Roma, 21 de febrero 2018
Queridos hermanos, saludos y oraciones desde Roma. Nuestro Consejo General desea agradecer a todos ustedes con espíritu fraterno por vuestra cercanía y solidaridad en estos días de gran tristeza por la pérdida de nuestro compañero, el P. Rogelio Bustos Juárez, Asistente General, que nos dejó el 27 del enero pasado. Con este mensaje quiero dar las gracias a todos los hermanos y a las Misioneras Combonianas, a las Seculares Combonianas, a los Laicos Misioneros Combonianos y a muchos otros que han estado muy cercanos a nuestro Instituto. Gracias por habernos acompañado en estos días de luto, fe y oración. Dios nos consuela a todos, escucha la oración de Rogelio y nos da las gracias necesarias para vivir como él vivió, agradeciendo a Dios por su vida joven y por los ejemplos y enseñanzas que nos ha dejado. [P. Tesfaye Tadesse G. en nombre del Consejo General]

GRACIAS

“Me siento feliz de tener este tiempo para compartir
lo que Dios puede hacer en todos y cada uno de nosotros.
Esto me llena de felicidad.”

(de un pensamiento de P. Rogelio escrito en el hospital)

Queridos hermanos, saludos y oraciones desde Roma. Nuestro Consejo General desea agradecer a todos ustedes con espíritu fraterno por vuestra cercanía y solidaridad en estos días de gran tristeza por la pérdida de nuestro compañero, el P. Rogelio Bustos Juárez, Asistente General, que nos dejó el 27 del enero pasado. Con este mensaje quiero dar las gracias a todos los hermanos y a las Misioneras Combonianas, a las Seculares Combonianas, a los Laicos Misioneros Combonianos y a muchos otros que han estado muy cercanos a nuestro Instituto. Gracias por habernos acompañado en estos días de luto, fe y oración. Dios nos consuela a todos, escucha la oración de Rogelio y nos da las gracias necesarias para vivir como él vivió, agradeciendo a Dios por su vida joven y por los ejemplos y enseñanzas que nos ha dejado.

Gracias a la familia del P. Rogelio

Muy querida mamá del P. Rogelio, María de la Luz, muy queridos hermanos y hermanas del P. Rogelio, Blanca, Alejandro, José de Jesús, Patricia, Efraín, Juan Manuel, Gabriela y Fernando, en particular Paty y Jaime, Gabi y toda la familia de nuestro querido P. Rogelio, GRACIAS, por vuestro testimonio de fe viva con que habéis aceptado la trágica realidad de la muerte del P. Rogelio. Los combonianos que estábamos con Vds. en los días de luto, hemos visto vuestra fe profunda el espíritu de abandono en las manos de Señor que mueve a toda la familia. Gracias. Que Dios os consuele y sea vuestra fuerza. En nombre de nuestro Consejo General, del que nuestro querido Rogelio era miembro, en nombre de nuestro Instituto comboniano, quiero agradecerles por todo el amor que han demostrado a vuestro hermano y nuestro hermano Rogelio, con gran esperanza, paciencia, generosidad y dedicación. Han hecho Ustedes todo lo que han podido. Gracias por este gran amor hacia Rogelio. Madre María de la Luz –Lucita- y toda la familia, que Dios les consuele y les de fuerza para seguir adelante con esperanza.

Gracias a los hermanos de la provincia de México

Muy queridos P. Enrique, Superior Provincial de la Provincia de México, y todos los combonianos de la Provincia Mexicana en general y en particular, de la comunidad del Seminario-Postulantado de San Francisco del Rincón, gracias por haber seguido y haber estado cerca del P. Rogelio y de su familia natural. Gracias por la solidaridad, la fraternidad y la cercanía que han tenido entre Vds., en estos días difíciles en que todos hemos perdido un queridísimo hermano que se ha entregado a Dios, a S. Daniel Comboni y al pueblo de Dios en la misión.

