Pascua de 2021
“Es la misión de compasión que como misioneros estamos llamados a proclamar, la cercanía de Dios a su pueblo, su ternura y su amor. Como Jesús, que curó a tantos enfermos, hoy somos sus instrumentos para sanar el sufrimiento, la indiferencia, el egoísmo y la distancia que genera esta enfermedad. Es la misión del encuentro la que crea un espacio de acogida, de fraternidad, que genera vida y vida en abundancia para todos.” (El Consejo General)

MENSAJE DE PASCUA

Yo soy la Resurrección y la Vida

Las hermanas enviaron a decir a Jesús:
“Señor, aquel a quien quieres, está enfermo”.
Jesús dijo: “Esta enfermedad no es de muerte,
sino que es para la gloria de Dios,
para que por ella sea glorificado el Hijo de Dios.”
“Yo soy la resurrección y la vida;
quien cree en mí, aunque muera, vivirá...”.
¿Crees esto? “Sí, Señor, creo que tú eres el Cristo,
el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo.”

(Juan 11:3, 4, 25-27)

Nuestro mundo está pasando por un momento muy difícil debido a la pandemia de Covid 19, que sigue causando mucho sufrimiento, miles de enfermos y muertes. Las diferentes poblaciones sufren no sólo por Covid-19, sino también por la guerra, la inestabilidad, los desplazamientos, las migraciones de riesgo, los problemas climáticos, los problemas económicos. Pensando en la pandemia, recordamos aquí a tantos hermanos nuestros que han vivido esta experiencia de muerte y resurrección y están en la gloria del Resucitado. En esta situación de dolor, sufrimiento y muerte, donde el Cristo del Viernes Santo sigue crucificado y muerto en las personas que sufren las consecuencias de esta pandemia, no es tan fácil encontrar palabras de aliento, de alegría, de vida, en definitiva, de resurrección.

Pero, precisamente porque somos cristianos, discípulos misioneros del Señor, esta Pascua nos invita a poner nuestra confianza y esperanza en Él, el Señor de la Vida, que experimentó el sufrimiento, el dolor y la humillación hasta morir en la cruz, para ser resucitado por el Padre. Por eso, sus palabras a Marta ante la enfermedad de su hermano Lázaro, son más apropiadas que nunca para nosotros y para toda la humanidad en este momento: “Yo soy la resurrección y la vida, quien crea en mí, aunque muera, vivirá; quien viva y crea en mí, no morirá eternamente”.

La fe en la Resurrección y la esperanza que nos ha traído son el mayor y más hermoso regalo que podemos proclamar y ofrecer a toda persona. No nos cansemos de repetir a todos y cada uno: ¡Cristo ha resucitado! Animados por esta certeza, llevemos este anuncio a cada comunidad, a cada hogar, a cada familia, a cada lugar donde la gente sufre más. Como dice el Papa Francisco: “Intentemos, si podemos, aprovechar al máximo este tiempo: seamos generosos; ayudemos a los necesitados de nuestro entorno; busquemos, quizá por teléfono o por las redes sociales, a las personas más solitarias; pidamos al Señor por los que son probados en el mundo. Aunque estemos aislados, nuestros pensamientos y espíritus pueden llegar lejos con la creatividad del amor. Esto es lo que necesitamos hoy: la creatividad del amor” (Video-mensaje del Papa Francisco para la Semana Santa 2020).

Es la misión de compasión que como misioneros estamos llamados a proclamar, la cercanía de Dios a su pueblo, su ternura y su amor. Como Jesús, que curó a tantos enfermos, hoy somos sus instrumentos para sanar el sufrimiento, la indiferencia, el egoísmo y la distancia que genera esta enfermedad. Es la misión del encuentro la que crea un espacio de acogida, de fraternidad, que genera vida y vida en abundancia para todos. Somos, pues, misioneros de la esperanza y la alegría en el contexto actual para recordar proféticamente a todos que “no podemos avanzar cada uno por su cuenta, sino sólo juntos” (Homilía del Papa Francisco, 27/03/2020). Es una nueva forma de ser y estar en el mundo: no una simple vuelta al pasado que conocemos, sino un entrar en juego con creatividad y sabiduría.

Sólo afrontando la cruz podemos encontrar la esperanza y vivir como resucitados, como nos enseña San Daniele Comboni: “¿Es posible que el corazón de un verdadero apóstol se abata y tenga miedo a causa de todos estos obstáculos y dificultades extraordinarias? No, esto no es posible, ¡nunca! Sólo en la cruz está el triunfo” (E 5646). Es el triunfo del Resucitado. En Jesús resucitado, la vida ha vencido a la muerte. Es la esperanza de un tiempo mejor. Es una esperanza que nunca defrauda.

Con estos sentimientos de alegría nos deseamos y os deseamos una Santa Pascua de Resurrección.
Roma, 19 de marzo de 2021
El Consejo General