El Padre Giacomo Ambrogio nació en Lusernetta, un pueblecito de la provincia de Turín, el dieciocho de febrero de 1924. Después de la escuela primaria le hubiese gustado entrar en el seminario diocesano de Pinerolo, pero la cantidad que tenía que pagar era más bien elevada, y así entró en el de Cottolengo, donde eran muy frecuentes las visitas de los misioneros. Después de ocho años hizo la solicitud para hacerse combonianos y fue admitido en el noviciado de Florencia por el P. Stefano Patroni. Debido a la guerra, las dificultades no faltaron. Con la llegada de los americanos, cuando los combates del sur se desplazaron hacia el norte, la casa comboniana, por estar situada en una zona muy expuesta, y los novicios tuvieron que encontrar refugio en la ciudad y fueron hospedados en el colegio de los Barnabitas. El P. Giacomo recordaba bien aquellos años que luego describió lacónicamente así: “mejor no hablar de la carestía y de la colecta del aceite”. Al terminar el noviciado fue a Verona para continuar la teología. Fue ordenado el 6 de junio de 1948 y enviado a Inglaterra, a Sunningdale, para enseñar a los novicios y a los escolásticos y allí permaneció hasta 1954. En Inglaterra pasó también un segundo período (1962-1967), en Mirfield, como rector del seminario. Con la excepción de otros dos años en Roma (1967-1969), el P. Giacomo transcurrió el resto de su vida en Uganda, en un período histórico denso de desbarajustes y sufrimientos, donde salieron a la luz la determinación y el valor de los misioneros y su implicación con la situación de la gente.
Durante el tiempo de Milton Obote(1962-1971), por ejemplo, que favorecía a los protestantes, el P. Giacomo y otros misioneros, cuando les caducaba el permiso de residencia, para continuar su servicio en Uganda, tenían que esperar largo tiempo y siempre, con el temor a una negativa de que su permiso fuese renovado. Con Idi Amín (1971-1979) Uganda conoció ocho años de terror y disgregación: todo fue puesto patas arriba, la economía, la educación, la convivencia. A la turbulenta historia política hay que añadir Joseph Kony, el líder del así llamado Ejército de Resistencia del Señor (LRA) que en el norte de Uganda raptaba niños y niñas obligándolos, bajo amenaza de muerte, a cometer todo tipo de atrocidades.
Cuando llegó a Uganda en 1954 el P. Giacomo fue mandado a enseñar inglés en el seminario de Lacor. Fueron siete años enseñando y trabajando pastoralmente en la zona de Lacor, que no era todavía parroquia, pero era atendida por los padres del seminario.
Luego fue a Roma para el curso de renovación, mientras esperaba el permiso para regresar a Uganda. En 1969 el Papa Pablo VI visitó Uganda y, gracias a este acontecimiento, fueron concedidos los permisos a los misioneros. El P. Giacomo regresó a Lacor, no ya como enseñante sino como párroco de la nueva parroquia: “siete años de trabajo bendecidos por el Señor – escribió – con la llegada de las Hermanas de María Inmaculada. En 1976 se le pidió ir por un breve tiempo a Morulem; luego fue nombrado párroco de Kalongo, parroquia muy extensa con el hospital dirigido por el P. Giuseppe Ambrosoli. Después de cinco años el P. Giacomo regresó a Italia para las vacaciones y tuvo que ser intervenido de un tumor. Después de la intervención, transcurrió la convalecencia en Verona.
A su regreso a África, en consideración a su salud, fue enviado a Holy Rosary, Gulu, por un año y medio y luego, en 1985, a Lira, entre los lango. Siempre que podía, visitaba la misión de Kalongo que había sido evacuada a causa de los rebeldes. En 1989, visto que el gobierno no tenía objeciones, el P. Giacomo se estableció definitivamente en Kalongo, donde se encontró muy bien con el P. Raffaele di Bari. Este moriría en una emboscada en el año 2000 a pocos kilómetros de la misión de Pajule por un disparo de bazooka lanzado contra su coche.
En Kalongo el P. Giacomo se sintió animado al ver que durante la ausencia forzada de los misioneros – durante casi dos años – la gente del lugar había conservado muy bien la misión. El hospital, que se había quedado sin médicos, continuó funcionando gracias a la buena voluntad y al trabajo de alguna enfermera. Con el regreso de los misioneros, empezaron poco a poco a retornar también los doctores. El P. Egidio Tocalli fue enviado como nuevo director del hospital.
En diciembre de 1994, a los 70 años, el P. Giacomo pidió ser transferido y fue enviado a Gulu como capellán de las religiosas de María Inmaculada. Al año siguiente fue trasladado a la catedral de Gulu, donde permaneció once años, y después en la comunidad comboniana del hospital de Lacor, durante otros siete años. En estos últimos dieciocho años se ocupó especialmente de las Hermanas de Gulu y de Lacor.
El P. Giacomo murió en Lacor el 17 de octubre de 2012. El Hno. Elio Croce describió su último día de vida en una carta enviada a los familiares. “Durante la noche sufrió una parálisis a la pierna izquierda, pero hablaba perfectamente. Trasladado de urgencia al hospital, los médicos le suministraron la mejor terapia. Hacia las 17 horas me llamaron para avisarme que el padre estaba mal. Cuando llegué al pabellón encontré a los médicos que le hacían el masaje cardiaco pero sin resultado. Los funerales fueron celebrados el lunes día 22 de octubre en el convento de las Hermanas a las que sirvió durante dieciocho años”.