Miércoles, 30 de septiembre 2015
Siguiendo el calendario de trabajo previsto para el XVIII Capítulo General de los Misioneros Combonianos, la Asamblea aprobó el viernes día 25 y lunes 28 el texto final del Capítulo. En las dos jornadas, los capitulares han discutido y votado el texto punto por punto, incluidas las diversas mociones presentadas. El texto final consiste en un documento de seis mil palabras (unas 15 páginas), pero suficiente para estimular un empeño renovado, personal y colectivo. Concluido el tiempo de discernimiento con la aprobación del texto definitivo, la Asamblea capitular ha entrado ayer en la fase final de su trabajo, con un retiro orientado por el P. David Glenday, para elegir al Superior General y su consejo.

 

En la foto de arriba,
P. David Glenday,
comboniano

 

El texto aprobado, que se inspira en la Evangelii gaudium del Papa Francisco, no contiene novedades revolucionarias pero quiere hablar de la misión, la persona y la reorganización con un lenguaje nuevo. En el documento hay una invitación a revisar la misión a la luz de una serie de criterios como la cercanía al pobre, la atención a los signos de los tiempos, la realidad de cada circunscripción, la sencillez del estilo de vida, etc. Hay una llamada a abrirse a la misión desde nuevas formas de ministerialidad que superan las demarcaciones territoriales y buscan un compromiso especializado en el campo de la Justicia, la Paz y la Integración de la Creación (JPIC); las etnias de pastores, los indígenas, las periferias urbanas, etc. El Capítulo ha confirmado que Europa es tierra de misión como los otros continentes.

Un segundo aspecto, la renovación del Instituto y de sus miembros, necesita hacer proprio lo específico de la espiritualidad comboniana, que se inspira en la imagen del Jesús Buen Pastor  que dona su propria vida. Se hace patente la importancia de una revisión de la Regla de Vida para lograr una reforma de la misma. Esto es una exigencia del nuevo paradigma de la misión hoy.
En lo que concierne a la reorganización del Instituto, el texto aprobado ha puesto en evidencia, en línea con el Capítulo precedente, la urgencia de un equilibrio entre personas y empeños. Esto lleva consigo la reducción de nuestras comunidades (40 en los próximos seis años) y la progresiva y gradual unificación de las provincias para mejorar y cualificar nuestro servicio.

Tema del retiro orientado por el padre David Glenday
Mt. 20,17-28 y la Regla de Vida sobre autoridad y servicio

PUNTOS FUERTES PARA EL EJERCICIO DEL LIDERAZGO
EN EL CONTEXTO DE LOS GESTOS Y DE LA ENSEÑANZA DE PAPA FRANCISCO

“Sepan siempre ejercer la autoridad acompañando, comprendiendo, ayudando, amando –fue la invitación de Francisco a las superioras de todo el mundo–; abrazando a todos y a todas, especialmente a las personas que se sienten solas, excluidas, áridas, las periferias existenciales del corazón humano. Tengamos la mirada dirigida hacia la  cruz: allí se coloca toda autoridad en la Iglesia, donde Aquel que es el Señor, se hace siervo hasta la entrega total de sí”.
(Papa Francisco)

Los gestos y el magisterio de Papa Francisco nos invitan a una “conversión” en nuestro servicio a los hermanos: una conversión de nuestras actitudes personales, de nuestras relaciones, de las perspectivas y del estilo de la misión.

Nos llaman a acoger y a afrontar los desafíos de la historia y los problemas de la humanidad con una actitud de positividad y benevolencia, sabiendo ver en el campo el trigo que crece, aún en medio de la cizaña, y dando a conocer el amor de Dios para con el mundo, comprometiéndonos a re-construir la confianza, dando a las personas la posibilidad de expresarse.

1. Conversión de las actitudes personales

a) Un servicio centrado en lo esencial

Lo esencial para nosotros es Jesucristo, el testimonio del Evangelio según el carisma: por medio de esta fidelidad sostenemos a nuestros hermanos en su caminar hacia el Señor.

Somos llamados a vivir el discipulado como condición esencial e indispensable para desarrollar nuestra misión, conscientes de estar "en la encrucijada del don": todo lo que Dios nos ha dado por la fe, la vocación, el carisma estamos llamados a darlo a los demás...

