautizar y confirmar adultos a los que Dios ha llamado a la fe por obra de nuestros Institutos. Le daré noticia de ello la semana que viene. Hasta ahora he enganchado más de 9.400 francos. Paso a decirle cómo va el asunto del Emperador.


[2448]
La petición que presenté a S. M. fue enviada a Egipto por medio de Beust, y llegada allá, durmió sobre la mesa del Cónsul General. Pero como yo había puesto al corriente al Arzobispo, éste fue en la octava de Pascua a ver al Cónsul y le pidió que se interesara en el asunto. El Cónsul dijo: «Comboni ha solicitado del Emperador que yo pida al Bajá una casa; pero, como ya lo intenté una vez (???), creo que no será concedida». Entonces Mons. Ciurcia le explicó: «No se trata de eso: Comboni ha pedido a Su Majestad ayuda para una casa que quiere construir en El Cairo, para la que ya tiene el terreno, etc.» El Cónsul cayó de las nubes. Mandó traer los despachos, leyeron juntos mi petición, marcada con una contraseña en rojo por el Emperador, y se convenció. Pidió su parecer al Arzobispo, el cual dijo mostrarse más que propicio. «En tal caso –respondió el Cónsul– escribiré a favor». Yo había ordenado hacer el proyecto de la Casa con la Iglesia, y en efecto Mons. Ciurcia dijo al P. Estanislao que lo llevara al Consulado para el 7 del corriente; pero Dios dispuso las cosas de otro modo. El Cónsul contestó enseguida a Viena de manera favorable a mi persona y favorable a la Obra en sí, sin presentar a S. M. el proyecto. Por lo cual esta mañana, reunidos los Consejeros bajo la presidencia de Beust, decidieron formular el Informe de este modo: 1.o Proponer a S. M. cuánto quiere ofrecer de su caja privada. 2.o Proponer a S. M. cuánto quiere que dé el Ministerio de A. Exteriores de sus escasos fondos de las Misiones de Oriente. 3.o Suplicar a Su Majestad que ordene al Cónsul General de Egipto recomendar de modo especial los Institutos al Jedive de Egipto, manifestándole que cuanto haga por Comboni y los Institutos de negros, lo hará por S. M. Apostólica y por el Gobierno Austro-Húngaro.

Este último punto vale más que todos. Pero hay gran interés en Austria por la misión. Más adelante, cuando nos adentremos en el centro de Africa, estarán a nuestra disposición los fondos de la Sociedad de María.

Mis respetos a V. E., y su bendición a



Su indignmo. hijo

Daniel C.



Espero que haya recibido los Estatutos de las Sociedades de Obreros católicos de Viena.






399
Friedrich F. von Beust
0
Viena
18. 5.1871

N. 399 (375) - A FRIEDRICH FERDINANDO VON BEUST

MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES DE AUSTRIA

ASW, Reg. ammin. f. 27, fasc. 9

Viena, 18 de mayo de 1871



Excelencia:


 

[2449]
Con la más viva gratitud he recibido la carta del 15 del presente mes que el Ministerio de Asuntos Exteriores me ha hecho el honor de dirigirme, en la cual se digna comunicarme el resultado de sus diligencias ante Su Majestad el Emperador y la fuerte recomendación que él ha efectuado en Egipto en favor de mi Obra para la regeneración de la infortunada Nigricia.

En consecuencia, tengo el honor de hacer patente a V. E. mis más hondo agradecimiento por las ayudas que se ha dignado otorgarme y por todo el bien que me ha hecho, y le aseguro que siempre trataré de mostrarme digno del alto favor y protección que el Gobierno de Su Majestad Imperial y Apostólica, en su gran sabiduría, se ha dignado concederme.

Acepte, señor Ministro, la expresión del profundo respeto con el que me honro en declararme



De V. E. Sr. Ministro

humildísimo y devoto servidor

Daniel Comboni



Original francés.

