Viernes 6 de septiembre 2024
Estamos a punto de comenzar el curso del Año Comboniano de Formación Permanente (ACFP) 2024-2025, una iniciativa que el Instituto ofrece a los hermanos que ya han cumplido 10-15 años de servicio misionero. Juntos queremos caminar hacia más vida, como dice el lema del ACFP de este año. Os pedimos que nos acompañéis en la oración para que este camino nos ayude a crecer hacia una donación cada vez más profunda y auténtica a Dios y a las personas que acompañamos. [Ver anexo]

Parar para partir de nuevo

Queridos hermanos,
Estamos a punto de comenzar el curso del Año Comboniano de Formación Permanente (ACFP) 2024-2025, una iniciativa que el Instituto ofrece a los hermanos que ya han cumplido 10-15 años de servicio misionero. Juntos queremos caminar hacia más vida, como dice el lema del ACFP de este año. Os pedimos que nos acompañéis en la oración para que este camino nos ayude a crecer hacia una donación cada vez más profunda y auténtica a Dios y a las personas que acompañamos.

El contexto

Mientras escribimos, todavía está viva en nuestra memoria la Asamblea General de la Formación (AGF), celebrada aquí en Roma hace dos meses con la presencia de todos los formadores de Escolasticados/CIF y Noviciados, cuatro superiores de circunscripción y cuatro formadores de postulantado que representaban a sus colegas en sus respectivos continentes/subcontinentes. También estuvieron presentes miembros del Secretariado General de la Formación y del Consejo General.

Además del tiempo dedicado a escuchar las actividades y la vida de las diversas comunidades de formación, la AGF se propuso iniciar un camino de revisión de la formación, que será evaluado en la Intercapitular de 2025.

A nivel eclesial, acogemos la llamada del “Jubileo 2025”, que nos acompañará a lo largo del Año Comboniano, invitándonos a caminar juntos con toda la Iglesia en un camino lleno de esperanza.

Durante el próximo mes de octubre, mes dedicado a la misión, la Iglesia llevará a cabo la segunda parte del Sínodo sobre la Sinodalidad, que seguirá preguntándose cómo ser una “Iglesia sinodal en misión”.

En este contexto particularmente rico, el 21º ACFP tendrá lugar en nuestra Casa Generalicia del 23 de septiembre de 2024 al 31 de mayo de 2025.

Caminaremos juntos con un bonito grupo de 18 hermanos, de 12 circunscripciones diferentes, que ya han experimentado la misión en distintos países de África, América y Europa. La mayoría de ellos han anticipado su venida a Roma para estudiar la lengua italiana.

Emaús – La valentía de “detenerse”

En el episodio bíblico de Lucas 24,13-35, se nos presenta a dos discípulos «en camino» (v. 13). Se alejan de Jerusalén. Sus esperanzas se han desvanecido ante la tumba de Jesús. Jesús mismo se acerca y camina con ellos (v. 15), luego les interroga (vv. 14-15). Discuten con él, pero les cuesta reconocerle. Sin embargo, tienen la fuerza -o la desesperación- de detenerse, «con el rostro triste» (v. 17).

La valentía de «detenerse» es el primer don que el Resucitado hace a estos dos discípulos. Saber «detenerse» en la vida también es importante para nosotros, porque nos da la oportunidad de escuchar palabras buenas para el corazón y capaces de hacer resonar las cuerdas más íntimas de nuestro ser de discípulos misioneros.

«Se detuvieron» (Lc 24, 17) – Uno puede detenerse en la superficie de los acontecimientos: su alejamiento del grupo de apóstoles; su desánimo y amargura por lo sucedido; el temor por su seguridad, etc. Por todas estas razones se alejan de Jerusalén. Pero es necesario tener el valor de profundizar... Y así se detienen, se abren al encuentro, aceptan “acompañar” al Resucitado por el camino, que es lugar de encuentros inesperados e incluso arriesgados. Al hacerlo, descubren una profunda verdad de la vida: para avanzar, es necesario detenerse; para reemprender el camino, es indispensable hacer una pausa, renovar las energías y despertar una nueva esperanza.

►También hoy, como los discípulos de Emaús, otros discípulos de Jesús se atreven a “parar”. Entre ellos están nuestros 18 hermanos que han captado el don del ACFP. Quieren crecer como hombres de Dios, como personas de comunidad y como “expertos en misión” según el carisma de nuestro fundador San Daniel Comboni.

►Estos compañeros nuestros no están solos. Los acompaña Comboni, les anima el Instituto y les espolean todas las personas a las que han servido en estos últimos años de ministerio misionero. Los acompañan, de manera especial, muchos colaboradores que facilitarán su camino y su reflexión. Entre estos últimos, también estamos nosotros, el equipo coordinador.

El Instituto propone el ACFP a hermanos que han tenido una experiencia de 10-15 años de vida misionera y que están viviendo el «periodo medio» de sus vidas. Personas maduras, por tanto, “experimentadas”, capaces... y sobre todo deseosas de recargar las pilas y “volver a empezar” con un nuevo impulso.

Comencemos, pues, este Curso llenos de esperanza, atentos a descubrir signos de vida en el camino que haremos como creyentes, a nivel personal y comunitario.

Les pedimos que recen, no sólo por esta iniciativa de FP, sino también por todo el proceso de revisión de la Formación en el Instituto.

Que el Buen Pastor, por intercesión de San Daniel Comboni y de María, Estrella de la Evangelización, bendiga este ACFP y lo transforme realmente en un «tiempo privilegiado» de crecimiento y fecundidad para quienes participan en él.

Roma, 22 de agosto 2024
Padre Alberto Silva
y Hermano Alberto Degan