Nuestro compromiso de vida consiste en identificarnos con Jesús, que puso a las personas en el centro, que fue misericordioso y tierno, que compartió palabras y gestos de profunda humanidad y perdón. 

Podemos seguir actuando como Jesús solo si vivimos en profunda unión con él y contemplamos a las personas, las realidades de la creación con su mirada llena de benevolencia y de respeto.

b) Un servicio que tiene su autoridad moral  en la autenticidad

Cada uno de nosotros está llamado a custodiar su libertad interior y ser él mismo, sin volvernos rígidos en las dinámicas del rol.

Nuestra credibilidad depende de la correspondencia entre palabras y gestos y la verdad de la vida.

Nuestro compromiso consiste en liberarnos de los signos mundanos del poder y del espíritu del mundo, dando testimonio de un estilo de vida sencillo, humilde y gozoso.

c) Un servicio que se expresa con profunda humanidad

Se nos invita a luchar con decisión contra la cultura del descarte que puede entrar también en nuestra vida, reconociendo y defendiendo los derechos fundamentales de toda persona; estamos  llamados a tener el valor de expresar ternura, sobre todo hacia los más vulnerables; a reconocer nuestros pecados y límites; a no pretender tener siempre las respuestas para todo y para todos, sino más bien a buscar, con paciencia,  la verdad junto con los hermanos.

2. Conversión de las relaciones

a) Un servicio que sepa expresarse de forma sencilla y directa

            Sentimos la importancia de usar un lenguaje actual; de escuchar mucho para aprender las palabras que los otros pueden entender; de cuidar la comunicación y su pedagogía, buscando y encontrando palabras que tengan sentido, que tocan el corazón de las personas, porque están cerca de su vida.

b) Un servicio que es un “caminar con los hermanos

Caminamos con los hermanos, como Jesús con los discípulos por el camino de Emaús:

  • ante ellos, para abrir el camino e indicar la meta, vislumbrando el horizonte con esperanza; 
  • detrás de ellos, para ir al ritmo de los más débiles, preocupados de que nadie se pierda;
  • en medio de ellos, capaces de mezclarnos en el grupo, porque nosotros también estamos en camino, con nuestros cansancios y nuestras alegrías, con nuestros impulsos y nuestros pecados, en el compromiso común de fidelidad a la vocación.

c) Un servicio que busca la voluntad de Dios junto con los hermanos

Valoramos el discernimiento y la colegialidad para que crezca la comunión, creando y consolidando las estructuras necesarias para la participación, conscientes de que el discernimiento es un proceso que pide paciencia y tiempo, escucha y libertad interior, espíritu de fe y valor para asumir decisiones según la responsabilidad.

3. Conversión de las perspectivas y del estilo de la misión

a)  Un servicio  “profético”

En el conjunto de nuestras actitudes y de nuestras opciones tratamos de captar y hacer que se capten los signos que invitan al cambio, tratamos de expresar profecía, visión de futuro, cercanía a los pobres.

Estamos llamados a vivir y testimoniar de forma más visible, mediante nuestras opciones concretas, el signo de la fraternidad, que nos une, superando las tentaciones de clericalismo.

b) Un servicio que tiene el valor de "salir y permitir salir”

Recogemos la invitación a ir a las periferias geográficas y existenciales, en una dinámica vital de "salida" por los caminos abiertos del Evangelio, en un permanente estado de misión, liberándonos de cualquier forma de rigidez institucional y auto-referente,  “para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están.” (EG 25).

c) Un servicio que expresa y difunde la cultura del encuentro

Somos invitados a promover y testimoniar la “cultura del encuentro” como estilo de vida y de misión, con gestos de proximidad especialmente hacia los últimos, los débiles, los enfermos que en medio de nosotros son la carne de Cristo.

d) Un servicio gozoso, portador de esperanza

Estamos llamados a reavivar la esperanza de nuestros hermanos, a calentar los corazones, testimoniando valor para abrir caminos nuevos, en fidelidad creativa al carisma y a la osadía de los Fundadores.

“Pero no hay mayor libertad que la de dejarse llevar por el Espíritu, renunciar a calcularlo y controlarlo todo, y permitir que Él nos ilumine, nos guíe, nos oriente, nos impulse hacia donde Él quiera.” (EG 280).

Autores del resumen:
Mario Aldegani,csj y Emili Turú,fms