In Pace Christi

P. Pietro Tiboni (Tibo para sus muchos amigos) nació el 6 de abril de 1925 en Tiarno di Sopra, cerca de Trento, en las montañas vecinas del Lago de Garda, lugar de nacimiento de San Daniel Comboni. Cuando, como adolescente, sintió el deseo de dedicar su vida como misionero, Don Virgilio, su párroco, lo dirigió a los Combonianos. Hizo su primera profesión el 15 de agosto 1944 bajo la protección de Nuestra Señora contra la que tuvo una devoción inquebrantable durante su vida. Continuó sus estudios de teología y fue ordenado sacerdote el 8 de abril de 1950. Los superiores, reconociendo su brillante y viva inteligencia, le pidieron continuar sus estudios en Roma en los próximos dos años. En ese período tan corto consiguió obtener dos laureas de filosofía y teología, bajo la dirección del prestigioso filósofo teórico P. Cornelio Fabro. Incluso este último reconoció las capacidades del joven P. Tiboni y le pidió que siguiera adelante con una carrera académica en Roma. En ese punto P. Tiboni fue claro: “Mi Roma se encuentra en África! Soy un misionero comboniano y admiro a todos los misioneros combonianos, ya que están dispuestos a dar sus vidas”.

En su caso, sin embargo, la salida hacia África tuvo que esperar. Los superiores, de hecho, le pidieron que se quedara en Italia, en Verona, donde enseñó filosofía a los candidatos más jóvenes del Instituto. Fue sólo en 1955 que se le permitió abandonar la enseñanza, para realizar nuevos estudios en el Reino Unido, donde durante dos años aprendió inglés y obtuvo un Certificado General de Educación que le permitió enseñar en las escuelas de los países de la Commonwealth, un requisito esencial para un educador nacido, destinado a enseñar a lo largo de toda su vida.

En 1957 pudo marchar para África, asignado a la provincia de Sudán del Sur para la enseñanza de la filosofía y teología en el Seminario Nacional Tore, en el sur del país. Entre sus muchos alumnos estaba el futuro cardenal, arzobispo de Jartum, Mons. Gabriel Zubeir Wako, y también el misionero comboniano padre Peter Magalasi, demasiado enfermo, que fue su compañero en los últimos años de vida del P. Tiboni en la comunidad comboniana del hospital de Lacor, Gulu. P. Magalasi lo recuerda no sólo como un maestro dotado, capaz de explicar los conceptos filosóficos y teológicos más complejos en términos que los hacía comprensibles para todos, sino también como un misionero muy compasivo, siempre dispuesto a llegar a “los más olvidados y abandonados” hijos de Dios. Esta característica de P. Tiboni se evidencia por los muchos pobres y enfermos, hombres y mujeres con quienes P. Tiboni ha buscado intensamente compartir tanto la ayuda material como la espiritual, junto con una enorme dosis de simpatía y empatía. A su manera, P. Tiboni fue un ejemplo de la “Iglesia misionera en salida”, mencionada por Papa Francisco.

En 1964, su tiempo en el Sur de Sudán fue interrumpido cuando los líderes políticos de la reciente independencia de Sudán decidieron expulsar a un gran número de misioneros católicos.

Después de un breve período de enseñanza en Verona, fue nombrado una vez más, profesor de la Teología en el escolasticado Internacional de Venegono. Pasó seis años en el ministerio de la educación teológica de los candidatos jóvenes misioneros Combonianos.

Por último, en 1970, volvió de nuevo a su amada África, esta vez en el norte de Uganda en Kitgum. Por primera vez, los superiores le pidieron que se dedicase a la pastoral activa y fue nombrado párroco de la iglesia en la ciudad de Kitgum, no lejos de su antigua parroquia misionera. Debido a su especial preocupación por la formación de los sacerdotes africanos, en seguida desarrolló su intuición de que la formación sacerdotal tenía que ser fuertemente arraigada en un entorno apostólico activo y por lo tanto fundó, junto a la iglesia principal, un Seminario para vocaciones adultas con una polarización particular, para la vida pastoral y comunitaria: el PIK (Instituto Pastoral Kitgum). Este entrenamiento especial sólo se detendría durante la turbulencia que afectó el norte de Uganda desde principios de la década de 1980, pero no antes de que se ordenaran un buen número de sacerdotes, todas las vocaciones adultas, tanto africanas como europeas: algo nuevo en Uganda.

