Nació el 8 de septiembre de 1929 en Tlazazalca, Michoacán, México. En abril de 1956 ingresó a la casa religiosa de los combonianos. Veinte días después ya estaba en la colonia Moctezuma de la Ciudad de México (la primera que los misioneros combonianos tenían en el centro de México). En dicho lugar se encontró con otros ocho jóvenes que como él buscaban dar respuesta a la inquietud misionera, todos ellos eran aspirantes a Hermanos religiosos. Después de este tiempo ingresó al noviciado, que se encontraba en la parroquia de Tepepan, municipio de Xochimilco. De esta manera en el ano de 1957 inició la aventura de vivir el noviciado junto con otros compañeros. Dicha experiencia terminaría el 5 de Junio de 1959 realizando su primera profesión religiosa. Fue asignado a permanecer en la casa formativa del noviciado por dos años más, con el encargo de hacer uso de su profesión de sastre, “modista de sotanas” para los nuevos novicios que en esos años llegaban a nuestro Instituto.
Su primera destinación fuera del país fue Pordenone, Italia, donde pasó cuatro años en una casa específica para formar a los Hermanos. En 1966 regresó a México y fue destinado en un Internado de jóvenes huérfanos llamado ‘Nazaret’. Ahí su trabajo era de ayudar a estos jóvenes a aprender algún oficio. Su estancia en este lugar fue de ocho años, hasta que en 1974 el internado fue entregado a la comunidad de los Religiosos Mercedarios.
Una vez concluida esta bella experiencia, fue destinado a la provincia de Ecuador, de 1975 a 1981. En ese año regresó a México y pasó un año por la casa de Guadalajara. En 1982 fue enviado a Tuxtepec Oaxaca, con la encomienda de procurador de las misiones que los combonianos tenían en esa zona de México, hasta que en 1994 fue trasladado a Sahuayo Michoacán, teniendo el encargo de ecónomo y el mantenimiento de la casa.
Después de dieciocho años de trabajo en tierras michoacanas, lugar de encuentro con personas sencillas, que conquistaron su corazón, donde encontró amistades sinceras y donde ha pasado el mayor tiempo de su vida misionera, fue mandado en la casa de descanso Oasis “en donde atiendo mis necesidades de salud y mis responsabilidades como religioso. Es aquí donde Dios me concede vivir estos momentos preciosos de llegar a mis bodas de oro, como religioso misionero comboniano”.
Después de un par de años de sufrimiento soportado por amor y con alegría, fiel hasta el fin a su vocación misionera, el Hno. Salvador, el ‘sastre de Dios’, fue atacado por una pulmonía que le robó poco a poco el oxígeno, pero no el espíritu, el cual entregó serena y definitivamente en las manos del Padre en la madrugada del 09 de Junio de 2014, en Zapopan (Jalisco), después de haber recibido la unción de los enfermos y la comunión eucarística en la fiesta de Pentecostés.