Roma, marzo de 2018
“Nuestro enfoque es selectivo –escribe P. Danilo Castello, misionero comboniano–. Nos ocuparemos sólo de la segunda parte de la Regla de Vida. Sin embargo, hay que tener algunas premisas generales. El encuentro con la Regla de Vida debe hacer emerger la Verdad en tres direcciones, que será apropiado anticipar: Hacer verdad sobre nosotros antes de nada; Hacer verdad sobre el texto de la Regla de Vida; y "Vínculo apasionado" con el Fundador. (…) El encuentro personal con Cristo como lo ha experimentado el Fundador fascina, convence y estimula. Es también un tópico de sorprendente actualidad no sólo en el Papa Francisco, sino también en los últimos papas. Sobre todo atrae la sensibilidad espiritual de los jóvenes de hoy. En este encuentro yace la verdad, la misión y la fuerza para realizarla. "No es el mucho saber que sacia y satisface el alma, sino el sentir y saborear las cosas internamente" (San Ignacio).”
ENCUENTRO CON LA REGLA DE VIDA
La Verdad es un encuentro
Premisas
Nuestro enfoque es selectivo. Nos ocuparemos sólo de la segunda parte de la Regla de Vida. Sin embargo, hay que tener algunas premisas generales. El encuentro con la Regla de Vida debe hacer emerger la Verdad en tres direcciones, que será apropiado anticipar.
SEGUNDA PARTE
La segunda parte de la Regla de Vida es superada en longitud solamente por la tercera que trata de la evangelización. Está estructurada sobre los argumentos clásicos de la consagración, la vida comunitaria y la oración. Es justo aquí, sobre todo en la parte de la directorial, donde la cercanía al Fundador se ha difuminado. Volver a la simplicidad de los orígenes - las Reglas "aunque sean fruto de serias reflexiones, de estudios prolongados" deben basarse en "principios generales"...-y podrían ayudar a reducir las tensiones entre la vida religiosa y la vida apostólica, y recuperar algo de aquella significativa radicalidad y libertad de los misioneros de primera hora. ¿Es posible continuar en esta segunda parte aquella "transfusión de memoria" de la que habla el Consejo General en la Familia Comboniana de enero? ¡Qué bueno sería escuchar de nuevo en el texto renovado de la Regla, el eco de la "elocuencia de los gestos" fundantes como estímulo para reavivar la exaltante mística de la misión!
Vida consagrada nn. 20-35
• Valores y límites - Nos encontramos ante un texto que quiere ser completo pero procede con fatiga y cierta dispersión. Demasiadas referencias explícitas a los cánones relativos dan sí "precisión formal", pero también presentan un esquema bastante rígido. En resumen, no falta nada pero el texto da la impresión de una doctrina "fría" y sin inspiración. Carece de aliento espiritual y se desliza hacia lo devocional. Está ausente el "vínculo apasionado" con el Fundador que anima la primera parte. Estamos un poco alejados del dinamismo que se regenera cada vez que nos acercamos al evento fundante. Sobre la secuela Christi, el texto directorial (por una vez) es mucho más incisivo que el constitucional.
Fidelidad y libertad – El voto de obediencia es tratado de manera muy articulada. No falta nada. Sin embargo, es aquí donde se nota la disminución del espíritu del "Fundador". En primer plano aparece la atención dada a la observancia religiosa. Seamos claros: la consagración para la misión y la consagración religiosa no son las mismas cosas en la mente de Comboni. La centralidad que ocupa la obediencia en la herencia que deja a los suyos tiene un fundamento teológico muy diferente: refleja estrechamente la radicalidad y fidelidad evangélica.
• Propuesta para superar los límites subrayados
Integrar consagración y misión (Notiziario PI 3/2017, pág. 12, inserto del P. Manuel Augusto). Integrar consagración y misión es el signo decisivo de una configuración iluminada por la luz de la "primigenia inspiratio". Los misioneros son invitados a hacer una consagración solemne y a vivir en completa dependencia de los superiores. Subyace una espiritualidad hecha de radicalidad que implica una dedicación total. Es una manera de superar la tensión entre vida religiosa (espiritualidad de la observancia) y vida misionera. "De hecho, la primera crisis que se ha generado en el Instituto, transformado en congregación religiosa – como nos dice P. Victorino Dellagiacoma en su estudio L’Eredità del Comboni – nació de la tensión entre seguir las exigencias de la consagración (religiosa) y las exigencias de la misión, las indicaciones de la vida consagrada y las exigencias de la vida misionera”.