Traducción del italiano






400
Mons. Luis de Canossa
0
Viena
21. 5.1871
N. 400 (376) - A MONS. LUIS DE CANOSSA

ACR, A, c. 14/87



Alab. J. y M. Eternamente así sea



Viena, 21 de mayo de 1871



Excelencia Rma.:

[2450]
Un poco de paciencia si esta carta resulta un poco larga, porque en ella me esfuerzo en explicarle lo que en su muy estimada del 17 del corriente, desde Grazzano, me señalaba acerca del interior de la Nigricia y sobre el nuevo terreno donado a diez minutos del nuestro.

Establecimiento de El Cairo.

Pongamos que el moderno Reino de Italia sea toda Africa; que Toscana y el Estado Pontificio de Ferrara a Frosinone sean el Africa interior, o Nigricia, y que el Tirol sea Europa. Según tal hipótesis Verona correspondería a Roveredo, El Cairo a Venecia, Asuán a Ferrara, Jartum a Pistoia, la tribu de los Denka a Florencia, la de los Bari a Siena, y las fuentes del Nilo a Roma.


[2451]
Objeto de nuestra Obra es la conquista de Africa Central, o Nigricia, que ha de realizarse no por asalto, sino por asedio, mediante nuestros Institutos, que son como otros tantos aproches para emprender el gran asedio por la parte más débil del enemigo, que es el curso del Nilo superior.

¿Qué hemos hecho hasta ahora? Dar un solo y pequeñísimo paso. Hemos abierto en la ciudad de Roveredo un pequeño Colegio en el que educar misioneros para el Reino de Italia y sobre todo para Toscana y Estados Papales, y hemos establecido tres Institutos en Venecia para formar toscanos y romañeses a fin de que terminada su educación vayan, bajo la dirección de los tiroleses educados en Roveredo, y perfeccionados en Venecia, a implantar la fe y la civilización en sus tierras natales de Toscana y de los Estados Pontificios. Esto, porque la finalidad primordial de los Institutos de Venecia es la formación de apóstoles indígenas de Toscana y Romaña. Finalidad secundaria es el apostolado de los toscanos y romañeses residentes en Venecia. En otras palabras: en El Cairo se forman apóstoles oriundos de la Nigricia, y se trabaja por la conversión de los negros del interior de Africa residentes en Egipto, los cuales fueron llevados allí por traficantes musulmanes que fueron a robarlos a sus tierras de la Nigricia.


[2452]
¿Qué falta por hacer? Debemos continuar avanzando hacia nuestro objetivo primario, y llegar por etapas hasta el interior de Africa, puesto que algunos sacerdotes y muchas negritas y Hermanas ya están maduros para el Apostolado de Africa Central; de otro modo las negritas (la parte más útil de nuestro Apostolado) que ya están preparadas (18 entre 54) van a morir de viejas en El Cairo sin haber trabajado con mayor fruto en sus pueblos natales, donde hay posibilidad de convertir a mil por cada cinco que se convierten en El Cairo. Pero es preciso adentrarse en la Nigricia manteniendo en plena actividad las Casas fundamentales de El Cairo, donde el misionero se aclimata, aprende las lenguas y las costumbres orientales y adquiere la práctica del Ministerio apostólico, y donde se siguen formando nuevos apóstoles indígenas de ambos sexos y se ayuda al Vicario Aplico. de Egipto sobre todo a convertir a los negros de Egipto dependientes de su jurisdicción.

Pero en Venecia (El Cairo) no estamos en nuestra casa. Tenemos que depender del Patriarca y de su Curia (o sea, del Delegado Apostólico y de los Frailes) para ejercer allí el Apostolado. Pues bien, prosiguiendo nuestro camino, ¿qué debemos hacer para fortalecernos cada vez más en Egipto (Venecia) y alcanzar nuestra meta de establecernos en el interior de la Nigricia (Toscana y Estados Pontificios)? Lo siguiente:


