Consciente hasta los últimos momentos de su vida, y sabiendo de la cercanía de su encuentro con el Señor, Mons. Gasparini espiró serenamente. Tenía 92 años de edad. Había vivido 52 años en Eritrea y Etiopía, naciones que lo habían adoptado y donde había trabajado arduamente.
Nació en Lizzano in Belvedere (Bolonia), en medio de una familia ejemplar y trabajadora. Frecuentó en ese lugar la escuela primaria revelando una inteligencia precoz. Inmediatamente después tomó una opción de vida muy conscientemente. El párroco que lo presentaba al superior de la escuela apostólica de Brescia concluía la carta que escribió el 7 de Octubre de 1927 diciendo: “... y demuestra una muy clara inclinación por la vida misionera. Esto por decir nada mas que la verdad. P. Alfonso Montanari”. Terminó su educación con el mas alto grado y el 12 de Septiembre de 1930 fue admitido en el noviciado de Venegono donde el 7 de Octubre de 1932 pronuncia sus primeros votos.
Como estudiante de liceo frecuentó durante tres años el seminario diocesano de Verona y en el otoño de 1934 comenzó sus estudios teológicos en Roma en la Universidad Urbaniana. En esos cuatro años y además de estudiar las materias escolásticas, en sus tiempos libres se dedica a su pasión personal que era la de estudiar las lenguas que le permitieran comunicarse y entender las personas y las culturas. Es decir, ser un políglota.
Fue ordenado sacerdote en Roma el 16 de Abril de 1938. Para Octubre del mismo año ya se encontraba en Gondar, Etiopía, donde era Prefecto Apostólico Mons. Pietro Villa, quien había sido su superior durante sus años de estudiante en Roma. Fueron años intensos y duros debido a las vicisitudes políticas y la guerra, fueron años en los cuales, como secretario del prefecto apostólico profundiza la lengua Amaharica y mantiene contacto con el clero ortodoxo y los monjes. En el 1940 era superior de su comunidad religiosa.
Durante el éxodo masivo de Gondar hacia Asmara y a diferencia de sus compañeros que fueron enviados como “prisioneros de guerra” a otras naciones, Mons. Gasparini se queda a la disposición de Mons. Pietro Villa. De estos sufrimiento nace en el la idea innovadora de hacer una escuela superior en Inglés. Esta escuela nace oficialmente en 1947 y llega ser toda una gran institución de prestigio reconocido y que contaba con el apoyo de un buen número de co-hermanos que formaban una comunidad bastante grande. Esta es una experiencia que continúa vigente en la historia de Etiopía hasta nuestros días.
El Capitulo General de 1959 decidió que Mons. Gasparini fuera transferido a Roma para tomar el puesto de Procurador General. Ahí permaneció por 13 años sin dejar ni un momento de atender los co-hermanos y mantener los contactos con la Santa Sede, donde también goza de gran estima. En junio de 1960 fue nombrado consultor de la Santa Congregación para la Iglesia Oriental. Es particularmente memorable durante este periodo el rol tan importante que jugo en las gestiones que llevaron a la construcción de la Curia General en Via Luigi Lilio, en Roma. Por tal motivo se le debe recordar de un modo especial y permanente.
En 1973 cumplía 60 años. En una carta de ese periodo el escribía así: “El arco de mi vida activa, -por cuanto se puede juzgar humanamente- esta llegando a su última fase. Pero me siento lleno de energía, y por qué negarlo, de capacidades también.” El hecho es que vivió todavía 31 intensos años mas. El 16 de Febrero de 1973 fue nombrado Administrador Apostólico “ad nutum Sanctae Sedis” de la Prefectura Apostólica de Awasa, Etiopía. Llegó a ese lugar en Junio del mismo año y comenzó así un trabajo apostólico que Juan Pablo II reconoce el 15 de Marzo de 1979 elevando Awasa a Vicariato Apostólico y a Mons. Gasparini a la dignidad episcopal con el titulo de obispo titular de Magneto.
Para terminar el recuento de estos éstos últimos años de gracia basta citar algunas frases tomadas de la carta que el Papa Juan Pablo II le escribe a Mons. Gasparini con motivo de su 50 aniversario de ordenación sacerdotal el 12 de Marzo de 1988: “De hecho son muy conocidos tus meritos y tus trabajos, por medio de los cuales haz manifestado tu celo apostólico y tu dedicación al pueblo Etiope. De este modo has desempeñado loablemente y con gracia tu deber sacerdotal y, mientras tanto, has desarrollado tu trabajo como procurador general de los Combonianos en Roma. Estamos verdaderamente conmovidos de constatar como en todos estos años el nombre Católico se ha difundido bajo tu guía en la Iglesia de Awasa y en la región Sidamo. Como por ejemplo: la preocupación de que la santa liturgia sea celebrada en las diferentes lenguas de varias regiones, la erección y administración de varias instituciones educativas, sanitarias y para la evangelización, la organización de consejos y estructuras necesarias para la enseñanza del catecismo y para el apostolado Católico...”.
Cuando cumplía 75 años de edad se le pidió de continuar con su ministerio episcopal que concluyo el 20 de Diciembre de 1993 a los 80 años de edad. Paso el resto de sus años en la casa de formación de Awasa y luego en Adisabeba con las hermanas “Siervas de la Iglesia” que el había fundado en 1988 como una Unión Pía. Cuando el P. Teresino Serra anunció su sentido fallecimiento escribió: “El Instituto de los Misioneros Combonianos agradece al Señor por la larga y laboriosa existencia misionera que Dios ha concedido a este hermano tan ejemplar, que ha servido con fidelidad generosa la Iglesia y las misiones. Eleva e invita también a ofrecer una oración de sufragio para que el dueño de la mies conceda a este querido hermano obispo el premio de los trabajadores del evangelio”.
(P. Pietro Ravasio)