Jueves, 23 de julio 2015
La noche del domingo 12 de julio murió en San Martino in Vignale, lugar donde residió los últimos 10 años de su vida, Arturo Paoli de los Hermanitos del Evangelio, familia religiosa inspirada en el carisma de Charles de Foucauld. Paoli era conocido dentro y fuera de la iglesia. Fue una persona controversial, un renombrado teólogo autor de muchas obras de teología, espiritualidad y pastoral que pueden catalogarse como pertenecientes a la teología de la liberación, pero sobre todo un pastor comprometido con los pobres y los marginados.

 

P. Arturo Paoli,
de 102 años,
con P. Jorge García,
comboniano.

 

Arturo Paoli era un hombre dotado de una inteligencia fuera de lo común, pero más que por eso era conocido y apreciado por sus opciones pastorales. Efectivamente, durante la Segunda Guerra Mundial salvó la vida de cientos de judíos perseguidos a muerte. Este hecho hizo que fuese declarado “Justo de las Naciones” y, por ese mismo motivo, el presidente de Italia, Carlo Azeglio Ciampi, le concedió en el 2006 la Medalla de oro al valor civil.

Dificultades con algunos sectores de la jerarquía de la Iglesia en Italia permitieron providencialmente que “emigrara” a América Latina (Brasil, Argentina, Venezuela) donde se caracterizó por un trabajo evangélico en favor de los más pobres, poniéndose a su servicio como teólogo y como pastor poniendo en peligro su misma vida.

Cargado de una larga experiencia de casi medio siglo, volvió a Italia para residir en su última misión: San Martino in Vignale, diócesis de Lucca. Se “instaló” ahí no con la mentalidad del jubilado, sino con la actitud del pastor comprometido con la causa de los pobres, creando a su alrededor una auténtica escuela de espiritualidad y misión

La misa exequial se celebró en la catedral de Lucca y fue presidida por el arzobispo Italo Castellani. Lo acompañaron otros obispos, entre ellos Luigi Bettazzi, presidente de Pax Christi famoso por su opción contra el armamentismo y ciertas cuestiones de moral familia, y Mansueto Bianchi, antiguo obispo de Pistoia y actual asistente eclesiástico general de la Acción Católica Italiana. Concelebraron también unos cincuenta sacerdotes y estuvo presente el prior del Monasterio de Bose Enzo Bianchi, famoso por su empeño ecuménico y por ser autor de numerosos libros y artículos que periódicamente publican diarios y revistas italianos.

Ante una catedral llena de fieles, Mons. Castellani pronunció una apasionada homilía en la que se refirió las acciones y las características más destacadas del Hno. Arturo. Fueron más de 25 minutos en los que, a la luz de Jeremías (20, 7-9), la Carta de Pablo a los Filipenses (2, 1-11) y el evangelio de Mateo (5, 1-2.13-16), el obispo trazó una semblanza de Paoli como un hombre seducido por Dios y la Palabra que escuchó, custodió, amó, estudió, anunció y predicó con firmeza y coraje. De él dijo también (inspirado en el Himno cristológico de Filipenses) que fue una persona humilde, que como Jesús y Charles de Foucauld eligió el último puesto sin renunciar a ser sal y luz en la sociedad y en la iglesia.

Habló también de su comunión con la iglesia de Lucca a la que sirvió en sus primeros años de sacerdocio y los últimos 10 años de su vida. Confió que cuando volvía a la ciudad le gustaba detenerse en oración ante el Rostro Santo (Santo Volto) del cual era un oblato y devoto. Contó que en las últimas misas crismales en las que participó, lo invitaba a pasar junto a él para que se apoyara en el altar. “Arturo, más que apoyarse se aferraba. Manifestando así su fuerte relación con el altar y la eucaristía”, concluyó.

Dos momentos muy intensos fueron cuando la asamblea, luego de una oración de los fieles en la que un sacerdote le pidió perdón por las injusticias sufridas a manos de la jerarquía, estalló en un fuerte y prolongado aplauso. Lo mismo sucedió cuando su superior leyó una breve semblanza. Entonces el aplauso se prolongó por varios minutos y los fieles se pusieron de pie.

Terminó así la peregrinación de un sacerdote que hizo de su existencia y su servicio pastoral un opción por el Evangelio y por los destinatarios favoritos del Evangelio: los más pobres; aquellos cuya vida ha sido siempre amenazada.
Jorge García Castillo


La misa exequial se celebró en la catedral de Lucca y fue presidida por el arzobispo Italo Castellani. Lo acompañaron otros obispos, entre ellos Luigi Bettazzi, presidente de Pax Christi famoso por su opción contra el armamentismo y ciertas cuestiones de moral familia, y Mansueto Bianchi, antiguo obispo de Pistoia y actual asistente eclesiástico general de la Acción Católica Italiana. Concelebraron también unos cincuenta sacerdotes y estuvo presente el prior del Monasterio de Bose Enzo Bianchi, famoso por su empeño ecuménico y por ser autor de numerosos libros y artículos.