[2453]
Debemos pedir a Propaganda y al Papa (los cuales tanto lo anhelan) que asigne a nuestro Colegio de Verona y de El Cairo una parte de la Nigricia que evangelizar nosotros y nuestros sucesores, y constituir esta parte a nosotros asignada en Vicariato Apostólico independiente de cualquier jurisdicción y sólo subordinado a Propaganda, como es el caso de todos los otros Vicariatos. Estas gestiones requieren dos o tres años. Supongamos que Propaganda asignase a los Institutos de Roveredo y Venecia la tarea de evangelizar Toscana. Enseguida nombra un jefe para ello, a propuesta del Obispo de Roveredo y jefe de la Obra, y consultado el Vicariato Apostólico de Venecia, que sobre el papel es Superior interino de Toscana y tiene jurisdicción sobre los Institutos de Venecia. Supongamos que el nombrado fuese D. Ravignani. ¿Qué hará este jefe del Vicariato Apostólico de Toscana? Lo digo aquí en dos palabras.


[2454]
D. Ravignani mide sus fuerzas, ve sobre más o menos cuántos y cuáles colaboradores puede dar en diez años el Colegio de Roveredo, y cuántos y cuáles los Institutos de Venecia. Hace una exploración con algunos compañeros en Toscana y constata que sus fuerzas le permiten evangelizar la vasta tribu de Florencia y su provincia. Allí instala a los varones y hembras ya perfeccionados en los Institutos de Venecia, después de haber cubierto las etapas de Bolonia y Pistoia creando otros tantos Institutos, para los cuales, se puede decir con certeza, hay recursos pecuniarios de las Sociedades de María de Viena.

Pero D. Ravignani no sólo ha recibido de la Santa Sede el encargo de ganar para Cristo Florencia y su provincia, sino que como Vicario Apostólico de Toscana debe pensar en Lucca, Pisa, Livorno, Siena, etc.; mas como para esto no le basta el personal que le suministran los Establecimientos de Roveredo y Venecia, se le ocurre llamar en su ayuda a algunas Ordenes religiosas. Por tanto escribe o va a hablar con el jefe de la Obra, el Obispo de Roveredo, y éste hace las gestiones ante el Papa o Propaganda y con las Sociedades benefactoras para decidir a cuál de las Ordenes religiosas se debe llamar en ayuda del Vicariato Aplico. de Toscana. Supongamos, por ejemplo, que nosotros pensamos en los Camilos. Entonces se entra en comunicación con el P. Guardi, se calculan las fuerzas con que puede colaborar esta pequeña Orden y se le asigna, digamos, la tribu de Lucca, erigiéndola en Parroquia, de la misma manera que si el Obispo de Verona llamase a los Dominicos para confiarles la Parroquia de Santa Anastasia.


[2455]
Hecho esto, es preciso pensar en Pisa, Livorno, Siena, Arezzo, etc. Entonces se invita a los Jesuitas, o a los Dominicos, o al Insto. de D. Bosco, o al de Milán, etc. para ocupar asimismo este terreno virgen. Como V. E. bien entiende, cuando se ha implantado el apostolado católico en Toscana, la Iglesia pensará en la conquista de Perugia, Viterbo, Roma y Frosinone, por obra consejo y ayuda de las Estaciones de Toscana.

Pero, llamadas estas Ordenes al Vicariato de Toscana, sucederá que ellas no querrán depender de los sacerdotes seculares de Florencia y de un jefe, como Ravignani. En tal caso, si D. Ravignani ve una buena ayuda en los Camilos de Lucca, en los Dominicos de Pisa, etc., pedirá a Propaganda que desmiembre su Vicariato de Toscana (que suma más de 40 millones de almas) y así poder formar el Vicariato de Lucca para los Camilos, el de Pisa para los Dominicos, el de Livorno para los Jesuitas y el de Siena para el Seminario de Milán. Y cuando estas Ordenes trabajen por su cuenta por no depender de los curas de Roveredo y Venecia, nosotros habremos obtenido la gracia de contribuir a la expansión del Reino de Cristo en Toscana, llamando a este arduo Apostolado tan valerosos campeones como los Jesuitas, Dominicos, Camilos, etc.