Gracias a los miembros de la familia comboniana y a los hermanos, a los novicios de Xochimilco, a los postulantes de S. Francisco del Rincón, a las Misioneras Combonianas en México, a las Laicas Misioneras Combonianas, a los amigos y amigas de los combonianos que han acompañado al P. Rogelio y su familia durante la enfermedad y en el momento trágico de su marcha de este mundo y en las celebraciones llevadas a cabo para dar el último adiós al P. Rogelio. Gracias por vuestra amistad, solidaridad y cercanía para participar en las grandes celebraciones, llenos de fe y de testimonio cristiano.

Gracias a la comunidad cristiana, a los amigos de los combonianos de S. Francisco del Rincón y a los colaboradores de la Ciudad de México, gracias por vuestro amor hacia el P. Rogelio que ha trabajado entre Vds. durante muchos años, gracias por vuestro amor por la familia comboniana, gracias por haber esperado y llorado con la familia del P. Rogelio y con nosotros combonianos. Gracias a los colaboradores de nuestras comunidades, en particular en la Ciudad de México, a los queridos colaboradores del CAM de México DF y otros, gracias por haber estado muy cercanos a nosotros.

GRACIAS, P. Rogelio (del saludo leído en el funeral)

Querido Rogelio, te acuerdas cuando P. Jeremías y yo te llevamos al aeropuerto, nos reíamos y hablábamos de las cosas serias, trabajando hasta el último día, hasta que saliste de Roma. Rogelio te esperábamos, esperábamos que volvieras a tu servicio después del trágico accidente y de los oportunos cuidados que nos habían dado mucha esperanza. ¿Has decidido irte? ¿El Señor te quiere en el Cielo?, pues ruega por nosotros y trabaja duro con nosotros desde allá. ¡Lo aceptamos con fe.

Querido Rogelio gracias porque has sido un gran hombre de fe, de oración y fuerte espiritualidad. Gracias por testimoniar y transmitir a muchos hermanos y a muchas personas, tu fuerte espiritualidad, tu fe y entusiasmo por Jesús y por su Reino, por S. Daniel Comboni, por su familia comboniana y por la misión. Gracias por tu testimonio cristiano en tus muchos años de servicio en la formación de base, en la enseñanza y la Formación Permanente, en México y Perú.

Querido Rogelio, has servido a los hermanos como formador, superior local, Provincial y Asistente General. Has sido una persona llena de bondad, optimismo y entusiasmo comboniano. Eras paciente y al mismo tiempo sonriente. Gracias por este testimonio lleno de virtudes para ser imitadas por todos nosotros. En el Consejo General hemos aprendido mucho de ti. Has sabido trabajar con los hermanos, nos has dirigido como Coordinador de la Comisión pre-capitular y has hecho el gran servicio de coordinar la Comisión para el 150° de nuestro Instituto. GRACIAS por tu habilidad para trabajar con la sonrisa y hacer que los hermanos trabajasen mejor. ¡Gracias!

Querido P. Rogelio, gracias por tu gusto por la belleza litúrgica, por la belleza del arte y la cultura, gracias por tu sabiduría profunda; todo esto te dio alegría y entusiasmo, gracias por esta forma de vivir en plenitud. Querido P. Rogelio ¿recuerda que fuimos al Pontificio Colegio Mexicano de Roma, para la gran fiesta de nuestra Señora de Guadalupe y en nuestra casa el 12 de diciembre presidiste la Santa Misa en honor de nuestra Señora de Guadalupe y hiciste una hermosa homilía en su honor? Que nuestra Señora de Guadalupe esté cerca de TI e interceda por tu familia y todos nosotros para obtener la gracia del consuelo que viene de Dios, que Dios nos consuele a todos y que tú DESCANSES EN PAZ. AMEN.
P. Tesfaye Tadesse G. en nombre del Consejo General