Sábado, 19 de octubre 2024
Los misioneros de las comunidades combonianas que trabajan en la archidiócesis de Lima celebraron la fiesta de San Daniel Comboni, el pasado 10 de octubre, en la casa provincial de Monterrico, Lima. El Monseñor Paolo Rocco Gualtieri, Nuncio Apostólico en Perú, presidió la solemne Misa en honor del Santo Fundador, acompañado por sacerdotes, hermanos y laicos combonianos. La liturgia estuvo animada por los jóvenes de la comunidad del escolasticado comboniano internacional.
UNIDOS POR UN TESTIMONIO MISIONERO
“El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.”
(Sal 125)
Hoy es un día especial. Dios nos regala la oportunidad de alegrarnos por el don del imponente testimonio del bresciano que entregó su vida a las misiones del África Central, en tiempos en que semejante empresa distaba de ser una romántica aventura de piadosas connotaciones; y por medio del cual nos ha sido regalado a la Iglesia otro precioso don: el carisma de los Misioneros Combonianos del Corazón de Jesús.
La familia comboniana en la provincia de Perú celebró hoy 10 de octubre, la solemnidad de San Daniel Comboni. Es así que en la Casa Provincial de Monterrico se reunieron, desde las 8:30 de la mañana, padres, hermanos, escolásticos y laicos combonianos para comenzar con las actividades programadas para esta festividad. A las 9:00, los hermanos ya presentes se reunieron en el auditorio, iniciando una media jornada de retiro. El momento de reflexión estuvo a cargo del escolástico Mathews Mwaba (Zambia), asistido con la animación del escolástico Morales Bolívar Yeison Olivo (Colombia).
“Testimonio de un profeta y misionero: San Daniel Comboni” fue, más que una meditación, un momento de compartir fraterno de aquello que, en el testimonio de nuestro Fundador, nuestro hermano Mathews ha encontrado significativo e interpelante para su vivencia de la vocación misionera. Sobre la base de tres aspectos de la espiritualidad comboniana: la caridad apostólica expresada en generosidad misionera, la confianza apostólica manifestada en la perseverancia, y la esperanza vivida con gratitud, fuimos invitados a revisar nuestra experiencia vocacional, a fin de confrontarnos con el espíritu del Apóstol del África Central. Se Trató de un momento lleno de intimidad fraterna, tras el cual se otorgó un momento de retiro para la reflexión personal o la convivencia.
A las 11:00 nos reunimos en la capilla de la Casa Provincial para vivir un momento de Adoración Eucarística. Mientras tanto, más hermanos fueron sumándose al encuentro. Entre ellos se encontró Monseñor Luis Barrera mccj, Obispo de la Diócesis de Callao, quien se unió en oración ante el Santísimo Sacramento. Minutos antes de las 12 se reservó la Sagrada Hostia y se dispuso el altar para la celebración de la Eucaristía.
El Nuncio Apostólico en Perú, Monseñor Paolo Rocco Gualtieri, presidió la Misa solemne en compañía de muchos otros sacerdotes combonianos presentes, trabajando en las comunidades de Lima. Movidos a la alegría gracias a los cantos misioneros dirigidos por los escolásticos combonianos e iluminados con el pasaje evangélico del discurso sobre el Buen Pastor, Monseñor Paolo Gualtieri desarrolló una reflexión sobre las implicancias de la figura del Buen Pastor en la experiencia misionera, con expresiones de profunda resonancia tales como: experiencia de la vocación misionera como una “aventura eucarística”, importancia de tener “conciencia diaconal” como fundamento de la consagración misionera, centralidad de la oración y de la experiencia de ser discípulo para una actividad misionera fecunda, y valoración del don que representa la vocación misionera para la Iglesia y el mundo, recordó su infancia frecuentando la capilla de los Misioneros Comboniano de Lecce con su padre. Acabada la celebración eucarística, los miembros de la familia comboniana fueron invitados a congregarse en el presbiterio para una foto de recuerdo.
Acto seguido, los invitados fueron convocados a un almuerzo. El brindis estuvo a cargo del Superior Provincial de los Combonianos en Perú, P. Nelson Mitchell. A mitad de la comida, se tuvo el representativo canto de aniversario. Fue un momento de alegría y ameno compartir, tras el cual los presentes iniciaron su retorno a casa en medio de efusivas despedidas y la esperanza de un próximo reencuentro.