[2456]
Con estas ideas, que son el núcleo de nuestro Plan, se llegará a resolver la cuestión de los Camilos de El Cairo, y a resolverla legal y canónicamente. Pero ceder a dos Camilos nuestro Instituto masculino de El Cairo, meter en pensión con ellos a nuestros candidatos de Verona mediante retribución de 300 francos anuales y limosna de la misa diaria, y nosotros que somos un poco libres entregarnos a la esclavitud bajo aquellos a los que nosotros mismos hemos llamado como auxiliares, y no como jefes, creo que V. E. no lo consentirá nunca. Tal era el proyecto de Carcereri, según el cual yo tenía que limosnear eternamente en beneficio de los Camilos, para constituirles un capital de más de medio millón y depender de ellos. Pero ahora parece haber reconocido su error.


[2457]
Queda explicado el ardiente deseo de las negritas ya maduras de ir a sus lugares de origen, y el de los misioneros de avanzar en su camino. Queda explicada también la necesidad de que sea estable el Instituto de El Cairo, el cual, además de servir para los fines arriba mencionados, sirve y es necesario todavía para asegurarse si se debe aventurar el sacerdote europeo en el arduo y peligroso apostolado del interior; porque en El Cairo hay pequeños escándalos, chicas desnudas, hombres que se toman confianzas, etcétera, pero en el interior hombres y mujeres están completamente o casi desnudos. En El Cairo, donde el invierno es primaveral y sólo en verano el calor es un poco excesivo, se come y se bebe como en Europa; pero en el interior hay mucho más que sufrir y soportar por Cristo. Por eso un misionero puede ser bueno para El Cairo y para Egipto, y malo para la Nigricia. Ahora el Superior de los Institutos de El Cairo estudia, observa y comprueba si en tres o cuatro años se puede aventurar un misionero en el interior de la Nigricia, ne cum aliis praedicaverit ipse reprobus efficiatur. Pero ¿y los medios?... Hablaremos en Verona. Confiemos sólo en Dios, busquemos su reino y su justicia, et haec omnia adiicentur nobis. Después, etc.


[2458]
Espero haberle expuesto claramente el asunto; es sencillísimo, y se ajusta a los cánones y a los conceptos y leyes de Roma. Deseo saber si lo ha entendido bien. Yo creo éste es su pensamiento. Hace años fue juzgado fantástico por algunos. Ahora que lo ven convertirse en realidad, dicen que es lo que ellos pretendían, que éste era su plan. Así confirman ahora el nuestro.


[2459]
Después de todo esto, sólo tengo que añadir una cosa. Habrá que padecer mucho por amor a Cristo; enfrentarse a los poderosos, a los turcos, a los ateos, a los masones, a los bárbaros, a los elementos, a los curas, a los frailes, al mundo y al infierno. Pero quien confía en sí mismo, confía en el mayor asno de este mundo. Toda nuestra confianza está en Aquel que murió por los negros, y que escoge los medios más débiles para realizar sus obras; porque quiere mostrar que El es el autor del bien, y que nosotros por nuestra cuenta sólo podemos hacer el mal. Habiéndonos llamado El a esta obra, con su gracia triunfaremos del Bajá, de los masones, de los gobiernos ateos, de los pensamientos torcidos de los buenos, de las astucias de los malos y de las insidias del mundo y del infierno, y sólo detendremos nuestra marcha al exhalar el último suspiro. Luego, cuando estemos en el cielo (y nos queramos ir... más adentro), entonces, con nuestras incesantes plegarias crucificaremos a Jesús y María, y le rogaremos mucho hasta que por amor o por... se vea obligado a hacer milagros y suscitar Pablos y Javieres como apóstoles, para que sean convertidos cuanto antes a la fe los cien millones de la infeliz Nigricia.


