Miércoles, 21 de octubre de 2015
San Saturnino Mártir es una parroquia romana con una fuerte dimensión misionera. En su iglesia, en el teatro y en otras estructuras, comunidades de migrantes encuentran acogida y ayuda desde hace 28 anos. Con ocasión del domingo Mundial de Misiones (DOMUND) del pasado 18 de octubre un grupo de 12 sacerdotes africanos y uno mexicano celebraron la eucaristía comunitaria de mediodía para estimular a la comunidad parroquial para que siga siendo una iglesia misionera “en salida”. Según algunos de los miembros del grupo parroquial, el camino para alcanzar la meta es lento y fatigoso. Pero eso no impide ir adelante como respuesta a la invitación del papa Francisco de globalizar la solidaridad.
Entre las actividades que hacen de la parroquia de San Saturnino Mártir una comunidad misionera solidaria y “en salida” hacia los hermanos más pobres, está el Grupo “Las medicinas”. Sus actividades iniciaron en 1984, cuando un grupo de chicos que se preparaban para la Confirmación se preguntó: “¿Qué podemos hacer concretamente nosotros los pequeños para entrar en comunión con los otros y ponernos a la obra para dar testimonio del Evangelio?”
Los miembros del proyecto “Las medicinas” son actualmente jóvenes mamás y papás pero el espíritu de entonces no se ha diluido y se manifiesta ahora en su condición de adultos.
A ellos se habían ido uniendo también sus propios padres. Los casi 40 miembros que lo forman se dedican a recoger medicinas (en familias, parroquias, consultorios médicos; además de adquirir instrumentos médicos); controlan la caducidad, seleccionan y agrupan las medicinas y luego las empaquetan y las envían a Guatemala, Rumanía, R.D. del Congo y Cuba. También trabajan en su propia formación a través de la oración y la escucha de los testimonios misioneros.
La actividad se posible gracias a la disponibilidad del párroco y de los otros sacerdotes que les facilitan los locales. Así como el empeño de la parroquia por cuando se refiere a la acogida, en el involucramiento y en el compartir solidario. Según algunos de los miembros del grupo, el camino para alcanzar la meta es lento y fatigoso. Pero eso no impide ir adelante como respuesta a la invitación del papa Francisco de globalizar la solidaridad.