Jueves, 29 de febrero 2024
Una parroquia pequeña, e incluso como su nombre lo indica, Santa María Niña, abrió sus puertas a la generosidad y a la alegría de presenciar la Ordenación Sacerdotal de uno de sus hijos, el Diácono Roger Alexander Cerritos Abarca mccj, quien nació cerca de ella en 1980.
Fue por manos de Mons. José Luis Escobar Alas, Arzobispo de San Salvador, que Roger recibió el ministerio del sacerdocio en segundo grado. La preparación del pueblo de Dios con gran alegría misionera fueron notables. Con una semana de animación por parte de los Misioneros Combonianos de la Provincia, y la participación de los fieles en las celebraciones y charlas, la comunidad se preparó y conoció aún más nuestro carisma.
En la Eucaristía de Ordenación, del sábado 24 de febrero, en una iglesia llena, Mons. José Luis exaltó que es solo por gracia de Dios que un joven llega al sacerdocio, luego de un largo camino de oración y formación. Uno que desea entregarse a la misión está siguiendo el camino que han marcado tantas congregaciones y misioneros en la historia de nuestro país El Salvador, recordó el celebrante.
En su homilía, haciendo memoria de la entrega de la vida de San Oscar Romero y beatos salvadoreños, agradecimos también por San Daniel Comboni en su gran espíritu misionero por el África, quien deseaba tener mil vidas para poder llevar el Evangelio a esas tierras tan necesitadas -y aún. También expresó su agradecimiento por todos los Combonianos que han trabajado en la Arquidiócesis, recalcando aquellos que quedaron entre nosotros, los padres Santiago Piccinelli y Orlando Borghi.
Entre cantos y oraciones, sacerdotes del clero diocesano y religioso, religiosos y religiosas y todos los participantes nos regocijamos al ser testigos de la alegría del nuevo sacerdote, quien para su formación pasó por Costa Rica, México y Kenia.
"Nunca me he sentido solo" expresó como agradecimiento el P. Roger. Me he sentido acompañado por Dios, por la Congregación, por los Combonianos, por los amigos, bienhechores y tantas personas de buena voluntad.
Una comunidad que desde su pobreza envía un sacerdote misionero al mundo invitaba a la juventud a reflexionar sobre el don de la vocación misionera, y a todos, a vivir esta ocasión como regalo de fe.
La primera misa del P. Roger la celebramos en la parroquia comboniana de San Daniel Comboni. ¡Fue una fiesta de agradecimiento a Dios por la vocación misionera y la gracia que El nos da! Solo pedimos que el día y la noche, el sol y la lluvia encuentren a nuestro nuevo sacerdote siempre dispuesto a atender su pueblo, a decir fielmente "sí" a su vocación, regalo de Dios.
(P. Juan Diego Calderón Vargas, mccj)