Fue durante su estancia en Kitgum, justo al principio de los años 70, que P. Tiboni se encuentra con algo que le golpea y lo provoca, y que marcará toda su vida posterior y la comprensión de su vocación misionera. Conoce a un pequeño grupo de voluntarios del norte de Italia que pertenecen al movimiento de Comunión y Liberación (CL), que acababan de llegar a Kitgum estimulados por el impulso misionero del carisma del fundador del Movimiento, don Luigi Giussani, trabajando como médicos y profesores, profesionales en las instituciones locales, y estaba impresionado de que estos jóvenes profesionales y sus familias ponían a Jesucristo en el centro de todo y vivían entre ellos una comunión que P. Tiboni encontraba impresionante e intrigante. En otras palabras, P. Tiboni reconocía a don Giussani como un alma gemela y estaba seguro de que su pertenencia a los Combonianos podría encontrar en el carisma de don Giussani una nueva energía e impulso.

En 1975 P. Tiboni es expulsado de Uganda por el régimen de Amin, pero él ya estaba en Roma para el Capítulo General de los Misioneros Combonianos, donde fue elegido Asistente General. Sus años en el Consejo General (1975-1979), además de estar marcados por un importante servicio al Instituto, le ofrecen la posibilidad de una profunda implicación en la vida de CL. La caída de Amin y el término de su servicio en el Consejo General, dan la oportunidad al P. Tiboni de volver a Uganda. En 1980, los superiores le asignaron a la formación de los jóvenes misioneros en el escolasticado internacional comboniano de Kampala, sin dejar de enseñar teología en el Seminario Nacional de Ggaba y el seminario diocesano de vocaciones adultas de San Mbaga, fundado por el cardenal Nsubuga, bajo la inspiración del PIK. Mientras tanto, la presencia de voluntarios de CL sigue en Kitgum, a pesar de la incertidumbre de la situación política de esos años. El deseo de ofrecer a todos una comunión de vida en Cristo se ha mantenido viva en los corazones de los voluntarios, del P. Tiboni, de muchos de sus hermanos sacerdotes combonianos y jóvenes de PIK. La oportunidad de hacer “aparecer en público” este deseo se expresa durante una Semana Teológica Nacional en el Seminario de Katigondo en agosto de 1981: en ese contexto P. Tiboni, sus amigos y sus hermanos lanzaron el movimiento “Cristo es comunión y vida”. Esta acción, conocida como “la propuesta de Katigondo”, expresa bien la síntesis lograda en el corazón de P. Tiboni entre el carisma de San Daniel Comboni y lo de don Giussani: profundo amor por Cristo y por la comunión que nace de Su Presencia, y un empuje misionero hacia todos.

Gracias a una petición explícita de don Giussani al entonces Superior General de los Misioneros Combonianos, P. Tiboni obtiene permiso para continuar con su ministerio de enseñar a servir a la Iglesia en los seminarios de Uganda, también en la dirección del movimiento de CL en el país. Durante muchos años P. Tiboni ha seguido guiando el CL y enseñando en los seminarios en Kampala hasta principios de 2014, cuando, debido al empeoramiento de su estado de salud, fue enviado a Gulu, Hospital de Lacor, en la comunidad comboniana, donde los ancianos son cuidados y tratados. Pero la idea de la jubilación nunca ha encontrado un lugar en la mente y el corazón de P. Tiboni. Muchas personas que lo visitaron encontraban placer y energía en el encuentro con él en su condición debilitada.

La ofrenda de sí mismo a Cristo, del P. Tiboni, a través de las manos de la Virgen, llegó a su realización el lunes 13 de junio de 2017, a las 20.15 horas, en el Hospital de Lacor.
(Hno. Daniele Giusti, mccj).