[2460]
No hablo ahora de Hohenwart, que le envía saludos; ni de mi Príncipe Löwenstein, que se encuentra en Viena y está tratando de acordar con el Príncipe Liechtenstein un legado perpetuo para nuestros Institutos africanos; ni de las palabras que me dijo Enrique V, Conde de Chambod, el 16 de febrero de 1869: si jamais je me rendrai à ma place sur le trone de France, votre misión de la Nigritie ne manquera de rien; ni de la aserción del Nuncio de Viena, que cree que Dios va a bendecir especialmente nuestra obra y mi viaje a Austria; ni de las esperanzas allí existentes; ni de lo ya concedido por el Lloyd austríaco; ni de mis felicitaciones por la fiesta en la catedral de San José; ni de los100 napoleones de oro que mandé ayer a El Cairo; ni de los 1.400 francos enviados a El Cairo desde Lyón; ni de los 12.347 (doce mil trescientos cuarenta y siete) francos con 62 céntimos conseguidos hasta ahora desde febrero; ni de las 1.347 cartas que he escrito en este intermedio; ni de mi deseo de que se acoja a Mons. Pelami en el Seminario los dos días que va a estar en Verona; ni de los sellos que llevaré de Alemania (incluyo uno precioso de Luxemburgo, de una carta que me escribió el Obispo de allí, Adames); ni del entusiasmo que de nuevo se ha suscitado en Alemania por Africa; ni de la gran opinión que me expresó el Cardenal Arzobispo de Viena: «ciertamente se puede decir que no está perdida la esperanza de la conversión de Africa Central, merced a este sabio nuevo sistema» (en Austria la habían perdido, y me decían y escribían hace dos meses: ad quid perditio haec, negándome la limosna); ni del bien que me ha hecho el Nuncio; ni de los testimonios de muchos Obispos; ni de las limosnas secretas que me llegan de personas a las que nunca he visto y que no se dan a conocer (hable con Mons. Pelami sobre la persona de Barnabò); ni del Conde Thum, que ya sale de casa en coche, aunque con las muletas; ni de los saludos de él y de su esposa a V. E., al Marqués, etc, etc. Y paso ahora a la triste y poco halagüeña (Bendito sea Dios etiam in adversis) comunicación que el 15 de abril se me mandó his verbis:



«Del Ministerio de Asuntos Exteriores

Reverendísimo Señor:




[2461]
A humilde propuesta de este Ministerio Imperial y Real Austro-Húngaro de Asuntos Exteriores, Su Majestad Imp. y Real Apostólica, mediante Resolución del 6 de mayo cte. año, graciosamente se ha dignado otorgarle una subvención de los fondos ministeriales, por importe de trescientos florines en moneda aust. de plata.

Además de ello, Su Majestad se ha complacido en concederle, mediante Resolución del 7 de mayo, otro subsidio por importe de trescientos florines, en billetes de banco, de su caja privada.

Honrándose este I. R. Ministerio en expedir a V. S. R. la presente notificación como respuesta a su instancia elevada el pdo. marzo a Su Majestad en interés de la Misión Apostólica confiada a sus cuidados, le invita a presentarse en este Ministerio, donde recibirá los importes mencionados.

Por otra parte, en lo concerniente a la ulterior solicitud de V .S. P. relativa a hacer recomendar su Obra a S. Alteza el Jedive de Egipto, se le comunica que el Imp. y R. Consulado General de Egipto queda a la vez provisto de instrucciones correspondientes al objeto de que se trata.

Reciba V. S. P. la seguridad de mi absoluta estima.

Por el Ministro de Asuntos Exteriores

Barón Belieben, Consejero Aulico»




[2462]
No me gustó la jugarreta de tan fría recomendación al Virrey de Egipto por parte del Ministro Beust, después de tan buenas palabras como me había dicho. Para que fuera verdaderamente poderosa y eficaz una recomendación de este tipo ante el Jedive, debía hacerse en nombre del Emperador. Así que el día 16 del cte. escribí una carta de agradecimiento a S. M. Aplica., en la que le pedía la gracia. Nuestra querida Madre María me escuchó. Yo mismo llevé la carta a palacio, entregándola a persona de confianza, y ayer me se me comunicó la noticia de que S. M. el Emperador había ordenado al jefe de su Gabinete privado, el Consejero Braun, que se escribiera al Cónsul General de Egipto diciéndole que la Obra debía ser recomendada en nombre del mismo Emperador. Alabados sean Jesús y María.

Ruega de V. E. oraciones y una bendición su indignmo. hijo



Dan. Comboni



El interés que S. M. Aplica. se ha tomado por nosotros es un bien presente y futuro.