Recuperar la radicalidad de la obediencia y la fidelidad de Daniel Comboni a la voluntad del Padre redescubierta y revivida en el encuentro cotidiano con Cristo. La fidelidad a la voluntad de Dios se combina entonces de manera excepcional con una fuerte libertad interior para convertirse en una voz fuertemente profética en la Iglesia. Comboni ha entregado este peculiar mundo espiritual a las reglas. Esta es la dimensión profética que dejó a sus seguidores. Una fuerte espiritualidad que mantenga unidos, sin separarlos, un amor visceral por la Iglesia y un espíritu vivo de libertad interior. La crisis temporal que estamos atravesando necesita herramientas que sin cansancio reflejan el mismo aliento espiritual de los orígenes.
Vida comunitaria nn. 36-45
• Valores y límites -"Entrando en esta sección el texto aparece anticuado. La gracia de la vida comunitaria... Se despliega en dones para el bien de todos... fuente de una gran fecundidad. El mandamiento del Señor: ‘amaos unos a otros como yo os he amado’ es considerado la base de la comunidad". Nada que objetar. Hay un fundamento en Dios, que precede a un acuerdo corporativo entre los componentes. Sin embargo, la traducción se rebaja de nivel: una lista de puntos de varias exigencias. "Los misioneros hace consistir la vida comunitaria en una convivencia regular, en buscar juntos la voluntad de Dios y en compartir la oración, los bienes, la planificación, el trabajo y los momentos de recreo. En la Instrucción Vida fraterna en comunidad, publicado, es cierto, unos años más tarde, se respira claramente otro aliento. Porque aquí el texto apunta hacia un objetivo específico. "Cada misionero comboniano pertenece a una comunidad local. Bajo ninguna circunstancia un misionero vive permanentemente solo". Se necesitan garantías contra la dispersión de bateadores libres. De ahí la propuesta:
• Integrar en el texto comunidad y apostolado -"La tensión entre la vida religiosa y la vida apostólica recorre toda nuestra historia y todavía estamos en búsqueda de un modelo de vida fraterna, que se integre en la vida apostólica y nos haga mejores apóstoles... El ícono comboniano del cenáculo de apóstoles nos recuerda que estamos llamados a vivir una fraternidad para la misión, a integrar de manera creativa la vida fraterna y la vida apostólica...". Comboni deja a su Instituto una clara identidad apostólica. Volvamos inequívocamente al lenguaje clásico.
• Cómo vivir el poder de la consagración. Para subrayar que este proyecto no es de origen humano nos comprometemos públicamente ante los miembros del grupo que nos acoge, diciendo: yo cuento con vosotros como podéis contar conmigo. Hacemos grupo con el Señor.
• ¿Y la amistad? No es la primera, porque no nos hemos reunido por afinidades sensibles, culturales o qué sé yo. No nos hemos escogido, hemos sido elegidos. Sólo más tarde, después de muchas discusiones en las que aparecen desacuerdos entre hombres de diferentes edades, nacionalidad y temperamento, podemos llamarnos "amigos en el Señor". La distancia física no romperá el vínculo. La amistad no se manifestará con efusiones sentimentales, sino con el intercambio de iniciativas apostólicas. "La amistad es sin duda un punto focal, sublime y doloroso, de la vida religiosa contemporánea. Elogiada por unos y sospechada por otros, es una fuente de ilusiones y decepciones, pero es el estilo de comunión y el programa de la misión para las comunidades que viven en la fidelidad de su vocación. La amistad religiosa es un estilo de relaciones interpersonales e involucra toda la vida de la comunidad... Es prerrogativa de tensión, de camino, de término, no sólo de inicio; es vocación y misión para todos, no sólo para alguno. Renace nueva, se ha vivido en el hoy de la historia, y se arraiga en la libertad de las personas que secundan la atracción del misterio de Dios. Es posibilidad, meta y esperanza para todos" (Mongillo op).
