Martes, 30 de enero 2018
Del 8 al 18 de enero de 2018, los Misioneros Combonianos que prestan su servicio misionero en Centroamérica se reunieron para compartir dos momentos fuertes de fraternidad comboniana. Los ejercicios espirituales, predicados por el P. Pedro Jaramillo, Vicario de Pastoral de la Arquidiócesis de Santiago de Guatemala, tuvieron como centro de reflexión a la Persona, siguiendo el esquema de los Documentos Capitulares de 2015. A partir de la Evangelii Gaudium del Papa Francisco, de la Pastores Dabo Vobis de san Juan Pablo II y de los mismos Documentos Capitulares, se nos trazaron algunas líneas importantes para nuestra consagración misionera.

LA PROVINCIA DE CENTROAMERICA SE REUNE
PARA SUS EJERCICIOS ESPIRITUALES Y ASAMBLEA PROVINCIAL

Los ejercicios espirituales, predicados por el P. Pedro Jaramillo, Vicario de Pastoral de la Arquidiócesis de Santiago de Guatemala, tuvieron como centro de reflexión a la Persona, siguiendo el esquema de los Documentos Capitulares de 2015.

A partir de la Evangelii Gaudium del Papa Francisco, de la Pastores Dabo Vobis de san Juan Pablo II y de los mismos Documentos Capitulares, se nos trazaron algunas líneas importantes para nuestra consagración misionera:

Salir: Salir de nosotros mismos e ir al encuentro del otro, solo así nos realizamos como personas en la entrega total.

Ser referencia: Ser desde la referencia. Concebirnos como personas que somos en el seno de una comunidad (contra la auto-referencialidad).

Referencia al Buen Pastor: El Buen Pastor, el icono tan querido por San Daniel Comboni, debe ser nuestro punto referencial: es el que sale a buscar (aspecto misionero) la oveja perdida.

Necesidad de una espiritualidad: Hace falta una espiritualidad que nos sane y espiritualice. Debemos reconocer que somos frágiles. Nuestra fragilidad nos lleva a un individualismo, a una inmadurez humana, a un descuido de la vida interior; estos ejercicios salen al encuentro de esta realidad.

Desnutrición espiritual: Podemos caer en una desnutrición espiritual, hasta en una anorexia espiritual, por no saber tomar y aprovechar toda esa riqueza que el Señor nos ofrece.

Superficialidad: Podemos caer en una superficialidad, en una mundanidad espiritual, como dice el Papa Francisco, que nos lleva a un desapasionamiento misionero.

Sentido de pertenencia: Hacer que nadie en la comunidad se sienta marginado (cenáculo de apóstoles). La sociedad tiene la inmensa necesidad de este testimonio, del gusto espiritual del encuentro, que tiene dos dimensiones: el encuentro con Cristo y con la gente.

El signo central que nos acompañó durante los ejercicios fue una vasija rota (nuestra fragilidad), que dio lugar a una nueva vasija reinventada por Dios (a través del perdón). El Superior Provincial recordó a todos los presentes que “El cántaro nuevo -no remendado ni con parches- quiere ser el signo de lo nuevo que el Dios-alfarero hace con nosotros.  Está vacío, dejemos que él lo siga llenando con su misericordia. Es también el signo que nos introduce en el trabajo que nos espera: la Asamblea Provincial”.

El primer momento fuerte de la Asamblea anual fue consagrado a la evaluación de los secretariados provinciales y de los sectores de trabajo de cada secretariado. Allí se resaltaron los elementos de la programación sexenal que han sido ya realizados; se buscaron las causas del por qué algunos elementos no fueron realizados y se establecieron algunas propuestas para continuar con la implementación del plan sexenal en todos los sectores de nuestra Provincia. Para la puesta en común, se utilizó la dinámica del túnel (para los objetivos no alcanzados) y de las tiendas (para mostrar los pasos ya cumplidos). A los hermanos mayores de 70 años se dio también la posibilidad de un encuentro especial con un geriatra, quien los ayudó a tomar conciencia de la necesidad de cuidar la salud corporal.

La Asamblea nos permitió igualmente hacer el proceso de revisitación y revisión de la Regla de Vida en su primera parte, según los criterios ofrecidos por la Comisión Central. Se estableció, asimismo, un calendario para las fases subsiguientes y se propuso una metodología de trabajo.

La última parte de la Asamblea se consagró a un ejercicio de discernimiento, como trabajo previo para la Asamblea 2019, en el que se buscaron orientaciones para la reducción y focalización de nuestros actuales compromisos, teniendo en cuenta los elementos propuestos por el último Capítulo General para la reorganización del Instituto.

Un paseo comunitario entre los ejercicios espirituales y la Asamblea nos permitió reforzar los lazos de fraternidad misionera. La Eucaristía celebrada en Santiago Atitlán, presidida por Mons. Vittorino Girardi, mccj, en medio de una comunidad indígena que acogió en el pasado el don del martirio, nos hizo entender hacia dónde debe ir nuestro compromiso misionero en Centroamérica.