Jueves, 17 de diciembre 2015
“Queridos hermanos combonianos, amigos, bienhechores y colaboradores, saludos desde Roma; nuestro Consejo General quiere desearles felicidades con ocasión de la Navidad Santa. Todos estamos unidos para agradecer a Dios, el Emanuel, por el gran signo de la cercanía con nosotros y por su presencia a través del niño nacido para la humanidad.” P. Tesfaye Tadesse Gebresilasie mccj, a nombre del Consejo General.

NAVIDAD 2015

Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros; y nosotros hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo unigénito, lleno de gracia y de verdad”.
(Jn 1,14)

Finalmente llegamos por la tarde a Belén. ¡Dios mío! Pero dónde quiso nacer J.C.... Yo celebré la misa la noche siguiente; y me resultó muy grato quedarme hasta la mañana en la bendita gruta que es la delicia del cielo. Cómo gocé en esta cueva, en medio del silencio de la noche, repitiendo muchas veces la oración que compuso San Jerónimo y que rezaba a menudo: “Oh alma mía, en esta pequeña abertura de la tierra nació aquel que creó el cielo; aquí fue envuelto en pobres pañales”.
(San Daniel Comboni, Escritos 111-112)

Queridos hermanos combonianos, amigos, bienhechores y colaboradores, saludos desde Roma; nuestro Consejo General quiere desearles felicidades con ocasión de la Navidad Santa. Todos estamos unidos para agradecer a Dios, el Emanuel, por el gran signo de la cercanía con nosotros y por su presencia a través del niño nacido para la humanidad. Siento orar así:

Sí, Dios, creo que eres el Emanuel, el Dios con nosotros, cuando en nuestro corazón y en nuestro espíritu encontramos a ti nuestro creador y nuestro origen, cuando acogemos, nos aceptamos y nos amamos a nosotros mismos y cuando nos abrimos para encontrarte en nuestros hermanos y hermanas, en nuestras familias por los caminos de la vida.

Sí, Dios-Emanuel, creo que estás presente cuando vivimos en la alegría y en el sufrimiento. Creo que estás con nosotros cuando tratamos de promover la vida en lugar de la muerte, cuando nos comprometemos en la reconciliación en lugar de la división. Creo que estás entre nosotros cuando nos amamos mutuamente y tratamos de vivir la fraternidad.

Sí. Eres nuestra fuerza cuando vivimos de la Misericordia de Dios, compartiendo el perdón de Dios entre nosotros. Estás en nuestra esperanza cuando buscamos la verdad, pensando en la Paz que vendrá aunque está ya entre nosotros, en la justicia que reinará y que ya empezó a existir.

Sí, creo que podemos verte en el rostro del hermano, necesitado y que sufre, que vive en los márgenes de la sociedad. Sí, Dios-Emanuel, creo que moras en las iglesias quemadas de las comunidades de los cristianos perseguidos, en las grutas de los refugiados del Sinaí, en las grutas de las casuchas de los emigrantes, en las periferias humanas, en los hospitales, en las prisiones, en las fronteras de los países ricos.

Sí, creo que tú Dios-Emanuel vives en el corazón de todo hombre y mujer que vive en la soledad, en las grandes ciudades, en las casas bien equipadas y en los palacios de los grandes… Te doy gracias, oh Dios, porque eres un Dios cercano a nosotros o, más aún, que has puesto tu morada entre nosotros.
P. Tesfaye Tadesse Gebresilasie mccj
A nombre del Consejo General