Vida de oración nn. 46-55
• Valores y límites - "El bloque es complexo...". El comboniano hace de la Palabra de Dios su oración fundamental... acoge a Cristo como el Verbo viviente del Padre. Lo reconoce en las Escrituras y en la Iglesia, busca su presencia en los acontecimientos y en los encuentros humanos". Podríamos decir que la nota de esta oración es más misionera en su totalidad dinámica que en su aplicación final. Una recepción tan amplia despierta el problema de la aceptación personal. La Eucaristía es llamada fuente y cumbre de la evangelización. La fuente conciliar... viene flanqueada por un canon demasiado doctrinal. Sin embargo, es absolutamente un modelo preñado kerigmatico: "encuentra cada día alivio, luz y fuerza para proclamar a todos... la resurrección de Cristo"...
En esencia, nos encontramos frente a un texto doctrinal completo con una gran amplitud de referencias y una amplia apertura de horizontes. Una vez más se cede a la tendencia totalizante de abrazar todos los elementos. Un cuadro amplio que abarca casi todo es probable que sea dispersivo y "complexo". Se pierde de vista el elemento unificador que da sentido e inspiración a lo "vivido". Un pensamiento único que se mantiene siempre joven porque está en contacto con la historia en constante evolución.
• Las propuestas - Por lo que se refiere a la oración, Comboni considera que la prioridad de las prioridades radica en la esfera de la interioridad. Su insistencia en la meditación para una fidelidad coherente a la misión es una invitación a asumir las actitudes correspondientes.
- Recuperar la capacidad de escucha de la Palabra que se convierte en la escucha de Dios, de sí mismo y de su propia historia. Se espera un texto unitario (no dispersivo) en el que se respire el aliento espiritual de quien ha vivido un cierto estilo de vida donde la fascinación de la interioridad era obediencia incondicional a la "ley del espíritu" que habla a través de la experiencia, y es fuente de creatividad y profecía.
- Recuperar el gusto del encuentro personal con Cristo. Comboni ha encontrado a Cristo en su vida. Él estaba fascinado por su sueño de anunciar el Evangelio a los que viven en la oscuridad. E hizo el proyecto de su vida. De la pasión por Cristo pasó a la consagración de su vida y finalmente a la identificación con Él hasta que sintió que era el mismo Jesús quien sufría y padecía en él por la salvación de África. De aquí nació la mística de la misión. Así quería a sus misioneros. "La característica fundamental de la figura del misionero en la mente de Comboni es: una gran libertad espiritual y de vida religiosa... una fuerte piedad interior en el espíritu de sacrificio y humildad, y una capacidad creativa de adaptación continua" (F. di Giorgi, Le dimensioni dell’incontro, cultura e spiritualità in Comboni, p. 215). La espiritualidad tenía para el Instituto un papel central, fundamental y constitutivo.
- La estructura de vida de oración debería encontrar aquí su enfoque y asegurar, en los ritmos cotidianos y anuales, el apoyo para renovar la experiencia del encuentro personal con Cristo, fuente de inspiración y creatividad.
Si queremos "sinceramente" valorizar el texto constitucional, éste es "el punto necesario de inicio". Todo depende del "relacionarse a la experiencia fundante". Cuanto más transparente, mejor se conseguirá en transmitir la gracia que nos identifica como comunidad de consagrados para la misión.
El encuentro personal con Cristo como lo ha experimentado el Fundador fascina, convence y estimula. Es también un tópico de sorprendente actualidad no sólo en el Papa Francisco, sino también en los últimos papas. Sobre todo atrae la sensibilidad espiritual de los jóvenes de hoy.
En este encuentro yace la verdad, la misión y la fuerza para realizarla. "No es el mucho saber que sacia y satisface el alma, sino el sentir y saborear las cosas internamente" (San Ignacio).
P. Danilo Castello, mccj