Lunes 6 de octubre de 2014
Treinta y cinco hermanos de casi todas las circunscripciones del Instituto, con representantes de las Hermanas Misioneras Combonianas, las seculares y los laicos, se reunieron en Roma en la semana en que se celebraba el 150 aniversario del Plan de San Daniel Comboni, para profundizar este don del Señor y dejarse interpelar. “¿Qué respuestas combonianas a las urgencias misioneras de hoy?” fue el tema de este seminario que tuvo lugar en la Casa Generalicia del quince al diecinueve de septiembre.


El grupo comenzó los trabajos justamente el día del aniversario de la inspiración del Plan con la Eucaristía, presidida por el Superior General, celebrada sobre la tumba de San Pedro.

La reflexión estuvo animada por algunos combonianos y algunos venidos de fuera, que ayudaron: 1) a estudiar a Comboni en su tiempo, pero también como profeta que fue más allá del pensamiento de su tiempo, porque se dejó guiar en la fe y en la caridad por el Espíritu, mediante una profunda inserción en los tiempos y los lugares como signos de Dios. 2) a leer la nueva visión eclesial de la misión, sobre todo tal como viene presentada por el Papa Francisco en sus escritos, de modo particular en la Evangelii gaudium, y sobre todo en su modo de obrar. 3) a comprender mejor la realidad de nosotros combonianos de hoy.
Los puntos sobresalientes que caracterizaron los trabajos del grupo y la asamblea fueron éstos: las nuevas perspectivas de la misión, el estilo misionero que reclaman, la ministerialidad y la formación, nuestro servicio profético en la Iglesia local. Sobre este tema, los grupos primero y la asamblea después, elaboraron reflexiones y propuestas operativas que serán dadas a conocer a todos los miembros de la familia comboniana y constituirán una contribución específica en el camino de preparación al próximo Capítulo General.

“Taller sobre los 150 años del Plan de San Daniel Comboni”


Roma 19 de septiembre 2014

“Bendito sea Dios, padre de nuestro señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda clase de bendiciones espirituales y celestiales en Cristo” (Ef 1,3)

Muy queridos hermanos,
Nosotros, los participantes en el “Taller sobre los 150 años del Plan de San Daniel Comboni” os enviamos nuestro saludo fraternal para sentirnos en comunión con vosotros, pero sobre todo para involucraros en el camino de renovación que nuestro Instituto desea realizar a la luz de las intuiciones de nuestro santo fundador.

Nos encontramos de casi todas las circunscripciones y vivimos una semana de fraternidad y de intercambio, tocando temas muy actuales e importantes para nuestro crecimiento personal, comunitario e institucional.

Profundizamos el mensaje del Plan de Daniel Comboni, sintiéndonos en comunión profunda con él y compartiendo su pasión por la misión. Nos hemos visto en la nueva prospectiva de misión comboniana hoy, un camino que hemos ya iniciado y que seguiremos recorriendo en lo concreto de nuestro servicio misionero a la Iglesia y al mundo actual; hemos reflexionado sobre el estilo de misión necesario hoy y en el futuro, con los respectivos desafíos que nos piden cambios significativos en nuestro modo de ser como personas y como comunidades; profundizamos la importancia de los distintos ministerios que pueden enriquecer nuestro servicio misionero; por último consideramos nuestra presencia activa en la Iglesia local, sintiéndonos parte viva de ella y colaborando con ella dondequiera que nos encontremos.

Los hechos y contenidos de nuestro encuentro serán puestos a vuestra disposición y, obviamente, ofrecidos a nuestra Dirección General como contribución para la preparación del próximo Capítulo. Os invitamos a usar los contenidos de este taller en vuestras circunscripciones y a continuar la reflexión iniciada. Esta actividad será importante sobre todo para los delegados al próximo Capítulo General.

Por el momento os saludamos, agradeciendo a todos los que nos han recordado en estos días de trabajo y reflexión. Nos sentimos unidos en la fe y en el carisma de nuestro santo fundador, que nos invita cada día a “soñar” un mundo mejor dirigiendo nuestra vida a Cristo Jesús, única razón de nuestra vocación misionera.
Fraternalmente
Todos los miembros del Taller sobre los 150 años del Plan