Martes, 27 de marzo 2018
“Los tres meses  – escribe el padre Gian Paolo Pezzi, misionero comboniano –, entre Navidad y Pascua, han sido intensos: seminarios, conferencias y entrevistas en la República Democrática del Congo durante tres semanas intensas; luego casi un mes en Liberia, donde además de los seminarios en la Universidad de Monrovia y en la Conferencia Episcopal, estuve ocupado en Gbargna durante dos semanas. Luego pasé de Liberia a Brasil y en Salvador Bahía durante unos diez días tomé parte al Foro Social Mundial, donde impartí un seminario y en el Foro Social Comboniano.”

 

P. Gian Paolo Pezzi,
misionero comboniano,
en Salvador de Bahia,
en Brasile.

 

Querid@,
Paz y bien para usted y todos los suyos por la esperanza que nos da la vida que se renueva en nosotros todos los días.

Los tres meses, entre Navidad y Pascua, han sido intensos: seminarios, conferencias y entrevistas en la República Democrática del Congo durante tres semanas intensas; luego casi un mes en Liberia, donde además de los seminarios en la Universidad de Monrovia y en la Conferencia Episcopal, estuve ocupado en Gbargna durante dos semanas. Luego pasé de Liberia a Brasil y en Salvador Bahía durante unos diez días tomé parte al Foro Social Mundial, donde impartí un seminario y en el Foro Social Comboniano.

El tema central de todas estas actividades ha sido siempre el de las tierras y, en particular, el acaparamiento de tierras, una injusticia que siembra conflictos en todo el mundo. En este trabajo, me sorprende ver cómo los textos sagrados de las diversas religiones, independientemente de la fe de cada uno, ofrecen ideas y estímulos para enfrentar los problemas siempre nuevos que desafían a la sociedad y a la humanidad en su caminar. Es lindo releer las palabras con las que Jesús en el Evangelio de Lucas define su misión, inspirándose del profeta Isaías: "[El Señor] me ha ungido para llevar la buena nueva a los pobres, anunciar la libertad a los cautivos, liberar a los oprimidos, y proclamar el año de gracia del Señor". El año de gracia del Señor era el año del Jubileo, la libertad a los cautivos era la liberación de los esclavos que habían perdido sus tierras y estaban con deudas, los pobres y los oprimidos, eran los que se consideraban maldecidos ya que el compromiso de Jahwé en su alianza con Abraham primero y con Moisés luego, era "la tierra prometida", es decir, la promesa de una tierra. Un aspecto clave de la misión de Jesús fue reafirmar los derechos a la tierra de los pobres y los desplazados.

El Congo es un país rico en recursos naturales: coltán, diamantes, bosques, agua, uranio son desde siempre codiciados por los poderosos, y a ellos se suman ahora el níquel y el petróleo  del Lago Alberto y el gas el lago Kivu. La biodiversidad de sus bosques y de su tierra, la presencia de empresas internacionales para el aceite de palma como Feronia, la invasión en el norte de los nómadas Mbororo que llegan desde Chad a través de la República Centroafricana, la presencia del LRA de origen ugandesa, los conflictos por las tierras en la región de Bunia no son problemas separados, se entrelazan y hacen del Congo un ejemplar típico de conflictos y violencias. Y, detrás de todo, el problema político de un presidente, Kabila, que no quiere elecciones y siembra odio, resentimiento y conflictos entre las gente. El país anhela a devenir también ser una escuela de paz, convivencia y justicia, y lo será pronto porque el pueblo se está despertando y, finalmente, Kabila se dará por vencido.

En Liberia descubrí una realidad casi desconocida: la colonización de negros afro estadounidenses sobre los negros indígenas. El deseo de dominar para hacerse ricos no tiene color de piel, raza y cultura. Los 14 años de guerra y Ébola no han sofocado la voluntad de vivir de la gente y 12 años de paz, aunque frágiles e iniciales, serían una garantía si no fuera que bajo las cenizas persisten conflictos por las tierras entre individuos, entre comunidades, entre individuos y gobierno, entre comunidades y empresas internacionales. Todo tiene raíces muy lejanas, desde la mitad del 18° siglo, cuando el primer presidente de la Liberia libre, un afroamericano, declaró por ley que todas las tierras sin título de propiedad eran del Gobierno y en ese momento casi nadie tenía ese título.

El tiempo en Salvador Bahía, Brasil, una hermosa ciudad rica de historia colonial y de resistencia afro, se pasó rápido, estuve muy ocupado con los dos foros sociales, el Mundial y el comboniano. Fue una hermosa experiencia de participación en los temas internacionales y de convivencia con la Familia Comboniana (laicos, hermanas, hermanos y sacerdotes). Te invito a leer lo que he publicado en mi pagina de FB sobre Justicia y Paz [https://www.facebook.com/jpicjp/] y en mi blog [www.jpic-jp.org] aunque no todo esté en español.

Desafortunadamente tengo que agregar una mala noticia: el p. Luigi Zanotto murió debido al doble tumor cerebral que lo hizo sufrir durante 18 meses. Además de ser el párroco de Santa Lucía, donde vivo y colaboro, aunque mi principal compromiso sea el de Justicia y Paz, el p. Luigi era mi compañero de viaje y en estos meses hubiese celebrado con nuestro grupo los 50 años de ordenación sacerdotal. Los estará celebrando en el cielo. La noticia nos llegó justo cuando en Salvador Bahía el grupo de la Familia Comboniana me preparaba la sorpresa de una celebración fraternal, la primera de muchas que me esperan en los próximos meses. No llega todos los años una etapa de vida como esta! Aprovecho la oportunidad para recordarles que la celebración principal será en mi pueblo el domingo 24 de junio a las 10 a.m. en la misma iglesia en la que fui ordenado. Los brazos están abiertos para todos aunque sea solo de manera espiritual por la lejanía y, además, porque en mi pueblo no hay hoteles.

La muerte del p. Luigi, me recuerda de un propósito hecho cuando la expulsión de Burundi: hacer cada año el viaje siempre más liviano, regalando, liberándome de cuanto no necesito, no acumulando nada. En cambio, tengo siempre la intención de visitar la última parroquia de la que fui párroco en Burundi (Kabulantwa), que celebra también sus 50 años de vida. Agradezco a todos los que ya han contribuido a la renovación de algunos locales de esta parroquia, personalmente les escribiré a cada uno. Recuerdo a cuantos desean unirse en este gesto que mira a fortalecer la esperanza de un pueblo que desde demasiados años sufre humillaciones y pobreza que pueden dirigirse a los Combonianos del país donde viven.

A todos ustedes y a sus seres queridos, amigos y familiares, un augurio de feliz Pascua en el Señor: este Día es también, para todos, una señal de que la muerte nunca tiene la última palabra.
Juan Pablo Pezzi, mccj
Newark, 25 de marzo de 2018
Domingo de Ramos