Miércoles 14 de agosto 2013
El escolástico comboniano brasileño Rafael Gemelli Vígolo emitió sus votos perpetuos el 9 de agosto en Porto Velho, Brasil. Al día siguiente fue ordenado diácono por Mons. Esmeraldo Barreto de Farias. Dos “celebraciones muy bonitas”, nos cuenta el padre Alcides Costa, superior provincial de los Combonianos en Brasil. En la foto: P. Alcides, Mons. Esmeraldo de Farias, y Rafael Vígolo.
El 9 de agosto, en la parroquia de Nuestra Señora de las Gracias, arquidiócesis de Porto Velho (Rondónia-Brasil), el joven escolástico comboniano Rafael Gemelli Vígolo hizo su profesión religiosa perpetua.
“Fue una celebración muy bonita en la que participaron la comunidad, sus familiares, representantes de varias congregaciones y sacerdotes de la arquidiócesis de Porto Velho”, dijo el padre Alcides Costa, provincial de los Combonianos en Brasil.
Al momento de dar su testimonio, Rafael dijo: “Estoy muy contento de entregar mi vida a la misión en el instituto de los Misioneros Combonianos para servir a los más pobres y abandonados”.
Al día siguiente, el arzobispo de Porto Velho, Mons. Esmeraldo Barreto de Farias, le confirió la ordenación diaconal. La celebración tuvo lugar en la comunidad de Nuestra Señora Aparecida, en Baixo Madeira, municipio de Porto Velho.
“Fue una fiesta muy bonita –cuenta el provincial– debajo de una catedral de árboles de mango, en la rivera del rio Madeira. Había muchas personas de Porto Velho, de la comunidad local y los lugares circunvecinos”.
Mons. Esmeraldo destacó la importancia de la vocación misionera en la Iglesia e invitó a todos los presentes a comprometerse para que haya muchas y santas vocaciones para el ministerio sacerdotal, la vida religiosa consagrada, el matrimonio y el ministerio laical.
Después de la misa, la comunidad ofreció a los participantes un compartir fraterno consistente en platillos típicos de la zona.
“Que esta celebración, la ordenación diaconal y la entrega de Rafael al servicio de la misión, sirvan de estímulo para muchos jóvenes que siguen buscando un sentido para sus vidas”, dijo el padre Alcides Costa.
“Estoy muy contento de entregar mi vida a la misión
en el instituto de los Misioneros Combonianos para servir a los más pobres y abandonados”,
dijo Rafael al momento de dar su testimonio después de la profesión religiosa perpetua.